Desgrabación de comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos” del domingo 20 de abril 2e 2014, emitido por
AM580 Radio Universidad de Córdoba.
AQUEL 19 DE ABRIL DEL ‘87
Fueron muchas, demasiadas, horribles, las horas que los argentinos
vivimos en vilo, al borde del desastre con la posibilidad de un retorno a los
tiempos del espanto, del secuestro, de la capucha, de la tortura y de la
muerte.
Allá en el ‘87, cuando la elite militar
argentina aún conservaba poder, armas y nostalgias, ese señor que ocupó la
presidencia de la Nación
tuvo el compromiso, la templanza, la valentía y la grandeza cívica de
enjuiciarlos, cuando todavía perduraban entre ellos la soberbia, la revancha y
ansias de impunidad, distintivos de la derrota a manos de la democracia.
Si la historia, los derechos humanos y el
nunca más tienen un padre, ese es Raúl Alfonsín porque enfrentó a la ignominia
del cuartelazo en días que las sangrantes heridas recién comenzaban a
cicatrizar.
Después, descolgar cuadros de uniformados
era fácil porque ya habían mordido el polvo del fracaso, lo mismo que reflotar
una dudosa paternidad de aquellos derechos humanos, reivindicados por el
ejemplar restaurador de la democracia y de la libertad.
Han pasado 27 años y un día, demasiado pocos
en la historia pero suficientes para ser honestos y sinceros cuando miramos
hacia atrás.
Nunca es bueno apropiarse de banderas ajenas.
Ni siquiera en calidad de préstamo por
algunos años, porque el tiempo, siempre el tiempo y la memoria, son los únicos
e insobornables dueños de la verdad.
LA CRUCIFIXION EN LUNFARDO
Para esta Pascua de
Resurrección, la cristiandad celebra con toda la pompa después del clásico
recogimiento, aquel milagroso acontecimiento emergente del sacrificio de Jesús.
Rondan por el mundo mil expresiones
distintas de abordar el drama de la crucifixión, pero ninguno -y esta es una
apreciación netamente personal- tan fuerte y tierno como su versión lunfarda,
más aún por tratarse de la creación de un cordobés no tan conocido como pudiera
suponerse.
Dimas, el buen ladrón, crucificado a la derecha de
Jesús, era galileo y dueño de una posada.
Asaltaba a los ricos para favorecer a los pobres y aún siendo ladrón, se
parecía a Tobías, pues solía dar sepultura a los muertos, saqueaba a la turba
de los judíos; robó los libros de la ley en Jerusalén, dejó desnuda a la hija
de Caifás, que era sacerdotisa del
santuario, y sustrajo el depósito secreto colocado por Salomón.
Gestas, el mal ladrón, a la izquierda de Jesús, solía con
su espada matar a viajeros, y a otros
los dejaba desnudos y colgaba a las mujeres de los tobillos cabeza abajo para
cortarles después los pechos, y tenía predilección por beber la sangre de los
miembros infantiles; nunca conoció a Dios; no obedecía a las leyes y venía
ejecutando tales acciones, violento como era, desde el principio de su vida.
Ya en nuestros tiempos, Enrique Otero
Pizarro fue abogado, juez, educador, ministro y también pintor, poeta y
boxeador.
Su obra
literaria no es abundante. Escribió cuentos, teatro y poesía. En Buenos Aires,
en 1967, se estrenó su drama “El proceso de Don Juan”.
Enrique
Otero Pizarro, que había nacido en Córdoba allá por 1915, fue un atildado
sonetista, parafraseó a Lope de Vega y abordó temas tan delicados y hondos como
el de ciertos pasajes bíblicos que se refieren a Jesucristo, cuya
desacralización no resulta para nada irreverente, aunque sí grotesca por la
conjunción de gracia y patetismo que alcanza especialmente con la utilización
del lunfardo.
Acostumbraba a firmar sus sonetos, que
quedaron inéditos, con el seudónimo de Lope de Boedo.
Precisamente
de la brillante antología que elaborara Luis Alposta, es para recordar esta
magnífica pieza de Otero Pizarro que don Edmundo Rivero me regaló de su puño y
letra, en ocasión de una nota que décadas atrás le realizara para La Voz del Interior en una de sus
visitas a Córdoba.
Prefiero que este magnífico locutor, Sergio
Oro, lea ese soneto.
DOS LADRONES
Hay tres cruces y tres
crucificados.
En la más alta, al diome,
el Nazareno.
En la de un güin lloraba
el chorro bueno
mangándole el perdón de
sus pecados.
Escracho torvo, dientes
apretados
mascaba el otro lunfa el
duro freno
del odio y destilaba su
veneno
con el rechifle de los
rejugados.
¿No sos hijo de Dios?
¡¡Dale!! ¡¡Bajate!!
¿Sos el rey de los
moishes? ¡¡Arranyate!!
¿Por qué no te bajás?
¡¡Dale, che guiso!!
Jesus ni se mosquió.
¡Minga de bola!
Y le dijo al buen chorro
estate piola
que hoy zarparás conmigo
al Paraiso.
Como se advierte, de ninguna manera se puede
tomar como una expresión ofensiva la utilización de un lenguaje marginal para
un tema de tamaña sacralidad en la historia del cristianismo, sino más bien que
es una manifestación del decir popular abordada con el debido respeto.
Es preferible, siempre, recordar la
veracidad de la historia en una reivindicación de la memoria, sin que mucho
importe la manera de hacerlo porque en definitiva se hace.
No hay peor y más cruel desmemoria que el
olvido.
DESESPERACION
POR RECAUDAR
Desde tiempo atrás, casi remontándonos al
primer gobierno provincial del PJ luego de la recuperación de la democracia, ha
sido ímproba la tarea de la oposición y de otros sectores de la sociedad
alejados de la política, por conocer cifras honestas acerca del endeudamiento
del Estado cordobés.
Imposible saber actualmente los números de
lo que se debe y no es cuestión de andar averiguando con demasiada profundidad
porque nos encontraríamos con cientos de situaciones que a lo mejor son legales,
pero demuestran de qué desaprensiva manera se dilapidan los dineros que
mediante tributos, tasas, impuestos o como les quieran llamar, aporta la
sociedad.
Una sociedad que está harta de reclamar por
servicios que se cobran y no se prestan, por una seguridad que se paga pero no
existe, por una salud comunitaria plagada de falencias, por una educación que
no llega nunca a cumplir con el calendario escolar, con caminos que no se
tienden, con viviendas que cuando se construyen al poco tiempo se caen a pedazos,
con una justicia pachorrienta por falta de equipamiento tecnológico … y es
posible seguir hasta casi el infinito.
Pero Córdoba se endeuda con obras y gastos
tan inoportunos como innecesarios, verdaderas ofensas al ausente sentido de las
prioridades que luce la mayoría de los más encumbrados funcionarios.
Tenemos un faro sin mar, puentes sin ríos,
carnavales que pretendieron inyectarnos una alegría de utilería, la penosa e
inhumana postergación del pago de jubilaciones, una vergüenza nacional con lo
que se pretende esconder el estallido financiero de la Caja y los desmanejos
partidistas que la llevaron a tal estado de calamidad; las elevadas cifras que
se erogan en innecesaria publicidad mediática que solo persigue instalar al
gobernador en una delirante aventura presidencialista, como si pudiera arreglar
el país dejando a Córdoba en su actual estado de postración.
Es más simple, barato y demagógico echarle
la culpa a la Nación
que pensar con inteligencia y ponerse a trabajar para ver cómo ahorrar o no
malgastar.
Entonces cuando llega la tormenta del
reclamo social que es imposible responder con obras y gestión, se apela a todo
lo que pueda servir para recaudar, en lugar de racionalizar el gasto, dejarse
de meter gente para que no haga nada pagando favores, y seguir diciendo que son
los mejores, declamaciones que surgen desde el pantano del propio fracaso.
Remitir al policíaco Veraz casi 100 mil
multas de la policía Caminera -muchas dudosas e inventadas- es una coacción sin
precedentes, porque supone el barato escrache contra quienes son sancionados
por la ley, virtualmente sin posibilidades de defenderse, por parte de un
gobierno que necesita con desesperación equilibrar sus números.
Promediando el alevoso costo de las multas y
haciendo un promedio de 3.000 pesos, recaudarían más de 300 millones para
achicar los miles de millones que se deben y se me hace que se trata de una
experiencia piloto para “ir por más” con otros tributos.
No se dan cuenta quienes gobiernan que el
pueblo ya cansado de promesas y de ver que en casi 15 años de justicialismo
vamos para atrás, es remiso a tributar porque advierte que esos dineros que
para muchas familias significa un sacrificio aportar, no se ven en lo que
tendrían que recibir por parte del Estado.
Es una
callada y no estructural rebelión fiscal, nacida de la desesperación y la
carencia frente al prepotente atropello de las políticas recaudatorias apoyadas
en la extorsión, a las que ni siquiera apelaban los desgobiernos de facto.
Las inhabilitaciones comerciales y de otras
operaciones, emergentes de la inclusión de deudores fiscales en el Veraz, le
pueden resultar demasiado caras a la Provincia no tan solo por las derivaciones
judiciales que pudieran tener, sino por el estilo patoteril -en lo administrativo-
de cobrarle a la gente por beneficios que no recibe.
Parte de los temores del delasotismo y de la
mala dirigencia del PJ en general, está en la posibilidad de un cambio en el
signo político que gobierna a Córdoba.
Cualquier otro que llegue y si no hay
trenzas mediante que consagren la impunidad, naturalmente lo primero que hará
será investigar.
Y Bouwer resultará insuficiente.
CONFLICTO
EN LA VOZ DEL
INTERIOR
Como lo habrán advertido, los periodistas de
La Voz del
Interior, salvo los editores, no firman los artículos que aparecen en la
edición de hoy.
Adoptaron tal determinación en protesta por
la dilación en las reuniones paritarias y la negativa patronal de no mejorar su
oferta del 26 por ciento a pagar en dos cuotas, una ahora y la segunda en
octubre.
Todo indica que las empresas se quejan de la
inflación, pero les encanta tenerla de su lado.
D’ELIA,
LEJOS DEL MEA CULPA
Son muchas las historias que se tejen, la
mayoría con espíritu de rechazo, acerca del agresivo Luis D’Elía, más allá de
las descalificaciones que lo ubican como quebrada su muñeca o jefe de una
numerosa familia íntegramente empleada en el Anses con suculentas
mensualidades.
Si todo eso es cierto o es una despiadada y
gigantesca mentira es lo de menos, porque lo que trasciende a la gente es su
conducta patotera, violenta, provocadora y de mala leche.
Quebrada su sociedad inicial con Castells,
auténticos padres del piquete que fuera una genuina expresión de protesta,
D’Elía prefirió codearse con los que mandan y se colocó en una postura
abiertamente oficialista contra viento y marea, enarbolando un estandarte de
lucha frente a lo que considera su enemiga: la puta oligarquía.
Frecuentador -por curiosidad- de las
pantallas y los micrófonos, este espécimen que por momentos se erige en un
salvavidas de plomo para ciertas situaciones, fue primer actor de una
dramatización enloquecida e infartante, para descalificar a Duhalde por su
aproximación al “massismo” que es la oposición más visible al gobierno nacional.
Desencajado, a grito pelado y con una
alteración cercana a lo demencial acusó
de narcotráfico, negociados y otras deshonestidades al ex gobernador de Buenos
Aires y expresidente.
Olvida este veleidoso personaje, otrora
piquetero y ahora referente K, que uno de los inventos del “zabeca de Quilmes”
fue la postulación de Néstor.
Alguien de buena voluntad, debiera
suministrarle a D’Elía una dosis doble de “Memorex”.
COLETAZOS DE LA MEGACAUSA
El 9 del corriente mes se
sancionó la Ley Provincial
10201 que modifica el Código Procesal Penal de Córdoba en lo que refiere a
prisión preventiva, restricción de la libertad, detención, prisión y embargo.
Esta nueva ley, que el
Diario Judicial titula "Influencia del Fallo de la Corte", se sancionó precisamente
pocas semanas después del fallo “Loyo Fraire”, por el cual la Corte Suprema de
Justicia de la Nación
instó al Tribunal Superior de Justicia de la provincia de Córdoba a modificar
su postura en cuanto al otorgamiento del cese de la prisión preventiva,
ajustándose al mandato constitucional y a las normas internacionales.
Sin embargo, este llamado de atención de la Corte disparó una veloz
reacción por parte del Poder Legislativo que culminó en una modificación del
Código que otorga nuevas herramientas a los jueces a la hora de dictar la
prisión preventiva.
Más allá de discutir
sobre la necesidad o no de modificar un Código Penal, sí está claro que esto no
puede realizarse sin la participación y la aprobación de las instituciones
idóneas, aquellas que entienden en la materia, y mucho menos sin un adecuado
tiempo de reflexión.
El respeto y apego a las
leyes comienza en las instituciones.
Si los poderes del Estado
son utilizados para defender interpretaciones locales en forma cuasi caprichosa,
sin respeto a la autoridad superior ni a la Constitución a la que
están obligados, en Córdoba al menos, la obtención de verdadera y legítima
justicia pasa a ser una utopía.
EL
CENTRO EN TINIEBLAS
Parece mentira que las autoridades
municipales, en todo sentido, tengan tan escasas luces y pretendan hacernos
creer que están poniendo orden en la ciudad, mientras el tránsito sigue siendo
caótico, al sistema de transporte casi no se lo entiende por los continuos
remiendos, la recolección de basura es ciclotímica y la peatonal sigue invadida
casi como siempre.
Dejo de lado por repetidas hasta el
cansancio, aquellas oscuras actitudes del sindicato municipal de confrontar de
manera permanente para imponer reclamos y caprichos.
Pero lo que sorprende, es que en plena
Semana Santa una gran parte de la manzana jesuítica, patrimonio de la Humanidad, permanezca en
tinieblas a la noche, cuando recibe la visita de cordobeses y muchos
extranjeros que con sorpresa, no se explican tamaña situación.
Varios son los comerciantes que se quejan
con justa razón y pongamos por ejemplo la segunda cuadra de calle
Independencia, donde para vergüenza han sido derribadas tres columnas de luz y
no fueron repuestas y si no fuera que la buena voluntad se pone por encima de
la desidia, es una suerte que las luces de los negocios alumbren las absurdas
tinieblas municipales.
La oscuridad es madre del arrebato y de la
mugre porque las luminarias no se reponen y eso que le llaman alumbrado
público ha dejado de existir, en una
ciudad donde los impuestos no son baratos.
A lo mejor con un viajecito menos de esos
que se hacen para festejar algo, se podría solucionar lo de un sector de
Córdoba que en lugar de representar un orgullo, es una muestra de abandono.
Parece mentira y es ridículo que esto ocurra
a escasos cien metros de la Plaza San
Martín y de la Catedral.
Si así es allí, tenemos una cabal idea de lo
que sucede en la periferia.
¿Se acuerdan aquello “de la periferia al
centro”?
Ahora es solo de un despacho a otro
despacho.
Los turistas en la manzana jesuítica no
sacaban fotos de las iglesias, sino de la bsura acumulada en el sector.
Toda una invitación para que nos vuelvan a
visitar.
LOS
HICIERON Y AHORA LOS PROHIBEN
Es gracioso a veces advertir la interesada
desmemoria de muchos políticos, especialmente cuando pasan de la vereda de la
oposición a la lucrativa comodidad del oficialismo.
En este sentido no viene al caso hacer
distingos del nivel provincial y nacional, porque en esta cuestión puntual son
absolutamente iguales.
Tanto el delasotismo como el kirchnerismo,
ambos de raigambre justicialista, se hartaron siendo oposición de armar
barricadas, usar pirotecnia, quemar gomas, alentar y pagar a piqueteros y de
violar el derecho ciudadano a la libre circulación, sin importarles
absolutamente las consecuencias en la sociedad.
Y ahora, ambos segmentos peronistas con la
sartén por el mango en ambas jurisdicciones, se han puesto brígidos y pretenden
demoler aquella modalidad de protesta que con tanto ahínco solían encarar.
Ahora pretenden que los disconformes
respeten algo que ellos violaron sistemáticamente, que es el derecho que ampara
a los demás, a los que no son parte de un determinado conflicto.
La hipocresía los empuja a intentarlo con la
fuerza de la ley, una ley que ellos olímpicamente desconocieron dando fuerza a
las actitudes vandálicas que ahora se empeñan en repudiar, y pretenden
erradicar para su propia tranquilidad, esa tranquilidad ciudadana que tantas
veces destrozaron.
La seriedad política reclama coherencia y si
es posible, algo de buena memoria.
El paso de incendiarios a bomberos está
reservado solo a los débiles, a los pusilánimes, a los que carecen de válidos
argumentos para intentar cambiar las cosas.
Un tema es el rol que asume quien tiene un
pelotón de fusilamiento a sus órdenes, y otro es el papel del pobre infeliz que
espera la descarga con los ojos vendados.
Ahora lo advierten con el temor en carne
propia, que las balas no son de fogueo.
LA CASA ¿EN ORDEN?
Si desde el poder sostienen que la
inflación de marzo fue de solo dos
puntos y pico, es mucho lo que no está en orden si se ajusta a una realidad que
nos indica que esos números han vuelto a su vieja costumbre del dibujo.
Es probable que mucho tenga que ver con esto
la inminencia de las paritarias más conflictivas, donde se tomará en cuenta lo
que el Indec ha diseñado para que las exigencias no se desmadren, lo que puede
ocurrir si se aplica la estimación real de la inflación.
No es necesario que el país cuente con 40
millones de economistas dispuestos a un análisis pormenorizado de la situación,
porque lo diario, lo cotidiano, lo doméstico, es lo que ubica a las cifras en
su genuina incidencia en el presupuesto familiar.
Técnicamente es comprensible que para la
evaluación mensual se desglosen alimentos, indumentaria, recreación,
medicamentos y otros rubros, pero con sentido práctico, al saber que los
combustibles aumentaron más de un 5 por ciento no es necesaria tanta ciencia,
para tener la certeza que el bolsillo ciudadano ha sufrido más que ese dos y
pico por ciento que se nos pretende hacer creer.
Bien sabemos que la única manera de
enfrentar una crisis y darle batalla, es conocer la realidad de la situación y
evitar ser víctimas de los ocultamientos y de las negaciones.
No hay médico en el mundo que sea capaz de
aplicar exitosamente una terapia determinada, si el padre del paciente -o la
madre- le miente los síntomas.
En esto, como en todo, es la verdad lo que
nos hará libres.