Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos” del 25-01-15 emitido por AM580 Radio Universidad
de Córdoba
EL
CASO DONDE DEBE ESTAR
Diego Lagomarsino, dueño de la pistola
Bersa, no puede salir del país y ahora lo proteje la Gendarmería Nacional.
¿Por qué la Gendarmería Nacional
no protegió al Fiscal desde que regresó al país?
Durante la semana un ejército de
periodistas, morgueros, criminalistas, supuestos idóneos, paracaidistas de la
opinión y chantas de toda laya primero saturaron y después aburrieron con sus
sesudas elucubraciones acerca de este emblemático caso que enluta al país,
aunque no se haya decretado luto alguno como en otros casos de mucha menor trascendencia.
Hasta la palabra del Papa argentino fue
mezquina para tanto dolor.
Cuando lo ideal, correcto y respetuoso es
dejar que la Justicia
actúe sin presiones ni las que recibió y recibe de arriba, como de los costados
y desde abajo, porque aquella amenaza de ”ir por todo” fue brutal, pareciera
que a todo lo quieren resolver en las pantallas de televisión o en las
publicaciones de un grupo concentrado o del otro, el estatal.
El respeto por la auténtica independencia de
los poderes debe ser sagrado, como base del sistema democrático.
Y una pregunta después de todo este alocado
ir y venir de versiones, acusaciones, sospechas, estupideces, declaraciones de
inocencia, culpabilidades, especulaciones políticas, silencios, mandadas a
guardar, etcétera.
Si las pruebas que el Fiscal iba a presentar
en el Congreso era carne podrida, no tenían sustento, seriedad o gollete, ¿por
qué lo mataron, lo hicieron matar o lo suicidaron?
Y si es por síntesis, me quedo con unos
conceptos del politólogo Julio Bárbaro, de innegable extracción peronista:
“Esta es una democracia en la que o nosotros les tenemos miedo a ellos, o ellos
a nosotros. Hoy, más que nunca, o perdemos el miedo o perdemos la libertad”.
D’ELIA
Y LAS ESCUCHAS
Ni en un estudio de audio con equipamiento digital
avanzado, se hubiera logrado la calidad de las grabaciones de las tan meneadas
escuchas telefónicas ordenadas sin la autorización del juez de la causa por el
Fiscal Nisman.
Del iraní, la verdad no sé si es el iraní
pero la voz del rentado piquetero oficialista es inconfundible, tanto por su
tono como por ciertas dudosas inflexiones.
Creo que hasta el momento se han hecho
públicas tres, cuatro o pocas más de esas escuchas subrepticias que si
enfocamos el tema desde el campo del Derecho, constituyen un agravio a la
libertad individual y una intromisión en la privacidad que merece respeto.
Después de todo eran solo dos amigos que
hablaban de juntarse a comer, escenario preferido por los argentinos para
tratar tanto un divorcio, como la constitución de una sociedad, un casamiento,
un lucrativo negocio o un acto delictivo.
Lo llamativo de todo esto, aparte de
enloquecer a los periodistas militantes sobre quién hizo públicos los CD que
hasta Lanata los tenía, es que ilegales como son, no dejan de ser una
radiografía de varios personajes que ocupan relevantes cargos dentro del
gobierno.
D’Elía el agresivo, el intolerante, el de
armas llevar, no es por ahora empleado estatal porque Néstor Kirchner lo echó
del cargo, desde donde se aprovechaba para transformarse en un argentino próspero
y ahorrativo.
Lo curioso de esta situación es que este
cholulo figurón de la televisión nacional y popular sigue haciendo daño, en
nada ayuda a sus afectos políticos e ideológicos y tiene la enorme suerte de
seguir gozando la libertad.
Una libertad que, los hechos lo demuestran,
no merece.
EL
VERSO JUBILATORIO
Días pasados un informe de la Caja de Jubilaciones y
Pensiones de la Provincia
señalaba con bombos y platillos que se había duplicado la cantidad de
beneficiarios que ganan más de 24.000 pesos mensuales.
Lo que no explica ni aclara el informe es
que esos pasivos durante 30 años, y más en muchos casos, dejaron religiosamente
para la Caja el
18 por ciento de su salario y que ahora las mensualidades se ajustan a la
inflación oficial.
Así las cosas en esta campaña
presidencialista del inventor del cordobesismo, que pretende mostrar el paraíso
mediterráneo, al igual que tiempo atrás lo fuera la isla del Pocho Angeloz, se
olvidó quien elaboró ese informe pleno de optimismo, que los jubilados y
pensionados cordobeses ya padecieron los recortes del mestrismo en su momento,
los descuentos y títulos virtuales implementados en la emergencia previsional
por Schiaretti, el gringo que ahora quiere volver, y la frutilla del postre, el
despojo delasotista de seis meses para cobrar los reajustes.
Aunque este postre, tentador y empalagoso
como lo quieren vender, tiene dos frutillas en lugar de una sola.
Y es el confiscatorio escamoteo que hace la Nación para sus arcas
exhaustas, de eso que los economistas apendejados le llaman Impuesto a las Ganancias,
aunque saben porque lo aprendieron junto con los palotes, que el sueldo no es
ganancia.
Pero a veces estos pilluelos, en nombre de
un modelo ávido y angurriento, olvidan los comienzos de su aprendizaje.
Eso que antes le llamaban obediencia debida.
¿FUE
CRIMEN O SUICIDIO?
En mis lejanos tiempos de la pubertad
periodística, escribiendo para la revista Hortensia le otorgué vida a un detective
que bauticé “Lupa de plástico”, habitué al por entonces exitoso y concurrido
café concert “El pejerrey con caspa”, instalado en una coqueta calle alejada
del centro.
El personaje en su tarea era un chanta
irredimible y jamás resolvió un caso, aunque su autor confesara.
No era la de investigador, sino reiterado
fracasador.
Y pareciera, si jugamos con los tiempos, que
le hubieran confiado a “Lupa de plástico” uno de los temas policiales rodeado
de ribetes políticos, económicos, ideológicos y raciales más escandalosos de la
historia argentina, si tomamos solamente en cuenta la jerarquía y la
personalidad individual de sus protagonistas.
“Lupa de plástico”, mi detective de cabecera
hacía siempre un rejunte de opiniones, mezclaba todo lo bueno, lo increíble y
lo ridículamente improbable y por último surgía el resultado de su pesquisa.
La ciencia investigativa y todas sus
actividades asociadas no han podido determinar, a más de una semana del hecho,
si fue homicidio, suicidio o suicidio inducido.
“Lupa de plástico”, el detectivo que dejó de
concurrir al café-concert “El pejerrey con caspa” se mudó por unos días a la
cheta coquetería de Puerto Madero
Leyó hasta casi enceguecer entre diarios y
revistas, se rindió al fulgor atrapante de la televisión y escuchó radios de
todas partes, tanto AM como FM y por Internet.
Hizo tantas consultas a Google que lo
declararon persona no grata.
Hasta que se definió y lanzó a los vientos
esta alternativa: ¿por qué tanto se preguntan como entró o entraron los
sicarios?.
El viernes 16 a la noche Nisman liberó a
su guardia y dice el expediente que el servicio regresó el sábado a las 11 y 5.
Se me
ocurre -sentenció Lupa- que con una custodia relajada, a Nisman ya lo estaban
esperando en su piso 13.
LA
MEGACAUSA
Merodeando en mi biblioteca, siempre
hurgando en la eterna búsqueda de la verdad, descubrí un texto sobre un tema
llamado dogmática penal, que tengo que profundizar, pero me pareció de mucha
utilidad porque siempre pregunté porque no se sistematizaba mejor la toma de
decisiones judiciales para posibilitar un mayor control.
De allí rescaté que "Si se aplicaran
los instrumentos teóricos de la dogmática penal lograríamos simplificar la
actividad judicial cotidiana y algo todavía más importante: lograríamos que
muchas personas no pasen inútilmente (y en ocasiones, ilegalmente) años de su
vida en la cárcel".
La reflexión pertenece al Dr. Alberto
Binder, Director Ejecutivo del Instituto de Estudios Comparados
en Ciencias Penales y Sociales, en un texto que aborda el abismo que
existe entre la teoría y la práctica penal concreta.
Con el término dogmática penal el jurista
refiere a un método para la toma de decisiones que le sirva al juez y a otros
funcionarios para ejercer el poder penal del modo más seguro posible, ayudando
a disminuir arbitrariedades y errores, y a lograr una justicia más justa e
igualitaria.
La metodología en cuestión propone mayor
racionalidad, orden, fundamentación y control en el proceso, pero por sobre
todas las cosas destaca: "Trasladar la Constitución Nacional,
los Pactos Internacionales y el Código Penal al caso concreto, sin
distorsiones, como única manera de
lograr una administración de justicia legítima y creíble.
A la luz de este texto es esperable entonces,
que en la causa del Registro, la aplicación de una correcta dogmática penal
logre, cumpliendo la ley así, sin distorsiones; respetar el principio de
inocencia y la libertad como derecho inalienable, sin abusar de la prisión
preventiva.
Respetar el principio del juez natural y el
debido proceso, sin crear comisiones especiales ni juicios repetidos.
Respetar, fundamentalmente, la dignidad
humana, sin ilegalidades ni arbitrariedades y sin años de vida inútilmente
robados en una cárcel.
¿Será justicia?
SILENCIOS
QUE MATAN
En todas las crisis institucionales de los
últimos tiempos, ha sido una constante parecida a un estilo presidencial, salir
a dar la cara, tranquilizar a la ciudadanía e imponerla de la situación, en un
gesto que siempre fue tomado como compromiso de seriedad.
Raúl Alfonsín en aquella fatídica Semana
Santa, Carlos Saúl en su momento, De la
Rua antes de irse, Duhalde también cuando las circunstancias
lo impusieron.
Es claro que entonces no existían Facebook
ni Twitter, recursos originariamente adolescentes para la interrelación, que
coparon los mayores para joderse entre ellos.
La señora a través de esas redes, primero
aseguró la certeza del suicidio y después por la misma vía y supongo ante el
azoramiento de su equipo, se inclinó por el homicidio, así de una y sin mayores
precisiones.
¿Sabrán sus expertos en comunicación, si es
que los tiene, que el silencio es la mejor usina de rumores?
¿Sabrán también que no es un capricho de la
ciudadanía sino un imperativo de circunstancias, usar ahora si, la cadena
nacional para poner en claro la posición del gobierno frente a un hecho de
tamaña gravedad?
El mundo nos mira con la perplejidad de los
desconcertados, y supone que si una persona inteligente y exitosa no sale a poner
las cosas en claro, es porque no tiene argumentos que la sustenten.
Y no me vengan con que se quiere evitar
cualquier presión sobre la
Justicia.
Eso se vino practicando desde distintos
sectores del poder, cuando se comenzó a rumorear que la denuncia del Fiscal
ahora muerto se concretaría.
La cadena nacional, en este caso, es
aguardada con impaciencia por la ciudadanía, igual que esperábamos la palabra
de Alfonsín, de Menem o de De la
Rua o de Duhalde, porque alguien tiene que poner en orden a
la tropa política, y dejar que la
Justicia, sin presiones, haga su trabajo.
VICTOR
ECHENIQUE
El Negro Echenique era camarógrafo desde los
tiempos del Auricón, prolijo ladrón de imágenes, cultor de la amistad y de
otros gratos menesteres a los que acostumbramos quienes abrazamos este vicio
que algunos le llaman profesión.
Un tipo generoso, amplio, criterioso, hijo
de quien fuera uno de los más lúcidos legisladores de Córdoba, chapa que el
Negro –el Negro hijo- nunca exhibió porque le bastaba con su hombría de bien:
con su solidaridad, con su amplio sentido del compañerismo.
Estuvo un montón de años en Canal 12,
Echenique fue un ícono desde aquellos duros comienzos del sacrificado
camarógrafo que debía lidiar con el incómodo peso de su equipo y enfrentar así,
repetidas situaciones críticas.
Víctor Echenique estuvo luchando varios años
contra un mal implacable que al final se lo llevó sin regreso.
Si me parece verlo con la picardía de su
sonrisa, intentando convencer a unos pibes, en Nigeria, que era Maradona.
O su asombro al entrar al núcleo de las
pirámides, en el Cairo.
O peleando el precio de un tapiz en Nueva
Delhi hasta que se derrumbó al descubrir allí, que los niños perros no eran una
fantasía.
Momentos tan inolvidables, como es
inolvidable la estampa y el cariño que inspiraba este amigo entrañable.
LA BASURA
Y EL AGUA,
DOS PROBLEMAS
La ciudad, nuestra ciudad, tiene sus
problemas como siempre los tuvo, pero hay algunos que por su persistencia
indignan a la gente pese a que uno supone que las autoridades se están ocupando
en solucionarlos.
Más allá del tránsito loco, de la invasión
de un gigantesco mercado marginal a lugares de esparcimiento público como las
plazas y los paseos, el permanente estado de conflicto del gremio municipal, la
pésima iluminación callejera que solo aplauden los delincuentes y el aumento de
las tasas por servicios que no se brindan, hay uno casi emblemático.
Se trata de la basura o mejor dicho de la
recolección de residuos y de la limpieza de calles, todo lo que hace a la
higiene urbana y por ente a la salubridad general.
¿Por qué es tan ciclotímico ese servicio?
¿Por qué no se cumplen los horarios ni los
recorridos como se anuncian?
¿Por qué hacen trabajar a los vecinos en la
recolección y paralelamente retiran contenedores donde depositar la basura?
Cosa de locos.
Mientras tanto los concesionarios de la
prestación solo publicitan bondades con las que acallan quejas mediáticas, y
jamás tienen la hidalguía de reconocer errores, como si lo de ellos fuera
perfecto.
El otro drama es la calidad del agua que
dicen es potable.
En algunos sectores del sur de la ciudad,
los casos de colitis tanto en hogares como en empresas allí instaladas, no son
una casualidad sino una consecuencia.
La
mayoría de los afectados la atribuye a la turbia calidad del agua, y no hay
quien salga a desmentirlos ni a sincerar la situación.
¿El ERSEP tiene facultades para actuar de
oficio?
Si puede hacerlo, llama la atención que no
intervenga, en salvaguarda de la salud de vecinos que están pagando por un
servicio que los moja y los refresca, pero que también los enferma.
LLAMADO
A LA CORDURA
Vivimos instancias de gravedad
institucional, porque no es poca cosa que hayan matado de la forma que la justicia
lo determine, a un fiscal que se aprestaba a presentar pruebas, por sus
denuncias por encubrimiento contra altos funcionarios incluida la Sra. Presidenta de la Nación.
Es hora de saber esperar.
Es el momento de recuperar el respeto por
esa justicia tantas veces vapuleada cuando falla en contra y aplaudida cuando
su dictamen favorece.
Hay que moderar las pasiones, despojarse de
los contenidos ideológicos cuando sirven para interferir y apegarse al
ejercicio de la razón.
Estos momentos cruciales, cuando está en
peligro la República
y esto no es una exageración, demandan de la ciudadanía la madurez de los
patriotas.
Parece poca cosa, pero eso lo es todo