PAGINAS

11 de mayo de 2025

Salvando una omisión ajena

PIDO  DISCULPAS  POR  QUIENES
SE OLVIDARON DE DISCULPARSE

                                                 Todavía no merecemos el silencio.
                                                Aún hay que gritarlo. (Hugo Mujica)
 
   Después de casi 900 programas y por primera vez, me veo en la obligación de pedir disculpas por no salir al aire con “Síganme los buenos” en sus ediciones de los días 13, 20 y 27 de abril y 4 y hoy, 11 de mayo, como expresión de respeto hacia la fiel audiencia y al millar -y más- de mensajes recibidos a través de las redes en la búsqueda de una explicación coherente de tales ausencias, que de ninguna manera se pueden justificar en mi estado de salud afectado únicamente en la prohibición de correr maratones, carreras ciclísticas, boxeo, exhibiciones de atletismo y otras disciplinas del músculo, porque mi problema no era ni es mental sino simplemente en cuanto a mis desplazamientos, cada día menos lentos.
   Puedo asegurar que mental y médicamente certificado, no estoy para hospicios, reclusiones, chaleco de fuerza, silencios o algún otro tipo de aislamiento social por enajenación o dificultad que me impida pensar, razonar, escribir y hablar verbalmente y no por lenguaje de señas o procedimientos similares.
   Estoy, en pocas palabras, apto para superar las mil ediciones y más de SLB con el objetivo de siempre que fue, es y será el estar junto a la gente, respetar “a muerte” la libertad de expresión y opinión sin censurar a nadie, orientar a los sufridos jubilados con la sabiduría del Dr. “Maco” Silvestro y gozar esa enorme satisfacción de contribuir a la paz, el reencuentro, la consideración recíproca entre adversarios (mal y torpemente llamados “enemigos”) y la recuperación de un rumbo que jamás debiéramos haber perdido.
   Decir adiós no es irse, de ninguna manera en mi caso y en coincidencia absoluta dentro del valioso equipo que me acompaña, acerca de cuya capacidad no caímos en promocionar de quien es la gestión, sino en valorar lo que hacemos y ofrecemos a la audiencia.
   No soy el obligado a explicar mi ausencia. Quienes tienen la obligación ética y moral de hacerlo omitieron ese detalle que significa respetar a los oyentes y a los amigos auspiciantes, el mejor sostén de una emisora radial.
   Decir adiós no es irse, vale repetirlo, siempre y cuando quienes debieran dar las explicaciones pertinentes y las causas de una ausencia silenciosa, misteriosa y sorprendente para la gente, cumplan con ese mandato de decencia que es el respeto al prójimo.
   Cariñosamente
                                            GONIO FERRARI

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Su comentario será valorado