Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos” del 31/05/15 difundido por AM580 Radio
Universidad Nacional de Córdoba.
JOVEN
PATRIA “K” DE 12 AÑOS
No sería nada nuevo pensar y sostener que el
respeto por los próceres y por la historia es una de las bases donde descansa
la grandeza de una Nación.
Y fue padecer una sensación como de congoja
y despojo, ver las imágenes de la última que debió haber sido celebración del
205 aniversario de nuestra libertad, en la emblemática Plaza de Mayo.
Más allá que el folklore y el cotillón hayan
impuesto la presencia de más banderas de raros colores y consignas por encima
de la celeste y blanca, fue sentir el golpe de esas ausencias tan caras a
nuestro sentimiento de Patria.
Primero, porque 205 años son muchos más que
12 de dudoso patriotismo, ubicado en muchas circunstancias más en lo sectario
que en lo globalmente ciudadano sin distingos ideológicos ni diferencias
internas.
También, porque el respeto que merecen los
que están en el bronce y en nuestro corazón de argentinos, han superado las
barreras de los desencuentros, de los odios, de la intolerancia y del
autoritarismo que ejercen muchos de los que ahora tienen, precisamente,
vocación de procerato.
Cuando se mezclan los auténticos
sentimientos con los delirios de eternidad, es el momento del naufragio de la
memoria, rendida al más lamentable de los oportunismos.
Escamotear un símbolo como lo es nuestro 25
de Mayo de todos, para transformarlo en una celebración históricamente menor en
el tiempo y tomando en consideración su pretendida trascendencia, no deja de
ser una imperdonable burla a todos los que, en ejercicio de la democracia
consagrada, no comulgan con el modelo gobernante.
Incluso para quienes coinciden con los
postulados nacionales y populares, es un doloroso despojo y una insalvable
irrespetuosidad.
Es con los años que los pueblos se llenan de
todas las cicatrices que quedan tras las heridas en su historia.
Pero ahora, nosotros, tenemos la obligación
argentina de evitar que nuestras banderas enarboladas con esfuerzo y
sacrificio, sean nuevamente arriadas
para izar en su lugar las de la intolerancia y el autoritarismo.
Cada partido; cada fuerza política, cada
corriente ideológica del amplio espectro tiene sus fechas símbolos para
festejar.
Que nunca más, nunca más, nadie nos robe las
que son de todos los argentinos.
SEGURIDAD,
MATERIA PENDIENTE
Cada rimbombante y
mediático anuncio oficial de recuperar la seguridad perdida, nos aumenta la
convicción de que nos están tomando por imbéciles, ya que los resultados se dan
a la inversa, aunque los escondan.
No vamos tan lejos: este viernes, anteayer,
en un radio de 300 metros
alrededor de la que era la comisaría séptima, se perpetraron 12 asaltos, la
mayoría en la vía pública y lo que nunca había sucedido, en un bar ubicado
frente a la mismísima Plaza Rivadavia a 150 metros de esa sede policial,
donde es frecuente ver estacionados a numerosos patrulleros del CAP y
motocicletas de los vistosos “chips” cordobeses.
Ni siquiera la campaña proselitista sirve
para que la gente crea en el poco serio promesómetro delasotista schiaretista
que pretende vendernos un futuro suizo, mientras durante más de una década
permitieron que viviéramos en el Río de Janeiro o en la
Nueva York de tiempos pasados.
La delincuencia nos ha desbordado como
ciudadanos y ha desnudado la falta total de una política integral de seguridad,
que pretenden reemplazar con remiendos e improvisaciones inútiles y costosas.
Vergüenza debiera darle a las autoridades si
íntimamente reconocen, como debe ser, que los hampones son más inteligentes que
ellos porque han ganado las calles mientras quienes deben protegernos, se
recluyen en las comisarías o se hacen ver por el centro donde circula mucha
gente, balizas al viento, abandonando a los barrios.
Debieran dejarse ya de joder con los
discriminatorios e infantiles controles fijos, donde usurpan la autoridad
municipal, en lugar de recorrer toda la ciudad y sorprender gratamente a la gente con la sola e
imprevista presencia, que es lo que descoloca a los ladrones.
Terminar con esa gansada de no entrar a
ciertos sectores por temor a las agresiones, porque así permiten y alientan que
esas agresiones se consumen contra la gente decente que por una ridícula
paradoja, debe encerrarse entre rejas mientras los delincuentes gozan de
libertad e impunidad.
No cambien la plana mayor ni al jefe de
policía porque ha quedado penosamente demostrado que los enroques y los
traslados no sirven para nada.
Alguna vez actúen en serio, con
responsabilidad, compromiso y sensibilidad social, para que los vecinos vean en
su policía la vocación de amparo que se ha desdibujado en los últimos tiempos.
Y eso
no es culpa de quienes reciben las ordenes, sino de quienes las imparten desde
el poder político, sobre todo esos personajes que por sus cargos y con
custodias que pagamos todos, son los únicos que se sienten seguros.
Y eso es una injusticia, porque los
cordobeses vivimos acosados por demasiados impuestos como para que nos
abandonen y ahora quieran convencernos que si ellos ganan, estaremos mejor.
Eso, por lo que estamos viviendo, es una
gigantesca patraña.
TEATRO
MUNICIPAL CALLEJERO
Más de uno estará pensando
que ahora, en la calle, hay que cuidarse en las actitudes y reacciones porque
nunca falta una cámara indiscreta que destruya versiones o modifique
testimonios que inicialmente son tomados con seriedad.
El inspector municipal que dijo haber sido
atropellado por un automovilista supuestamente infractor es uno de los más
patéticos ejemplos que seguramente ha modificado ciertas conductas teatrales y
exageraciones en los procedimientos.
Ni Miguel Iriarte, sanvicentino y respetado maestro
de actores, lo hubiera hecho mejor y más aún en el polícromo escenario urbano
donde el público no paga entrada, pero en este caso debiera haber cerrado la
actuación del municipal con una cerrada ovación no por la actitud de
victimizarse, sino por su teatralización, que lo hizo famoso en las redes
sociales y ahora, seguramente firma autógrafos porque los cholulos siempre
sobran.
Tomado el tema con seriedad, es un doloroso
llamado de atención, ya que los juicios apresurados y esa malsana costumbre de
generalizar, rotula por igual a todos los inspectores, lo que no es así.
De todas maneras, el muchacho merece un
correctivo en su manera de controlar la calle, pero sobre todo hacerle la
recomendación que arrojándose así, a la calle sucia, arruina el uniforme que la
sociedad le prestó para que actuara como inspector y controlador del tránsito
caótico, y no como cowboy que ha recibido un balazo por la espalda.
Y si no le dan un tirón… digamos de orejas,
que por lo menos la municipalidad anuncie en la cartelera mediática el día, la
hora y el teatro donde piensa presentarse.
Gracias a Dios, no se cobra entrada.
DE
LA SOTA QUIERE
QUE LO CONOZCAN
Es casi para pensar que el inventor del
cordobesismo por su edad, no busca llegar esta vez a la Presidencia de la Nación , sino que su
intención es “contar los porotos” con la mira puesta en cuatro años más
adelante.
Cuando leemos o escuchamos las encuestas que
se elaboran allá donde atiende Dios, advertimos que nuestro gobernador, siendo
generosos no entra ni en la columna donde aparecen “otros”, lo que equivale que
en términos quinielísticos, ni a los diez.
Es por ese detalle que indigna y
desconcierta ver de qué manera se dilapidan dineros que si son de todos
nosotros, bien pudieran afectarse a otros impostergables destinos.
Por suerte se ha generalizado esa moderna
manera de “lavar” los interesados aportes que hacen a las campañas numerosas
empresas y particulares que después, lógicamente reclamarán sus utilidades,
mediante cenas que cuestan la pavada -al menos cuando se anuncian- de diez mil
pesos per cápita.
Ni hablar de las fortunas que se van en
pocos segundos de la televisión porteña como publicidad no tradicional, llamada
PNT para encubrir la vieja y rentable práctica del chivo, sobre lo cual ni
siquiera se pagan impuestos.
Y también me han comentado -no doy fe ciega
porque no lo he visto- que el ensoñador presidencialista tiene un espacio
propio en el muy visto Crónica TV, al estilo del “Aló Presidente” que el bueno
de Hugo Chávez tenía en Venezuela.
Si eso es cierto y que cuesta dinero, llama
la atención que ningún exponente de la alicaída oposición no haya planteado,
cuanto menos, un pedido de informes en la unicameral.
Porque como cordobés, pensando en los
jubilados, me encantaría saber cuánto se gasta del dinero de la gente.
Porque Crónica TV, seguramente, no espera
seis meses para cobrar.
Si bien en el pasado muchos juristas negaron
a los jueces cualquier facultad de interpretar las leyes, hoy se acepta que es
ésta su tarea y responsabilidad. Jiménez de Asúa dice que la interpretación es
un acto de conocimiento y no un acto de voluntad creadora de preceptos
jurídicos.
Se dirige a establecer aquello que fue
establecido por la norma y no lo que el intérprete estime conveniente. Como
este proceso es obra de un hombre de carne y hueso es inevitable que al
frío compás de la lógica formal se agreguen fuerzas interiores sentimentales,
voluntaristas, irracionales o emotivas.
Sin embargo cabe advertir que en ningún caso
esta interpretación puede convertirse en caprichosa y arbitraria.
En la causa del Registro, la ley que
establece que la prisión preventiva debe ser excepcional "se
interpretó" como todos presos.
El principio que establece la inocencia
hasta el juicio "se interpretó" como culpables hasta que demuestren
lo contrario.
La garantía de libertad durante el
proceso "se interpretó" como llegar esposados desde Bower a cada
audiencia.
La lógica del juicio previo a la
condena "se interpretó" como llegar al juicio con la condena
cumplida.
La normativa de jueces distintos para
preservar la imparcialidad "se interpretó" como una comisión
especial juzgadora.
La prohibición de juzgar a las mismas
personas por lo mismo "se interpreta" como reciclar a los mismos
imputados para nuevos juicios.
Si estas interpretaciones no fallan, estamos
frente a una valoración caprichosa y arbitraria, de la que aún está
pendiente "interpretar" su intencionalidad.
CORDOBAZO:
HOMENAJE A LA MEMORIA
Hace poco tiempo con la iniciativa,
el sacrificio y el compromiso de un reducido grupo de colegas -ninguno joven-
quedó constituida la asociación civil sin fines de lucro aunque a veces con
fines de locro, llamada 29 testigos de la historia.
Y allí fuimos a coincidir periodistas,
camarógrafos y fotógrafos que tuvimos a cargo la cobertura de lo previo,
durante y después del Cordobazo de 1969, un mojón en la historia de los
argentinos, con trascendencia universal.
No existen entre nosotros las diferencias de
banderías políticas o los enfoques interesados acerca de ese magno
acontecimiento con elevada participación popular, sino que nos une nuestra
condición de testigos y más que ello, como partícipes de aquellos días
calientes y fervorosos.
Fuimos de verdad protagonistas.
Y
conversando, hemos concordado en tomar como una intención de modificar la
memoria, a todas las curiosas interpretaciones de los infaltables tocadores de
oído, que incluso cometen la torpeza de juzgar lo que no vivieron y cuestionar
lo que nosotros si, tuvimos la fortuna profesional de vivir como experiencia.
Y como no es mi intención polemizar con
quienes no cuentan con el nivel de certeza que aporta la presencia, de todas
maneras debo comentar que hay coincidencia en la activa participación de símbolos
tales como Agustín Tosco y Atilio López “cabecillas” -de alguna manera hay que
llamarlos- del movimiento contra el onganiato cívico-militar y usurpador.
Lo que no alcanzo a comprender es la
marginación que se hace de la figura de Elpidio Torres, titular por entonces
del poderoso gremio de los mecánicos, de relevante participación durante el
Cordobazo junto con otros dirigentes sindicales y estudiantiles.
Es más que seguro que en el nivel
dirigencial existían diferencias en lo ideológico, pero tal situación no puede
estar por encima del rigor de la historia y la trascendencia de todos sus
protagonistas, como si solamente López y Tosco hubieran alentado la
movilización.
Atilio López murió asesinado por la triple A
en Buenos Aires y el “Gringo” Tosco sucumbió a una enfermedad que seguramente
fue derivación de los malos tratos, las torturas y las prisiones que debió
padecer a causa de su militancia.
Elpidio Torres no fue una excepción en
cuanto a todos esos padecimientos de privación de libertad, torturas y
persecuciones aunque su muerte haya sobrevenido por causas naturales.
Es como si se restaran méritos a Elpidio
Torres, que si mal no recuerdo debió emigrar del país sometiéndose al
desarraigo, que para los luchadores por convicción suele ser uno de los peores
destierros.
La íntima y amplia verdad del Cordobazo
necesita ser reivindicada por la propia seriedad de la historia.
Y ahora los periodistas que creen estar bien
alimentados por Google, atornillados en sus escritorios, alientan la utopía de
ser testigos de lo que no vivieron, conceptúan con ceguera retroactiva y
pretenden darse el lujo de juzgarnos a quienes lo vivimos y nadie nos lo contó.
No deja de ser un riesgo, dentro de una
profesión testimonial como la nuestra, que es lo suficientemente generosa como
para vivir invadida por tantos charlatanes.
UN
HEROE DE CUATRO PATAS
¿Hay un infierno para los inútiles?
¿Hay un cielo
para los perros?
Son dos
preguntas recurrentes que se humedecieron en el trajinado piso de nuestra Plaza
San Martín el lunes pasado al mediodía, cuando esa llovizna que moja poco pero
molesta, nos llevaba 205 años atrás hacia aquella histórica jornada de los
paraguas frente al Cabildo de Buenos Aires.
Pero sucedió aquí, entre nosotros, cuando la
desidia humana llevada a un estado de peligrosa indiferencia, se cobró
una vida casi intrascendente por tratarse solo de un irracional y callejero,
que quiso hacer su pis de cada rato en un poste del concurrido paseo.
No fue víctima de ninguno de los autos, las
motos o las bicicletas a los que corría ladrándoles al costado hasta que se
cansaba unos metros después y sus cuatro patas cortas lo traían para volver a
empezar su canina y gastada rutina.
Pocos días atrás una voluntariosa
organización civil, nacida en la desgracia por la muerte de un niño a raíz de
una descarga eléctrica de un cable a la intemperie, había avisado a la Municipalidad la
existencia de ese increíble peligro allí, donde se concentran niños, ancianos,
caminantes o alpedistas especialmente en domingos o feriados.
Nadie escuchó
la advertencia, o ese alguien la escuchó pero no le dio importancia por ser
inútil, descuidado, indiferente, vago o mala persona.
Y dentro del
dolor que significa la muerte violenta aunque se trate de un perro -al menos
los compasivos así lo sentimos- queda el consuelo que ese bicho abandonado a su
suerte, de comer salteado y sin tener a quién moverle la cola, es un héroe que
cometió la inconciente hazaña de salvar por lo menos a un ser humano.
Y de decretar
-si es que existe la justicia- el alejamiento de quien resultare
responsable de no haber actuado cuando y como debió hacerlo, en cumplimiento de
su deber por lo que tan bien cobra cada mes.
En el
cumpleaños de la ciudad, cuando se declara ciudadanos ilustres a tantas
personas que por algo se destacaron, bueno sería recordar a ese perrito que
seguramente ni nombre tenía, como “Boby N.N.”, Ilustre Ciudadano Cordobés Pos
Mortem.
Porque en su
irracionalidad fue menos bestia que quien tuvo en sus manos la voz de alarma,
la ley y los recursos y no fue capaz de salvarlo de morir.
Aunque fuera
un perro.
EL
FÚTBOL MAFIOSO
Es muy apresurado juzgar, por lo fresco y
reciente que es lo acontecido en el organismo mayor del fútbol mundial, porque
todo apuro en la evaluación de situaciones críticas por lo general conduce al
error.
Pero que no todo es limpio, incluyendo las
andanzas de Grondona, las asignaciones de sedes para torneos mundiales, el
otorgamiento de concesiones para transmisiones televisivas y hasta el mismísimo
y argentino Futbol para Todos, que sin dudas no escapa a la mira de los
investigadores.
Pueden tejerse mil conjeturas, puede
hablarse mal de Blatter, puede apoyarse la postura de Platiní, pero lo que no
se puede soslayar, es una manifestación que desde años atrás viene cansando
micrófonos, cámaras y hojas de diarios y revistas de todo el mundo: que el ente
mundial del fútbol es una mafia.
Debe ser por eso que sus dirigentes, en la
enorme mayoría de los casos, se inclinaban por eternizarse en sus cargos, y no
siempre se asume esa actitud por patriotismo.
En ciertos casos, es por dinero, y por
muchísimo dinero.
Alguna vez, debemos tener la grandeza de
reconocer que quien decía que ellos eran una mafia, tenía y tiene razón.
Por si no lo recuerdan, el eterno
denunciador se llamaba y se llama Diego Armando Maradona.