29 de abril de 2018

S.L.B.: DÍA DEL OYENTE DESORIENTADO - HOY ES TAMBIÉN EL DÍA DEL ANIMAL - ESTE MARTES, DÍA DEL TRABAJO Y DEL TRABAJADOR - LA MEGACAUSA DEL REGISTRO Y CIERTAS OMISIONES MEDIÁTICAS - DEBATE TELEVISIVO, DERECHOS HUMANOS Y MENOSCABO A LA VEJEZ – INTENSA ACTIVIDAD DE LA EDITORIAL DE LA U.N.C. - LOS "NARANJITAS" PUEDEN FESTEJAR - LAS TRAYECTORIAS Y SU IMPORTANCIA, ETC

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos”  n° 513 del 29/04/18 emitido en dúplex por AM580 y FM88.5 ambas de Radio Universidad de Córdoba.
EL OYENTE DESORIENTADO TIENE SU DÍA
   Hoy salimos al aire de una manera hasta ahora inédita, ajustándonos a los dictados del fútbol y su trascendencia en la vida nacional.
   A la primera hora, la estamos haciendo para la 88.5FM que según me comentaron los que saben, tendrá su plena expansión para fines de mayo o mediados de junio, una vez que finalicen los ajustes y la puesta a punto tanto de la señal, como de los elementos que posibilitan su expansión.
   La segunda hora del programa, es decir entre las 17,30 y las 18,30 saldremos en dúplex por la que ahora estamos ocupando que es frecuencia modulada, con la tradicional y apetecida AM580 de amplitud modulada, con alcance incluso más allá de la geografía provincial.
   Otra de las alternativas es apelar a internet, porque buscando en www.cba24n.com.ar y en la pestaña respectiva es posible escuchar “Síganme los buenos” en cualquiera o en ambas emisiones, tanto de FM como de AM en este caso con alcance mundial.
   Confiamos en la comprensión de nuestros fieles oyentes y en la indulgencia de quienes con su apoyo publicitario posibilitan que sigamos en el aire.
   A veces el precio del progreso, de los avances en la tecnología de las comunicaciones, nos someten a estas circunstancias que en un primer momento afectan, pero que contribuyen a una mejora en la calidad de la vida de la gente.
   Y confiamos en que, modestamente y a nuestra manera, estamos contribuyendo a lograr ese objetivo que no es tan solo nuestro ni de los Servicios de Radio y Televisión de la Universidad Nacional de Córdoba sino de toda la sociedad.
   Pero de manera especial, es un premio para la fidelidad de nuestra audiencia…
   Es por eso que se nos ocurrió homenajearlos instituyendo esta jornada de tantas celebraciones, también como “Día del oyente desorientado”, aunque estamos seguros que sabrán encontrarnos…

EL DÍA DEL ANIMAL

   Los cordobeses, creo que desde siempre, nos hemos inclinado por esa curiosa propensión a colocar sobrenombres pensando en los animales.
   Tengo los casos del Negro Araña, el Oso Tobi, el Cabrito Toledo, el Monito Carrizo, el Pavo Tobi, el Chivo Oulton, el Larva Milich, el Cato Herrera (por esposo de la cata), el Caimán Aracena, el Canguro Gamboa, el Pájaro De Allende, la Vaca Potenza, el Piojo Godino, el Caballo Loco Arroche, el Cuca(racha) Argañaraz, el Pato Cecchetto, el Cabeza de Chancho, la Gallina Sarmiento, el Pescado Ayen, el Puma Muller, el Gato Villalba, la Vizcacha Guerrieri, el Charabón Recalde, la Rata Ramos, el Lagarto Guizardi, el Pato Fernández o el Ladilla Rodriguez y muchos más. 
   Seguramente me olvido de ciertos ejemplares, y pido perdón si es que no me acuerdo de saludarlos ya sean gatos, perros, conejos, tortugas, canarios, cuisis, iguanas, itas, comadrejas, tejones, hurones, pollitos, arañas, potrillos, yeguas, peces, loros, culebras, cabritos, vizcachas, pumas, ranas, patos, curucuchas o grillos.
   Y ya que estamos, rindamos homenaje de cariño a las mascotas que tenemos, así se llamen Fellini, Bianca, Boby, Nikita, Grisha, Zóco, Teo, Negrita, Capitán, Cleto o como quieras.
   Y recordemos que tener bajo tu dependencia a un animal, supone cuidarlo y protegerlo en su indefensión, frente a un mundo agresivo y ante personas que los explotan, los maltratan y los dejan morir.
   Vemos a diario en nuestras calles ejemplos lastimosos y parece que la Ley Sarmiento. que ampara a los animales, no existiera porque su aplicación es tardía y caprichosa frente a una autoridad que prefiere mirar hacia otro lado, porque total, son animales “y tienen cosas más importantes que hacer por los humanos” como por ejemplo hacer poco.
   Los bichos (dicho sea con cariño) abandonados porque sus amos no cuentan con recursos para mantenerlos, es otra de las lacras que sacude nuestra sensibilidad.
   Los animales son a veces los intermediarios por los que la Naturaleza con su sabiduría suele darnos algunas lecciones.
   Descartes decía que el mono es tan inteligente, que no habla para que no lo hagan trabajar y Chesterton, anticipándose a lo que vemos en televisión, reconocía pertenecer a esa clase de animales en los cuales la cola es importante.
   Debemos tener la grandeza de respetar a todos los seres vivos ¿no pensantes? aunque creamos que no razonan pues de sus conductas y pese a que muchos no lo tomen por cierto, suele ocurrir que secretamente ponemos en duda nuestra propia capacidad de pensar …y de sentir.
   Por eso y aprovechando la celebración, hagamos un merecido y masivo desagravio a la lora, que inocentemente y sin que ella lo sepa, los malhablados se han apropiado de sus partes pudendas transformándolas en destino para aquellos, así sean amigos o adversarios, que odian o al menos molestan.

EL DÍA DEL TRABAJO Y DEL TRABAJADOR
   Pasado mañana es el día nuestro, de los que abrazamos la cultura del trabajo, que no deja de ser una innegociable convicción que nos enaltece ante la sociedad.
   No hay para qué extendernos en discursos, sino más bien en una especie de enunciación de principios, que hacen a la dignidad de trabajar.
   Y quiero cerrar este homenaje a los que trabajan, o mejor dicho a los que trabajamos, con esa frase que acuñara la inteligencia, el compromiso y la sabiduría del Mahatma Gandhi: “Dios ha creado al hombre para que gane su sustento trabajando, y ha dicho que aquel que come sin trabajar, es un ladrón”.
   Quiero de paso ofrecer un humilde reconocimiento a todos los dirigentes sindicales que ofrendaron buena parte de sus vidas, en la diaria fragua de la lucha gremial, sin claudicaciones ni privilegios.
   A los que siguieron siendo ejemplo de fervor laboral en su trabajo cotidiano y no vivieron prendidos a la licencia sindical, en cuyo nombre se cometen tantos abusos.
   Quiero eximir de este reconocimiento, por estrictas cuestiones de justicia, a los que se sirven de su condición de dirigentes en provecho propio, de sus familiares, de los amigos y de las amigas, porque no merecen figurar en el cuadro de honor de los honestos.
   Quiero, en definitiva, valorar el esfuerzo de tantos hombres y mujeres que se dignifican laburando, sacrificando su descanso, buscando siempre algo más para hacer; para sentirse útiles, para saberse capaces, que es la manera más maravillosa de sentirnos libres.

LA MEGACAUSA Y CIERTOS OLVIDOS
   Retomando la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba, el diario Comercio y Justicia informó  esta semana  la finalización de un nuevo juicio contra un ex director de la Repartición, único directivo repetidamente procesado y difundido por los medios, en una causa que,  ilógicamente, y no nos cansamos de repetir,  no cuenta con ningún alto funcionario ni poderoso de turno entre sus acusados.  
   Y aunque esto no es harina de otro costal, quisiera poner el foco en el análisis de la noticia: dice el rotativo especializado que  en 2014 se lo condenó, pero que al no estar firme la sentencia quedó en libertad.  Se omite, el nada menor detalle de que llegó al juicio preso, luego de 2 años y 10 meses de prisión preventiva,  al igual que otros imputados que incluso fueron absueltos después de esta  prisión injusta.
   ¿Será falta de información? El artículo no menciona ni una vez la prisión preventiva que alcanzó aproximadamente al 70 por ciento de los imputados. ¡70 por ciento con condena primero y juicio después!
   ¿Quien escribe habrá leído a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, afirmando que la prisión preventiva excesiva invierte la presunción de inocencia y ejerce una especie de presión sobre el magistrado que aplica la ley, en el sentido de adecuar la condena a la prisión ya cumplida, aumentando para el acusado la posibilidad de una condena injusta?  
   ¿Esto no le hace ruido al editor? ¿Nadie se pregunta por qué se recurrió a la “presión”  e “inconstitucionalidad” de que los imputados llegaran al juicio  esposados y con una condena ya cumplida?
   Para que los ciudadanos podamos ejercer el derecho de pensar libremente, quienes informan tienen -tenemos- la obligación de ser imparciales.

LOS DERECHOS HUMANOS Y SUS DUEÑOS
   Fue muy interesante el programa “Barricada” que habitualmente conduce mi amigo el Dr. Carlos Hairabedián por Canal “C” de CableVisión pero que en su emisión del viernes último la función de moderador y conductor estuvo a cargo de otro amigo y apreciado colega, don  Luis Beresovsky.
   Temas interesantes abordados en un marco de absoluta libertad con la presencia de políticos, sindicalistas y este periodista que les habla.
   Cuando se abordó la cuestión del estado de los partidos, se me ocurrió comentar que veía cierta desorientación en el Justicialismo que primero se dispersó, luego muchos se disfrazaron entre ellos hasta llegar posteriormente a desconocerse y ahora, acuciados por la realidad, buscan unirse, conceptos que sigo sosteniendo.
   Por supuesto que se dieron posiciones adversas y entre los panelistas estaba este muchacho Martín Fresneda, nacido en Mar del Plata en 1975 y aquí reitero mi respeto por el dolor de quienes sufrieron, por el terrorismo de estado comenzado en 1973 y no en el 76 como muchos creen, la desaparición de seres queridos.
   El joven Fresneda no estuvo de acuerdo con algunos de mis conceptos, palabra va, palabra viene, hasta que frente a un intercambio de opiniones, le espetó al conductor Luis Beresovsky que no sabía preguntar a lo que el correcto colega le pidió que le recomendara algún lugar para estudiar periodismo.
   Muy ocurrente y a la vez respetuoso.
   Y después visiblemente molesto, se las agarró conmigo, cometiendo un infantil aunque pensado acto discriminatorio que su autor creyó era descalificador: me trató de “viejo”, vaya novedad, pero el sentido peyorativo es ofensivo y degradante.
   No quise aprovechar el espacio de un amigo para embarrar la cancha porque no era ese el motivo del programa, así que reservé algunos comentarios para este MI espacio, donde necesito poner algunas cositas en claro, rogando que nadie se enoje.
   El derecho a la libertad de opinar es uno de los más sagrados derechos humanos y supongo que el joven Fresneda no debe ignorarlo, como tampoco debe olvidar que sus padrinos políticos, los Kirchner se apropiaron de ellos, cuando ni siquiera presentaron un mísero habeas corpus cuando operaban profesionalmente en Rio Gallegos.
   Otra, que descolgaron cuadros del Salón de los Presidentes cuando las fuerzas armadas tenían menos poder de fuego que los zorros grises y a eso lo podría haber hecho un ordenanza.
   Eso se llama reacciones tardías en circunstancias no riesgosas.
   ¿Cuántos se enriquecieron en nombre de los derechos humanos?
   ¿Cuántos amasaron fortunas diciendo que los defendían?
   Unos pocos añitos atrás, frente a un comentario de este periodista en este mismo programa en el sentido que la historia sería verídica y la justicia correcta, que así como se condenaba a varias perpetuas a los genocidas, era también justicia sentar en el banquillo de los acusados a los que se decían jóvenes románticos, tan asesinos como los militares sedientos de sangre y no era reivindicar la teoría de los dos demonios, sino una postura que buscaba establecer equilibrio en la memoria, de una historia que nos vendieron después y que muchos compraron.
   Desde la organización HIJOS cuyo dolor, lo reitero, respeto como ciudadano y como argentino, lanzaron una campaña despiadada contra este periodista. Por nota le pidieron mi cabeza a la entonces rectora, y pidieron un tribunal de ética que me juzgara.
   Me difamaron profusamente en las redes sociales y en complicidad con la dirigencia del Círculo Sindical de la Prensa se cansaron de intentar que mi pensamiento fuera repudiado desde todos los sectores.
   Recuerdo que la Sra. Rectora ni siquiera los recibió, pese a que lo anunciaron mediáticamente.
   Por una cuestión de prudencia dejé que las cosas siguieran, pese a los consejos de mis abogados de iniciar acciones por calumnias e injurias que no hubieran prosperado, lógicamente, por el padrinazgo político e ideológico de esta gente que se sigue creyendo dueña de la verdad absoluta.
   No quiero seguir el tema y les comento que de todo lo que acabo de decir, tengo las pruebas documentales para ofrecer a quien abrigue cualquier duda.
   Y para que lo sepan desde Fresneda -que creo es legislador nacional protegido por fueros-  hasta cualquier ciudadano, que como fervoroso amante de la libertad y respetuoso a ultranza de los derechos humanos que, reitero son de todos y no de nadie que con oportunismo político se los apropie, este viejito casi octogenario seguirá peleando con armas nobles, sobre todo para ilustrar a esa pendejada tocadora de oído, cultora de una verdad a medias, que ahora pretende enseñarnos a los viejitos como yo, cómo fueron aquellos sangrientos años de plomo.
   Este viejito con 60 años de periodismo activo en sus espaldas, sin fueros y sin recibir ni un peso del Estado, seguirá siendo periodista contra viento y marea.
   Y lo haré con el respeto de siempre hacia unos y hacia otros de los que cayeron víctimas del autoritarismo, la prepotencia y la impunidad que luego consagraron en ambas veredas, porque la vida tiene su valor propio más allá de las ideologías y de los uniformes.
   Y por las dudas, si ese joven legislador no lo sabe, le comento y le reitero que la libertad de opinión esté escrito o no, es uno de los más sagrados derechos humanos que tanto dice defender.


El Director de la Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba, Dr. José Ortega mantuvo una interesante conversación con el periodista Gonio Ferrari, tras haber asistido a la Feria del Libro en Buenos Aires, donde el organismo a su cargo desplegó un atractivo stand. Hablaron de realizaciones y proyectos en el área y otras cuestiones vinculadas con las editoriales universitarias que se aprestan a integrar un frente común tendiente a estimular las actividades y expandirse, adelantando que tendrá un importante papel protagónico en todo lo concerniente a las celebraciones por el Centenario de la Reforma Universitaria. El audio de ese reportaje telefónico debe buscarse en la columna correspondiente, en el costado derecho de este blog.
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“NARANJITAS” DE FIESTA
   Ya pueden ir descorchando burbujas o seguir apegados a la cordobesa cultura del fernet y la coca, porque bien vale festejar si se amplían las posibilidades de trabajar.
    Es que a los “naranjitas” la Muni les habilitará 20 mil lugares más para estacionar en la vía pública, especialmente en las cercanías de los lugares donde se realizan festivales, hay actividades deportivas u otras convocatorias que movilizan a respetable cantidad de vehículos cuyos propietarios necesitan estacionar.
   Pero cuidado con los excesos, porque aunque ahora existe una tarifa para dejar los coches en la vía pública, los abusos son permanentes y hasta ha debido intervenir la policía deteniendo a quienes con prepotencia pretendían cobrar sumas alocadas o de lo contrario y con total impunidad dañaban el vehículo o agredían a sus propietarios.
   Más que reglamentar esta medida de permitir tantos lugares para estacionar, es de rogar que las autoridades instrumenten los mecanismos para controlar a quienes la propia Municipalidad autorizará a cobrar por un determinado precio la hora, ya sea diurna o nocturna.
   Porque cuando fallan los controles es que la calle se transforma en tierra de nadie y es que suceden episodios de los que después de nada sirve lamentarse.
   Y esto, lamentablemente, viene ocurriendo con alarmante frecuencia…

DE TRAYECTORIAS Y MERECIMIENTOS
   Me comentaron que en la Unicameral ingresó un proyecto o algo parecido para homenajear a una artista cordobesa, se supone, por su trayectoria.
   No conozco ni ubico siquiera por fotos a esa jovencita que creo se llama Coqui Ramirez, aunque su estampa me resuena cuando memorizo uno que otro escándalo que la pudo tener como protagonista o cercana a ese mundillo donde todo sirve para promocionarse.
   Tampoco conozco los méritos ciudadanos que pudiera haber aquilatado esa niña, pero cuando evoco a otros nombres cercanos a formar parte de las ilustres galerías de los recordables, me viene a la cabeza una certeza de la generosidad de nuestro cuerpo legislativo que no hace mucho tiempo, al menos por mayoría, homenajeó a los integrantes de “La fiel” sector de la barra brava de Talleres, muchos de cuyos integrantes ahora están respondiendo ante la ley por algunas -dicen- aisladas tropelías.
   Entonces, más que pensar en lo dispendiosos que son para distinguir a los cordobeses, es para suponer que debieran al menos conocer algo de nuestra historia no tan sólo la cercana sino la otra, que transformó a muchos conciudadanos en personas dignas de homenaje y consideración.
   La niña puede ser bonita, decente, buena actriz o eficiente bailarina pero de allí a reconocerle méritos a una trayectoria que no supera la década, es para pensar que muchos legisladores han caído al reino de los gagá, se babosean o no tienen la más insignificante idea de lo que es una trayectoria.
   Más me inclina a pensar en esto último.



25 de abril de 2018

Este viernes, presentación -----------------

“DOMINIQUE DE LYON”, UNA NUEVA
NOVELA DEL DR. CARLOS ALFONSO

   Luego de sus trabajos “Después del Carnaval”,  “Jaque al rey” y “Caza mayor”, no descansa la inquieta pluma de Carlos J. Alfonso, doctor en medicina y cirugía egresado de nuestra cuatrisecular Universidad Nacional de Córdoba. Desde el relato al policial negro, este médico que estuvo un tiempo radicado en Mar del Plata, desgrana en sus trabajos una interesante calidad narrativa.
   Y al incursionar nuevamente en la novela, acrisola con maestría elementos tan vitales para la literatura como lo son la historia, las intrigas, los amores equívocos, el espionaje, la cercanía de los atentados fundamentalistas y otros ingredientes que hacen de “Dominique de Lyon” -que estampó la editorial Tinta libre- una entrega atrapante, ambientada en la Francia actual.
   Este viernes 27 de abril a las 18 en el salón del Instituto Dante Alighieri, de Duarte Quirós 44 y con libre acceso, se hará la presentación formal de “Dominique de Lyon” con la coordinación del Dr. Carlos Acosta y del Sr. Carlos Funes y la introducción a la síntesis de la obra estará a cargo del periodista Gonio Ferrari. 

22 de abril de 2018

S.L.B.: EN EL FESTIVAL DE LOS AJUSTES NO SE AVIZORA UN BUEN DESTINO - EL CASTIGADO CORDOBESISMO Y LA LUZ MALA - JOVEN INTENDENTE MESTRE: ¿ALGUNA VEZ ESPERÓ UN BONDI URBANO? - LA MEGACAUSA SIEMPRE APORTA NOVEDADES - PAUSA PARA EL "MONITO" CARRIZO Y SU CÁMARA - EL "POR LAS DUDAS" Y SUS DAÑOS COLATERALES - ¿ALGUIEN CONTROLA A LOS SERVICIOS MÉDICOS DE EMERGENCIAS?, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” que emiten en dúplex AM580 y FM88.5 ambas de la Universidad Nacional de Córdoba. En la edición n° 512 del 22/04/2018 estos fueron los temas principales:

ASÍ COMO VIENE ESTE  FESTIVAL DE LOS
AJUSTES NO SE AVIZORA BUEN DESTINO
   Es absolutamente cierto que es imposible reconstruir un edificio si antes no limpiamos los escombros. Pero si esa tarea de remoción deja heridos, el precio de la reconstrucción obviamente será más elevado que si se hiciera sin métodos cruentos, aunque la sinceridad de no mentir sea el pretexto que nos hace enfrentar una realidad que día a día nos castiga desde sus dos extremos: la memoria y el futuro.
   Años de despilfarro, asistencialismo, populismo enfermizo, subvenciones a servicios  estatales y privados y ese acostumbramiento a pagar bagatelas por prestaciones realmente onerosas, nos fueron empujando al borde de un precipicio real: el de la pérdida de la confianza, claudicación de convicciones y agorerías de quebrantos, mayores miserias de las heredadas que dejaron de ser pretextos, y helicópteros aprestados, en el delirio de quienes olvidaron su cuotaparte en la responsabilidad de la situación actual.
   No es una exageración calificar de salvaje al festival de ajustes instrumentado desde el gobierno nacional que de manera violenta en lugar de optar por el gradualismo, intenta terminar con enojosos privilegios de los que ahora no se habla, pero que se gozaron durante tantos años pagando dos pesos por el gas, tarifas subsidiadas por la electricidad y monedas por el agua o el transporte público.
   Resumiendo, un sibarítico show del derroche con la doble y lacerante consecuencia de producir acostumbramiento por una parte y real objetivo de calmar el descontento social que es el primer causante de la pérdida de votos.
   Y durante más de una década asistimos sin quejarnos y muchos aplaudiendo, a una fiesta con todos los ingredientes de ocasión, pero al fiado y con la esperanza del “paganunca” o “pagadiós” pero que algún día vendría quien pasaría la factura para ponernos al día porque hasta a la joda al fiado hay que pagarla.
   No olvidemos que el interior en ese aspecto fue el menos afortunado y en muchos casos el más perjudicado por eso de la caprichosa administración de los dineros públicos que iban a parar en cantidad según se tratara de provincias alineadas o no con el poder central.
   En Buenos Aires se llegaron a pagar ridiculeces por muchos servicios y son icónicos los ejemplos del transporte urbano, de los trenes, del subte, del gas y de la energía eléctrica, mientras aquí padecíamos todas las exageraciones que nos aplicaban en idénticas prestaciones.
   Aquí legalizaron el despojo con el nombre de tasa vial en los combustibles y les metieron las manos en los bolsillos ya exánimes de los jubilados: a los nacionales les redujeron ventajas y a los provinciales los despojaron de un buen porcentaje en nombre de una ley trasnochada que legalizó un decomiso incluyendo el desacato gubernamental a una resolución judicial.
   Estamos en crisis y más allá de la vieja sentencia de Churchill cuando pedía “sangre, sudor y lágrimas” en la gran guerra, tomemos conciencia que vivimos una instancia con dos alternativas históricas: la de seguir creyendo que el Estado -que somos todos- tiene que darnos lo que pidamos, o que ese mismo Estado haga recuperar la cultura del trabajo creando fuentes laborales genuinas, estimulando la industria y achicando sus gastos porque no puede ser sólo el administrador de becas y de subsidios.
   Alguna vez el poder debiera respetar el sufrimiento de los más postergados y acentuar su demandante presión en los que más tienen, los que más evaden y los que más desvían fortunas al exterior, lo que a la vez sería atenuar los pesares que afectan a los menos afortunados. La gente hace años viene poniendo sangre, sudor y lágrimas.
   Es hora que los gobernantes pisen la tierra, practiquen la autocrítica y piensen no con la grandeza de la generosidad ni el execrable maquillaje de la demagogia, sino con esa sensibilidad que exhiben en las campañas, que generalmente olvidan después de jurar muchas veces en vano.
   Y eso que lo hacen por la Biblia, por Dios, por los evangelios, por el honor, por la memoria, por los muertos, por la Patria y por tantas otras intenciones.
   Porque no sé si Dios, pero sí la Patria, alguna vez los demandará…

LUZ MALA PARA EL CASTIGADO CORDOBESISMO
   De entrada nomás, vale aclarar que las conquistas sindicales se acordaron en su momento para ser respetadas, razón por la cual que a nadie se le ocurra pensar que lo que se busca es dañar los ingresos genuinos de los empleados de la EPEC. Hecha la necesaria salvedad, lo importante es consignar más allá de cualquier especulación política, gremial o sociológica, en cuánta perversa medida afecta a los cordobeses el precio de la electricidad que recibe y de qué manera brutal (y no es una exageración) impacta en el presupuesto hogareño.
   Tanto el gobierno de la provincia como los directivos de la empresa eléctrica pueden esgrimir los argumentos que mejor se les ocurran, desde las burdas e incoherentes justificaciones que nadie digiere, o los tecnicismos que sólo enturbian una situación de la que es exclusiva responsable la conducción política. Porque es absurdo pensar que en la cúpula desconocen la realidad de creciente y permanente deterioro que caracteriza a la EPEC, monstruo con gerentes y empleados ricos que malsirven a una sociedad más cercana a las privaciones que a la opulencia, a la que esquilman mensualmente por un servicio plagado de huecos y remiendos.
   Que alguien tenga la honestidad de explicar por qué y a causa de qué el cordobés que en diciembre último pagó -por ejemplo- 600 pesos mensuales y este mes, consumiendo menos energía que el doble del mes citado, ahora debe pagar el triple, o sea casi 2.000 pesos.
   ¿Cuál es el agujero negro por donde “se escapan” cifras tan alucinantes si las multiplicamos por la cantidad de usuarios?
   No vengan con la niñería de echarle la culpa a la avidez por el dinero que ellos mismos alentaron en su personal, al llenarlos de prebendas con tal de evitar un malestar social entre unos pocos, pero que ahora esa legítima inquietud e impotencia se agigantan y lesionan a toda la sociedad cordobesa obligada por ser rehén, a pagar caprichos tanto de unos como de otros con el agravante de recibir un servicio decadente y ciclotímico.
   Ya percudido el cuento de la central Pilar no quedan muchos pretextos para seguir en el ejercicio de la penosa demagogia cargada de crueldad e indiferencia, hacia aquellos que no alcanzan a cubrir el consumo porque el precio de la energía crece y los sueldos pierden su poder adquisitivo, salvo en los casos de los privilegiados que gozan de beneficios que no alcanzan a la comunidad, abriendo la puerta a la lucha inevitable en este caso no de pobres contra pobres sino de empleados ricos contra gente pobre, indefensa e incapaz de otras opciones por eso del reinado monopólico.
   Hablar de “resistencia pasiva” negándose masivamente a pagar excesos inalcanzables para muchos, no sería un caso de rebelión sino el ejercicio de la legítima defensa. Poco hubiera costado hacer gradualmente los incrementos de tarifas, en paralelo con los ajustes de salarios que como siempre recorren los escabrosos caminos de las postergaciones.
   El estancamiento tecnológico tiene su precio y no es justo que por imprevisión gubernamental -que viene desde siempre- deban pagar quienes menos debieran asumirlo que somos los usuarios sostenedores de la inmoralidad de un sistema superado por los tiempos.
   Habrá que ver de qué se disfrazan los que ahora desde la comodidad de sus despachos siguen con la gastada perorata del crecimiento de las prestaciones, cuando se desarrolle y acceda al nivel de masivo consumo cualquiera de las energías alternativas, como la solar que es la que más avanza.
   Porque lo acuciante es el hoy; es el día a día en que la EPEC apela a la ridiculez de achicar gastos en pavadas mientras maneja cifras siderales en obsequiosos premios para una eficiencia que no existe, en dilapidar millones de pesos en publicidad politizada en vez de instruir al usuario en las maneras de economizar porque el negocio de la empresa es que la gente consuma, y en pelearse con el gremio después de haber malcriado a varias generaciones, dando el pésimo ejemplo de privilegios que el resto de la masa trabajadora no goza.
   Por todo eso es que necesita esquilmar al usuario para mantenerse allá, en el podio de lo que no debe ser, como  cobrar la electricidad -por lejos- más cara del país para un servicio que se cansa de perpetrar papelones en verano porque hace calor y en invierno porque viene el frío. Los “ganchos” del pobrerío ya son un pretexto que nadie traga porque a veces, los “ganchos internos” son mucho más dañinos sobre todo porque tienen el aislante de la impunidad.
   Dudo que los cordobeses hayamos hecho nada tan salvaje como para merecer esta penosa instancia, tan injusta como irracional y vandálica.

JOVEN MESTRE: ¿ALGUNA VEZ ESPERÓ UN BONDI?
   Es como en cualquier aspecto de la vida, una cosa es que te la cuenten y otra muy distinta es vivirla, como por ejemplo un cabrito a la parrilla que te lo relatan jugoso, apetecible y único o un ligero concepto acerca de la vecina abordablemente generosa, pulposa y ragalona.
   No siempre es lo mismo, igual que en el tema del transporte urbano.
   Una cosa es que al intendente le pinten un panorama ideal, en este caso con frecuencias que se cumplen en el intrincado trazado de esta Córdoba apabullante y atropelladora y nada parecido a la realidad que cotidianamente y sin anestesia viven -mejor dicho vivimos- los usuarios de esta decadente prestación.
   Van varios domingos que caemos al mismo tema, pero parece que a los empresarios ni a la Muni les entran balas porque el panorama, en líneas generales, en lugar de mejorar o al menos amesetarse, se ha venido y se seguirá agravando a medida que pasen los días hasta que por fin, para delicia empresaria, se aplique el nuevo precio del boleto.
   El problema es el mientras tanto, que la descarada injuria contra los usuarios que somos sostenes de un sistema perverso, se acrecienta porque los dueños de los bondis son los que mandan por encima del gremio y lo que es más grave, del propio poder concedente que es la Municipalidad de Córdoba.
   Seguramente el joven intendente, dado el nivel de su cargo, no sea usuario del transporte público de pasajeros y conozca los ómnibus y los troles sólo cuando lo invitan con todo el protocolo del caso a presidir alguna aislada ceremonia de expansión del servicio.
   Pero que alguna vez haya tenido que soportar el plantón y la injuria de esperar más de media hora junto al poste, es para dudarlo.
   Entonces bueno sería, antes de cualquier otra consideración que pudiera ser tomada como exagerada u ofensiva, imponer el formalismo de preguntarle a nuestro joven y candidateable a gobernador, por ahora intendente municipal de la ciudad de Córdoba: ¿Alguna vez asumió la aventura urbana de esperar un bondi en cualquier parada para viajar como ciudadano?
   Puedo asegurar lo ansiosos que estamos esperando una respuesta…

LA MEGACAUSA SIEMPRE APORTA NOVEDADES

   Las últimas novedades de la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba, que no se queda quieta pese a  no publicarse  en los diarios, muestran que la investigación seguiría escarbando entre los empleados,  aparentemente  reiterando la curiosa metodología de imputar a los amigos de los amigos de los amigos, a quien atendió el teléfono, a quien  se sentaba al lado, a quien abrió la puerta, a quien encendió la computadora, y en algunos casos, hasta a quienes  estaban de vacaciones.
   Sin cuestionar que se investigue, como es misión del Poder Judicial, lo llamativo, a contramano de lo que está ocurriendo en el mundo,  es que esta meticulosidad justiciera parecería adolecer de cierta ceguera, sordera,  y pérdida de demás sentidos,  a la hora de identificar a los altos funcionarios  responsables de los hechos.  
   Y ni siquiera sería necesario gran derroche de  sana crítica racional, dado que los funcionarios en cuestión  han sido concretamente acusados en los juicios.
   La realidad es que se sigue juzgando,  re-juzgando, condenando y re-condenando a los mismos.  Y es probable que ya no se publique  porque además de aburrido,   a ningún lector le resulte creíble.  
   Es lógico y esperable que el  sentido común colectivo, aunque aturdido por la interesada propaganda mediática, empiece a preguntarse por los poderosos.  Es lógico que concluya que sin poder y contactos estos delitos no se cometen.  Es lógico que reclame por los  funcionarios acusados y es lógico que desconfíe de las denuncias velozmente desestimadas que los involucran.
   En fin, es lógico que los ciudadanos, en algún momento, despierten para reclamar Justicia.

EL “MONITO” CARRIZO NOS SORPRENDIÓ
A DIARIO  CON SUS  LAUREADOS CLICK’S
   Darle el adiós al “Monito” Antonio Carrizo y a su pasión por la fotografía es más o menos como que alguien se emperre en hacerme creer que con el paso del tiempo se olvidó de andar en bici, de jugar a las bolitas, del primer beso o de esperar cada enero a los Reyes Magos.
   Por eso que “recordar” viene de “re cordis” -volver a pasar por el corazón- basta con mirar una buena foto en La Voz para sentir la presencia de uno de los más hábiles y creativos ladrones de instantes que tuvo el periodismo cordobés.
   Ya lo sé… No se enojen porque no ignoro que también hay otros que abrazaron y aún perpetran eso de cuatrerear imágenes de la realidad para transformarlas mágicamente en historia, más allá de los relojes y de los tiempos. Pero al “Monito” le tocó bailar en la más caprichosa e impredecible de las épocas, cuando andar por la calle era de por sí más que un peligro -como es ahora que te asalten, si son benévolos- el riesgo cierto que te boletearan sin razón, desde una vereda o desde la otra, sólo por cometer el pecado de documentar situaciones.
   Y el enorme mérito de este aún joven pero veterano chasirete -como les llamaban los antiguos- es que se inició más abajo que desde abajo y trepó en base a sacrificio y profesionalismo esa dura escalera que los imbéciles suelen llenar de obstáculos, para llegar a ocupar un lugar de elevada consideración dentro del mundillo periodístico mediterráneo.
   A riesgo de mi propia fragilidad de memoria es probable que me olvide de muchos de los que le aportaron su sapiencia; su generosa mano tendida al empeñoso colega y entonces no se puede omitir a Pedro Carranza, Huguito Allende, Víctor Saavedra, Alfredo Moyano, Dilugo, Beguán y otros quienes desde mocosos aprendieron a su vez de Novello, de Cacho López y de su padre Juan; de Ramirez y de varios más, cuando el laboratorio y su férrea oscuridad era el terreno donde se ganaban o se perdían las carreras contra el tiempo y contra los adversarios en ser primeros o mejores.
   Tuve el privilegio de acompañar al “Monito” Carrizo en más de una instancia crítica, de esas que por encima de nuestra aparente firmeza con la que buscábamos maquillar la pena y el espanto, prevalecía el sentido de cumplir y dar siempre un paso más adelante, de esos pasos que suelen ser el último de un periodista, de un fotógrafo o de un camarógrafo.
   Es cuando se sufre en silencio, se estruja el alma y se aprende -sin ninguna vergüenza- a llorar a escondidas…
   Por todo eso, por los momentos compartidos; por la entrega profesional y solidario sentido del compañerismo aunque hayamos dejado de estar espalda contra espalda en una calle, en un tiroteo, en un incendio, o integrando el mismo equipo de fútbol y también abrazados en el infortunio ajeno o en algunas injusticias, quiero darle al “Monito” Carrizo, mi amigo, la mejor de las bienvenidas a este mágico mundo donde por encima de las urgencias, de los cierres de edición y de las exigencias de una comunidad ávida de documentos gráficos, prevalecen la práctica y el goce del alpedismo.
   Es humana y comprensiblemente imposible dejar de lado este maravilloso vicio que es el periodismo al menos para quienes, al igual que a Carrizo, se nos metió en las entrañas, allí donde atesoramos alegrías y sufrimientos.
   El plato de los recuerdos, de las nostalgias, de las alegrías y de los horrores, está servido para nosotros, los que jamás dejaremos de ser lo que fuimos porque sería pecar de ingratitud a la vida que tanto bueno y malo nos ha regalado.
   Para el “Monito”, justo destinatario de numerosas distinciones por su labor -puedo asegurarlo- nunca habrá un último “click”.

LOZANA VIGENCIA DEL “POR LAS DUDAS”
   Seguramente se debe a la experiencia argentina en materia de inflación, que el ingenio de los empresarios y comerciantes los empuja a prácticas no muy santas ni correctas, pero que en alguna medida cubren los riesgos a las que están sometidas sus inversiones.
   También es para pensar sin dudas, que desde tiempo atrás, cuando la inflación entró a formar parte de la habitualidad argentina hasta el punto de aprender a convivir con ella, como con una amante que te pone los cuernos, que los argentinos fuimos a la vez comprendiendo la situación por una parte y por la otra, creando los propios anticuerpos.
   Nació allí el mecanismo líricamente llamado “por las dudas” que consiste en aumentar los precios aunque no existan motivos fundados para hacerlo, pero los rumores de desastre así lo venían imponiendo.
   Y esa operatoria del miedo a los aumentos ha sido y sigue siendo el mecanismo más perverso que lleva a situaciones tan ridículas como advertir que al productor le pagan, digamos, un peso el kilo de papas que cosechó con sacrificios, pero en la góndola del súper o en la verdulería del barrio te la venden a 20 mangos por kilo.
   Esa es la deformación que aporta el “por las dudas” ya que en tal mecánica caen todas las etapas de la comercialización desde el primero hasta el último eslabón del proceso.
   Y naturalmente quien se jode es el consumidor, obligado por las circunstancias a pagar muy por encima de la inflación real que existe, pero no en los niveles de la aplicación del precio final.
   Y eso no tan sólo ocurre con las verduras o los alimentos en general, sino que penosamente lo advertimos en cualquier artículo, desde los medicamentos -donde los aumentos son escandalosos, los pagas o te mueres- hasta en el precio de los autos, de las camisas, de las bombachas o del vino cabernet.
   Ese “por las dudas” le está haciendo a nuestra economía, tanto nacional como hogareña, un daño mayor que la realidad de una inflación que es innegable, pero que no cede por esas maniobras de los inescrupulosos.
   Cuando se legisle sobre este particular, ni se imaginan los buenos resultados que pueden llegar a obtenerse.
   Y todos, sin dudas, en beneficio de la gente.

¿CONTROLAN A LOS SERVICIOS DE EMERGENCIAS?
   Es muy probable que nada estrese más a cualquier persona, que enfrentarse a una crítica situación y sin obtener respuestas que alguna vez le aseguraron, por las que generosamente paga con parte de su sueldo, ya sea estatal o privado, activo o jubilado.
   Lo de las empresas que dicen atender emergencias es emblemático, sobre todo porque el común de los argentinos no sabe diferenciar lo que es “urgencia” de lo que significa una emergencia.
   Pero dejando de lado ese detalle que no es menor y que con celeridad se debe abordar para ilustrar a la población en tal sentido, se hace necesario distinguir a las empresas eficientes y a las otras, las que más les interesa la recaudación que la calidad y celeridad de la prestación.
   Y nada mejor que ilustrarlo con un ejemplo: meses atrás, desde la empresa Vittal ante un pedido de asistencia por un eventual ACV de acuerdo con los síntomas, se informó una demora ¡de ocho horas para atender el caso!
   La persona afectada, jubilada de la Provincia, debió acudir a la medicina particular que en efecto, certificó la gravedad del caso y aplicó el tratamiento adecuado, que con la demora informada por Vittal hubiera sido tardío.
   Se elevaron quejas, hubo un relativo despliegue mediático, pero desde Vittal nadie se preocupó en aclarar la situación.
   Días atrás y por experiencia propia, una señora mayor tuvo una descompostura similar por un pico de presión arterial y por fortuna estaba en un local de Alta Córdoba que contaba con el amparo de la empresa EMI, la que fue convocada frente a tal circunstancia.
   En 20 minutos el personal de la ambulancia había atendido a la paciente, la había estabilizado e incluso se le hizo un electrocardiograma para asegurarse que no se había tratado de un infarto.
   Esas son las diferencias entre una empresa sensible al requerimiento de atención como lo es EMI y la imagen meramente recaudatoria que mostró Vittal, encargada entre otras áreas, de atender a jubilados cordobeses.
   Es para pensar que a la hora de la elección, nada mejor que nutrirse de antecedentes válidos.
   Como es este caso.
   Porque el problema más serio de estos servicios, es que todo indica que nadie del poder controla la calidad de sus prestaciones.


19 de abril de 2018

Imperdonable insensibilidad --------------


TARIFA DE EPEC: ES UN ABUSO AL
“CORDOBESISMO” Y UNA MANERA
DESPIADADA DE  INCREMENTARLA
   De entrada nomás, vale aclarar que las conquistas sindicales se acordaron en su momento para ser respetadas, razón por la cual que a nadie se le ocurra pensar que lo que se busca es dañar los ingresos genuinos de los empleados de la EPEC. Hecha la necesaria salvedad, lo importante es consignar más allá de cualquier especulación política, gremial o sociológica, en cuánta perversa medida afecta a los cordobeses el precio de la electricidad que recibe y de qué manera brutal (y no es una exageración) impacta en el presupuesto hogareño.
   Tanto el gobierno de la provincia como los directivos de la empresa eléctrica pueden esgrimir los argumentos que mejor se les ocurran, desde las burdas e incoherentes justificaciones que nadie digiere o los tecnicismos que sólo enturbian una situación de la que es exclusiva responsable la conducción política. Porque es absurdo pensar que en la cúpula desconocen la realidad de creciente y permanente deterioro que caracteriza a la EPEC, monstruo con gerentes y empleados ricos que malsirven a una sociedad más cercana a las privaciones que a la opulencia, a la que esquilman mensualmente por un servicio plagado de huecos y remiendos.
   Que alguien tenga la honestidad de explicar por qué y a causa de qué el cordobés que en diciembre último pagó -por ejemplo- 600 pesos mensuales y este mes, consumiendo menos energía que el doble del mes citado, ahora debe pagar el triple, o sea casi 2.000 pesos.
   ¿Cuál es el agujero negro por donde “se escapan” cifras tan alucinantes si las multiplicamos por la cantidad de usuarios?
   No vengan con la niñería de echarle la culpa a la avidez por el dinero que ellos mismos alentaron en su personal, al llenarlos de prebendas con tal de evitar un malestar social entre unos pocos, pero que ahora esa legítima inquietud e impotencia se agigantan y lesionan a toda la sociedad cordobesa obligada por ser rehén, a pagar caprichos tanto de unos como de otros con el agravante de recibir un servicio decadente y ciclotímico.
   Ya percudido el cuento de la central Pilar no quedan muchos pretextos para seguir en el ejercicio de la penosa demagogia cargada de crueldad e indiferencia, hacia aquellos que no alcanzan a cubrir el consumo porque el precio de la energía crece y los sueldos pierden su poder adquisitivo, salvo en los casos de los privilegiados que gozan de beneficios que no alcanzan a la comunidad, abriendo la puerta a la lucha inevitable en este caso no de pobres contra pobres sino de empleados ricos contra gente pobre, indefensa e incapaz de otras opciones por eso del reinado monopólico.
   Hablar de “resistencia pasiva” negándose masivamente a pagar excesos inalcanzables para muchos, no sería un caso de rebelión sino el ejercicio de la legítima defensa. Poco hubiera costado hacer gradualmente los incrementos de tarifas, en paralelo con los ajustes de salarios que como siempre recorren los escabrosos caminos de las postergaciones.
   El estancamiento tecnológico tiene su precio y no es justo que por imprevisión gubernamental -que viene desde siempre- deban pagar quienes menos debieran asumirlo que son los usuarios sostenedores de la inmoralidad de un sistema superado por los tiempos.
   Habrá que ver de qué se disfrazan los que ahora desde la comodidad de sus despachos siguen con la gastada perorata del crecimiento de las prestaciones, cuando se desarrolle y acceda al nivel de masivo consumo cualquiera de las energías alternativas, como la solar que es la que más avanza.
   Porque lo acuciante es el hoy; es el día a día en que la EPEC apela a la ridiculez de achicar gastos en pavadas mientras maneja cifras siderales en obsequiosos premios para una eficiencia que no existe, en dilapidar millones de pesos en publicidad politizada en vez de instruir al usuario en las maneras de economizar porque el negocio de la empresa es que la gente consuma y en pelearse con el gremio después de haber malcriado a varias generaciones, dando el pésimo ejemplo de privilegios que el resto de la masa trabajadora no goza.
   Por todo eso es que necesita esquilmar al usuario para mantenerse allá, en el podio de lo que no debe ser, como  cobrar la electricidad -por lejos- más cara del país para un servicio que se cansa de perpetrar papelones en verano porque hace calor y en invierno porque viene el frío. Los “ganchos” del pobrerío ya son un pretexto que nadie traga porque a veces, los “ganchos internos” son mucho más dañinos sobre todo porque tienen el aislante de la impunidad.
   Dudo que los cordobeses hayamos hecho nada tan salvaje como para merecer esta penosa instancia, tan injusta como irracional y vandálica.
Gonio Ferrari