Desgrabación de comentarios del periodista Gonio Ferrari en el
programa “Síganme los buenos” emitido el domingo 26 de mayo de 2013 por AM580
Radio Universidad de Córdoba.
EL
FUTBOL, LANATA Y LOS NERVIOS
EL VERDADERO PATRIOTISMO
EL
CORDOBAZO Y SUS RECUERDOS
Parece mentira que hayan pasado 44 años de
aquel cercano 29 de mayo del 69, cuando Córdoba ocupó primerísimos planos en la
consideración mundial, una vez que las imágenes alcanzaron las más remotas
latitudes.
En pocas horas la ciudad fue ocupada por los
manifestantes, que desbordaron a una policía solo entrenada para reprimir
tumultos deportivos o manifestaciones poco numerosas.
La gente, poco a poco, se fue plegando a la
protesta, mientras en Buenos Aires se discutía la conveniencia o no de sacar el
Ejército a la calle.
El miedo fue mayor que la prudencia y el
primer contingente que venía del Camino a La Calera desembarcó en el Pasaje Aguaducho, a metros
del acceso al Hospital de Clínicas, en uno de los sectores transformado en foco
principal de la revuelta popular, a las 5 en punto de la tarde.
Quinientos soldaditos imberbes, con el miedo
pintado en el rostro, se colocaron rodilla a tierra y apuntaron sus vetustos
Mauser 1909 hacia arriba, para producir la más espantosa y atronadora de las
amenazas.
Habían llegado ellos, para restaurar el
orden.
Más tarde se conoció la existencia de
víctimas fatales, decenas de heridos y cientos de detenidos.
La ciudad, una síntesis del caos, que duró
un par de días.
No me lo contaron. Me tocó vivirlo demasiado
de cerca, cuando trabajaba en La
Voz y los practicantes de Medicina hasta nos disfrazaron de
médicos en el Clínicas, para que estuviéramos en el centro de la escena, cuando
usábamos casco para trabajar y ahora los volvemos a necesitar.
El pueblo se había rebelado, porque aquella
vez, se llegó espontáneamente al límite de la paciencia.
Para que los gobernantes lo sepan: la
paciencia tiene un límite y 44 años atrás la imprudencia política lo superó.
Y en ciertos aspectos y situaciones no
estamos muy lejos, o demasiado cerca de alcanzarlo.
Siempre hay tiempo, y urnas, para corregir
el rumbo.
ALGO
ASI COMO POLICIA POLITICA
La determinación de
establecer un conjunto de productos cuyos precios al público deberán ser
respetados por un tiempo, suena en el país de la desconfianza, más a medida
impactante que a beneficio para la gente.
No hace falta ser agorero y basta recordar
experiencias similares ya vividas, porque en los primeros días había
existencias pero a la semana, esos productos habían desaparecido de los
estantes y de las góndolas.
La otra velada trampita de los productores
fue la merma observada en la calidad, y a veces sin alterar el precio
establecido, pero menor cantidad de la mercancía y evoquemos como ejemplo aquel
viejo pregón de los 74
metros de papel higiénico, que pasó a la historia.
El mayor de los riesgos está en la segura
aparición del mercado negro, indirectamente alentado por el Estado, que a
precios superiores comercializará los productos que estén en falta.
Y si bien el espíritu de la medida es digno
de todo elogio, no es para pensar lo mismo acerca de los mecanismos que se
instrumentarán para el control de su cumplimiento.
Militantes políticos estarán facultados para
ejercerlo, a cuyos designios e interpretaciones deberán allanarse tanto
productores como distribuidores, mayoristas, minoristas y consumidores.
Es mas o menos como instaurar desde el gobierno
la cultura de la delación y de la alcahuetería, tal como sucede en Cuba, por
ejemplo, con los CDR, que son Comités de Defensa de la Revolución que
funcionan en cada manzana de las ciudades y pueblos, dirigidos por los más
acérrimos seguidores del régimen castrista, el único permitido.
Darles poder a quienes no aceptan el disenso
y solo miran en una única dirección ideológica, es peligroso porque eso
equivale a poner en vigencia un estado policial, como también lo supieron ser
el Paraguay de Stroessner, el stalinismo soviético o el nazismo alemán.
La idea en este caso no es afortunada ni
oportuna, porque en lugar de volver al camino del respeto mutuo caeremos en el
imperio de la desconfianza, del recelo y de la suspicacia como moneda corriente
entre los que venden y los que compran.
Justo ahora, cuando más necesitamos estar
unidos.
MAS
ACERCA DE LA MEGACAUSA DEL
REGISTRO
Se realizó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional
de Córdoba una charla sobre el tema de prisión preventiva, organizada por el
Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales.
Disertante fue el Dr. Alberto Bovino,
abogado, profesor en la UBA,
Master en Derecho, Consultor del CELS y reciente querellante por el CELS en la
causa de Mariano Ferreyra.
Dijo entre otras cosas que por su carácter
de herramienta de extrema violencia y grave afectación a los derechos de la
persona, la aplicación de la prisión preventiva ha sido objeto de permanentes
cuestionamientos de legitimidad desde un paradigma de respeto a los derechos
fundamentales, basado en el incuestionable principio de inocencia.
En su charla el Dr. Bovino destacó que
otro de los principios limitadores de la prisión preventiva se refiere a la proporcionalidad, en virtud del cual
una persona considerada inocente no
debe recibir peor trato que una condenada, ni se le debe deparar un trato igual a ésta.
La medida cautelar no debe igualar a la
pena en cantidad ni en calidad y en tal sentido, explicó que una regla práctica
sería que la prisión preventiva no excediera de un tercio de la pena mínima
prevista para el delito sospechado.
¿Saben la cara que puso el disertante cuando
los familiares de los presos o rehenes que están en Bower, le comentaron que acá en Córdoba, en la megacausa del
Registro, los imputados permanecen encarcelados con prisión preventiva
por dos y tres años por delitos que, de comprobarse su autoría en el
juicio, tienen una pena mínima de seis meses?
Agregó que lo terrible es que la
administración de justicia de nuestros países detiene sin pruebas, pues no
investiga para detener, sino que detiene para investigar.
¿Que relación existe entre la supuesta
legitimidad de encerrar a una persona por años, en condiciones infrahumanas, y
el hecho de que quien ordene la detención sea un órgano estatal integrado por
unas personas muy particulares a quienes llamamos jueces y juezas?
Nada cambiaría si a la orden la diera un
señor que trabaje de plomero, titiritero o astronauta, en la medida en que las
personas sean encarceladas sin un verdadero juicio previo que respete las
garantías judiciales de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos.
Es como para seguir fortaleciendo las dudas,
acerca de la capacidad jurídica de quienes juzgan, o de la existencia de compromisos
políticos o amiguismos y complicidades que enturbian la genuina administración
de justicia.
LA
NECESARIA RECONCILIACION
Debo aclarar antes que nada y para evitar
habladurías y chismes, que no soy defensor rentado ni ad honorem de De la Sota, ni creo que lo necesite
porque nuestro gobernador también es abogado.
Provocaron revuelo sus declaraciones que en
líneas generales proponían algo así como reducir penas a los genocidas a cambio
que revelaran ciertos detalles aún no conocidos, especialmente acerca del
destino de los desaparecidos durante la dictadura militar.
Obviamente que fueron muchas las voces que
se alzaron sosteniendo con mayor énfasis la demanda de justicia con memoria, lo
que personalmente me parece una postura digna y coherente.
Pero cuando los reclamos van más allá y
peligrosamente conducen al terreno de la venganza, de la revancha y del
desquite, están desvirtuando groseramente la imperiosa necesidad de reconciliación que tenemos los
argentinos.
Las diferencias ideológicas son insalvables,
pero nadie habla de perdón ni de olvido, ni de ninguna otra forma de
indulgencia, que afecte a la lucha por el respeto a los derechos humanos, una
bandera de la que algunos se apropiaron sin haber hecho poco y nada para
merecerlo.
Los argentinos reconciliados pero sin
amnistías, perdones ni olvidos podremos reencaminarnos rumbo a un futuro sin
odios, tomando ejemplos como los de Japón, Alemania o China, que vencieron a
sus fantasmas sin renegar de la historia, pero con la grandeza de mirar hacia adelante
y por eso llegaron a donde ahora están.
Nadie habla de una falta de respeto al dolor,
al luto ni a la memoria de los familiares de desaparecidos, ni de claudicar en la
prosecución de los juicios a los represores.
Solo se trata, según me parece interpretar
sin pasión lo dicho por De la
Sota, de abrazarnos alguna vez sin pensar que en ese abrazo
nos robarán ilusiones, o las ansias de justicia, que supongo son comunes a
todos los argentinos.
Por lo menos, a los argentinos con vocación
de grandeza.
LA APROSS
Y LOS
MEDICAMENTOS
Cuando en una casa se gasta dinero en
champán, caviar y exquisitos postres más allá del presupuesto, al momento de
querer comer fideos, arroz o papas acompañados por jugos en sobre, no
alcanza ni para eso.
Resumiendo, es una simple cuestión de
correcto sentido de la administración y de no dar el tranco más largo de lo que
permiten las piernas.
Más o menos eso está sucediendo con la obra
social de los empleados y jubilados dependientes de la provincia, que verán
suspendida la provisión de medicamentos a fines de este mes, una amenaza que es
presión para buscar un arreglo, que lanzaran los proveedores.
El desmedido gasto publicitario, las
partidas que se afectan a otros destinos, las fiestas cuarteteras, los viajes
innecesarios, los carnavales y otras cuestionables como inoportunas
erogaciones, hacen tambalear cualquier presupuesto.
Cuando lo que se necesita más que sentido
austero, es tomar conciencia de los gastos, se dilapidan los dineros que aporta
la gente, como si el gobierno se agarrara una vez más de la deuda que la Nación tiene con los
cordobeses, para justificar la desfinanciación que se produce por equivocaciones
de gestión.
El uso racional de los dineros públicos, si
fuera una práctica de los gobiernos, nos devolvería la certeza de lo
previsible, evitando el actual estilo de la improvisación y del remiendo que
son graves faltas de respeto al pueblo.
La salud de los agentes provinciales y más
aún la obvia vulnerabilidad de los pasivos, demanda que las soluciones sean
dinámicas y duraderas, para terminar de una buena vez con la cultura oficial
del parche.
Es difícil llegar a presidente, mientras no
se demuestre la mínima capacidad para superar situaciones domésticas.
Hay veces que no es necesario ponerse el
traje, para convencerse que le sobra la tela por todos lados.
O que le falta cuerpo.