31 de octubre de 2013

UN PERSONAJE HISTORICO QUE SE ADELANTÓ A LOS TIEMPOS




No quiero pecar de emotivo ni de sensiblero, pero alguien (es tarea de los dirigentes) debiera decirles a los jóvenes de ahora cuál era el escenario en el que le tocó actuar a Raul Ricardo Alfonsín cuando enjuició a los genocidas, que todavía tenían poder económico y poderío bélico como para apoyar sus nostalgiosos y autoritarios caprichos.
   Ahora en la lona es fácil mojarles las orejas y abrumarlos con justas y merecidas perpetuas. Pero no es para alardear de valentía, de coraje cívico ni de otros maquillajes con los que se cubren las dudas, los renuncios y las complicidades del pasado.
   Un país que clama por paz no puede ser el terreno fértil para los guerreros de cartón ni los justicieros tardíos. Es necesaria la unión de todos, como lo alentaba Alfonsín. aunque le quemaran un ataúd con sus banderas, lo acusaran de claudicar en Semana Santa o de instaurar una economía que los aprovechados de siempre utilizaron en provecho propio.
   ¿Para qué abundar en mayores detalles si el mejor testigo es la Historia?
   ¿Por qué degradar su recuerdo si dejó el poder siendo más pobre que cuando lo asumió?
   ¿Por qué ofender la memoria hacia quien nos hiciera vibrar una argentinidad que creíamos perdida?
   Es por eso mi homenaje que de ninguna manera es partidista sino personal y cariñoso, a un hombre que 30 años atrás nos gobernara sin franelear la Constitución, porque le bastó solo con el Preámbulo para hacernos rezar la oración cívica más conmovedora que pueda recordar.
   ¿La extensa conversación que tuve con él?
   No tiene importancia dentro de la universal trascendencia de su figura. Simplemente y perdón por lo sintético de mi apreciación, fue electrizante.
   Como lo es ahora, evocar a ese Gran Muerto 30 años después.
   Porque al seguir su vida, su lucha, su compromiso, su decencia, su modestia y su viaje a la eternidad, alcancé a comprender lo que es la inmortalidad de los héroes.

27 de octubre de 2013

“EL POTRO” QUE ES RECUERDO




   Allá por septiembre del ’55 fue que comenzaba la temporaria decadencia política -no ideológica- de un hombre militar de raza que tuvo y aplicó una visión renovadora en el contrato social entre gobierno y pueblo.
   Juan Domingo Perón, “El Potro” para sus seguidores devenidos luego en fanáticos, fue el artífice de la nacionalización de ferrocarriles, teléfonos, flota fluvial, etc. pero también quien en nombre de una nueva manera de gobernar ahondó el abismo entre el capital y el trabajo, se peleó con la Iglesia, captó a una juventud (incluyendo a Nelly Rivas) olvidada por el poder y sucumbió a la fuerza y al ímpetu arrollador de María Eva Duarte, su segunda esposa, acerca de quien se me ocurre pensar, respetuosamente, que no comulgaba con la derecha vernácula importada de Europa.
   Tras su exilio, el frustrado regreso poslanussista y su reinstalación en la Casa Rosada, se encontró con un país que ni por lejos era el mismo que había dejado 18 años atrás; con fracturas en su propio movimiento y una feroz lucha por espacios que desde la izquierda, buscaron fisurar su base fundacionalmente derechosa que tuvo su sangrienta exteriorización en Ezeiza.
   Ya con terceras nupcias en su espalda y después -para su posterior arrepentimiento- de haber fogoneado a Montoneros y otras organizaciones de armas llevar, la ruta se llenó de baches que fue tapando con tierra mientras la violencia ganaba las calles y los argentinos tuvimos que incorporar secuestros, bombas, traiciones y asesinatos a nuestra por entonces tranquila habitualidad.
   Perón murió físicamente, le ocuparon el sillón a medias entre una Isabelita políticamente analfabeta y un Lopez Rega ideológicamente desmesurado y a ese impúdico cóctel tuvimos que beberlo a sorbos todos los argentinos, pese a su raíz formalmente constitucional.
   Fueron ellos -para ayudar ahora la desmemoria de muchos- los auténticos parteros del terrorismo de Estado; los disparadores de una etapa sangrienta y penosamente memorable y que sería pernicioso repetir y tampoco olvidar, porque fue en nombre del peronismo que se perpetraron las malas costumbres de la muerte, el daño y la rapiña.
   Con un solo ejemplo basta: el peronista José Ignacio Rucci fue asesinado por otros que se decían peronistas.
   Más tarde la solución que el pueblo clamaba con desesperación vino de la mano de aquellos iluminados por la venganza, la angurria de poder, el crimen organizado y la consagración de su propia impunidad, hasta que el fervor etílico de un “patriota” acosado por el “scotch” y sus delirios, nos llevó a la derrota en una guerra tan inútil como inoportuna, porque para sus alocados mentores era la única llave que les abría la puerta de la continuidad.
   No quedaba otra que las urnas o la guerra civil; ganó y asumió Alfonsín, el brazo sindical del peronismo no lo dejó gobernar, las corporaciones económicas y la ruleta financiera alimentaron la inflación, desde el mal peronismo inventaron los saqueos, los nostálgicos de los cuarteles quisieron volver y el artífice de nuestro regreso a la democracia debió adelantar la entrega del poder, en tiempos que no era fácil ejercerlo porque los chicos malos con uniformes todavía tenían armas y toda la logística necesaria para amargarnos la vida una vez más a diferencia de la actualidad, que Chile nos puede invadir con los zorros grises de Santiago.
   Carlos Saul I de Anillaco en nombre de su renovado y ferviente peronismo nos vendió el espejismo de una transformación que seguimos pagando en dolorosas cuotas de pobreza y marginación, permitió que en Miami, Gstaad o en la Costa Azul compartiéramos hoteles con los jeques árabes y consolidó el milagro a plazo fijo de hacernos sentir casi ricos y practicantes del ahorro.
   Cuando se derrumbó la perversa estructura que había edificado Cavallo para el enriquecimiento elitista de muchos empresarios ligados con el poder, surgió quien con humor era designado “Ese lentísimo prescindente de la Nación”, socavando su autoridad a través de situaciones ridículas y el ataque a mansalva de la oposición de entonces -mayoritariamente peronista- que optaba por la ofensa al amparo de la irrestricta libertad de expresión, en tiempos que la pauta publicitaria oficial no se utilizaba, como ahora, para los premios y los castigos.
   De la Rua, el helicóptero, 27 muertos y 100 heridos quedaron como apocalíptica imagen de los desencuentros que se venían y si mal no recuerdo, sus principales protagonistas y cada cual a su manera, se autotitulaban peronistas y así desfilaron frente a la Biblia figuras como Ramón Puerta, Adolfo Rodriguez Saa, Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde, más para el libro Guinnes de récords que para la historia nacional.
   Y fue precisamente el dueño del conurbano bonaerense, el mismo que forjó a costa de todo el país su reparación histórica, quien inventó la casta pingüinera a la que consideraba incontaminada y químicamente pura, de lo que en poco tiempo no terminaría ni ha terminado aún de arrepentirse.
   Con la bandera de los derechos humanos que no era solo del peronismo (¡vaya ironía!) sino de todos los argentinos que antes la había rescatado Alfonsín, dejaron atrás los nubarrones de su propia historia de haber aplaudido, por ejemplo, el decreto de los indultos o de consolidar patrimonios con maniobras poco claras, para lanzarse a la aventura de gobernar apoyados en el endeudamiento, la soberbia, la demagogia y el discurso único que transforma en traidor a la patria a todo aquel que ose pensar distinto.
   Y también lo hicieron enarbolando el estandarte de Perón, el Gran Muerto, aunque nuestra izquierda intelectual y concheta es tan volátil que en su curiosa amplitud llega a ser una clara expresión de fascismo con el acné de su risueña adolescencia.
   Por eso el aislamiento actual con el peronismo histórico, el de la justicia social masiva y no selectiva; el de la cultura del trabajo por encima del subsidio; el de la salud pública para todo el país, sin que su geografía se acote a las grandes ciudades; el de la economía que iguala hacia arriba y no presiona hacia abajo; el de la soberanía real alejada de las actitudes meramente teatrales e inútiles.
   Si hasta los símbolos más caros al respeto peronista han ido a parar al arcón de los recuerdos, la marchita partidaria es historia, los retratos desaparecieron, los nombres para homenajear hospitales, plazas, calles, pasajes, estaciones de trenes o justas deportivas ya no se usan o mejor dicho tienen sus reemplazantes vivos o muertos …
   Perón murió y se llevó consigo las banderas, el estilo y una impronta inimitable, salvo que hubiera sido recreada a través del ejemplo por el que no muchos se inclinaron, creyéndose dueños de la verdad y de los estandartes ajenos.
   Es patético que la actualidad neoperonista endiose a quien fuera solo su secretario privado, aplicado, obediente y temporario representante del general-lider exiliado en Madrid y que accediera al poder no por ningún mérito reconocido salvo el de abrir las puertas de las cárceles, con votos que le prestara Perón.
   Han pasado 30 años desde que el peronismo luchaba por el sillón de Rivadavia y ahora debe conformarse, quemar colorida pirotecnia y salir a festejar un premio consuelo, ayudado como en el caso de la lectura de los números de esta elección, por su particular y caprichosa interpretación de las matemáticas.
  Es probable que esta síntesis pueda ser calificada como una enfermiza manifestación de gorilismo, pero debo asegurar que no es tal, sino simplemente un intento de evocación cercano al memoricidio por aquello tan sabio que sostiene que “la única verdad es la realidad”.
   Lo más veraz de todo, es que Perón ya no está y por tal causa, así está eso que los nostálgicos pese al viraje ideológico le llaman “peronismo”.
   Perón murió.
   Y nunca faltan los tocadores de oído, pícaros irrespetuosos, ventajeros, imberbes y estúpidos que siguen arrastrando cajones.

Gonio Ferrari
Periodista casi en reposo
  
  

24 de octubre de 2013

VOTAR: NO EXISTE NADA QUE JUSTIFIQUE EL MIEDO





“Los que trabajan tienen miedo
de perder el trabajo.
Los que no trabajan tienen miedo
de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre,
tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo a caminar
y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar
y el lengüaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares,
los militares tienen miedo a la falta de armas,
las armas tienen miedo a la falta de guerras.
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre
y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones, miedo a la policía.
Miedo a la puerta sin cerradura,
al tiempo sin relojes, al niño sin televisión.
Miedo a la noche sin pastillas para dormir
y miedo al día sin pastillas para despertar.
Miedo a la multitud, miedo a la soledad,
miedo a lo que fue y a lo que puede ser,
miedo de morir, miedo de vivir”.
   Este maravilloso compendio de los temores de toda la vida es obra del escritor Eduardo Galeano, del que no me apropio, pero sí aplico a la realidad que vivimos los argentinos.
   El domingo próximo votamos no tan solo para renovar bancas en el Congreso Nacional, sino también (así lo hace pensar la postura oficialista) para plebiscitar la acción de gobierno en todos sus aspectos.
   Y de ninguna manera tomo como mía la arenga lanatista en el cierre de su último programa, cuando aconseja votar sin recelos ni sobresaltos.
   Votemos a conciencia, con sentido crítico y sin miedos, no en contra de nadie sino a favor de propuestas superadoras y si no las encontramos o si no nos sentimos representados, hagamos el renovado sacrificio de perseguir quimeras y utopías ideológicas que son los elementos que mantienen las esperanzas de muchos argentinos cansados de las defraudaciones morales y de los tropiezos éticos de muchos partidos políticos.
   Al país lo vamos a reflotar participando de su vida y de su historia, y no  buscando la comodidad de la automarginación que equivale al suicidio cívico.
   Votar sin miedos es madurez; es grandeza; es la superación intelectual de las aprensiones, del desaliento y de la cobardía.
   Votemos con el alma y con amor a la Patria.
   Con el corazón hacia el futuro.
   Y con memoria.
                                                   
 

OTRA VEZ AQUEL “POR LAS DUDAS”



   

Tiempo atrás, cuando la inflación diaria nos castigaba sin misericordia y a decir verdad con mayor salvajismo que en la actualidad que es moderada aunque se la niegue, vimos nacer una modalidad en la aplicación de los precios que el vocabulario popular comenzó a llamar el “por las dudas”.
   Si un producto valía 10 pesos y la inflación galopante lo llevaría al día siguiente a los 12 pesos (o sea un 20 por ciento más) los comerciantes para cubrirse a la hora de la reposición le aplicaban el “por las dudas” y el producto finalmente se vendía a 15 pesos.
   Así, esta alocada e incontrolable bola de nieve consumía los salarios que nunca aumentaban en consonancia,  los créditos y préstamos se ajustaban a tasas impúdicas y la mayoría de la gente cayó al pozo virtual de una quiebra de la economía familiar que naturalmente arrastraba otras penosas consecuencias.
   Sin ser apocalíptico, vemos que estamos recorriendo el mismo peligroso camino que no tan solo amenaza la integridad de los bolsillos, sino la fortaleza de la familia y la estabilidad de las instituciones de la República, porque una economía inmanejable es la puerta de ingreso al caos; a la anarquía, a todo lo que es difícil de superar.
   Uno de los ejemplos más cercanos y más a mano como para tenerlo de parámetro es el café que sirven en cualquier bar o confitería, porque si la memoria no me hace una zancadilla, recuerdo que siempre existió la relación de un dólar, con un café y con el precio del diario.
   El dólar oficial, mentira verde y casi inaccesible está a menos de 6 pesos, el diario a 8 pero el café en la mayoría de las mesas urbanas se cotiza a 15 pesos o más.
   Una camisita de tela simple y barata no baja de 350 pesos y un par de zapatillas tiene exponentes que van desde el viejo y añorado “champión” de 150 pesos,  hasta las que lucen plantas con aire a presión, desodorante, cuenta kilómetros y consumo  de calorías incluídos, a más de 1.500 pesotes.
   Me encantaría aunque lo considero inviable, contar con la sinceridad de los comerciantes, siempre pañuelo en mano y profuso llanto, para que confiesen abiertamente cuál es en realidad el porcentaje del “por las dudas” que le aplican a lo que venden.
   Esa modalidad, si, es la perversa manera de formar precios irreales y divorciados de un escenario que si bien es grave, sería menos complicado si no mediara esa costumbre que otra vez se está imponiendo.
   Si tuviéramos la coincidencia absoluta de lo que es la solidaridad ciudadana, haríamos como los pueblos maduros y desarrollados que sin acuerdos pero tácitamente coinciden en no comprar, boicoteando a los productos con precios abusivos.
   Toda una utopía y a la vez un arma de doble filo.
   Porque si la gente pusiera a la par el excesivo aumento de las cosas y el sentido confiscatorio de muchos impuestos que se pagan para que el Estado no haga nada, la gente así como dejaría de comprar, dejaría también de tributar.
   Porque el Estado, por más que lo disimule, es uno de los principales cultores del “por las dudas”.

HECHA LA PROMOCIÓN Y ¿HECHA LA TRAMPA?




 
   Los argentinos ya sabemos por dolorosas experiencias que las máquinas partidarias de la demagogia se activan al menos en 30 horas diarias, antes de cualquier elección primaria, nacional, provincial, municipal o como en este caso, de renovación parlamentaria.
   El promesómetro hace saltar sus agujas, los que nunca estuvieron en el poder prometen que serán más buenos y honestos que Teresa de Calcuta y los que pretenden seguir ordeñando las ubres del Estado aseguran que harán lo que no fueron capaces de hacer en todo el tiempo que tienen la sartén por el mango … y el mango también.
   Gastan fortunas (por lo general de la gente) en hacernos creer lo que ya sabemos es mentira, mientras inauguran obras kilómetro a kilómetro, gastando más en propaganda partidaria encubierta que en lo que cuesta ese pedazo de camino.
   Solo falta que anuncien -y para nada me extrañaría- que construirán un río para aprovechar el extravagante “faro gringo” que levantaron en el parque, más al pedo que cenicero de moto.
   Y como no existe mejor manera de afirmar conceptos o críticas que no sea a través del ejemplo, varias señoras indignadas me comentaron que se habían puesto muy contentas cuando el Gobierno de la Provincia anunció con enorme despliegue mediático, la puesta en funcionamiento de un mamógrafo móvil que realizaría estudios gratuitos en todo el territorio provincial.
   Ellas chochas, aunque no se sabía que sectores urbanos o del interior recorrería el bien equipado vehículo a lo largo de cada semana.
   Sin claudicar en su entusiasmo y reconociendo como maravillosa esta obra de gobierno, se enteraron de casualidad que la atención durante esta semana estaría  concentrada en barrio Comercial y allá partieron, perfumadas, entalcadas y algunas estrenando prendas, breteles con estrás y otras preciosidades.
   Pero grande fue la desilusión que viró a sorpresa, después a bronca y luego a indignación cuando les dijeron que se tendrían que haber anotado con antelación y que el cupo de cien ya estaba completo, que no había más posibilidades, que tendrían que haber llevado fotocopia del DNI…
   Nunca nadie, pese a la campaña publicitaria que se hizo, detalló los requisitos para acceder a esa práctica médica gratuita, aunque pusieran énfasis en que era para todas aquellas mujeres que la quisieran aprovechar.
   Al consultar por Internet la página respectiva, hasta este mediodía no decía una sola palabra con respecto a los trámites previos que las interesadas debían realizar.
   Es patéticamente gracioso, porque algunos funcionarios del gobierno delasotista tomaron a broma lo que hizo el gobierno nacional con el fútbol para todos, remedios para todos, pescado para todos, pan para todos, ropa para todos … y ellos cayeron a lo que es más reprobable si tomamos en cuenta que se trata de la salud: mentiras para todas …
   Bueno sería, solo por curiosidad, conocer las nóminas de las “beneficiarias” de las mamografías, por las dudas se detectaran allí solo a punteras, activistas o allegadas de alguna manera al poder.
   Simplemente porque las mamografías, no eran para todas.

20 de octubre de 2013

SLB 20-10-13 - EL DIA DE LA MAMÁ - DE LA SOTA Y LAS PREGUNTAS INCOMODAS - LAS AMENAZAS - ¿DEBATIR O MONOLOGAR? - LA MUNI Y LA MASA SALARIAL - VIEJAS GLORIAS EN LA CAMPAÑA, etc.



Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” emitido el domingo 20-10-13 por AM580 Radio  Universidad de Córdoba.





EL DIA DE ELLA, LA MAMÁ

   Debo reconocer, por coherencia en mi manera de pensar con la forma de actuar, que es medio como improcedente limitar a un día, el reconocimiento eterno y permanente que merecen las mamás.
   Pero así son las reglas del juego y del consumo, lo que no impide que en materia de homenajes, lo concentremos, si, en un día al año.
   Y quiero comenzarlo, memoria de por medio, recordando el final de unos hermosos versos de Isidoro Blastein.
   “Adiós Mamá.
   Hasta pronto.
   Trázame un sendero con tu voz
   y una estela luminosa con tu gesto,
   resérvame una gruta de ternura
   y guárdame un lugar en tu regazo.
   Yo llegaré hasta ti de cuando en cuando
   a conversar contigo sentado en las estrellas.”
   ¿Por qué será que teniendo tanto para decir de ella las palabras nunca alcanzan?
   ¿Por qué será que el cariño, la admiración, la ternura, el respeto, la lucha, el refugio o el amparo sirvan para sintetizarla?
   ¿Por qué una caricia, una lágrima, una mirada o un recuerdo basten para que tengamos la certeza casi absoluta y milagrosa de su presencia?
   Ella sabe, porque así lo siente, que el sacrificio y la entrega son parte vital de su atávica vocación protectora.
   Sabemos, y ella también lo sabe, que a la hora de estar junto a nosotros no existen los enojos, las barreras ni las distancias.
   Estuvimos muy dentro de su mundo, nutriéndonos de su generosidad y de sus ansias por tenernos; por vernos nacer.
   Es la que nos regala el mágico prodigio de la vida, nos quita los miedos, espanta las sombras, comprende lo incomprensible y ahuyenta nuestras penas.
   Nada interesa si es casada o soltera, viuda o divorciada.
   Sus méritos como esposa, concubina o como le quieran llamar poco importan, porque esa mujer, por encima de cualquier vetusto rótulo convencional, es Mamá.
   Y si abrumados por la angustia, buscamos un motivo que nos devuelva la alegría de vivir, más que a nosotros en nosotros la encontramos a ella, así la tengamos o no.  
   Ese es el insondable sortilegio de su amor, porque con ella tal sentimiento está más allá de lo terrenal; de lo explicable.
   Podemos conocerla o no, pero estoy convencido que aquellos que no la conocen, lo mismo respiran por ella y miran por sus ojos.
   Siempre está y estará allí peleando por nosotros, cuidándonos, guiándonos, llevándonos de SU mano.
   Siempre cerca.
   En la dicha y en la desgracia; en la risa y en el llanto.
   Presente.
   Siempre nuestra y nosotros de ella, aunque no la veamos volver.
   Siempre… siempre.

DE LA SOTA: PREGÚNTENLE A OTRO

   Fue realmente sorprendente la respuesta del gobernador, a una pregunta que le hicieron con relación al escándalo del comercio de droga,enquistado en un sector de la Policía destinado, precisamente, a luchar contra esa ignominia.
   Cuando éramos chicos y los mayores se fastidiaban por nuestra natural curiosidad, solían mandarnos a la esquina a ver si allí estaba lloviendo.
   Desentenderse de una situación que nuestro gobernador estaba obligado a conocer, desnuda una marcada e indisimulable preocupación preelectoral, porque a diez días de las elecciones. no es cuestión de andar preguntando pavadas.
   Y menos aún respondiéndolas.
   Se acordó del viceintendente por aquello tan bíblico de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, sembrando dudas con relación al cementerio San Vicente, de jurisdicción municipal, donde se almacenarían distintas clases de sustancias prohibidas.
   Por supuesto ni una palabra sobre el resto de todo este escándalo que no es mediático, tal como se lo quiere hacer aparecer, sino lo demasiado extendido como para no entender cómo el gobierno provincial no estaba al tanto, en una provincia donde cualquiera sabía y sabe dónde, quienes y a cuánto se comercializa la droga.
   Es muy fácil y cómodo aunque carente de elegancia salir con eso de que politizar el caso de los narcopolicías es canallesco pero conociendo los detalles, dejar que la mala policía maneje ese negocio, también lo es.
   De la Sota tenía plena y reiterada confianza en Alejo Paredes, en Frias y en toda la plana mayor, y uno de sus caballitos no de batalla pero si de campañas, era hacer flamear la bandera de la lucha antidroga, mientras en sus narices desaparecía lo secuestrado, a los narcos los alertaban de los allanamientos y otras reprobables maniobras para desviar las investigaciones que algunos buenos policías, seguramente habían encarado.
   No quisiera caer al aventurado fatalismo de conectar, antes que lo dictamine la justicia, a los narcotraficantes con los dudosos suicidios de dos policías.
   Y si debemos también ser observadores del panorama nacional, no podemos sustraernos al hecho que la droga entra y sale de nuestro territorio, al amparo de la impunidad que otorga la desatención de nuestras fronteras, que ha convertido a la Argentina en una inmensa pista de operaciones para aeronaves de distintas banderas.
   Pero nuestro gobernador que está empeñado en que lo suceda alguien de su mismo signo político, no se puede desentender de una realidad que ocurría en el patio de su casa.
   El que no quiera ensuciarse con barro, debería saber que aunque aparezca como pulcro, no es bueno juguetear allí.

TRIBUTAR PARA QUE ELLOS COBREN

   Por supuesto que si le preguntamos a cualquier cordobés sin trabajo, en dónde le gustaría estar mensualizado, no solo la mayoría sino todos los consultados pondrían como destino soñado un puesto municipal.
   Es para entenderlos: trabajan creo que siete horas diarias, perciben un promedio mensual de 14 lucas, tienen dos días semanales de asambleas que son paros encubiertos, negocian después para cobrar los días no trabajados y muchos de ellos son unidades de negocios que venden ropa, venden tappers, elaboran tartas, cortan el pelo o hacen manicura.
   Y como es frecuente que los servicios no se cumplan por falta de gente, dicen, o por carencia de insumos, o porque los uniformes están arrugados, hay que tercerizar para cumplir con los vecinos.
   Me dirán que generalizo, pero no es así, porque también están las moscas blancas, los que cumplen y se sacrifican más allá de sus obligaciones, los que no andan de shopping o en el gimnasio en el horario de trabajo y los comprometidos con el prójimo.
   Son cada vez más escasos, pero todavía quedan.
   Es por eso que justos y pecadores, laburantes fervorosos y cultores de los criollos, se llevan de acuerdo con los últimos números y cada vez trabajando menos días, el 63 por ciento de los recursos mensuales de la Municipalidad.
   En este eterno round que es la relación entre nuestro joven Intendente y el sindicato de los municipales, Mestrito está a punto de perder por nocaut y en el peor de los casos, tirar la tohalla.
   Y es tal el poder y la violencia que encierra esa entidad gremial en su dirigencia, que si ocurriera esta última alternativa, me permitiría sugerirle a Ramoncito que no les tire la tohalla: que mejor, se las alcance.
   No sea que se enojen …

¿DEBATIR O MONOLOGAR?

   La nostalgia suele a veces empiojarnos la memoria y llevarnos a pensar que nada cambia, cuando en verdad vivimos realidades distintas con relación a las mismas situaciones.
   Tiempo atrás, y este no es un ataque de vejez porque no ha pasado tanto tiempo, los candidatos a una compulsa electoral se peleaban por aparecer en televisión, no mostrando su mejor sonrisa y prometiendo lo de siempre, sino polemizando cara a cara con sus adversarios.
   Ese era el verdadero, genuino y auténtico debate que concitaba la atención general, formaba opinión y disipaba dudas.
   Los tiempos modernos con la irrupción de los asesores de imagen -¡hay cada chanta en esto!- reemplazaron la contienda y la controversia por la publicidad agotadora y a veces cómica, que no enriquece sino que confunde, al ver que se habla entre otras cosas de controlar el gasto mientras se cae a esas exageraciones de inversión.
   Aquello de combatir, de guerrear, de defender posiciones ha pasado a la historia, porque el aburguesamiento intelectual reemplazó eso por el monólogo que no convence a nadie, lo reitero, porque todos prometen ser buenos.
   De última, la historia le viene dando la razón a ese personaje, el gremialista Hugo Barrionuevo, el que propuso aquello de dejar de robar por un par de añitos.
   Fue un monólogo, es cierto, pero la más brutal de las confesiones que haya escuchado en los últimos tiempos.

VIOLENCIA CON CAUSA

   Realmente espantosa la reacción de esa mujer, profesional, que le encajó seis balazos al auto que un vecino había estacionado en su cochera; en la de ella.
   Una reacción desmedida, que a la mujer le valió la detención, su enjuiciamiento y mientras tanto, la internación en un instituto siquiátrico porque para colmo, estaba floja de antecedentes.
   Esto sucedió en Buenos Aires y más allá de lo que ocurra en la justicia con esa moderna Pepita la pistolera, tengo la plena certeza que quien le ocupó la cochera, nunca, jamás, volverá a usurpar espacios ajenos.

LA MEGACAUSA Y CIERTOS NUMEROS

   Existe un Informe de Córdoba, realizado en el marco de un Proyecto de Seguimiento de los Procesos de Reforma Judicial en América Latina y su autora es Patricia Cóppola.
   La evaluación se realizó en el 2001 y abarcó todos los Juzgados y  Cámaras de Córdoba Capital y comprende numerosos aspectos, pero en cuanto a prisión preventiva, el análisis destacó que el 74 por ciento de los casos estaban en esa condición y que su duración promedio era de 11 meses.
   En ese punto el informe concluye que: "Podría leerse que el alto número de presos en prisión preventiva se debe al elevado porcentaje de robos calificados por el uso de armas y al alto índice de reincidencia".
   Una investigación similar fue realizada recientemente por la Oficina de Investigación y Estadísticas Político Criminales de la Procuración General de la Nación, para toda  Argentina, dirigida por Adrián Marchisio.  
   Los resultados son muy similares, estableciendo un promedio de la prisión preventiva de 11 meses y medio y similar distribución con respecto al tipo de delitos y establece que el 38 por ciento de los imputados llegan presos al juicio, situación que aumenta en tres veces el porcentaje de condenas.
   Entonces lo analicemos: en la Causa del Registro, y actualmente también en la de las ART,  los imputados en prisión preventiva permanecen  tres años en prisión, tres veces el promediollegan presos al juicio y son condenados en el 95 por ciento de los casos, superando también toda estadística.
   Aunque el tema de la prisión preventiva es una problemática grave que afecta a muchos países, las cifras de la causa del Registro no se condicen con las generales del país ni con las de Córdoba para otros delitos y la Justicia no puede cuestionar la infalibilidad matemática ni estadística.
   La democracia constitucional argentina consagra en favor de quienes habitamos su territorio, que sólo seremos encarcelados si una autoridad competente nos encuentra culpables de un delito luego de juicio justo y nada de esto se respeta en la megacausa.
   Además, ¿alguien conoce los costos de este inusitado despliegue?
   Esos números, también respetables por cierto, tampoco son públicos ni divulgados.

LAS AMENAZAS

   El periodismo, cuando se lo ejerce con tono crítico, queda liberado a la acción de los intolerantes, que encuentran en la amenaza una cobarde y anónima manera de aplicar mordazas.
   Puedo asegurar, con pleno e irrebatible conocimiento de causa, que las bravatas de toda índole, de cualquier origen y de variada gravedad, son parte inseparable del ejercicio de esta, nuestra profesión tan invadida.
   Y para estos casos, existen distintas maneras de asumir esas intimidaciones, de acuerdo con criterios personales.
   Recibo, y lo digo sin exagerar ni para victimizarme, dos o tres amenazas por mes, desde que tengo memoria.
   Algunas pueden ser consideradas serias, pero está en cada uno caer en las persecutas, buscar protección o notoriedad, partiendo de la certeza que quien piensa eliminarte, lo último que haría sería ponerte sobre aviso.
   Un párrafo aparte con relación a la posición solidaria o no de los colegas en estas circunstancias, porque al conocer el paño, no siempre se asigna la importancia que pueden llegar a tener esas provocaciones.
   A veces suelen intervenir las entidades sindicales y otras veces son esos mismos organismos los que apañan a quienes amenazan.
   Sin ir más lejos -la memoria suele darme una mano- pocos años atrás un encumbrado dirigente, digamos político pero devenido en empresario, amenazó retando a duelo a un colega nuestro, de esta empresa, y lo maltrató, molesto con una pregunta que este personaje, Mario Firmenich,  consideró inoportuna.
   Lo hizo bajo el techo de la misma entidad sindical, el Cispren, cuyas autoridades se abstuvieron de inclinarse por proteger al colega.
   La misma entidad gremial que un par de años atrás, pidió mi cabeza a la entonces rectora, Dra. Carolina Scotto, acusándome infantilmente de haber reivindicado la teoría de los dos demonios, por los tiempos de la dictadura genocida, porque opiné y dije que sería justo ver también en el banquillo a Mario Firmenich.
   Yo sigo aquí, respetado por esta empresa y por buena parte de la audiencia.
   Es por eso que a veces, las amenazas no despiertan el siempre sospechado sentido de  la solidaridad corporativa.
   Es como sin decirlo, nos dijéramos entre nosotros los periodistas: que Dios te ayude, pero no es mi problema.
   Como en su momento, mi problema tampoco fue el tuyo.
  
MORIA Y SU NENA

   Uno queda con la duda si la pelea televisiva entre Moria Casán y su hija fue real, espontánea, o parte de los mecanismos de promoción que caracterizan a nuestra poco imaginativa televisión.
   La joven -que según me comentaron los que saben, es una buena actriz- llegó tarde a una grabación y fue severamente reprendida por su madre, quien junto a otras estrellas de primer nivel habían tenido que esperar por más de dos horas a Sofía Gala.
   Hubo durante una pausa de salida al aire acusaciones cruzadas, algunos insultos y palabras inconvenientes.
   Moria llegó luego a deslizar que podía exigir judicialmente la tenencia de su nieta, debido a las reiteradas inconductas de su hija.
   No puedo olvidar la sorpresa que me causaron dos comentarios que hiciera tiempo atrás la famosa vedette, ahora devenida en periodista, intelectual y analista política.
   Dijo que con su hija había fumado un porrito, y que aparte, estaba maravillada por lo que la mocosa le había contado de su primera y quinceañera experiencia sexual.
   No me voy a escandalizar por ninguna de las dos situaciones, pero las conductas, bien lo sabemos, son una resultante de la formación.
   En consecuencia, lo mejor sería que Moria metiera violín en bolsa y siguiera con lo suyo.
   Porque si fue un tiempo alfonsinista, después menemista y ahora es aplaudidora oficialista, no es para pensar que sea una exponente del buen criterio,

VIEJAS GLORIAS EN CAMPAÑA

   A lo mejor con demasiada simpleza rayana en el reduccionismo, siempre sostuve que el ser humano, cuando deja de hacerse pis encima, ya es dueño de sus actos.
   Por eso de ninguna manera voy a cuestionar la aparición de algunas figuras de notoriedad apoyando la campaña del delasotismo por ahora provincial, entre las que recuerdo están Daniel Willington, el Negro Alvarez, Mario Kempes, Cacho Buenaventura, Chapita Gutierrez, la Mole Moli y algunos otros.
   Cada uno sabe cómo piensa, y mejor aún en el supuesto caso que cobren por pensar así.
   Pero hay un detalle que me imagino es parte del sentir de la gente, como pensamiento casi generalizado.
   Para la mayoría, los ídolos no tienen banderas políticas y están al margen de las ideologías porque son de todos, sin distinción de camisetas ni pensamiento individual.
   ¿Es malo o negativo que exhiban su figura en abierto apoyo a una postulación?
   No lo es, si tomamos como base de juicio aquello de no hacerse pis encima.
   Pero para la consideración de muchos, algunos ídolos se derrumbaron.
   O aumentaron su estatura, para otros.
   Porque en esto, también naturalmente rigen las reglas de mercado.
   La oferta y la demanda gozan de lozana vigencia.