30 de abril de 2013
28 de abril de 2013
SLB-28-04-13-ME QUIERO IR, EPEC, MARTI, ETC
Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en
su programa “Síganme los buenos” emitido el domingo 28/04/13 por AM580 Radio
Universidad de Córdoba.
ME
QUIERO IR
Debe ser complicado entrar en pánico por
ignorancia.
Debe ser incómodo creer que la juega de
taquito, que discute en Nueva York con los fondos buitres (y así quedamos) y en
realidad ni siquiera saber los índices más elementales que acompañan a su
gestión, un traje que le queda demasiado grande a ese pibe Lorenzino.
La vocación exitosa que proclaman algunos, y
otros buscan asumir. debe tener algo así como un elevado nivel de sensualidad,
igual que cualquier otra manifestación de poder.
Porque si el joven, ciclotímico y huidizo
ministro de nuestra vapuleada economía no está capacitado para hablar de la
inflación que padecemos y no puede ni siquiera conocerla, bueno sería, como es
tan difícil conseguir trabajo, que le asignaran otras obligaciones como por
ejemplo servir café, que no le demandaría el esfuerzo intelectual del estudio
ni el manipuleo estadístico.
Pero seguro que si lo mandan a llevarles
café a los periodistas, cada pocillo no será sin ninguna duda, un dechado de
pureza.
Más allá del papelón internacional, de la
cara de espanto de ese chico tan sorprendido como si hubiera estado haciendo
pis en la plaza, está de por medio la credibilidad interna y universal acerca
de otros índices de dudosa certeza.
Si el responsable de la economía nacional
vive dentro de un termo y ni siquiera conoce los números reales, lo reitero,
reales de la inflación que nos oprime, no quiero ni pensar en lo que puede
decir o callar acerca de la desocupación sin contar los planes ni becas a la
vagancia, o de la pobreza e indigencia.
Porque ignorar o esconder esas realidades nos
pone a la deriva por ignorancia, y el gobierno solo nos deja liberados a
nuestra interminable capacidad de sufrimiento o de asombro, sin elementos como
para enfrentar la adversidad.
El hecho de su silencio, de su pánico
escénico y de su actitud huidiza, es de una gravedad institucional que se
pretende disimular con más silencio, y eso no es bueno.
No es un desatino proponer entonces que a
cada 25 de abril, los argentinos lo tomemos como el Dia Nacional de la Lástima, porque es lo que
a muchos nos inspiró lo que hizo el joven ministro.
No soy quien para pedir la renuncia de
nadie.
Pero este muchacho no debiera esperar que
alguien lo haga, por el bien de la
República, y en salvaguarda de este modelo nacional y
popular.
Porque si se quiere ir, que se vaya.
Las puertas que están para entrar, en
cualquier parte del mundo, sirven también para irse.
¡GRACIAS
EPEC POR ESCUCHARME!
Tiempo atrás cuando la indignación y la
impotencia se hicieron carne en los cordobeses, cansados de los desplantes e
ineficiencias de nuestra EPEC, se me ocurrió cuestionar algunas veces con
vehemencia, la vigencia de esa institucionalizada injusticia que es la
bonificación “por eficiencia” que anualmente se paga en ese organismo a todo el
personal, incluyendo a su volátil y acomodaticia planta política.
Una empresa que vive dando pérdidas no es de
ninguna manera eficiente y menos aún cuando su servicio bien puede calificarse
como incompleto, deficiente o mal conducido porque en invierno o en verano las
carencias son constantes y para la
EPEC la culpa es de los usuarios por consumir y no de ellos
por no reinvertir ni actualizarse tecnológicamente.
No faltaron quienes menoscabaran y
repudiaran mi crítica actitud tildándola de anti obrera, por aquel viejo
discurso de las conquistas sindicales, el derecho adquirido u otros
justificativos.
Ahora parece que un legislador provincial
activó sus baterías y ha propuesto que esa bonificación por eficiencia deje de
tener el carácter de “malhabida” por parte de la planta política, que es
precisamente la responsable directa de una prestación ciclotímica con elevado
costo en relación al resto del país.
¿Cómo no va a ser cara la energía eléctrica
en Córdoba, si unos 200 funcionarios (creo que ese es el número de los políticamente
designados) cobran cada uno entre 90.000 y 120.000 pesos anuales de regalo,
aparte de sus jugosos haberes?
Lo peor del caso, es que cobran esa
enormidad a sabiendas de no merecerlo, porque son ellos mismos los que
reconocen en sus informes el alto déficit de la empresa que conducen.
Que lo cobren los empleados, vaya y pase, si
es que no tienen sanciones, sumarios resueltos, inasistencias reiteradas u
otros motivos invalidantes que seguramente contempla la reglamentación del
acuerdo oportunamente suscripto para la vigencia de la BAE.
Pero lo mismo hay un aspecto que suena
discordante a la hora de hacernos un planteo de eso que le llaman la igualdad
ante la ley y también a la igualdad de oportunidades y al acerto que a igual
tarea, igual paga: un mero asunto de igualdades.
Porque con idéntico criterio, bueno sería
pagar premio por eficiencia a los maestros que enseñan, a los policías que
arriesgan su vida, a los bomberos que apagan incendios, a los médicos que curan
o a los abogados que litigan.
Es como si en la EPEC, donde los cargos en la
mayoría de los casos son hereditarios, se hubiera cerrado una dinastía o una
casta de ventajas y privilegios, apoyados en el poder que implica ser dueños de
la electricidad; ser dueños de la luz y patrones de las tinieblas cuando se les
antoja.
No vamos tan lejos: mientras la iniciativa
de ese legislador apenas se conocía y comenzaba a entrar en el debate de la
gente, un amplio sector de Alberdi incluyendo al viejo y querido Hospital
Nacional de Clínicas, padecía un prolongado corte de energía que se había
originado a las 14 del lunes 22 y a la medianoche todavía tenía oscura
vigencia, con todas sus negativas consecuencias.
Que se sepa no hubo tormenta, ni ciclón, ni
granizada, ni helada ni nada que sirviera para echarle la culpa, como siempre
se hace burlándose de la inteligencia, del bolsillo y de los bienes de los
usuarios.
Y más aún: pese a que ninguna ley puede
tener efecto retroactivo, alguien debiera proponer como gesto ético, que
aquellos directivos que cobraron esa ridícula “bonificación por eficiencia” en
una empresa reconocidamente más cerca de la quiebra que de la normalidad, la
devolvieran.
Así, todos estaríamos seguros que en esta
batalla contra los abusos de los funcionarios ineficientes, ha ganado
finalmente la honestidad por encima de la angurria.
UN
ADIOS A RUBEN MARTI
El estrépito social comienza a diluirse y es
cuando la familia y los amigos de quien ha partido sin regreso, toman verdadera
dimensión de lo que es la ausencia.
Ya no caben las lágrimas ni la oscura
inutilidad del luto.
La realidad dura e irreversible golpea con
la fuerza de la evocación, de los gratos recuerdos, de los instantes mágicos
que se compartieron durante la bonanza, las luchas o el dolor.
Y es cuando abrimos las puertas del alma,
allí donde atesoramos y protegemos la memoria, para transformar todos aquellos
sentimientos en la corporización de un modelo; de un ejemplo a seguir; de un
patrón de conducta.
No es tan fácil en nuestra sociedad ser
terrenalmente intachable, y por lo general el sueño eterno transforma en casi
santo a cualquiera de nosotros, por esa costumbre de lavar antecedentes hasta
sumirlos en la muchas veces mentirosa pulcritud e inocencia pos mortem.
Por encima del apasionado y vehemente
político, del correcto y fervoroso funcionario, del odontólogo, del respetuoso
adversario, del generoso anfitrión, del hacedor de cosas, del estudioso de la
realidad social, del innovador en un mundo de chaturas, Rubén Américo Martí
recibió en vida sin que fuera necesario que nadie se lo entregara, el merecido
y envidiable título de buena persona.
Y se me ocurre que aquellos que lo hacen -eso
de irse- son los exponentes de la extrema valentía de terminar y no del egoísmo
cobarde de afrontar los golpes de la vida, que en su caso no fueron pocos ni
sencillos.
Debe ser fascinante poder elegir el momento
de partir.
RESPETO
POR LA CONSTITUCION
NACIONAL
Seguramente será la historia la encargada de
reprochar en su momento a sus responsables, este episodio en que la fuerza de
los números decretó no sé si la muerte de la justicia en democracia, pero al
menos el envío del espíritu y la letra de la Constitución
Nacional a terapia intensiva.
No quiero entrar como todos lo hicieron, en
los análisis técnicos siempre interesados acerca de la conveniencia o la oportunidad
de un necesario aggiornamento de la justicia argentina a los tiempos que
corren, al igual que dotarla de una dinámica diferente y terminar de una buena
vez de considerar a la señora de la balanza y los ojos vendados como parte de
un botín electoral.
Como amante de la democracia, me interesa el
respeto a nuestra Carta Magna, como si fuera una biblia nacional y en este caso
también popular, en la que nos apoyamos para seguir subsistiendo como Nación.
Las peleas circenses, las descalificaciones,
los arreglos que se hicieron, se hacen y se harán entre los políticos que se
empeñan en la defensa de sus intereses, no son a mi entender parte de la
representatividad que en su momento les hemos conferido con nuestro voto.
Ejercer la tiranía del número por encima del
debate, tanto desde el oficialismo como de la decrépita oposición, es una cruel
manera de apostar al autoritarismo.
Por suerte los archivos son la mejor
apoyatura de la historia y a ellos hay que acudir en los momentos que es
necesario apelar a eso tan insobornable que es la memoria.
Cuando se hizo cargo del gobierno, llegaron los miembros de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación,
a quienes había elegido un gobierno anterior.
Como en este país cuando llega un nuevo Presidente la corte tiene por
hábito presentar la renuncia -que el Presidente suele aceptar, porque no quiere
un poder judicial que sea inamistoso- estos señores visitaron al personaje de quien hablo y le
dijeron: Señor, venimos a entregarle
nuestras renuncias.
¿Cómo?, les preguntó. Claro, esta es la costumbre.
No, señores, la
Constitución dice que los jueces son inamovibles. Vayan,
desempeñen sus funciones. Lo único que quiero es que ustedes sean el verdadero
tribunal superior. La justicia en este país puede enjuiciar al Presidente de la Nación. Si ustedes
tienen que enjuiciarlo, háganlo. Hace falta que aquí, alguna vez, sea
enjuiciado el Presidente de la
Nación, para que no se crea intangible.
El Poder judicial es el que controla.
A ese presidente le asustaba el mesianismo… lo que le
sugería conceptos como: “Hay que desconfiar de una democracia donde el
Presidente de la Nación
es el personaje más importante del país”.
“Hay que desconfiar de una democracia donde el Presidente dice lo que se
le antoja. O donde el Presidente afirma todos los días que va a hacer la
felicidad, que va a resolver, él, todos los problemas de los argentinos”.
“La democracia no se compadece con el que pide confianza en él, en su
capacidad o en la supuesta ayuda que recibirá para solucionar, personalmente,
los problemas de la
República” y terminaba diciendo que era necesario evitar que
ese redentor “conduzca caprichosamente el país, su economía, su educación, sus
relaciones externas y use los medios de comunicación para torcer la voluntad y
debilitar el juicio crítico de la gente”.
Casi lo olvido.
Hablo de Arturo Illia, elegido por una reducida mayoría, derrocado por
un golpe militar cuando entre otros logros, había bajado la desocupación a
menos del 7 por ciento.
Y hace poco más de 30 años murió tan pobre como vivió y gobernó, sin
depósitos en los paraísos fiscales, aviones negros, negocios con los amigos ni
costosas inversiones dentro del país. Debe haber sido el último de los
demócratas, respetuoso a muerte de la Constitución
Nacional. Como ahora tendría que ser.
No democratizar ni domesticar a la justicia.
Prefiero que el gobierno y el Congreso se preocupen por respetar nuestra
Constitución.
158
AÑOS ATRÁS
Y si algo falta con relación al comentario
anterior, voy a leer algo que tiene cierta antigüedad: “Los medios de
protección que la
Constitución nos proporciona, son la libertad y los
privilegios y recompensas conciliables con la libertad.
Los argentinos hemos sido ociosos por
derecho y holgazanes legalmente.
Se nos alentó a consumir sin producir.
Nuestras ciudades capitales son escuelas de
vagancia, de quienes se desparraman por el resto del territorio después de
haberse educado entre las fiestas, la jarana y la disipación.
Nuestro pueblo no carece de alimentos sino
de educación y por eso tenemos pauperismo mental.
En realidad, nuestro pueblo argentino se
muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos
prácticos y de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas.
Sobre todo se muere de pereza, es decir de
abundancia.
Quieren pan sin trabajo, viven del maná del
Estado y eso les mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición.
El origen de la riqueza son el trabajo y el
capital.
¿Qué duda cabe que la ociosidad es el
manantial de la miseria?
La ociosidad es el gran enemigo del pueblo
en las provincias argentinas.
Es preciso marcarla de infamia: ella
engendra la miseria y el atraso mental de los cuales surgen los tiranos y la
guerra civil, que serían imposibles en medio del progreso y la mejora del
pueblo”.
¿Quién lo dijo?
Nada menos que Juan Bautista Alberdi, 158
años atrás.
LOS
MIEDOS EN LA TAMSE
Precisamente lo hablábamos recién ante la
inquietud de mun oyente.
Lo tengo claro: una cosa es ser dependiente
de la municipalidad de Córdoba con sus jugosos sueldos, ventajas y ausentismo y
puntualidad descontrolados, y otra responder a las duras y a veces exageradas
exigencias de una empresa privada.
El Estado nunca quiebra.
Puede demorar, pero a la larga cumple con
los sueldos, aportes y otras obligaciones para con su personal.
La permisividad equivale a un sobresueldo
porque estornudar, toser dos veces o
irritarse los ojos de tanto ver televisión, pueden ser causales de no ir a
trabajar, si es empleado de la
Municipalidad, donde los controles de ausentismo se hacen
entre ellos.
No es lo mismo tampoco una dependencia que
la otra, a la hora de la discusión salarial.
El privado es más duro, más inflexible,
porque le importa un pito que la gente se quede sin ir a su trabajo, asistir a
la escuela o a una consulta médica ya que la empresa no paga el costo político
que afronta el Estado, cuando no consigue asegurar la prestación de un
servicio.
Son las empresas privadas las que a su
conveniencia regulan las frecuencias en función de la rentabilidad.
La
UTA con su habitual insensibilidad y prepotencia apoya la
continuidad de la estatización de la
TAMSE, porque la Municipalidad no deja de aportar como lo hacen
los privados y es más vulnerable a los reclamos y caprichos que son casi permanentes.
Total y en definitiva y sea como fuere,el
único perjudicado es el pasajero, obligado sostén de un sistema perverso.
Porque el usuario, que pasó de su condición
de tal a la de rehén de ambas partes, es el menos escuchado.
IGLESIA,
OPOSICION E HIPOCRESIA
Y pensar que no mucho tiempo atrás, un par
de meses nomás, las usinas del insulto y la descalificación trabajaban a
destajo tratando a Bergoglio de genocida colaboracionista del proceso,
entregador de curas y vaya a saber cuántos otros cargos así de elegantes.
La transformación de Bergoglio en Francisco,
atendiendo en el Vaticano y no en Buenos Aires, obró el milagro, como no podía
ser de otra manera, de ordenar el aprisco, la feligresía, las costumbres y el
Gobierno.
Dejó de ser el odiado y desacreditado
ministro de Dios, fue visitado y obsequiado; reivindicado por sus detractores…
y detractoras, y más de un ministro o alto funcionario nacional, de esos que
tanto lo insultaban, apareció arrodillado frente al altar en la Catedral metropolitana.
Ese episodio -me refiero a la ceremonia
religiosa- bien puede inscribirse en la antología de las hipocresías nacionales
… y populares.
Francisco había obtenido, casi de improviso,
el diploma de santo benefactor de
Argentina y del resto del mundo.
Los partidos políticos, carentes de
propuestas superadoras que se dicen opositores, se han devaluado de tal manera,
que sus consignas ni siquiera convencen a los más indignados con el modelo
gobernante.
El campo cíclicamente lacrimógeno maneja sus
cosechas a conveniencia económica, enfurece a los recaudadores estatales,
aunque ha perdido su condición opositora que luciera pocos años atrás con el
voto no positivo de Cobo.
El peronismo, en caso que este lo fuera,
bien lo sabe porque duramente lo aprendió: es preferible batallar contra una
oposición desintegrada, atomizada y con menos reacciones que una babosa, que
enfrentar a un adversario poderosamente universal.
Y eso es, precisamente, la Iglesia.
Esa misma, que tiene como jefe a Francisco, quien dejó de
ser Bergoglio el despreciable y ahora atiende en el Vaticano.
LA MEGACAUSA
Quiero comentarles, con relación a la meneada megacausa del Registro de la Propiedad, que el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba ha demorado casi cinco meses -con pronto despacho incluido- en resolver la interposición del recurso extraordinario contra la casación que denegó el cese de prisión de los mismos imputados de apellidos Fraga, Tozzi y Finos, el cual además, por supuesto rechazó.
Pero el Fiscal, aunque no lo crean, pidió extensión de la prisión preventiva para todos ellos el 12 de este mes y ¡tres días después! se la concedieron “inaudita parte”, lo que significa sin dar audiencia o escuchar a la otra parte.
Resumiendo, el alto tribunal demoró cinco meses para resolver el planteo de los abogados defensores que solicitaban el cese de prisión de los imputados, en concordancia con lo que indican la Constitución y el principio de inocencia, y sin embargo accedió en pocas horas, al pedido del Fiscal de conceder una excepcional prórroga de seis meses más sobre la ya excepcional, sospechosa y abusiva prisión preventiva.
¿Deberemos tomar como normal que se demoren tanto para responder al pedido de cumplircon la ley, y tan poco para decidir no cumplirla?
El domingo próximo, se van a sorprender cuando les revele los números de un estudio acerca de la imagen que los cordobeses tenemos de nuestro poder judicial.
Pero el Fiscal, aunque no lo crean, pidió extensión de la prisión preventiva para todos ellos el 12 de este mes y ¡tres días después! se la concedieron “inaudita parte”, lo que significa sin dar audiencia o escuchar a la otra parte.
Resumiendo, el alto tribunal demoró cinco meses para resolver el planteo de los abogados defensores que solicitaban el cese de prisión de los imputados, en concordancia con lo que indican la Constitución y el principio de inocencia, y sin embargo accedió en pocas horas, al pedido del Fiscal de conceder una excepcional prórroga de seis meses más sobre la ya excepcional, sospechosa y abusiva prisión preventiva.
¿Deberemos tomar como normal que se demoren tanto para responder al pedido de cumplircon la ley, y tan poco para decidir no cumplirla?
El domingo próximo, se van a sorprender cuando les revele los números de un estudio acerca de la imagen que los cordobeses tenemos de nuestro poder judicial.
24 de abril de 2013
RUBEN AMERICO MARTI
El
estrépito social comienza a diluirse y es cuando la familia y los
amigos de quien ha partido sin regreso, toman verdadera dimensión de
lo que es la ausencia.
Ya
no caben las lágrimas ni la oscura inutilidad del luto.
La
realidad dura e irreversible golpea con la fuerza de la evocación,
de los gratos recuerdos, de los instantes mágicos que se
compartieron durante la bonanza, las luchas o el dolor.
Y
es cuando abrimos las puertas del alma, allí donde atesoramos y
protegemos la memoria, para transformar todos aquellos sentimientos
en la corporización de un modelo; de un ejemplo a seguir; de un
patrón de conducta.
No
es tan fácil en nuestra sociedad ser terrenalmente intachable, y por
lo general el sueño eterno transforma en casi santo a cualquiera de
nosotros, por esa costumbre de lavar antecedentes hasta sumirlos en
la muchas veces mentirosa pulcritud e inocencia pos mortem.
Por
encima del apasionado y vehemente político, del correcto y fervoroso
funcionario, del odontólogo, del respetuoso adversario, del generoso
anfitrión, del hacedor de cosas, del estudioso de la realidad
social, del innovador en un mundo de chaturas, Rubén Américo Martí
recibió en vida sin que fuera necesario que nadie se lo entregara,
el merecido y envidiable título de buena persona.
Y
se me ocurre que aquellos que lo hacen -eso de irse- son los
exponentes de la extrema valentía de terminar y no del egoísmo
cobarde de afrontar los golpes de la vida, que en su caso no fueron
pocos ni sencillos.
Debe
ser fascinante poder elegir el momento de partir.
23 de abril de 2013
EPEC ¡GRACIAS POR ESCUCHARME!
Tiempo
atrás cuando la indignación y la impotencia se hicieron carne en
los cordobeses, cansados de los desplantes e ineficiencias de nuestra
EPEC, se me ocurrió cuestionar algunas veces con vehemencia, la
vigencia de esa institucionalizada injusticia que es la bonificación
“por eficiencia” que anualmente se paga en ese organismo a todo
el personal, incluyendo a su volátil y acomodaticia planta política.
Una
empresa que vive dando pérdidas no es de ninguna manera eficiente y
menos aún cuando su servicio bien puede calificarse como incompleto,
deficiente o mal conducido porque en invierno o en verano las
carencias son constantes y para la EPEC la culpa es de los usuarios
por consumir y no de ellos por no reinvertir ni actualizarse
tecnológicamente.
No
faltaron quienes menoscabaran y repudiaran mi crítica actitud
tildándola de anti obrera, por aquel viejo discurso de las
conquistas sindicales, el derecho adquirido u otros justificativos.
Ahora
parece que un legislador provincial activó sus baterías y ha
propuesto que esa bonificación por eficiencia deje de tener el
carácter de “malhabida” por parte de la planta política, que es
precisamente la responsable directa de una prestación ciclotímica
con elevado costo en relación al resto del país.
¿Cómo
no va a ser cara la energía eléctrica en Córdoba, si unos 200
funcionarios (creo que ese es el número de los políticamente
designados) cobran cada uno entre 90.000 y 120.000 pesos anuales de
regalo, aparte de sus jugosos haberes?
Lo
peor del caso, es que cobran esa enormidad a sabiendas de no
merecerlo, porque son ellos mismos los que reconocen en sus informes
el alto déficit de la empresa que conducen.
Que
lo cobren los empleados, vaya y pase, si es que no tienen sanciones,
sumarios resueltos, inasistencias reiteradas u otros motivos
invalidantes que seguramente contempla la reglamentación del acuerdo
oportunamente suscripto para la vigencia de la BAE.
Pero
lo mismo hay un aspecto que suena discordante a la hora de hacernos
un planteo de eso que le llaman la igualdad ante la ley y también a
la igualdad de oportunidades y al acerto que a igual tarea, igual
paga: un mero asunto de igualdades.
Porque
con idéntico criterio, bueno sería pagar premio por eficiencia a
los maestros que enseñan, a los policías que arriesgan su vida, a
los bomberos que apagan incendios, a los médicos que curan o a los
abogados que litigan.
Es
como si en la EPEC, donde los cargos en la mayoría de los casos son
hereditarios, se hubiera cerrado una dinastía o una casta de
ventajas y privilegios, apoyados en el poder que implica ser dueños
de la electricidad; ser dueños de la luz y patrones de las tinieblas
cuando se les antoja.
No
vamos tan lejos: mientras la iniciativa de ese legislador apenas se
conocía y comenzaba a entrar en el debate de la gente, un amplio
sector de Alberdi incluyendo al viejo y querido Hospital Nacional de
Clínicas, padecía un prolongado corte de energía que se había
originado a las 14 de ayer lunes y a la medianoche todavía tenía
oscura vigencia, con todas sus negativas consecuencias.
Que
se sepa no hubo tormenta, ni ciclón, ni granizada, ni helada ni nada
que sirviera para echarle la culpa, como siempre se hace burlándose
de la inteligencia, del bolsillo y de los bienes de los usuarios.
Y
más aún: pese a que ninguna ley puede tener efecto retroactivo,
alguien debiera proponer como gesto ético, que aquellos directivos
que cobraron esa ridícula “bonificación por eficiencia” en una
empresa reconocidamente más cerca de la quiebra que de la
normalidad, la devolvieran.
Así,
todos estaríamos seguros que en esta batalla contra los abusos de
los funcionarios ineficientes, ha ganado finalmente la honestidad por
encima de la angurria.
21 de abril de 2013
SLB 21-04-13 LANATA DENUNCIADOR - EL MENSAJE DE LA PROTESTA - A LOS LOCOS MEJOR ESCONDERLOS - NUEVO PARO DEL TRANSPORTE EN CORDOBA - INOPORTUNO DESFILE DE MODELOS - CORDOBA, CIUDAD SITIADA y otros temas
Desgrabación de los
comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos”
del domingo 21/04/13 por AM580 Radio Universidad de Córdoba.
EL
MENSAJE DE LA PROTESTA
Si tuviéramos que hacer una síntesis de los
deberes y obligaciones de los ciudadanos, debiéramos remitirnos a sostener que
los políticos están para gobernar, la gente para pagar impuestos e intentar
sobrevivir, o sobremorir en el peor de los casos, y los demagogos para
prometer.
Representantes de todos esos segmentos de la
sociedad se vieron compartiendo la masa humana de la protesta, algunos con el
gesto contrariado como si alguien los obligara, otros con el placer de sentirse
acompañados y los restantes -me refiero a los políticos-sintiéndose sapos de
otro pozo.
Pero fue mucha gente, en ciertos puntos del
país, más de lo que se podía esperar sobre todo por parte de los servicios de
inteligencia, esa materia que cada día es más difícil de encontrar.
Y precisamente es esa falta de inteligencia,
lo que seguramente lleva a quienes tienen el poder, a mirar hacia otro lado,
mostrar indiferencia y hacer como que la situación les resulta ajena y esa
protesta corresponde a otro país, a cualquiera menos al nuestro.
Esa especie de onanismo político; de
satisfacción íntima y secretamente vergonzante de saber que no es lo correcto,
pero que provoca al menos un placer ideológico: el placer de negar una realidad
que los abruma.
No deja de ser una pose; una peligrosa
actitud de menoscabo y de pernicioso ninguneo y empecinamiento, inclinado hacia
la ceguera cívica que supera largamente a la miopía gubernamental.
Todos estos síntomas, consecuencia de ese
virus nacional y popular que es la soberbia, necesitan ser tratados y en
consecuencia medicados, siempre y cuando el paciente reconozca la existencia de
la enfermedad aunque este no sea el caso.
El descontento existe y no me parece
correcto ni atinado marcarle un nivel cuantitativo de su vigencia.
Lo que si considero procedente y oportuno,
como una refirmación democrática y respeto por la opinión divergente,
recordarle a quien corresponda que las minorías no siempre son eternas.
Y las mayorías, tampoco.
LANATA DENUNCIADOR
Si el objetivo del grupo Clarín y en
particular de Canal 13 y sus asociados fue instalar un disparador de rating,
resultó ampliamente logrado a nivel nacional, y desató paralelamente un enorme
beneficio para la industria farmacéutica, por la inusual demanda en la venta de
Valium y otros ansiolíticos.
El gordo con sus documentos televisivos, hayan
sido cámaras ocultas o consentidas, aportó detalles de operaciones ilegales
perpetradas por oscuros personajes más cercanos a la farándula que a los
círculos empresarios o de la política.
Encendió innumerables luces de alerta, movió
estudios de famosos abogados y motorizó una maratón de desmentidas, inútiles
aclaraciones y risibles excusas.
¿Le parece poco?
Y para colmo, prometió para esta noche
algunas revelaciones inéditas, como por ejemplo develar la identidad de quien
comandaba esa ilícita organización que la juntaba por kilo y la llevaba a
distintos paraísos del dinero, donde nadie pregunta por su origen.
Por allí se me hace que las cosas no se
iniciaron de la manera que lo cuenta el creador y luego expulsado del ahora
oficialista Página 12.
Me gustaría que supiera, aunque a lo mejor
los tiene, que hay antecedentes anteriores a los que revelara, en materia de
negocios con los amigos y sus lamentables consecuencias en algunos casos.
Les quiero hablar de los Gotti.
Los Gotti eran unos gringos laboriosos de
sol a sol, desde el padre y la madre hasta los hijos Vittorio, Gigi, Roberto,
Italo y creo que una hermana, que tuvieron una empresa familiar dedicada a
levantar casas.
Vivían en Bajo Palermo, a dos cuadras del
cruce de Caraffa y Octavio Pinto, en una casita que ellos mismos habían
edificado a fuerza de sudor y sacrificio.
Vittorio, el mayor, secundaba a su padre al
igual que Gigi: Roberto era un imparable jugador de rugby y el pequeño Italo,
un gringuito pintón y exitoso con las mujeres, materia en la que los hermanos
también se destacaban.
Cuando a fines de los años ’50 y principios
de los ’60 vino esa obsesión por hacer fortuna en el Sur, allá se fueron los
Gotti con su voluntad de gringos.
Y durante el kirchnerismo de Santa Cruz, ya
muerto el jefe de la familia y asumido Vittorio en su lugar, levantaron
edificios por licitaciones, hicieron nacer barrios y entre otras cosas le
vendieron su casa, enorme, a Néstor y su entonces joven esposa.
Llegó un momento que las relaciones no
fueron las mejores y se produjo eso que le llaman divorcio empresario, habiendo
de por medio suculentas cantidades de dinero.
Todo indica que nació una oscura rivalidad
entre los protagonistas de esta historia en la que se mezclaron el trabajo, la
inversión, las utilidades y la desconfianza, un cóctel explosivo en cualquier
actividad lucrativa.
¿Qué pasó después?
La verdad, lo que pasó después debiera ser
el comienzo de una investigación integral, si es que se pretende garantizar
seriedad: a plena luz del día, en una de las tantas largas rectas de los
caminos del Sur, Vittorio Gotti, el empeñoso y sacrificado albañil que desde el
cordobés barrio Bajo Palermo edificó un imperio, murió junto con su esposa y un
amigo, en un dudoso accidente.
Ese doloroso episodio, a mi humilde
entender, sería la punta del ovillo que la historia y la justicia debieran
poner en claro.
Porque después de eso, vino todo lo que
vino.
Incluyendo, por supuesto, todo lo que dijo
Lanata y dirá seguramente esta noche.
CORDOBA,
CIUDAD SITIADA
A veces nos sentimos, y lo olemos, que
estamos sitiados por el caos, por la basura, por la venta ilegal ambulante, por
la falta de tomógrafos, por los más de 10.000 empleados municipales y por otras
lindezas que venimos padeciendo los cordobeses capitalinos.
A contrapelo del enorme gasto publicitario
que pregona una actitud de trabajo y gestión, la realidad nos golpéa como si
viviera a los trompadones con el discurso oficial.
El hecho de inaugurar ciclovías, pinturas de
escuelas y dispensarios, obras de bacheo, apertura de calles y otras
menudencias, no cicatriza las heridas de una comunidad que espera otras
soluciones en el tránsito, en el transporte, en la habilitación de negocios, en
el control serio de la vía pública o en el casi inexistente o al menos muy
devaluado alumbrado público, que es el padre de la inseguridad.
La ciudad, todos nosotros, estamos sitiados
por los intolerables y abusivos caprichos del sindicato de municipales,
dirigentes más apegados a la vagancia rentada que al espíritu de servicio.
El pusilánime e inestable manejo de esas
situaciones, por parte de los funcionarios que no quieren conflictos que los
afecten en lo personal, es una injuria para la gente que paga los sueldos tanto
de los empleados, como de los delegados y dirigentes sindicales o de los
timoratos, asustadizos y ciclotímicos funcionarios comunales.
No es posible que los vecinos sigamos siendo
rehenes de un sindicato angurriento, insensible y caprichoso.
Alguna ley debe existir que acuda en defensa
de esa mayoría silenciosa por obligación, que cuando hace escuchar su
indignación y su impotencia, la consideran destituyente o enemiga de un modelo
de gestión municipal que poco positivo está mostrando.
Pero todo llega, aunque lo importante sería
pedir que fuera por la vía pacífica.
Porque para violencia, basta con la que
impunemente exhibe la dirigencia.
EL
ESCONDRIJO DE LA VERGÜENZA
Tiempo atrás era casi normal esconder a los
locos, a los deformes, a los leprosos, a todos aquellos seres humanos con los
que Natura se había quedado sin imaginación
ni argumentos a la hora de hacerlos atractivos o al menos no tan
impresentables.
A ese resultado del pensamiento y el
espíritu de una sociedad hipócrita que pregonaba y pregona igualdades y abomina
de “lo anormal”, todavía lo observamos y padecemos con una vigencia
espectacular.
Los muros, las pantallas y los biombos se
hicieron siempre para separar; para aislar, para negar o al menos esconder.
Por eso ahora a los pobres infelices que se
amontonaban en Bell Ville, los han llevado a distintos lugares no para
atenderlos mejor, sino para esconderlos; para que no los vean; para que las
cámaras no cometan el sacrilegio ni el mal gusto de mostrarlos y desnudar una
realidad que pocos se preocupan por atender y menos de superar.
Porque esos enfermos no son los enfermos que
se quedan en la cama, toman los medicamentos, piden la chata o el papagayo,
conversan entre ellos, se duermen cada noche y seguramente no se privan de
soñar.
Estos enfermos, esos locos, no son
autoválidos y sus casos no se resuelven con tres enfermeras para cien
pacientes, sino que requieren atención especial y personalizada, contención
fuera de lo común y cuidados totalmente distintos a los demás pacientes.
Aquí el presupuesto se desgrana en onerosa,
machacante e inoportuna publicidad política pregonando logros en otros aspectos
como caminos, escuelas, puentes, etc. pero los dineros no alcanzan cuando se
trata de ofrecer alguna calidad de ¿vida? a los que padecen entre la mugre, el
abandono del Estado y el olvido de los parientes.
Y como los malos políticos siempre tienen
una desencajada sonrisa y un argumento para justificar su propia inoperancia y
su mal disimulada indiferencia, enfrenten las cámaras con su arsenal de
gastadas promesas y su estudiado manual de la demagogia.
Pero de soluciones integrales, ni hablemos.
Siempre triunfa la cultura del remiendo.
Como ahora, que tener a 200 locos juntos
representa un peligro nacional e internacional para cualquier aspiración
política a mediano plazo.
Entonces e intentando que el bulto del
escándalo sea menos impactante y perjudicial para esos intereses, hay que
fraccionar a esas víctimas indefensas, separarlas, disolverlas…
Y si las pueden esconder, mejor.
Como ahora lo están haciendo sin siquiera
ponerse colorados.
NUEVO
PARO DEL TRANSPORTE
Ya estoy escuchando el eterno e inútil
pedido de disculpas de la dirigencia de UTA a los sacrificados y siempre
ofendidos usuarios, que son los que por obligación les están pagando los
mejores sueldos para un servicio que esos mal llamados servidores prestan
cuando se les antoja.
Una dirigencia que no conoce límites en su
angurria, ni en los seguros acuerdos que teje con las patronales, no merece
esas disculpas que por pura hipocresía le reclama a la gente, a sabiendas que
en cualquier momento vuelve a dejar de a pié a trabajadores de otras
actividades, sin que eso le importe tres pepinos.
Es el usuario la única e inevitable víctima
de ese perverso juego de intereses alimentado por los empresarios que quieren
toda la torta para empacharse como siempre, y de los que sabedores de su propia
vagancia, no quieren salir de la órbita municipal donde todo se permite, en
nombre de conquistas gremiales alcanzadas en base a coacciones.
El gremio en aviesa y abusiva sociedad con
los malos operadores del servicio, se ha cansado de utilizar al pasajero como
rehén y los resultados de esa repetida maniobra han sido monetariamente
positivos, ante la pasividad y la mal disimulada aplicación de la autoridad que
ha exhibido la
Municipalidad de Córdoba, que es el timorato y pusilánime
poder concedente.
Un nuevo paro; una nueva ofensa a un
importante y numeroso sector de la actividad productiva; un nuevo castigo a los
que menos tienen, menos ganan y más esperan; una nueva muestra de prepotencia
sindical y pobreza de ideas y de soluciones desde las autoridades.
Un paro sin sentido porque la intransigencia
municipal, si ahora se fractura, servirá para que tanto el gremio como las
empresas sigan avanzando, siempre en perjuicio, ridículamente, del principal
sostenedor de este corrompido sistema, que es el resignado usuario, el eslabón
más desprotegido de esta cadena de injusticias.
Y de crueldad social.
Cuando la Justicia encomienda una
tarea a la policía, se comisiona personal de esa fuerza para dicho cometido.
Y a veces, se descubren detalles de delitos
que no están emparentados con la causa motivo de la comisión, pero que por
elementales cuestiones lógicas, la
Justicia tiene la obligación de tomar a su cargo.
Un comisionado policial, Hugo Orlando Velez,
en el tema de la megacausa del Registro de la Propiedad presentó un
escrito a la Cámara Décima
que contenía consideraciones acerca de ese asunto y otros comentarios anexos,
que intentaré resumir:
Sostiene que una persona a la que identifica,
“mantiene relaciones sexuales con menores de edad”, tanto en donde funcionan
las oficinas de cobro de sus empresas en donde “tendría un colchón”, al igual que en otras direcciones céntricas.
Esas menores le son “provistas” por dos
empleados suyos, de quienes también aporta identidades y domicilios.
En consecuencia y dependiendo de las
circunstancias de los hechos, podrían ser: abuso sexual con acceso carnal,
abuso sexual con sometimiento gravemente ultrajante o acceso carnal con menor
de 16 años u otra figura similar.
Mientras se menciona a quien sería autor de
los hechos, las otras personas podrían ser partícipes necesarias.
En otros casos relatados habla de una
persona a la que también identifica, que tiene unos campos de los que aporta
ubicación precisa, donde tiene una pequeña pista de aterrizaje que
aparentemente utilizaría para maniobras relacionadas con el tráfico de drogas
en horas de la noche.
Dependiendo de las circunstancias de los
hechos se podrían configurar los delitos de producción, comercialización e introducción
al país de dichas sustancias.
Aunque del tema megacausa, lo más importante
y curioso es la prórroga de la prisión preventiva por 6 meses más contra Fraga,
Tozzi, Finos y Wolfer, que ya cumplieron dos años encerrados y sin condena.
Es como si la Cámara los quisiera
mantener en calidad de rehenes más allá del tiempo que establece la ley,
utilizándolos de paso como elementos de persuación para ellos y el resto de los
involucrados.
Según tengo entendido y pese a la obligación
legal y formal de actuar ante esas acusaciones policiales, en la Justicia nada se hizo al
respecto.
El caso es entonces, por lo menos, digno de
ser conocido por lo curioso, razón por la cual prefiero no caer en suspicacias
de irracionalidad o desconocimiento de las leyes.
En este caso, de la propia cámara penal.
¿QUE
APORTA UN DESFILE DE MODELOS?
La pregunta más reduccionista sería con
relación al costo del desfile de modelos que organizó la Municipalidad de
Córdoba, junto con algún interesado promotor privado, en las escalinatas del
Coniferal.
Otra menudencia sería describir el caos en
el tránsito, el costo del montaje y otros detalles que hicieron al cholulo
espectáculo, en el que la figura saliente fue una cotizada modelo profesional
de Buenos Aires casada con un hábil empresario de ese metiè.
Baste decir que en ocasión de su casamiento,
el muchacho hizo todo por canje y hasta vendió los derechos para obtener
fotografías de la ceremonia.
Lo trascendente sería conocer cuáles han
sido, para la ciudad y sus habitantes, los beneficios de una inversión tan
innecesaria como lo sería hacer navegable el curso de La Cañada.
No hay en este comentario un reproche
puntual, sino un intento por aconsejar al municipio en materia de prioridades,
que parece una materia no estudiada en el nivel del departamento ejecutivo.
Son otras las urgencias de la ciudad, más
allá de la distracción.
Son mayores las necesidades de los
hospitales y dispensarios.
Es de carácter perentorio la reparación de
la flota de vehículos.
Sin embargo, se ha privilegiado la pavada y
el careteo por encima de lo que la gente necesita y merece.
Una tontera que ya es tarde para remediar,
aunque aún quede tiempo para recapacitar y evitar la tentación de otras boberías,
que nada le aportan a los vecinos, cansados de reclamar sin ser escuchados.
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