Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” n° 613 del domingo 22/03/20 emitido en dúplex por AM580 y la 88.5FM,
ambas dependientes de la Universidad Nacional de Córdoba
Frescura
y reinado de los ocres
EL OTOÑO EN EL
CALENDARIO,
EN LAS
PLANTAS Y EN LA VIDA
Es probable que para
algunos sea la más triste y opaca de las estaciones, por eso de las hojas
amarillentas, el viento molesto y la aparición de las primeras sensaciones
distintas y opuestas al calor.
Posiblemente
un exceso de romanticismo -para muchos, un sentimiento caído en desuso-
prefiera hablar de los tiempos de nostalgias, de los colores apagados, del
verde que empieza a ponerse pálido y de las nubes que dibujan imágenes
alucinantes.
Lo mejor, asumir el otoño con el alma, más
que con los ojos.
Y más en los momentos actuales que el salvador encierro nos lleva
a mirarnos hacia adentro; a escudriñarnos el alma; a pasear por la memoria los
momentos gratos que disimulen la desgracia que se abatió sobre el planeta con
sus secuelas de dolor, de temores y de luto.
El otoño es también una etapa trascendente en la vida de las
personas, por aquello de llegar a los umbrales del invierno, que es cuando
mueren muchas plantas, el frío se nos mete en los huesos y ese calor juvenil
que vemos alejarse del alma.
Y ahora, complicado momento que el miedo
hace que lleguemos a querernos un poquito más y a mirar al prójimo con
expectativas de vida, las mismas que nos encantaría vieran en nosotros.
Sin embargo,
para muchos el acceso a cosas distintas, el otoño es maravillosamente
bienvenido, portador de novedades e ilusiones que, a veces con certeza, se
concretarán cuando pase el invierno y si en la coyuntura que nos agobia se le suman
las ansias de sobrevivir.
Por eso la transición del otoño tiene la
magia de la nostalgia que dejamos y de la esperanza que camina hacia nosotros,
con su promesa de salud preservada, de flores, de renovados aires, de amores
incipientes.
Casi como si el amor sólo fuera un
privilegio que se vive y se madura fatalmente entre septiembre y marzo, aunque
este marzo que ahora vivimos nos trajera la maldición de una pandemia que ni mediante
el terror que provoca conseguirá eclipsar a los sentimientos.
Eso, para los que no saben ni conocen la
maravilla de enamorarse en el otoño del calendario, ni en el otoño de la vida.
Porque para vivir del amor no hacen falta
los almanaques.
Solo basta con que al reloj de arena que
llevamos en el alma, lo pongamos horizontal.
Ya le abrimos
las puertas tras las lluvias y todo el reciente verdor, con la esperanza de ir
viendo crecer la luminosidad del cielo, la pureza del aire y un resurgimiento
de esa poesía que es pisar hojas secas, o sentir en la cara una brisa que dejó
de ser agobiante.
De no ver un escenario urbano de barbijos.
Nuestro otoño único en los árboles, en el paisaje, en el aire y en el cielo.
Hagamos entonces
que el otoño de la vida sea igual de placentero, un regalo que nos debemos
hacer a lo mejor no tanto por merecerlo, sino también por las vicisitudes que
nos tocan afrontar…
Con sufrimientos
o no.
Con riquezas o con
deudas.
Con amores o sin ellos.
Con penas o no.
Con adioses o
no.
Solo con lo más
importante: con la maravilla de saber que estamos vivos.
Y para un otoño
más, pasadas las angustias, todo eso no es poco.
Mensaje presidencial
UN FIRME LLAMADO PATRIÓTICO QUE SIRVIÓ PARA
IMPONER CONDUCTAS Y
COHESIONAR ACCIONES
Los argentinos estaremos a prueba -inédita
prueba- para que demostremos que la recuperación de la democracia fortaleció el
respeto recíproco y rescató esa perdida solidaridad que nos caracterizaba:
ahora necesitamos más que nunca y frente al enemigo común, hacer un patriótico
frente que no le tema a la batalla.
Y tal fue el enfoque del discurso
presidencial, de pocos minutos, en el que el Dr. Fernández adelantó algunos
aspectos de lo que en pocos minutos y antes de aquella medianoche, estaría
suscripto para su cumplimiento: la determinación de implantar una cuarentena
para el aislamiento social, preventivo y obligatorio hasta la medianoche del 31
de este mes.
Los detalles de la medida eran más o menos
conocidos o calculados, pero fuerte fue el contenido cuando se refirió a
quienes violaran esa drástica disposición, ya que se aplicaría todo el rigor de
la ley y sin excepciones, según lo remarcó.
Los argentinos, la verdad sea dicha, es como
si estuviéramos reclamando desde tiempo atrás una mano dura, aunque haya sido
llevada a la práctica en una situación tan comprometida; en una guerra contra
un enemigo invisible que agazapado, es capaz de diezmar a mansalva como lo está
haciendo en buena parte de Europa y en otras latitudes.
Con suma tranquilidad, el Presidente enumeró
las obligaciones necesarias de cumplir y planteó asimismo las excepciones
especiales, tomando en cuenta su importancia para la sociedad.
Roguemos que prevalezca el buen criterio si
es que la gente lo recupera, para modificar esta incomprensible actitud de
fresca indiferencia, como si se tratara de vacaciones o de feriados graciables,
exponiéndose con la familia y despreciando los cuidados que se deben hacia el
prójimo.
No merecemos ningún mal, pero algunos
revivieron aquel viejo mito del “a mí no me va pasar”.
En todo el mundo, fueron miles a los que les
pasó…
No permitamos ser parte de esa penosa
estadística.
Megacausa
del Registro
PANDEMIA, PRISIÓN
PREVENTIVA Y POBRE
CRITERIO HUMANITARIO RODEAN
EL CASO
Frenar el avance del
coronavirus nos obliga al aislamiento como cuestión de respeto y práctica
absoluta de la solidaridad pública: lo hacemos entre todos o el maldito virus
nos devora.
No hay opción a
salvatajes individuales, el virus es inmune al poder y al dinero. Pero aún en
el aislamiento, gozamos de nuestra libertad de cuidarnos, mantener distancias,
alimentarnos lo mejor posible, ventilar ambientes, higienizarnos,
etc.
Bajo esta situación
intenté ponerme en el lugar de las personas que fueron encerradas bajo prisión
preventiva en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba, sin tratarse de
delitos graves, sin existir pruebas, sin antecedentes penales y tapando toda
duda con “íntima convicción”.
¿Sería válido
exponer estas personas a un encierro en el que los cuidados se dificultan por
los limitados espacios físicos que condicionan las distancias, los
elementos de obligado uso común y las muy probables dificultades para ventilar
o cumplir aislamientos?
No discuto en
absoluto los casos de personas con condena firme o excepción justificada en la
causa que sea, me refiero en particular al Registro, donde la prisión
preventiva se usó como regla sistemática, al punto de colocar a Argentina en
falta internacional.
Nos llamaron la
atención desde la ONU, y hasta donde sé
o me pude haber enterado por algún medio, no hubo ningún funcionario judicial
sancionado.
La situación genera
doble riesgo: el de los innecesariamente encerrados que podrían cumplir con
mejores medidas en su casa, y el de los legítimos moradores del lugar, que como
consecuencia de la injustificada superpoblación, pierden garantías en las
condiciones de seguridad mínimas.
Pregunto y en este
caso, como pocas veces lo hice, exijo al menos una humanitaria respuesta: ¿En
caso de grandes contagios, alguien del Poder Judicial será responsable por los
encierros infundados?
No
quebremos la cuarentena
ESTA PANDEMIA ES UNA MALDITA
BOMBA NUCLEAR SIN
DISTANCIAS
Cuando la estupidez humana se masifica, que
nadie se enoje si alguien llega a sostener que la nuestra es una sociedad donde
los estúpidos son mayoría.
Y para colmo, están los híper estúpidos que
se envalentonan sosteniendo que nadie les puede obligar a cambiar sus
cotidianas conductas, costumbres y rutinas; son los que anidan en sus almas el
otro peligroso virus que es el de la anarquía o sea el desconocimiento de
cualquier autoridad por encima de sus propias decisiones, caprichos o
empecinamientos y por extensión, se puede aplicar tal calificativo a quienes
son presos del desconcierto en cosas que requieren orden y método.
¿Puede un ser humano ser tan, pero tan
imbécil, de restarle importancia a una letal amenaza como es la que tenemos en
todo el mundo encima de nosotros?
Me explicaba un entendido en interpretación
de actitudes que mucho tenía que ver lo inédito del problema, porque si ya lo
hubiéramos sufrido antes en la misma magnitud, otra sería la percepción de la
gente y considero que es un enfoque acertado. Lo más reciente que podemos
evocar es la gripe “A” de la que fui una de sus víctimas, antes el HIV con su
demencial multiplicación planetaria y algunos años antes tuve gran parte del
sufrimiento cuando en la epidemia de poliomielitis uno de mis hermanos la
padeció.
Y ahora dentro de nuestro asombro que nunca
alcanza, vemos con estupor las multitudes que se establecieron en lugares turísticos
hasta el punto que junto a un lago cordobés, tapan con cintas las patentes de
autos, 4x4 y otros vehículos para que no les identifiquen el origen.
Carreteras bonaerenses colapsaron en
dirección a la costa y en cualquier pueblo del interior ver las canchitas de
fútbol con plena actividad y numeroso público al igual que muchos shoppings de
todo el país, sin dejar de lado las peatonales y otros puntos de concentración
humana.
No damos el número de detenciones realizadas
por violación al decreto que establece limitaciones en procura de controlar la
expansión del coronavirus, aunque lo más trascendente sería instrumentar
mecanismos que permitan aislar de la sociedad a los inconscientes que son
potenciales multiplicadores de la desgracia y es como si se creyeran inmunes,
cuando en realidad son los más desprotegidos y vulnerables.
Cuando pocos días atrás alguien mencionó los
términos “estado de sitio” no fueron pocos los que encresparon los pelitos de
la nuca, cuando imaginaron esa medida militarmente llevada a la práctica y
debidamente controlada.
¿Queda alguna otra salida?
Si existe, que alguien se la comente a
cualquier autoridad con llegada a la máxima dirigencia política del país,
porque si ni siquiera la mesura presidencial sirvió para orientar la conciencia
popular, entonces que sea el rigor lo que contribuya a que nos salvemos más de los
que quedarán en el camino con tales inconductas.
Además estaríamos consolidando en
democracia, aquello que las fuerzas armadas no gobiernan sino que cumplen
directivas del poder constitucional.
¡Basta de cucos a los uniformes militares!
Tienen menos fierros que un parquet como
para reeditar una aventura de las tantas a las que nos empujaron desde la mala
política, desde el empresariado prebendario o desde los bastiones de la fé.
Porque si la vigencia de las leyes y su
aplicación al pie de la letra, no alcanzan a ponerle freno a los excesos de
todos los loquitos que andan sueltos contagiando esta mierda que está haciendo
tanto daño a la Humanidad, apelemos alguna vez a otros elementos considerados
más convincentes y menos permeables a la imbecilidad humana.
Que haya seres potencialmente suicidas es
una lamentable verdad estadística, pero que no sea desde la debilidad, el
condicionamiento o los temores de un gobierno que vacila en aplicar medidas
extremas, que se fortalezca precisamente ese otro ejército, el que sin balas,
fierros ni tanques nos está liquidando como sociedad.
Esto no es para débiles ni para indecisos,
porque cada minuto son miles los que mueren, cuando debieran ser miles los que
sobreviven.
La
inflación superada por el virus
NUESTRO RIESGO PAÍS,
AUTÓCTONO O DE
REBOTE, VIENE
CRECIENDO INADVERTIDO
Hasta pocos días
atrás, el argentino medio y amigo de estar enterado de la actualidad, cada
mañana antes de lavarse la cara o afeitarse o desayunar, tenía que enterarse
cuáles eran los dígitos del riesgo país no porque se tratara de un empresario,
sino que la curiosidad es el principal cliente de ese registro que para la
gente común escasamente tiene que ver porque entre otros males no lo privará
del asadito del domingo, de los puchos, de la popular en la cancha, de la
birra, de las zapatillas de moda, del celular con todos los chiches o del baile.
Para colmo, ahora se mezcla el crecimiento
de ese indicador que refleja la confianza internacional que nos tienen o que
tienen del gobierno y su eventual o no cumplimiento de los compromisos, con la
desgracia universal del coronavirus y sus dolorosas consecuencias que viven condicionando
las economías de cualquier país, incluyendo a las grandes potencias.
Pero el caso nuestro junto con algunos
regímenes cercanos como Ecuador o Venezuela, es de cuidado porque si la marcha
de la pandemia eclipsara a los que por ahora son cerca de 5.000 puntos de
riesgo país, sin que nos demos cuenta otro huracán se abatirá sobre nosotros
que son las exigencias internacionales de los buitres, sumados a las palomas
hambrientas que serán aquellas naciones con blasones de estabilidad pero menos
afortunadas o severamente dañadas por el virus.
Pocos se dieron cuenta y muchos de los que
se dieron cuenta prefirieron no levantar la perdiz, pero el dólar billete, blú
que le llaman porque es el que te venden sin preguntar para qué te hace falta
ni de dónde vienen los morlacos con los que estás pagándolos, se negociaba este
viernes entre 90 y 91 pesos la unidad.
Lejos quedamos del uno a uno menemista y de los
valores inferiores a los 15 mangos que se supieron cotizar durante parte de los
últimos gobiernos, hasta que la hecatombe aniquiló todos los pronósticos y las
agorerías.
Aunque en verdad y sin entrar a
especulaciones reservadas a los economistas, de nada nos serviría bajar el
riesgo país a un miserable dígito, si el destino que nos alcanzara no fuera el
que soñamos: que se pase la peste del virus, aunque renazca esa otra peste
virtualmente inmortal que es la de los que manejan la economía y las finanzas
del mundo.
La crisis vista de
reojo
EL VIRUS NI LA CUARENTENA PUEDEN
IMPONER UN ENCIERRO EN CASTIDAD
Desde mi tarima octogenaria me permito
aconsejar la pérdida de tiempo (para algunos) de leer antes de condenarme al
exilio del silencio, o a la dolorosa crucifixión intelectual que es cuando
resulta imposible arrepentirse o poner marcha atrás, respetando aquello que la
palabra dicha no sabe volver. Lo intentaré con algunos conceptos que considero
adecuados para la realidad que desorienta y nos transforma en presos de una
cárcel gigantesca que por ahora al menos, sólo tiene puertas para entrar.
“El humor permite ver a través de lo que
parece racional lo irracional. Refuerza además nuestro instinto de conservación
y preserva nuestra salud espiritual. Gracias al humor las vicisitudes de la
vida se tornan más llevaderas. Desarrolla nuestro sentido de la proporción y
nos revela que lo absurdo merodea siempre en torno de la exagerada gravedad”,
conceptos vertidos por un grande como lo fuera Charles Chaplin, porque si es
por utilizar frases ajenas, tampoco está equivocado Martín Descalzo al sostener
que “El débil disimula su miedo y su debilidad bajo una capa de solemnidad
mientras que el fuerte las supera por el humor”.
La realidad mundial nos está mostrando que
esto no es joda; que la situación es más grave a cada hora que pasa; que la
declinación de la pandemia muestra una lacerante lentitud y que no son pocos
los irresponsables que seguramente por ese atávico sentimiento que es el miedo,
toman la obligada y necesaria reclusión como una vacación extra creyendo que la
playa, la montaña o cualquier otro paisaje o lejanía son eficientes vacunas o
paliativos del peligro.
Ricos y pobres; negros, blancos, mestizos o
amarillos se pueden contagiar, sufrir y morir aunque es como si ahora se
hubiera despertado la adormecida solidaridad de mirarnos limpiamente sin
barreras, por eso de haber universalizado el temor o por asumir finalmente la
inteligencia de advertir que nos necesitamos los unos a los otros y ese es un
valioso logro en un dramático escenario.
Las circunstancias nos han sumergido en una
rara especie de dulce esclavitud hogareña, desacostumbrada e impuesta manera
anterior de ver pasar los días más desde afuera de la casa que desde adentro y
es que nos abruman las dudas de qué hacer en el encierro sin ir al bar con los
amigos, sin caminar los sábados por la peatonal, sin pisar el gimnasio, sin
trotar por el parque o en cualquier plaza, sin meterse a un cine, ir a sufrir y
gritar en una tribuna deportiva o salir de caravana no siempre santa mezclada
con lomitos, choris, birras, malbec o burbujas porque la práctica del alpedismo
no es un pasatiempo sino una burla al lugar donde trabajamos y de donde comemos.
Ellas no pueden salir de shopping lo que
disminuye el dolor de cada vencimiento de tarjeta, no pueden juntarse con las
amigas para jugar a las cartas, hablar de moda, intercambiar recetas de cocina,
compartir el novelón televisivo o actualizarse en el chismerío vecinal y ni
siquiera es aconsejable salir a barrer la vereda porque los arrebatadores no le
temen al virus, sumado a la contaminación de la basura que se acumula porque el
recolector se olvidó de pasar o porque están de paro.
No son muchas las opciones que nos quedan
porque los chicos se aburrieron de la TV, la play ya los hartó y las recíprocas
visitas de amigos son desaconsejables y ni pensar en ponerse al día con los
deberes. Las docentes estarán sufriendo a cuenta y con válidas razones por lo
que les tocará recuperar cuando los vándalos salgan de su encierro y vuelvan a
las aulas con el virus del ocio metido en sus entrañas.
Resumiendo, no son muchas las alternativas
que se ofrecen en la férrea intimidad de los hogares, que ofrece la penosa
realidad del sufrimiento ajeno y de los peligros que nos acechan con su ominosa
cercanía por esa certeza de su impiedad sin fronteras. El Estado viene
haciendo, sobre la marcha y a empujones, lo que tiene a su alcance en su
función de protector de la sociedad y la gente debe confiar en el buen criterio
de los científicos y especialistas, desechando las charlatanerías de los
aprovechados e ignorantes.
¿Qué queda para hacer, intramuros hogareños?
Las estadísticas serias y confiables que
suelen apuntalar a la historia, me darán la tardía respuesta de aquí a nueve
meses.
BONUS TRACK
Como fue
enorme la cantidad de mensajes de los oyentes que bien se puede decir que
“coparon” el espacio de Síganme los buenos, quedó algún
material preparado como recopilación de antecedentes acerca de pandemias que
azotaron al mundo. A ese trabajo lo ofrecemos ahora, sin que haya salido al
aire, porque nos vimos superados hasta el punto que optamos por posponer para
otra edición tres de las tandas publicitarias que domingo a domingo nos
acompañan. Esto fue parte de que “nos quedó en el tintero”:
Tratamos de hacer una recopilación
DEMASIADAS HAN SIDO
LAS EXPRESIONES DE
ESPANTO
QUE SE ABATIERAN SOBRE LA TIERRA
Después que el número de casos fuera de China, donde se originó, se
multiplicara por 13 en dos semanas y en ese periodo los países afectados se
triplicaran, la OMS elevó las alarmas. “Podemos esperar que el número de casos,
de fallecimientos y de países afectados aumente” en los próximos días y semanas,
dijo el director general de la OMS, Tedros Ghebreyesus, quien reconoció estar
muy preocupado ante los “alarmantes niveles de inacción”.
La declaración es un mensaje de
alerta para gobiernos de todo el mundo, un intento de presionar para que
se incrementen las medidas de contención del virus. Se trata de la
primera vez que una epidemia causada por un coronavirus es considerada
como pandemia, que según la OMS se define como “la propagación mundial de una
nueva enfermedad”.
“La OMS tiene un proceso y un
criterio para declarar una emergencia de salud pública de preocupación
internacional y eso fue lo que pasó con el covid-19 el 30 de enero, pero no hay
un mecanismo como tal para las pandemias”, explicó a la prensa británica Ashley
Baldwin, portavoz de la Organización Panamericana de la Salud y la OMS. Baldwin
insiste en que el organismo no “declara” como tal una pandemia, sino que
se limita a calificar un brote como pandémico.
La lacra mundial de otras enfermedades también puede llevar a que sean clasificadas
como tales y la última vez que la OMS utilizó la categorización de “pandemia”
fue con el brote de la gripe “A” H1N1 -también llamada en un principio “gripe
porcina”- en 2009, la primera vez en cuatro décadas que un nuevo virus de la
gripe emergía y desataba una enfermedad a gran escala alrededor del mundo.
El nuevo tipo de influenza fue
identificado por primera vez en Estados Unidos en abril y se propagó
rápidamente por ese país y el mundo, según los Centros para la Prevención y
Control de Enfermedades de los EE.UU. y la última vez que la OMS consideró una
enfermedad como una pandemia fue en aquel caso de la gripe “A”.
México fue uno de los primeros
países en detectar casos, poniendo en alerta a la nación, ya que el nuevo
virus contenía una combinación de “genes de la gripe única, que no habían sido
previamente identificados ni en animales ni en personas”.
Al menos una de cada cinco
personas en el mundo resultó infectada con el H1N1 durante el primer año de la
pandemia (2009-2010), si bien la tasa de mortalidad fue solo del 0,02%, según
las conclusiones de un grupo internacional de investigadores publicadas en 2013.
En ese caso, los niños fueron de los grupos más afectados, a diferencia de los mayores
de 65 años, menos vulnerables.
Por primera vez, según destaca
la OMS, se desarrolló una vacuna, se produjo y se puso a disposición de
múltiples países durante el primer año de la pandemia. La OMS declaró esa gripe
como pandemia en junio de 2009, cuando se habían detectado casos en
74 países. Para noviembre de ese mismo año, el número ya había comenzado a
caer, pero el organismo internacional no declaró el fin de la epidemia hasta
agosto de 2010.
Pese a que la mayoría de casos
fueron considerados “leves”, la infección tuvo un número estimado de muertes de
entre 100.000 y 400.000 tan solo el primer año de la pandemia, recoge el
organismo. Otras fuentes elevan ese
número hasta los casi 600.000 en ese mismo periodo.
Actualmente, es un “virus de la
gripe humana habitual y continúa circulando de forma estacional
alrededor del mundo”, apuntan desde los Centros de Control y Prevención de
Enfermedades.
Y en cuanto al HIV Los primeros
casos del virus de la inmunodeficiencia humana que provoca la enfermedad del sida en las
etapas más avanzadas de la infección, se identificaron a principios de la
década de los 80 en Estados Unidos y actualmente “sigue siendo uno de los
mayores desafíos de salud pública del mundo”, en especial en países de ingresos
medios y bajos, según la OMS.
Se estima que, desde que
surgió, unas 32 millones de personas han muerto por causas
relacionadas con el VIH, 770.000 tan solo en 2018, según la institución. Unos
37,9 millones de personas vivían con VIH en 2018, de los que 1,7 millones eran
niños.
El HIV/sida “sigue siendo uno
de los mayores desafíos de salud pública del mundo”, según la OMS aunque su
origen no está “claro”, recoge la
Enciclopedia Británica. No obstante, la publicación apunta a un virus
similar hallado en chimpancés y gorilas en África Central.
Sigue siendo una incógnita cómo
la enfermedad cruzó la barrera de las especies. La teoría más extendida es que
se contrajo a partir de personas que cazaron o comieron chimpancés infectados,
probablemente a finales del siglo XIX o principios del XX, señala la
Enciclopedia Británica.
Actualmente, no hay cura
para la infección por el HIV, pero se ha desarrollado un tratamiento
antirretrovírico que permite mantener controlado el virus y prevenir la
transmisión a otras personas. Pese a que no existe cura, hay un tratamiento que
permite mantener controlado el virus y prevenir la transmisión a otras
personas.
Recientemente, se han producido otros dos casos de personas que
se curaron a través de un tratamiento con células madre.
De otras desgracias que se abatieron
sobre el género humano, nos iremos ocupando en cada venidera edición de SLB.
Y TAMBIÉN LA
HERMOSURA DE PINTAR DENTRO
DEL DRAMA,
LA VIGENTE PRIMAVERA EUROPEA
Por esa inveterada costumbre de
vivir escudriñando en los territorios de Internet buscando expresiones más allá
de las convencionales para adecuar a los delicados momentos que estamos
viviendo, nos dimos con una impactante y conmovedora sorpresa: el relato de una
joven española -así la intuímos en el equipo de SLB- que describe el paisaje de
su alma y de su gente al 10 de marzo último, cuando los acontecimientos se
precipitaban con su saldo luctuoso y lamentable. El audio que es una joyita
digna de ser atesorada, puede escucharse en el tramo final de la sección
correspondiente, ubicada en la parte superior de la columna derecha de este
blog.
Gonio Ferrari y equipo