Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” del 18/03/18 emitido en dúplex por AM580 y 88.5FM ambas de Radio
Universidad de Córdoba.
CRISTÓBAL LÓPEZ Y
LA DUDA DE SER SÓLO
UN DEUDOR MÁS, O DELINCUENTE LIBERADO
Miles de acostumbrados a deberle a medio
mundo en compras, impuestos u otras obligaciones contraídas siguen insistiendo
en que por la legislación de nuestro país “no existe prisión por deudas” y por
esa razón practican el viejo y percudido estilo de esperar la moratoria en
lugar de honrar en término los compromisos asumidos.
Pocas palabras
para hablar de la liberación del bueno de Cristóbal López, uno de los emblemas
del saqueo en años recientes, porque en verdad sin conocer íntegramente las
causas en las que aparece involucrado, sería temerario no sólo juzgarlo porque
equivaldría a invadir terrenos ajenos, pero al menos apresurado porque sigue
actuando la Justicia, en la que pese a todo hay que confiar.
Toda la
información que circuló alrededor de las propiedades e inversiones de López
permite al menos colocarlo en el rincón de las sospechas, especialmente por el
corto tiempo en el que llegó a consolidar una fortuna virtualmente incalculable
y en gran medida inexplicable de no mediar maniobras al margen de las leyes.
La situación de
ese emprendedor personaje debiera ser tomada como un llamado de atención a la
dirigencia sindical, entre otros sectores y ya les comento por qué.
Dejando de lado
momentáneamente la situación puntual de López, el hecho de retener por vía
sindical los aportes de trabajadores y no depositarlos en el lugar que
corresponde, puede llegar a ser tomado como una deuda; un atraso en el pago;
una demora administrativa y a los responsables los calificaría como deudores.
Pero cuando esos
fondos de la gente se aplican a otros destinos como la compra de propiedades, empresas,
moneda extranjera, acciones negociables o vehículos de alta gama, el tema ya
pasa a ser -se me ocurre y es probable que pueda estar equivocado- un delito de
pe a pa, sin atenuantes ni coartadas.
Y por ciertas
vinculaciones de Cristóbal, no sería alocado pensar en la cristiana inventiva
franciscosa, casi hermanada con el mercantilizado estilo de nuestros máximos
dirigentes gremiales, tan golosos con el dinero de los trabajadores.
Lo peor de todo
es que asoman hechos como si hubieran sido estructurados para potenciar a una
oposición atomizada, con personajes que se consideran imprescindibles aunque no
encuentren un rumbo coherente.
No son momentos
para malas artes, y menos aún en el tema de las deudas.
LAS ESCUELAS PÍAS Y LA INTOLERANCIA
El tema no es para entrar en polémicas
nacionales ni establecerlo como bisagra de alguna situación, porque se limita a
la simpleza de una expresión de rebeldía juvenil por una parte y por la otra,
el prusiano rigor de un reglamento escolar más cercano al autoritarismo que a
los tiempos que corren.
La niña de 13
años se subió al tranvía de su propia y desenfadada edad donde todo es dulce y
en algunos casos incluyendo al dolor, y en un arranque de audacia entendible se
pintó de azul el pelo por una razón que bien puede considerarse atendible:
simplemente porque le gustaba y la incorporaba al mundillo de la moda que a su
placer elaboran todos los humanos en la más tierna etapa de la vida.
Llegó a su
escuela de siempre cargada de expectativas de recién comenzar la aventura anual
de las aulas, pero no pudo entrar porque debía haber respetado el reglamento
interno que le prohibía colorearse la cabeza y lo único permitido era el tono
natural, como si las o los docentes, sean o no miembros del clero, jamás se la
tiñeran.
Primer impacto
que los padres de la niña tomaron serenamente como lógico, ya que en su momento
habian suscripto la conformidad con el ordenamiento interno de las Escuelas
Pías. A lo mejor la niña no lo tomó de igual manera, firme en su convicción
contestataria a la que todos, alguna vez, hemos rendido apasionado culto más
allá del paso del tiempo y del peso de los años.
Seguramente la
madurez de sus mayores le impuso a la niña la conveniencia de recapacitar,
evaluar, apelar a la lógica y volver atrás abandonando hasta tiempos más
propicios su sediciosa e iniciática vocación por el motín, tan cargada de joven
firmeza como de inmadurez e inocencia.
Entonces al día
siguiente restituyó a su pelo el color original, ese color que la acompañaba
desde que nació y que no alteró a lo largo de una década de asistencia al mismo
colegio, donde consolidó compañerismo y cariño con tantas niñas iguales a ella.
Quienes
entendemos a los adolescentes sin necesidad de compartir lo que para muchos
mayores, son caprichos pero en realidad representan un precoz alzamiento, vemos
que siempre hay para ellos una segunda instancia en sus actitudes de lo que
podemos llamar un incruento enfrentamiento generacional.
Por eso al día
siguiente, con el pelito del color de antes, intentó sortear el control de
acceso segura de estar cumpliendo con ese anticuado reglamento que en los
hechos, representa un exceso si de imponer disciplina se trata, porque eso
mejor se alcanza no tan sólo con el rigor sino con el diálogo, la comprensión,
la tolerancia recíproca, el respeto y la contención tanto de la escuela como de
la familia.
Se había pelado
casi con la cero, un costado de esa cabecita llena de soles, proyectos, colores
y mariposas.
Y tampoco la
dejaron entrar, comenzó un novelón tan trivial como estéril que no llevó a
ningún destino deseado ni por la niña, sus padres o la propia escuela expulsiva,
de la manifiesta rebeldía despojada de maldad por la que persistían tanto las
diferencias como la intransigencia de ambas partes.
Pero el daño a
la disciplina y a la buena conducta que se quisieron evitar, consolidaron de
manera brutal lo contrario, para una personita de 13 años, como lo es
condenarla a una isla rodeada de desconocidos, abandonando afectos cosechados,
no a lo largo, sino en tan poco tiempo de vida.
Sus padres no
tuvieron otro camino que cambiarla de colegio, porque la víctima -posiblemente
la menos escuchada a la hora de las gestiones de ambas partes- ya había bebido
en pocas horas el amargo sabor del rechazo y la certeza del cristal de su
inocencia, ultrajado por un exceso casi despótico de meterse en la sacra
privacidad de una niña, que en homenaje a su libertad, no debe rendir cuentas a
nadie si le gusta la melena larga, el flequillo, los rulos o lucir pelada.
Ya está.
Ya pasó…
No devaluemos la
inteligencia ajena, pensando como disculpa que los reglamentos están hechos para
cumplirse, más aún por parte de quienes los aceptan en su momento.
La fragilidad de
una criatura con pensamiento propio y en un marco de intolerancia, fue
manoseada y tironeada como a una presa indefensa.
Y ella, me juego
la cabeza que es así, no lo merece…
FRUSTRADA INICIATIVA TESTIMONIAL
Ocurre a veces
que la honestidad y la franqueza profesional actúan en contra de quienes las
practican y empuja a ciertas actitudes gubernamentales que, pensando finito,
rozan la deplorable práctica de la censura previa en uno de sus costados más
burdos que es el de los pretextos insostenibles por lo infantiles.
En la Unicameral
del cordobesismo surgió la interesante iniciativa de realizar actividades
alusivas a un nuevo aniversario del golpe de aquel aciago 24 de marzo del ’76,
que entre otras cosas contemplaba la habilitación de una muestra fotográfica
con imágenes de entonces y la participación de periodistas que tuvimos a cargo
la cobertura de todo lo acontecido en aquellos tiempos del desprecio por la
vida, del secuestro, de la tortura, de la capucha, las ejecuciones y la
desaparición.
Y al sostener
que casi lo mismo ocurrió tanto en una vereda como en la otra, lejos de un
intento por aludir a la teoría de los dos demonios sino como un homenaje a la
Justicia y a la memoria, vale aclarar que al menos en mi caso personal valoro
la vida sin colores ni banderías políticas o ideológicas, repudiando al
terrorismo de Estado por su consagrada impunidad y reconociendo por vivencias y
no por chismes, que fueron tan criminales los que vestían uniforme como aquellos
a los que se consideraba románticos y
patrióticos luchadores populares.
No es necesario
abundar al respecto en mayores consideraciones porque la historia y la memoria
son los mejores jueces.
El tema es que
invitados a una charla previa para ajustar detalles de esa actividad que se
realizaría en la sala Regino Maders de
la vieja Legislatura en cuyo frente y sobre la peatonal se montaría la muestra
gráfica y documental, se acordaron tanto el lugar como la fecha y el horario
generándose una interesante conversación mechada con recuerdos y nostalgias de
aquellos años de plomo.
En homenaje a la
verdad los periodistas allí presentes y ante dirigentes políticos de la casa,
coincidimos que en realidad el terrorismo de Estado nació allá por el ’74 con
la impune actuación de las tres “A” de López Rega, en pleno gobierno
democrático con el Partido Justicialista en el poder y a eso no me lo contaron,
no toco de oído sino que me tocó vivirlo.
Y no es
gorilismo: es historia.
O sea, el mismo
signo político que desde casi un par de décadas atrás viene gobernando en la
provincia de Córdoba, con mayoría en la Unicameral.
Todos muy
entusiasmados con integrar una mesa pública y sin restricciones para un
ejercicio de la memoria, que es en definitiva, precisamente, el lápiz de esa y
de todas las historias.
Este martes o
miércoles pasado me llamaron por teléfono desde la Unicameral para avisarme que
esa actividad no se haría, pretendiendo justificar tal decisión con el traslado
de muchas de los actos alusivos al espacio de La Perla y que no había lugar
para el encuentro que habíamos acordado.
No es para
cortarse las venas, pero bien sirve para pensar que todavía y pese a la
recuperada democracia, subsisten algunos nichos de sectarismo autoritario que
el cordobesismo no ha sabido o no ha podido neutralizar.
Y eso, puedo
asegurarlo, no deja de ser penoso.
EL NUEVO “BOLETAZO” ESTABA CANTADO
Cuando unas
pocas semanas atrás evaluábamos la pésima calidad del servicio de transporte
urbano en la ciudad de Córdoba, sosteníamos que como siempre, se trataba de una
maniobra urdida y ejecutada por el sector empresario para presionar al poder
concedente que es la municipalidad, a un nuevo ajuste en el precio del boleto
actualmente cotizado al doble que el que se aplica en la capital federal, con
la diferencia que allá es un servicio ejemplar y entre nosotros, decir que
llega a la categoría de lamentable, es un acto de generosidad.
Así son las cosas,
con la reiterada pretensión de la FETAP de llevar el precio del viaje a más de
17 pesos, verdadero robo a los usuarios que históricamente continúan siendo
rehenes de los caprichos ora de las empresas, ora del gremio de los choferes
cuando se les antoja reclamar ajustes de sus salarios, transformando sus
demandas en batallas de una guerra no declarada entre trabajadores, porque el
daño que reciben los que necesitan del vital servicio, no hace mella en la
conciencia de quienes lo perpetran con dolorosa indiferencia.
Un boleto
carísimo para esperas absurdas que no están en la memoria, sus responsables
hayan sufrido las penalidades que seguramente establecen los acuerdos, con lo
que se consolida una enfermiza impunidad de la que son cómplices las tres patas
del transporte urbano: los empresarios angurrientos que jamás pierden porque
son ellos quienes regulan las frecuencias a su antojo, los dirigentes de la UTA
que se asocian para su demanda paralela con cada reajuste tarifario y la
Municipalidad que mira hacia otro lado cuando cuenta con elementos legales como
para poner las cosas en orden e impedir que los pasajeros, auténticos
sostenedores de un servicio perverso y ciclotímico, sean los eternos perjudicados.
La cláusula que
entiendo está vigente para los aumentos automáticos, no deja también de ser una
afrenta a la realidad, porque perjudica a los más humildes que deben resignarse
a ver y padecer que el precio del viaje sube y sube, frente al estancamiento de
sus salarios.
Hacer campaña
con obras en ciertos casos inoportunas puede que arrime votos a las
pretensiones electorales de las autoridades, pero es más lo que resta eso de
desentenderse del clamor popular y del sufrimiento de los que menos tienen.
Y una apelación
a la memoria reciente, cuando muchos de los trasnochados de la UTA “hicieron la
plancha” por diez días dañando el bolsillo de miles de laburantes que perdieron
beneficios por culpa de los angurrientos sindicalistas.
Con la hipocresía
que imponían las circunstancias se anunciaron y concretaron sanciones para los
díscolos, que incluían cesantías con causa, pero la benevolencia aliada a la
complicidad gremial-empresaria y con el vistagordismo municipal, se mataron de
risa de las víctimas que habían provocado y allí están, otra vez, los que en
cualquier momento y con la impunidad habitual tomarán nuevos rehenes para
apoyar sus caprichos.
Pareciera que
los malos políticos olvidaran que ellos, los trabajadores y todos los vecinos
humillados por el pésimo y exageradamente caro transporte y el maltrato de sus
prestadores, también votan…
LA MEGACAUSA Y EL JUEGO DE LOS “INTENTOS”
Mientras por un lado
son noticia los proyectos para acortar los tiempos de los procesos judiciales,
incluso contemplando sanciones, jury y remoción de cargos para los funcionarios
que no cumplan con los plazos establecidos, en esta semana se informó sobre la
continuidad de un juicio al único ex director del Registro de la Propiedad
juzgado en el marco de la causa homónima en Córdoba.
No es novedad que en
esta causa no se ha cumplido, por parte del Poder Judicial, con ningún plazo
establecido, que desde hace más de diez años se juzga repetidamente a los
mismos imputados por lo mismo, que la mayoría son ciudadanos comunes que viven
de su trabajo diario y que no existen altos funcionarios en el banquillo pese a
haber sido denunciados.
Pero, además, se
juzga a las personas por el “intento” de apropiación de diferentes inmuebles,
que nunca llegaron a sus manos, ni les redituaron ninguna fortuna.
Más aún, casi no
existen personas o querellantes particulares que los acusen. No queda claro,
entonces, cuáles son los negocios millonarios que tanto se proclaman y, más
grave aún, quiénes son los responsables.
La causa actualmente
juzgada lleva el nombre de un legislador que fue sobreseído hace años quizás
por entenderse que “no intentó” como se acusa a los otros.
Es difícil
comprender qué se “intenta” con esta causa largamente sostenida en el tiempo,
pero sería muy beneficioso que el Poder Judicial “intentara” ajustar
los tiempos y también el derecho a lo legalmente establecido, para que de
una vez se encuentre Justicia.
En el
curso de esta edición de “Síganme los buenos” formuló declaraciones el Dr.
Carlos Ruiz Palacios, vocal por los jubilados de la Caja de Jubilaciones y
Pensiones para Abogados y Procuradores de la Provincia de Córdoba. El Dr. Ruiz
Palacios se explayó acerca de las eventuales reformas que se aplicarían en el
ámbito de la Justicia cordobesa con el propósito -así lo sostienen desde el
poder- de dinamizar el tramiterío y abreviar los juicios, en muchos casos casi
eternos. Los conceptos de la conversación que mantuvieron el Dr. Ruiz Palacios
y el periodista Gonio Ferrari, pueden ser consultados en la columna de los
audios, ubicada en el costado derecho de este blog.
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OBRA SOCIAL DE PRENSA, EN AGUDA CRISIS
Supo ser un
genuino orgullo, años atrás, la calidad de prestaciones de la obra social que
amparaba a los trabajadores de prensa de Córdoba, con un alto nivel en cuanto a
la atención a sus afiliados.
Algo debe haber
cambiado en la conducción si en la actualidad evaluamos precisamente los
servicios que poco a poco se les han venido retaceando a los colegas, debido a
la falta de pago a los profesionales de la salud que los atendían.
Particulares, sanatorios,
farmacias e institutos especializados han ido abandonando la grilla de
prestadores primero por el retraso en las liquidaciones y luego, lisa y
llanamente la negativa a atender a los aportantes, frente al incumplimiento por
parte de la obra social, del pago mensual que era parte del compromiso
oportunamente acordado y regido por la ley respectiva.
Hay un caso
judicializado por la negativa de la obra social a cubrir ciertos servicios y
medicamentos a dos hermanitos que padecen fibrosis quística, y pese a una orden
judicial, el organismo sindical habría incurrido en desacato.
A la hora de las
excusas y como lamentablemente se hizo costumbre en muchos aspectos de la vida
nacional, la culpa de cualquier desastre siempre era y es de los otros, por esa
maldita tendencia a eludir el sano ejercicio de la autocrítica como primer paso
para enfrentar y solucionar cualquier crisis.
Sea como fuere,
parece que también habrían incidido otros errores por parte de la conducción
del Cispren, sigla del Círculo Sindical de la Prensa de Córdoba, politizada e
ideologizada al servicio de un sectordeterminado, que habría llevado a la
Administración Federal de Ingresos Públicos, AFIP, a la intervención de la
Justicia porque debido a alguna razón sin dudas fundada, dicho organismo habría
planteado el cobro de obligaciones para lo cual, precisamente la Justicia, se
habría visto obligada a embargar y secuestrar bienes como computadoras y otros
elementos, en el, local de Obispo Trejo al 300.
Aunque tal
situación no trascendió públicamente llama la atención que la conducción
gremial no haya informado acerca de lo ocurrido, que conlleva un perjuicio
porque en lugar de contribuir a la recuperación de las prestaciones, esa
alternativa ha empeorado el panorama sumiendo en un desamparo casi total a una
importante masa de afiliados.
Son los
responsables del manejo de esa obra social quienes deben aportar, más allá de
la solución a esta instancia de deterioro, las explicaciones acerca del manejo
de los fondos porque si no pagaron en su momento lo que debían, es porque la
administración incurrió en falencias que pueden rozar lo delictivo.
Es ridículo que
un gremio que aglutina a gente vinculada con la comunicación, persista en la
práctica de un silencio abrumador, que acrecienta las sospechas de malos
manejos de dineros ajenos y el perjuicio que ello ocasiona.
Es absurdo que
el gremio de prensa, en tiempos de democracia, se aferre a un mutismo tan
inexplicable.
LA “BATICUEVA” DEL ALEJANDRO CARBÓ
A esta cuestión la adelantamos en el curso de
la semana, pero bien vale recordarla como homenaje a una situación más que
curiosa.
Es harto conocida la
preocupación del gobierno de la provincia en su “lucha sin cuartel contra la
delincuencia”, para lo cual utiliza una de sus mejores armas que es el
ocultamiento de hechos gravísimos con lo que consigue suavizar las estadísticas
y seguir vendiendo esa falsa y peligrosa imagen de seguridad cuando no existe.
Pero no es la única
preocupación que se abate sobre el castigado cordobesismo, ahora beneficiado
con una sucesión de obras necesarias aunque algo inoportunas, salvo para vender
en épocas preelectorales como anestésico de una realidad apremiada por otros
severos problemas prolijamente descuidados.
En los últimos tiempos, la
cuestión de la invasión permanente de murciélagos en el Colegio Alejandro Carbó
ha desnudado algo que era una certeza pero que ladinamente se escondía bajo un
manto de complicidades y silencios: como siempre, los tres meses de vacaciones
sirvieron para la patriótica practica del alpedismo mientras muchas escuelas
seguían con agudas falencias edilicias, de mobiliario y de otras carencias
simples de superar sólo con buena voluntad y correcta gestión.
Pero no.
A último momento se avivaron
que los murciélagos ooootra vez se habían adueñado de una de las escuelas más
emblemáticas, activas y concurridas de la provincia y pretendieron desalojarlos
en una semana.
Tropezaron con los
proteccionistas que se empeñan en sostener y aconsejar que esos bichos son
buenos, que hay que acostumbrarse a convivir con ellos pese a ser en muchos
casos portadores de pestes, pero a ninguno de esos defensores se les dio por
llevarse cuanto menos cinco o seis murciélagos a sus casas, para que ellos, los
chicos y los vecinos se deleitaran con el vuelo majestuoso, el olor y la caca
de estos mamíferos voladores.
Es probable que la ciencia esté
del lado de quienes sostienen la bondad de los animalitos, pero la realidad,
nuestras costumbres y los riesgos tienen otra perspectiva al analizarse la
situación. No sería suficiente el reclutamiento de “guasones” para combatirlos,
porque seguramente el pretexto sería utilizado por las áreas de (in)seguridad y
(des)gobierno para ubicar a los parientes, amigotes, amigas, activistas y partidarios
con atractivos sueldos y poco esfuerzo.
Es para pensar que las
autoridades de Educación, al menos sospechadas de inteligentes cuentan entre
los servicios que contrata, con alguna empresa encargada de controlar pestes y
si eso no se hace, es porque no la tienen o si la tienen no le pagan.
La notable imprevisión tuvo
lógicos resultados con un daño directo a la educación del alumnado y la vida y
costumbres de sus mayores, que a ciencia cierta no saben, diariamente, si las
clases se dictan o el colegio permanece cerrado por la invasión que seguramente
enviara el espíritu de un Batman dañino, superior y anticordobesista.
Si esto fuera la primera vez
que ocurre, bien valdría un voto de apoyo a las autoridades lógicamente
afectadas por una situación imprevista, porque los murciélagos no suelen avisar
con anticipación el lugar donde se aposentarán, se reproducirán, provocarán
asco y por otra parte, lástima, consideración y respeto de los proteccionistas.
Cada año es la misma
historieta: muchas escuelas que arrancan el ciclo lectivo con deficiencias que
debieron solucionarse con tiemplo durante los tres meses de receso o la
porquería de tener que aguantar el insalubre vuelo y la presencia de bichos que
a lo mejor son útiles para comerse los insectos, pero no caen simpáticos a los
niños, a los jóvenes ni a los padres que deben tolerarlos dentro de una
escuela.
Está visto también en este caso
que el gobierno de la provincia se empeña, año tras año, en tropezar siempre con
la misma piedra.