29 de diciembre de 2013

SLB- 29-12-13 - LOS SANTOS INOCENTES - EL PODER Y LAS AUSENCIAS - COSTOSA REBELDIA - LA MEGACAUSA - VAMOS POR MENOS - EL CULEBRON DE EPEC - ETC



Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” emitido el 29-12-13 por AM580 Radio Universidad de Córdoba.





LOS SANTOS INOCENTES

   Lejos ya de los sangrientos tiempos de Herodes, la Humanidad en cientos de circunstancias ha dado muestras cabales de cierta inocencia patentizada en las actitudes de los seres humanos.
   La inocencia de pensar que con una guerra se asegura la paz, que con la riqueza de pocos se garantiza la comida de los hambrientos, que la tolerancia de los inteligentes puede terminar con la agresividad de los salvajes o que la paciencia triunfa por encima de la ansiedad.
   La verdad es que la guerra no deja de ser un negocio, los más ricos hambrean aún más a los famélicos, los salvajes se comen a los inteligentes y la ansiedad acelera los relojes para derrotar a la más milenaria de las paciencias.
   Y en nuestra doméstica inocencia de cabotaje también sucumbimos de mil maneras cada día, creyendo entre otras cosas que todos los gobernantes son buenos, que no hay comerciantes deshonestos, que no existen los deportistas tramposos o que la fidelidad absoluta es un distintivo de la raza humana.
   Pese a todo seguimos pecando de inocencia, creemos en las promesas, nos alimentamos de la demagogia y tenemos la infinita paciencia de esperar tiempos mejores, un deporte arraigado en la vida de los argentinos, que cuando nos tocaron momentos de esplendor, fugaces y a plazo fijo, creímos haber ingresado al Paraíso del que nadie nos iba a desalojar, para terminar casi sin darnos cuenta, aplastados por nuestra propia inocencia.
   ¿Será por eso, que casi no se hacen más bromas, en el día de los inocentes?

EL PODER Y LAS AUSENCIAS

En mi lejana y feliz niñez, allá en el viejo Pasaje Italia del que era barrio Firpo, jugábamos a las escondidas esperando la invención de los flippers, después el packman y por último la play station y juro que éramos felices con tan poco, eso de contar hasta cuarenta apoyándonos en una pared o en un poste para dar tiempo a que los participantes se ocultaran.
   Y antes de salir a la frenética búsqueda, sentenciábamos “el que no se escondió se jodió”.,. aunque en Nueva Córdoba o en el Cerro esas últimas dos palabras eran reemplazadas por “se embromó”.
   Más o menos lo mismo es lo que está ocurriendo en Córdoba, cuando la ciudadanía reclama por ahora con desconocida mesura que alguien se haga cargo del desastre generalizado que están ocasionando dos carencias fundamentales: de electricidad y de agua.
   Los penosos exégetas tanto de la EPEC como de Algas Cordobesas reiteran para un auditorio que ellos imaginan de imbéciles o fronterizos, una catarata de gansadas que, por obediencia debida, deben difundir seguramente a sabiendas que son parte de una pretendida explicación de lo inexplicable.
   Pero no hay que cargar las tintas sobre ellos, al final marionetas de poderosos intereses tanto económicos como políticos, en una provincia que por una bravuconada inoportuna y exagerada se divorció del poder central y ahora no tiene con qué alimentar, vestir, proteger, educar y servir a la criatura por cuya tenencia hizo tanto alarde.
   La criatura somos nosotros, los aterrados por este cordobesismo de la ausencia, con un gobernador itinerante de valijas siempre listas para irse, pero demasiado “lenteja” a la hora de volver al terruño.
   Los ministros y su permanente desorientación no hacen otra cosa que desnudar una alarmante ignorancia a dos puntas: acerca de la gravedad de la situación caótica que buscan minimizar y su falta de decisión para encarar las soluciones, todo esto porque falta la conducción, el cerebro, la creatividad y la audacia que supieron ser parte del ADN de quien dice amar a sus queridos cordobeses.
   Esos atributos solo son efectivos cuando se muestran con presencia, sin emisarios irresolutos, voceros irracionales ni segundas líneas perdidas y a la deriva de los tiempos que imponen urgencias más que explicaciones.
   No sabemos si el gobernador está en Córdoba, sigue peleando con los porteños, olvidó algo en China o dejó cuestiones pendientes en Brasil, Colombia, Panamá o en aquel promocionado y pudendo lugar de la lora.
   Lo más grave es que lo necesitamos aquí, con nosotros, codo a codo, dando la cara, porque nos ha dejado en manos de funcionarios que solo buscan salvar su ropa y no la de todos los queridos cordobeses.
   En este caso y por dolorosa imposición de circunstancias, el dicho de aquel juego inicial tuvo una variante ajustada a la realidad: ahora es “el que se escondió nos jodió”.
   En barrio Firpo, en Nueva Córdoba o en el Cerro, es igual.

LA COSTOSA REBELDIA

   La verdad, el asunto se había transformado en una causa provincial que la mayoría de los cordobeses habíamos abrazado por convicción, más allá de las fundamentaciones políticas en las que se apoyaba.
   Estoy hablando de la firme posición de reclamarle a la Nación una deuda recontra millonaria que bien podía llegar a equilibrar las finanzas mediterraneas, las que para sostenerse, entre otras cosas, nuestro gobernador itinerante echó mano a los dineros de quienes aportaron durante décadas a la Caja de Jubilaciones, y tuvieron que resignarse a cobrar monedas dos veces al año, cuando les acumulan un mentiroso aumento que ya fue devorado por la inflación.
   Ese fue solo un pequeño costo de la rebeldía cordobesa, que afectó a los que, vaya paradoja, en lugar de ser los mimados por su edad y su sacrificio, resultaron ser los más duramente ofendidos y despojados.
   Desde ese engendro arquitectónico que le llaman El panal, se desgañitaron pidiendo ser atendidos en Buenos Aires, domicilio según el dueño de todas las valijas, de quienes habían decretado la quiebra del cordobesismo.
   Hasta que llegó el día de las invitaciones con día, lugar y hora, para contarse los porotos y ver quién debe a quién y cuánto es lo que se deben, bien de frente, como si fueran inteligentes y sesudos gobernantes.
   Pero el último encuentro no se hizo y en estos casos ni se me ocurre pensar en juveniles caprichos, sino más bien en una actitud de redoblar la apuesta de la rebeldía como elemento de presión, después de haber demostrado que desde aquí es posible comprometer las finanzas de todas las provincias, si se llegara a reiterar otro efecto dominó como el de nuestra policía y sus demandas.
   Por eso no son pocos, y tendrán sus razones, los que sospechan de una acción orquestada desde la cúpula cordobesa, para que terminara en esta complicada coyuntura de alcance nacional.
   No se sabe si faltar a la cita con el super-macro-ministro fue una descortesía, una picardía política o un elemento de presión tendiente a descomprimir lo que ahora es un reclamo de la Nación a los cordobeses.
   Resulta que ahora les debemos a ellos, cuando durante demasiado tiempo se pregonó que era al revés.
   Nadie lo explica, todos callan y miran hacia cualquier parte.
   No debe haber, para la gente, nada más estresante que la certeza de estar debiendo mucha plata, y no saber a quién.

NOVEDADES EN LA MEGACAUSA

   Tuvo lugar la segunda audiencia del juicio en el que está imputado el abogado Guillermo Lucas y pese a haberse solicitado su libertad el 19 de este mes, conforme a la Opinión del Grupo de Trabajo de Naciones Unidas que recomienda "la inmediata libertad", la Cámara Décima del Crimen, lugar donde se está llevando a cabo el juicio, nada respondió al respecto, razón por la cual el defensor ha solicitado una inmediata respuesta, dado que está en juego una garantía fundamental.
   El Estado Argentino, con la reforma constitucional de 1994, incorporó el Derecho Internacional de los Derechos Humanos en el Derecho interno, lo que significa que los Tratados Internacionales de DDHH deben respetarse en el ámbito interno, como también las interpretaciones que sobre estos textos internacionales realizan los órganos o el tribunal internacional que tienen la tarea de hacerlo y el desconocimiento de estas normas, ya de por sí una temeraria actitud, hará generar Responsabilidad Internacional del Estado. 
   La reciente opinión del Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de ONU, que dimos a conocer hace un par de semanas, brinda patrones y estándares de DDHH muy claros en el caso concreto de Guillermo Lucas, imputado en la causa Registro, que deben ser observados por las autoridades judiciales para pugnar para que los actos internos se conformen a los compromisos internacionalmente asumidos por el Estado, y  evitar que se incurra en responsabilidad internacional. 
  En un Estado Argentino comprometido con la vigencia de los DDHH y que además cuenta con autoridades que cuidan esta vigencia, para evitar el riesgo de incurrir en responsabilidad internacional por acción u omisión, deben remediarse en sede interna las violaciones a los Derechos Fundamentales de  este imputado que se están violando, conforme la Opinión del Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria.
   Esto se puede hacer extensivo a tantos imputados en la causa del Registro, que permanecen en prisión preventiva por larguísimos períodos, y en los cuáles el mediático y promocionado juicio  viene sugiriendo que sólo se trata de un simulacro con pretensiones de legalizar las condenas que ya se han cumplido, en violación a todos los derechos de los imputados.
   Reviste una enorme importancia que reconocidos organismos como el Centro de Estudios Legales y Sociales, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, y la Asamblea General de las Naciones Unidas hayan confirmado categóricamente las violaciones  oportunamente denunciadas y el abuso de la prisión preventiva.
   El Poder Judicial de Córdoba no tiene más espacio para desentenderse de una realidad tan aplastante, más allá de su conveniente íntima convicción.

VAMOS POR MENOS

   En nuestra convulsionada realidad nos veníamos acostumbrando a esa exagerada consigna con vocación de grandeza que empuja hacia delante, cuando surge aquello de “vamos por más” y en muchos casos sin reparar en los medios ni tomar en cuenta las consecuencias.
   Se trata sin dudas de una legítima aspiración, que consolida la autoestima como arma fundamental para el logro de objetivos y es digna de aplauso, siempre que no devalúe su espíritu con actitudes o argumentos agresivos.
   Pero a veces es tan edificante como digna de admiración, la actitud de ir por menos planteando una batalla tenaz contra intereses demasiado poderosos, costumbres arraigadas y conductas personales alejadas de la prudencia y del respeto por los semejantes.
   Cuando llegaron a niveles de tragedia los casos de daños personales emergentes del abuso de la pirotecnia, una especie de autoconvocatoria popular, sin distinciones odiosas, comenzó a plantear una difusa campaña contra la exageración en el uso de los fuegos artificiales.
   Es para suponer que los chinos -sus inventores- privilegiaron la magia del color por encima de la agresión, pero ese distintivo de la luz fue desplazado por el estrépito exagerado que agrega un peligroso componente a cualquier celebración.
   Y en las manifestaciones de protesta donde pese a las vigentes prohibiciones se sigue abusando del agravio explosivo, dañino y molesto, se advierte que ese es solo un elemento intimidatorio y prepotente, porque nadie patalea en la calle encendiendo luces ni apelando al titilar de las estrellitas.
   La agresión acústica es amenazante y a sus irrespetuosos cultores poco les importa si la practican frente a hospitales o escuelas, asilos o lugares de concentración humana, porque su objetivo es hacerse notar de la peor manera.
   Por eso fue un baño de frescura advertir en esta Nochebuena una valiosa e inicial toma de conciencia ciudadana con relación al uso de explosivos, aunque no decreciera la profusión de colores, de esos colores que pintan cuadros imaginarios y maravillosos paisajes en el cielo.
   Es un buen comienzo, porque nadie obligó a nadie que cambiara sus hábitos de festejo.
   Fue una madura actitud colectiva que lleva a la recuperación del respeto por el vecino, por las mascotas, por el medio ambiente, por la paz, por la concordia, por el amor, que son lógicos componentes del festejo navideño.
   Como en este caso, ir por menos también es hacer Patria.
   ¡Felicidades, con luces y sin ruidos!

EPEC: CARO, CICLOTIMICO E INEFICIENTE

   Debo reconocer que no tengo ninguna llegada a las autoridades de la EPEC, como para pedirles en nombre de todos los oyentes que me lo han sugerido, que les pida que se vayan, que se tomen el buque, que desaparezcan, que se diluyan, en una palabra, que renuncien.
   Es probable que no coincida con todos, absolutamente todos los planteamientos que hacen los usuarios, pero hay que ponerse en el lugar de los enfermos que pierden sus costosos medicamentos, de los comerciantes que deben tirar a la calle su mercadería que es la única alternativa para su subsistencia, de los que viven en edificios y no pueden usar los ascensores ni las bombas para tener agua y en el cuero de tantos otros afectados por la ineficiencia, la falta de previsión y la indiferencia de quienes conduciendo la empresa, han demostrado un rotundo fracaso.
   Para colmo, en estos últimos años han cobrado paquetes de plata de esos usuarios que están pagando la tarifa más cara del país por un servicio lamentable a sabiendas de quienes lo disponen, porque si es que son tan técnicos en el conocimiento, no pueden ignorar que la capacidad de prestación no alcanza para la demanda.
   Una demanda que ellos, con el tiempo y los registros, tienen la obligación científica y social de conocer, porque tienen los números a mano, esos mismos números que nos abruman en cada factura que llega.
   Y cuando se vayan, porque es justicia que ello ocurra, tengan la honestidad de devolver el dinero malhabido que cobraron por una eficiencia oculta y que a veces la quieren justificar con la gastada historia de la central Pilar, un monstruo costoso que a la gente no le sirve.
   Es cuando cobra vigencia esa vieja canción que tantas veces les han hecho escuchar a los malos políticos: devolvé la bolsa.
   Aunque a la de este año, ya la estén gastando a cuenta.

PRUDENCIA EN LAS RUTAS

   Para la mayoría de la gente, las vacaciones reales se inician con el comienzo del año.
   Todos creen que por ser 1 de enero no habrá nadie en las rutas, y todos se lanzan a viajar.
   Lógicamente, la congestión de tránsito es igual o superior a la que se genera en los recambios de semana, de quincena o de mes.
   Es entonces cuando se impone reclamar prudencia, viajar descansados y preferentemente de día, no hacer tramos demasiado extensos, comer liviano y no deshidratarse.
   Respetar las velocidades máximas que se indican y todas las señales, que para algo están.
   Todo esto se pide para seguridad de quienes adquieren desde hoy la calidad de turistas, así vayan a Río de Janeiro, a Florianópolis, a nuestra costa atlántica o a Malagueño.
   Porque también por las principales rutas cordobesas y no tanto por las vías secundarias, suele andar la Policía Caminera que no es mucho lo que previene, pero bastante lo que recauda.
   Porque eso de poner cuatro patrulleros en los peajes, poco ayuda a la seguridad y con un solo coche basta y los restantes debieran gastar nafta imponiendo su presencia móvil y sorpresiva,
   No olvide de llevar encendidas las luces bajas, abrochados los cinturones y los niños en el asiento trasero.
   Todo esto contribuirá a que comience unas hermosas y seguramente merecidas vacaciones.
   Y lo más importante: si va a conducir,  no beba alcohol ni siquiera para brindar.
   Hacerlo con Pritty, tiene el mismo valor emotivo.

DEJEN QUE SE VENGA EL 14

   Por su terminación de los dos últimos dígitos, apuntaba a ser un año complicado, negativo en algunos aspectos e inédito para mucha gente, porque el último fue un siglo atrás y no han quedado muchos para contarlo.
   Como variado fue variado, inestable, con índices alocados por lo poco creíbles, alejamientos que debieron darse antes, demandas, cambios de camisetas, juicios y mil otras alternativas para impedir que nos aburriéramos.
   Hubo un gracioso y nunca cumplido control de precios, el ocaso de su mentor, los alejamientos prolongadamente temporarios que ya conocemos, el recrudecimiento de las acusaciones de culpabilidad casi exclusiva de Clarín, el que siempre miente; el eclipse anular y definitivo de algunos que se creyeron con vocación de eternidad, la reiteración de accidentes ferroviarios, los casi 2 millones de dólares diarios que engulle Aerolíneas Argentinas para sostenerse, los viajes de los funcionarios por el mundo sin que nunca rindan cuentas con seriedad, la ridícula afirmación mediática difundida que diariamente tenemos 29.000 pobres menos y otras situaciones para no olvidar.
   Y no dejemos en el olvido que este año que está huyendo fue el de la inesperada e insultada asunción del primer Papa argentino, que de trapo con piojos pasó a ser amado destinatario de curiosos obsequios y de invalorables consejos.
   Pero como lo que se impone es mirar hacia adelante aunque sin perder la memoria, excepción hecha del prontuario del promovido general Milani o de los negocios tan mal llevados por doña Hebe y su ex Socio Schoklender de lo que nunca más se habló, esperemos el 14 con todo el optimismo que podamos ser capaces de acumular.
   Los tiempos que se vienen no serán fáciles, aunque la anestesia del mundial de Brasil les venga de perlas a muchos, la posibilidad de la emisión de bonos nos quite el sueño a todos y que no haya aparecido nadie con sabiduría como para, al menos, atemperar la inflación que nos carcome.
   Si nos llevamos por la sabiduría de los numerólogos, el significado del número 14 no es lo que pueda llamarse de buenos presagios porque es la imagen del borracho.
   Que sea entonces un año de abstinencia de las malas ondas, de los desencantos, del desánimo y de todo lo que no sea positivo.
   Este número, y por lo que nos dejó la historia, ni a Galtieri le hubiera resultado auspicioso.
   A la hora de brindar, debo agradecerles a ustedes, los oyentes por su paciencia y fidelidad: a los directivos de este multimedio por el respeto a la opinión ajena, aunque no siempre la compartan, pero en especial a mis compañeros de este reducido y compacto equipo dominguero, que luce una profesionalidad avasallante.
   Así da gusto poder ejercer este oficio laborioso, que es más un vicio que una obligación laboral.
   Va a ser un placer enorme continuar con todos ustedes este verano.
   ¡Salud!







































27 de diciembre de 2013

¿EL QUE NO SE ESCONDIÓ SE JODIÓ?





   En mi lejana y feliz niñez, allá en el viejo Pasaje Italia del que era barrio Firpo, jugábamos a las escondidas esperando la invención de los flippers, después el packman y por último la play station y juro que éramos felices con tan poco, eso de contar hasta cuarenta apoyándonos en una pared o en un poste para dar tiempo a que los participantes se ocultaran.
   Y antes de salir a la frenética búsqueda, sentenciábamos “el que no se escondió se jodió”.,. aunque en Nueva Córdoba o en el Cerro esas últimas dos palabras eran reemplazadas por “se embromó”.
   Más o menos lo mismo es lo que está ocurriendo en Córdoba, cuando la ciudadanía reclama por ahora con desconocida mesura que alguien se haga cargo del desastre generalizado que están ocasionando dos carencias fundamentales: de electricidad y de agua.
   Los penosos exégetas tanto de la EPEC como de Algas Cordobesas reiteran para un auditorio que ellos imaginan de imbéciles o fronterizos, una catarata de gansadas que, por obediencia debida, deben difundir seguramente a sabiendas que son parte de una pretendida explicación de lo inexplicable.
   Pero no hay que cargar las tintas sobre ellos, al final marionetas de poderosos intereses tanto económicos como políticos, en una provincia que por una bravuconada inoportuna y exagerada se divorció del poder central y ahora no tiene con qué alimentar, vestir, proteger, educar y servir a la criatura por cuya tenencia hizo tanto alarde.
   La criatura somos nosotros, los aterrados por este cordobesismo de la ausencia, con un gobernador itinerante de valijas siempre listas para irse, pero demasiado “lenteja” a la hora de volver al terruño.
   Los ministros y su permanente desorientación no hacen otra cosa que desnudar una alarmante ignorancia a dos puntas: acerca de la gravedad de la situación caótica que buscan minimizar y su falta de decisión para encarar las soluciones, todo esto porque falta la conducción, el cerebro, la creatividad y la audacia que supieron ser parte del ADN de quien dice amar a sus queridos cordobeses.
   Esos atributos solo son efectivos cuando se muestran con presencia, sin emisarios irresolutos, voceros irracionales ni segundas líneas perdidas y a la deriva de los tiempos que imponen urgencias más que explicaciones.
   No sabemos si el gobernador está en Córdoba, sigue peleando con los porteños, olvidó algo en China o dejó cuestiones pendientes en Brasil, Colombia, Panamá o en aquel promocionado y pudendo lugar de la lora.
   Lo más grave es que lo necesitamos aquí, con nosotros, codo a codo, dando la cara, porque nos ha dejado en manos de funcionarios que solo buscan salvar su ropa y no la de todos los queridos cordobeses.
   En este caso y por dolorosa imposición de circunstancias, el dicho de aquel juego inicial tuvo una variante ajustada a la realidad: ahora es “el que se escondió nos jodió”.
   En barrio Firpo, en Nueva Córdoba o en el Cerro, es igual.
Gonio Ferrari

26 de diciembre de 2013

DISTINTOS PORQUE VAMOS POR MENOS


      En nuestra convulsionada realidad nos veníamos acostumbrando a esa exagerada consigna con vocación de grandeza que empuja hacia delante, cuando surge aquello de “vamos por más” y en muchos casos sin reparar en los medios ni tomar en cuenta las consecuencias.
    Se trata sin dudas de una legítima aspiración, que consolida la autoestima como arma fundamental para el logro de objetivos y es digna de aplauso, siempre que no devalúe su espíritu con actitudes o argumentos agresivos.
    Pero a veces es tan edificante como digna de admiración, la actitud de ir por menos planteando una batalla tenaz contra intereses demasiado poderosos, costumbres arraigadas y conductas personales alejadas de la prudencia y del respeto por los semejantes.
    Cuando llegaron a niveles de tragedia los casos de daños personales emergentes del abuso de la pirotecnia, una especie de autoconvocatoria popular, sin distinciones odiosas, comenzó a plantear una difusa campaña contra la exageración en el uso de los fuegos artificiales.
     Es para suponer que los chinos -sus inventores- privilegiaron la magia del color por encima de la agresión, pero ese distintivo de la luz fue desplazado por el estrépito exagerado que agrega un peligroso componente a cualquier celebración.
    Y en las manifestaciones de protesta donde pese a las vigentes prohibiciones se sigue abusando del agravio explosivo, dañino y molesto, se advierte que ese es solo un elemento intimidatorio y prepotente, porque nadie patalea en la calle encendiendo luces ni apelando al titilar de las estrellitas.
    La agresión acústica es amenazante y a sus irrespetuosos cultores poco les importa si la practican frente a hospitales o escuelas, asilos o lugares de concentración humana, porque su objetivo es hacerse notar de la peor manera.
    Por eso fue un baño de frescura advertir en esta Nochebuena una valiosa e inicial toma de conciencia ciudadana con relación al uso de explosivos, aunque no decreciera la profusión de colores, de esos colores que pintan cuadros imaginarios y maravillosos paisajes en el cielo.
    Es un buen comienzo, porque nadie obligó a nadie que cambiara sus hábitos de festejo.
    Fue una madura actitud colectiva que lleva a la recuperación del respeto por el vecino, por las mascotas, por el medio ambiente, por la paz, por la concordia, por el amor, que son lógicos componentes del festejo navideño.
    Como en este caso, “ir por menos” también es hacer Patria.
¡Felicidades, con luces y sin ruidos!


Gonio Ferrari

22 de diciembre de 2013

SLB-221213-OTRA VEZ SIN LUZ, CAMINERA CHOLULA, PREPOTENCIA SOBRE RUEDAS, MEGACAUSA, AGUAS TURBIAS, LARGAS VACACIONES, ESPIRITU DE NAVIDAD, MIEDO A MAS SAQUEOS, etc



Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del domingo 22-12-13 por AM580 Radio Universidad de Córdoba

 OTRA VEZ SIN LUZ

 

   Otra vez los cortes de energía eléctrica dentro del programa que la EPEC está obligada a cumplir, aunque niegue que lo hace por necesidad e imprevisión, ya que se quedó en los tiempos con relación a la actualización de su vetusta e insuficiente tecnología, por llamarla de alguna manera.
   Esta penosa expresión empresaria de la más decadente "eficiencia" viene injuriando a los cordobeses en verano por los acondicionadores y en invierno por las estufas, aunque los gobernantes se hayan apegado al percudido verso de que nunca más tendríamos penurias a la hora de los mayores consumos.
   La culpa no es de ellos, los patrones de los voltios, que se endeudan para que estemos peor, sino nuestra por comprar artefactos y tener la osadía de usarlos, aunque la peor adquisición de los cordobeses haya sido creer, también otra vez, en las promesas de utópicas soluciones, como todas las que se hacen para juntar votos. 
   Nos vienen amagando con la central Pilar desde que me acuerdo y tardó menos en construirse el Taj Mahal, que la reparación, creo que de una puta turbina, que es lo que nos condena a la penuria de tirar la comida, sacrificar medicamentos, no poder bañarnos u optar por hacernos fuertes en la planta baja porque los ascensores a pedales todavía no han sido inventados.
   No es por ser apocalíptico, gruñón ni malondeado, pero el verano recién comienza y todavía falta mucho para llegar a los verdaderos picos de consumo o al menos de demanda.
   Y mientras seguiremos penando, protestando, intentando que nos atiendan los teléfonos, escuchando las mentirosas explicaciones de lo inexplicable, y en definitiva siendo víctimas de grises personajes que desde la conducción de nuestra empresa eléctrica, se siguen dando el lujo de tomarnos por imbéciles.
   Y lo hacen con absoluto profesionalismo, concientes que pese al sufrimiento de la gente que nada les importa, ellos ya están gastando a cuenta de lo que cobrarán como premio a la eficiencia.
   No pido que intervenga el Ersep porque es solo un sello aprobador de tonteras, pero sí me extraña que ningún político opositor haya tenido la idea, por ejemplo, de presentarse ante la Justicia y pedir que desde allí se ampare a los ciudadanos, a quienes se les está despojando de su derecho de conservar una merecida calidad de vida.
   Y eso, por si lo ignoran los políticos indiferentes por distracción, también está considerado como un derecho humano.


CAMINERA CHOLULA

    
Si tenés un foquito apagado, te bajan la caña; si no encendiste las luces bajas, te olvidaste de ponerte el cinturón de seguridad o desde 300 metros de distancia te acusan de haber pisado la línea amarilla, la Policía Recaudera que quiso ser Caminera te mete un multón y te despojan sin misericordia, por eso de la obediencia debida.
   Por allí de vez en cuando aparece un caso que detienen a algún automovilista por intentar ponerse con el famoso “¿y a esto cómo lo arreglamos?” y es cuando los jefes se hinchan de orgullo, seguramente porque en su inocencia no saben que los coimeros no extienden recibo.
   Estas apreciaciones no son caprichosas, sino que están basadas, dejando de lado la enorme necesidad de un organismo con las características de sus gemelos en otras latitudes, en una realidad tan insobornable como lo son las estadísticas.
   Hablo  en este caso de números serios y no los dibujados por las autoridades y acomodados a su conveniencia, razón que nos lleva a pensar que el Indec no tiene exclusividad en esos menesteres.
   Si fuera tan buena la Policía Caminera en sus políticas de prevención, hay dos situaciones que no se darían: primero, que las rutas no se cobrarían tantas vidas si existiera una presencia móvil y dinámica y segundo, que no andarían como ahora haciendo cáscara por la cantidad enorme de actas que se labran, sobre todo a escasos metros de las estaciones de peaje o en puestos fijos que más que disuasorios, son estáticas trampas para incautos.
   El cholulaje de algunos integrantes de esa policía es solo un hecho aislado e intrascendente, salvo por la notoriedad que adquirió al ser divulgado por las redes sociales y porque un carnoso personaje como Wanda Nara no anda todos los días revoleándole la baliza luminosa a cualquiera.
   Sancionaron a esos policías por divertirse sin castigar a nadie, pero las autoridades miran hacia otro lado cuando se divulgan las espeluznantes cifras de muertos en nuestras rutas, que no serían tantos si se cumpliera con el objetivo de prevenir por encima de la vocación recaudadora.
   Porque lo de la divertida botinera quedó registrado para la posteridad, pero de las infracciones inventadas, es difícil obtener pruebas.

PREPOTENCIA SOBRE RUEDAS

   Por algo que pudieron solucionar sin traumáticas medidas dejaron de trabajar, abandonaron a los pasajeros que les sostienen sus caprichos, desoyeron la conciliación obligatoria y endurecieron su posición hasta que lograron lo que demandaban.
   Esa es la simple enunciación de un penoso episodio en la vida de los cordobeses que por su condición de rehenes, deben soportar los desplantes y la prepotencia de uno de los tantos gremios que han hecho de la violencia, la patota y la agresión, una conducta que nadie castiga, porque la reiteran cada vez que se les ocurre.
   La gente de AOITA castigó a sus usuarios, porque el desamparo de esas víctimas fue el factor que determinó el triunfo de un movimiento mafioso, que al decir de algunos entendidos y estudiosos del tema, contó con cierto apoyo de algún sector empresario del ramo, porque al aumentarles los sueldos abren la puerta para la actualización de tarifas que alimente su histórica angurria.
   Dejar a la deriva a miles de pasajeros fue una ignominia desmedida; un abuso de poder; una actitud delictiva por sus consecuencias en los más desposeídos.
   No es la primera vez que lo sugiero, pero así como se estila el control de alcoholemia en las calles y en las rutas, no sería del todo desatinado practicarlo también, después de ciertas asambleas.

LA MEGACAUSA

   El derecho a la libertad personal es un derecho humano fundamental cuyo corolario es  la protección contra la detención arbitraria o ilegal y las normas internacionales no sólo disponen que el arresto y la detención no deben ser arbitrarios, sino también que deben llevarse a cabo de acuerdo con lo establecido por la ley.
   Un arresto o detención legal puede, no obstante, ser arbitrario con arreglo a las normas internacionales.
   Las personas que están en espera de juicio acusadas de una infracción penal no deben, por regla general, permanecer bajo custodia y  de acuerdo con el derecho a la libertad y a la presunción de inocencia, se presupone que no permanecerán detenidas aún durante el juicio.
   El Comité de Derechos Humanos afirmó que la prisión preventiva debe ser excepcional y lo más breve posible.
   Estos conceptos han sido extraídos del Manual de Juicios Justos de Amnistía Internacional.
   La semana pasada leímos la conclusión del Dictámen del Grupo de Trabajo sobre detenciones arbitrarias de las Naciones Unidas que determina que la totalidad de privación de la libertad  sufrida por Guillermo Lucas, detenido desde hace dos años y medio en la causa del Registro, es arbitraria y recomienda al Estado Argentino disponer su inmediata libertad.
   Anteayer y mientras se sustancia aún el juicio a Petrone, comenzó apresuradamente pese a carecer de días hábiles para continuarlo, el juicio contra el abogado Lucas y otros cinco imputados que permanecen en prisión preventiva, pese al derecho y los dictámenes.
   El derecho a un Juicio Justo,  implica el cumplimiento de numerosas garantías que sería muy extenso desarrollar, pero que tiene como principio fundamental el estricto respeto a la presunción de inocencia, y la exigencia de un tribunal independiente e imparcial que no debe tener ideas preconcebidas ni  promover  los intereses de una de las partes, lo que implica  no haber participado anteriormente en el mismo proceso.
  Como los imputados continúan en prisión preventiva, la inocencia se secuestró, la culpabilidad  se presume, los jueces se repiten y las garantías de un juicio justo parecen estar muy lejos.
  La próxima audiencia ha sido citada para el viernes próximo a las 9 en el mismo lugar, misma Cámara, misma hora, y en el caso del Dr. Buteler, mismo abogado, que están citados también los del juicio a Petrone, lo que demuestra también que la ubicuidad sin límites no es una utopía.
   Este viernes tuve ocasión de presenciar por un rato nomás, la audiencia que se desarrolló en la sala de la Cámara décima con relación a esta megacausa y aparte de los aspectos técnico jurídicos y como distensión de final de año, hubo lugar en mi caso para tomar algunos coloridos apuntes.
   Por ejemplo la puerta abierta que impedía escuchar, la caprichosa ubicación de la cámara de TV a diferencia de lo que se aprecia en otras causas, el fervor del representante de la querella provincial en mascar chicle mientras no deja de jugar con el celular, y una inoportuna orden de silencio para los que conversaban -no gritaban- en el pasillo, fuera de la sala.
   A veces los Sres. Jueces asumen papeles de estrellato, una especie de síndrome de marquesina, y buscan curiosas maneras de ser tenidos en cuenta, como por ejemplo adjudicarse actitudes de censores, cuando dejó de ser un miedo que los argentinos estamos procurando sepultar desde hace 30 años.
   Alguien debiera decirles, a esos vívidos exponentes del almidonado autoritarismo jurídico, que también para esas actitudes está vigente el nunca más.

LAS AGUAS BAJAN TURBIAS

   Cuando hace demasiado calor, el termómetro impiadoso marca más de 35 grados y la heladera pasó a retiro, es que intentamos la panacea del agua y al abrir la canilla nos encontramos con la porquería líquida que los avezados voceros y disculpadores de Algas Cordobesas, se empeñan en darle la categoría de agua potable.
   Un líquido turbio, inestable y suavemente hediondo es lo que nos proveen para consumo.
   Y como no es bueno alimentar el estrés ni la úlcera estando tan cerca de las fiestas, lo mejor es plantear el tema y saber si es una ocurrencia particular, estoy demasiado sensibilizado o a lo mejor, al igual que la inseguridad y la inflación, lo de la luz cortada y el agua despreciable, sean solo otras de las sensaciones a las que por obligación o imposición nos estamos acostumbrando.
   No quiero de ninguna manera enfrentar a quienes desde la ciencia, sostienen que el agua, esa que nos llega por la red domiciliaria, reúne las básicas condiciones necesarias para ser potable.
   A lo mejor la pinta es lo de menos, la turbiedad un aditivo, el olor es un exótico perfume y su gusto nos aproxima a lo desagradable que es un vómito, pero nos obligan a levantar nuestras copas, vasos, tazas, jarro de lata o lo que sea, y beberla sin apretarnos la nariz.
   A través del marketing publicitario e institucional, buscan cristalinizar un producto que está más aproximado al barro.
   Habría que ver si los directivos de Algas Cordobesas la beben en sus casas, y si se animarían a tomarse un trago, tan solo uno, de eso que le llaman agua y que llega por estos días a los hogares cordobeses.

LARGAS VACACIONES

   Está visto que la mejor vacuna contra las reuniones masivas con eventuales protestas urbanas, no es prohibirlas sino darles vacaciones a sus protagonistas.
   Por eso se apuraron a terminar el ciclo lectivo y ahora adelantaron el receso general, porque desde el poder consideran que los empleados públicos difícilmente abandonen su casa, dejen las ojotas y la pelopincho y vayan a una concentración donde correrán el riesgo que los muelan a palos, los muerdan los perros o los incomoden con los gases lacrimógenos.
   Se vienen tiempos complicados para la administración delasotista, desorientada en su conducción y con los ánimos por el piso, suponemos que por haber naufragado la vocación presidencialista de su conductor.
   Sin embargo la inestabilidad de la situación no ha servido, por lo visto, para moderar esa especie de vocación autoritaria, que tardíamente expresada sostiene ahora que no se piensa ceder ante presiones, olvidando que frente a la policía sublevada, los lienzos de la autoridad quedaron en el piso, y desde el más alto nivel contribuyeron al inédito desamparo al que fueron condenados los queridos cordobeses.
   Los compromisos asumidos en materia salarial van a ser honrados, seguramente, en los dos primeros meses del año que viene empujando, pero una vez ejecutada buena parte del presupuesto originariamente previsto, que no esperen la ayuda nacional porque ahora, oh sorpresa, nos enteramos que en realidad les estamos debiendo un paquete de plata que el bueno de Capitanich negoció refinanciar.
   Son los lujos que puede darse la Nación, porque ellos con Ciccone o sin Ciccone, tienen la maquinita.
   Y si nosotros los queridos cordobeses no encontramos otra manera de sostenernos, habrá que apelar al previsible recurso de los bonos, que no será novedoso porque desde hace meses viene asomándose en el horizonte de nuestros bolsillos.
   Mientras tanto, queridos empleados públicos, gocen las vacaciones, rásquense hasta lastimarse los huesos y acumulen buenas ondas para la hora del regreso.
   Roguemos que la situación, para entonces, me demuestre que estuve equivocado, lo que me generaría un enorme placer.

MIEDO A MAS SAQUEOS

   Nunca se sabe, porque siempre hay una mano traviesa o anónimos instigadores, de dónde provienen los rumores agoreros acerca de la reiteración de saqueos a comercios, y otros actos de vandalismo.
   Si nos llevamos por esos huérfanos anuncios, anteayer y ayer hubieran sido días negros para los argentinos desde que se echaron a rodar terribles predicciones, continuidad de los violentos episodios vividos recientemente.
   Es cierto que la libertad de pensar está vigente, pero alguien debiera actuar para neutralizar esa especie de corriente alarmista que se hace fuerte desde las sombras de las redes sociales, que siembra pánico e inquietud y es una perversa manera de conducir al caos, más aún en una población sensibilizada.
   Las fuerzas de seguridad estuvieron al apresto y parte de la ciudadanía entró en una especie de tensa vigilia, al aguardo de acontecimientos que por fortuna no se dieron, por más que en algunos sectores merodearon personajes de dudosa calaña y oscuros prontuarios.
   Lo malo del asunto es que los arteros, que han hecho de la maldad y la sorpresa su deporte favorito, van a seguir al acecho esperando el momento oportuno para reiterar sus atropellos y lo más probable es que no los empuje la protesta ni los alimente una diferencia política, sino el más peligroso de todos los motivadores que es la impunidad.
   Todos tenemos que estar atentos en la defensa de lo que el sacrificio y la fragua del trabajo nos hizo alcanzar, y no es justo que unos pocos loquitos, cebados en eso de apropiarse de lo ajeno, nos roben también una tranquilidad que merecemos.
   Esto lo digo no para que estemos armados, sino para que no cerremos el paraguas, pensando que la tormenta ya pasó.
                 

NOCHEBUENA Y NAVIDAD 



   Es muy cierto: uno no está solo cuando nadie viene a visitarlo, sino cuando uno no tiene nadie a quien visitar.  
   Porque es el día que celebran incluso algunas personas, su comprensible y humana soberbia de creerse inmunes ante la soledad, porque no están solas.
   Es a veces el día de la desunión familiar, porque suelen aparecer viejas y apolilladas disputas, que cobran actualidad cuando todos están juntos, o se pelean por la presencia de unos u otros, o se congratulan por ciertas ausencias.
   Para muchos, no deja de ser una fecha destinada a la práctica de la hipocresía, por eso de sonreir frente a quien no queremos, o de desearle buenaventura a quien no la merece.
   Estos vendrían a ser algunos aspectos negativos de la reunión del 24 de diciembre, pero por fortuna existen otros costados maravillosamente positivos, que la transforman en una fiesta inolvidable.
   En no pocos casos, aparece como una oportunidad de estrechar lazos entre familias que no se conocen, consolidando nuevas relaciones.
   Lo importante es estar con quien uno quiere estar, sin presiones, imposiciones o sugerencias, elaborando cada solitario su propia felicidad.
   No tan solo en el seno de la familia, formalmente constituida o no como tal, se encuentra la paz por la que se brinda en Nochebuena.
   Compartir con los que poco o nada tienen, ese poco o esa nada en cuanto a lo material, pero emborrachándose de cariño, sinceridad, agradecimiento y comprensión.
   El espíritu de la Navidad es eso: no tan solo disfrazarnos de buenos, sino de practicar la bondad, de perdonar, de hacer autocrítica y pedir indulgencia al reconocer nuestros errores.
   Nadie es tan inflexible como para obcecarse en el castigo porque humanos al fin, siempre cualquiera de nosotros es merecedor de alguna penitencia.
   Olvidar esto, es como encerrarse en la utopía de creernos perfectos, dueños de la verdad, impunes ante el prójimo y encubridores de nuestros errores.
   No tan solo los demás se equivocan.
   Nosotros también, aunque a veces busquemos negarlo.
   La grandeza está en imitar a Jesús, con el nombre que le quieran poner, porque fue capaz de perdonar incluso a quienes lo mataron.
   Es la hora del abrazo.
   Es el momento de la unión.
   No cometamos el error de dilapidar esta oportunidad.