31 de mayo de 2015

S.L.B. - UNA JOVEN PATRIA "K" DE 12 AÑOS - LA SEGURIDAD, MATERIA PENDIENTE - TEATRO MUNICIPAL CALLEJERO - DE LA SOTA QUIERE QUE LO CONOZCAN - LA MEGACAUSA DEL REGISTRO - EL CORDOBAZO Y UN HOMENAJE A LA MEMORIA - BOBY N.N. ILUSTRE PERRO POS MORTEM - EL FÚTBOL MAFIOSO, etc.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 31/05/15 difundido por AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba.

JOVEN PATRIA “K” DE 12 AÑOS


   No sería nada nuevo pensar y sostener que el respeto por los próceres y por la historia es una de las bases donde descansa la grandeza de una Nación.
   Y fue padecer una sensación como de congoja y despojo, ver las imágenes de la última que debió haber sido celebración del 205 aniversario de nuestra libertad, en la emblemática Plaza de Mayo.
   Más allá que el folklore y el cotillón hayan impuesto la presencia de más banderas de raros colores y consignas por encima de la celeste y blanca, fue sentir el golpe de esas ausencias tan caras a nuestro sentimiento de Patria.
   Primero, porque 205 años son muchos más que 12 de dudoso patriotismo, ubicado en muchas circunstancias más en lo sectario que en lo globalmente ciudadano sin distingos ideológicos ni diferencias internas.
   También, porque el respeto que merecen los que están en el bronce y en nuestro corazón de argentinos, han superado las barreras de los desencuentros, de los odios, de la intolerancia y del autoritarismo que ejercen muchos de los que ahora tienen, precisamente, vocación de procerato.
   Cuando se mezclan los auténticos sentimientos con los delirios de eternidad, es el momento del naufragio de la memoria, rendida al más lamentable de los oportunismos.
   Escamotear un símbolo como lo es nuestro 25 de Mayo de todos, para transformarlo en una celebración históricamente menor en el tiempo y tomando en consideración su pretendida trascendencia, no deja de ser una imperdonable burla a todos los que, en ejercicio de la democracia consagrada, no comulgan con el modelo gobernante.
   Incluso para quienes coinciden con los postulados nacionales y populares, es un doloroso despojo y una insalvable irrespetuosidad.
   Es con los años que los pueblos se llenan de todas las cicatrices que quedan tras las heridas en su historia.
   Pero ahora, nosotros, tenemos la obligación argentina de evitar que nuestras banderas enarboladas con esfuerzo y sacrificio,  sean nuevamente arriadas para izar en su lugar las de la intolerancia y el autoritarismo.
   Cada partido; cada fuerza política, cada corriente ideológica del amplio espectro tiene sus fechas símbolos para festejar.
   Que nunca más, nunca más, nadie nos robe las que son de todos los argentinos.

SEGURIDAD, MATERIA PENDIENTE

   Cada rimbombante y mediático anuncio oficial de recuperar la seguridad perdida, nos aumenta la convicción de que nos están tomando por imbéciles, ya que los resultados se dan a la inversa, aunque los escondan.
   No vamos tan lejos: este viernes, anteayer, en un radio de 300 metros alrededor de la que era la comisaría séptima, se perpetraron 12 asaltos, la mayoría en la vía pública y lo que nunca había sucedido, en un bar ubicado frente a la mismísima Plaza Rivadavia a 150 metros de esa sede policial, donde es frecuente ver estacionados a numerosos patrulleros del CAP y motocicletas de los vistosos “chips” cordobeses.
   Ni siquiera la campaña proselitista sirve para que la gente crea en el poco serio promesómetro delasotista schiaretista que pretende vendernos un futuro suizo, mientras durante más de una década permitieron que viviéramos en el Río de Janeiro o en la Nueva York de tiempos pasados.
   La delincuencia nos ha desbordado como ciudadanos y ha desnudado la falta total de una política integral de seguridad, que pretenden reemplazar con remiendos e improvisaciones inútiles y costosas.
   Vergüenza debiera darle a las autoridades si íntimamente reconocen, como debe ser, que los hampones son más inteligentes que ellos porque han ganado las calles mientras quienes deben protegernos, se recluyen en las comisarías o se hacen ver por el centro donde circula mucha gente, balizas al viento, abandonando a los barrios.
   Debieran dejarse ya de joder con los discriminatorios e infantiles controles fijos, donde usurpan la autoridad municipal, en lugar de recorrer toda la ciudad y sorprender  gratamente a la gente con la sola e imprevista presencia, que es lo que descoloca a los ladrones.
   Terminar con esa gansada de no entrar a ciertos sectores por temor a las agresiones, porque así permiten y alientan que esas agresiones se consumen contra la gente decente que por una ridícula paradoja, debe encerrarse entre rejas mientras los delincuentes gozan de libertad e impunidad.
   No cambien la plana mayor ni al jefe de policía porque ha quedado penosamente demostrado que los enroques y los traslados no sirven para nada.
   Alguna vez actúen en serio, con responsabilidad, compromiso y sensibilidad social, para que los vecinos vean en su policía la vocación de amparo que se ha desdibujado en los últimos tiempos.
   Y eso no es culpa de quienes reciben las ordenes, sino de quienes las imparten desde el poder político, sobre todo esos personajes que por sus cargos y con custodias que pagamos todos, son los únicos que se sienten seguros.
   Y eso es una injusticia, porque los cordobeses vivimos acosados por demasiados impuestos como para que nos abandonen y ahora quieran convencernos que si ellos ganan, estaremos mejor.
   Eso, por lo que estamos viviendo, es una gigantesca patraña.
  
TEATRO MUNICIPAL CALLEJERO

   Más de uno estará pensando que ahora, en la calle, hay que cuidarse en las actitudes y reacciones porque nunca falta una cámara indiscreta que destruya versiones o modifique testimonios que inicialmente son tomados con seriedad.
   El inspector municipal que dijo haber sido atropellado por un automovilista supuestamente infractor es uno de los más patéticos ejemplos que seguramente ha modificado ciertas conductas teatrales y exageraciones en los procedimientos.
   Ni Miguel Iriarte, sanvicentino y respetado maestro de actores, lo hubiera hecho mejor y más aún en el polícromo escenario urbano donde el público no paga entrada, pero en este caso debiera haber cerrado la actuación del municipal con una cerrada ovación no por la actitud de victimizarse, sino por su teatralización, que lo hizo famoso en las redes sociales y ahora, seguramente firma autógrafos porque los cholulos siempre sobran.
   Tomado el tema con seriedad, es un doloroso llamado de atención, ya que los juicios apresurados y esa malsana costumbre de generalizar, rotula por igual a todos los inspectores, lo que no es así.
   De todas maneras, el muchacho merece un correctivo en su manera de controlar la calle, pero sobre todo hacerle la recomendación que arrojándose así, a la calle sucia, arruina el uniforme que la sociedad le prestó para que actuara como inspector y controlador del tránsito caótico, y no como cowboy que ha recibido un balazo por la espalda.
   Y si no le dan un tirón… digamos de orejas, que por lo menos la municipalidad anuncie en la cartelera mediática el día, la hora y el teatro donde piensa presentarse.
   Gracias a Dios, no se cobra entrada.

DE LA SOTA QUIERE QUE LO CONOZCAN

   Es casi para pensar que el inventor del cordobesismo por su edad, no busca llegar esta vez a la Presidencia de la Nación, sino que su intención es “contar los porotos” con la mira puesta en cuatro años más adelante.
   Cuando leemos o escuchamos las encuestas que se elaboran allá donde atiende Dios, advertimos que nuestro gobernador, siendo generosos no entra ni en la columna donde aparecen “otros”, lo que equivale que en términos quinielísticos, ni a los diez.
   Es por ese detalle que indigna y desconcierta ver de qué manera se dilapidan dineros que si son de todos nosotros, bien pudieran afectarse a otros impostergables destinos.
   Por suerte se ha generalizado esa moderna manera de “lavar” los interesados aportes que hacen a las campañas numerosas empresas y particulares que después, lógicamente reclamarán sus utilidades, mediante cenas que cuestan la pavada -al menos cuando se anuncian- de diez mil pesos per cápita.
   Ni hablar de las fortunas que se van en pocos segundos de la televisión porteña como publicidad no tradicional, llamada PNT para encubrir la vieja y rentable práctica del chivo, sobre lo cual ni siquiera se pagan impuestos.
   Y también me han comentado -no doy fe ciega porque no lo he visto- que el ensoñador presidencialista tiene un espacio propio en el muy visto Crónica TV, al estilo del “Aló Presidente” que el bueno de Hugo Chávez tenía en Venezuela.
   Si eso es cierto y que cuesta dinero, llama la atención que ningún exponente de la alicaída oposición no haya planteado, cuanto menos, un pedido de informes en la unicameral.
   Porque como cordobés, pensando en los jubilados, me encantaría saber cuánto se gasta del dinero de la gente.
   Porque Crónica TV, seguramente, no espera seis meses para cobrar.

LA MEGACAUSA DEL REGISTRO

   La Real Academia Española define el término interpretar como explicar o declarar el sentido de algo. En materia jurídica significa buscar el espíritu de las leyes, su intencionalidad, qué es lo que quiso o quiere decir.
   Si bien en el pasado muchos juristas negaron a los jueces cualquier facultad de interpretar las leyes, hoy se acepta que es ésta su tarea y responsabilidad. Jiménez de Asúa dice que la interpretación es un acto de conocimiento y no un acto de voluntad creadora de preceptos jurídicos.
   Se dirige a establecer aquello que fue establecido por la norma y no lo que el intérprete estime conveniente. Como este proceso es obra de un hombre de carne y hueso es inevitable que al frío compás de la lógica formal se agreguen fuerzas interiores sentimentales, voluntaristas, irracionales o emotivas.
   Sin embargo cabe advertir que en ningún caso esta interpretación puede convertirse en caprichosa y arbitraria.
   En la causa del Registro, la ley que establece que la prisión preventiva debe ser  excepcional "se interpretó" como  todos presos.
   El principio que establece la inocencia hasta el juicio "se interpretó" como culpables hasta que demuestren lo contrario.
   La garantía de libertad durante el proceso "se interpretó" como llegar esposados desde Bower a cada audiencia.
   La lógica del  juicio previo a la condena "se interpretó" como llegar al juicio con la condena cumplida.
   La normativa de jueces distintos para preservar la imparcialidad "se interpretó" como una comisión  especial juzgadora.
   La prohibición de juzgar a las mismas personas por lo mismo "se interpreta" como reciclar a los mismos imputados para nuevos juicios.
   Si estas interpretaciones no fallan, estamos frente a una valoración caprichosa y arbitraria, de la que aún está pendiente "interpretar" su intencionalidad.

CORDOBAZO: HOMENAJE A LA MEMORIA

   Hace poco tiempo con la iniciativa, el sacrificio y el compromiso de un reducido grupo de colegas -ninguno joven- quedó constituida la asociación civil sin fines de lucro aunque a veces con fines de locro, llamada 29 testigos de la historia.
   Y allí fuimos a coincidir periodistas, camarógrafos y fotógrafos que tuvimos a cargo la cobertura de lo previo, durante y después del Cordobazo de 1969, un mojón en la historia de los argentinos, con trascendencia universal.
   No existen entre nosotros las diferencias de banderías políticas o los enfoques interesados acerca de ese magno acontecimiento con elevada participación popular, sino que nos une nuestra condición de testigos y más que ello, como partícipes de aquellos días calientes y fervorosos.
   Fuimos de verdad protagonistas.
   Y conversando, hemos concordado en tomar como una intención de modificar la memoria, a todas las curiosas interpretaciones de los infaltables tocadores de oído, que incluso cometen la torpeza de juzgar lo que no vivieron y cuestionar lo que nosotros si, tuvimos la fortuna profesional de vivir como experiencia.
   Y como no es mi intención polemizar con quienes no cuentan con el nivel de certeza que aporta la presencia, de todas maneras debo comentar que hay coincidencia en la activa participación de símbolos tales como Agustín Tosco y Atilio López “cabecillas” -de alguna manera hay que llamarlos- del movimiento contra el onganiato cívico-militar y usurpador.
   Lo que no alcanzo a comprender es la marginación que se hace de la figura de Elpidio Torres, titular por entonces del poderoso gremio de los mecánicos, de relevante participación durante el Cordobazo junto con otros dirigentes sindicales y estudiantiles.
   Es más que seguro que en el nivel dirigencial existían diferencias en lo ideológico, pero tal situación no puede estar por encima del rigor de la historia y la trascendencia de todos sus protagonistas, como si solamente López y Tosco hubieran alentado la movilización.
   Atilio López murió asesinado por la triple A en Buenos Aires y el “Gringo” Tosco sucumbió a una enfermedad que seguramente fue derivación de los malos tratos, las torturas y las prisiones que debió padecer a causa de su militancia.
   Elpidio Torres no fue una excepción en cuanto a todos esos padecimientos de privación de libertad, torturas y persecuciones aunque su muerte haya sobrevenido por causas naturales.
   Es como si se restaran méritos a Elpidio Torres, que si mal no recuerdo debió emigrar del país sometiéndose al desarraigo, que para los luchadores por convicción suele ser uno de los peores destierros.
   La íntima y amplia verdad del Cordobazo necesita ser reivindicada por la propia seriedad de la historia.
   Y ahora los periodistas que creen estar bien alimentados por Google, atornillados en sus escritorios, alientan la utopía de ser testigos de lo que no vivieron, conceptúan con ceguera retroactiva y pretenden darse el lujo de juzgarnos a quienes lo vivimos y nadie nos lo contó.
   No deja de ser un riesgo, dentro de una profesión testimonial como la nuestra, que es lo suficientemente generosa como para vivir invadida por tantos charlatanes.
  
UN HEROE DE CUATRO PATAS

   ¿Hay un infierno para los inútiles?
   ¿Hay un cielo para los perros?
   Son dos preguntas recurrentes que se humedecieron en el trajinado piso de nuestra Plaza San Martín el lunes pasado al mediodía, cuando esa llovizna que moja poco pero molesta, nos llevaba 205 años atrás hacia aquella histórica jornada de los paraguas frente al Cabildo de Buenos Aires.
   Pero sucedió aquí, entre nosotros, cuando la desidia humana  llevada a un estado de peligrosa indiferencia, se cobró una vida casi intrascendente por tratarse solo de un irracional y callejero, que quiso hacer su pis de cada rato en un poste del concurrido paseo.
   No fue víctima de ninguno de los autos, las motos o las bicicletas a los que corría ladrándoles al costado hasta que se cansaba unos metros después y sus cuatro patas cortas lo traían para volver a empezar su canina y gastada rutina.
   Pocos días atrás una voluntariosa organización civil, nacida en la desgracia por la muerte de un niño a raíz de una descarga eléctrica de un cable a la intemperie, había avisado a la Municipalidad la existencia de ese increíble peligro allí, donde se concentran niños, ancianos, caminantes o alpedistas especialmente en domingos o feriados.
   Nadie escuchó la advertencia, o ese alguien la escuchó pero no le dio importancia por ser inútil, descuidado, indiferente, vago o mala persona.
   Y dentro del dolor que significa la muerte violenta aunque se trate de un perro -al menos los compasivos así lo sentimos- queda el consuelo que ese bicho abandonado a su suerte, de comer salteado y sin tener a quién moverle la cola, es un héroe que cometió la inconciente hazaña de salvar por lo menos a un ser humano.
   Y de decretar  -si es que existe la justicia- el alejamiento de quien resultare responsable de no haber actuado cuando y como debió hacerlo, en cumplimiento de su deber por lo que tan bien cobra cada mes.
   En el cumpleaños de la ciudad, cuando se declara ciudadanos ilustres a tantas personas que por algo se destacaron, bueno sería recordar a ese perrito que seguramente ni nombre tenía, como “Boby N.N.”, Ilustre Ciudadano Cordobés Pos Mortem.
   Porque en su irracionalidad fue menos bestia que quien tuvo en sus manos la voz de alarma, la ley y los recursos y no fue capaz de salvarlo de morir.
   Aunque fuera un perro.

EL FÚTBOL MAFIOSO

   Es muy apresurado juzgar, por lo fresco y reciente que es lo acontecido en el organismo mayor del fútbol mundial, porque todo apuro en la evaluación de situaciones críticas por lo general conduce al error.
   Pero que no todo es limpio, incluyendo las andanzas de Grondona, las asignaciones de sedes para torneos mundiales, el otorgamiento de concesiones para transmisiones televisivas y hasta el mismísimo y argentino Futbol para Todos, que sin dudas no escapa a la mira de los investigadores.
   Pueden tejerse mil conjeturas, puede hablarse mal de Blatter, puede apoyarse la postura de Platiní, pero lo que no se puede soslayar, es una manifestación que desde años atrás viene cansando micrófonos, cámaras y hojas de diarios y revistas de todo el mundo: que el ente mundial del fútbol es una mafia.
   Debe ser por eso que sus dirigentes, en la enorme mayoría de los casos, se inclinaban por eternizarse en sus cargos, y no siempre se asume esa actitud por patriotismo.
   En ciertos casos, es por dinero, y por muchísimo dinero.
   Alguna vez, debemos tener la grandeza de reconocer que quien decía que ellos eran una mafia, tenía y tiene razón.

   Por si no lo recuerdan, el eterno denunciador se llamaba y se llama Diego Armando Maradona.

25 de mayo de 2015

A un perrito muerto ---------

BOBY N.N. CIUDADANO
ILUSTRE POS MORTEM  

   ¿Hay un infierno para los inútiles?
   ¿Hay un cielo para los perros?
   Son dos preguntas recurrentes que se humedecieron en el trajinado piso de nuestra Plaza San Martín ayer al mediodía, cuando esa llovizna que moja poco pero molesta, nos llevaba 205 años atrás hacia aquella histórica jornada de los paraguas frente al Cabildo de Buenos Aires.
   Pero sucedió aquí, entre nosotros, cuando la desidia humana  llevada a un estado de peligrosa indiferencia, se cobró una vida casi intrascendente por tratarse solo de un irracional y callejero que quiso hacer su pis de cada rato en un poste del concurrido paseo.
   No fue víctima de ninguno de los autos, las motos o las bicicletas a los que corría ladrándoles al costado hasta que se cansaba unos metros después y sus cuatro patas cortas lo traían para volver a empezar su canina y gastada rutina.
   Pocos días atrás una voluntariosa organización civil, nacida en la desgracia por la muerte de un niño a raíz de una descarga eléctrica de un cable a la intemperie, había avisado a la Municipalidad la existencia de ese increíble peligro allí, donde se concentran niños, ancianos, caminantes o alpedistas especialmente en domingos o feriados.
   Nadie escuchó la advertencia, o ese alguien la escuchó pero no le dio importancia por ser inútil, descuidado, indiferente, vago o mala persona.
   Y dentro del dolor que significa la muerte violenta aunque se trate de un perro -al menos los compasivos así lo sentimos- queda el consuelo que ese bicho abandonado a su suerte, de comer salteado y sin tener a quién moverle la cola, es un héroe que cometió la inconciente hazaña de salvar por lo menos a un ser humano.
   Y de decretar  -si es que existe la justicia- el alejamiento de quien resultare responsable de no haber actuado cuando y como debió hacerlo, en cumplimiento de su deber por lo que tan bien cobra cada mes.
   En el cumpleaños de la ciudad, cuando se declara ciudadanos ilustres a tantas personas que por algo se destacaron, bueno sería recordar a ese perrito que seguramente ni nombre tenía, como “Boby N.N.”, Ilustre Ciudadano Cordobés Pos Mortem.
   Porque en su irracionalidad fue menos bestia que quien tuvo en sus manos la voz de alarma, la ley y los recursos y no fue capaz de salvarlo de morir.
   Aunque fuera un perro.

Gonio Ferrari

24 de mayo de 2015

S.L.B. - LA SEGURIDAD TARDÍA - NO HAY PRÓTESIS CEREBRALES - INTENDENCIA MUNICIPAL INTERNA - ¿CADENA NACIONAL O CAMPAÑA? - LA MEGACAUSA DEL REGISTRO - CANDIDATURA RELÁMPAGO - EL 25 DE MAYO Y NUESTRA LIBERTAD - REÑIDERO MEDIÁTICO, etc.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 24/05/15 que emite AM580 Radio Universidad de Córdoba.

 SEGURIDAD TARDÍA

  Qué perversa y percudida manía que adorna a los gobernantes, cuando piensan que la gente es imbécil y le prometen cosas que no fueron capaces de hacer en más de una década de gestión.
   Es lo que está ocurriendo con el artífice del cordobesismo no tan solo en materia de seguridad, porque en el último año viene corriendo un maratón de inicios de obras, muchas de las cuales han resultado más costosas en la publicidad lanzada para hacerlas ver metro a metro, que en su realización.
   Así y bajo el mismo signo político vimos el faro sin mar, la veneciana estación terminal de ómnibus, el deficiente camino de El Cuadrado, las escuelas y los barrios que se llenan de grietas antes que de ocupantes, el crecimiento de la marginalidad desatendida, la superpoblación de la planta de personal, la confiscatoria tasa vial a los combustibles, la impune instauración del narcosistema y otras lindezas que agobian a los cordobeses.
   Una de las más brutales deudas del gobierno con la sociedad es la penosa carencia de una política integral de seguridad que prevenga y nos proteja, reemplazándola por marketing que muestra más patrulleros, más personal, más armas, mejor tecnología y lamentablemente muchos menos resultados porque las estadísticas serias no mienten, como ocultan hechos desde la propia policía.
   En pocas palabras y a la hora de la campaña donde todo vale, De la Sota cree que culpando a los jubilados por sus protestas, en el sentido que con esas demandas le quitan el pan al resto de la comunidad, es un manotón de ahogado en su propia indiferencia hacia los más viejos y de tomar por estúpidos a los que menos tienen.
   La seguridad es la gran materia pendiente en ese intento de graduación para llegar a la Presidencia de la Nación.
   Ir a la guerra con la pólvora mojada, solo asegura una derrota indigna y con poder residual en la historia.
  
NO HAY PRÓTESIS CEREBRALES

   Aunque los cordobeses no somos inventores del humor, algo sabemos en cuanto a crearlo incluso en situaciones adversas o dramáticas. Uno de los más negros ejemplos es la rica e inagotable fuente que aportan los velatorios. 
   Y quien dijo que el humor de Córdoba ha muerto, seguramente no quiso llegar tan lejos en cuanto a un enfoque negativo del tema y siendo indulgentes, nos hizo pensar que quiso decir, a lo mejor, que ese distintivo de nuestra personalidad se encuentra en estado de letargo o si se quiere ser “fashion”, sostener que está en “stand bye”.
   ¡Hay tantos exponentes de ese arte genuinamente mediterráneo de la región central!
   Cosechan fama, candidaturas, premios y cospeles en el país y en el exterior.
   Todo esto, para asegurar que no será un porteño el que nos enseñe ese arte de la graciosa creatividad, a veces intelectualizada y hasta el colmo plagiada sin pudor y sin medida y en tal sentido aún flota la imagen de Hortensia, que alimentó durante años a los graciosos de la TV nacional.
   Por eso, cuando Randazzo dijo lo que dijo, que no me venga ahora a decir que lo dijo en otro sentido, porque no hay peor copiador de nuestro humor, que un porteño queriéndose hacer el cordobés: lo dijo con una pretendidamente suave y aplaudida inocencia, cargada -al menos para los que gustamos del humor respetuoso- de inocultable mala leche.
   Y cuando acosado por el repudio generalizado ante el atropello, buscó disculparse con un pretexto infantil, más se hundió porque desnudó una carencia absoluta de criterio e inteligencia a la hora del discurso político, dado que si fuera lúcido y sensato hubiera elegido cualquier atajo para evitar la palabra “manco” o algún otro vocablo que no supusiera burla o menoscabo.
   Obviamente y por disciplina corporativa, la prensa “K” concentrada salió en su defensa y su disculpa, en una causa más indefendible que la de Videla, de Hitler o de Stalin.
   Ni siquiera una de las más calificadas y leídas voces del modelo nacional y popular -acusada en un libro de reciente aparición de “haberles metido el perro”- saltó a la palestra intentando justificar al candidato estrella en sus dichos, que no persiguieron otro objetivo precomicial que descalificar torpe y vilmente a un adversario.
   Desde el poder se optó por lo acostumbrado de no reconocer jamás una culpa propia, transfiriéndola a los “medios concentrados de la opo”.
   Sciolli con el penoso episodio se ahorró la pegatina de miles de afiches, porque le hicieron el favor de colaborar en su campaña, dándole una mano de la que se burlaron.
   Y Randazzo, bendecido y santificado, debe haber aprendido a fuerza de papelón y ofensa, que existen prótesis de mano pero deberá aguardar un tiempo hasta que alguien invente la de cerebro.

INTENDENCIA MUNICIPAL INTERNA

   La planta del personal municipal ha superado largamente los diez mil empleados y ahora la pretensión del ávido e insaciable sindicato, inventor del estado de conflicto permanente, es la incorporación de casi dos mil más.
   Cuando es lógico pensar que el gremio lo hace en un arranque de altruismo, los mal pensados -entre los que estoy- sostienen o sostenemos que el propósito subalterno es el incremento en el número de cotizantes que fortalecen la caja sindical.
   Por eso la virulencia de la demanda constante, cuyos pretextos se van superando con el sacrificio de los vecinos, para aparecer otros perfectamente diagramados por la perpetuada conducción sindical.
   ¿Quién puede ser entonces el intendente interno de esa ciudad con más de 10 mil habitantes que es el Palacio 6 de Julio?
   Seguramente cualquiera que tenga ansias de poder, con un ejército reducido que cuenta con cientos de miles de rehenes, garantía para alcanzar cada capricho disfrazado de reclamo.
   La pipa de la paz que alguna vez se pensó que estaban fumando la dirigencia y el intendente, nunca tuvo el tabaco suficiente para más de un par de bocanadas.
   Después, cada después de uno de los cientos de paros parciales, nos encontramos con el mismo caos de siempre, la vagancia institucionalizada y un puñado de empleados responsables y sacrificados que deben avergonzarse por el resto que han hecho un culto del no hacer nada.
   Es probable que en el estado que el joven Mestre recibió la comuna, necesite otro mandato para poner las cosas en orden tanto afuera como adentro de la municipalidad, pero es su obligación apurarse y actuar con firmeza.
   Será la única manera de evitar que los cordobeses de la capital sigamos hipotecando nuestros tributos, que ahora solo sirven para alimentar a quienes poco lo merecen.

¿CADENA NACIONAL O CAMPAÑA?

   Es bueno, legal, constitucional y apropiado, que se recurra a la cadena oficial para la difusión de los actos de gobierno, y toda otra utilización de medios concentrados puede ser considerada inapropiada, aunque para cierta Justicia sea lícita pese a las dudas de interpretación.
   La diputada macrista Patricia Bullrich pretendió silenciar a la Sra. Presidenta mediante una presentación judicial -que fue prolijamente rebotada- cometiendo uno de los peores errores en democracia: la práctica de la censura.
   Justo sería asignar a los partidos políticos  gratuitamente, espacios en cadena para que divulguen sus propuestas y si me dicen que eso ocurre solo en la campaña formalmente iniciada, la memoria me hace ver que esa cadena, en el 95 por ciento de su abuso y en la última década, fue utilizada como vehículo partidista e ideologizante o para atacar a la oposición más que para la difusión de la gestión oficial.
   Por fortuna -siempre hay que buscarle el costado positivo a las cosas- la gente del Chaco o de Formosa, de las villas dispersas, o los miles de postergados, desocupados, suspendidos o indigentes, pueden enterarse que Buenos Aires cuenta con un centro cultural casi único en el mundo, que no hizo Macri, o que inauguraron una panadería en Burzaco o que una fábrica cordobesa amplió su planta para fabricar maquinaria cuyos imprescindibles componentes importados ahora siguen con trabas para entrar al país.
   Es entonces cuando esa propaganda partidista se vuelve en contra y basta con mirar los índices de audiencia en los horarios la mayoría centrales, que se utiliza la red nacional.
   Obviamente que el espadachín Aníbal Fernández, jurador serial, defiende la postura oficial porque es uno de los justificadores por excelencia y necesidad, quien cree y piensa que todos esos mensajes arrasan con la audiencia.
   Y es cierto: hacia el apagado, logrando con ello que para mucha gente -los números no mienten-  la cadena más que un vehículo de conocimiento, sea una condena a no ver el culebrón, o los noticieros.

LA MEGACAUSA DEL REGISTRO

   El principio de no contradicción establece que una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido.
   Formulado por los filósofos griegos, y para muchos innato en el ser humano, constituye un pilar fundamental en el razonamiento científico y el Derecho también lo aplica bajo el nombre de lógica jurídica.
   En la causa del Registro una única comisión especial juzga a todos los imputados alegando que como se trata de causas distintas, no existe el riesgo de que se vea comprometida la imparcialidad.
   Sin embargo, cuando algún imputado pretende recusar a un juez, le responden sin ponerse colorados, que no porque se trata de una misma causa y ya hace años alguien lo hizo.
   Una más que se suma a otras irregularidades descriptas. Ni la lógica, ni la ciencia, ni el sentido innato permiten entender esta entelequia cordobesa denominada megacausa.
   En esta semana siguen los alegatos de un nuevo juicio, pese a que los imputados son los viejos de siempre.
   Resulta difícil entender cómo un Poder Judicial abarrotado de trabajo y demorado en el enjuiciamiento de delitos graves por los que la sociedad tanto reclama, no es capaz de resolver la situación de un individuo acusado de un delito no peligroso de una vez y para siempre, volviendo a reeditar el mismo proceso una y otra vez.
   Casi un despilfarro de recursos, que difícilmente persiga Justicia.

CANDIDATURA RELÁMPAGO

   Hubiera bastado con ubicarse en cualquier parada de ómnibus de cualquier punto de la ciudad entre las 6 y las 7 de la mañana, o al mediodía, o al atardecer, y preguntarles a los usuarios sin distinción de edad, sexo, condición social o inclinación política, que les inspirada ese muchacho Peñaloza, ex secretario general de la UTA.
   Cada uno de los consultados recordaría entonces el dinero que perdió por puntualidad y presentismo, las horas de clase desperdiciadas, las consultas médicas malogradas o la simple y programada asistencia al cine o a recorrer la peatonal.
   Peñaloza no pudo controlar su propia interna y sucumbió en una conducción que se caracterizó por su prepotencia e insensibilidad, con relación al padecimiento de miles y miles de trabajadores, más trabajadores que él, que debieron morder su bronca frente al tentador capricho de la angurria.
   Peñaloza, más allá del ámbito de los choferes de la UTA, no está en condiciones de prometer nada, como cualquier político, porque su reciente pasado ya lo está condenando no al olvido, porque es difícil olvidar tanto daño, sino al rechazo.
   Sin dudas este otro muchacho Accastello no lee los diarios de la capital encerrado en su feudo, porque de lo contrario no hubiera cometido la imprudencia que luego intentó salvar con el clásico “¿no me diga”? que no convenció a nadie.
   Por lo que se advierte, en muchos políticos con pretensiones de ascenso, todavía prevalece una absurda ignorancia acerca de personajes a los que esos políticos tienen la obligación de conocer.
   Sobre todo, cuando quieren mostrarlos a la gente como parte del pueblo y capaces de legislar en beneficio de todos.
   Y nada más antipopular que perjudicar de cualquier manera a los trabajadores.

El 25 DE MAYO Y NUESTRA LIBERTAD 

   Mañana celebramos más de dos siglos como Nación y la realidad pone en duda que hubiéramos aprovechado las lecciones de nuestra propia historia.      
   Los políticos coinciden, pensando a la Patria como la construcción de una gigantesca obra para nuestro bienestar y para todos los hombres de buena voluntad que quieran habitar su suelo.
   Y cada 25 de Mayo desde que me acuerdo, hoy a 205 años de aquella gesta, vuelvo a considerar oportuno pensar en voz alta qué es la Patria, desde mi simple condición de ciudadano.
   Debe ser la Patria el paraíso donde podamos vivir en paz y en libertad porque representa decencia, trabajo, sacrificio.
   La Patria no es el bolsón, el subsidio o la beca para no trabajar.
   Es honestidad a ultranza; entrega, amor por las raíces y generosidad con nuestro prójimo.
   La Patria es construir y no mentir.
   Buscar el bien común.
   Gobernar y obrar sin soberbia ni autoritarismo.
   La Patria es administrar honradamente lo que tenemos y elaborar aquello que necesitamos.
   La Patria, por muchos devaluada en su concepto, es educación, seguridad, justicia y salud para todos, sin elegidos ni marginados.
   La Patria también es el respeto a los que piensan distinto y a la Patria la hacemos en la ciudad y en el campo.
   La transpiramos en la calle, en las escuelas y en el surco.
   La Patria es diálogo, debate, disenso, discusión.
   No es de civiles ni de militares, sino de argentinos.
   La Patria no es Lanata ni lo es el fútbol para todos.
   La Patria no es Menéndez ni Videla, pero tampoco lo son Firmenich ni los Schoklender.  
   La Patria es también rebeldía ante la injusticia, cariño por lo nuestro y respeto hacia el prójimo.
   La Patria envilecida por la corrupción, solo se cura con justicia honestamente independiente y no con la obediencia debida de algunos jueces.
   Trabajemos unidos, codo a codo y empecemos ya, desde arriba hacia abajo, para que la desunión y los desencuentros no sigan siendo más rápidos que los relojes.
   Por eso, viene como anillo al dedo una declaración que quiero compartir con mi audiencia.
   “Los medios de protección que la Constitución nos proporciona, son la libertad y los privilegios y recompensas conciliables con la libertad.
   Los argentinos hemos sido ociosos por derecho y holgazanes legalmente.
   Se nos alentó a consumir sin producir.
   Nuestras ciudades capitales son escuelas de vagancia, de quienes se desparraman por el resto del territorio después de haberse educado entre las fiestas, la jarana y la disipación.
   Nuestro pueblo no carece de alimentos sino de educación y por eso tenemos pauperismo mental.
   En realidad, nuestro pueblo argentino se muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos prácticos y de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas.
   Sobre todo se muere de pereza, es decir de abundancia.
   Quieren pan sin trabajo, viven del maná del Estado y eso les mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición.
   El origen de la riqueza son el trabajo y el capital.
   ¿Qué duda cabe que la ociosidad es el manantial de la miseria?
   La ociosidad es el gran enemigo del pueblo en las provincias argentinas.
   Es preciso marcarla de infamia: ella engendra la miseria y el atraso mental de los cuales surgen los tiranos y la guerra civil, que serían imposibles en medio del progreso y la mejora del pueblo”.
   ¿Quién dijo todas estas verdades?
   Fue Juan Bautista Alberdi, en marzo de 1855 firmando con el seudónimo “Figarillo”.
   Han pasado 160 años y es como si lo hubiera dicho ayer.

REÑIDERO MEDIÁTICO 

   Días pasados se cruzaron fuerte, sin concesiones y sin anestesia el ministro de inseguridad de la Nación, Sergio Berni y el inventor del cordobesismo, José Manuel de la Sota.
   Y le digo titular de la cartera de inseguridad porque es lo que hay, porque es imposible manejar, en este caso seguridad, porque no existe.
   Parecía un festival de negaciones de la realidad porque ambos aparecían como ángeles, pero que marcan tarjeta en el infierno no por ignorancia de los problemas que padecemos sino por la comodidad coyuntural de desconocer su pavorosa vigencia.
   En suma, de poco sirvió como hecho positivo y superador dado que cada uno empecinado en sostener su propio y falso discurso, quiso hacernos creer que el narcotráfico no existe, que las pistas clandestinas están controladas, que la venta de drogas es un invento mediático y que el índice de criminalidad está estancado desde hace años.
   Fue una especie de ring radiotelevisado donde los contendientes, como si estuvieran espalda contra espalda, se empecinaran en gritar fantasías a las cámaras y los micrófonos, cada cual para su rincón de adeptos.
   La poca seriedad de todos los argumentos exhibidos fue el estilo que prevaleció en una pelea casi callejera, de esas donde reinan los empujones, las acusaciones y las mojadas de orejas que no llevan a las trompadas, que es lo que se impone en las artes boxísticas y en el debate con argumentos.
   Un papelón a dos puntas donde sería exagerado juzgar que se trató de un empate.

   Porque los dos, entre amagues y amagues por momentos patéticos y olvidables, perdieron por nocaut.

20 de mayo de 2015

¡Avísenle a Randazzo! -----

TODAVÍA NO EXISTE LA
PRÓTESIS DE CEREBRO

Aunque los cordobeses no somos inventores del humor,
algo sabemos en cuanto a crearlo incluso en situaciones
adversas o dramáticas. Uno de los más negros ejemplos
es la rica e inagotable fuente que aportan los velatorios.
 
   Quien dijo que el humor de Córdoba ha muerto, seguramente no quiso llegar tan lejos en cuanto a un enfoque negativo del tema y siendo indulgentes, nos hizo pensar que quiso decir, a lo mejor, que ese distintivo de nuestra personalidad se encuentra en estado de letargo o si se quiere ser “fashion”, sostener que está en “stand bye”.
   ¡Hay tantos exponentes de ese arte genuinamente mediterráneo central!
   Cosechan fama, premios y cospeles en el país y en el exterior.
   Todo esto, para asegurar que no será un porteño el que nos enseñe ese arte de la graciosa creatividad, a veces intelectualizada y hasta el colmo plagiada sin pudor y sin medida y en tal sentido aún flota la imagen de Hortensia, que alimentó durante años a los graciosos de la TV nacional.
   Por eso, cuando Randazzo dijo lo que dijo, que no me venga ahora a decir que lo dijo en otro sentido, porque no hay peor copiador de nuestro humor, que un porteño queriéndose hacer el cordobés: lo dijo con una pretendidamente suave y aplaudida inocencia, cargada -al menos para los que gustamos del humor respetuoso- de inocultable mala leche.
   Y cuando acosado por el repudio generalizado ante el atropello, buscó disculparse con un pretexto infantil, más se hundió porque desnudó una carencia absoluta de criterio e inteligencia a la hora del discurso político, dado que si fuera lúcido y sensato hubiera elegido cualquier atajo para evitar la palabra “manco” o algún otro vocablo que no supusiera burla o menoscabo.
   Obviamente y por disciplina corporativa, la prensa “K” concentrada salió en su defensa y su disculpa, en una causa más indefendible que la de Videla, de Hitler o de Stalin.
   Ni siquiera una de las más calificadas y leídas voces del modelo nacional y popular -acusada en un libro de reciente aparición de “haberles metido el perro”- saltó a la palestra intentando justificar al candidato estrella en sus dichos, que no persiguieron otro objetivo precomicial que descalificar torpe y vilmente a un adversario.
   Desde el poder se optó por lo acostumbrado de no reconocer jamás una culpa propia, transfiriéndola a los “medios concentrados de la opo”.
   Sciolli con el penoso episodio se ahorró la pegatina de miles de afiches, porque le hicieron el favor de colaborar en su campaña, dándole una mano de la que se burlaron.
   Y Randazzo, bendecido y santificado, debe haber aprendido a fuerza de papelón y ofensa, que existen prótesis de mano pero deberá aguardar un tiempo hasta que alguien invente la de cerebro.

Gonio Ferrari

18 de mayo de 2015

COLECCIONISTA DE MIRADAS


                                                                                            Cuento de Gonio Ferrari *

   Si tuviera que pintar su retrato, diría que Wally es un tipo más bien reservado, a veces ciclotímico que está rondando el medio siglo de vida, una vida con alegrías y penurias; con amores y con adioses. Wally, pese a todo, es un adicto al trabajo; un fervoroso laburante que ha ganado cientos de batallas en esta larga guerra que es su natural e inmodificable manera de ver pasar los años.
   Sus vecinos lo querían y lo quieren por lo servicial, siempre dispuesto a dar una mano
   En el barrio, más que amores pasajeros o relaciones tipo delivery, no se le conocían otros a este ex joven madurado a cascotazos, escritor vocacional, amante de la buena cocina y de las eternas conversaciones políticas. Se iba y volvía a su trabajo caminando, siempre a horas intempestivas porque los horarios rígidos no eran parte de su personalidad de hombre libre, sin yugos ni ataduras.
   Uno de sus alimentos más deseados era la música y el otro una rareza no tan curiosa: los ojos de ellas. Los ojos de cualquier color, pero que fueran expresivos, frescos y accesibles a su manía, cercana al delirio, de escuchar las miradas.
   Porque Wally tenía y aún conserva intacta  una excelsa capacidad perceptiva que le permite oír colores, mirar música y tocar lo inaccesible. Y nunca falta quien ponga a prueba tantas virtudes. Wally es un tímido no asumido, apasionado por el trabajo, que tiene como -llamémosle entretenimientos- encerrarse en la música … y otear en los ojos de las mujeres.
   Era una especie de melodía que lo invadía desde algún iris cercano y hasta se permitía y aún se permite el lujo de saber si esa mirada es natural o cosmética. El brillo especial no te engaña; las lentejuelas son artificiales y suele ser solo un instante mágico el que te  hace llegar  ese luminoso mensaje hasta el alma, me dijo un día mientras caminábamos por una vereda de la Cañada.
   Las miradas azules me transmiten paz, las verdes erotismo, las negras un cúmulo de misterios … me comentaba entusiasmado.
   Y cada mirada tiene su música.
   Me mira Vivaldi, me mira Bach, me mira Wagner, me mira Beethoven, me mira Grieg o me mira Mozart.
   Todas las miradas, me dijo antes de darnos un abrazo y cada uno seguir su camino, tienen la pirotecnia del estallido en algunos casos o de la mansedumbre en otros… Wally tenía razón y me dejó tan pensativo que casi me atropella un auto al cruzar la calle.
   Wally jamás dejó de ser un tipo sencillo, emprendedor, fanático del arte en general e inveterado cultor de la música … que irradian los ojos de las mujeres.
   Buscando temas de Vivaldi los encontraba en los ojos azules o a Beethoven en los verdes.
   Pero aquella vez, pleno abril y en la calle guareciéndose de la lluvia en un umbral mientras esperaba el ómnibus porque no estaba como para volverse caminando, Wally vio a Mozart.
   Bah… lo vio es un decir, porque escuchó un Mozart dibujado en el despreocupado murmullo de una flaquita con piernas largas y pollera corta, que se apoyaba en el hombro de un muchachito adolescente.
   El ómnibus por supuesto demoraba, mientras la pieza de Mozart seguía penetrándole en el alma. Hasta que en un movimiento lógico, en la estrechez de la vereda descuidada se enfrentó con Mozart y con aquellos ojos increíbles.
   Tenían el color único e inimitable de la miel, con un tornasol de mínimos espejos y mostacillas doradas.
   Era el color de Mozart; de su música; de su juventud; de su enorme talento creativo.
   ¿Saben lo que es la desesperación por hablar con alguien que parece que te está esperando, cuando justo llega el ómnibus y no hay cómo acercarse y cruzar un par de palabras?
   Pobre Wally …
   La lluvia y el desencanto lo llevaron a sospechar y esperanzarse que inexorablemente dentro de siete días y en la misma parada, algo sucedería para cambiarle la vida …
   Los días eternos de aquel otoño pasaron y justo una semana después de mirar esos ojazos y percibir en ellos a Mozart, Wally, el curioso y romántico espécimen que escuchaba música en los ojos de las mujeres, la volvió a ver.
   En el mismo lugar, con el mismo muchachito que la acompañaba estaba ella, la pollera un poquito más larga y las piernas tan bonitas como las soñara durante esos días.
   No esperó que llegara el ómnibus y venciendo su timidez casi de jardín de infantes, Wally se animó a preguntarle, como al pasar y con la boba dimensión de un susurro, si le gustaba Mozart. Sorprendida, ella le dijo que si, que era su predilecto, que la acompañaba desde niña y se había transformado en la luz de sus penumbras.
   El, ya enamorado hasta la médula, recién cayó en cuenta que Mozart era toda la luz que no tenían esos ojos condenados al eclipse. 
   Por eso, desde entonces, buscó la manera de hacerle sentir lo que más amaba, cada vez que pudiera y de las formas más inimaginables.
   Por siempre le arrimaría los destellos radiantes de Mozart para que sus ojos, esos ojos de increíble color miel, escucharan la luz.
   Cuando me lo contó, la historia me pareció de novela.          
   Sobre todo, porque hace más de cinco años que ellos están juntos y caminan la vida de la mano, canturreando Mozart.


*   Periodista de vasta trayectoria,
incursiona en cuentos breves con
la edición  de  su libro de próxima 
aparición, “25 coleccionistas”, en 
donde retrata a muchos fanáticos 
ganados por la manía de atesorar
tanto objetos como sensaciones.