30 de septiembre de 2012
27 de septiembre de 2012
UNA SOCIEDAD SIN DEBATE
Siendo los argentinos tan "discutidores" y amantes de la contienda verbal y la polémica, corremos el riesgo de transformarnos en un país penosamente silencioso.
Desde el poder consideran en general que el debate es un fantasma de discordias eternas en lugar de plantearlo como la modalidad con mayor sabor a democracia.
Es complicado incentivar en las jóvenes generaciones, conductas que no vienen por la vía del ejemplo.
Es nocivo para la sociedad escuchar el discurso unico, enceguecido y soberbio, porque no deja de ser una patética demostración de autoritarismo. El ruido de las cacerolas no fue un invento de las señoras conchetas ni de los sojeros. Hagamos un poco de honesta memoria. Porque si era lícito y oportuno escrachar a los militares genocidas y a los que colaboraron con ellos desde el sector civil, no hay que escandalizarse al ver que los descontentos adoptan la misma modalidad cuando quieren hacerse escuchar, en su búsqueda de las vacunas contra la prepotencia, la injusticia y el maltrato.
Se han cerrado las puertas a las importaciones, pero resulta que ahora desde el más alto nivel nos damos el lujo de exportar falsedades, como las diarias conversaciones con el periodismo o la negación de la inflación. Porque no es lo mismo hablar DE los periodistas como ahora ocurre. Y el obstinado ocultamiento de la realidad económica, es privilegio de quienes no pisan un supermercado, no viajan en bondi, no compran remedios o no pagan servicios, y sin embargo atesoran suculentos ahorros.
Como estaremos de anestesiados, porque si es por la apreciación presidencial, el país ¿ha estallado? y no nos damos cuenta.
Gonio Ferrari
Desde el poder consideran en general que el debate es un fantasma de discordias eternas en lugar de plantearlo como la modalidad con mayor sabor a democracia.
Es complicado incentivar en las jóvenes generaciones, conductas que no vienen por la vía del ejemplo.
Es nocivo para la sociedad escuchar el discurso unico, enceguecido y soberbio, porque no deja de ser una patética demostración de autoritarismo. El ruido de las cacerolas no fue un invento de las señoras conchetas ni de los sojeros. Hagamos un poco de honesta memoria. Porque si era lícito y oportuno escrachar a los militares genocidas y a los que colaboraron con ellos desde el sector civil, no hay que escandalizarse al ver que los descontentos adoptan la misma modalidad cuando quieren hacerse escuchar, en su búsqueda de las vacunas contra la prepotencia, la injusticia y el maltrato.
Se han cerrado las puertas a las importaciones, pero resulta que ahora desde el más alto nivel nos damos el lujo de exportar falsedades, como las diarias conversaciones con el periodismo o la negación de la inflación. Porque no es lo mismo hablar DE los periodistas como ahora ocurre. Y el obstinado ocultamiento de la realidad económica, es privilegio de quienes no pisan un supermercado, no viajan en bondi, no compran remedios o no pagan servicios, y sin embargo atesoran suculentos ahorros.
Como estaremos de anestesiados, porque si es por la apreciación presidencial, el país ¿ha estallado? y no nos damos cuenta.
Gonio Ferrari
26 de septiembre de 2012
25 de septiembre de 2012
EL 13, FEO NUMERO QUE PUEDE TRAER SUERTE
Cuando a la mayoría de la gente le sobra mes al final del sueldo, es como si desde el poder se esmeraran en hacérselo notar con un golpe de efecto. Ahora pretenden que el argentino-persona subsista dignamente -es decir, fuera de un escenario de pobreza- con 13 pesos diarios. Y la afirmación oficial se basa en los indicadores de un organismo federal que es menos creíble que Fabuleti o que Luis Juez jugando al truco, o que Schiaretti haciendo edificar terminales de ómnibus, o que Moreno tratando educadamente al prójimo.
Es tan cómica e inconsistente la apreciación, que más allá de la ofensa que supone agraviar la inteligencia colectiva, la gente ha comenzado a tomar esos "medulosos estudios" como una expresión más del agrio humor de la conducción política nacional. Ese mismo humor que nos hace tomar a risa el papelón del anuncio de la Fórmula 1 en Mar del Plata, el virtual encarcelamiento del ahorro con relación al destino que cada uno quiera darle en uso de su libertad o el ejercicio del proselitismo de Estado que vienen llevando a cabo algunos grupos paraideológicos, en muchas escuelas argentinas, con el beneplácito, el aliento y el apoyo económico y logístico del poder central.
Pero no todas son pálidas.
Por aquello del vaso medio lleno o medio vacío, es aconsejable inclinarse por la primera opción para evitar las consabidas consecuencias del infarto, el ACV o las úlceras gástricas como explosivo y previsible resultado de la acumulación de estrés.
Entonces dejando de lado esa ridiculez de alimentarse a diario con 13 pesos, hagamos de ese número fatídico para los que padecen triscardicafobia, que es el temor exacerbado a esa cifra, un ejercicio positivo para tratar de sacarle provecho.
Para ello, antes que nada, hay que hacer un poquito de historia: el 13 (peor que el gato negro) tiene mala prensa desde antes de la última cena, en los aviones ni figura la fila con ese número que se reemplaza por el 12 bis, en los ascensores se pasa del piso 12 al 14, en la Fórmula 1 ese número no existe, las basílicas originales de la cristiandad son 13, los tanques de oxígeno de la misión espacial Apolo 13 explotaron el pleno vuelo, en Madrid no existe una línea de ómnibus con ese número y creo que en Córdoba tampoco, en los equipos de fútbol nadie se pondría una camiseta con el 13 y muchos otros ejemplos que andan dando vueltas por el mundo.
Acerca de lo positivo del 13 habría que consultar a los mayas porque era su número sagrado que representaba las 13 fases lunares; en los EE.UU. el 13 vendría a ser un número con suerte porque en el reverso de algunos dólares hay una pirámide incompleta de 13 escalones, el águila de sus símbolos patrios -que sobre su cabeza luce 13 estrellas- sostiene en una de sus garras una rama de olivo con 13 hojas y 13 frutos y en la otra, nada menos que 13 flechas. Un músico fundamental como lo fue Richard Wagner era todo 13: eso suman las letras de su nombre y apellido, nació en un año terminado en 13, suman 13 los años de su nacimiento (1813), compuso 13 óperas y falleció un día 13. De esos casos debe haber miles.
Al grano: lo mejor entonces es disponer una vez al mes de 13 pesos, de esos que pueden sobrar en una familia tipo luego de invertir en comida, servicios, alquiler, medicamentos, impuestos, vestimenta y recreación, llegarse hasta el kiosko de quiniela del barrio y jugarle esa cifra al 13 a la cabeza por la nocturna de Lotería Nacional.
A lo mejor ese número no aparece muy seguido a primera, pero las estadísticas -según me lo confió un funcionario del Indek- reflejan que sale cuatro veces al año.
Si eso es tan creible como el anuncio de que es posible comer por día con 13 pesos, vamos a los resultados: como la gente tiene cero confianza en lo que le pretenden hacer creer, al 13 hay que anteponerle el 0. Así queda el 013 a la cabeza y por 13 pesos a tres cifras ganará $ 6.500 cada vez que salga y si eso ocurre (como dicen las estadísticas) cuatro veces al año, amasijará una pequeña fortuna de 26.000 pesos que le permitirán gastar $ 71,20 por día.
Si tiene familia tipo y come ahora con 52 pesos diarios por lo que ha dejado de ser pobre, le estará ganando al Indek y a la desconfianza de la mayoría de los argentinos, y se salvará que le hagan una bolsilloscopía, un mapeo de ahorros e inversiones, un escaneo de canutos o una canutoscopía, como debieran practicarles a los malos funcionarios.
Y usted y familia serán argentinos felices, contentos, orgullosos y agradecidos.
Gonio Ferrari
Es tan cómica e inconsistente la apreciación, que más allá de la ofensa que supone agraviar la inteligencia colectiva, la gente ha comenzado a tomar esos "medulosos estudios" como una expresión más del agrio humor de la conducción política nacional. Ese mismo humor que nos hace tomar a risa el papelón del anuncio de la Fórmula 1 en Mar del Plata, el virtual encarcelamiento del ahorro con relación al destino que cada uno quiera darle en uso de su libertad o el ejercicio del proselitismo de Estado que vienen llevando a cabo algunos grupos paraideológicos, en muchas escuelas argentinas, con el beneplácito, el aliento y el apoyo económico y logístico del poder central.
Pero no todas son pálidas.
Por aquello del vaso medio lleno o medio vacío, es aconsejable inclinarse por la primera opción para evitar las consabidas consecuencias del infarto, el ACV o las úlceras gástricas como explosivo y previsible resultado de la acumulación de estrés.
Entonces dejando de lado esa ridiculez de alimentarse a diario con 13 pesos, hagamos de ese número fatídico para los que padecen triscardicafobia, que es el temor exacerbado a esa cifra, un ejercicio positivo para tratar de sacarle provecho.
Para ello, antes que nada, hay que hacer un poquito de historia: el 13 (peor que el gato negro) tiene mala prensa desde antes de la última cena, en los aviones ni figura la fila con ese número que se reemplaza por el 12 bis, en los ascensores se pasa del piso 12 al 14, en la Fórmula 1 ese número no existe, las basílicas originales de la cristiandad son 13, los tanques de oxígeno de la misión espacial Apolo 13 explotaron el pleno vuelo, en Madrid no existe una línea de ómnibus con ese número y creo que en Córdoba tampoco, en los equipos de fútbol nadie se pondría una camiseta con el 13 y muchos otros ejemplos que andan dando vueltas por el mundo.
Acerca de lo positivo del 13 habría que consultar a los mayas porque era su número sagrado que representaba las 13 fases lunares; en los EE.UU. el 13 vendría a ser un número con suerte porque en el reverso de algunos dólares hay una pirámide incompleta de 13 escalones, el águila de sus símbolos patrios -que sobre su cabeza luce 13 estrellas- sostiene en una de sus garras una rama de olivo con 13 hojas y 13 frutos y en la otra, nada menos que 13 flechas. Un músico fundamental como lo fue Richard Wagner era todo 13: eso suman las letras de su nombre y apellido, nació en un año terminado en 13, suman 13 los años de su nacimiento (1813), compuso 13 óperas y falleció un día 13. De esos casos debe haber miles.
Al grano: lo mejor entonces es disponer una vez al mes de 13 pesos, de esos que pueden sobrar en una familia tipo luego de invertir en comida, servicios, alquiler, medicamentos, impuestos, vestimenta y recreación, llegarse hasta el kiosko de quiniela del barrio y jugarle esa cifra al 13 a la cabeza por la nocturna de Lotería Nacional.
A lo mejor ese número no aparece muy seguido a primera, pero las estadísticas -según me lo confió un funcionario del Indek- reflejan que sale cuatro veces al año.
Si eso es tan creible como el anuncio de que es posible comer por día con 13 pesos, vamos a los resultados: como la gente tiene cero confianza en lo que le pretenden hacer creer, al 13 hay que anteponerle el 0. Así queda el 013 a la cabeza y por 13 pesos a tres cifras ganará $ 6.500 cada vez que salga y si eso ocurre (como dicen las estadísticas) cuatro veces al año, amasijará una pequeña fortuna de 26.000 pesos que le permitirán gastar $ 71,20 por día.
Si tiene familia tipo y come ahora con 52 pesos diarios por lo que ha dejado de ser pobre, le estará ganando al Indek y a la desconfianza de la mayoría de los argentinos, y se salvará que le hagan una bolsilloscopía, un mapeo de ahorros e inversiones, un escaneo de canutos o una canutoscopía, como debieran practicarles a los malos funcionarios.
Y usted y familia serán argentinos felices, contentos, orgullosos y agradecidos.
Gonio Ferrari
24 de septiembre de 2012
Síganme los buenos. Comentarios 23 09 12-¿CONTRAMARCHAS EN CIERNES?, MORENO: PREPOTENCIA E IMPUNIDAD, etc
Desgrabación
de comentarios realizados por el periodista Gonio Ferrari en su programa
Síganme los buenos, emitido por AM580 Radio Universidad de Córdoba el domingo
23/09/12
¿CONTRAMARCHAS
EN CIERNES?
Parece como que se viniera un campeonato
nacional de marchas y contramarchas.
Los de una vereda convocan a través de las
redes sociales, salen con inofensivas cacerolas y se manifiestan aunque no
siempre en forma educada, pero se hacen escuchar.
Los de la otra vereda tienen dos actitudes:
una, hacer como si las protestas no existieran, y otros amagar con la
contraofensiva de marchas masivas, pero con apoyo político oficialista.
La verdad, lo ideal es que hagan todas las
marchas que les antojen a cualquiera de los sectores, porque esa es la maravillosa
esencia de la democracia: hacerse escuchar, protestar, enfrentar lo que
consideran injusto, con acciones que están consagradas y amparadas por nuestra
Constitución.
Todavía estamos agobiados en nuestra memoria
por aquellas nefastas consecuencias del terrorismo de Estado, que nos sumiera
en los tenebrosos años de la dictadura militar.
Procuremos entonces, no caer a otra figura
que sería tan nefasta como aquella: la del proselitismo de Estado.
DANIELE,
EL PODEROSO
A cualquier trabajador le encantaría que el
secretario general de su sindicato fuera Ruben Daniele, el “Papá Doc” (por lo
vitalicio) mandamás gremial de los municipales.
Seguramente los metalúrgicos, mecánicos,
peluqueros, músicos, judiciales, domésticas, cocineros, tramoyistas o gastronómicos
sostendrían en la cúpula a cualquier dirigente … siempre que tuviera a su favor
la disponibilidad permanente de más de un millón de rehebes.
Ese es el capital de Daniele, sumado a su
capacidad de choque, movilización y amenazante prepotencia que es tanta, que ni
siquiera algún fiscal se animó a meterlo preso por los reiterados ataques de
sus huestes contra bienes ciudadanos, ya que sin dudas es el fogonero de esa
violencia.
Es claro.
Ya consiguió un buen aumento sin siquiera
pronunciar una arenga, de esas que le hacen fruncir eso, si … eso que usted
piensa, a los intendentes acostumbrados a claudicar frente a la patota, con el
pretexto de evitar el malestar social y los conflictos.
Desde ya le puedo asegurar que pese a los
esfuerzos y la vergüenza de muchos honestos y sacrificados empleados
municipales, las cosas no van a mejorar, porque la vagancia ha pasado a ser
estructural y permanente.
Eso de asignarle poder a un violento,
condice con una actitud parecida a ala del cordero, como es no aceptar su
responsabilidad en las fogosas incitaciones, plantear la probation para
esquivarle el culo a la jeringa, y ofrecerse a dar clases en una escuela
secundaria.
Y voy a ser tan torpe como lo es este
personaje en sus arengas: si quiere pagarle a la sociedad con su tiempo para
eludir el banquillo de los acusados, ¿por qué no se ofrece para atender a los
viejitos desamparados del Hogar Padre Lamónaca, limpiarles el traste, bañarlos
y darles la comida en la boca?
Esa sería una muestra, más que de
arrepentimiento, de compromiso con la sociedad.
Pero todo indica que su objetivo no es
caerle simpático a la gente, sino seguir acumulando poder, pese a que ya no
aplica tantos códigos de descuento a sus afiliados, como cuando era amigo de
tantas financieras.
MORENO:
PREPOTENCIA E IMPUNIDAD
Este muchacho Moreno, patrón de la
prepotencia y la impunidad, no se fija si ataca u ofende a un funcionario,
gobernador, empresario, trabajador o mujer.
¿Saben por qué?
Porque nadie hasta ahora ha hecho valer
aquello de la legítima defensa, y porque a veces quienes debieran castigar esas
acciones ofensivas y reprobables prefieren mirar hacia otro lado.
Moreno ha caído a lo más bajo que puede
derrumbar la ética de un hombre: atacar a una mujer.
Tanto que se habla de la violencia de
género, y este energúmeno con permiso oficial para maltratar, se rie de las
leyes, se rie del Inadi, se rie de todos.
Esto, hasta que algún argentino ofendido le
borre de un sopapo esa sonrisa sobradora, apoyada en la impunidad de la que
goza.
Moreno debiera aprender que no todo es para
siempre.
Ni siquiera la buena suerte.
INQUIETUD
EN EL COLEGIO DE ABOGADOS
Un grupo de abogados penalistas se reunió esta semana para expresar ante las
autoridades del Colegio de Abogados su preocupación por ciertas irregularidades
observadas en el accionar del Poder Judicial.
Entre otras, se destacó el abusivo dictado de la prisión preventiva,
que en muchos casos se extiende por tres
años, y que, confirmada sistemáticamente por todas las instancias judiciales,
termina en una inevitable condena.
Lógicamente y como lo expresa la misma
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para poder justificar el excesivo tiempo permanecido en prisión.
Estas conductas irregulares adoptadas por el Poder Judicial en casos
puntuales, resultan violatorias de derechos constitucionales elementales y de
tratados internacionales con jerarquía constitucional, y además vemos que son
reiteradas, graves y sistemáticas.
El Colegio de Abogados tomó este reclamo para tratar, a través de
sus comisiones, de contribuir a la
solución de las irregularidades, y por esto desde el Colegio se están
estudiando distintas alternativas jurídicas de carácter colectivo que fueron
planteadas por los colegiados, en esta ocasión, por los más prominentes
penalistas.
El titular del Colegio de Abogados es el Dr.
Alejandro Tejerina, quien el año pasado mostró su preocupación por esta
situación que se viene sucediendo en Córdoba y lo expresó en diversos medios.
Y reiterando como siempre el valor del
archivo, en una de esas notas en ocasión
de conmemorarse el día del abogado, y por las detenciones realizadas en el
marco de la megacausa del registro, el Dr. Tejerina pidió que "se respete
el principio de inocencia y la garantía constitucional de la libertad" tal
como sucede en las otras provincias y como lo sostiene nuestra Corte Suprema de
Justicia de la Nación.
El respeto de estas garantías
constitucionales también fue solicitado al TSJ a fines del año 2011 por el Dr.
Carlos Andreucci, por entonces presidente de la Federación Argentina
de Colegios de Abogados.
Y en junio último se realizó en el Colegio de
Abogados un panel-debate sobre derechos fundamentales de los ciudadanos.
Allí participó nuevamente el Dr. Andreucci
quién es ahora vicepresidente de la Federación
Iberoamericana.
Se habló de temas referentes a los allanamientos y la intercepción de comunicaciones y en las conclusiones se recordaron palabras
del Dr Lorenzetti, presidente del máximo tribunal, cuando dijo que "La República es el gobierno
de las leyes, no de los hombres"
Cabe entonces la pregunta: ¿por qué en
Córdoba no se cumplen las leyes tal y
como ya están establecidas en "nuestra Constitución", en lugar de hacer lo que a los miembros del
Poder Judicial les parece?
EL
BOLETO EDUCATIVO
Fue sin dudas uno de los caballitos de
batalla en la campaña proselitista del actual gobernador.
Su implementación muestra todavía algunas
fisuras, pero en general el sistema ha beneficiado a miles de estudiantes y
docentes, pero asimismo ha encarecido indirectamente el precio del boleto para
el resto de los usuarios.
En un país como el nuestro donde ni siquiera
los subsidios y los planes son gratis, porque siempre te piden algo desde
arriba, alguien debe estar pagando el boleto educativo.
Valga esto como introducción a una cuestión
más preocupante, que es el precio que se viene en el boleto urbano.
Días atrás nuestro joven y a veces
desorientado intendente, afirmó como si lo fuera a cumplir, que por el resto
del año nadie pensara en un incremento del valor del viaje.
Por nuestra parte, alertamos como si fuera
necesario, que los empresarios de la
FETAP y los sindicalistas de la UTA recrearían sus viejos y
provechosos acuerdos.
En ese caso ellos siempre ganan a costillas
de la bronca, la impotencia y la desprotección de los usuarios, eternos rehenes
de un sistema ladinamente perverso, al que ningún intendente se anima a
quebrar.
Ya están los dos sectores de la mano para
volver a ensartar al pasajero: uno reclama mejores salarios y alguna deuda y el
otro llora que no podrá afrontarlos sin subsidios o aumento de tarifa.
El boleto educativo no es gratuito: lo
pagamos todos, como todos pagamos religiosamente los caprichos de empresarios
del transporte y dirigentes sindicales del sector.
Y eso que todavía no han incluido en el
costo, los honorarios de Charly García, quien viene a festejar el boleto, no
trabaja gratis y cobra en forma suculenta.
Cuando decimos que nuestro transporte urbano
es una locura, que es caro y que es pésimo y que funciona cuando a los
empresarios y al gremio se les antoja, hay gente que piensa que estamos
exagerando.
Pero es una locura que a nadie se le da por
remediar.
¿JUSTICIA
O INSENSIBILIDAD?
Días atrás en un barrio de nuestra ciudad
encontraron a una mujer de 74 años, atada a un sillón y amordazada, que había
muerto al ser asaltada, de acuerdo con las primeras impresiones recogidas,
debido al susto.
Quedó entonces planteada la certeza de que
si era eso lo que había ocurrido, el autor del delito, que ya había sido
detenido, no sería juzgado por homicidio simple sino por homicidio culposo.
Estoy seguro que en este sentido, nuestras
leyes son terminantes, se aplican técnicamente, pero a la vez quedan despojadas
del respeto a la vida, a la condición humana.
Un delincuente que comete esa tropelía, de
agredir a una mujer de 74 años que vivía sola, atarla y amordazarla, sin dudas
calcula que la víctima puede llegar a morir por el estrés.
Sin embargo para muchos casos, la letra fría
de la ley ampara a los responsables de violarla en lugar de proteger el humano
derecho a la vida de quien resulta
víctima.
Es tema para un largo debate por parte de
especialistas y no para evaluar situaciones desde el punto de vista emotivo,
porque los técnicos siempre llegan a la conclusión de restarle responsabilidad
al autor, quien tiene una enorme ventaja para expresarse y hacerse defender,
alternativa que no tuvo la víctima: los muertos no hablan.
Y esto no tan solo sucede con los muertos
como resultado de asaltos u otros delitos contra la propiedad o el honor.
En los accidentes de tránsito, siempre está
más protegido por la ley el que embiste y huye, que quien queda herido o muere.
Porque la justicia, en un afán por meterse
en lo que puede pensar el autor, considera que no tuvo malas intenciones.
Alguna vez las leyes protegerán a las
víctimas y los derechos humanos serán para ellas antes que para los asesinos.
18 de septiembre de 2012
17 de septiembre de 2012
Síganme los buenos. Comentarios 16 09 12 - ABAL MEDINA NO QUIERE VER, MARCHAS Y CONTRAMARCHAS, ARCHIVO INSOBORNABLE, ETC.
Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari durante el programa “Síganme los buenos”, emitido por AM580 Radio Universidad de Córdoba el domingo 16/09/12.
ABAL MEDINA Y EL ARTE DE NO VER
Esa actitud, demasiado cercana a la necedad, no deja de ser un alarmante síntoma de impotencia y de marcada desorientación frente a una realidad que le resulta adversa.
Un ministro de la Nación, en este caso una especie de super ministro, no puede caer en la torpeza de mirar hacia otro lado, solo para no tener la obligación de reconocer que el paisaje es distinto a lo que había imaginado.
Se puede estar de acuerdo o no con los resultados de una especie de autoconvocatoria, en este caso auténticamente nacional y popular, porque viene del pueblo, pero de ninguna manera se la puede ignorar como mensaje a puntuales destinatarios: el gobierno y la oposición, si es que existe.
Que la coyuntura política no sea la más próspera, que algunas desigualdades sigan vigentes, que la inseguridad, la prepotencia económica y los condicionamientos en varios aspectos de la actividad ciudadana sean elementos que irritan, no debiera cegar a nadie y menos a quyienes son dueños del poder.
Vivimos una situación en la que quienes no están de acuerdo con el modelo, únicamente buscan expresarse en libertad, y lo han hecho, porque la libertad no es una graciosa concesión de nadie, sino el simple ejercicio del respeto a la Constitución.
Desoir estos mensajes es como mentirle al médico sobre los síntomas y pretender una cura milagrosa, en nuestro caso tanto para los que mandan, como para los que dicen oponerse.
Vox pópuli, vox dei: la voz del pueblo es la voz de Dios.
EL VALOR DEL ARCHIVO
Por más que estrujo la memoria, no recuerdo haberle escuchado jamás a la Sra. Presidenta decir, al menos públicamente, que esté buscando eso que le llaman la re reelección.
Sin embargo no son pocos los funcionarios de las más variadas áreas, que se desviven por aparecer en la primera fila de los fogoneros de una iniciativa en tal sentido.
La verdad, a uno le suenan como aplaudidores oficiales y rentados, obsecuentes o aventurados cuyo único objetivo es conservar la quintita o ampliar sus posibilidades políticas ganando espacios, que de otra manera son incapaces de alcanzar.
Todo esto tiene una explicación que la encontré en el ejercicio de eso que tenemos y no siempre empleamos, que es la memoria, y otro elemento de valor incalculable e insobornable: estoy hablando del archivo.
Porque en 1994, cuando se reunió la Convención Constituyente para modificar la Constitución por mandato de Carlos Saul I de Anillaco, fue que se incorporó, entre otros detalles, la posibilidad de una sola reelección presidencial.
Y en uno de los discursos se escuchó decir “teníamos aquí una oportunidad importante y única en la historia; una Convención Constituyente no se va a volver a reunir en cincuenta o en cien años más”.
Lo dijo la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner, quien era convencional junto a su esposo Néstor cuando votaron a favor de la nueva Carta Magna, que trazara Carlos Ménem, esa que ahora desde sectores oficialistas se tilda como neoliberal.
¿Se dan cuenta?
Por un exceso en las ansias por quedar bien posicionados, no son pocos los que, antes de seguir con sus intenciones, debieran preguntarle a ella, si ha cambiado de parecer y es la re reelección lo que persigue.
Por lo menos, para que no haya broncas estériles.
MAS ACERCA DE LA MEGACAUSA
En la audiencia de anteayer, en cuya ocasión se aplicaron 16 condenas, cuando el Dr. José Cafferata Nores comenzó su debate, dijo que este era un caso que los clásicos llamaban de la prueba diabólica, porque el imputado debe probar "algo que no es" y no se puede "probar" algo "que no es".
Entonces la única forma que se le ocurría era desvirtuando los elementos usados por el fiscal para la acusación.
La realidad y la ley indican que es el fiscal el que DEBE probar los hechos y no el imputado el que debe probar que no fue.
De hecho eso es lo que ocurre en muchas causas: primero son culpables y ellos deben demostrar que no lo son.
En los alegatos de otro juicio el Dr. Cafferata habló de la "prueba invisible" que sólo está en la cabeza del fiscal y se trata del comienzo de todas las causas en las que se relata que todos los imputados "se confabularon para estafar al estado provincial", situación que tampoco prueba y que tiene el agravante de que muchas de esas personas que van en la misma bolsa, ni siquiera se conocen entre ellas.
De acuerdo con la Real Academia, confabularse es, entre otras acepciones, tratar una cosa entre dos o más personas, ponerse de acuerdo dos o más personas sobre un negocio en que no son ellas solamente las interesadas, y son sinónimos: conspirar, tramar, planear.
Es entonces cuando cabe la pregunta de cómo es que hicieron personas que no se conocen, para "confabularse" en contra del Estado.
En uno de los casos el Juez Esteban Díaz dice textualmente "es verdad que nadie los ha visto organizando la estratagema..." , entonces es claro que se parte de algo que sólo está en la cabeza del fiscal y lo bueno es que esto mismo lo planteó el Dr. Cafferata como "prueba invisible".
Y finalmente el mismo defensor planteó también en el juicio la cuestión de la Prisión Preventiva, en este caso de los condenados, refiriendo que existiendo la posibilidad de una casación, ocasiona un daño de imposible reparación ulterior...
Es entonces oportuno preguntar: ¿Cómo se hace para que los funcionarios judiciales cumplan con lo que deben y actúen conforme a derecho?
EL GOLPE DEL ‘55
Fue 57 años atrás que las diferencias en su propio seno hicieron que los militares se hicieran, como siempre sin urnas y con mucha sangre, del poder de la República.
Aunque no tanto como siempre, porque es bueno recordar que Perón, más que político fue si no me equivoco un hombre de armas que llegó a General, abrevando en las fuentes de la derecha europea.
La lucha entre hermanos volvió a tener dolorosa vigencia y el quiebre de la normalidad institucional, fue un espantoso retroceso en algunos aspectos, sobre todo en los referidos a la justicia social.
Dicen algunos historiadores que el 16 de septiembre, para muchos la Revolución Libertadora y para otros la Revolución Fusiladora, se terminaba una de las etapas más negativas en el devenir nacional.
De cualquier manera fue un quiebre de la voluntad popular, y el recrudecimiento de las diferencias que esos hombres de armas de espaldas al pueblo, resolvían a los tiros.
Con los años las cosas no cambiaron mucho.
Las internas militares nos llevaron a la lucha de azules y colorados, a los de una corriente y de otra, a los de una tendencia y de otra, con la gente ajena a esas disputas.
Roguemos que el futuro nos encuentre unidos, aunque luchemos cada uno en trincheras distintas, pero en trincheras cívicas, respetuosas de la opinión ajena y lejos de cualquier autoritarismo.
Porque ese es, en definitiva, el maravilloso espíritu de la Democracia.
Aunque para consolidarla, nos está costando bastante.
¿Saben por qué?
Muy simple: porque todo indica que los autoritarios, los cachorros de tiranos, los prepotentes y los obsecuentes, no se terminan jamás.
EL BOLETO URBANO
Aunque Ramoncito, seguramente animado por una buena intención política, sostiene que el precio del boleto urbano no va a variar en lo que queda del año, que me permita ser escéptico en base a lo que estamos viviendo en los últimos tiempos, con este sainete que ponen en escena, en coproducción, la UTA y la FETAP.
Con toda seguridad y al amparo de la memoria, es para asegurar que alguna manera le van a encontrar estos socios para el espanto, para volver a tomar más de medio millón de rehenes que les permitan imponer sus condiciones.
Los empresarios, porque se acostumbraron a manejar el sistema a su antojo ante el descontrol del poder concedente, y los sindicalistas porque encontraron en esa alquimia con sus patrones, el mejor camino para acceder a sus caprichos.
Considero que no son necesarios otros análisis ni sesudos estudios de la minuta de costos, ni pronunciamientos técnicos, ni contratación de costosas consultoras.
Para el final del año quedan tres meses y medio.
¿Usted cree que el boleto se quedará donde está?
Que me perdonen, pero los Reyes Magos son los padres.
LAS CONTRAMARCHAS
No es poco lo que se ha escrito y dicho acerca del miedo.
El escritor Hugo Wast, o si lo prefiere por su nombre auténtico, Gustavo Martinez Zuviría, supo decir “que nadie se vaya a dormir teniéndote miedo, pues se despertará teniéndote odio y si quieres que te quieran, no te hagas temer”.
Esto viene a cuento porque apenas se le restó trascendencia a una expresión democrática como lo fueron las reuniones de descontento promocionadas a través de las redes sociales, nació con una sugestiva premura el anuncio de contramarchas, en apoyo del gobierno y de sus políticas.
En buena hora que recobre vigencia el disenso y se aleje el fantasma de la intolerancia, de aquellos que no aceptan que alguien piense distinto, y si piensa distinto es un traidor a la Patria.
Y si esas contramarchas son instrumentadas de la misma manera, sin aliento oficial ni dineros de todos, mejor todavía, para alejar esas vigentes imágenes de los ómnibus especialmente dispuestos, de los artistas contratados o de pasar lista, todo en el marco de una ingeniería logística que debiera aplicarse con otros objetivos.
Ese es el juego democrático, siempre y cuando no existan esos sospechosos padrinazgos, con padrinos como los intelectuales D’Elía, los barrabravas, los beneficiarios con las salidas culturales de las cárceles o los adoctrinadores de estudiantes.
Y que todos se desconcentren el paz, sin provocaciones.
Porque si es por citas o frases elocuentes, recuerdo a Alain, pensador francés, cuando afirmaba que “El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar el miedo”.
Una partida de libros que fueron donados a una Biblioteca de Mendoza, fue rechazada a través de facebook por dos concejales kirchneristas, descontentos con la aprobación de la ordenanza que permite el ingreso de cierto título a la institución.
La ignorancia de estos ediles, parte de sus propias manifestaciones: Hugo Wast no fue “nacionalista alemán”, y la obra que cuestionan, “Desierto de Piedra” fue merecedora del Gran Premio Nacional de Literatura, siendo incluso traducida entre otros idiomas al inglés, francés y alemán.
No es posible creer que el dúo de concejales solitarios llegue alguna vez a escribir una obra de relevancia semejante como Desierto de Piedra que fue escrita en 1925, cuando el nazismo ni siquiera existía.
La aprobación se volvió efectiva gracias a concejales de otras corrientes políticas, mientras Pablo Carricondo y Mariano Maure, del Frente para la Victoria, se expresaron a favor de censurar los libros, prohibiéndolos para que nadie los pueda leer.
Los concejales afirman que el libro de Wugo Wast es "pronazi".
¿Cómo puede ser pronazi, si fue escrito antes de que el nazismo fuese público o alcanzara el gobierno en Alemania? Más bien será odio a la lectura lo que estos concejales padecen, una repulsa a la cultura nacional.
En marzo de este año se cumplieron 50 años del fallecimiento de Hugo Wast, seudónimo literario de Gustavo Martínez Zuviría.
PROTESTA SIN DUEÑOS
No había ómnibus especiales, contratadas y onerosas estrellas de la música, cartelones políticos ni gremiales, punteros barriales ni los que iban arriados como rebaño por el sánguche y la coca más unos pesos en sus bolsillos.
No se escuchaban bocinas de esas que atruenan conectadas a garrafas de aire comprimido, alucinante pirotecnia ni discursos histéricos, amenazantes, sobreactuados o estentóreos.
No había pancartas identificatorias de grupos, sectores o pandillas ideológicas.
Solo algunos imaginativos carteles de protesta, creados por el proverbial ingenio cordobés que se viene acostumbrado a tomar con humor hasta las situaciones más adversas y dramáticas.
Había, si, muchas banderas argentinas.
Chicas, medianas y grandes.
De papel y de tela.
Elaboradas artesanalmente y de esas que ondean en los triunfos deportivos.
Inofensivas ollas, cacerolas, tapas, cucharas y todo lo que sirviera para hacerse escuchar sin amedrentar.
Ingredientes simples, domésticos, insustituibles, como las conmovedoras y maravillosas voces de una democracia que se aproxima a los 30 años de su histórica recuperación.
Había fervor de sentirse juntos, respetuosamente y codo a codo, igual que cuando hubo que salir a la calle para recordarles a los delirantes y trasnochados, que por más que se hicieran fuertes en sus cuarteles, ellos nunca más.
No ocurrió tan solo en Córdoba, sino que esta actitud de auténtica rebeldía y descontento se multiplicó en toda la geografía nacional, provocando casos -aunque muchos se empeñen en negarlo- de una explosión en la demanda y el consumo de Valium.
No era puntualmente por el cepo del dólar, por la presión impositiva, por el autoritarismo de muchos, por la obsecación de otros, por la ceguera de tantos, por la prepotencia sindical ni por el corralito fronterizo.
Era por todo; por la incertidumbre y por la amenaza de
No se escuchaban bocinas de esas que atruenan conectadas a garrafas de aire comprimido, alucinante pirotecnia ni discursos histéricos, amenazantes, sobreactuados o estentóreos.
No había pancartas identificatorias de grupos, sectores o pandillas ideológicas.
Solo algunos imaginativos carteles de protesta, creados por el proverbial ingenio cordobés que se viene acostumbrado a tomar con humor hasta las situaciones más adversas y dramáticas.
Había, si, muchas banderas argentinas.
Chicas, medianas y grandes.
De papel y de tela.
Elaboradas artesanalmente y de esas que ondean en los triunfos deportivos.
Inofensivas ollas, cacerolas, tapas, cucharas y todo lo que sirviera para hacerse escuchar sin amedrentar.
Ingredientes simples, domésticos, insustituibles, como las conmovedoras y maravillosas voces de una democracia que se aproxima a los 30 años de su histórica recuperación.
Había fervor de sentirse juntos, respetuosamente y codo a codo, igual que cuando hubo que salir a la calle para recordarles a los delirantes y trasnochados, que por más que se hicieran fuertes en sus cuarteles, ellos nunca más.
No ocurrió tan solo en Córdoba, sino que esta actitud de auténtica rebeldía y descontento se multiplicó en toda la geografía nacional, provocando casos -aunque muchos se empeñen en negarlo- de una explosión en la demanda y el consumo de Valium.
No era puntualmente por el cepo del dólar, por la presión impositiva, por el autoritarismo de muchos, por la obsecación de otros, por la ceguera de tantos, por la prepotencia sindical ni por el corralito fronterizo.
Era por todo; por la incertidumbre y por la amenaza de
fragmentación social.
Ordenadamente, sin insultos, peleas ni situaciones desagradables o censurables y una desconcentración ejemplar.
Lo que no había, de ninguna manera, era miedo.
Ese miedo que los argentinos, allá por 1983, empezamos a perder.
Que a nadie se le ocurra reimplantarlo.
Ordenadamente, sin insultos, peleas ni situaciones desagradables o censurables y una desconcentración ejemplar.
Lo que no había, de ninguna manera, era miedo.
Ese miedo que los argentinos, allá por 1983, empezamos a perder.
Que a nadie se le ocurra reimplantarlo.
14 de septiembre de 2012
PROTESTAR CON RESPETO Y SIN MIEDO NO ES PARA PONER NERVIOSO A NADIE.
No había ómnibus especiales, contratadas y onerosas estrellas de la música, cartelones políticos ni gremiales, punteros barriales ni los que iban arriados como rebaño por el sánguche y la coca más unos pesos en sus bolsillos.
No se escuchaban bocinas de esas que atruenan conectadas a garrafas de aire comprimido, alucinante pirotecnia ni discursos histéricos, amenazantes, sobreactuados o estentóreos.
No había pancartas identificatorias de grupos, sectores o pandillas ideológicas.
Solo algunos imaginativos carteles de protesta, creados por el proverbial ingenio cordobés que se viene acostumbrado a tomar con humor hasta las situaciones más adversas y dramáticas.
Había, si, muchas banderas argentinas.
Chicas, medianas y grandes.
De papel y de tela.
Elaboradas artesanalmente y de esas que ondean en los triunfos deportivos.
Inofensivas ollas, cacerolas, tapas, cucharas y todo lo que sirviera para hacerse escuchar sin amedrentar.
Ingredientes simples, domésticos, insustituibles, como las conmovedoras y maravillosas voces de una democracia que se aproxima a los 30 años de su histórica recuperación.
Había fervor de sentirse juntos, respetuosamente y codo a codo, igual que cuando hubo que salir a la calle para recordarles a los delirantes y trasnochados que por más que se hicieran fuertes en sus cuarteles, ellos nunca más.
No ocurrió tan solo en Córdoba, sino que esta actitud de auténtica rebeldía y descontento se multiplicó en toda la geografía nacional, provocando casos -aunque muchos se empeñen en negarlo- de una explosión en la demanda y el consumo de Valium.
No era puntualmente por el cepo del dólar, por la presión impositiva, por el autoritarismo de muchos, por la obsecación de otros, por la ceguera de tantos, por la prepotencia sindical ni por el corralito fronterizo.
Era por todo; por la incertidumbre y por la amenaza de fragmentación social.
Ordenadamente, sin insultos, peleas ni situaciones desagradables o censurables y una desconcentración ejemplar.
Lo que no había, de ninguna manera, era miedo.
Ese miedo que los argentinos, allá por 1983, empezamos a perder.
Que a nadie se le ocurra reimplantarlo.
No se escuchaban bocinas de esas que atruenan conectadas a garrafas de aire comprimido, alucinante pirotecnia ni discursos histéricos, amenazantes, sobreactuados o estentóreos.
No había pancartas identificatorias de grupos, sectores o pandillas ideológicas.
Solo algunos imaginativos carteles de protesta, creados por el proverbial ingenio cordobés que se viene acostumbrado a tomar con humor hasta las situaciones más adversas y dramáticas.
Había, si, muchas banderas argentinas.
Chicas, medianas y grandes.
De papel y de tela.
Elaboradas artesanalmente y de esas que ondean en los triunfos deportivos.
Inofensivas ollas, cacerolas, tapas, cucharas y todo lo que sirviera para hacerse escuchar sin amedrentar.
Ingredientes simples, domésticos, insustituibles, como las conmovedoras y maravillosas voces de una democracia que se aproxima a los 30 años de su histórica recuperación.
Había fervor de sentirse juntos, respetuosamente y codo a codo, igual que cuando hubo que salir a la calle para recordarles a los delirantes y trasnochados que por más que se hicieran fuertes en sus cuarteles, ellos nunca más.
No ocurrió tan solo en Córdoba, sino que esta actitud de auténtica rebeldía y descontento se multiplicó en toda la geografía nacional, provocando casos -aunque muchos se empeñen en negarlo- de una explosión en la demanda y el consumo de Valium.
No era puntualmente por el cepo del dólar, por la presión impositiva, por el autoritarismo de muchos, por la obsecación de otros, por la ceguera de tantos, por la prepotencia sindical ni por el corralito fronterizo.
Era por todo; por la incertidumbre y por la amenaza de fragmentación social.
Ordenadamente, sin insultos, peleas ni situaciones desagradables o censurables y una desconcentración ejemplar.
Lo que no había, de ninguna manera, era miedo.
Ese miedo que los argentinos, allá por 1983, empezamos a perder.
Que a nadie se le ocurra reimplantarlo.
Gonio Ferrari
12 de septiembre de 2012
10 de septiembre de 2012
YA ESTA EN LAS LIBRERIAS “MENENDEZ Y YO”, DE RAMON VERDU
Este martes en el Museo de la Mujer, en la primera cuadra de la calle Rivera Indarte, se realizó la presentación formal del libro “Menéndez y yo”, del periodista cordobés Ramón Verdú, encarcelado por la dictadura militar por un año y medio, sin que mediaran razones. Se exhibieron fragmentos de un programa “Conmigo”, con la conducción de Gonio Ferrari que emitía el actual Canal C allá por 1996, donde compartieron pantalla, aunque no simultáneamente, Verdú y Menéndez.
Ferrari luego se refirió a la obra y a su artífice, quien al ser encarcelado ejercía su profesión en el desaparecido diario “Los Principios”, decano de la prensa de Córdoba.
Desgrabación de las palabras del periodista Gonio Ferrari al presentar el libro de su colega Ramón Verdú, “Menéndez y yo” el martes 11/09/12.
“La nuestra es una profesión invadida que impunemente ejercen algunos médicos, curanderos, pitonisas, chamanes, dietistas, abogados, decoradores, jueces retirados, economistas, policías encubiertos, curas, pronosticadores del tiempo, cocineros, espías, vedettes, travestis, actrices, modelos, políticos en decadencia, futbolistas, corredores de autos y algunos propietarios de medios de comunicación.
También están los que se erigen en fiscales, jueces y verdugos.
Nosotros solo somos periodistas que retratamos una realidad que no podemos modificar.
La misión que se me ha encomendado, es simplemente la de presentar un libro que ha escrito mi amigo y colega Ramón Verdú.
Sería tonto que les hablara de su sensibilidad especial, de vivencias incomparables, de injusticias y violencia, de angustias y padeceres.
Nosotros, los hombres libres por convicción, bien sabemos que el mejor estado del ser humano, es el de gozar la libertad.
Ramón Verdú es periodista, siempre lo fue y lo seguirá siendo.
Es un ladrón de imágenes; un curioso en la oscuridad; un ojo con gran angular de este a oeste y de sur a norte.
Siempre, incluso humillado por las rejas ominosas e injustas, Ramón Verdú nunca dejó de ser íntimamente libre, con esa serena libertad que solo anida en el alma de los decentes, de los profesionales que se rebelan ante los cantos de sirenas y otras falsedades.
La grandeza de los libres no radica en la práctica del olvido ni de la desmemoria, sino por el contrario, en la nostalgia que no sabe de cadenas, de cepos ni de mordazas.
El trabajo de Verdú no es una mera sucesión de vivencias noveladas o con pretensiones literarias.
Su trabajo tiene un enorme valor por su condición, más que de testigo, por haber sido protagonista de la historia.
Ramón lo vivió entre rejas, como a muchos de sus colegas nos tocó vivirlo dentro de un escenario de espanto, de sangre, de traiciones y de otras miserias.
Verdú es un sobreviviente de tiempos macabros.
Lo puede contar en su libro, sin temor a ser sospechado como “tocador de oído”.
Porque muchos de ellos, los tocadores de oído, son los que ahora han caído en el penoso error de considerarse los dueños de la verdad.
Ramón Verdú, colega y amigo, es tan libre como honesto.
No se lo contaron.
Le tocó padecerlo”.
Posteriormente Verdú hizo una sentida reseña de su trabajo ante más de un centenar de asistentes, transitando por momentos de honda emotividad especialmente por la presencia de varias personas que fueron parte de las historias referidas en el libro.
Finalmente se generó un interesante debate.
Gonio Ferrari
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