¿CASI UN
MES ALCANZA PARA EVALUAR LO QUE NOS
ESPERA EN EL CERCANO FUTURO A LOS ARGENTINOS?
El futuro no es un regalo. Es una conquista. (Robert
Kennedy) Desde el pasado 13 de abril hasta la fecha,
soportamos más de 30 domingos la ausencia formal de “Síganme los buenos”, un
esfuerzo profesional alimentado con la única pretensión de ser útiles a la
sociedad y de manera especial a los pensantes cordobeses. Ha sido una maniobra
que instrumentaron la prepotencia, la soberbia y la impunidad de una dirigencia
empresaria que creyó acallar la única voz de un periodismo realmente
independiente y no atado al compromiso de “fidelidad” con la que paga sus
errores, desaciertos y la cadena de
frustraciones que se suceden, nacidas en la “creatividad” de un gobierno que al
endeudarse en un desmedido derroche de publicidad oficial en tiempos que es
necesario ahorrar, la hace apoyado en su firme como equivocada creencia que en
lugar de pagar espacios, está pagando silencios o aplausos. Pido disculpas a lo
que era una creciente audiencia que es el sector social más agredido y ofendido
ante la censura y la mordaza, que intenta ser combatida en la generosidad democrática
de las redes sociales y en el esfuerzo siempre fiel de un joven equipo de trabajo
-que advierte en el obligado silencio aplicado- no lo ha matado porque
simplemente le ha impuesto una obligada pausa que fortalece a quienes lo
integramos poniendo pasión en la crítica, veracidad en lo que informa y respeto
por una libertad que pese a estar consagrada tanto en la Constitución Provincial
como en la Constitución Nacional, es negada en los hechos por quienes hicieron
de sus postulados de libertad de expresión, una burla que ofende, discrimina
pero no mata. Desde este espacio, procuraremos seguir firmes con el compromiso
de siempre sin acallar a nadie ni por “obediencia debida” porque SLB de la
forma que fuere, seguirá siendo un espacio que no recibe, gestiona ni acepta
publicidad oficial. Lo nuestro es un esfuerzo alejado de eso que le llaman
“ensobramiento” de la opinión. Es el único caso en que nos sentimos plenos de
orgullo frente a este episodio de
censura a quienes no merecen tanta consideración.
G.F. y equipo
Parece lejana la reciente consulta
popular de octubre “PALIZA” DE L.L.A.
EN CÓRDOBA, CUYA DIRIGENCIA AÚN NO ALCANZA A
COMPRENDER LOS MOTIVOS DE TAL “DERRAPE” Poco a poco y con el
“factor sigilo” de por medio, el poder utiliza el cuentagotas para ir
ventilando tanto logros como intenciones, después de una jornada electoral y de
unos pocos días que están sirviendo para enfriar ánimos, encender broncas
escondidas, abrir el “prode” para los vientos que están llegando, pasarse
facturas internas, replantearse alternativas pecaminosamente individuales y
livianamente en lo “macro” de la política nacional, y un llamativo empeño
opositor de superar el “kilombazo” emergente, reacomodar a los heridos,
olvidarse de “sus desaparecidos” e intentar el duro camino hacia una
cicatrización que aparece diariamente màs remota porque hay heridas que no se
cierran así se utilicen mecanismos alejados del éxito y se opte por la
agresividad de endilgar culpas a los otros, sin dejar como lo está mostrando la
realidad, un espacio para la autocrítica. Tal panorama poco frecuente, nos viene
regalando la realidad porque la mayoría de la mayoría -es decir, el conjunto
del poder actual- sigue sosteniendo la firme convicción que el “mea culpa” es
hacerse pis en la cama porque la autocrítica no está incluida en una de las
básicas obligaciones de cada perdedor. Dos palizas electorales bastan para
sintetizar el resultado que arrojaron los números: los casos de Buenos Aires
como vacuna contra la soberbia aplicada por un enfermero que ni siquiera tuvo
la piedad de la anestesia, agregando que “no pudió” ver realizados sus sueños o
delirios
presidencialistas que eran su anticipado capítulo que le ocupaba tiempo,
esfuerzo, sacrificio y sensibilidad ciudadana que no ha sido uno de los
distintivos de su personalidad con ensueños y desvaríos de mayores
alturas. Y los números que se dieron en
Córdoba, como para desinflar cualquier globo que mostró su fragilidad como
preaviso dejando traslucir una imagen que se viene fortaleciendo día a día,
desacierto a desacierto, endeudamiento impagable por quienes lo siguen
incrementando, problemas que en lugar de disiparse se fortalecen como son la
inseguridad, el desprecio por las prioridades, el imparable crecimiento del
narcotráfico y sus secuelas, todo el amplio “además” y algunos otros detalles
que sumados, desnudan reacciones sectoriales que vienen demostrando un complicado
y “protestariado” clima de malestar social: quedó demostrado -como si hiciera
falta- que Llaryora no es el candidato ideal para llegar a “las grandes ligas”
que tienen la costumbre de recluirse en la Casa Rosada aunque se incremente y
sorprenda incluyendo un inútil, inoportuno y alevosamente oneroso endeudamiento
publicitario que ya venimos pagando -sin derecho a protestar frente a la
genuflexión mediática- todos los cordobeses, a la vez que se marginan
acuciantes prioridades no atendidas. Cuando estamos en avanzada etapa de perfilar
las cifras de la reciente consulta popular se advierten las primeras secuelas o
novedades: reducción del número de agencias, lo que debió hacerse años atrás,
pero hay que tener presente que la militancia reclamaba como vacantes o sin
nada que lo justificara. “Una casi
institucionalizada cuota de resentimiento existencial es una de las razones de
lo que nos ocurre. Esto es grave porque el panorama incorpora otras cuestiones
conflictivas, resentimiento que fluye de
la envidia, alimenta odios y construye malicia. Los resentimientos,
por enfermos e insaciables son destructivos. Necesitan permanentemente blancos y
víctimas. Se niegan a reconocer los valores y los éxitos de los demás. Rechazan
la admiración que transforman en burla. Generalizados, provocan pesimismo,
derrotismo y corroen el plexo social, impidiendo la cohesión. Demonizan a los
líderes. Atacan a todo aquel que, por algún motivo triunfe. Peor aún, alimentan
una y otra vez las utopías igualitarias. Desgraciadamente cuando hay en la
sociedad continuos excesos de frivolidad, tendencia a la ostentación de lujos
innecesarios, ausencia de sobriedad y hasta una suerte de insensibilidad hacia
el prójimo es difícil combatir el resentimiento”. No son conceptos nuevos. Los escribió el
colega Emilio Cárdenas en La Nación, allá por febrero del 2001
referidos a nuestro país. Los analistas, tanto aquellos respetables
periodistas que hacen -hacemos- de la independencia de pensamiento y opinión un
culto y sin temores a equivocarnos o pecar de exagerados, estamos coincidiendo
al aplicar este objetivo análisis trasladado a la actualidad que vivimos los
argentinos y más aún cuando las urnas y no otros medios, han dictado su
veredicto fortaleciendo las posiciones que se las consideraba minoritarias y
sepultando pretensiones impulsadas por la demagogia y a veces por la
desesperación, tal el caso del gobernador Axel Kiciloff. Es probable -aunque las veamos asomar para
muchos- que haya dejado pasar demasiado tiempo para analizar con frialdad el
proceso preelectoral, sus resultados y las consecuencias que nos aguardan, pero
por respeto a la trascendencia histórica de la consulta popular, las
circunstancias imponían el tiempo suficiente para la serena reflexión. Hablaron las urnas con su lenguaje
inapelable, no fueron pocos los que se vieron obligados a cancelar celebraciones porque las
“postergaron” para mejores tiempos, el desencanto dominó al oficialismo pese a
todos los “sabihondos” que se esmeraron en otra aplicación de su acostumbrado optimismo
desbordante, crecieron aceleradamente los rostros adustos frente a lo que “los
ellos” calificaban como imposible, ya están escribiendo sin encontrar
explicaciones convincentes algunas definiciones que sirvieran para esclarecer
lo inesperado, ese “imposible” de una derrota nacional, el K.O inapelable para
el trio que integran Schiaretti-Llaryora-Ballestrini, especialmente porque les
resultará complicado -a menos que mientan- justificar tantos exagerados gastos de campaña que
mediáticamente suman demasiados millones de pesos que por el empecinamiento
exitista que pocas veces tuvieron, de burlarse de las prioridades,
anticipadamente convencidos del triunfo aplastante que no alcanzaron. La
provincia de Córdoba no dejó de endeudarse y está hasta el flequillo comprometida
en dólares, euros, dinares kuwaitíes y seguramente en otras monedas, para no
olvidar a “los ellos” que se indignaban por los acuerdos con el FMI y otros
usureros desde el nivel nacional, ante tanta generosidad. Los jardines, las flores, los caminos, las
consecuencias del innecesario endeudamiento creciente y para el pueblo
inexplicable cantidad de compromisos contraídos en moneda extranjera, ocuparán
las preocupaciones de los cordobeses que ahora maldicen haber sido víctimas de
seducciones que pagamos todos, porque a los “regalos” que se hacían hay que
sumarles “los sobres” que sin dudas más de uno recibió. Obras hay muchas tanto en ejecución, algunas
con inexplicables demoras como en su cercano inicio, y es cuando nos preguntamos
con indignación sumada a la impotencia: ¿quiénes levantarán tantos muertos?”. No serán los bolsillos, el crecimiento de los patrimonios ni los
ahorros de quienes manejan a su parecer esos dineros que todos pagamos en
impuestos y en servicios de elevado costo, sino que el único camino para no
volver a la inflación de la que también han venido siendo cómplices por
angurria recaudatoria. En tal sentido, a los cordobeses nos acosa una antigua
sentencia de Voltaire quien sostenía que “Los hombres jamás sienten
remordimiento de aquello que tienen la costumbre de hacer”. No es hora, simplemente, “de mezclar y dar
de nuevo” porque algunos naipes marcados ya están cambiando, desde quien toma
la sorpresa de ayer como que la intuía y no es cierto y por eso de la
”transferencia de rostro” que ha venido en aumento, es que tenemos entre
nosotros ese ejemplo que muchas caras han adoptado -como de festejo o de muda
protesta- hasta que mastiquen, gusten,
rechacen o les generen vómitos o colitis en una actitud que no sorprende,
porque no es el primer arrepentimiento que asumen. Las reacciones de la gente
fueron no tan variadas como era de suponer para los cordobeses, otros
exultantes, sino que cualquiera de nosotros advertía que caminaban personajes con
su resignación a cuestas, otros y otras preferían no ser identificados, estaban como
mayoría los sorprendidos y eufóricos y los tristes con sus facciones
desencajadas: cada uno y cada una mostraba supongo que no queriendo, un estado
de ánimo que sería regalo para cualquier estudiante o veterano de psicología y
de la siquiatría aunque dentro de este amplio panorama de las “caripelas” que
caminaron nuestras peatonales veredas y peatonalizadas calles, los dedicados al
variado arte de los pronósticos, detalle -gurúes, adivinos, tarotistas,
autoritarios cultores de los cálculos a futuro, etc.- no faltaron los
indiferentes, varios aún dominados por el ‘fernando y la coca 70/30’ hasta que
me tocó enfrentar a un colega que hasta pocas horas atrás se autotitulaba
“infalible” acerca de sus pronósticos a lo largo de una dilatada carrera: le
erró fiero al igual que la abrumadora coincidencia del 98 por ciento de los
periodistas. La fecha -26/10/25- ya entró en la historia
de la democracia argentina, y es para destacar que un detalle saliente es que
todo aquel ser que en nada cuadraba política ni ideológicamente por simpatías,
admiración o coincidencias con el sector “nacional y popular” del kirchnerismo
original y puro, que deja su huella indeleble en nuestra historia de lo que
alguna vez sus mentores tendrán que repudiar y arrepentirse. Es cierto que estamos gravemente heridos en
nuestra economía, la producción adelgaza cada día, crece la irrespetuosidad del
poder hacia los viejos mientras las deudas se multiplican a la par de la
desocupación formal, pero no debemos aflojar ahora que tenemos abiertas y sin trabas
las puertas de la recuperación, la estabilidad y el crecimiento que equilibre
al menos el lastimoso estado social de
nuestro país y las carencias pasen a ser ominosos recuerdos. Así y todo no debemos aflojar en lo más
mínimo porque objetivamente evaluando y con perspectivas de mejoras en el
mediano plazo, la situación no es para suicidarse ahora. Ya varios lo hicieron “en cuotas” creyéndose
triunfadores hasta que el fracaso de esos pronósticos a través de las urnas les
hizo ”bajar el copete”, hacerse cargo de culpas que nunca reconocieron y los
llamó a una realidad que incluso ahora se empeñan en ignorar. La oposición -si es que ha madurado- debe
entender que es una deslealtad eso de pasar su tiempo poniendo obstáculos,
deformando realidades, fogoneando desigualdades y fabricando conflictos porque
todo eso, junto, crea en ellos una clara e innegable imagen de golpismo,
delictivo y totalmente repudiable. Las últimas noticias nos aportan algo de
satisfacción y respeto hacia el mandato de las urnas: la tarea de recuperar
para las arcas agobiadas de la República las cifras siderales que engordaron
los bolsillos y las cuentas de muchos
funcionarios y dirigentes que tomaron desvergonzada e impunemente al Estado
como negocio propio, en una bacanal hasta ahora inédita en nuestra rica
historia. El tema de la recuperación de lo rapiñado se
viene desarrollando serenamente con tanta normalidad que la realidad incluso se
ha prestado para incluir humor dentro de
la seriedad de una situación que demoró demasiado tiempo en manifestarse y
tomar estado público, cuando con relación a las acciones judiciales que vienen
recuperando parte de lo sustraído, expoliado, saqueado, afanado, defraudado o
como mejor le quieran llamar, involucra probadamente y sin dudas. Más allá “de
los cuadernos” y otras travesuras que probadamente luciera la ávida codicia de
Ex Ella, “la que quiere volver”, jocosamente lanzaron a rodar que la Doña tenía
asegurada su continuidad laboral, contratada por la Municipalidad de Villa
Carlos Paz para que como atractivo turístico reemplazara al reloj cu-cú
saliendo al balcón a cada hora, dada su experiencia en tal menester. El país no se ha detenido y con sacrificio
se advierten algunos detalles que hasta poco tiempo pretérito ocupaban su
ubicación dentro de las utopías: los resultados alcanzados en el ataque a la
inflación, la baja del índice “riesgo país”, los acuerdos suscriptos en el más
elevado nivel con los Estados Unidos y otros detalles que debemos incorporar
como mejoras a mediano plazo que poco a poco están aportando salidas decorosas
a la peligrosa situación económica que veníamos padeciendo. También en estos últimos días hubo material
para la anécdota y en verdad sorprendieron ciertos juicios emitidos desde el
llaryorismo: el ministro de la
Comunicación del gobierno de Córdoba, de apellido Pastore en declaraciones
periodísticas y abordando la cuestión como si supiera pormenores, secretos y
amplio conocimiento del terreno, deslizó conceptos poco claros acerca de la
realidad que le toca vivir, cuando aludió a la reciente consulta electoral
señalando que en ese marco “no se discutió la gestión provincial” y aseguró que
su corriente “propicia el Estado inteligente, no un Estado presente” marcando
las diferencias entre Millei y Llaryora, agregando conceptos despectivos y
sobre el resultado alcanzado por Provincias Unidas dijo que “fue una elección
aceptable”. Agregó que reducen los costos del Estado, sin hacer mención al
dineral que se gasta en la cansadora publicidad mediática y en cuestiones que
lejos están de ser prioritarias, como lo son el maquillaje urbano y otros
gastos superfluos. Pastore, por si alguien no lo recuerda o lo
ignora acerca de sus posturas “revolucionarias” y futuristas supo decir no hace
mucho que si Córdoba tuviera salida al mar, ¡lo ideal sería que nos
independizáramos! ¡Pavada de propuesta! Lo único que ahora
faltaría es que convenciera a Llaryora que buscáramos la manera de conseguir un
camino que nos acerque al Atlántico, al Pacífico o a otro mar más cercano,
cuando todavía seguimos esperando el fantástico y virtualmente utópico
acueducto, canal o lo que fuera, para que el Paraná nos llene los diques que
tenemos, proyecto magistral que de la creativa mano y mente del “cordobesismo”
alentado por Schiaretti, buscó entretenernos un tiempito mientras duró la
ilusión. Pero como era de suponer para los no adictos a los ensueños el tema se
agotó en sí mismo aunque no llegara a ser parte de nuestros cíclicos asombros
si se reflotara como al principio, antes que la generosidad árabe aportara unos
cuantos fajos de billetes verdosos -con cara grande y bonachona de Franklin y
faja azul de seguridad- y cabe preguntar ahora si esos montos fueron devueltos
o se suman a la abultada deuda contraída por el empalidecido “cordobesismo”
ahora sumergido en el más triste de los olvidos.. Es mucho entonces lo que resta para que
recuperemos el orgullo de saber que habitamos un país ubérrimo en recursos
naturales, que necesitan ser administrados con patriotismo y sentido de
progreso para sus habitantes, por lo que evaluando la actualidad, encaja de maravillas un pensamiento nada
menos que de Einstein que es simple y llanamente un breve himno a la paciencia,
el compromiso y el sacrificio: “Nunca pienso en el futuro. Llega muy rápido”. Si a todos
los políticos se les impusiera la obligación de no derrochar el tiempo, no
adherir a los apresuramientos innecesarios, tomar las cosas con calma pero no
dejar de comprometerse y trabajar en procura de alcanzar patrióticos
resultados, y tomaran como premisa de su compromiso con el pueblo sabias
expresiones de Herodoto en tiempos lejanos, muy distinto sería el panorama en
el pensamiento colectivo y desapasionado de la sociedad argentina: “La prisa
engendra el error en todo y del error sale muy a menudo el desastre”. Tengamos
entonces, alguna vez, la sabiduría de saber esperar. Debo
confesar que el equipo de “Síganme los buenos”, sin ninguna estridencia pero
con valentía, sacrificio y esperanzas, adoptó tal temperamento, lo que
agradezco desde el alma…
GONIO FERRARI Periodista
censurado
El futuro no es un regalo. Es una
Desde el pasado 13 de abril hasta la fecha,
soportamos más de 30 domingos la ausencia formal de “Síganme los buenos”, un
esfuerzo profesional alimentado con la única pretensión de ser útiles a la
sociedad y de manera especial a los pensantes cordobeses. Ha sido una maniobra
que instrumentaron la prepotencia, la soberbia y la impunidad de una dirigencia
empresaria que creyó acallar la única voz de un periodismo realmente
independiente y no atado al compromiso de “fidelidad” con la que paga sus
errores, desaciertos y la cadena de
frustraciones que se suceden, nacidas en la “creatividad” de un gobierno que al
endeudarse en un desmedido derroche de publicidad oficial en tiempos que es
necesario ahorrar, la hace apoyado en su firme como equivocada creencia que en
lugar de pagar espacios, está pagando silencios o aplausos. Pido disculpas a lo
que era una creciente audiencia que es el sector social más agredido y ofendido
ante la censura y la mordaza, que intenta ser combatida en la generosidad democrática
de las redes sociales y en el esfuerzo siempre fiel de un joven equipo de trabajo
-que advierte en el obligado silencio aplicado- no lo ha matado porque
simplemente le ha impuesto una obligada pausa que fortalece a quienes lo
integramos poniendo pasión en la crítica, veracidad en lo que informa y respeto
por una libertad que pese a estar consagrada tanto en la Constitución Provincial
como en la Constitución Nacional, es negada en los hechos por quienes hicieron
de sus postulados de libertad de expresión, una burla que ofende, discrimina
pero no mata. Desde este espacio, procuraremos seguir firmes con el compromiso
de siempre sin acallar a nadie ni por “obediencia debida” porque SLB de la
forma que fuere, seguirá siendo un espacio que no recibe, gestiona ni acepta
publicidad oficial. Lo nuestro es un esfuerzo alejado de eso que le llaman
“ensobramiento” de la opinión. Es el único caso en que nos sentimos plenos de
orgullo frente a este episodio de
censura a quienes no merecen tanta consideración.
Parece lejana la reciente consulta
popular de octubre
Dos palizas electorales bastan para
sintetizar el resultado que arrojaron los números: los casos de Buenos Aires
como vacuna contra la soberbia aplicada por un enfermero que ni siquiera tuvo
la piedad de la anestesia, agregando que “no pudió” ver realizados sus sueños o
delirios
presidencialistas que eran su anticipado capítulo que le ocupaba tiempo,
esfuerzo, sacrificio y sensibilidad ciudadana que no ha sido uno de los
distintivos de su personalidad con ensueños y desvaríos de mayores
alturas. Y los números que se dieron en
Córdoba, como para desinflar cualquier globo que mostró su fragilidad como
preaviso dejando traslucir una imagen que se viene fortaleciendo día a día,
desacierto a desacierto, endeudamiento impagable por quienes lo siguen
incrementando, problemas que en lugar de disiparse se fortalecen como son la
inseguridad, el desprecio por las prioridades, el imparable crecimiento del
narcotráfico y sus secuelas, todo el amplio “además” y algunos otros detalles
que sumados, desnudan reacciones sectoriales que vienen demostrando un complicado
y “protestariado” clima de malestar social: quedó demostrado -como si hiciera
falta- que Llaryora no es el candidato ideal para llegar a “las grandes ligas”
que tienen la costumbre de recluirse en la Casa Rosada aunque se incremente y
sorprenda incluyendo un inútil, inoportuno y alevosamente oneroso endeudamiento
publicitario que ya venimos pagando -sin derecho a protestar frente a la
genuflexión mediática- todos los cordobeses, a la vez que se marginan
acuciantes prioridades no atendidas.
Los analistas, tanto aquellos respetables
periodistas que hacen -hacemos- de la independencia de pensamiento y opinión un
culto y sin temores a equivocarnos o pecar de exagerados, estamos coincidiendo
al aplicar este objetivo análisis trasladado a la actualidad que vivimos los
argentinos y más aún cuando las urnas y no otros medios, han dictado su
veredicto fortaleciendo las posiciones que se las consideraba minoritarias y
sepultando pretensiones impulsadas por la demagogia y a veces por la
desesperación, tal el caso del gobernador Axel Kiciloff.
Tengamos
entonces, alguna vez, la sabiduría de saber esperar.
GONIO FERRARI