Desgrabación de los comentarios del
periodista Gonio Ferrari en su programa que emitieron en dúplex AM580 y la FM
88.5 ambas de Radio Universidad de Córdoba. Esta edición n° 570 de “Síganme los
buenos” corresponde al domingo 26 de mayo de 2019.
25 de Mayo, 209 años atrás
LA
PATRIA SERÁ GRANDE CUANDO ESTEMOS
UNIDOS Y
JUNTOS PODAMOS DERROTAR
A
LOS
OSCUROS FANTASMAS DE LA DISCORDIA
Hemos celebrado más de dos siglos como
Nación y la realidad pone en duda que hubiéramos aprovechado como patriótico
beneficio las lecciones de nuestra propia historia.
Nos vienen metiendo en la cabeza desde allá
lejos en la escuela primaria algo parecido a la simpleza sin complicaciones,
procurando hacernos entender que la Patria es la bandera, la escarapela o el
Himno Nacional, respetables aunque insuficientes símbolos.
Los políticos coinciden, pensando a la
Patria como la construcción de una gigantesca obra para nuestro bienestar y
para todos los hombres de buena voluntad que quieran habitar su suelo.
Y cada 25 de Mayo desde que me acuerdo, hoy
a 209 años de aquella gesta, vuelvo a considerar oportuno pensar en voz alta a
mi modesto entender qué es la Patria, desde mi simple condición de ciudadano,
lo que vengo sosteniendo desde chiquito y jamás me cansaré de repetir.
Debe ser la Patria el paraíso donde podamos
vivir en paz y en libertad porque representa decencia, trabajo, sacrificio.
La Patria no es el bolsón, el subsidio o la
beca para no trabajar.
Es honestidad a ultranza; entrega, amor por
las raíces y generosidad con nuestro prójimo.
La Patria es construir y no mentir.
Es buscar el bien común.
Gobernar y obrar sin soberbia ni
autoritarismo.
La Patria es administrar honradamente lo que
tenemos y elaborar aquello que necesitamos.
La Patria, por muchos burdamente devaluada
en su concepto, es educación, seguridad, justicia y salud para todos, sin
elegidos ni marginados.
La Patria también es el respeto a los que
piensan distinto y a la Patria la hacemos en la ciudad y en el campo.
La transpiramos en la calle, en las escuelas
y en el surco.
Más nos demandará llegar a gozarla, cuanto
más tardemos en empezar a construirla quitándole las muletas aportadas por la
mediocridad.
Peligrosamente nos estamos resignando a
perder demasiado tiempo mientras seguimos aguardando la bonanza de aquella
Revolución que se inició en 1810.
La Patria no crece porque mediáticamente se
lo declame.
La Patria no es un reñidero para que desborden
las pasiones y triunfe la intolerancia, porque al costo en sangre ya lo hemos
pagado.
La Patria es el diálogo, el debate, el
disenso, la discusión.
No es de civiles ni de militares, sino de
argentinos.
La Patria no es Lanata ni lo es el periodismo
militante nacional y popular.
La Patria no es Menéndez ni Videla, pero
tampoco lo es Firmenich ni los jóvenes que se decían románticos.
No lo es de los ricos ni de los pobres, sino
de los ciudadanos probos y honestos.
A la Patria la dignificamos con el trabajo,
y cuando disminuye o no hay, es necesario crearlo, porque la Patria es
producción más que dádivas y es apego a la cultura del esfuerzo y del
sacrificio.
La Patria envilecida por la corrupción, solo
se cura con justicia honestamente independiente y no con la obediencia debida
de algunos jueces.
Esta Patria será grande cuando estemos
unidos, y juntos derrotemos a los fantasmas de la discordia y las miserias que
se fortalecen con los resentimientos.
Parece cosa de locos y para sociólogos, que
la Patria todavía no tenga definida su identidad.
La va a tener, cuando podamos coincidir
pobres y ricos, ciudad y campo, profesionales y estudiantes, civiles y
militares, peronistas y radicales, izquierdosos y liberales, rubios y morochos,
para convencernos que la única bandera del país debe ser el esfuerzo con
decencia.
Será el día maravilloso y mágico que marcará
la verdadera fecha de nuestro alumbramiento como Nación.
Trabajemos unidos, codo a codo y empecemos
ya, desde arriba hacia abajo, para que la desunión, la puta grieta y los
desencuentros no sigan siendo más rápidos que los relojes.
Hay
que evitar el camino hacia el olvido
EN EL DÍA DEL
CORDOBAZO, UN PARO NACIONAL Y
MOMENTO DE HACER
JUSTICIA CON LA
HISTORIA
Se mantiene en pie el paro nacional
decretado por la CGT para este miércoles próximo, cuando ¡vaya coincidencia! se
conmemora el medio siglo del Cordobazo y a uno se le cruza por la cabeza el
previsible oportunismo de la dirigencia por una parte, y el escaso sentido de
la oportunidad cuando pretenden paralizar un país que lo que necesita,
precisamente es trabajar más.
Parece que la última medida similar en la
que lo acató un escaso 19 por ciento porque hubo transporte y la enorme mayoría
optó por el esfuerzo en lugar del panzismo colectivo que proponían los popes
cegetistas, quienes, con su futuro económico y de su familia totalmente
asegurados, nada tienen que perder.
Y aprovechando, el tema del Cordobazo lleva
a ciertas reflexiones, especialmente de quienes tuvimos desde lo mediático, más
protagonismo que la mera condición de testigos.
Bien sabemos que los políticos ávidos y
sedientos de poder y más apegados al culto de los olvidos que al respeto por la
memoria y la historia, suelen tener actitudes casi infantiles por lo burdas y
reprobables, que pueden ser consideradas travesuras de bisoños u ofensas al
pasado y al presente que se esconde en los ayeres.
Eso de la fragilidad a la hora
de las evocaciones suele ser el mecanismo que mejor fortalece a las amnesias y
de manera especial, cuando de por medio existen generosas promesas que forman
parte de la acostumbrada demagogia que al momento de las frustraciones, para
muchos se toma con indiferencia pero esa actitud no es positiva cuando está de
por medio la memoria colectiva de la ciudadanía.
De aquellas coberturas
periodísticas durante los años de plomo cuando la ilegalidad de los cuartelazos
había pasado a ser una forma de gobierno, somos pocos los sobrevivientes en
esta Córdoba que supo centralizar la protesta nacional, sin dudas alentada por
las convulsiones en Francia, en Grecia y en otros puntos de la geografía
universal. La riesgosa tarea de ver,
fotografiar, filmar y trasladar luego al consumo de la sociedad esas
situaciones críticas en el afán de documentar la realidad, tuvo en un grupo de
periodistas, fotógrafos y camarógrafos su punto cúlmine el 29 de mayo de 1969
con lo que la historia bautizó “Cordobazo”, expresión de resistencia a un
régimen autoritario, militarizado y proclive a cercenar derechos de las clases
menos afortunadas.
Pocos años atrás nos unimos con
el número 29, homenaje a la fecha y por ser tal el número de colegas
sobrevivientes de aquellas jornadas de violencia y reivindicación, para llegar
a integrarnos como “29 Testigos de la Historia”.
Nunca pusimos en discusión la
paternidad de la gesta porque cada sector involucrado lo hizo por su cuenta,
sobre todo por aquello que las victorias tienen muchos padres y las derrotas
son huérfanas. Expresión de la espontaneidad popular por una parte y
organización gremial y estudiantil por otra, más la participación de sectores
políticos especialmente de izquierda.
Quisimos aportar nuestras
impresiones y experiencias para contribuir a la fidelidad del relato, pero
parece mentira que en Córdoba, mencionada universalmente por aquellos fastos
heroicos, al menos de parte de sus autoridades prevaleció cierta mezquindad
ideológica afianzada por bisoños historiadores, “tocadores de oído” y una casta
periodística más apegada a Google que al estudio, a la consulta de archivos o
declaraciones desapasionadas de sus principales protagonistas, que en
definitiva fuimos los hombres de prensa con nuestra mirada abarcativa de los
acontecimientos.
Como entidad sin fines de lucro
pero sí de reivindicar el respeto hacia la historia, se nos brindó cierto apoyo
como un pequeño subsidio (por única vez) para el funcionamiento, el préstamo de
un local para reuniones y nos tocó participar en encuentros a distintos niveles
en escuelas y otros centros comunitarios.
Hasta hicimos una muestra de
elementos profesionales relacionados con la cobertura de aquellos tiempos en
que la tecnología era más artesanal que científicamente desarrollada y con sus
lógicas limitaciones que se suavizaban con el fervor y el compromiso de quienes
nos tocaba cubrir los sucesos.
Desde el poder dejaron de
atender los reclamos de “29 Testigos…” por el abandono al que fuéramos
condenados, cuando los pueblos necesitan apegarse a la verdad del pasado para
evitar la repetición de errores en el presente y con miras al futuro.
Nuestra sana intención de
sacralizar la verdad de un acontecimiento que alcanzara difusión mundial
fracasó enredada en las telarañas de la burocracia. Resumiendo y para no
cansar, nos olvidaron y nos escondieron.
Pero no podrán, aunque se empeñen,
borrar de nuestras memorias aquellos complicados años en que la mayoría de los
políticos actuales eran jovencitos con aspiraciones de poder.
Porque será la misma historia
la que con el tiempo inexorable, innegociable e inclaudicable con la verdad, demuestre
que de aquellos años y de los actuales, más que testigos fuimos protagonistas. Y
entonces para los delirantes ya no quedarán espacios donde puedan deformar la
realidad ni plantarse en sus pechos -como hemos visto que ocurriera- condecoraciones inmerecidas.
Resumiendo, por allí me ronda
la sospecha que nos usaron junto al Cordobazo y luego fuimos destinados al rincón
donde moran las intrascendencias.
Duele y no es por desvalorizar
a las expresiones populares, que exista un Museo del Cuarteto y el Cordobazo
tenga un destino de olvido.
Nada
deja de aumentar
UNA ENGAÑOSA CALMA RONDA
EN LOS MERCADOS DEL
DINERO
El paso por el supermercado más se asemeja
ahora a una especie de turismo de aventura, que a llenar imperiosas necesidades
hogareñas.
Haciendo un paréntesis a esta afirmación,
veamos de qué manera se pretende sustentar una estabilidad mientras las tasas
bancarias no aflojan frente a un dólar cuyo valor se me antoja está
artificialmente sostenido, y pido disculpas a los economistas especializados porque
mi comentario no tiene pretensiones técnicas, sino con la base de hacer las
compras para mi casa, de moverme en el transporte público y de escuchar a la
gente.
Las veces que sostuve que como formadores de
precios los supermercadistas son una parte fundamental, varios me saltaron a la
yugular sosteniendo que por ser el último eslabón antes del consumidor, los
precios a ellos ya les llegaban por encima de lo aconsejable.
En pocas palabras, la culpa vendría a ser de
las etapas anteriores en esta carrera argentina que es la intermediación, donde
en cada uno de sus peajes hay un porciento que se agrega al precio final.
Así llegamos a la dicotomía que el esfuerzo
del productor original y tomemos por ejemplo a la leche, se ve mal compensado
con números que no le alcanzan para sobrevivir, mientras que el precio al
consumidor es muchas veces multiplicado por lo que recibe aquel productor por
su esfuerzo y los riesgos que asume.
Para hacerla corta, vemos que los precios no
han dejado de crecer y al pato lo pagamos los consumidores que no tenemos
mecanismos para defendernos, salvo dejar de comprar. Como en la industria
automotriz ha pasado que meses atrás, con la soberbia de la buena venta
desatendieron pedidos de sus clientes, subieron alocadamente los precios y
lógicamente mermó la cantidad de unidades vendidas.
Ahora están desesperados, con sus depósitos
y galpones llenos de unidades que ofrecen poco menos que con el DNI y algunos
mangos, como tiempo atrás ocurriera con las motos.
Algo anda mal, o los controles no existen, o
se perdió el respeto por eso de los precios cuidados, porque los malos comerciantes
descuidaron a sus clientes, les metieron las manos en sus bolsillos y ahora
están pagando las consecuencias.
No es la venganza del consumidor, sino la
realidad que castiga a los bolsillos.
Según
pasan los años…
LA MEGACAUSA NUNCA DEJA DE
APORTAR JUGOSAS NOVEDADES
Los aniversarios de
la Patria suelen siempre generarme alguna nostalgia de injusticia cometida o de
justicia pendiente, como prefiera llamarse, y en ese repiqueteo siempre vuelve
la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba.
Seguramente por la
prisión preventiva, sistemática y prolongada, que alcanzó al 70 por ciento de los imputados, y que, según
expresiones de los organismos intervinientes nacionales e internacionales,
invirtió el orden lógico, atropelló garantías, violó
derechos, devino en ilegal, se convirtió en condena anticipada, ignoró los
parámetros vigentes y derivó en que el Estado Nacional incurriera en
responsabilidad internacional.
También por la ilusoria imparcialidad, ya
que los mismos jueces, integrando una comisión especial, participaron
en todos los juicios sin el establecido sorteo previo,
decidiendo condenas con su “experimentada” íntima convicción.
Además por la alteración de los principios lógicos, dado
que las causas fueron al mismo tiempo una sola o muchas distintas,
según conveniencia judicial y, más aún, por la ingeniosa situación de la
Provincia, que debiendo ser responsable por los ilícitos
cometidos, se adueñó del papel de ofendido, sentándose en el banco
de los querellantes en lugar de cuestionar a sus encumbrados funcionarios.
Las consecuencias de tal accionar se llevaron vidas, trabajos, familias,
años y tiempos irrecuperables, fácilmente evitables con
el respeto por la ley y por la Constitución. San
Agustín decía que, “Sin
la justicia, ¿qué son los reinos sino una partida de salteadores?”. Quizás con
más benevolencia podamos decir que la Justicia está enferma y
necesita urgente remedio aunque cualquiera sea el caso, y es para
que por nuestra parte y con íntima convicción -y perdonen señores de la
Justicia- no es la Patria en la que merecemos vivir.
Sorpresa y
desorientación
NO SON
MUCHOS LOS QUE
IMAGINABAN ESA
FÓRMULA DE LOS
MUCHACHOS KIRCHNERISTAS
En los primeros momentos desde que se
anunció la integración de la fórmula kirchnerista para intentar un regreso que
les asegure ciertas ventajas en otros planos alejados de la política, algunos
sostienen que se registró algo parecido a la sorpresa.
Realmente algo de eso hubo, especialmente
por el hecho inédito que haya sido la candidata a la vicepresidencia quien
determinara quien estaría por encima de su alta investidura.
Dejando de lado ese costado que sin dudas
será histórico, donde más se movieron las fichas fue en el seno del peronismo
donde empezaron a revolotear personajes a los que muchos consideraban alejados
de esas actividades y pretensiones.
La explicación es simple, me lo comentó un
peronista de aquellos de Perón, al sostener que los “K” nunca fueron del palo y
que si en algún momento juraron serlo, estaban faltando a la verdad y la
historia y consideró que eran más hijos políticos de Duhalde que del viejo
líder que ocupó tres veces la presidencia de la Nación.
Al margen de las cuestiones internas del PJ
se revolvió el avispero porque cada sector creyó y aún cree que sólo y sin
laderos de peso, podrá enfrentar una eventual
candidatura de Macri a la reelección o a cualquier otro postulante que
signifique la continuidad de la actual conducción nacional.
Y en la misma bolsa se metieron Scioli, Massa,
Urtubey, Picceto, Lavagna, algunos más y nadie tomó en cuenta al bueno y veleta
de Alberto Fernández, quien poco tiempo atrás calificó como “deplorable” muchas
medidas que adoptara la ex presidente desde su alto cargo.
Y allí se revolvió todo, porque muchos
salieron a despegarse, otros buscaron acercarse y algunos, los más temerarios,
sostuvieron que con ella nada era posible si de integración se conversaba,
mezclando desde algunos otros sectores la vocación presidencialista de la Sra.
con su necesidad de mantener la libertad pese a que aún cuenta con fueros y de
proteger a parte de su familia y muchos amigos o ex amigos otrora funcionales
que están en la mira de la Justicia.
Y desde el gobierno hacen como que miran
para otro lado cuando en realidad la atención está centrada más que en
Fernández y su escasa convicción de mensaje, que en la doña eufórica que es
como si ya hubiera encargado el vestido para asumir.
En esta gigantesca interna entre el
peronismo histórico, el peronismo setentista, el peronismo del fracaso y los
disfrazados de peronistas, es probable que aparezca la sana intención de la necesaria
purificación no tan sólo política ni partidista, sino esencialmente ideológica.
Porque debe ser complicado manejar una masa
con pensamiento de derecha a izquierda, pasando por el centro con todos sus
matices, mañas y cuentas por pagar, especialmente porque dentro de la sabiduría
y la experiencia dirigencial, bien se sabe que gente ya no vota solamente por
el bolsón u otras dádivas.
Ahora piensa y lo más importante, es que lo
hace con angustia, con sufrimiento, con esperanzas… y también con memoria.
No
pasó un siglo: sólo 46 años…
SI ES POR EVOCAR,
VIAJEMOS EN LA MÁQUINA
DEL TIEMPO AL NO
LEJANO 25 DE MAYO DE 1973
Con emoción contenida, la Sra. Cristina
Kirchner en parte de su discurso inaugural de campaña ayer en San Luis junto a
quien nominara como candidato presidencial, Alberto Fernández, memoró con
cariñosas y sentidas palabras aquel día de 2003, cuando su esposo Néstor asumiera la Presidencia de la
Nación, subrayando que se trataba de una fecha emblemática ya que ese mismo día
pero de 1810 surgió la Primera Junta.
Decir que su discurso fue previsible no es
un menoscabo porque esa es la característica de cualquier político en el
lanzamiento de su campaña y aún más cuando las expectativas por escuchar algo nuevo
eran elevadas.
A su lado en el escenario, quien resultó
adjudicatario de su ofrecimiento presidencial incluyendo el olvido de tantas
ofensas proferidas, sonreía satisfecho ante cada frase de su jefa aunque dicen
que será al revés en caso de acceder al poder.
Y por tratarse estos días de períodos
cruciales para la República, las coincidencias de fechas nos empujan a plantear
ciertos hechos coincidentes en un 25 de mayo, en una ajustada utilización de la
historia, sin otros aditamentos.
Ayer se cumplieron 46
años de un trágico día para los argentinos, virtual comienzo de un drama que
todavía nos aterra por sus consecuencias.
El presidente de facto
General Alejandro Agustin Lanusse traspasaba el poder a Héctor José Cámpora, odontólogo
mercedino de 64 años, bajo los aplausos de un recinto poblado de figuras como
el "Brujo" José Lopez Rega, el cura Mujica, Raúl Lastiri junto a su esposa
Norma López Rega, el Secretario del movimiento Justicialista Juan Manuel Abal Medina y los
románticos Dardo Cabo, Galimberti, Fernando Vaca Narvaja y otros.
La entrega de la banda
presidencial por parte de Lanusse al "Tio" Cámpora no fue acompañada
por el Himno Nacional sino por la marcha partidaria y mientras Cámpora se lucía
fotografiándose con Dorticós (presidente de Cuba) y Salvador Allende, de Chile,
el recién asumido y juramentado ministro del Interior Dr. Esteban Righi, otro idealista
muy amigo de un hijo de Cámpora, ordenaba al Servicio Penitenciario Federal
abrir las puertas de la cárcel de Villa Devoto, de donde salieron desde el
narco internacional Francois Chiappe y criminales comunes que estaban allí
alojados purgando condenas, hasta elementos que habían sembrado el terror en el
país.
Después de incendiar
varios autos en el centro porteño, en los muros de la Casa Rosada pintaron la
leyenda “Casa Montonera” y es bueno refrescar
memorias y tratar de superar amnesias, ya que por entonces todavía ni se
hablaba de Videla, de Massera ni de los otros genocidas.
Y de paso, recordar
para la memoria colectiva que el terrorismo de Estado no nació en marzo del ’76
sino que lo instauraron Lopez Rega y sus socios, en pleno gobierno democrático
y peronista con la Sra. María Estela Martinez de Perón, por aquellos años
cariñosamente conocida como “Isabelita”.
Porque no faltan los
pícaros que pretenden venderla cambiada.
Suele ser bueno recordar por si alguien lo ignora, que el
término recordar etimológicamente significa hacer pasar otra vez por el
corazón.
Aunque lo trascendente
y patriótico, sería que años tan terribles como aquellos -más allá de las
coincidencias con las fechas- nunca más
se repitan en nuestra historia.
Comienzo de una etapa
crucial
ELLA
EN EL BANQUILLO HACIENDOLES HONOR A
LOS SACROS MECANISMOS DE LA DEMOCRACIA
Por eso que la historia según Anna Arendt
nunca puede finalizar, porque es la historia de unos seres cuya esencia es
comenzar, lo del juicio a una ex presidenta de la Nación ya está incorporado en
la mente y en el corazón de los argentinos.
Contra muchos pronósticos negativos que
sostenían que las cosas se dilatarían hasta después de las elecciones, la
maniobra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sospechada de obediencia
debida y otras chicanas oportunamente interpuestas fueron quedando en el
camino. La Sra. Debió sentarse en el banquillo de los acusados, aunque lo
hiciera en una fila distante de quienes fueron amigos y colaboradores.
Después de todo, valiosa actitud de
enfrentar a la mujer de los ojos vendados aunque no siempre, y la balanza en
una de sus manos.
Era de esperar y doloroso hubiera sido para
una gran masa de argentinos y argentinas, que esa presentación en Tribunales no
alcanzara picos de campaña proselitista porque en realidad lo fue, aunque la
Doña no hubiera alentado esa posibilidad.
Ya está allí, donde la Justicia la reclamó.
No está cumpliendo con ningún acto
patriótico, sino respetando la Constitución y la Ley como lo debe hacer
cualquier argentino que se considere de bien.
Y como la primera sesión fue para la lectura
de una sexta parte de la acusación fiscal, más o menos un centenar de hojas, es
bueno que nos ilustremos con el pensamiento de importantes referentes no tan
solo de nuestro país.
“La historia es nuestra imagen de la
historia. Y esa imagen siempre mejora, propende a la mitología, a la leyenda.
Además cada país tiene su mitología privada; la historia de cada país es una
cariñosa mitología que quizá no se parezca en nada a la realidad”, fueron
sabias palabras que escribiera nuestro Jorge Luis Borges, reconocido como
antiperonista pero de juicios tan cabales como despiadados a veces.
La verdad es que el proceso no servirá tan
solo para deslindar responsabilidades en tantos hechos de corrupción por los
que la Justicia reclama esclarecimiento, identificación de los responsables y
la debida condena en caso de culpabilidad o absolución si resultan inocentes,
sino que es una reivindicación de la ley y su aplicación, dejando atrás esa
oscura sombra de indemnidad que suele proteger a los poderosos.
Hay que esperar el transcurrir de los tiempos
de la justicia, que no son iguales a los de la gente, por lo general apresurada
por las expectativas y los intereses.
Vale entonces rogar por la continuidad del
proceso sin nubarrones que lo oscurezcan ni acciones que a lo mejor dentro de
la legalidad, traban su desarrollo.
El Pandit Nerhú, quien algo sabía de
comportamientos humanos, de miserias y de cualidades, supo decir que “No se
puede cambiar el curso de la historia a base de cambiar los retratos colgados
en la pared”.
Más claro y simbólico, imposible…