Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” del domingo 26/04/20 emitido en dúplex por AM580 y la FM88.5 ambas de
Radio Universidad Nacional de Córdoba-
Silenciosa pelea por
la imagen
¿EXISTE UNA APRESURADA TENDENCIA
A
DESNUDAR LA ANGURRIA POR EL PODER?
Que en materia de buena imagen ante la gente la Sra. Del Eterno Regreso
haya ocupado el tercer lugar en una encuesta realizada por una consultora
porteña, sólo sirve para tomarlo como un dato anecdótico ajustado a la crítica
coyuntura que vivimos los argentinos.
Le cuento lo del sondeo realizado en Buenos Aires promediando este mes,
con el interrogante concreto acerca de que dada una situación hipotética, la
pregunta era a quién elegiría como Presidente de la Nación.
Los números arrojaron que a ninguno, el 11,4 por ciento; no sabe, el 2,4
por ciento; Alberto Fernández el actual primer mandatario cosechó un 56,3 por
ciento y la señora momentáneamente alejada de la exhibición pública con un 12,5
por ciento o sea muy cercana a quienes optaron por la alternativa de ninguno.
Pero hete aquí, que en este nuestro país que en materia de sorpresas
siempre se destaca, así como una cuña entre quien nos gobierna y quien lo
designara quedándose con la vicepresidencia y beneficiaria de fueros, se ubicó
el felino y reciente desbancado de la primera magistratura del país y ex
presidente de Boca, el ingeniero Mauricio Macri con 17,4 de voluntades a su
favor.
Por supuesto que así como Argentina tiene un elevadísimo porcentaje de analistas
políticos casi tan numerosos como sus habitantes, le fueron dando rienda suelta
a las interpretaciones.
A la consulta la hicieron los encuestadores
Federico González y Raúl Aragón y cabe consignar que ambos trabajaron en algún
momento con Sergio Massa de quien abrevaron, aunque aseguraron que al relevamiento lo encararon de forma
“independiente”. Gran parte del trabajo
se dedica a explorar el estado de la opinión pública respecto al Dr. Fernández,
su gestión y el coronavirus, y luego aborda la relación entre el Presidente y
su vice.
Hilando un poquito más fino, veamos algunas
de las principales conclusiones: podría conjeturarse que la amplia aceptación
ciudadana al tratamiento del gobierno de Alberto Fernández a la crisis del
coronavirus, se ha traducido en una subversión fundamental del capital político
electoral argentino: si antes los votos eran de Cristina, ahora parecen
constituirse en un genuino capital del presidente Alberto Fernández” a decir de
un diario especializado.
“Por
supuesto, tal conclusión debería considerarse con los recaudos propios de la
coyuntura. Aunque la fecha de finalización de la crisis del coronavirus resulte
incierta, un día culminará y entonces es probable que los problemas
estructurales y endémicos del país volverán a ocupar el centro de la escena
para un gobierno que deberá afrontar dificultades extraordinarias”, se define
de esa manera otro de los especialistas.
Tampoco es cuestión de sostener que las
acciones políticas de la Sra. Cristina están en baja, que el rotundo no de la Corte Suprema a su intención
de hacer tratar el impuesto a los ricos en forma virtual y algunos otros
detalles que le jugaron en contra, que en algunos casos sólo le sirvieron para
tirarle, digamos las orejas, a su delfín bonaerense, quien pareciera ocuparse
solo de La Matanza y sus alrededores.
Ambos, o sea Ella y el pequeñín, estarían
mirando con algo de recelo el crecimiento del Dr. Fernández ante la opinión
pública, que en buen romance significa caudal de votos por un lado -porque todo
es poder- y apartamiento de viejas
relaciones por el otro. La Cámpora por
ahora, aparte de influir para que liberen a ciertos presos y manotear algunos
cargos, poco se ha movido.
En suma y resumiendo, la pandemia que nos
abruma por una parte, bien puede llegar a servir para aclarar ciertos panoramas
internos dentro del oficialismo, saber a ciencia cierta quienes acompañan y
sacarse las dudas acerca de aquellos que poco a poco es como si fueran agitando
pañuelos.
El coronavirus es un implacable mal, pero
cobra vigencia para muchos aquello de que no hay mal que por bien no venga…
Larreta y un paso
atrás
AUNQUE DEL RIDÍCULO NO SE VUELVE,
AL MENOS HUBO UN ARREPENTIMIENTO
Habrá que dejar pasar el tiempo
hasta que la historia devele las razones por las cuales las autoridades, que en
muchos aspectos actuaron con presteza y con determinación, por encima de
algunas trabas propias de instituciones como el Estado -sujetas a distancias
ideológicas, se adoptaron medidas oportunas aunque algo tardías, pero habrán de
reconocer que en un aspecto vital se les escaparon las tortugas.
A medida que fueron pasando los
años, los lustros y las décadas, la expectativa de vida fue creciendo
sostenidamente en forma paralela a los progresos de la biociencia, la
tecnología, de otros componentes que hacen a la prolongación de la vida, al
estado de bienestar y a la atención de dolencias en este caso reservadas a
quienes son parte de la moderna longevidad.
Si somos indulgentes y más en estos tiempos de angustias, deberemos
coincidir en que puede haber sido un momento de desorientación el que llevó al
jefe del gobierno porteño, este muchacho Rodriguez Larreta, a transformarse en
cancerbero de los mayores de 60 o de 70 años, los que según su delirio
carcelario, debían pedir permiso a las autoridades para salir de sus casas.
Más allá de esa medida autoritaria, discriminatoria, transformadora de
la ancianidad en niñez, remedo de un estado de sitio selectivo quedó lo otro,
esa desprotección de las decenas de geriátricos, depósitos de viejos,
anticipados panteones, que nadie se animó a controlar su apertura ni su
altamente rentable funcionamiento.
Allá en la capital federal o aquí en Córdoba o en Saldán es lo mismo y
la realidad nos aplicó un sonoro cachetazo con lo de Sierras Chicas y la
sucesión de muertes evitables que se dieron en los últimos tiempos en esas que
pomposamente les llaman “residencias”, que las hay desde ofensivas casuchas de
paredes repintadas, atronadores olores, alimentación sin asesoría nutricional y
dudosa presencia permanente de un médico gerontólogo o generalista.
Y todas son caras, por lo general a precios exagerados aunque también
están los establecimientos -contados, es la realidad- donde se cumplen todas
las exigencias lógicas que uno imagina deben ser la norma y no la excepción.
Por suerte el sentido común le hizo pensar la realidad a Rodriguez
Larreta, quien debió dar un paso no al costado sino hacia atrás en su absurda
pretensión virtualmente carcelaria, so pretexto de proteger a los viejos cuando
en realidad se los condenaba a la ignominia del encierro.
Certera es la carta
de un lector del diario La Nación a Rodriguez Larreta, cuando dice: “Los viejos
no son viejos, usted se los dice en campaña electoral y les pide que vayan a
votar aunque hayan cumplido los setenta. Ya sabemos que esta sociedad
voluptuosa de libertades los ha convertido en un estorbo, "al viejo
mandalo al asilo, ahí está mejor, con gente de su edad", pedazos de
hipócritas que enarbolan esta teoría para sacarse a los abuelos de
encima. No los haga pedir permiso, porque parecen niños de jardín levantando la
mano en la salita para ir al baño. Cuídelos si quiere, pero trátelos como
adultos, como seres inteligentes, capaces de discernir, de elegir bien, de
valerse por sus propios medios”.
Por allí se me ocurrió suponer o imaginar locamente cuál sería la
reacción de este muchacho Rodríguez Larreta, si a algún iluminado se le
ocurriera y llevara a la práctica, una obligatoriedad que impondría gestionar
un permiso especial para salir a la calle… a los pelados.
Dr.Nicolás Piloni,
edil de Hacemos por Córdoba
SOBRE PREVISIONES,
GERIÁTRICOS, ADULTOS
MAYORES Y OTROS
TEMAS CON UN CONCEJAL
En la continuidad del programa n° 618 de “Síganme
los buenos” su conductor conversó -vía telefónica, por supuesto- con el Dr.
Nicolás Piloni, odontólogo nacido en Entre Ríos quien estudió en nuestra
Universidad Nacional de Córdoba donde obtuvo su título profesional y
posteriormente se radicó. No fueron pocos los temas abordados en la ocasión,
especialmente por ser el Dr. Piloni, presidente de la Comisión de Salud de
nuestro Concejo Deliberante, autor de un proyecto de ordenanza que establece
para todos los geriátricos de la ciudad de Córdoba la obligatoriedad de contar
con un plan de contingencia de acuerdo con el protocolo pertinente elaborado
por el Centro de Operaciones de Emergencia. La conversación derivó a temas
relacionados con los establecimientos de adultos que muchos pomposamente llaman
“residencias”, el escaso control acerca de su funcionamiento y otras cuestiones
conexas. El audio de este “encuentro radio-telefónico” incluyendo un archivo de
parte de un discurso del actual Presidente de la Nación, se encuentra en la
parte superior de este blog, en la columna respectiva
La Megacausa continúa activa
LA CRISIS
MUNDIAL Y SU ESCASO PESO EN
EL TEMA
DEL REGISTRO DE LA PROPIEDAD
Un análisis estadístico
emitido por los Tribunales del Fuero Penal local en Córdoba hace
unos años informó que en la provincia el 73 por ciento de los
imputados llegaron al juicio en libertad, el 13 por ciento de las causas se
elevaron a juicio y que las sentencias comprendieron sólo el uno por ciento de
condenas.
El cotejo de esta
generalidad con la causa del Registro de la Propiedad en el mismo periodo
arroja que casi el 73 por ciento de los imputados llegaron al juicio
presos, más del 90 por ciento de casos fueron elevados a juicio y también más
del 90 por ciento recibieron condena.
Esta causa que persigue
desde hace 15 años a supuestos autores de millonarios negocios
inmobiliarios, delitos que todos sabemos que son imposibles de
realizar sin información, poder, dinero e influencias, tiene como
imputados a cientos de personas y trabajadores comunes sin ninguna
jerarquía, al tiempo que no se encuentran entre los acusados a
funcionarios, políticos y/o poderosos.
A estas antinomias se suman
otras, como la existencia de una comisión única que repite juicios a los mismos
imputados, dentro de un Poder Judicial raquítico de recursos que según el mismo
informe sólo puede resolver el 25 por ciento de las causas.
No hace falta ser
entendido en la materia para que tan abruptos contrastes no despierten
inquietud o expectativa de explicación por parte de los mismos equipos que
emiten las estadísticas, aunque hasta donde sé, ninguna respuesta, ni
matemática ni de las otras se ha ensayado aún.
¿Será entonces cuestión de seguir esperando?
Porque para este tipo de
pandemia, por así llamarla, pareciera que los plazos no existen…
Buen gesto de desprendimiento
SCHIARETTI HIZO LA PUNTA PERO LA MAYORÍA
POLÍTICA MIRÓ DISTRAIDA HACIA OTRO LADO
“Hacerse el oso”, más que del lunfardo como pudiera
llegar a suponerse, es el dicho popular que encierra una certera imagen que
sintetiza la actitud de alguien a quien todo le resulta indiferente. En su génesis, dada en España y según lo consignan los libros, esta frase
indica que un individuo intenta llamar la atención haciendo piruetas,
supuestamente graciosas y exageradas, como lo haría un oso de circo.
En nuestro país, en cambio, la
expresión asumió un sentido diferente, pues “hacerse el oso” significa hacerse
el tonto o el distraído. Se usa para describir la actitud de quienes quitan la
atención de un tema en el que están involucrados o cuando, en ciertas
oportunidades, intentan pasar inadvertidos para evitar inconvenientes.
Ahora vamos a los bifes: veloz y
oportuna fue la actitud de nuestro gobernador, cuando adelantó que por cuatro
meses declinaría el 45 por ciento de sus haberes como primer mandatario
provincial, para ingresarlos a los fondos de ayuda a la superación de los
efectos de la pandemia.
Los miembros del máximo organismo
judicial de la provincia, a lo mejor por pudor, destinaron al mismo efecto una
parte de su mensualidad que habida cuenta de sus números altisonantes, es para
pensar que a sus bolsillos tal muestra de desprendimiento no les hace ni
cosquillas.
Tengo entendido que lo mismo
ocurrió -porque los empujaron la lógica y la gente- con los cargos políticos
del plantel gubernativo mientras que el resto al menos hasta ahora optó por
adoptar el temperamento osuno y hacer la del perro que lo están, digamos,
cuidando sus amos.
Y realmente es para coincidir con
el pensamiento sin dudas uniforme de la ciudadanía que ve en su clase política
a una especie de casta privilegiada, porque entre los componentes de sus
mensualidades se incluyen otras ventajas, más allá de los viáticos y de otras
menudencias como desarraigo, etc. que llevan la suma total a cifras envidiables
y de esto no quiero hacerme el oso eximiendo a la corporación legislativa tanto
de la provincia como de la Municipalidad, hasta el punto que dejando de lado
honrosas excepciones, hasta bien pudieran deliberar en la “Cueva del Oso” de
nuestro parque principal.
No son momentos de simplificar
estas cosas con el “acompañamiento moral” con lo que nadie, por no ser moneda
corriente, compra mercaderías, servicios
o paga otros gastos, sino con gestos terminantes y documentados de donaciones
reales, tangibles, mensurables, que no sería otra cosa que devolverle al pueblo
una milésima parte de lo que ese pueblo paga a través de los impuestos y que en
la práctica no recibe más que migajas en materia de servicios y prestaciones y
si no me creen o suponen que me equivoco, evalúen la multimillonaria deuda
provincial, la inseguridad imbatible, el déficit habitacional, el crecimiento
imparable del narcotráfico…¿quieren que siga enumerando falencias?.
Entonces, señores y para que no se
sientan marginadas también ellas, las del conquistado cupo femenino, es hora de
formalizar y hacer públicas, cuáles son las sumas de sus sueldos que destinan a
obras o urgentes acciones solidarias.
O de lo contrario, cuando se
celebre si es que existe el Día del Funcionario, hagan por ejemplo en el
Estadio Kempes o en la Plaza de la Intendencia, una gigantesca ronda, todos y
todas, o todes si así lo prefieren, ataviados como osos.
Blancos, pardos o pandas, para el
caso y simbólicamente será lo mismo…
A Llaryora lo esperan
en el ring
SUOEM PERSISTE EN SU COSTUMBRE NADA
SOLIDARIA DE RASCARSE PARA ADENTRO
Dos detalles hay que tomar en
cuenta, al margen de las históricas y a veces desmedidas exigencias o caprichos
de la dirigencia sindical municipal: uno, la certeza indisimulable que el
eternauta Daniele sigue moviendo a sus huestes desde la cúpula hacia abajo
porque no debe aflojar en sus pretensiones de volver a la conducción y otra,
para no dejar sentado el precedente que alguien oficialice la reducción de
beneficios que en su momento fueron otorgados y que ahora al no ser
justificables, perderían su vigencia, tanto como su calificación de conquista
sindical con aplicación atemporal.
Es bueno eso de considerar las
prolongaciones de jornada -que se supone son suplementos adicionales cuando son
realmente necesarias- como una especie
de derecho adquirido, pero también es mejor al menos para los vecinos que
existen tácitas obligaciones adquiridas a las que sistemáticamente se esquivan.
Y queda planteado el absurdo que se exigen los derechos y se olvidan de las
obligaciones, como históricamente viene ocurriendo no con esta, sino con todas
las administraciones de los últimos tiempos.
En las últimas horas y por
fortuna llegó el anuncio tranquilizador para las filas de los municipales y de
paso para los provinciales, porque los sueldos de abril y las obligaciones
previsionales de ambos sectores podrán ser normalmente cumplidas, obviamente en
tiempo y forma, tanto que los pasivos percibirán su mensualidad este jueves
próximo.
Pero no hay que perder de vista
el amague del gremio municipal, acostumbrado a imponer condiciones, porque no
es que se pretenda sensibilidad frente al drama que nos agobia, sino algo de
comprensión a partir de la líogica: no se puede pretender el pago de horarios,
no tan solo que no fueron cumplidos, sino que a la hora de ser solidarios lo
seamos entre todos, ya que tanto les reclamamos tal actitud a la dirigencia
política, legislativa y judicial.
Desde el sector sindical se
apresuraron a levantar un ring en la explanada del palacio 6 de Julio, cuando
lo que necesitamos es unión y solidaridad frente a la desgracia.
No son horas de exigencias insostenibles
ni de caprichos para mostrar firmeza en la conducción gremial porque la
firmeza, también, se demuestra trabajando.
Algo sobre los
cubanos que vienen
SIMPLE: HAY QUE EXIGIRLES LO MISMO QUE
A NOSOTROS NOS EXIGEN EN EL
EXTERIOR
Lo peor de todo es que se utilizan argumentos
ideológicos por encima de las exigencias científicas para justificar la
llegada, permanencia y actuación de los médicos cubanos, en lugar de apelar al
cumplimiento de necesarias, normales, legisladas y habituales requerimientos
científicos y diplomáticos.
Que alguien me diga si un
médico argentino, capacitado o no, puede ejercer en cualquier país del mundo
sin revalidar títulos, superar residencias o sin contar con avales
profesionales que garanticen sus conocimientos.
Aquí entre nosotros, ciertos
analistas no alcanzan a entender cuál será el precio político que deberá pagar
nuestro país -más que el propio gobierno-
si esta maniobra de invasión médica tiene raíces en acuerdos celebrados
a espaldas de los organismos que debieran intervenir para oficializarlos.
En esa oración cívica que es el
preámbulo de nuestra Constitución Nacional, cuando expresa “asegurar los
beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos
los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino” no es el caso
de la tranquera indiscriminadamente abierta, sino accesible para quienes
quieran compartir esta Patria sin segundas intenciones ni
subterfugios
ideológicos, de los tantos que conoce la historia del país caribeño.
Nos damos el lujo de exportar
-dije exportar y no expulsar- a una enorme cantidad de científicos y de contar
con una de las tasas más altas de médicos por habitante, así que desde la
lógica debiéramos privilegiar el médico local antes que al importado.
Y por último, una tibia
sugerencia que parte no ya de la lógica sino del respeto a la calidad
científica de nuestros profesionales: si los cubanos vienen a nuestras tierras,
que antes de tomar un estetoscopio o manejar un bajalenguas, que aprueben la reválida
de sus títulos ante tribunales incontaminados de ideologías, y serán
beneficiarios de aquello que consagra nuestra Constitución.
La ventaja de nuestra histórica
hospitalidad.
¿Volveremos a ser
como antes?
PEOR QUE LA CUARENTENA SERÍA QUE
“SE RESETEARA”
NUESTRA MEMORIA
Algunos oyentes, varios en
realidad, me pidieron que les brindara en este espacio el comentario que en su
edición de este domingo publicara La Voz del Interior, y con todo placer es que
se los ofrezco en versión oral:
“No quiero que me tomen por un
anticipador de tiempos, pero el encierro a veces nos empuja a mirar hacia
adelante.
¿Cómo era aquello?
Es tanto el tiempo
que ha pasado; son tantas e intensas las situaciones vividas como las angustias
compartidas y los secretos guardados, que si bien han transcurrido los días fue
tan vertiginoso el desfile del espanto que aprendimos a clamar hacia adentro
que se acortaran las horas y los momentos.
¿Cómo era aquello?
No es grato evocarlo ahora
desde un encierro no deseado e impuesto por la acción subterránea de una mísera
partícula que a lo mejor algún pariente mayor consideró insignificante
provocando su enojo. Esa porquería nos cambió la vida, nos incorporó términos
ahora ya comunes como virus, barbijo, contagio, cuarentena, pliegue de codo,
alcohol en gel, distancia social y otras que se agregaron a embole,
aburrimiento, claustrofobia, tedio, raíces del pelo, salvoconducto,
rompecabezas, crucigramas y toda la gama de entretenimientos televisivos incluyendo
a los más insoportables y promocionados que descendieron al nivel de necesaria
basura. Envidiamos a los que tienen en sus casas amplios patios, balcones a la
calle o terraza propia.
¿Cómo era aquello? Nos volvemos
a preguntar…
La tos, el estornudo, una
inocente febrícola o no distinguir olores como café, vinagre o chocolate nos
empujaban hacia la aspirina, el té de limón con miel y los inclinados por la
hipocondría apelaban al médico o al servicio de emergencia para insultar
después porque demoraban por lo menos dos horas.
¿Cómo era aquello? Y seguíamos
con la laguna en la memoria…
La salida al centro, el asado
con los amigos, agitar trapos en la tribuna, el café de la confidencia, el
sexto al truco, el chinchón, el antiguo ludo, el estanciero o la simple
caminata barrial habían ingresado a esas brumas que conducen al olvido. Nos
aburría a veces leer a Borges o a Lugones porque las revistas de la farándula
eran más entretenidas y en el peor de los casos plumereábamos el viejo y atesorado
ejemplar de “El Eternauta” y lo devorábamos por enésima vez. Leídos todos los
libros de la casa y hasta la ya desaparecida y vetusta guía telefónica que
guardábamos sin saber para qué, pasaba a ser material de entretenida lectura.
¿Cómo era aquello? Nos ocupaba
la mente, el alma, evocaciones nostalgiosas y algunas lágrimas que el pudor
machista nos hacía que bebiéramos en silencio.
Y llegó el día tan ansiado cuando
murió la salvaje cuarentena, igual a cualquier otro día pero sin virus, sin
gel, sin barbijo, sin lejanías ni temores. Sin angustias por el futuro pero con
el lacerante dolor de lo perdido.
Habíamos dado el paso vital e
histórico de sobremorir, a sobrevivir.
Y cuando experimentamos aquello
que rondaba en las tinieblas del drama; en los predios de las desgracias; en
los confines de la resignación, regresó victorioso aquel calor de cuerpo a
cuerpo con húmedo jadeo y sin palabras, porque ya no eran necesarias.
Y pudimos traer al presente, a
nuestro presente que así, así como casi lo olvidamos, eran los abrazos”.
Gonio Ferrari