Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición nº 797 del dgo 24 de septiembre de 2023 difundido por la AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba:
MIENTRAS MÁS NOS ACERCAMOS AL 22/10
NO TIENE LÍMITES EL GASTO DE CAMPAÑAS
Sin embargo y tomando en cuenta ciertos valores alcanzados en las urnas, el último partido que recibirá ingresos de cara a las elecciones generales será La Libertad Avanza, espacio liderado por Javier Milei y ganador de las elecciones PASO, al que le fue asignada la suma de 153 millones.
He resumido al máximo el detalle de los cospeles que recibirán las agrupaciones políticas, aunque por conocer ciertas intimidades de los costos de espacios publicitarios a lo largo y a lo ancho de nuestro territorio argentino, esas cifras son monedas comparándolas con los gastos reales de las campañas publicitarias que ocupan la televisión, las radios, los medios gráficos, las redes sociales, pegatinas de afiches, obsequiosos sobres y otros mecanismos aplicados a vender, para cada uno, esa imagen que busca convencer como el mejor del mundo a cada contrincante.
No estaría del todo mal si todos esos enormes gastos fueran afrontados como es de imaginarnos, por cada agrupación política, pero la realidad nos viene avivando que no es así, porque quienes están en el poder -en cualquiera de sus niveles ya sea municipal, provincial o nacional- promociona ampliamente y exagera hasta el cansancio en las repeticiones, con dineros recaudados como impuestos, o sea que a esas campañas, de cualquiera de los colores con poder, la estamos pagando los ciudadanos pensemos como pensemos y votemos como votemos, porque es una publicidad indirecta, por lo general cargada con la demagogia que para ellos imponen las circunstancias y sus propias y acuciantes necesidades.
A todo esto hay que sumarles las maratónicas series de inauguraciones, anuncios, planes de ayuda y otras limosnas similares como devolución del IVA, bonos de estímulo por única vez, extensiones de plazos para pagos impositivos y otras gangas que producen un doble efecto, uno positivo y el otro tremendamente negativo.
Lo bueno es que la gente hasta llega a pensar en una desmedida generosidad del poder, que lleva al ciudadano a una especie de obligación de votar con agradecimiento, aunque la ayuda sea tardía y lo negativo, es que con tamaño despliegue de poderío monetario, aparte de sacrificar la pelusa y la borra que queda en las reservas nacionales, es el propio Estado el que se desfinancia, genera mayor inflación aunque dibujen lo contrario y las consecuencias de tal desbande de nuestros recursos agravará una crisis de la que no conseguimos salir o que se afecten partidas destinadas a educación, salud, seguridad, vivienda y otras que se recortarán para el pago de esas campañas.
Hacer obras es bueno; son necesarias y ansiadas por la población, pero las consecuencias del endeudamiento en moneda extranjera lleva a cifras espeluznantes y virtualmente impagables, porque ni siquiera alcanzamos a cumplir con los intereses que generan esos compromisos suscriptos en el exterior y tengo entendido que se tomaron sin tratamiento ni aprobación parlamentaria que creo es necesaria.
En fin, las cartas están echadas, los dados todavía no han mostrado su cara ganadora y es como si los gobernantes argentinos hubieran jugado a la ruleta al número 37 o a los pronósticos de la quiniela universal apostando a letras en lugar de números…
COMO SI LAS IRREGULARIDADES FUERAN
NUEVAS EN LAS CÁRCELES CORDOBESAS
Un argumento de hierro que puede llegar a derrumbar muchas intenciones más cercanas al romanticismo de lo desconocido que a una parte de alguna realidad que nos tocara vivir o padecer alguna vez.
La cárcel -conozco en mi función periodística varias en el mundo- tiene una sorprendente variedad de funcionamientos, porque las hay casi lujosas, otras simplemente vivibles, pero la mayoría son una especie de lenta condena a morir de pena, por violencia interna o por enfermedades contraídas, acerca de las cuales poca atención se brinda a los condenados.
Si hasta hay casos en que algunos internos mueren por sobredosis de sustancias prohibidas.
Las cárceles deben ser sitios para reeducación y recuperación de quienes allí están alojados por mandato judicial, aunque esa obligación en pocos lugares se cumple, ya que existen los casos en que se abandonó la cultura del trabajo, ya que la ocupación permanente, eso que le llaman terapia ocupacional, diluye en parte las ansiedades del confinamiento y aporta unos pocos pesos.
El capital del conjunto de los hacinados en las cárceles mal administradas es nada menos que la desesperación, el ocio, las privaciones y más que nada el pensar y soñar el goce de ir a donde se les cante, en nombre de esa maravilla que se llama libertad.
¿Por eso será, me pregunto, que nunca ha podido ser neutralizado el comercio de drogas en los penales argentinos? En unos más y en otros menos, pero es una actividad que está en todas partes.
En los últimos tiempos esas malas costumbres se han venido financiando con “negocios” por así llamarlos, de pandillas formadas en el interior de las cárceles y dirigidas aunque algunos lo duden, tanto desde afuera como desde adentro, que obtienen a veces abultados botines que tienen a su principal accionista en la impunidad que gozan los pandilleros.
Entrar alcohol a las celdas es casi imposible; las drogas entran, se comercializan y se consumen porque alguien las ingresa y se paga con dineros conseguidos en delitos tales como engaños, secuestros virtuales y otras maniobras delictivas.
Y si eso se concreta porque entran los teléfonos celulares, ¿es imposible establecer un rígido sistema de inhibición para esos aparatos? ¿Cómo es posible que sean clandestinos, pero allí están según me comentaron los televisores alta gama o las computadoras portátiles?
Dejemos de joder, no ofendamos la inteligencia de las autoridades sosteniendo que todo lo que se ve, puede entrar a una cárcel.
Basta con aplicar la rigidez reglamentaria, tanto para los penados como para todo -dije todo y sin excepciones- el personal o los extraños que tienen acceso a cada penal.
De lo contrario, ni siquiera soñemos en normalizar una situación que es lamentable, evitable y corregible sólo con aplicar el sentido común, que parece ser una virtud en decadencia…
LO DEL NEONATAL Y EL “MEDITRUCHO”,PRUEBAS
DE CRECIENTE DESCOMPOSICIÓN INSTITUCIONAL
Y digo diluyendo esa terrible sensación de saber que todo eso pudo haberse evitado, si en realidad se hubiera reaccionado ante el primero de los casos, con la premura de lo acaecido cuando las muertes de bebés fueron aumentando en número, dentro de un creciente dramatismo que envolvió primero a la sociedad cordobesa y adquirió luego difusión mundial.
Otro de los casos en que fallaron los controles, la prevención y todos los mecanismos existentes aunque no utilizados y requeridos para confiar en una persona la salud ajena, se dio con el pibe con cara de pibe, que de alguna manera convenció a muchos que era médico y algún inconsciente o inútil funcionario le firmó la documentación que lo ponía a cargo de un espacio importante en plena pandemia por el coronavirus.
La verdad, de verle la cara, en lo personal ni siquiera le hubiera dejado a un mocoso de esas características siquiera que me pusiera una curita en un raspón, pero aquí, en esta Córdoba para todo sorprendente, hasta tenía personal a cargo, firmaba certificados incluyendo de defunción y lo más peligroso, tenía un arma letal: el recetario.
Y a la hora de sumar casos que de alguna manera se conectan por su evolución y consecuencias, no olvidemos eso que le llamaron accidente, al que protagonizara la tercera autoridad de la provincia en el sinuoso y respetable Camino de las Altas Cumbres con luctuoso resultado y un manejo pasmosamente lento de terminar, con los peritajes al vehículo que ilegalmente conducía el funcionario, acerca de lo cual nadie se preocupó en averiguar y poner en claro, qué contenían los bolsos que se extrajeron del coche accidentado, pese a la custodia policial y la prohibición de violarla, que no se respetó.
Y si le sumamos el penoso caso de Blas Correa, asesinado por un policía que contó luego con la complicidad de quienes pretendieron alterar sustancialmente la escena del crímen, llegamos a la conclusión -sin tomar otro caso más reciente de violencia policial- que estamos viviendo una peligrosa como casi oculta descomposición institucional que se pretendió suavizar sin resultados, porque los casos llegaron a encimarse siendo imposible quitarles ese pecaminoso rótulo.
Los tiempos eleccionarios distrajeron la atención, las mentes cordobesas se ocuparon de otras cuestiones, la crisis económica y las peleas entre los políticos se ocuparon de dispersar ciertas legítimas inquietudes y aquí estamos, esperando que la Justicia supere su siestera pachorra y juzgue de manera que los cordobeses, muchos ya desencantados, volvamos a creer en ella.
En ella y en su majestad…
EL VIEJO VICIO DE TRANSFORMAR LO QUE ES UNA
EXCEPCIÓN EN APLICACIÓN DE PENA ANTICIPADA
Como respuesta a su reclamo la Corte Suprema de Justicia de la Nación estableció la inconstitucionalidad de la prisión preventiva cuando faltaba sólo un mes para cumplir los tres años, pero la comisión especial de la causa fijó una fianza desmesurada que no pudo pagar, por lo que debió permanecer hasta el último día preso, siempre sin juicio.
Este señor falleció tiempo después sin haber sido nunca juzgado, por lo que no existe sentencia en su contra. Según el Código Penal, un fiscal tiene tres meses para realizar la investigación y puede solicitar otros tres que, en casos de suma gravedad, aunque éste no sería el caso, se pueden extender a 12. Ninguno de dichos plazos se cumplieron ni un poquito, existiendo, por el contrario, una prisión preventiva sistemática y prolongada convertida en condena previa para vivos y fallecidos.
Ninguna Institución consultada compartió ni avaló este proceder del Poder Judicial cordobés y la Corte Suprema lo dictaminó arbitrario. Entonces ¿Qué factor demora los juicios en tiempos legales para establecer la verdad perpetuando el encierro previo?
El diccionario menciona los términos tortura y saña como dolor inflingido a alguien buscando una confesión o para castigar, y los asocia a acciones carentes de humanidad teñidas de rencor, resentimiento, crueldad, enojo…
¿Podría pensarse en semejantes actitudes desde un Poder Judicial? y surge entonces la pregunta inevitable: ¿Quién establece los límites entre lo necesario y lo intencional?
La línea parece bien delgada, y en esta causa borrada, lo que la coloca fuera de la ley y demasiado lejos de cualquier Justicia.
UNA VIDA HUMANA NO PUEDE COSTAR LA
MISERIA DE $ 300.000 EN LUGAR DE PRISIÓN
“El valor supremo de la vida está en perderla a tiempo y con gracia. De otro modo la vida que no se pone a carta ninguna y meramente se arrastra y prolonga en el vacío de sí misma ¿qué puede valer? ¿Va a ser nuestro ideal la organización del planeta como un inmenso hospital y una gigantesca clínica?” sostenía Ortega y Gasset.
Es probable que a quienes como dependientes de un centro asistencial privado les tocó decidir que no aceptarían a un joven baleado por la policía, para brindarle los primeros auxilios que hasta hubieran servido para salvarlo, se negaron a recibirlo, habrán tenido otro concepto de esa maravilla que se llama vivir, o que la ignorancia les impidiera razonar acerca de un dilema tan primario, o que estuvieran en situación de obediencia debida, o que simplemente fueran poseedoras de eso tan nefasto, que con relación al prójimo, le llaman escasa sensibilidad.
La cuestión es que recientemente como una de las derivaciones del caso Blas Correas, tengo entendido que una de las personas a las que se acusó de negligencia, ignorancia o algo parecido y que formaban parte del plantel profesional de la Clínica Aconcagua, en su paso por la Justicia recibió creo que una de ellas o ambas, en lugar de la condena por el eventual delito que hubieran cometido al abandonar a una persona a su suerte, una penalidad consistente en una multa de 300 mil pesos, como si en lugar de un delito hubieran cometido una infracción de tránsito o incorrecto estacionamiento.
Es probable que la pena aplicada esté contemplada en las leyes, que existan interpretaciones que la acepten, que haya sido un acuerdo de partes o lo que fuere, pero de cualquier manera suena ridículo haber tasado la vida de un joven inocente, pleno de proyectos y futuro, en una suma equivalente a lo que cuesta un artefacto doméstico, un pasaje de ida y regreso a Rio de Janeiro o dos entradas al recital de algún famoso que nos visite.
La indignación que me provoca, por lo injusto de esa instancia, me lleva a recordarles a todos los que participaron de ese trámite jurídico, un conjunto de sabias palabras porque “la vida es una oportunidad, aprovéchala; belleza, admírala; beatitud, saboréala; un sueño, hazlo realidad; un reto, afróntalo; un deber, cúmplelo; un juego, juégalo; preciosas, cuídala; riqueza, consérvala; amor, gózalo; un misterio, desvélalo; promesa, cúmplela; tristeza, supérala; un himno, acéptalo; una tragedia, domínala; una aventura, arróstrala; la felicidad, merécela; la vida es la vida, defiéndela”, palabras de la Madre Teresa de Calcuta.
Y también que jamás olviden esa última sentencia que bien vale repetirla: “la vida es la vida, defiéndela”.
PREVISIBLE CONSECUENCIA: LOS PACIENTES
AHORA SON REHENES DE ANGURRIAS AJENAS
Ese adicional, que será un nuevo dolor de cabeza extra para millones de argentinos, y se anticipó que podría tener un piso de 6.000 pesos por consulta, valores que actualizarán cada dos meses y fue una determinación que comunicaron más de 30 sociedades y federaciones médicas de distintas especialidades de todo el país.
Lo llaman "bono complementario no reintegrable", que deberán abonar los pacientes para que los profesionales puedan llegar al piso de 6.000 pesos por consulta que, según reclaman, no estarían alcanzando.
Y vaya casualidad al anuncio lo hicieron a través de un comunicado enmarcado en el "Día de la Sanidad".
"Este 21 de septiembre, los médicos de la República Argentina no tenemos motivos para celebrar. Estamos atravesados por una triste realidad: una crisis que ha llevado los honorarios médicos al nivel más bajo de la historia" y alertaron en el sentido que "La consulta médica es un acto fundamental en el que atendemos las necesidades de nuestros pacientes, diagnosticamos enfermedades y trabajamos en su recuperación. También es el acto mediante el cual percibimos un honorario profesional que nos permite vivir dignamente", sigue el documento. "No es un coseguro. No es un adicional. No es un copago. Dicha diferencia es un 'bono complementario no reintegrable'", aseguraron, lo que sugiere que tampoco pretenden facturarlo.
El texto lleva las adhesiones de 33 entidades, y dijeron
que "a partir de este momento el precio del servicio, el valor de nuestros honorarios estará en manos de los propios médicos, a través de nuestras asociaciones, cámaras, consejos, federaciones y sociedades médicas que nos representan".
Es mucho lo que hay para decir de tal actitud, en un momento en que el poder está enfrascado en otros problemas que en algunos casos alcanzan la dimensión de dramas, como para ocuparse de esto tan vital como lo es la salud, ya sea en su atención pública como privadas.
El Estado debe atender a la comunidad. Cómo lo harán, es cuestión de ellos como especialistas en gestión, pero no hay que olvidar el arma poderosa que tienen los médicos para ganar ésta y cualquier otra batalla, que es la condición de rehenes que tenemos alrededor de 44 millones de habitantes de este suelo patrio.
Ni siquiera quieren facturar, con lo que no pagarían impuestos y el poder no ha puesto claridad acerca de su posición frente a la contingencia.
Sea como fuere, a esa suma muchos ya la están cobrando.
No es cuestión de malpensar que el gobierno poco hará para solucionar este problema, porque en una de esas sostiene que somos demasiados habitantes…
lo olvide: pase lo que pase y cueste lo que cueste,
Mariela Kusik, a Conrado Vicens, a Sabri Bustos, a la
polifuncional Cele Pereyra y a Oji en posproducción.
Siga en la 580 con la grata compañía de Lita Sued y
Lalo Wainberg, quienes nos regalan ‘La voz de la paz’.
Gestión (modestamente): Gonio Ferrari ¡y equipazo!