31 de marzo de 2020

Decisión propia en la drástica disyuntiva

NI SIQUIERA HAY QUE PENSARLO: LA
VIDA  POR  ENCIMA DE LA ECONOMÍA
   Todos los túneles -no confundir con las cavernas- tienen entrada y su correspondiente salida, sin importar la distancia que pueda existir entre ambos extremos.
   Caminamos en un túnel, tenebroso pero túnel al fin, con acceso y egreso como Dios manda ya sea para el paso de un tren, en carreteras sin final o en cualquier otro terreno y si pudiéramos evaluar por la realidad en qué lugar nos encontramos, sería aventurado sostener que estamos en el comienzo o cerca de sorprendernos con esa belleza que es la luz: digamos, para ser equilibrados, que casi llegamos al medio y sin posibilidades ni ansias de volver atrás.
   Venían de regreso y en dirección opuesta los que viajaron a negociar dólares, los sindicalistas prebendarios con su voto de silencio, los políticos apegados a la miseria de amarrocar  sin dejar un peso al prójimo, pero disponiendo de dinero nuestro -de todos- para según ellos beneficiar a los desposeídos; los espíritus vergonzantes de los prófugos,  empresarios apegados a la angurria pese al sufrido estoicismo de la sociedad y aquellos que optaron por el exilio tardío que les garantizara no salir perdiendo. Y uno que otro juez vacunado contra la memoria y por las dudas con una dosis de refuerzo, militante del “vistagordismo”. 
   Dejábamos atrás a los agazapados demonios de la cuarentena, del contagio y de los adioses; al hiriente y estruendoso silencio del encierro, a la impunidad de los ignorantes e imbéciles paseanderos…
   Estábamos salvados aunque se cortara el frágil cordel que emparentaba a la solidaridad con la hipocresía y divorciaba a los diferentes hermanados en el espanto. En suma, volvíamos a lo de antes pero ahora somos menos y al Destino se le ocurrió encomendarnos la tarea de cicatrizar las heridas del tejido social que a la hora del llanto hizo que se abrazaran los opulentos del country con los postergados del tungatunga.
  Preservamos el cuero y parchamos el futuro, porque se hizo prevalecer la vida por encima de las lacrimógenas telarañas de una economía desquiciada tanto por el coronavirus letal, como por la avidez de aquellos a quienes todos nosotros los acostumbramos a no perder y no quisieron aportar su reclamada cuota de sacrificio, no de quebrar, sino de embolsar menos.
   Porque más allá de la política, de los caprichos ideológicos, del partidismo, de las demagogias, de las burlas a la Justicia, de las ausencias programadas y del conventillo emergente, desde el más encumbrado nivel nacional se optó por amparar el valor de la vida por sobre la inminencia de una economía que por su endeblez y una mentirosa y malsana vulnerabilidad con que la vistieran, presagiaba la desintegración nacional en lugar de planificar su recuperación en un país tan ubérrimo como el nuestro.
   Aparte, quedó flotando en el mínimo horizonte del túnel una nube de indignación y desconcierto cuando se tuvo la certeza que ningún político, legislador, dirigente, asesor o ñoqui hubiera tenido el ¿esperado? gesto de donar para destinar a la lucha contra el virus, sus sueldos y dietas de estos días en que no aparecen, no sesionan ni trabajan y están inclinados a la práctica de un pernicioso e inconducente alpedismo.
   Los acaudalados que siempre se enriquecen incluso con la desgracia ajena, ahora buscarán igualarse en el abrazo de la victoria contra la peste con aquellos que dejaron jirones de sus vidas, retratos de ausentes y llantos estériles. Dentro de todo, en la luz al final del túnel la palabra “vida” eclipsa a su vapuleada y despreciada oponente que es la economía.
   Aunque ellos no dejan de ser ricos, seguimos vivos y retomando, felices y esperanzados, la lucha diaria como históricamente ha sido, siempre y cuando al túnel del encierro, las tinieblas y las dudas lo hayamos dejado atrás.
Gonio Ferrari




29 de marzo de 2020

S.L.B.: PAÍS DE TRANSGRESORES, MUCHOS EXPERTOS EN ESQUIVAR LA LEY - QUE ALGUIEN EMULANDO A PERÓN FRENE LA ESCALADA DE LOS PRECIOS - LA MEGACAUSA Y EL ALTO COSTO DE CIERTAS LIBERTADES - POSITIVO DESCUBRIMIENTO: ESTÁ CASI INTACTO NUESTRO SENTIDO SOLIDARIO - LAS REDES SOCIALES Y SU COMETIDO A VECES BASTARDEADO, ETC.


Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa que emiten en dúplex la AM580 y la 88.5FM ambas dependientes de Radio Universidad Nacional de Córdoba. En la edición n° 614 de “Síganme los buenos” estos fueron los principales temas abordados:

El país de la transgresión
COMO SI FUERA PARTE DEL A.D.N. ARGENTINO,
BUSCAR LA VUELTA PARA ESQUIVAR A LA LEY

   No es necesario entrar en explicaciones que mejor sería dejarlas para los filósofos, los sicólogos, los siquiatras y de última, a los practicantes de un estilo pernicioso que ha contribuido a que buena parte de la ciudadanía -lo dicen las encuestas- cada vez cree menos en la Justicia y en su majestad.
   Si se legisla por ejemplo que no se puede pisar el césped, allí están los imbéciles pisándolo porque al desafiar al poder, creen haber hecho un curso acelerado de picardía para transformarse en contestatarios y transgresores, de lo que seguramente hacen cáscara ante sus íntimos.
   Los más fanáticos en este aspecto, llegan a considerarse revolucionarios.
   Si se legisla que el contrabando es delito, sin siquiera conocer los detalles de la prohibición ya están inventando mecanismos para joder a la aduana, fabrican dobles fondos en las valijas y vuelven al país con un sospechoso sobretodo en pleno mes de enero.
   Pareciera que la cuestión es joderla a la ley, pasarle por encima y más que desconocerla, el diploma de pícaro lo obtiene aquel que más la pisotea, sea de la escala social que sea y a esto lo sostengo porque he visto en tales actitudes a virtuales cirujas que ligaron un viaje a Paraguay y a personajes acaudalados con propiedades en Europa, en Estados Unidos o allá en los confines de las pudendeces de la lora.
   La cuestión es el hecho de esquivar a la ley y en estos últimos días, nos hemos cansado de ver lastimosos ejemplos muy de cerca; patéticamente de cerca hasta el punto de poder considerarnos como parte de una escenografía encubridora y casi partícipe, demencial y autodestructiva.
   Dijeron no salir y allá fueron los de siempre a pasear, a saturar las carreteras hacia la playa, a ocupar todas las plazas de los ávidos hoteleros de los lugares turísticos y a romperles la dignidad a quienes pese a sus pérdidas, se negaban a darles alojamiento.
   Si no se podían hacer reuniones masivas, allá fue la pendejada con el argumento que su edad es para la diversión y muchas veces con la venia paterna, multiplicaron los virus a diestra y siniestra no en actitud de inconsciencia sino con pleno conocimiento de lo que podían ocasionar.
   Y cuando la ley por intermedio de sus organismos de control los detecta, los detiene y los encarcela, no faltan los próceres de la protesta que califican esa actitud como autoritaria y exagerada, rindiendo culto a Bolsonaro que ahora los calzoncillos le duran limpios no más de diez minutos, lo mismo que al desafiante Trump o al desubicado presidente de México, atacado de soberbia.
   Señores: se dijo quedarse en sus casas y hay que cumplirlo, salvo las lógicas y necesarias excepciones como el personal afectado a servicios de salud, de seguridad, de abastecimiento alimentario, de atención a vehículos en cuanto a combustibles, de operarios de servicios esenciales y a nosotros aunque no a todos, los periodistas que vendríamos a ser como un mal necesario porque nuestra misión de orientar a la sociedad y es lo más valioso que podemos exhibir siempre y cuando no se caiga en los enfoques odiosamente comparativos de actitudes políticas o de pensamientos ideológicos.
   El virus no pregunta si sos fernandista, kirchnerista o macrista o lo que quieras ser, sino que ataca sin misericordia ni miramientos.
   Entonces, argentinos, dejémonos de pavadas y actuemos codo a codo en defensa propia porque el enemigo, aunque chiquitito y microscópico, es más poderoso y dañino que las miserias que podemos mostrarle al mundo cuando llegue el momento de saber que estamos en el centro de la pandemia.
   No bajemos la guardia porque el maldito bicho es lo que está esperando y está en nosotros dejarlo con las ganas.
   No quiero una Argentina donde tengamos un millar de muertos por día a causa de nuestra estúpida y selectiva estupidez.


Muchos comerciantes, desaforados
ALGUIEN TIENE QUE PONERLE UN FRENO A LA
ACTITUD  DE  AUMENTAR TANTO LOS PRECIOS
   No suele ser mi costumbre, pero es necesario ahora citar a Juan Domingo Perón, General del Ejército Argentino y tres veces Presidente de la Nación, remontándonos a la situación que vivíamos allí por mediados del siglo pasado.
   Entre otras travesuras, los comerciantes dedicados a la venta de artículos de primera necesidad instrumentaron una escalada en los precios que puso el jaque al bienestar que se vivía, y ahora se me ocurre hacer un mechado entre evaluaciones de entonces y elucubraciones actuales, con moraleja al final. Y debo agradecer entre otros medios a Infobae por la certeza y abundancia de datos históricos.
El Plan de Estabilización de febrero de 1952, también conocido como Plan de Emergencia, y una más decidida "vuelta al campo" a partir de entonces habrían de contrastar con la política inicial de expansión monetaria, fiscal y salarial, y de transferencias hacia las actividades manufactureras.
Se acentuó el control sobre los precios de los productos a través de campañas que buscaban combatir ‘el agio y la especulación’, criminalizando a aquellos que aumentaban los precios o acaparaban mercancías en un contexto signado por la escasez de algunos bienes.
El plan fue estructurado con el objetivo de resolver los dos problemas económicos cruciales del momento: el estrangulamiento externo, que se producía por la falta de divisas, y el incremento sostenido de los precios, resultante del aumento de los costos salariales y la política expansiva. Las medidas para atacar esos dos frentes estaban combinadas e incluían una mayor producción agropecuaria, la reducción de las importaciones y la austeridad en el consumo, que permitía mayores saldos exportables y también contenía las presiones inflacionarias.
En consecuencia, la restricción monetaria se hizo mucho más fuerte y se aumentó la tasa de interés con el objetivo de incrementar el ahorro interno y la demanda de créditos. Las tarifas de las empresas públicas se elevaron y la política fiscal fue claramente restrictiva, alejándose de las prescripciones keynesianas. La contracción de las erogaciones se concentró en los gastos de capital, afectando el programa de obras públicas encarado, pues los gastos corrientes estaban asociados al sostenimiento del empleo público, que era funcional a objetivos prioritarios del gobierno; también se recortó sustancialmente el presupuesto militar. Finalmente se incrementó el impuesto a las ventas en el ámbito nacional dando inicio a una política impositiva menos progresiva.
Como la idea era que se estaba frente a una economía recalentada por el ‘exceso de consumo’, el ahorro se ubicó al menos claramente desde 1952 como tema medular en el escenario económico
Por su parte, los salarios fueron congelados por dos años con el propósito de contener la presión sobre los precios y deprimir el consumo (y así alentar mayores saldos exportables y quitar presión sobre los precios internos); en adelante los aumentos se vincularían a los incrementos en la productividad del trabajo. Se trataba de un cambio trascendente respecto a la generosa política de ingresos de los primeros años cuando el Estado directamente había determinado o estimulado la recomposición salarial y de un diagnóstico que enfatizaba en los costos para explicar la inflación.
En su estilo Perón reseñaba las nuevas circunstancias: "La economía justicialista establece que de la producción del país se satisface primero la necesidad de sus habitantes y solamente se vende lo que sobra, nada más. Claro que aquí los muchachos, con esa teoría, cada día comen más y consumen más y, como consecuencia, cada día sobra menos. Pero han estado sumergidos, pobrecitos, durante cincuenta años; por eso yo los he dejado que gastaran y que comieran y que derrocharan durante cinco años todo lo que quisieran; se hicieran el guardarropa que no tenían, se compraran las cositas que les gustaban, y se divirtieran también (…) pero, indudablemente, ahora empezamos a reordenar para no derrochar más".
Y su esposa Eva agregaría poco antes de morir: "El General Perón nos ha expuesto su Plan Económico, nos ha dicho lo que tenemos que hacer. A cada argentino le toca su parte, grande o pequeña, en la inmensa tarea de consumir menos y de producir más".
Entonces el gobierno dispuso que no se distribuyese en el mercado minorista carne ni vendiese en los restaurantes un día de la semana, y que el 10% del total de cabezas sacrificadas fuese preservado con el propósito de cumplir los compromisos de exportaciones. También dejó de servirse café a los empleados públicos, que consumían el 25% de lo que se importaba en ese rubro.
Esta política de extrema austeridad se acompañó con el establecimiento de tipos de cambio favorables a las exportaciones agropecuarias y restricciones a las importaciones con el propósito claro de superar el déficit de la balanza comercial. Se otorgaron cambios preferenciales a los importadores de maquinarias agrícolas y para algunos productos de exportación tradicionales.
Como la idea era que se estaba frente a una economía recalentada por el "exceso de consumo", el ahorro se ubicó al menos claramente desde 1952 como tema medular en el escenario económico, con la capacidad de cumplir un papel articulador fundamental: por un lado permitía reducir el consumo y de ese modo frenar la presión sobre los precios además de morigerar los problemas del sector externo al acrecentar los saldos exportables; por el otro, bien dirigido, podía acrecentar la capitalización empresaria, evitando aquella excesiva dependencia del crédito bancario oficial –que contribuía a la escalada de los precios- y haciendo posible prescindir de los capitales extranjeros -que limitarían el margen de acción a la política oficial- con lo cual podían mantenerse las banderas nacionalistas del discurso peronista.
   Ahora la moraleja: si el gobierno actual hace flamear las banderas de Perón y de Eva Perón, ¿le cuesta mucho políticamente adoptar la misma actitud anti crisis que aplicara su líder -si es que aún lo es- en aquellos años?. Por entonces, a los comerciantes que se abusaban les eran clausurados sus locales, se les incautaba la mercadería y si eran extranjeros, la pena era la expulsión inmediata de nuestro país.
   Se llamaba Ley contra el Agio y la Especulación y se me ocurre que nos está haciendo falta.

Megacausa del Registro
MIENTRAS SE BUSCA LA VACUNA, QUEDA
SOSPECHADO EL PRECIO  DE LA  PRISIÓN


   Se ha reclamado que la Justicia cordobesa en la causa del Registro de la Propiedad presenta preocupantes signos patológicos: Una especie de manía de prisión preventiva, encerrando sistemáticamente a los imputados.
   Posible confusión en el raciocinio, persiguiendo a conocidos de los imputados como nuevos sospechosos. Clara amnesia, ignorando las leyes y la Constitución vigentes.
   Más aún cuestionable desorientación privilegiando  a funcionarios y familiares del Poder Judicial; aparente distorsión de la realidad, fundamentando dudosas condenas en la íntima convicción de una única comisión especial. Además, probable  comportamiento estereotipado juzgando a los mismos imputados reiteradamente.
   Distintos tratamientos se propusieron en el intento de subsanar esta enfermedad judicial: se ha sugerido la posibilidad  de un medicamento cuya fórmula incluya  libertad,  racionalidad, legalidad, igualdad, sinceridad,  honestidad,  imparcialidad,  objetividad e independencia, administrados en dosis adecuadas para restablecer las acciones ajustadas a derecho.
   También se ha solicitado una exhaustiva revisión de cada accionar por organismos de expertos independientes que exijan el cumplimiento de la normativa acordada.
   Y se espera con ansias el desarrollo de una vacuna que inmunice a los funcionarios contra cualquier intento de influencias, amiguismos, parcialidad o conveniencias.  La forma de administrar estos tratamientos planteará otro gran desafío. Hasta tanto estén disponibles, bueno sería ir llevando un registro de las innecesarias víctimas de esta patología, porque para ellos, la prevención será tardía, el tratamiento imposible y la reparación insuficiente.
   Todo indica, a la luz de los últimos dimes y diretes, que la aplicación y el cumplimiento de la prisión preventiva tiene un precio, tan pero tan caro que únicamente los elegidos la pueden pagar.
   ¿No sería acaso oportuno averiguar e investigar quiénes son los padrinos?

Heroísmo y anonimatos
VENIMOS DESCUBRIENDO QUE NUESTRO
SENTIDO SOLIDARIO ESTÁ CASI INTACTO
   Provoca una de esas sensaciones maravillosas, plenas de gozo que se hace contagioso, porque es la desgracia lo que nos viene demostrando que si bien todavía presenta algunos baches superables, nuestro histórico y a veces envidiado sentido de la solidaridad está resurgiendo en el seno de la sociedad argentina.
  Eso que nos une el espanto es absolutamente certero, más allá que se trata de algo inédito para las más recientes generaciones a las que no les tocó vivir circunstancias parecidas aunque no tan severas como lo fueron la epidemia de poliomielitis, la aparición del HIV generador del sida y más recientemente la poderosa y dañina gripe “A”.
   Lo de ahora es nuevo por su masificación y por la velocidad mediática de trasladarnos a los más recónditos rincones de la geografía terrestre, lo que nos permite hacer comparaciones de todo tipo, desde las dolorosas hasta las más inverosímiles.
   Pero algo es cierto: vivimos algo así como en una especie de estado de bloqueo intrafamiliar por eso de las unidades habitacionales espaciosas, salvo los casos de los menos afortunados que se apiñan en un solo espacio padeciendo penurias en materia de trabajo y de otros medios de subsistencia.
   Ocurre algo muy importante: ya no miramos hacia otro lado sino que al vernos con cualquier prójimo, la gravedad de la situación hace que miremos a un espejo con los mismos temores e idénticas esperanzas salvando esa barrera que impone el dinero.
   Pero por encima de todo eso, está el compromiso, abrumador compromiso de vida que tácitamente firmaron y están cumpliendo hasta el sacrificio en muchos casos de la propia vida los científicos, médicos, anestesistas, bioquímicos, sicólogos en la contención, personal de enfermería, los responsables de la limpieza e higiene, en fin todos aquellos vinculados con el sagrado deber de atenuar los sufrimientos y salvar vidas.
   Los rostros cansados y agobiados por la tarea y el estrés suelen mutar en sonrisas, en gestos de cariño, en actitudes de altruismo que hacía demasiado tiempo no formaban parte de nuestra manera de relacionarnos entre nosotros, porque hacíamos prevalecer las diferencias por encima del respeto y las coincidencias.
   Esos sacrificados y abnegados servidores a los que debemos sumar policías, militares, gendarmes, inspectores municipales, docentes que se pelan las pestañas frente a sus computadoras para no dejar de enseñar… en fin son tantos los que merecen el abrazo del agradecimiento y el amigable gesto de comprensión, que al estar envuelta en tal actitud la sociedad en su conjunto llegamos a la conclusión que algo estamos mejorando.
   Lo que si llama la atención y esto de ninguna manera eclipsa todo el reconocimiento que merecen los actores que ya hemos mencionado, es el silencio de parte de la dirigencia política -aunque a veces suele ser aconsejable- y del sector de la dirigencia gremial, siempre ambos inclinados por la verborragia.
   El Presidente de la Nación se muestra cauto pero a la vez decidido y tenaz en lo que viene instrumentando, aunque su ministro de Salud no lo acompañe ni en los pronósticos.
   En fin, lo que se impone desde ahora y para los tiempos, es reconocer y vale repetirlo hasta el cansancio, que tanto el compromiso como la dedicación y el sacrificio, son inequívocos síntomas que nos llevan a pensar que el tejido social ha salido de terapia intensiva para recalar en la sala de cuidados intermedios.
   Rogamos que el rigor de la situación que aún no ha llegado a su punto cúlmine para nuestra desgracia, no derrumbe el andamiaje de positivo entendimiento que estamos advirtiendo, porque de esta nos salvamos todos o la historia nos pondrá como ejemplo de lo que no se debe hacer.

La importancia de las redes sociales
CUMPLEN  UN  COMETIDO  TRASCENDENTAL  PERO
A VECES LOS MALNACIDOS LAS USAN PARA DAÑAR
   Afortunadamente son muchos los argentinos que como para referirnos al mobiliario habitual cuentan asimismo con equipo de computación, ordenador que le dicen y “compu” para los jóvenes y adolescentes que les dan lecciones a padres y abuelos acerca de su utilización.
   Es cierto que en los sectores marginales tal equipamiento se reduce a su mínima expresión, pero salvando ese detalle que poco a poco se viene superando, debemos coincidir en que se trata de un mecanismo que ahorra tiempo, desplazamientos y costos pese a que suele ser también utilizado por inescrupulosos para cometer delitos o para confundir a la población con sus falsas noticias presentadas con toda la traza de las auténticas.
   Lo que también es cierto, por aquello de la magia del papel impreso que representa el periodismo gráfico y de manera especial los diarios, demuestra que a los empujones y superando obstáculos, tiene reservado no tan sólo en la historia sino en el corazón de la gente, un lugar donde se atesoran las buenas acciones; los medios que han salvado vidas, que han unido a la gente, que han orientado en momentos difíciles.
   Volviendo a la informática, en estos días hemos podido notar que su utilización se ha intensificado de tal manera, que los servidores tecnológicos están desbordados, por lo que la velocidad de operación se ha visto disminuida y llama la atención que el principal operador local en el rubro, que es CableVisión nada haya informado pese a la acumulación de quejas que sin dudas recibe y eso que ni siquiera atienden los teléfonos y es preciso cargarse de paciencia y esperar una hora o más con el teléfono en la oreja.
   Por tratarse de un servicio ahora esencial para la comunidad porque entre otras ventajas hasta es posible cobrar dinero mediante ese sistema, es curioso que el Poder no haya intervenido en asegurar la calidad de esa prestación que más allá del entretenimiento, significa un medio de conexión con la sociedad ahora aislada por la cuarentena, para colmo a punto de extenderse.
   Las redes sociales dejaron de servir sólo para relacionarse, formar parejas, reencontrarse con amigos que creíamos perdidos, intercambiar fotos, etcétera sino que ahora es una oportunidad que se le brinda a la gente de hacer más llevadero el encierro y no sentirse tan aislada del mundo.
   Pero alguien debe controlar en estos momentos críticos algunos contenidos que son peligrosos y más aún potencialmente destructivos.

28 de marzo de 2020

Así pasen los años…


LOS PERIODISTAS EN LA DICTADURA
MILITAR Y REPORTAJE A MENÉNDEZ
   En estos últimos años la sociedad cordobesa y con expectativas más allá del ámbito nacional, asistió al juzgamiento de varios militares acusados por delitos aberrantes perpetrados durante la década del ’70. Naturalmente no estuvieron solos y como siempre, contaron con la complicidad de civiles amigos y miembros de otras fuerzas de seguridad.
   Buena parte de la Iglesia colaboró con su silencio.
   Buena parte de la comunidad aportó su cuota de miedo.
   Algunos sectores políticos mostraban indiferencia.
   Las empresas periodísticas acataban sin chistar el manual de estilo, la censura y los aprietes telefónicos que les imponían los militares.
   Si hasta prohibieron una historieta: el curioso caso de Lindor Covas, un gaucho matrero, mujeriego y enemigo de la autoridad.
   Le hicieron cambiar el nombre artístico al “Soldado Chamamé” porque se sentían ridiculizados y ofendidos.
   Olmedo no pudo hacer más el Capitán Piluso, porque un militar no podía andar armado con una gomera.
   Los periodistas debíamos caminar entre las dos veredas, apretados por ambas: nos tocaba ir a retirar los “partes de guerra” que dejaban montoneros, erpianos y otros en los baños de algunos bares o bajo el banco de cualquier plaza, como asimismo asistir a las conferencias de prensa que ofrecían autoridades del ejército o de otras fuerzas de seguridad. Desde ambos bandos -aunque no lo dijeran- seguramente estábamos sospechados de trabajar “para los enemigos”.
   Escribíamos a conciencia lo que veíamos, pero después en muchos casos se publicaba otra cosa.
   Y cuando aparecían las listas negras, estábamos allí  los periodistas y no los empresarios de los medios de comunicación, para muchos de los cuales éramos solamente un número de legajo y un sobre con el salario a fin de mes.
   Y ante los dictadores, una moneda de cambio que asegurara su impunidad y su prosperidad.
   La tarea de investigar la actuación de los medios periodísticos durante los oscuros tiempos del desprecio, aunque sepa que es un sector poderoso, es una deuda pendiente que ahora, hoy, la Justicia tiene con la sociedad.
   Muchos de esos medios que claudicaron y agacharon la cabeza sin pudor, ahora son leones lo mismo que los “descolgadores de cuadros” que con gran sentido del oportunismo supieron aprovechar el ocaso militar.
   Claro.
   Ya no había riesgos, no tenían fierros y tampoco soldados.
   Muchos exponentes de eso que ahora llaman moderno periodismo y “periodismo militante” -direccionado hacia un solo objetivo que curiosamente no es la objetividad- pretenden en estos tiempos y tocando de oído, enseñarnos cómo se vivían aquellos días dentro de nuestra profesión y para colmo con cierta desfachatez de juzgarnos con rigor, sin testimonios válidos y sin el pudor del respeto.
   Y en 1996, casi un cuarto de siglo atrás, no era fácil entrevistar a Luciano Benjamín Menéndez aunque ahora los exponentes de un tardío coraje sostienen que ellos lo hubieran hecho… pero no lo hicieron.
   Y en un mismo programa titulado “Conmigo” que durante más de una década aparecía semanalmente en el Canal CBA, hoy Canal 2 que en un momento fuera de CableVisión, pude entrevistar a Ramón Verdú, colega periodista y excelente fotógrafo varias veces laureado, quien durante la dictadura de Videla & compañía estuviera en prisión casi dos años. Y en el mismo espacio logramos una entrevista con Menéndez a quien las cámaras de TV nunca le resultaban simpáticas. El golpe y los métodos, los enfrentamientos, todo lo de aquellos años bravos formaron parte del diálogo.
   Por eso ahora, hemos considerado valioso recordar esos dos reportajes en un mismo programa, como homenaje a la memoria.
   Usted los podrá encontrar unificados formando parte del archivo de “Conmigo” en el costado derecho de este blog, debidamente identificado, con casi una hora de duración.
   Les transmito mi agradecimiento, por honrar la historia.
Gonio Ferrari
  



25 de marzo de 2020

No salga por nada del mundo…


EL VALOR, EL ENCANTO, LA OBLIGACIÓN Y
LA CONVENIENCIA DE QUEDARSE EN CASA

   “Sólo quien ama su hogar, ama
también a su Patria. (Coleridge)

  ¿Por qué será que aunque se repita y se repita, aunque sea parte de lo cotidiano, siempre nos provoca la misma sensación de amparo y protección, eso de volver a casa? Es que respetamos aquello que “lo maravilloso no es que ella nos abrigue, nos caliente ni que uno sea dueño de sus muros sino que haya depositado lentamente en nosotros estas provisiones de dulzura; que ella forme en el fondo del corazón ese macizo oscuro en el cual nacen los sueños como aguas de manantial”, de acuerdo con expresiones de Saint Exupery.
   La dinámica actual puede que haya modificado la forma de vivir, pero de ninguna manera las bases de tal sentimiento incorporado a la forma de ser que tenemos, adhiriendo a la visión poética que Lope de Vega supiera inmortalizar en uno de sus escritos al sostener “Dichoso el que vive y muere en su casa, que en su casa hasta los pobres son reyes”.
   Y es una verdad incuestionable porque el dueño de casa es dueño de sus rincones, de sus rejillas, de sus muros con humedad o rajaduras, del patio de tierra o de la terraza, madre de muchas curiosidades e indiscreciones vecinales.
   Las exigencias sumadas al vértigo de los tiempos que vivimos llevaron a la casa a transformarse en dormidero, en lugar de paso, en cama fugaz y transitoria, en sentirse cada vez más visitante que propietario porque en la mayoría de los casos ya ni el domingo es un ancla hogareña porque se opta por la salida a cualquier lugar por encima de la atadura de esas paredes cargadas de memorias y muchas veces de gritos y de silencios.
   Objetivamente evaluado, en la casa siempre, siempre hay algo que hacerle llámese terminar con el agobiante goteo de una canilla cambiándole el cuerito, aceitar una cerradura, variar de posición los muebles de la sala, limpiar los espejos, barnizar alguna puerta, pintar las sillas u otras imprescindibles tonteras.
    Nada mejor que quedarse en casa en legítima defensa contra un poderoso enemigo.
   Porque si todos nos quedamos en casa como celosos guardianes, ese mortífero invasor no tendrá a quién visitar y menos aún donde quedarse…
   Quédese en su casa. No salga.
   Lávese con frecuencia las manos y los brazos hasta los codos simplemente con agua y jabón.
   No aísle a sus mascotas porque son inocentes y no representan peligro de portación, según sostienen los entendidos.
   Si tiene chicos miren películas, jueguen al ajedrez, al chinchón, al truco, a la escoba, al póker, a la canasta, al mus, al solitario, al ta-te-ti, al ludo o a las escondidas incluyendo la maña de utilizar los placares, las alacenas o debajo de las camas, u opten por caminar en círculos por el patio. Cuenten cuentos. Inventen juegos, fabriquen rompecabezas, lean revistas y diarios viejos o peléense por cualquier pavada de esas que nunca faltan.
   En el equipo de audio o en cualquier celu pongan buena música rítmica y hagan gimnasia hasta cansarse, que es una buena sensación si sirve para dominar eso tan terrible que son el miedo y la ansiedad.
   Ella que se lave, decolore y tiña el pelo mientras él se afeita la barba dejándose el bigote…
   De vez en cuando recen por todos aunque no crean en nadie.
   Seguramente algo o mucho tienen para hacer allí, que por ahora y por varios días es su templo sagrado; su íntimo universo.
   Y si es casado, “empalomado”, soltero o con pareja conviviente, ¿necesita que alguien le diga todo lo que puede hacer?
   Haga lo que haga, tómelo en serio y ¡quédese en su casa!
   Ese es su reinado.
   No abdique. No abandone el trono
   Evite ser consecuencia insalvable de su propia irresponsabilidad y absoluta falta de imaginación y creatividad.
Gonio Ferrari  




24 de marzo de 2020

24 de marzo de 1976

Nunca el olvido...
CAIMOS A UN ABISMO INFAME DEL DESPRECIO
POR LA VIDA Y DE  CONVIVIR CON EL ESPANTO
   Contar con los dedos infalibles o apelando a la vivencial e insobornable memoria el resultado es el mismo: parece mentira, pero han pasado 44 años…
   Y ha transcurrido tanto tiempo -o un instante, para muchos- desde aquella noche en que un grupo de pretendidos iluminados, con la mortal prepotencia de las armas, interrumpió la legitimidad de un gobierno que pese a sus carencias y errores, era el resultado de un alicaído y erosionado proceso democrático.
   Fue el día inaugural de aquellos años de miedo y de plomo; de cotidiano terror a dos puntas, como a dos puntas fueron el secuestro, la capucha, la tortura y la muerte, sin que esto de ninguna manera sea plantear o sustentar una estúpida reivindicación de la teoría de los dos demonios, sino la honesta y sincera enunciación de una realidad que nos tocara padecer. Las enormes ventajas de impunidad aprovechadas por el terrorismo de estado terminaron con una o dos generaciones de argentinos, románticos e ilusos patriotas para unos y guerrilleros o subversivos para otros.
   La masacre es la masacre. Los muertos y asesinados son asesinados y muertos cualquiera haya sido su forma de pensar.
   Fue un precio demasiado elevado, para darnos cuenta que aquello de la purificación por la sangre es una irremediable forma de violencia que a nada conduce, salvo a la desintegración social y la destrucción del país. Y es cierto eso de no perder la memoria, porque es lo que teóricamente impide reiterar los errores del pasado, siempre y cuando se la aproveche honestamente como memoria total sin negaciones, escondrijos ni manipulaciones de la historia.
   Hace tiempo y al paso de varios gobiernos se dijo que había llegado la hora de la recuperación y del reencuentro nacional -siempre el mismo y percudido discurso- y que sin llegar a los campos del olvido nos sirvieran como dolorosas experiencias. Sin embargo subsisten los viejos odios y aquellas sangrantes heridas que muchos se empeñan en no dejar que cicatricen.
   Los argentinos que amamos a esta Patria, estamos convencidos que la justicia es necesaria, tan necesaria como inútiles son la revancha o la venganza. Nadie pretende el olvido, siempre y cuando aquel ejercicio de la memoria, sirva para unirnos y no para ahondar el odio, la grieta y el desencuentro.
   A mí no me la contaron.
   Han pasado tantos años y sinceramente me parece que merecemos ser felices incluso nosotros, los que hemos vivido el espanto, aquel espanto que hoy muchos improvisados tocadores de oído, imberbes ahora y espermatozoides en el ’76, pretenden reflejar a su manera y sin ponerse colorados.
   Han sido 44 años en la búsqueda de la verdad, una empeñosa lucha que se hizo y aún continúa alimentada con el enorme componente político de las ideologías, tan enfrentadas como en aquellos tiempos del desprecio. No digo que sea necesario aquietar las pasiones, porque sería pretender un arco iris en blanco y negro. Pero si, dentro de lo posible y para alcanzar la paz integral que tanto necesitamos, es imperioso recuperar el camino del respeto y de la grandeza de pensamiento, sin mezquindades ni autoritarismos.
   Pero sobre todo, dejando que la justicia haga lo suyo y la memoria no circule en una sola dirección. Porque la memoria parcial, bien lo sabemos, es una manera perversa y despreciable de encubrir mentiras.
   Y jamás dejemos de recordar que el terrorismo de estado no se inició en 1976, sino que los argentinos lo vimos recrudecer durante los gobiernos de Perón y de su tercera esposa, en la primera parte de la década del 70, cuando la dupla Isabel-López Rega y compañía, dieron a luz aquel maldito engendro de las tres A.
   Es una porción de nuestro drama y no es gorilismo como los amnésicos pretenden maquillarlo.
   Y es parte de lo que nos tocó vivir.
   Nunca más…
   Procuremos honrar a la Patria sin olvidos, respetando aquella gran verdad que la memoria es el lápiz de la historia.
   Antes y ahora, memoria, verdad y justicia.  
   No hagamos un minuto de silencio.
   Gritemos un agradecimiento a la Democracia
Gonio Ferrari

22 de marzo de 2020

S.L.B.: EL OTOÑO, EL CALENDARIO Y LA VIDA - PATRIÓTICO LLAMADO DEL PRESIDENTE EN SU DISCURSO - LA PANDEMIA, UNA BOMBA NUCLEAR SIN DISTANCIAS - MEGACAUSA: PRISIONES INJUSTIFICADAS Y DESCRITERIO HUMANITARIO - RIESGO PAÍS EN 5.000 AHORA INADVERTIDO – “BONUS TRACK”: OTROS DESASTRES QUE SE ABATIERON SOBRE EL PLANETA Y LA PRIMAVERA EN EUROPA, UNA TERNURA, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” n° 613 del domingo 22/03/20 emitido en dúplex por AM580 y la 88.5FM, ambas dependientes de la Universidad Nacional de Córdoba

Frescura y reinado de los ocres
EL OTOÑO EN EL CALENDARIO,
EN LAS PLANTAS Y EN LA VIDA
   Es probable que para algunos sea la más triste y opaca de las estaciones, por eso de las hojas amarillentas, el viento molesto y la aparición de las primeras sensaciones distintas y opuestas al calor.
   Posiblemente un exceso de romanticismo -para muchos, un sentimiento caído en desuso- prefiera hablar de los tiempos de nostalgias, de los colores apagados, del verde que empieza a ponerse pálido y de las nubes que dibujan imágenes alucinantes.
   Lo mejor, asumir el otoño con el alma, más que con los ojos.
   Y más en los momentos actuales que el salvador encierro nos lleva a mirarnos hacia adentro; a escudriñarnos el alma; a pasear por la memoria los momentos gratos que disimulen la desgracia que se abatió sobre el planeta con sus secuelas de dolor, de temores y de luto.   
   El otoño es también una etapa trascendente en la vida de las personas, por aquello de llegar a los umbrales del invierno, que es cuando mueren muchas plantas, el frío se nos mete en los huesos y ese calor juvenil que vemos alejarse del alma.
   Y ahora, complicado momento que el miedo hace que lleguemos a querernos un poquito más y a mirar al prójimo con expectativas de vida, las mismas que nos encantaría vieran en nosotros.
   Sin embargo, para muchos el acceso a cosas distintas, el otoño es maravillosamente bienvenido, portador de novedades e ilusiones que, a veces con certeza, se concretarán cuando pase el invierno y si en la coyuntura que nos agobia se le suman las ansias de sobrevivir.
   Por eso la transición del otoño tiene la magia de la nostalgia que dejamos y de la esperanza que camina hacia nosotros, con su promesa de salud preservada, de flores, de renovados aires, de amores incipientes.
   Casi como si el amor sólo fuera un privilegio que se vive y se madura fatalmente entre septiembre y marzo, aunque este marzo que ahora vivimos nos trajera la maldición de una pandemia que ni mediante el terror que provoca conseguirá eclipsar a los sentimientos.
   Eso, para los que no saben ni conocen la maravilla de enamorarse en el otoño del calendario, ni en el otoño de la vida.
   Porque para vivir del amor no hacen falta los almanaques.
   Solo basta con que al reloj de arena que llevamos en el alma, lo pongamos horizontal.
   Ya le abrimos las puertas tras las lluvias y todo el reciente verdor, con la esperanza de ir viendo crecer la luminosidad del cielo, la pureza del aire y un resurgimiento de esa poesía que es pisar hojas secas, o sentir en la cara una brisa que dejó de ser agobiante.
   De no ver un escenario urbano de barbijos. Nuestro otoño único en los árboles, en el paisaje, en el aire y en el cielo.
   Hagamos entonces que el otoño de la vida sea igual de placentero, un regalo que nos debemos hacer a lo mejor no tanto por merecerlo, sino también por las vicisitudes que nos tocan afrontar…
   Con sufrimientos o no.
   Con riquezas o con deudas.
   Con amores o sin ellos.
   Con penas o no.
   Con adioses o no. 
   Solo con lo más importante: con la maravilla de saber que estamos vivos. 
   Y para un otoño más, pasadas las angustias, todo eso no es poco.

Mensaje presidencial
UN FIRME LLAMADO PATRIÓTICO QUE SIRVIÓ PARA
IMPONER  CONDUCTAS  Y  COHESIONAR  ACCIONES
   Los argentinos estaremos a prueba -inédita prueba- para que demostremos que la recuperación de la democracia fortaleció el respeto recíproco y rescató esa perdida solidaridad que nos caracterizaba: ahora necesitamos más que nunca y frente al enemigo común, hacer un patriótico frente que no le tema a la batalla.
   Y tal fue el enfoque del discurso presidencial, de pocos minutos, en el que el Dr. Fernández adelantó algunos aspectos de lo que en pocos minutos y antes de aquella medianoche, estaría suscripto para su cumplimiento: la determinación de implantar una cuarentena para el aislamiento social, preventivo y obligatorio hasta la medianoche del 31 de este mes.
    Los detalles de la medida eran más o menos conocidos o calculados, pero fuerte fue el contenido cuando se refirió a quienes violaran esa drástica disposición, ya que se aplicaría todo el rigor de la ley y sin excepciones, según lo remarcó.
   Los argentinos, la verdad sea dicha, es como si estuviéramos reclamando desde tiempo atrás una mano dura, aunque haya sido llevada a la práctica en una situación tan comprometida; en una guerra contra un enemigo invisible que agazapado, es capaz de diezmar a mansalva como lo está haciendo en buena parte de Europa y en otras latitudes.
   Con suma tranquilidad, el Presidente enumeró las obligaciones necesarias de cumplir y planteó asimismo las excepciones especiales, tomando en cuenta su importancia para la sociedad.
   Roguemos que prevalezca el buen criterio si es que la gente lo recupera, para modificar esta incomprensible actitud de fresca indiferencia, como si se tratara de vacaciones o de feriados graciables, exponiéndose con la familia y despreciando los cuidados que se deben hacia el prójimo.
   No merecemos ningún mal, pero algunos revivieron aquel viejo mito del “a mí no me va pasar”.
   En todo el mundo, fueron miles a los que les pasó…
   No permitamos ser parte de esa penosa estadística.

Megacausa del Registro
PANDEMIA, PRISIÓN PREVENTIVA Y POBRE
CRITERIO HUMANITARIO RODEAN EL CASO
   Frenar el avance del coronavirus nos obliga al aislamiento como cuestión de respeto y práctica absoluta de la solidaridad pública: lo hacemos entre todos o el maldito virus nos devora.
   No hay opción a salvatajes individuales, el virus es inmune al poder y al dinero. Pero aún en el aislamiento, gozamos de nuestra libertad de cuidarnos, mantener distancias, alimentarnos lo mejor posible, ventilar ambientes,  higienizarnos, etc.
   Bajo esta situación intenté ponerme en el lugar de las personas que fueron encerradas bajo prisión preventiva en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba, sin tratarse de delitos graves, sin existir pruebas, sin antecedentes penales y tapando toda duda con “íntima convicción”.
   ¿Sería válido exponer estas personas a un encierro en el que los cuidados se dificultan por los limitados espacios físicos que condicionan las distancias,  los elementos de obligado uso común y las muy probables dificultades para ventilar o cumplir aislamientos?
   No discuto en absoluto los casos de personas con condena firme o excepción justificada en la causa que sea, me refiero en particular al Registro, donde la prisión preventiva se usó como regla sistemática, al punto de colocar a Argentina en falta internacional.
   Nos llamaron la atención desde la ONU, y hasta donde  sé o me pude haber enterado por algún medio, no hubo ningún funcionario judicial sancionado.
   La situación genera doble riesgo: el de los innecesariamente encerrados que podrían cumplir con mejores medidas en su casa, y el de los legítimos moradores del lugar, que como consecuencia de la injustificada superpoblación, pierden garantías en las condiciones de seguridad mínimas.
   Pregunto y en este caso, como pocas veces lo hice, exijo al menos una humanitaria respuesta: ¿En caso de grandes contagios, alguien del Poder Judicial será responsable por los encierros  infundados? 

No quebremos la cuarentena
ESTA  PANDEMIA ES UNA MALDITA
BOMBA NUCLEAR SIN DISTANCIAS
   Cuando la estupidez humana se masifica, que nadie se enoje si alguien llega a sostener que la nuestra es una sociedad donde los estúpidos son mayoría.
   Y para colmo, están los híper estúpidos que se envalentonan sosteniendo que nadie les puede obligar a cambiar sus cotidianas conductas, costumbres y rutinas; son los que anidan en sus almas el otro peligroso virus que es el de la anarquía o sea el desconocimiento de cualquier autoridad por encima de sus propias decisiones, caprichos o empecinamientos y por extensión, se puede aplicar tal calificativo a quienes son presos del desconcierto en cosas que requieren orden y método.
   ¿Puede un ser humano ser tan, pero tan imbécil, de restarle importancia a una letal amenaza como es la que tenemos en todo el mundo encima de nosotros?
   Me explicaba un entendido en interpretación de actitudes que mucho tenía que ver lo inédito del problema, porque si ya lo hubiéramos sufrido antes en la misma magnitud, otra sería la percepción de la gente y considero que es un enfoque acertado. Lo más reciente que podemos evocar es la gripe “A” de la que fui una de sus víctimas, antes el HIV con su demencial multiplicación planetaria y algunos años antes tuve gran parte del sufrimiento cuando en la epidemia de poliomielitis uno de mis hermanos la padeció.
   Y ahora dentro de nuestro asombro que nunca alcanza, vemos con estupor las multitudes que se establecieron en lugares turísticos hasta el punto que junto a un lago cordobés, tapan con cintas las patentes de autos, 4x4 y otros vehículos para que no les identifiquen el origen.
   Carreteras bonaerenses colapsaron en dirección a la costa y en cualquier pueblo del interior ver las canchitas de fútbol con plena actividad y numeroso público al igual que muchos shoppings de todo el país, sin dejar de lado las peatonales y otros puntos de concentración humana.
   No damos el número de detenciones realizadas por violación al decreto que establece limitaciones en procura de controlar la expansión del coronavirus, aunque lo más trascendente sería instrumentar mecanismos que permitan aislar de la sociedad a los inconscientes que son potenciales multiplicadores de la desgracia y es como si se creyeran inmunes, cuando en realidad son los más desprotegidos y vulnerables.
   Cuando pocos días atrás alguien mencionó los términos “estado de sitio” no fueron pocos los que encresparon los pelitos de la nuca, cuando imaginaron esa medida militarmente llevada a la práctica y debidamente controlada.
   ¿Queda alguna otra salida?
   Si existe, que alguien se la comente a cualquier autoridad con llegada a la máxima dirigencia política del país, porque si ni siquiera la mesura presidencial sirvió para orientar la conciencia popular, entonces que sea el rigor lo que contribuya a que nos salvemos más de los que quedarán en el camino con tales inconductas.
   Además estaríamos consolidando en democracia, aquello que las fuerzas armadas no gobiernan sino que cumplen directivas del poder constitucional.
   ¡Basta de cucos a los uniformes militares!
   Tienen menos fierros que un parquet como para reeditar una aventura de las tantas a las que nos empujaron desde la mala política, desde el empresariado prebendario o desde los bastiones de la fé.
   Porque si la vigencia de las leyes y su aplicación al pie de la letra, no alcanzan a ponerle freno a los excesos de todos los loquitos que andan sueltos contagiando esta mierda que está haciendo tanto daño a la Humanidad, apelemos alguna vez a otros elementos considerados más convincentes y menos permeables a la imbecilidad humana.
   Que haya seres potencialmente suicidas es una lamentable verdad estadística, pero que no sea desde la debilidad, el condicionamiento o los temores de un gobierno que vacila en aplicar medidas extremas, que se fortalezca precisamente ese otro ejército, el que sin balas, fierros ni tanques nos está liquidando como sociedad.
   Esto no es para débiles ni para indecisos, porque cada minuto son miles los que mueren, cuando debieran ser miles los que sobreviven.

La inflación superada por el virus
NUESTRO RIESGO PAÍS, AUTÓCTONO O DE
REBOTE, VIENE CRECIENDO INADVERTIDO
   Hasta pocos días atrás, el argentino medio y amigo de estar enterado de la actualidad, cada mañana antes de lavarse la cara o afeitarse o desayunar, tenía que enterarse cuáles eran los dígitos del riesgo país no porque se tratara de un empresario, sino que la curiosidad es el principal cliente de ese registro que para la gente común escasamente tiene que ver porque entre otros males no lo privará del asadito del domingo, de los puchos, de la popular en la cancha, de la birra, de las zapatillas de moda, del celular con todos los chiches o del baile.
   Para colmo, ahora se mezcla el crecimiento de ese indicador que refleja la confianza internacional que nos tienen o que tienen del gobierno y su eventual o no cumplimiento de los compromisos, con la desgracia universal del coronavirus y sus dolorosas consecuencias que viven condicionando las economías de cualquier país, incluyendo a las grandes potencias.
   Pero el caso nuestro junto con algunos regímenes cercanos como Ecuador o Venezuela, es de cuidado porque si la marcha de la pandemia eclipsara a los que por ahora son cerca de 5.000 puntos de riesgo país, sin que nos demos cuenta otro huracán se abatirá sobre nosotros que son las exigencias internacionales de los buitres, sumados a las palomas hambrientas que serán aquellas naciones con blasones de estabilidad pero menos afortunadas o severamente dañadas por el virus.
   Pocos se dieron cuenta y muchos de los que se dieron cuenta prefirieron no levantar la perdiz, pero el dólar billete, blú que le llaman porque es el que te venden sin preguntar para qué te hace falta ni de dónde vienen los morlacos con los que estás pagándolos, se negociaba este viernes entre 90 y 91 pesos la unidad.
   Lejos quedamos del uno a uno menemista y de los valores inferiores a los 15 mangos que se supieron cotizar durante parte de los últimos gobiernos, hasta que la hecatombe aniquiló todos los pronósticos y las agorerías.
   Aunque en verdad y sin entrar a especulaciones reservadas a los economistas, de nada nos serviría bajar el riesgo país a un miserable dígito, si el destino que nos alcanzara no fuera el que soñamos: que se pase la peste del virus, aunque renazca esa otra peste virtualmente inmortal que es la de los que manejan la economía y las finanzas del mundo.

La crisis vista de reojo
EL VIRUS NI LA CUARENTENA PUEDEN
IMPONER UN ENCIERRO EN  CASTIDAD
   Desde mi tarima octogenaria me permito aconsejar la pérdida de tiempo (para algunos) de leer antes de condenarme al exilio del silencio, o a la dolorosa crucifixión intelectual que es cuando resulta imposible arrepentirse o poner marcha atrás, respetando aquello que la palabra dicha no sabe volver. Lo intentaré con algunos conceptos que considero adecuados para la realidad que desorienta y nos transforma en presos de una cárcel gigantesca que por ahora al menos, sólo tiene puertas para entrar.
   “El humor permite ver a través de lo que parece racional lo irracional. Refuerza además nuestro instinto de conservación y preserva nuestra salud espiritual. Gracias al humor las vicisitudes de la vida se tornan más llevaderas. Desarrolla nuestro sentido de la proporción y nos revela que lo absurdo merodea siempre en torno de la exagerada gravedad”, conceptos vertidos por un grande como lo fuera Charles Chaplin, porque si es por utilizar frases ajenas, tampoco está equivocado Martín Descalzo al sostener que “El débil disimula su miedo y su debilidad bajo una capa de solemnidad mientras que el fuerte las supera por el humor”.
   La realidad mundial nos está mostrando que esto no es joda; que la situación es más grave a cada hora que pasa; que la declinación de la pandemia muestra una lacerante lentitud y que no son pocos los irresponsables que seguramente por ese atávico sentimiento que es el miedo, toman la obligada y necesaria reclusión como una vacación extra creyendo que la playa, la montaña o cualquier otro paisaje o lejanía son eficientes vacunas o paliativos del peligro.
   Ricos y pobres; negros, blancos, mestizos o amarillos se pueden contagiar, sufrir y morir aunque es como si ahora se hubiera despertado la adormecida solidaridad de mirarnos limpiamente sin barreras, por eso de haber universalizado el temor o por asumir finalmente la inteligencia de advertir que nos necesitamos los unos a los otros y ese es un valioso logro en un dramático escenario.
   Las circunstancias nos han sumergido en una rara especie de dulce esclavitud hogareña, desacostumbrada e impuesta manera anterior de ver pasar los días más desde afuera de la casa que desde adentro y es que nos abruman las dudas de qué hacer en el encierro sin ir al bar con los amigos, sin caminar los sábados por la peatonal, sin pisar el gimnasio, sin trotar por el parque o en cualquier plaza, sin meterse a un cine, ir a sufrir y gritar en una tribuna deportiva o salir de caravana no siempre santa mezclada con lomitos, choris, birras, malbec o burbujas porque la práctica del alpedismo no es un pasatiempo sino una burla al lugar donde trabajamos y de donde comemos.
   Ellas no pueden salir de shopping lo que disminuye el dolor de cada vencimiento de tarjeta, no pueden juntarse con las amigas para jugar a las cartas, hablar de moda, intercambiar recetas de cocina, compartir el novelón televisivo o actualizarse en el chismerío vecinal y ni siquiera es aconsejable salir a barrer la vereda porque los arrebatadores no le temen al virus, sumado a la contaminación de la basura que se acumula porque el recolector se olvidó de pasar o porque están de paro.
   No son muchas las opciones que nos quedan porque los chicos se aburrieron de la TV, la play ya los hartó y las recíprocas visitas de amigos son desaconsejables y ni pensar en ponerse al día con los deberes. Las docentes estarán sufriendo a cuenta y con válidas razones por lo que les tocará recuperar cuando los vándalos salgan de su encierro y vuelvan a las aulas con el virus del ocio metido en sus entrañas.
   Resumiendo, no son muchas las alternativas que se ofrecen en la férrea intimidad de los hogares, que ofrece la penosa realidad del sufrimiento ajeno y de los peligros que nos acechan con su ominosa cercanía por esa certeza de su impiedad sin fronteras. El Estado viene haciendo, sobre la marcha y a empujones, lo que tiene a su alcance en su función de protector de la sociedad y la gente debe confiar en el buen criterio de los científicos y especialistas, desechando las charlatanerías de los aprovechados e ignorantes.
   ¿Qué queda para hacer, intramuros hogareños?
   Las estadísticas serias y confiables que suelen apuntalar a la historia, me darán la tardía respuesta de aquí a nueve meses.

BONUS TRACK

   Como fue enorme la cantidad de mensajes de los oyentes que bien se puede decir que “coparon” el espacio de Síganme los buenos, quedó algún material preparado como recopilación de antecedentes acerca de pandemias que azotaron al mundo. A ese trabajo lo ofrecemos ahora, sin que haya salido al aire, porque nos vimos superados hasta el punto que optamos por posponer para otra edición tres de las tandas publicitarias que domingo a domingo nos acompañan. Esto fue parte de que “nos quedó en el tintero”:

Tratamos de hacer una recopilación
DEMASIADAS  HAN SIDO  LAS  EXPRESIONES  DE
ESPANTO QUE SE ABATIERAN SOBRE LA TIERRA

    Después que el número de casos fuera de China, donde se originó, se multiplicara por 13 en dos semanas y en ese periodo los países afectados se triplicaran, la OMS elevó las alarmas. “Podemos esperar que el número de casos, de fallecimientos y de países afectados aumente” en los próximos días y semanas, dijo el director general de la OMS, Tedros Ghebreyesus, quien reconoció estar muy preocupado ante los “alarmantes niveles de inacción”.
   La declaración es un mensaje de alerta para gobiernos de todo el mundo, un intento de presionar para que se incrementen las medidas de contención del virus. Se trata de la primera vez que una epidemia causada por un coronavirus es considerada como pandemia, que según la OMS se define como “la propagación mundial de una nueva enfermedad”.  
   “La OMS tiene un proceso y un criterio para declarar una emergencia de salud pública de  preocupación internacional y eso fue lo que pasó con el covid-19 el 30 de enero, pero no hay un mecanismo como tal para las pandemias”, explicó a la prensa británica Ashley Baldwin, portavoz de la Organización Panamericana de la Salud y la OMS. Baldwin insiste en que el organismo no “declara” como tal una pandemia, sino que se limita a calificar un brote como pandémico.
La lacra mundial de otras enfermedades también puede llevar a que sean clasificadas como tales y la última vez que la OMS utilizó la categorización de “pandemia” fue con el brote de la gripe “A” H1N1 -también llamada en un principio “gripe porcina”- en 2009, la primera vez en cuatro décadas que un nuevo virus de la gripe emergía y desataba una enfermedad a gran escala alrededor del mundo.
   El nuevo tipo de influenza fue identificado por primera vez en Estados Unidos en abril y se propagó rápidamente por ese país y el mundo, según los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades de los EE.UU. y la última vez que la OMS consideró una enfermedad como una pandemia fue en aquel caso de la gripe “A”. 
   México fue uno de los primeros países en detectar casos, poniendo en alerta a la nación, ya que el nuevo virus contenía una combinación de “genes de la gripe única, que no habían sido previamente identificados ni en animales ni en personas”.
   Al menos una de cada cinco personas en el mundo resultó infectada con el H1N1 durante el primer año de la pandemia (2009-2010), si bien la tasa de mortalidad fue solo del 0,02%, según las conclusiones de un grupo internacional de investigadores publicadas en 2013. En ese caso, los niños fueron de los grupos más afectados, a diferencia de los mayores de 65 años, menos vulnerables.
   Por primera vez, según destaca la OMS, se desarrolló una vacuna, se produjo y se puso a disposición de múltiples países durante el primer año de la pandemia. La OMS declaró esa gripe como pandemia en junio de 2009, cuando se habían detectado casos en 74 países. Para noviembre de ese mismo año, el número ya había comenzado a caer, pero el organismo internacional no declaró el fin de la epidemia hasta agosto de 2010.
   Pese a que la mayoría de casos fueron considerados “leves”, la infección tuvo un número estimado de muertes de entre 100.000 y 400.000 tan solo el primer año de la pandemia, recoge el organismo.  Otras fuentes elevan ese número hasta los casi 600.000 en ese mismo periodo.
   Actualmente, es un “virus de la gripe humana habitual y continúa circulando de forma estacional alrededor del mundo”, apuntan desde los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.
   Y en cuanto al HIV Los primeros casos del virus de la inmunodeficiencia humana  que provoca la enfermedad del sida en las etapas más avanzadas de la infección, se identificaron a principios de la década de los 80 en Estados Unidos y actualmente “sigue siendo uno de los mayores desafíos de salud pública del mundo”, en especial en países de ingresos medios y bajos, según la OMS.
   Se estima que, desde que surgió, unas 32 millones de personas han muerto por causas relacionadas con el VIH, 770.000 tan solo en 2018, según la institución. Unos 37,9 millones de personas vivían con VIH en 2018, de los que 1,7 millones eran niños.
   El HIV/sida “sigue siendo uno de los mayores desafíos de salud pública del mundo”, según la OMS aunque su origen  no está “claro”, recoge la Enciclopedia Británica. No obstante, la publicación apunta a un virus similar hallado en chimpancés y gorilas en África Central.
   Sigue siendo una incógnita cómo la enfermedad cruzó la barrera de las especies. La teoría más extendida es que se contrajo a partir de personas que cazaron o comieron chimpancés infectados, probablemente a finales del siglo XIX o principios del XX, señala la Enciclopedia Británica.
   Actualmente, no hay cura para la infección por el HIV, pero se ha desarrollado un tratamiento antirretrovírico que permite mantener controlado el virus y prevenir la transmisión a otras personas. Pese a que no existe cura, hay un tratamiento que permite mantener controlado el virus y prevenir la transmisión a otras personas.
  Recientemente, se han producido otros dos casos de personas que se curaron a través de un tratamiento con células madre.
   De otras desgracias que se abatieron sobre el género humano, nos iremos ocupando en cada venidera edición de SLB.

Y TAMBIÉN LA HERMOSURA DE PINTAR DENTRO
DEL DRAMA, LA  VIGENTE PRIMAVERA EUROPEA
   Por esa inveterada costumbre de vivir escudriñando en los territorios de Internet buscando expresiones más allá de las convencionales para adecuar a los delicados momentos que estamos viviendo, nos dimos con una impactante y conmovedora sorpresa: el relato de una joven española -así la intuímos en el equipo de SLB- que describe el paisaje de su alma y de su gente al 10 de marzo último, cuando los acontecimientos se precipitaban con su saldo luctuoso y lamentable. El audio que es una joyita digna de ser atesorada, puede escucharse en el tramo final de la sección correspondiente, ubicada en la parte superior de la columna derecha de este blog.
 Gonio Ferrari y equipo