27 de enero de 2015

¿Tan poco vale un Fiscal muerto?

UNA HORA DE CERO AUTOCRITICA
PARA ANUNCIAR LA LEGALIZACIÓN
DE  “PINCHADURAS” TELEFONICAS


   Si nos ajustáramos a la cronología de los sucesos, se desprendería del discurso presidencial, que el Secretario de Seguridad Sergio Berni miente, que miente ella o que mienten los dos. Así de simple.
   Berni, que pasa a ser un perejil en esta historia, se cansó de pregonar en los medios que avisó de la muerte del fiscal Alberto Nisman a la Sr. Presidenta poco después de la medianoche, mientras ella confesó que se lo había comunicado la ministra del área entre las 2 y media y las 3 de la madrugada, creyendo al principio que se trataba  de una broma (¡¿?!) de mal gusto.
   Debe ser por eso que ahora el kirchnerismo esconde a Berni y no quiere que vaya a dar explicaciones ante los legisladores, aduciendo como razón una costumbre que ellos llevan a cabo meticulosamente, que “el Congreso no tiene facultad para entrometerse en la actuación de la Justicia. Lo que quieren es usar un muerto para la cosecha política”, olvidando que es más grave utilizar a 30.000 con idéntico propósito.
   Endilgar tan oscuras sospechas sobre el “feroz opositor” Hugo Lagomarsino por ser hermano de alguien que trabaja en un estudio jurídico que atiende cuestiones vinculadas con el grupo Clarín, es tan inconsistente y desubicado como suponerme fanático de los Redonditos de Ricota porque lo es mi hermano, o considerarme obeso porque mi hermano lo es.
   Después de todo, una hora de discurso para anunciar la disolución de un organismo del Estado del que el kirchnerismo se sirvió durante más de once años, para recién darse cuenta que no era conveniente, tiene más olor a manotazo que a medida necesaria. En realidad la historia nos enseña en capítulos de extrema crueldad, que no tan solo los militares y su arte de la sospecha se inclinaron por la privacidad de la gente instaurando las escuchas telefónicas a mansalva, operatoria que superó a los tiempos y a la recuperación de las libertades: todos los gobiernos lo hicieron, a veces más con espíritu de chusma y alma de conventillo.
   Ahora, desbaratada la reciente intención oficial de “camporizar” a la SIDE, nada mejor que blanquear el espionaje creando de arranque un organismo propio y sumiso, dependiente de la Procuraduría General de la Nación a cargo de Alejandra Gils Carbó como si fuera independiente del Poder Ejecutivo cuando bien sabemos -y lo dice la historia reciente- que allí se aplica la obediencia debida. La conducción de la Agencia Federal de Inteligencia (FIA) se asignaría con acuerdo del Senado, cuerpo legislativo con mayoría propia del kirchnerismo que tiene a la previsible reverencia como norma y estilo.
   Referirse a la Justicia en términos tan ofensivos y descalificadores y a la vez alabarla en casos puntuales y a futuro, sirvió para desorientar a cualquiera porque no hubo ni una palabra para reconocer las enormes presiones que se vienen ejerciendo desde el poder ejecutivo contra ese otro poder del Estado, desde los tiempos que se hablaba de su “democratización” cuando lo que se perseguía era la “domesticación” y la sumisión. En tal sentido, estamos viendo ahora las consecuencias del despecho político.
   La reiteración reciente del “vamos por todo” es la huella digital de una campaña que el oficialismo instaló como una de las mayores faltas de respeto contra la democrática alternativa de pensar distinto o de no comulgar con todos los objetivos o los métodos del modelo.
  Sería pecar de absurdos si a esta altura de su mandato, pidiéramos el mínimo de autocrítica a un gobierno caracterizado por la soberbia política y la arrogancia ideológica. Esa inveterada manía de no tener un mínimo sentido de grandeza para reconocer errores y optando por culpar siempre a otros, un temperamento que es distintivo que fue multiplicándose con las equivocaciones.
   Resulta más fácil y enardece más a su tribuna y a los aplaudidores profesionales de ese otro enorme, costoso y estatal poder mediático concentrado, reiterar los términos “conspiración” y “boicot”, cuando la grandeza de la sinceridad impondría hacerse cargo de los desaciertos asumiendo culpas.
   Es mejor no evaluar la controversia que surge por el tema Irán-Daia-Embajada de Israel, etc. porque los manejos de la diplomacia están teñidos de dudosos acuerdos, traiciones y dinero; mucho dinero que en forma solapada manejan todos los servicios de inteligencia del mundo y muchas veces interfieren las “internas religiosas”.
  A la hora de hablar de la escenografía y respetuosamente analizada, no era necesaria la silla de ruedas como inspiradora de lástima, a menos que se quisiera mostrar una debilidad e indefensión que con la agresividad del discurso quedaban de por sí descartadas.
   Luis D’Elía parece haber dejado de ser útil amigo y Milani -el super espía nacional & popular- quedó entre bambalinas.
   Faltó la palabra del pesar, si es que se siente, para la familia del Fiscal muerto quien fue penosamente utilizado en su irreversible condición de ausente.
   Después de todo, si la denuncia de Alberto Nisman a ella y a su gente les pareció descabellada, absurda, desestabilizadora, inoportuna y delirante, ¿para qué dedicarle una hora al solo efecto de anunciar el desmantelamiento de un organismo pernicioso y la creación de otro que se insinúa con más dudas que el anterior? 
   No hay caso.
   Nuestra actitud generalmente paciente y contemplativa -por no decir con vocación de rebaño- nos ha llevado a exhibir una tolerancia hacia el error mucho más amplia con el paso del tiempo.
   Bueno sería que el poder no confundiera tolerancia con paciencia, esa virtud que cuando se agota, los pueblos suelen hacer tronar el escarmiento.
   En las urnas, a veces.
Gonio Ferrari

25 de enero de 2015

S.L.B. – 25/01/15 – EL CASO NISMAN EN LA JUSTICIA – D’ELIA Y LAS ESCUCHAS – EL VERSO JUBILATORIO DEL CORDOBESISMO - ¿FUE CRIMEN O SUICIDIO? – LA MEGACAUSA Y SUS NOVEDADES – SILENCIOS QUE MATAN – ADIÓS AL “NEGRO” ECHENIQUE – LA BASURA Y EL AGUA, DOS PROBLEMAS – LLAMADO A LA CORDURA, etc.



Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 25-01-15 emitido por AM580 Radio Universidad de Córdoba

EL CASO DONDE DEBE ESTAR


   Diego Lagomarsino, dueño de la pistola Bersa, no puede salir del país y ahora lo proteje la Gendarmería Nacional.
   ¿Por qué la Gendarmería Nacional no protegió al Fiscal desde que regresó al país?
   Durante la semana un ejército de periodistas, morgueros, criminalistas, supuestos idóneos, paracaidistas de la opinión y chantas de toda laya primero saturaron y después aburrieron con sus sesudas elucubraciones acerca de este emblemático caso que enluta al país, aunque no se haya decretado luto alguno como en otros casos de mucha menor trascendencia.
   Hasta la palabra del Papa argentino fue mezquina para tanto dolor.
   Cuando lo ideal, correcto y respetuoso es dejar que la Justicia actúe sin presiones ni las que recibió y recibe de arriba, como de los costados y desde abajo, porque aquella amenaza de ”ir por todo” fue brutal, pareciera que a todo lo quieren resolver en las pantallas de televisión o en las publicaciones de un grupo concentrado o del otro, el estatal.
   El respeto por la auténtica independencia de los poderes debe ser sagrado, como base del sistema democrático.
   Y una pregunta después de todo este alocado ir y venir de versiones, acusaciones, sospechas, estupideces, declaraciones de inocencia, culpabilidades, especulaciones políticas, silencios, mandadas a guardar, etcétera.
   Si las pruebas que el Fiscal iba a presentar en el Congreso era carne podrida, no tenían sustento, seriedad o gollete, ¿por qué lo mataron, lo hicieron matar o lo suicidaron?
   Y si es por síntesis, me quedo con unos conceptos del politólogo Julio Bárbaro, de innegable extracción peronista: “Esta es una democracia en la que o nosotros les tenemos miedo a ellos, o ellos a nosotros. Hoy, más que nunca, o perdemos el miedo o perdemos la libertad”.

D’ELIA Y LAS ESCUCHAS

   Ni en un estudio de audio con equipamiento digital avanzado, se hubiera logrado la calidad de las grabaciones de las tan meneadas escuchas telefónicas ordenadas sin la autorización del juez de la causa por el Fiscal Nisman.
   Del iraní, la verdad no sé si es el iraní pero la voz del rentado piquetero oficialista es inconfundible, tanto por su tono como por ciertas dudosas inflexiones.
   Creo que hasta el momento se han hecho públicas tres, cuatro o pocas más de esas escuchas subrepticias que si enfocamos el tema desde el campo del Derecho, constituyen un agravio a la libertad individual y una intromisión en la privacidad que merece respeto.
   Después de todo eran solo dos amigos que hablaban de juntarse a comer, escenario preferido por los argentinos para tratar tanto un divorcio, como la constitución de una sociedad, un casamiento, un lucrativo negocio o un acto delictivo.
   Lo llamativo de todo esto, aparte de enloquecer a los periodistas militantes sobre quién hizo públicos los CD que hasta Lanata los tenía, es que ilegales como son, no dejan de ser una radiografía de varios personajes que ocupan relevantes cargos dentro del gobierno.
   D’Elía el agresivo, el intolerante, el de armas llevar, no es por ahora empleado estatal porque Néstor Kirchner lo echó del cargo, desde donde se aprovechaba para transformarse en un argentino próspero y ahorrativo.
   Lo curioso de esta situación es que este cholulo figurón de la televisión nacional y popular sigue haciendo daño, en nada ayuda a sus afectos políticos e ideológicos y tiene la enorme suerte de seguir gozando la libertad.
   Una libertad que, los hechos lo demuestran, no merece.

EL VERSO JUBILATORIO


   Días pasados un informe de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Provincia señalaba con bombos y platillos que se había duplicado la cantidad de beneficiarios que ganan más de 24.000 pesos mensuales.
   Lo que no explica ni aclara el informe es que esos pasivos durante 30 años, y más en muchos casos, dejaron religiosamente para la Caja el 18 por ciento de su salario y que ahora las mensualidades se ajustan a la inflación oficial.
   Así las cosas en esta campaña presidencialista del inventor del cordobesismo, que pretende mostrar el paraíso mediterráneo, al igual que tiempo atrás lo fuera la isla del Pocho Angeloz, se olvidó quien elaboró ese informe pleno de optimismo, que los jubilados y pensionados cordobeses ya padecieron los recortes del mestrismo en su momento, los descuentos y títulos virtuales implementados en la emergencia previsional por Schiaretti, el gringo que ahora quiere volver, y la frutilla del postre, el despojo delasotista de seis meses para cobrar los reajustes.
   Aunque este postre, tentador y empalagoso como lo quieren vender, tiene dos frutillas en lugar de una sola.
   Y es el confiscatorio escamoteo que hace la Nación para sus arcas exhaustas, de eso que los economistas apendejados le llaman Impuesto a las Ganancias, aunque saben porque lo aprendieron junto con los palotes, que el sueldo no es ganancia.
   Pero a veces estos pilluelos, en nombre de un modelo ávido y angurriento, olvidan los comienzos de su  aprendizaje.
   Eso que antes le llamaban obediencia debida.

¿FUE CRIMEN O SUICIDIO?


   En mis lejanos tiempos de la pubertad periodística, escribiendo para la revista Hortensia le otorgué vida a un detective que bauticé “Lupa de plástico”, habitué al por entonces exitoso y concurrido café concert “El pejerrey con caspa”, instalado en una coqueta calle alejada del centro.
   El personaje en su tarea era un chanta irredimible y jamás resolvió un caso, aunque su autor confesara.
   No era la de investigador, sino reiterado fracasador.
   Y pareciera, si jugamos con los tiempos, que le hubieran confiado a “Lupa de plástico” uno de los temas policiales rodeado de ribetes políticos, económicos, ideológicos y raciales más escandalosos de la historia argentina, si tomamos solamente en cuenta la jerarquía y la personalidad individual de sus protagonistas.
   “Lupa de plástico”, mi detective de cabecera hacía siempre un rejunte de opiniones, mezclaba todo lo bueno, lo increíble y lo ridículamente improbable y por último surgía el resultado de su pesquisa.
   La ciencia investigativa y todas sus actividades asociadas no han podido determinar, a más de una semana del hecho, si fue homicidio, suicidio o suicidio inducido.
   “Lupa de plástico”, el detectivo que dejó de concurrir al café-concert “El pejerrey con caspa” se mudó por unos días a la cheta coquetería de Puerto Madero
   Leyó hasta casi enceguecer entre diarios y revistas, se rindió al fulgor atrapante de la televisión y escuchó radios de todas partes, tanto AM como FM y por Internet.
   Hizo tantas consultas a Google que lo declararon persona no grata.
   Hasta que se definió y lanzó a los vientos esta alternativa: ¿por qué tanto se preguntan como entró o entraron los sicarios?.
   El viernes 16 a la noche Nisman liberó a su guardia y dice el expediente que el servicio regresó el sábado a las 11 y 5.
  Se me ocurre -sentenció Lupa- que con una custodia relajada, a Nisman ya lo estaban esperando en su piso 13.

LA MEGACAUSA

   Merodeando en mi biblioteca, siempre hurgando en la eterna búsqueda de la verdad, descubrí un texto sobre un tema llamado dogmática penal, que tengo que profundizar, pero me pareció de mucha utilidad porque siempre pregunté porque no se sistematizaba mejor la toma de decisiones judiciales para posibilitar un mayor control.
   De allí rescaté que "Si se aplicaran los instrumentos teóricos de la dogmática penal lograríamos simplificar la actividad judicial cotidiana y algo todavía más importante: lograríamos que muchas personas no pasen inútilmente (y en ocasiones, ilegalmente) años de su vida en la cárcel".
   La reflexión pertenece al Dr. Alberto Binder, Director Ejecutivo del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales, en un texto que aborda el abismo que existe entre la teoría y la práctica penal concreta. 
   Con el término dogmática penal el jurista refiere a un método para la toma de decisiones que le sirva al juez y a otros funcionarios para ejercer el poder penal del modo más seguro posible, ayudando a disminuir arbitrariedades y errores, y a lograr una justicia más justa e igualitaria.
   La metodología en cuestión propone mayor racionalidad, orden, fundamentación y control en el proceso, pero por sobre todas las cosas destaca: "Trasladar la Constitución Nacional, los Pactos Internacionales y el Código Penal al caso concreto, sin distorsiones,  como única manera de lograr una administración de justicia legítima y creíble.
   A la luz de este texto es esperable entonces, que en la causa del Registro, la aplicación de una correcta dogmática penal logre, cumpliendo la ley así, sin distorsiones; respetar el principio de inocencia y la libertad como derecho inalienable, sin abusar de la prisión preventiva.
   Respetar el principio del juez natural y el debido proceso, sin crear comisiones especiales ni juicios repetidos.
   Respetar, fundamentalmente, la dignidad humana, sin ilegalidades ni arbitrariedades y sin años de vida inútilmente robados en una cárcel.
   ¿Será justicia?

SILENCIOS QUE MATAN

   En todas las crisis institucionales de los últimos tiempos, ha sido una constante parecida a un estilo presidencial, salir a dar la cara, tranquilizar a la ciudadanía e imponerla de la situación, en un gesto que siempre fue tomado como compromiso de seriedad.
   Raúl Alfonsín en aquella fatídica Semana Santa, Carlos Saúl en su momento, De la Rua antes de irse, Duhalde también cuando las circunstancias lo impusieron.
   Es claro que entonces no existían Facebook ni Twitter, recursos originariamente adolescentes para la interrelación, que coparon los mayores para joderse entre ellos.
   La señora a través de esas redes, primero aseguró la certeza del suicidio y después por la misma vía y supongo ante el azoramiento de su equipo, se inclinó por el homicidio, así de una y sin mayores precisiones.
   ¿Sabrán sus expertos en comunicación, si es que los tiene, que el silencio es la mejor usina de rumores?
   ¿Sabrán también que no es un capricho de la ciudadanía sino un imperativo de circunstancias, usar ahora si, la cadena nacional para poner en claro la posición del gobierno frente a un hecho de tamaña gravedad?
   El mundo nos mira con la perplejidad de los desconcertados, y supone que si una persona inteligente y exitosa no sale a poner las cosas en claro, es porque no tiene argumentos que la sustenten.
   Y no me vengan con que se quiere evitar cualquier presión sobre la Justicia.
   Eso se vino practicando desde distintos sectores del poder, cuando se comenzó a rumorear que la denuncia del Fiscal ahora muerto se concretaría.
   La cadena nacional, en este caso, es aguardada con impaciencia por la ciudadanía, igual que esperábamos la palabra de Alfonsín, de Menem o de De la Rua o de Duhalde, porque alguien tiene que poner en orden a la tropa política, y dejar que la Justicia, sin presiones, haga su trabajo.

VICTOR ECHENIQUE


   El Negro Echenique era camarógrafo desde los tiempos del Auricón, prolijo ladrón de imágenes, cultor de la amistad y de otros gratos menesteres a los que acostumbramos quienes abrazamos este vicio que algunos le llaman profesión.
   Un tipo generoso, amplio, criterioso, hijo de quien fuera uno de los más lúcidos legisladores de Córdoba, chapa que el Negro –el Negro hijo- nunca exhibió porque le bastaba con su hombría de bien: con su solidaridad, con su amplio sentido del compañerismo.
   Estuvo un montón de años en Canal 12, Echenique fue un ícono desde aquellos duros comienzos del sacrificado camarógrafo que debía lidiar con el incómodo peso de su equipo y enfrentar así, repetidas situaciones críticas.
   Víctor Echenique estuvo luchando varios años contra un mal implacable que al final se lo llevó sin regreso.
   Si me parece verlo con la picardía de su sonrisa, intentando convencer a unos pibes, en Nigeria, que era Maradona.
   O su asombro al entrar al núcleo de las pirámides, en el Cairo.
   O peleando el precio de un tapiz en Nueva Delhi hasta que se derrumbó al descubrir allí, que los niños perros no eran una fantasía.
   Momentos tan inolvidables, como es inolvidable la estampa y el cariño que inspiraba este amigo entrañable.

LA BASURA Y EL AGUA, DOS PROBLEMAS


   La ciudad, nuestra ciudad, tiene sus problemas como siempre los tuvo, pero hay algunos que por su persistencia indignan a la gente pese a que uno supone que las autoridades se están ocupando en solucionarlos.
   Más allá del tránsito loco, de la invasión de un gigantesco mercado marginal a lugares de esparcimiento público como las plazas y los paseos, el permanente estado de conflicto del gremio municipal, la pésima iluminación callejera que solo aplauden los delincuentes y el aumento de las tasas por servicios que no se brindan, hay uno casi emblemático.
   Se trata de la basura o mejor dicho de la recolección de residuos y de la limpieza de calles, todo lo que hace a la higiene urbana y por ente a la salubridad general.
   ¿Por qué es tan ciclotímico ese servicio?
   ¿Por qué no se cumplen los horarios ni los recorridos como se anuncian?
   ¿Por qué hacen trabajar a los vecinos en la recolección y paralelamente retiran contenedores donde depositar la basura?
   Cosa de locos.
   Mientras tanto los concesionarios de la prestación solo publicitan bondades con las que acallan quejas mediáticas, y jamás tienen la hidalguía de reconocer errores, como si lo de ellos fuera perfecto.
   El otro drama es la calidad del agua que dicen es potable.
   En algunos sectores del sur de la ciudad, los casos de colitis tanto en hogares como en empresas allí instaladas, no son una casualidad sino una consecuencia.
   La mayoría de los afectados la atribuye a la turbia calidad del agua, y no hay quien salga a desmentirlos ni a sincerar la situación.
   ¿El ERSEP tiene facultades para actuar de oficio?
   Si puede hacerlo, llama la atención que no intervenga, en salvaguarda de la salud de vecinos que están pagando por un servicio que los moja y los refresca, pero que también los enferma.

LLAMADO A LA CORDURA

   Vivimos instancias de gravedad institucional, porque no es poca cosa que hayan matado de la forma que la justicia lo determine, a un fiscal que se aprestaba a presentar pruebas, por sus denuncias por encubrimiento contra altos funcionarios incluida la Sra. Presidenta de la Nación.
   Es hora de saber esperar.
   Es el momento de recuperar el respeto por esa justicia tantas veces vapuleada cuando falla en contra y aplaudida cuando su dictamen favorece.
   Hay que moderar las pasiones, despojarse de los contenidos ideológicos cuando sirven para interferir y apegarse al ejercicio de la razón.
   Estos momentos cruciales, cuando está en peligro la República y esto no es una exageración, demandan de la ciudadanía la madurez de los patriotas.
   Parece poca cosa, pero eso lo es todo