Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición nº 815 del domingo 28/01/24 emitida por la AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba.
¿Fue por desesperación o apresuramiento?
DEBE SER CASO INÉDITO QUE UN PARO DE LA
C.G.T. SE INSCRIBA C0MO HECHO INOLVIDABLE
DEBE SER CASO INÉDITO QUE UN PARO DE LA
C.G.T. SE INSCRIBA C0MO HECHO INOLVIDABLE
Si nos ocupamos o nos preocupamos por la imagen
presidencial en sus valores más recientes, las encuestas en general coinciden
al subrayar la caída de Javier Milei durante su breve gestión en tal sentido,
medición del mes corriente, aunque se conocen dentro de todo un par de buenas
nuevas, divulgadas por una consultora, llamada Espiral, abiertamente
vinculada con el kirchnerismo que incluye un relevamiento nacional de 1.700 y
pico de casos entrevistados entre el 14 y el 19 de este mes.
La comanda Pablo Cano, quien
tuvo esa responsabilidad en otra empresa
similar, predilecta de los Kirchner y no es mentira que Cano era funcionario
mientras la Sra. Cristina era dueña de poder porque en cuanto a la situación
actual en un escenario con subas de precios y salarios casi inamovibles, ha
pasado a ser folklórico que es opinión generalizada que la responsabilidad por
la decrepitud de nuestra economía es de los gobiernos anteriores.
Pero no todo termina allí
porque otra de las conclusiones de la encuesta afirma que hoy, a Milei no lo
enfrenta una oposición dura y cohesionada, sosteniendo que "La oposición
está vacante y es una ventaja para Milei", según afirmó Pablo Cano en
declaraciones periodísticas. Y si el tema pasa a ser la inflación, de lo que
habíamos dejado de hablar superados por otros dramas, ahora podemos asegurar
que aparte del fútbol, los argentinos somos campeones mundiales en una de las
grandes cuestiones que afligen a los países signados por la pobreza y la
inestabilidad: la inflación: Líbano hasta el pasado noviembre reconocía 212 por ciento de inflación interanual pero en
el mes siguiente redujo ese valor al 192 por ciento y así es que nosotros, con
un 211,4 por ciento alcanzamos el escalón superior del podio pasando a ser
líderes universales con el más elevado incremento de precios.
En el tercer lugar y con
tendencia a despegarse ha quedado Venezuela, con una inflación, según cifras
oficiales, del 190 por ciento interanual, con lo que figuramos ahora como el
único país del mundo con una inflación que supera el 200 por ciento y si nos
comparamos en el contexto latinoamericano ningún país alcanza el 10 por ciento,
exceptuándonos junto a Venezuela y a la hora de las odiosas comparaciones vemos
con alarma y cierta envidia que Colombia al finalizar diciembre último
reconocía una inflación interanual del 9,28 por ciento, en un contexto en el
que los países ya no tienen números tan altos, como lo que sucedía en las
décadas del ‘80 o del ‘90.
Lo curioso es que este maremágnum de
evaluaciones nos empuja a navegar en un mar encrespado por los apresuramientos,
las desesperaciones, los pasos en falso, las angustias de la dirigencia
sindical de ver acotado su indiscriminado derecho a la chequera, todo lo que
aporta un marco de creciente incertidumbre en la población que ya viene
sobrellevando sus propias y reiteradas angustias.
Por eso el paro reciente, a
pocos días de la asunción de las nuevas autoridades, aparte de apresurado y
cívicamente inconsulto, desnuda la inseguridad reinante en las conducciones
gremiales a nivel nacional, que ven venir medidas que si bien se pueden
calificar como vejatorias de algunos derechos, ya eran de necesaria aplicación
años atrás pero nadie se animó a impulsarlas.
¿Qué en la marcha se reunieron un millón y
medio de personas? ¿Qué en realidad no pasaban de 50.000? Son discrepantes y
extremos datos menores, reservados a formar parte del anecdotario popular más
que de la historia, porque el hecho para que resalten los tiempos y la memoria,
es el silencio que las cúpulas caprichosa e interesadamente sostuvieron a lo
largo de tantos años.
¿Una elemental y sintética
lectura de la extrema medida de fuerza?
Simplemente, que cada costado
de la grieta lamentablemente reabierta, mostró qué quiere de la República…
¿Es una cuestión de sentimientos?
DISYUNTIVA POPULAR SI HAY QUE OPTAR POR
LA PENA DE
MUERTE O LA MUERTE DE PENA
Es la concepción freudiana la que sostiene
que “si quieres poder soportar la vida, debes estar dispuesto a aceptar la
muerte” aunque virtualmente en las antípodas, Escrivá de Balaguer aconsejaba no
tenerle miedo a la muerte diciendo “acéptala, desde ahora, generosamente,
cuando Dios quiera, como Dios quiera, donde Dios quiera. No lo dudes, vendrá en
el tiempo, en el lugar y del modo que más convenga… enviada por tu Padre- Dios.
¡Bienvenida sea nuestra hermana la muerte”.
Desde el punto de vista religioso existen
distintas concepciones acerca de la muerte, con sentido optimista en algunos
casos como el de la cultura vietnamita que sostiene como refrán que el
nacimiento es una peregrinación, y la muerte es la vuelta a casa, enfrentada a
la visión poética de nuestro Leopoldo Lugones: “Yo quisiera morir como las
rosas / en la blandura del deshojamiento./ Irme suave y cordial, callado y
lento,/ en la quietud conforme de las cosas.”
El amplio panorama se presenta distinto
cuando se trata de muertes injustas, salvajes, como resultado de la
superioridad de quienes la provocan o de la letalidad de las armas que portan,
todo sumado a la certeza de impunidad a la que se acostumbró el hampa,
alimentada por la inoperancia del poder en materia de prevención; de cuidado a
la sociedad, al optar por el enfoque político de su cometido, en lugar de
abrazar su obligación cívica, técnica y profesionalizada de proteger a la
gente.
Y cuando es la ley en sus postulados y
llevada a la práctica, la que debe respetar a rajatabla la letra y el espíritu,
es que aparecen las humanas disyuntivas acerca de considerar una venganza la
aplicación del “ojo por ojo” e inclinándose por la prisión, que es donde la
mayoría de los criminales perfeccionan sus malas artes y el encierro suele
pervertirlos hasta niveles insospechados, pero harto conocidos en la realidad.
Dicen los que saben que la pena de muerte no
es ninguna solución, ni siquiera para casos de crímenes u otros delitos
aberrantes, pero desde el punto de vista práctico, nos queda la certeza que al
menos por parte de los culpables y así condenados y ajusticiados, no habrá
posibilidades de reincidencia, porque es una afrenta al respeto por la vida,
que un mal nacido asesine a una inocente niña de 9 años y quede libre -y con
vida- a la vuelta de algunos años, después de cumplir con el máster en delitos
que es por lo general, lo que se cursa en cualquier prisión.
Tomemos el caso de la pequeña Umma como un
símbolo, o el fiel de la balanza para ubicar en el otro extremo a la defensa
que pueda interponer el autor de la tropelía, las argucias a las que pueda
apelar su defensa y todos los otros mecanismos previstos por la ley, que
finalmente y por más que se aplique el rigor de los años, ese asesino seguirá
inmerecidamente vivo y no me vengan con los castigos celestiales ni los
repudios de la sociedad, porque a Umma la mató una bestia irrecuperable para
esa misma sociedad.
Ese es el punto divergente en esta cuestión
que debiera resolverse lo antes posible y en trámite sumario, aunque respetemos
y vulneremos la postura de Gandhi quien sostenía que “ojo por ojo y el mundo
acabará ciego”.
La organización internacional Justicia y Paz
sostiene que “Al llevar a cabo la ejecución de una persona desechamos
irrevocablemente toda posibilidad por muy remota que sea, de un
arrepentimiento, de una conversión o una reconciliación posterior, excluimos
definitivamente la posibilidad de una evolución moral y del desarrollo de una
conciencia”. Tomemos conciencia entonces que no mataríamos a un hombre por
matar, sino para evitar que más seres sean matados.
Es imposible que reincida un criminal
muerto, aunque a la sociedad le quede en el alma ese amargo sabor que provoca
en su seno eso de morir de pena,
O en la ternura de los 9 años, como Umma…
¿El aumento
mejorará la prestación?
EL PRECIO DEL BOLETO URBANO YA REQUIERE
INSTAURACIÓN DE PLANES DE AHORRO PREVIO
Se hace cada día más complicado eso de
intentar conciliar el sueldo o la mensualidad que se recibe, a veces
inalterables pese al paso del tiempo, con los precios y su eterna vocación
alcista, existan o no motivos que la justifiquen, salvo el famoso y repudiable
“por las dudas” tan de moda entre nosotros, los sufridos argentinos que con el
tiempo y al paso que vamos, volveremos a tener para asombro mundial, billetes
de un millón de pesos, y a lo mejor
desde el poder creen que considerándonos todos millonarios, aflojarán las
demandas de controles sobre lo que es el precio de venta al público de
cualquier producto.
Históricamente, todos los modelos de control
fracasaron estrepitosa y costosamente, porque cada implementación de algo
distinto, arrastró un costo sideral que el tiempo de la vigencia de cada
publicitada medida no alcanzó a enjugar.
Y para estos casos el mundo mediático se vio indirectamente beneficiado por las
enormes erogaciones que se hicieron desde el gobierno para tratar de
convencernos que eso de los precios bajo control era parte de la batalla contra
la inflación, cuando en tal sentido llevamos varias guerras perdidas.
En la historia, al menos en la que más se
recuerda, existió tan sólo una victoria, la que obtuviera Juan Perón siendo
presidente, con la aplicación de la Ley contra el agio y la especulación, que
contenía la aplicación de severas represalias a los transgresores, recordándose
en tal sentido que no era cuestión excluyente de multas o cierres temporarios,
sino de secuestro de mercadería, cierre definitivo de los negocios violadores
de la ley y en el caso de comerciantes extranjeros, su lisa y llana deportación
tuvieran la nacionalidad que tuvieran.
En los últimos años nos atosigaron con
precios controlados, precios justos, controles estrictos y otros versos por el
estilo que no dieron ningún resultado porque en forma paralela aumentaba
asimismo la inflación y aparecían los mecanismos comerciales que burlaban el
pago de impuestos al no entregar las facturas respectivas, minimizar los montos
y otras jugarretas que se fueron desbaratando para acentuar la decrepitud
comercial y caída de los consumos.
Pero el caso que hoy nos ocupa y en cierta
medida más nos indigna, es el tema del nuevo precio en el boleto del mediocre
transporte urbano de esta ciudad; se fue redondeando los 340 pesos de un
momento para otro, aplicándole un duro golpe a las economías familiares,
tomando en cuenta que esos núcleos sean del tipo de pareja con dos hijos en
edad de utilizar el transporte público.
¿Por qué un precio tan elevado, si podemos
exigir del poder central que en homenaje a la justicia distributiva, nos
beneficie con los mismos subsidios que recibe la capital nacional? Por otra parte, se impone recomendar tanto a los prestatarios privados como a los gremios
de la actividad, una moderación de sus propias angurrias, en beneficio de
quienes sostienen un sistema tan perverso, donde a veces las trenzas entre
prestatarios, operadores del sistema y el poder concedente, acuerdan en las sombras
el precio de un boleto muy por encima de lo que el público, que es permanente
rehén, pueda afrontar.
No son tiempos para derroches, sino para
tener algo de empatía social, achicando el Estado y sus gastos monumentales
como inoportunos, en beneficio de la población que ya llegó al límite de la
tolerancia, si hablamos desde el bolsillo.
Y no olvidar aquello tan viejo como la
espalda, que “los pueblos que agotan su paciencia, suelen hacer tronar el
escarmiento”. Y de esa alternativa estamos peligrosamente cerca.
Megacausa Registro de la Propiedad
PRISIONES PREVENTIVAS: ES TAN ETERNA COMO
ESTÉRIL LA
LUCHA POR DESTERRAR SU ABUSO
La Real Academia Española define el término interpretar como explicar o declarar el sentido de algo. En
materia jurídica significa buscar el espíritu de las leyes, su intencionalidad,
qué es lo que quiso o quiere decir. Gran tarea encomendada al Poder Judicial.
Resulta contundente el jurista Jiménez de Asúa al afirmar que la
interpretación es un acto de conocimiento y no un acto de voluntad creadora de
preceptos jurídicos, y está dirigida a establecer aquello que fue establecido
por la norma y no lo que el intérprete estime conveniente
Entonces, pese a la inevitable humanidad judicial, en ningún caso la
interpretación puede convertirse en caprichosa y arbitraria. En la causa del
Registro de la Propiedad de Córdoba, la ley que establece que la prisión
preventiva debe ser excepcional "se interpretó" aunque pocos lo
crean, como todos presos. El principio que establece la inocencia hasta el
juicio "se interpretó" como culpables hasta que demuestren lo
contrario.
La lógica del juicio previo a la condena "se interpretó"
como llegar al juicio con la condena cumplida. La normativa de jueces
distintos para preservar la imparcialidad "se interpretó" como una
comisión especial juzgadora. La prohibición de juzgar a las mismas personas por
lo mismo "se interpretó" como reciclar a los mismos imputados para
nuevos juicios.
Y en la vereda contraria, acusaciones contra funcionarios de altos
cargos “se interpretaron” desde algunos sectores, caprichosamente, como hacer
oídos sordos, no citarlos ni molestarlos y la denuncia contra el Juez, de haber
recibido coimas, pese a realizarla el Fiscal, “se interpretó” como archivarla a
falta de mérito. En tales interpretaciones no parece haber conocimiento ni
ajuste a la norma, y sí, creación de preceptos caprichosos y arbitrarios,
pendientes de descubrir su intencionalidad o conveniencia.
Ya perdemos el tiempo y la batalla
CAMBIOS NI PROGRESOS SE ADVIERTEN EN LA
INTENCIÓN POR RECUPERAR
LA SEGURIDAD
Parece que el drama de la inseguridad que
nos sigue acosando no tuviera salida al menos en lo inmediato, porque basta con
seguir los acontecimientos que ventilan los medios periodísticos, para tomar
una real dimensión de lo que nos agobia, con el crecimiento exponencial de los
índices delictivos, aunque desde el poder se empeñen en comprar equipos,
cambiar nombres, mostrar fotos de flotas vehiculares aunque después digan que
no alcanza el combustible, y otras maniobras distractivas que bloqueen la permanente
demanda de acción que se plantean en especial los barrios aunque en el centro también crece
la delincuencia.
Sigue vigente esa costumbre visual de
repartir policías bisoños al calcularles la edad, en las plazas barriales, por
algunos sectores críticos, equipados con tecnología pese que a los celulares
los usen para comunicarse cuestiones particulares entre ellos, como esa otra
función de “zorros grises” que se les encomienda en los puentes porque hace
tiempo que los hampones se avivaron que por allí no deben pasar ni bañados en
agua bendita, porque sería para caer entre rejas.
Decía que los reparten en los barrios desde
la mañana y el vecino al principio aplaudía porque se mostraban, caminaban,
miraban e imponían respeto de presencia, pero el problema es cuando les asignan
lugares estáticos y para colmo, se los llevan cuando empieza a oscurecer, que
es la hora que los ladrones y otros marginados de la ley aguardan para entrar
en acción en cualquier punto de la ciudad, pero especialmente en los barrios.
Cambiaron hombres, tiraron decenas de orejas
y otros retos hacia todas las jerarquías, pero no me digan ahora que han
descendido los índices delictivos porque si se sostiene tal explicación, ya
caeríamos a sospechar que son las mentiras las que prevalecen.
Los cordobeses tanto de la capital como del
interior merecemos estar protegidos, pero ningún objetivo se logrará con una
policía estática, inmóvil cuando la realidad impone el patrullaje permanente,
la recorrida de efectivos en lugar de momificarlos en las esquinas más
concurridas para que los vean.
Los cordobeses queremos ver, si, a la
policía de la acción con imaginación y compromiso y no a hombres uniformados
y armados que por carecer de directivas
coherentes, están más de adorno que de soluciones.
Supimos tener, tiempo ha, una policía de la
que nos sentíamos orgullosos, pero eso ha pasado a engrosar la memoria de los
ayeres, cuando lo que necesitamos, imperiosamente, es la vigencia de lo actual.
Sobre todo, porque lo merecen esos hombres y
mujeres honestos y sacrificados que integran la fuerza azul pero seguramente,
por eso de la experiencia callejera, no están orientados profesionalmente como
las circunstancias lo están demandando.
Hemos perdido demasiado tiempo por falta de
prevención y es hora de recuperar todo lo malgastado.
Sin dudas, también es parte de la crisis
LOS DÍAS PASAN Y LA TEMPORADA TURÍSTICA NO
MUESTRA LO QUE SE ESPERABA DE
AFLUENCIA
Es imposible en cualquier parte del mundo,
pretender dominar a la madre naturaleza, exigiéndole tiempos propicios para
apoyar las temporadas turísticas para alimentar una actividad, que al ser
considerada tiempo atrás como “la industria sin chimeneas”, ha pasado a ser
sostén de innumerables conglomerados que viven de lo que gastan desde cientos
hasta miles de visitantes, y si es durante todo el año, mucho mejor, como eso
de “Córdoba siempre de temporada”.
Lo más probable es que en estos momentos
críticos que viene arrastrando nuestra economía, el turismo o el paseo de fin
de semana hayan pasado a ser suntuarios por sus elevados costos, y ni hablemos
de los viajes al exterior teniendo en cuenta la decrepitud de nuestra moneda,
porque todo lo que imaginemos ahora nos resulta demasiado costoso, cada vez más
alejados de aquellos tiempos en que un viaje al sur de Brasil, a Chile o a
Uruguay nos servía para pasear y de paso comprar ropa, electrodomésticos,
cambiar las gomas del auto y hasta traer medicamentos que aunque parezca
mentira, los fabricados aquí en Argentina resultaban más caros que trayéndolos
del exterior.
Entonces, lo trascendente es ubicarnos en la
posición de receptores del turismo, porque no sé si por curiosidad o por qué
otro factor, me consta que en el extranjero existe una marcada tendencia a
considerarnos de manera especial como anfitriones, pese a que sin dudas el
principal atractivo sea la enorme diferencia que existe entre los valores
reales de las monedas de cualquier parte del mundo, en comparación con la
nuestra, que como se sabe ostenta el mayor índice inflacionario del planeta
Tierra.
Y aprovechando esa circunstancia que en
mucha medida nos favorece, debiéramos ser más pícaros a la hora de atraer y de
atender a los turistas, evitando los sobreprecios con el propósito que tal
acción los transforme en bienvenidos visitantes futuros, que es lo que más
debemos asegurarnos para que ingresen divisas y podamos afrontar los
descomunales compromisos contraídos con préstamos del exterior, obviamente en
dólares, euros o dinares kuwaitíes.
Alguna vez debemos desterrar de nuestra
geografía provincial, aunque con proyección nacional, esa maldita pretensión de
salvar el año con la cosecha de un par de meses, porque esa errada y pijotera visión
de futuro es lo que nos lleva después a ser considerados como exponentes
principales, a la hora de espantar con los precios a quienes nos visitan.
Tenemos de todo para ofrecerles: paisajes,
arte culinario, serranías para muchos insospechadas por su belleza, climas
benignos para elegir durante todo el año, flora y fauna con atractivos propios,
un mar interior con atardeceres memorables y -bien vale resaltarlo- hasta un
faro sin mar casi en el centro de nuestra acogedora capital.
Pero lo más importante que debemos ofrecerle
al visitante somos nosotros, la gente, utilizando nuestra bien ganada fama de
anfitriones generosos, comercialmente honestos y orgullosos de mostrar, sin
necesidad de meterles las manos en los bolsillos o manoteando sus tarjetas de
crédito, que siempre estamos y seguiremos estando esperándolos con los brazos y
el corazón abiertos, como cuadra a todos los cordobeses de ley…
Nuestra crítica situación y la realidad
DESPEDIDA CON UNA ACTUALIZADA SENTENCIA
ATRIBUIDA AL GENIO DE NICOLÁS
MAQUIAVELO
Ahora para la despedida, un
aislado párrafo atribuido a
Nicolás Maquiavelo acerca de “su
rara teoría: que gira
alrededor de
que en una sociedad donde predominan
los valores
de la corrupción, el conductor político no
debía tener reparos
en utilizar prácticas de ese tipo,
para asegurar una buena gobernabilidad y
garantizar
la prosperidad
de su país”. El
párrafo aparece en la pág
75 del libro “Maquiavelo
no conoció a los argentinos”
del brillante ensayista porteño
y ‘provincializado cordobés’
Enrique N’Haux a
comienzos del siglo
actual, y como
si hubiera sido ayer. Literalmente, una verdadera
joyita.