Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” nº 704 del 18/12/91 emitido en dúplex por AM580 y FM88.5 ambas
dependientes de Radio Universidad Nacional de Córdoba.
Quedan 2 años cruciales
¿HABRÁ SIDO UN SHOW PARA DESEMBOCAR
EN LA GOBERNABILIDAD MEDIANTE LOS DNU?
Por los comentarios que se
escuchan, y tantos análisis de personajes especializados en política y
economía, ha sido un golpe demasiado duro para el gobierno lo acontecido con el
tratamiento del Presupuesto para el año 2022 que fue rechazado cuando el oficialismo
estimaba que en Diputados tenía los votos necesarios para su aprobación.
Y es en este tipo de
situaciones que se multiplican las versiones, los por si acaso, los no tan
seguros conceptos y ciertas elucubraciones que llevan el asunto al terreno de
las adivinanzas, en el que frecuentemente caen los incautos o poco conocedores
del arte de gobernar.
Dentro del cúmulo de versiones
circulaba esa que señalaba a La Cámpora como iniciadora del operativo tendiente
a la aprobación del proyecto aunque los hechos descalificaron esa posibilidad
pero le agregaron otra, que no pocos consideraron de suprema inteligencia, como
lo era eso de dejar las cosas como quedaron tras la votación y darse el gusto -muy
costoso por lo general- de pasar dos años gobernando mediante la aplicación de
decretos de necesidad y urgencia porque de paso les da tiempo de negociar votos
para que esos mecanismos sean debidamente refrendados en su momento de su
aplicación como salida a la frustración del trámite legislativo.
Pero en el ambiente giraron
otros pormenores que sirvieron para un previo pase de facturas desde el PRO,
con el argumento que en distintas etapas del kirchnerato debieron resignarse a
no tener aprobados los presupuestos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con Rodriguez
Larreta, en la provincia de Buenos Aires con María Eugenia Vidal y en el país,
durante la presidencia de Mauricio Macri, así que con tal argumento pensaron
que bien podían oponerlo para equilibrar procederes y consecuencias.
Todo parecía encaminado:
después de un largo debate la oposición iba a apoyar el pedido del oficialismo
para pasar el Presupuesto 2022 a comisión y continuar la discusión
parlamentaria este cercano marte pero al tomar la palabra el actual presidente
del Justicialismo Bonaerense, Máximo Kirchner en un par de minutos lo cambió
todo.
El también titular del bloque
del Frente de Todos y referente de La Cámpora aseguró que la elección de 2019
"definió quién gobernaba la Argentina" y pidió votar "por si o
por no". "Terminemos el show", fue la frase del hijo de la
vicepresidenta que generó ecos diversos en las paredes del recinto.
Tal intervención fue reprobada
por la oposición y, al instante, el diputado Cristian Ritondo (PRO) señaló que
tras esas palabras, el bloque opositor no iba a votar a favor del pase a
comisión del Presupuesto 2022 como lo habían acordado internamente.
Se sumaron los conceptos de
Mario Negri de la UCR y de Alejandro Rodríguez del Peronismo Federal, quienes
adelantaron que también habían cambiado su decisión por las palabras de Máximo
y votarían en contra del pase a comisión.
En homenaje a la historia, bien
vale consignar algunas palabras que pronunciara el exaltado dirigente, hijo de
ExElla y de Néstor: “Presidente, presidente, presidente... Habiendo en esta
Cámara un exvicepresidente presente, un exvice de gobierno presente y una
exgobernadora de la provincia de Buenos Aires y un expresidente de esta
Cámara... me llama la atención poderosamente el comportamiento que está
teniendo también un exministro del Interior del gobierno que nos
precedió", mientras arreciaban los gritos del resto de los legisladores.
Y Máximo no se calló: "Me
llama la atención el comportamiento que están teniendo ante una situación
gravísima que dejaron cuando endeudaron este país en 44 millones de
dólares".
Ante la reprobación de la
oposición en el recinto, Máximo buscó callarlos. "Aprendan a
escuchar", repitió nada menos que ocho veces y Sergio Massa pidió
silencio. Pero cuando ese silencio volvió a la sala, el diputado del Frente de
Todos continuó con sus provocaciones: "Bien, nos vamos
entendiendo...".
"Teniendo en cuenta la
presencia de tan distinguidas personas que ocuparon tan altos cargos producto
de la elección, claro que leemos los resultados de las urnas, y esta es una
elección intermedia", consideró, en relación a las legislativas de
noviembre.
Pero señaló: "La del '19
definió quién gobernaba a la Argentina. Uno lo que quiere es que podamos votar.
Es el pedido que recibimos de nuestro Presidente", gritoneó Máximo.
"El Presidente se compromete
a mandar estos proyectos al Congreso como es el que vendrá cuando sea el
acuerdo del Fondo Monetario Internacional. Ojalá hubiera sido en el pasado tan
meticulosa y aguda mirada de quienes hoy son oposición para pedir que tamaño
endeudamiento pasara por este Congreso para cuidar la democracia".
Y el joven dirigente se
permitió el uso de la ironía al consignar que: "Quizás fue la cobardía
también de no poder mandar ese proyecto (en relación al FMI). Votemos por sí o
por no y terminemos el show".
Llama la atención tal
intervención, porque la cosa venía bien, tranqui, hasta que el hijo de, fue
quien en un arranque de protagonismo, buscó el camino del show que terminó con
la intención que abrigaban los legisladores con relación al proyecto que estaba
en discusión. Massa le dio la palabra a Ritondo (PRO), quien fue categórico en
su respuesta y planteó que la decisión de su bloque había cambiado y votarían
en contra del pase a comisión.
“Presidente, hasta la reciente
intervención del presidente de su bloque (por Máximo), mi bloque iba a acompañar,
ahora no lo hará. "¿Sabe qué pasa? -se
preguntó- nos tenemos que respetar. Uno tiene que entender cuándo uno gana y
cuándo uno pierde. Nos tenemos que respetar, diálogo es respeto al otro",
agregó, entre aplausos de unos y silbidos de otros.
Por supuesto, una alusión que
nada tiene que ver con ese curioso concepto kirchnerista de lo que significa
ganar perdiendo o perder ganando… Y Ritondo cerró sus palabras diciendo que “Si
quieren dialogar, no lo digan en la campaña porque cuando ganan no dialogan y
cuando pierden tampoco”, exclamó.
Mario Negri se sumó a Ritondo
sosteniendo que "Los errores se pagan y a la responsabilidad hay que
asumirla. Cuando uno tiene la responsabilidad de ser la mayoría, hay cosas de
las que no se puede dar el lujo, si además tienen la responsabilidad de creer
que tenían la mayoría para algo que estaba en minoría, lo que tienen que tener
es templanza, no calentura ni agraviar".
"Inevitablemente, las
respuestas deben ser a la altura de lo que se ha hecho. El pase a comisión lo
debe votar el oficialismo y quienes los acompañan. Nosotros no lo vamos a
acompañar", concluyó.
El resto es conocido: la
votación fue adversa para el poder nacional, con lo que se abre un nuevo tiempo
de expectativas.
Roguemos que la situación sea
ponderada como tal, que se calmen las calenturas y que se mire hacia el futuro
dejando de lado las chicanas y los estériles enfrentamientos.
Pese a las infortunadas
experiencias
SIN REACCIÓN OFICIAL SOBRE EL FRACASO DE
UN NUEVO INTENTO POR CONGELAR PRECIOS
Suele ocurrir que tras
resonantes fracasos en un cometido, los responsables buscan enmendar errores
perpetrados a sabiendas o no y encaran medidas que permitan cuanto menos disminuir
los consecuentes efectos nocivos de un derrape.
Parece no figurar en el libreto
ni en las plataformas e intenciones de los actuales gobernantes una medida
dinámica, urgente, imaginativa, creativa, que permita superar el anunciado
fracaso de una nueva experiencia de congelamiento de precios, en los que se
gastaron millones y millones de pesos en promocionar lo que decían serían
óptimos resultados, que finalmente no se dieron y no son tiempos de andar
buscando a los culpables del papelón porque los conocemos a todos.
Lo que sí se impone, es tomar el
problema en su real dimensión y aportar mecanismos que permitan de alguna manera
ubicar los precios de artículos de primera necesidad, especialmente alimentos y
¿sabe qué otro rubro es prioritario y poca atención se le brinda? ¡los
medicamentos…! Que con el correr de los días treparon a cifras inalcanzables
para una marcada mayoría de la población, cuya salud y bienestar dependen de
esa mercadería tan sujeta a especulaciones internacionales, caprichos y otros
mecanismos alejados de eso que se llama sensibilidad social y compromiso con
los que menos tienen y los necesitan para sobrevivir.
Los viejos métodos dieron
buenos resultados en un escenario totalmente distinto al actual y uno de los
detalles que diferencian las situaciones, es el estricto contralor que se
ejercía sobre el comercio, con inspecciones permanentes y reiteradas, lo que
permitía encontrarse en forma directa con las infracciones y eso posibilitaba
la aplicación de los necesarios correctivos.
Ahora entre cabildeos,
negociaciones, tira y afloja entre los sectores involucrados en la
comercialización de todo aquello que se compra o se vende, transcurren días
aciagos con mayores privaciones y es el tiempo que ganan los especuladores para
su propio e insaciable beneficio.
Una de las consecuencias que
fue dable advertir en el fracaso, fue en cierta medida la falta de productos
esenciales, prolijamente acopiados en la espera de mejores tiempos y márgenes
de comercialización.
El tema consiste en adoptar
medidas inteligentes, aplicar férreos controles y no perdonar a los infractores,
porque todo indica que para estas situaciones sólo son exitosas las medidas que
al no cumplirse, posibilitan duras sanciones que son una luz de alarma para
todos aquellos que pudieran pensar en transgredirlas.
Mano dura, altas multas y
aplicación de la ley.
Con eso sería más que
suficiente…
La injuria de una limosna
EL ESTADO APLICÓ A LOS JUBILADOS OTRO
DURO GOLPE A SU ETERNA VULNERABILIDAD
¿Qué fantasmas serán los que
atormentan a los gobernantes que buscan en los mas débiles descargar sus frustraciones,
errores y malos pasos?
¿Cuáles serán las vivencias
negativas que arrastran con relación a la ancianidad y su desprotección, cuando
merecen cuidados, atención y más que nada respeto?
¿Por qué será que se aprovechan
de su vulnerabilidad para ningunearlos cuando merecen todo, después de haber
sostenido con sus aportes a muchos de los vagos que ahora los ofenden?
Son tantas las preguntas para
formularle al poder, que seguramente no tendrían respuestas porque es como si
se hubieran planteado esa puta costumbre de ignorar sufrimientos ajenos
mientras ellos no los padezcan, porque tienen ya asegurado su futuro, el de sus
hijos, de los nietos y de varias generaciones más…
Porque tenerlos como rehenes de
caprichos precomiciales, utilizarlos como estandartes para aprovecharse de la
ternura que inspiran, es una de las cabronadas más imperdonables de nuestra
historia, esa historia que marca los desencuentros de las generaciones que
piensan en la eternidad en el poder y los otros, los alejados y postergados que
sin poder de fuego deben resignarse al maltrato, a la desconsideración, a ser
pasados por alto en los planes de ayuda, porque es probable que esos viejos ya
no voten y es preferible sostener a vagos jóvenes que tienen su voto en oferta
al mejor postor o sostenedor.
Se anunciaron mejoras para los
viejos antes de las PASO y antes de las de noviembre y el cumplimiento fue tan
mínimo que significó una nueva injuria a la edad; un ataque a los válidos
merecimientos de quienes dejaron jirones de sus vidas en el esfuerzo y en la
dignidad del trabajo.
La última limosna promocionada
como mejora o reconocimiento, no alcanza ni para una mesa decorosa para el 24 y
el 31 de este mes, porque esos viejos que recibirán monedas manchadas de
indiferencia, tendrán comprometido ese dinero en otras obligaciones que no han
podido atender.
La miseria de unos pocos pesos
es ofensiva y degradante de la condición humana, mientras los capitostes de la
política se ufanan de mostrar eso que le llaman sensibilidad, que no es otra
cosa que una máscara con la que pretenden cubrir su desinterés por los más
veteranos.
En la última contienda
electoral, fue llamativo el número de muy mayores que concurrió a las urnas, en
una demostración de civismo y de participación, para hacer escuchar no su grito
desesperado, sino su voto esperanzado.
Los gobernantes no pueden ser
tan cabrones en pensar que serán eternamente jóvenes, porque sería uno de los
pecados de soberbia más repudiables en los que pudieran caer.
Y a eso, los viejos, los
veteranos, los jóvenes y los adolescentes, suelen no perdonarlo…
Megacausa del Registro de la
Propiedad
ES BUENO VOLVER A INCURSIONAR
EN EL TERRENO DE LAS PROBANZAS
Siguiendo con el tema de la
prueba en el caso que nos ocupa de la causa del Registro de la Propiedad de
Córdoba, resulta útil el aporte de un reconocido profesor uruguayo, quien
enseña que los problemas de la prueba consisten en saber qué es la prueba; qué
se prueba; quién prueba; cómo se prueba y qué valor tiene la prueba
producida.
Aplicado esto a lo actuado en
la causa a la que cerca de una década y media hacemos referencia, podemos decir
frente al primer interrogante que prueba es estar anotado en una agenda, ser
compañero de trabajo, familiar o vecino de un imputado, llamar por teléfono,
dar clase en la facultad y hasta coincidir en comer un plato de pastas. En virtud de esto, ante la segunda
cuestión, no queda claro qué se prueba y respecto de la tercera pregunta, quién
prueba, en todos los casos es siempre la misma comisión especial.
Es un gran dilema resolver cómo
se prueba, ya que existen testigos anónimos, lugares y tiempos que no se
definen, personas que se confabulan sin conocerse o se comunican sin verse ni
llamarse y magistrados que afirman que pese a “no tener pruebas”, están
convencidos de lo que acusan. Finalmente, el valor de lo producido resulta en
un centenar de trabajadores comunes, sin antecedentes ni fortuna, condenados
por supuestos delitos millonarios en un pomposo y por momentos exagerado y
sobreactuado show mediático.
Bueno sería conocer la opinión
del profesor sobre este ejemplo de manejo de la prueba, ya que, con mínima
sensatez de ciudadano, se diría que no parece el camino ideal para alcanzar la
verdad.
La realidad muestra otros índices
ESO DEL 2,5% DE INFLACIÓN EN NOVIEMBRE
MÁS SUENA COMO BROMA DE PÉSIMO GUSTO
Uno por allí se pone a pensar,
evaluar, razonar y concluir que masivamente a los argentinos, nunca faltan
aquellos ilusos que nos toman por tontos, ignorantes, desubicados o alejados de
la realidad al menos de la que ellos viven sin apremios ni sobresaltos.
Me refiero a los gobernantes en
general, de todos los colores y tendencias que por haberse alejado de la gente
no pueden albergar los mismos sentimientos, sensaciones, dolores y
padecimientos del común de los mortales, sometido a presiones y angustias
permanentes por eso de la inestabilidad, de la falta de planeamiento en muchos
aspectos y en la escasa vocación por la grandeza -hablo de la ajena, no de la
propia que ya la tienen segura- reemplazada por la improvisación y sus
consecuencias de errores que terminan en parches y en remiendos.
Confieso mi inclinación por hacer
las compras hogareñas, por viajar en el transporte urbano de pasajeros y pataconear
estas maravillosas calles cordobesas sin pensar en el deterioro al que las
empujan, por diversas razones que ahora no vienen al caso.
Eso me permite hablar de
precios, de aumentos, de falta de mercadería, de maniobras de acaparamiento en
espera de mejores horizontes comerciales, en la eficiencia o no del transporte
urbano, para poder referirme por experiencia y no por tocar de oído.
Es por eso que me revienta
cuando intentan meterme en la cabeza que la inflación de noviembre alcanzó un
mísero dos y medio por ciento.
Mire… no quiero hacerme el
entendido en las evaluaciones económicas y financieras, pero si el mes pasado
un cacho de carne costaba 200 y ahora se fue a 350 es muy distinto: si la nafta
vuelve a aumentar un 6 por ciento, la incidencia en los precios generales
tendrá ese crecimiento; si el mes pasado pagaba 5.000 pesos de luz y ahora me
cobran 7.000 con el mismo consumo es porque también de alguna manera aumentó;
si el taxi hasta el centro en octubre costaba 220 mangos y ahora por el mismo
recorrido se va a casi 300, es porque los valores también crecieron…
Entiendo que hay que ser experto
en economía y asumir que hay productos que no aumentaron y actúan de contrapeso
con los que sí crecieron, como por ejemplo las miras telescópicas para misiles
que están al mismo precio igual que las paletas para helicópteros o los
largavistas de alta gama que usan los burreros.
En fin… me siento burlado en mi
buena fe de desconfiado con las cifras que dibuja en Indec, porque nada tienen
que ver con la realidad cotidiana.
Y si Ud. cree que son exactas,
haga la prueba de emplanillar sus compras de supermercado, lo que gasta en ropa
si es que compra, cuánto invierte en movilizarse y cuánto le sale de una semana
a otra un simple e inocente café.
No piense en el precio de los
collares para perros, en el valor de los corpiños con aro o en el precio del
frasco de gomina si es que usa.
Así podrá barajar sus vivencias
con los números que desde el poder, pretenden que creamos…
Crespón negro en las parrillas
¿SERÁ VIRTUALMENTE ELIMINADO COMO EL
PLATO PRINCIPAL DE LA DIETA ARGENTINA?
Cuando por allí escucho que en
poco tiempo comer un asado pasará a ser un lujo, imagino el desencanto de
millones de argentinos por ver evaporarse en las tinieblas de los costos, el
plato más preciado, extrañado, frecuentado, gozado y endiosado de nuestra dieta
desde el ciruja con su falda hasta las mollejitas, el vacío, el matambre, un
sabroso costillar o el inocente y ultracasero bifacho o la carne molida para
las hamburguesas de los chicos.
¿De dónde viene la malaria en
el país de las vacas?
¿Qué extraño sortilegio es el
que domina esa tendencia a la adoración de una media res, un cabrito, un
costillar porcino o esta última moda que es la entraña, un corte que por lo
general iba a parar, crudo, a la basura y ahora es estrella en el parrilla, en
el horno y en ese otro maravilloso invento que son las bolsas para cocinar que
ahorran tiempo, la carne sale condimentada y riquísima y jamás se quema de más,
¿lo probó? Le aconsejo que no tarde en hacerlo porque es una joya…
Acá desde el productor ganadero
hasta el carnicero del barrio se echan culpas recíprocas por el encarecimiento
del producto, dejando de lado la enorme incidencia de la carga impositiva y de
otros costos que el consumidor no tiene ni la más pálida idea de su aplicación.
El tema es que la carne entre
nosotros, así como el pescado en Japón y otras alternativas alimenticias en
cualquier geografía terrestre, ocupa una de nuestras principales preocupaciones
ante la posibilidad que nos priven de gozarla, por lo que debiéramos exigir de
las autoridades y de todas las etapas de su comercialización un sinceramiento
que nos permita evaluar si es justificado o no cada aumento.
Porque si por omisión nos
obligan a seguir en la incertidumbre de comprar para llenar el freezer y que
tengamos bifes y asados para todo el mes, ese procedimiento que suponemos de
ahorro se transformaría en tortura frente a su ausencia.
En estos últimos tiempos de
lomo a 1.600 pesos o costillas con carne a 1.500 estamos obligados a la decorosa
alternativa del pollo que dentro de todo no es tanto lo que aumentó.
El peligro de tan intempestivo
cambio de dieta y de conducta alimentaria, nos llevará ya no tanto a cuidar que
no aumente el colesterol, sino que podamos dominar el hecho de estar plagados
de itas.
Esos bichitos, tan chiquitos
como las “láidis” son sumamente molestos hasta el agravio.
Y vayamos pensando en crespones
negros para homenajear a las parrillas…
¡Tantos intereses y angurrias de
por medio!
CON LA TIMBA A MANO
DESDE LOS HOGARES
QUEDARÁ INSTALADA LA POBREZA A DOMICILIO
Frente a lo que parece que ya
está hablado, debatido, acordado en todos sus aspectos y virtualmente
implementado y me refiero a la instauración de sistemas de juego que, permitan
practicarlo desde tu casa o a través del celular, les quiero comentar cierta
frase que le adjudicaron a Mark Twain: “Hay dos ocasiones en la vida en las que
el hombre no debería jugar: cuando no tiene dinero para ello y cuando lo
tiene”.
Hacemos un paréntesis para
tener presentes los dramas que provoca la ludopatía en el seno de cualquier
hogar; las consecuencias desastrosas que arrastra, el escarnio social que
vendría a ser secundario pero a veces asume trascendencia, la destrucción de
familias, la quiebra de negocios y cualquier emprendimiento que requiera manejo
transparente de sus números y en fin, los mil problemas que ocasiona esa
desenfrenada pasión por la timba.
Pasemos entonces a otro
aspecto: desde el poder se asegura que las recaudaciones por quiniela, lotería
y otros juegos va a parar a la asistencia social, pero los porcentajes así
destinados tengo entendido que son mínimos, porque mucho se llevan entre las
estructuras de personal y la tecnología aplicada a la ciencia de preparar las
máquinas para que sea la banca la que gana casi siempre, salvo en los casos en
que excepcionalmente se produce algún “batacazo” como vulgarmente se le llama a
tener más culo que espalda.
El tema esta hibernando hasta
que asomó la puntita del asunto y ya es comentario generalizado en los más
diversos tonos: ahora se podrá timbear desde la propia casa, lo que equivale a
sostener, por eso de la suerte que siempre acompaña a la banca, que el Estado
te llevará la pobreza a domicilio.
¿Es que no hay otras maneras de
divertirse? Se entiende que por ser respetuoso de las determinaciones individuales,
a nadie tendría que importarle lo que pierden Juan o Juana, lo que lleguen en
algún momento a embolsar o todas las alternativas de angustias y ansiedades que
padecen los ludópatas siempre que cada evaluador de esas situaciones no haya
tenido la mala suerte de caer en las redes del juego, de donde muchos casos se
han dado de la evasión final por un cuetazo en la cabeza, exceso de
barbitúricos o el paso de un tren y no estoy dramatizando, sino pintando una
realidad que el Estado tiene la obligación de atender.
No basta con esa malsana
hipocresía de sostener y difundir que el juego es un vicio, como en los
cigarrillos que en sus etiquetas advierten que provoca cáncer porque la gente
viciosa no deja por eso de fumar.
Los que están detrás de los
millones de pesos que aporta el juego dicen que se terminará la clandestinidad,
cuando en realidad se fomenta la participación en un vicio con todas las
garantías ciudadanas que merecen los apostadores, lo que suena ridículo.
¿Tan elevados son los intereses
que rodean al juego tanto permitido como clandestino? Por eso hay que observar
y evaluar con qué énfasis algunos defienden su puesta en práctica, cuando bien
sabemos que el juego es una lacra social imperdonable aunque evitable, siempre
y cuando el Estado asuma su real dimensión de protector de la sociedad.
Si no lo hace, que no se quejen
después de las consecuencias ni que tengan que atender casos extremos como derivación
del descontrol en las apuestas.
Por fortuna y bien vale el
término, la mayoría de los cordobeses conocemos ciertas inclinaciones que
aunque se escondan, ya trascendieron en ciertos momentos de nuestro devenir.
Es para reiterarlo: hacer que
se pueda jugar desde la casa, con todas las garantías y trabas que se puedan
implementar, no deja de ser una ofensa a la tranquilidad hogareña, lo que
configura un flagrante engaño: un tal Fuller, que supongo de allí deriva el término
“fullero” supo sostener que “El que te engaña en el juego, te engañará donde
quiera”.
Sres. del cordobesismo y de las
otras banderas y corrientes de pensamiento: jamás lo olviden…