26 de noviembre de 2017

S.L.B,: SACRIFICIO DE 44 COMPATRIOTAS EN EL OCÉANO - DEFENSA DEL TURISMO Y DEL TURISTA - EL CASO MALDONADO PARA MUCHOS NO ESTÁ CERRADO - LA MEGACAUSA, CULPABILIDADES E INOCENCIAS - EL ESPANTO DE LA SODA CÁUSTICA EN LUGAR DE LA GASEOSA - NO DECRECE EL DELITO EN BARRIOS CERRADOS, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” que difunden en dúplex AM580 Radio Universidad de Córdoba y la 88.5 FM. En la emisión del 26/11/17 estos fueron los temas principales:

EL DRAMA DE NUESTRO SUBMARINO EN EL ATLÁNTICO

   No es verdad que todo ha terminado.
   Terminará cuando los mecanismos del Derecho y la fuerza de la Democracia hagan el esfuerzo común, para evitar que la tragedia tome ese oscuro e indeseado camino que lleva a la impunidad, que es el umbral de muchos olvidos y la vil negación de la historia.
   Es una suerte que los argentinos, a fuerza de pesares que supimos conquistar o padecer, hayamos comenzado a recuperar ese elemento fundamental en el devenir de los pueblos, que es la memoria aunque sea necesario que para su ejercicio absoluto y valioso, se concrete totalmente porque su parcialización es una de las formas más despreciables con la que se viste la mentira.
   Ocultar es otro de los disfraces del embuste.
   Negar la realidad a sabiendas, manipular la información o inducir reacciones determinadas, es la práctica fina de aquellos que carecen de argumentos y de solvencia moral como para afrontar situaciones adversas o no estar en condiciones de asumir su propia ignorancia frente a cualquier crisis.
   Es cierto que el amarillismo periodístico se alimenta de chismes y de versiones de dudosas fuentes, pero está en el buen criterio -si lo tuviese- de los funcionarios encargados de comunicar, la manera más honesta de hacerlo.
   Los delirios incontenibles hablaban de conspiraciones extranjeras, de venganzas británicas, de hipocresías chilenas, de entrenamiento soviético, de espionaje norteamericano y otras gansadas que se mezclaban con el agradecimiento a Perú y el abrazo a los hermanos de Brasil.
   Pero de autocrítica o de asumir notorias y documentadas responsabilidades en el amplio arco político, todos se peleaban para esquivarle el traste a la jeringa.
   ¿Habrán pensado en el horrendo martirio del encierro y la cercanía del fin?
   ¿Se les habrá cruzado por el alma, que alguno de los 44 podía ser su padre, su hijo, su hermano o simplemente un compatriota?
   Se privilegió maltratar a mansalva ante la falta de coincidencia en el análisis de lo que pudiera haber ocurrido.
   De buenas a primeras aparecieron submarinistas con experiencias más en ignorancia que en conocimientos, sabihondos analistas de utopías y agresivos acusadores improvisando cadalsos y paredones.
   Todo esto, en un previsible, oscuro y tétrico escenario de ausencias, acusaciones cruzadas y conjeturas más propias de vendedores de humo que de políticos con chapa de serios, y esto en ellos, los de todos los colores, como si la charlatanería fuera contagiosa y no existieran los antídotos, apelando a la verdad dolorosa pero verdad al fin.

   Fue y es la imaginación y los intereses de los vivos frente a la silenciosa indefensión de los ausentes.
   Y es para repetirlo: no es verdad que todo ha terminado, porque este sospechoso capítulo de nuestra historia recién se comienza a escribir. Hemos pagado con 44 vidas un precio demasiado oneroso que carcome los poco seguros cimientos de la razón y el respeto por las instituciones de la República.
   Es hora de asumir el luto, enjugar llantos propios y ajenos y empezar a acostumbrarnos que la verdad con sinceridad es el único camino hacia la paz y el reencuentro sin odios, grietas ni revanchas.
   El homenaje es para los mártires que ya no están, pero estaremos siempre con ellos, con nuestro agradecimiento por el patriótico sacrificio.
   Y que lo sepan los despreciables padres de todas las patrañas, infundios y ocultamientos: con una mentira puede irse muy lejos, pero sin esperanza de volver.
   Llorando con el alma, una lágrima de sal multiplicada por 44.
   Una tumba demasiado pequeña para la enorme magnitud del sacrificio.
   Y una súplica de perdón por todas las barbaridades y tonteras que desde la pasión, la ignorancia, el resentimiento o el fanatismo se dijeron -y podemos haber dicho- en nombre del dolor.
   Si existe un Dios, le roguemos por su justicia.

EN DEFENSA DEL TURISMO Y DEL TURISTA
   Algunas voces en disconformidad se alzaron en el ambiente ligado con el turismo cordobés, cuando trascendieron ciertas medidas que adoptará la gobernadora de Buenos Aires, doña María Eugenia Vidal, para estimular la afluencia de visitantes a Mar del Plata.
   Entre ellas, les prestaría sombrillas y sillas de lona o de plástico, de esas para tenderse a tomar sol, a título gratuito pero con cargo de devolución.
   ¿Es que eso tiene algo de malo?
   Es puro márketing, tentadora oferta y luz de alarma para los abusadores que cobraban altas sumas por algunas piojosas sombrillas y las carpas en las playas que cuestan más que un departamento.
   Eso se llama cuidar el bolsillo del visitante, mimarlo y fidelizarlo para venideras temporadas, en lugar de despojarlo, cobrarle barbaridades por los servicios en general de medio pelo y después vienen los lamentos cuando afloja el caudal de veraneantes.
   En Córdoba no es mucho lo que se hace para promocionar, salvo los dineros que se gastan en campañas publicitarias fuera de la provincia, en métodos ya percudidos y gastados, sin imaginación y con escasa sorpresa, salvo cuando después de almorzar o cenar llega la cuenta con los abusos de siempre.
   Pero no tan solo en los aspectos gastronómicos y de tomar sol es que hay que atender al visitante.
   En época veraniega hay que andar penando para conseguir efectivo en los cajeros automáticos especialmente en fines de semana y eso no puede ser en lugares turísticos, porque desaniman, estresan y crean un entendible odio de quienes se ven afectados, y es capaz que por eso no vuelvan nunca más.
   Córdoba no es tan solo el Cucú de Carlos Paz, la fiesta de la cerveza en Villa General Belgrano o los festivales gauchos tanto de Jesus María como de Cosquín, sino que la propuesta es enormemente variada, pero poco se ocupa el Estado de hacerla conocer.
   Cuando regrese la imaginación a las campañas y a las ofertas, seguramente mucho habremos ganado, y poco nos afectará que Mar del Plata regale sombrillas y camastros.
   Y por último, algún esmero habría que poner en eso que le llaman “la farándula” que muchas veces se trata de grupos de amigotes del escenario que se juntan para pasarla bien y cosechar algunos cospeles, aunque la propuesta que presenten sea lamentable.
   Ya vendrán los tiempos de vacaciones y podremos evaluar si estamos en lo cierto o también somos resultado del escepticismo.

EL CASO MALDONADO CONTINÚA ACTIVO
   Desde sus inicios, el caso Maldonado estuvo rodeado por una excesiva politización e ideologización, muchos buscando aprovechar su impacto en la inminencia de elecciones, tanto para una vereda como para la otra.
   Se tejieron mil conjeturas, se mintió a mansalva, se burlaron de la justicia con un festival de falsos testimonios, pistas tendenciosas y fantasías como el juego de los prismáticos perdidos o la agudeza visual de algunos vivillos.
   Ciertos gremios aprovecharon para intentar sumar, a sabiendas que estaban influyendo negativamente en la sociedad, como cierta dirigencia docente que se empeñó en adoctrinar a niños de primaria vendiéndoles la responsabilidad de Gendarmería como autora de un secuestro y desaparición.
   Era la forma que tenían de debilitar a un gobierno que venía demostrando, pese a ciertos descontentos de la gente, que los números del comicio no serían favorables a la que ahora es oposición.
   Así las cosas transcurrieron los días y el festival del macaneo envolvió a muchos funcionarios actuales, pero más a los que preferían seguir endilgando responsabilidades al Estado como culpable de la desaparición de Santiago Maldonado, a quien ciertos personajes “vieron” que hombres de la Gendarmería se lo llevaban a la rastra, hasta desaparecer de la escena.
   Idas y vueltas, versos y novelas, la cuestión es que tras el hallazgo del cuerpo comenzaron a surgir dictámenes técnicos y científicos que echaban por tierra ciertas pretendidas operaciones militares de desaparición, como en los viejos tiempos.
   La ciencia en la sabiduría o el conocimiento de más de medio centenar de expertos dictaminó sin lugar a dudas que la muerte se había producido al ahogarse en el rio el símbolo de una protesta que muchos aprovecharon salvajemente, lo que no tiene perdón.
   Aquellos que les metieron a los chicos la idea y la imagen del Estado malo, no saben ahora de qué disfrazarse y no tienen la hidalguía ni el valor de reconocer su equivocación y tratar de remediarla.
   Siguen firmes en su postura absurda y ya descalificada por la ciencia, lo que no es poco.
   Entonces dejan margen para pensar que parte de la familia de Santiago Maldonado sigue empecinada en afirmar que fue un caso de desaparición forzada, para conseguir que alguien se incline por la culpabilidad del gobierno, tras lo cual podrían sin dudas accionar civilmente.
   El muchacho se ahogó; nadie lo golpeó ni lo torturó porque según los expertos, un cadáver dice más que un preso vivo.
   Y como es lógico dadas las circunstancias, no faltan aquellos que sentencian que para conseguir esa culpabilidad que tanto ansían, existen más de dos millones de razones…

LA MEGACAUSA NO SE DETIENE
   Siempre resulta satisfactorio saber, o creer  al menos, que la Justicia se ocupa de responder al persistente reclamo de lucha contra la corrupción.
   En este sentido,  el Poder Judicial no escatima en mostrar algunas acciones en coloridas, extensas, y probablemente costosas páginas de los periódicos y aunque resulta bueno enterarnos de su accionar, tan pomposa exposición mediática en algunos casos trasciende lo jurídico, avalando el debate y las dudas sobre “falsos” culpables y “verdaderos” impunes.   
   Este es el reclamo que, en la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba, mantienen perseverantemente un grupo de imputados que defienden su inocencia,  esgrimiendo a su favor irregularidades en el proceso judicial que han sido convalidadas por organismos internacionales, como  la prisión preventiva masiva y sostenida, convertida en pena anticipada, de personas comunes y sin antecedentes,  los juicios a cargo de una sola comisión especial, reiteradamente recusada por su parcialidad, el mantenimiento del proceso repitiendo juicios a los mismos imputados  una y otra vez, y el perfil de condenados que no incluye a ningún funcionario de alto cargo, pese a las acusaciones en su contra.  
   Este patrón no se corresponde con el de otros países donde se persigue, con sensata objetividad,  a personas con dinero y con poder.  
   Ninguna respuesta hay desde la Justicia a este planteo. 
   Los “de arriba”, en la causa del Registro,  son invisibles,  inimputables, (in)-carcelables,  (in)-juzgables,  (im)-perseguibles,  impunes.
   En esta manifiesta y palpable desigualdad,  lejos estamos de remover la corrupción.

SODA CÁUSTICA EN LUGAR DE GASEOSA
   De sólo pensarlo, se me eriza el alma, cuando lo que te viene bajando por la garganta es el fuego de la soda cáustica en lugar de la ansiada frescura de una gaseosa.
   Eso fue lo que le ocurrió a Marcela Apanían 20 años atrás cuando ocupaba una mesa en el restaurante “La parentela”, coqueto espacio gastronómico enclavado entonces sobre avenida Pueyrredón casi en su esquina con La Cañada.
   Naturalmente, se quemó hasta las entrañas y más de un especialista dictaminó que para nada tenía asegurada la supervivencia, por las lesiones irreversibles que le había producido ese líquido nefasto que algún imbécil descargó en una botella de gaseosa.
   Atendida en el Hospital Córdoba, las manos milagrosas de los médicos Uribe Echevería y Bustamante aplicaron sus sólidos conocimientos y consiguieron resguardarle la vida tras múltiples intervenciones, incluyendo una en los Estados Unidos que pudo solventar con unos pesos que le entregara la compañía de seguros.
   Marcela, lógicamente no era la misma, condicionada absolutamente en todo, especialmente a la hora de alimentarse porque era y sigue siendo un martirio hacerlo por las consecuencias del desafortunado episodio.
   Quien era el responsable propietario de dicho local de comidas, Juan de Dios Castro jamás se acercó a Marcela con su apoyo o con la simple curiosidad por su grave estado.
   Tres años después, en el 2000, la Justicia cordobesa lo condenó a 20 meses de prisión en suspenso, lo inhabilitó por tres años para su dedicación a la gastronomía -era dueño también de otros locales del ramo- y a la realización de tareas comunitarias.
   De acuerdo con lo comentado por Marcela Apanian, el empresario no cumplió con ninguna de tales pautas y no le pagó ni un mísero peso de los 177 mil a que fuera condenado a entregarle.
   Ella trabaja en el Hospital Córdoba hace una década y media y allí solía cruzarse con Castro, quien, aunque usted no lo crea, de vez en cuando cumplía con esas tareas comunitarias a las que fuera tan levemente condenado.
   El tipo de insolventó y nuestra Justicia siestera no se ocupó de controlar que cumpliera la sanción que pesaba sobre él.
   Nunca tuvo una palabra de disculpa, ni ofreció ayuda, ni tuvo el coraje y los riñones para reconocer su deuda con Marcela Apanián, quien quedó con una discapacidad permanente e insuperable, del 91  por ciento.
   Esos casos que duelen, porque si se hubiera actuado con el rigor que impone la ley, hubiera sido un triunfo de la Justicia por encima de las dilaciones, las chicanas y todas las otras maniobras a las que apelan aquellos que saben que esa señora, la de la balanza y los ojos vendados, no siempre está despierta, ni atenta.

SIGUEN LOS ASALTOS EN BARRIOS CERRADOS
   Es una risa escuchar a las autoridades policiales y los jerarcas del ministerio del cual depende nuestra policía, sostener sin ponerse colorados que no existe un recrudecimiento de la delincuencia y que solo se trata de hechos puntuales.
   Más allá de exigirles que dejen el termo como vivienda de verano, bueno sería antes de cualquier medida, que sinceraran una situación porque no existe mejor manera de fracasar en un intento por mejorar, si se niega la existencia de la realidad.
   Los robos y asaltos en los barrios cerrados son una constante que no ha podido, no ha querido o no ha sabido neutralizar la autoridad y no me digan que es por falta de personal o de tecnología porque viven gastando millones en ambos rubros y el hampa se cansa de hacerles pito catalán todos los días.  
   Otra señal de alarma es el número de efectivos que caen involucrados en hechos delictivos y es sumamente grave, porque afirma esa certeza que ya anidó en la población, cansada del crecimiento del delito: Si la policía no limpia la mugre de adentro, será complicado que intente hacerlo con la mugre de afuera.
   No basta con que de vez en cuando concreten algún procedimiento exitoso, porque los aciertos vienen perdiendo por goleada.
   Tanto es así, que vale reiterarlo: nuestra policía con su incapacidad de controlar al hampa, ha conseguido que los honestos estemos entre rejas y los ladrones anden sueltos.
   Y si lo dudan, pregunten como nosotros lo hicimos, cuál es la industria artesanal que más ha crecido en los últimos años: la fabricación de rejas.
   Y nadie lo hace por hermosear su casa, sino para salvar su vida y sus bienes, lo que la policía omite hacer.


21 de noviembre de 2017

Santiago Maldonado y el submarino --------

DE LA IMPUNE PATRAÑA DE POCOS A
LA  INDIFERENCIA DE MUCHOS,  ANTE
LA DOLOROSA  INQUIETUD DE TODOS

   Cuando la soberbia en el ejercicio del poder pese a su auténtico origen democrático se enquista en aquellos que luego lo pierden por inconductas propias, es cuando el despecho y la alergia a la Justicia llevan a cometer actos que no pueden justificarse en el apresuramiento y merecen ser ubicados en los oscuros anaqueles del despropósito y la canallada.
   El coincidente rigor científico con el que se puso justo e imprescindible final a la novela que los nostálgicos escribieron en torno a las desaparición y muerte de Santiago Maldonado, fue un sonoro cachetazo a la vocación desestabilizadora y ruin de los carroñeros de siempre, acostumbrados a disfrazar la historia y maquillarla al antojo de sus repudiables instintos de ahondar diferencias, sembrar cizaña y descalificar a todo prójimo que no comulgue con sus delirios de perpetuidad y grandeza.
   Las afrentas a la historia cuando son la resultante de actitudes individuales pueden ser tomadas como expresiones aisladas o demostraciones de fanatismo que derivan en faltas de respeto u ofensas gratuitas y como tales, tienen destino de olvido.
   Pero si es un organismo encuadrado en el marco legal el responsable de un ofensivo despropósito, el hecho adquiere gravedad institucional y merece más que la censura formal, un correctivo que  termine con la falacia y restaure la verdad.
   Debo reconocer que me encantaría que esa placa que me comentan fue elaborada por la ATE (Asociación Trabajadores del Estado) hubiera sido nada más que un humano error o la consecuencia de la desinformación que a veces conduce a lamentables e injuriosas equivocaciones que en honor a la verdad, afectan como en este caso al Estado y nos lastima a todos los argentinos, porque ese Estado somos todos.
   Maldonado no fue víctima de nadie, salvo de su mala suerte y de la imparable corriente helada de un río. Se utilizó su martirio en deleznables maniobras mediáticas, inducciones a la rebelión popular, marchas en todo el país, daños edilicios emergentes, mentiras ante la Justicia, falsos testimonios y cierta conmoción masiva que no alcanzaron el eco que pretendían sus desubicados mentores, hasta que aquel rigor científico representado por 55 opiniones técnicas concluyó en la certeza de un desafortunado accidente y no en eso tan promocionado y bastardeado que transformara a Maldonado en “víctima de la represión del Estado” aunque los responsables del dislate sostendrán que el joven fue impedido de manifestar su protesta y cayó a las aguas.
   Ahora esos mismos que se bebían los vientos vociferando por “la aparición con vida” del infortunado, guardaron ominoso silencio frente a la angustia de 44 argentinos atrapados en un submarino, que merecen también superar el infortunio y volver indemnes a tierra.
   Esos mismos que carroñaron prejuzgando y agrediendo al cobarde amparo del anonimato de sus capuchas, escondieron su condición de ratas y trasladaron su indiferencia a la tarea de profundizar esa maldita grieta que día a día ensanchan con sus actitudes antidemocráticas.
   Despreciaron la condición militar de esos 44 compatriotas y llegaron a humillar la valentía y el compromiso de ser custodios de nuestros mares.
   Es para rogar que esa placa, desde donde esté, tenga un destino de olvido en homenaje a la vigilia que los argentinos de bien sostenemos en la esperanza del rescate con vida de nuestros marinos atrapados, que no merecen ser destinatarios de ninguna injuria sino de admiración por su compromiso con la Patria.
   Y a eso tomado con la grandeza que asume el sufrimiento, jamás lo entenderían los mentores de estas tropelías imperdonables que -así lo quieran los dioses- no se multipliquen.
   De la manera que mejor nos parezca, roguemos al Dueño de los Relojes, los Tiempos, las Calmas y las Tempestades -con el nombre que quieran ponerle- que pronto podamos volver a tenerlos entre nosotros.
   Y agradecidos, abrazarlos desde las distancias.

Gonio Ferrari

19 de noviembre de 2017

S.L.B.: ARREPENTIRSE O ENCUBRIR ¿ES EL DILEMA? - ¡BASTA YA DE OCULTARNOS LA INSEGURIDAD! - SIGUE EL CASO DEL MUERTO LITIGANTE - LA IMPUNE Y PELIGROSA PIROTECNIA - MEGACAUSA ACTIVA - LOS MAFIOSOS QUE MANCHARON LA PELOTA - LA DESVINCULACIÓN DE VICTOR HUGO MORALES - UN PACTO CON LOS GOBERNADORES PARA ALLANAR EL CAMINO, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” que emiten en dúplex AM580 Radio Universidad de Córdoba y FM 88.5, edición n° 489 del 19/11/17.
LA DISYUNTIVA DE ARREPENTIRSE O ENCUBRIR

   Esa atávica postura humana frente a la adversidad, de plantearse una elección de sacrificar algo material por seguir gozando la libertad o mitigando los efectos de una condena, es lo que seguramente alienta a todos aquellos que vienen apareciendo en la escena de la realidad como arrepentidos y dispuestos a ayudar a una justicia todavía semi adormecida.
   La causa, la más importante según se comenta, que involucra entre otros al ex vicepresidente de la Nación, el joven rockero Aimée Boudou, es un claro ejemplo de tal sospecha, porque bien vale recordar que tiempo atrás la segunda autoridad del país supo decir que no conocía a ese tal Vandenbruele, que según lo que confidencia en el proceso puede ser la llave de su libertad o el cerrojo de su prisión.
   Es claro que sin dudas mucho tiene que ver eso que le llaman conciencia, que es la que con equilibrio dictamina hacia adentro las inocencias o las culpabilidades del individuo, si es que la escucha y sigue sus dictados.
   Entonces, lo que sigue es la posibilidad de aportar evidencias que aseguren el aceleramiento de las investigaciones de los delitos que son parte de la acusación, lo que lleva después al arrepentimiento, o el ingreso al terreno del encubrimiento, que es casi tan grave como la responsabilidad de delinquir.
   Debe ser horrible cargar en esa conciencia que acusa o redime el peso enorme de una responsabilidad de esa trascendencia, aunque visto desde el punto de enfoque lógico, lo más probable es que se opte por aquello que le asegure evitar la prisión tratando de minimizar la responsabilidad de la falta cometida y asegurándose, por las dudas, que el patrimonio no sufra deterioro en el caso que esté depositado en lugares inaccesibles.
   De cualquier manera es un paso enorme de la Justicia llegar a tal instancia que facilita el proceso o en el peor de los casos, que lo empioja hasta llevarlo a la no deseada prescripción o al archivo de las actuaciones, como muchas veces suele suceder.
   Es un deber asimismo reconocer la actitud de los arrepentidos como un acto de valentía para enfrentar las consecuencias de tal determinación, pese a que los escépticos lo plantean de otra manera.
   La equiparan con el suicida potencial que sabe cuál es el final de una decisión como esa, porque si la culpa que se carga tiene el peso de una segura y prolongada condena, es para suponer la muerte cívica y el repudio casi unánime de la sociedad.
   Y digo “casi” porque con asombro advertimos que todavía desde algunos sectores del fanatismo político e ideológico, consideran a esta situación como la emergente de presiones mediáticas que están en la persecución y buscan la destrucción total de algunos personajes.
   Sea como fuere, no podemos restarle trascendencia a un hecho virtualmente inédito en nuestra historia.

¡BASTA DE OCULTAR LA INSEGURIDAD!
 

   Los políticos, cuando no tienen manera de justificar sus desaciertos o fracasos, caen en el absurdo de reiterar errores y apreciaciones que, curiosamente, los llevaron a esas frustraciones.
   En materia de seguridad en Córdoba, o mejor dicho inseguridad porque es lo que prevalece, desde el gobierno de la provincia no escarmientan con los reiterados mensajes que la ciudadanía les envía a través del voto: estuvieron casi dos décadas y no han sabido, no han podido o no han querido solucionar la mayor preocupación de los cordobeses que es la vigencia creciente de la inseguridad.
   Se pretende hacernos creer que no existe una ola delictiva en aumento, cuando las radios, los canales de televisión y la prensa escrita dedican diariamente inusuales espacios para cronicar los hechos delictivos.
   El vistagordismo hacia el narcotráfico consiguió dos indeseados objetivos: que el ingreso o el debut en el delito fuera más precoz y a la vez más violento.
   ¿Y así pretenden que creamos que están haciendo bien las cosas para protegernos?
   Cuando se registra algún hecho resonante la policía hace acto de presencia en el sector que fue su escenario por dos o tres días y luego se muda, dejando a esos vecinos en  peor desamparo que antes…
   Eso se llama marketing liso y llano y de nada sirve.
   La policía barrial fue un invento preelectoral y no se sabe qué fue de su operatividad, al igual que todavía esperamos un mea culpa sobre el papelón de las motos con side-car y otros bloopers similares, como el robo de armas de la Jefatura o la participación de tantos efectivos en distintos delitos.
   Ya se sabe que si la Policía no se limpia por dentro, es difícil que pueda limpiar afuera.
   No se puede proteger a una comunidad a través de los remiendos, cuando necesita en realidad una conjunción entre policía y Justicia y es el peor momento para que se peleen entre ellos, creyendo cada uno tener razón y eso no lleva a nada, salvo a un aumento de la impunidad y los niveles del delito.
    Antes se hacía un mapa del delito en Córdoba y seguramente se dejó de hacer porque ahora toda Córdoba es una gigantesca zona roja, que desde el poder se empeñan en ignorar a sabiendas que es la realidad.
   ¿Hasta cuándo habrá que seguir padeciendo angustias?
   ¿Cuándo el ejecutivo equilibrará las relaciones entre la policía ineficiente y la justicia pachorrienta, garantista y apegada a viejas y percudidas costumbres de no ver el penoso escenario delictual que nos rodea?
   Mientras la controversia siga anidando allí, deberemos resignarnos a un estado de enfrentamiento permanente contra quienes buscan dañarnos y habremos de actuar en legítima defensa, por culpa del desamparo al que nos condenan las estériles y absurdas peleas políticas.
   Y eso, de ninguna manera lo merecemos.


NUEVAS ALTERNATIVAS EN EL CASO DEL MUERTO LITIGANTE

   Con el paso de los días, se han producido algunas novedades acerca del curioso caso del muerto que después de ocho meses de “vivir” en esa condición, demandó desalojo a una mujer que moraba en una precaria vivienda -de alguna manera hay que llamarla- enclavada en un terreno de buena superficie, enclavado a un par de cuadras de un coqueto shopping cordobés, ubicado en Altos de Villa Cabrera. Lo llamativo del caso es que la Justicia decretó el desalojo de la anciana sin advertir la anomalía acerca de quien presentaba la demanda, trámite que pasó sin que nadie se diera cuenta -y firmara- por dos fiscalías y un juzgado de control. La demandada, presa de estrés y angustia propia de la inminencia de perder la vivienda donde moraba desde medio siglo atrás, falleció y a los pocos días, algunos parientes que llegaron de Buenos Aires pretendieron usurpar lo que ya era una tapera. Acerca de las novedades acerca de esta cuestión, Gonio Ferrari mantuvo una interesante conversación con el abogado patrocinante de quien en vida ocupara la casita de escaso valor, pero ubicada en un apetecible terreno rodeado de importantes residencias. El audio de la entrevista con el Dr. Marcelo Durieux puede ser consultado en la columna respectiva, ubicada en el costado derecho de este blog.

MALDITA E IMPUNE PIROTECNIA

   Como siempre ocurre, hay leyes represivas que se aplican cuando suele ser demasiado tarde, o frente a episodios que pudieron evitarse, precisamente, si se hubiera respetado la ley.
   El uso de pirotecnia y explosivos en las manifestaciones callejeras es parte de la incultura ciudadana en la que se enrolan gremios, partidos políticos, defensores de derechos tanto humanos como de cualquier otro tipo, asociaciones de cualquier índole o los mangueros de siempre que lamentablemente consiguen objetivos cuando se juntan 20 personas y paralizan a media ciudad cortando calles y puentes.
   Tardíamente el gobierno escuchó el clamor popular, las quejas de los comerciantes afectados, el dolor de ver el vandalismo en el mobiliario urbano y en todo esto el detalle mayor: la llamativa impunidad que amparó y sigue amparando a los artífices de tantas agresiones.
   El ataque acústico se perpetra aunque los manifestantes se ubiquen frente a sanatorios o en las puertas de hospitales o clínicas y eso alguna vez se tiene que terminar, lamentablemente con la aplicación de mayor violencia contra la violencia organizada por los prepotentes de siempre.
   Una reciente marcha de taxistas que protestaban pidiendo mejores tarifas y su queja por la inminente aparición en escena de un sistema que competiría con ellos, derivó en heridas a una criatura de pocos años que junto a su madre tuvo la mala suerte de caminar cerca de los inadaptados que sin ningún miramiento, arrojan a mansalva explosivos frente a la mismísima policía cuyos efectivos parecieran estar para proteger a los vándalos más que a la gente.
   Y no es el primer caso de heridas, que desde tiempo atrás vienen sufriendo transeúntes, periodistas y efectivos de las fuerzas de seguridad porque en general las conducciones sindicales protegen, precisamente, a quienes generan disturbios en peligrosos actos de obediencia debida.
   Ahora, por fin, actuó la Justicia y el responsable del episodio ya está entre rejas, lugar que debiera compartir solidariamente con sus patrones, esos vivillos que desde sus escritorios arengan para la violencia y alientan el desorden.
   Una buena temporada de encierro suele operar milagros en aquellos acostumbrados a protestar mediante la prepotencia y el vandalismo.

LA MEGACAUSA

   No deja de ser noticia en los medios la causa relacionada con inmuebles en la que se encontraría involucrado un sobrino del Papa, ni los pormenores del caso Petrone cada vez que solicita la libertad a la Cámara que lo juzgó.
   Tampoco faltan los cuasi voceros judiciales que periódicamente publican, en relación a la causa del Registro, la cantidad de juicios pendientes y el altísimo número de condenados y de encarcelamientos por el tema, destacando como ejemplar la acción de la Justicia.
   Sin embargo, y cabe aquí preguntarse por la objetividad, el énfasis para transmitir dicha información se contrapone con la inexistente mención de los ciudadanos que en la misma causa fueron absueltos después de estar años presos, ni de los que murieron encerrados sin haber sido juzgados, ni mucho menos, del caso de la señora recientemente fallecida, a quien un muerto y varios más intentaron desalojar de su humilde vivienda.
   En estos casos no hay noticia, ni se publican los nombres de los funcionarios, ni existen para la Justicia asociaciones delictivas entre los que solicitaron y los que autorizaron. Es casi obligado preguntarse por qué este caso no se incluye como uno más en la causa del Registro, y es investigado por el mismo Fiscal y la misma comisión especial.
   Más aún, cuando a diferencia de muchos otros de la causa en cuestión, en éste están más que claras las fechas, los nombres y las connivencias, y por sobre todo, existe un claro damnificado denunciante.
   Es fácil concluir que falta justicia y sobra impunidad.  El desafío, para agudizar los ingenios, es cómo revertir la ecuación.
   Para pensarlo y actuar antes que el daño siga siendo irreparable.
   Como por ahora lo es… 

LA MAFIA MANCHÓ LA PELOTA

   Desde los tiempos en que los dineros de la Ansses se aplicaban a fines muy alejados de sus auténticos destinatarios, es que las dudas nos carcomían porque esperábamos que en cualquier momento se correría el velo de incertidumbre que rodeaba esa generosa invención nacional y popular que fue el fútbol para todos.
   No quiero citar por archiconocido el ejemplo de pan y circo, porque a veces el pan escaseaba.
   Pero una maraña de entramados políticos en el que se cruzaban dirigentes deportivos, jugadores, altos funcionarios, empresarios y vaya Dios a saber qué otros especímenes, nos fue llevando al sopor que derivo en indignación, por esa fea sensación de sentirnos robados; que alguien nos estaba metiendo no la mano, sino miles de manos en los bolsillos para perpetrar con nuestro dinero quitado del sueldo, una de las estafas más resonantes e hijaputísima, más importante de la historia.
   El entramado de coimas se había quedado casi sin dígitos porque las calculadoras más modernas operan con 12, pero eso ya no alcanzaba para calcular las utilidades delictivas que cada uno de los actores de esta maléfica novela recibían, para ingresar a sus bien escondidos patrimonios personales.
   Desde la mafiosa conducción grondoniana hasta el último pichi algo recibían por nada, salvo por abrir puertas, aceitar contactos, facilitar encuentros o designar sedes para los campeonatos mundiales.
   Cuando la limosna es grande… reza el dicho y tiene razón, porque en el mundo del fútbol se manejan sumas astronómicas y era extraño y casi imposible de aceptar que los políticos, frente a esa abundancia de dinero, no se metieran a intentar algo, y al final lo hicieron todo.
   Lo más triste de la situación es que en la volteada caen también algunos decentes que vendrían a ser la excepción y desacredita esa dudosa seriedad que alcanzó el fútbol como deporte, en el que todavía militan sacrificados cultores, alejados de las componendas y de los negociados.
    Maradona no es un autor que me guste citar a menudo, pero una vez supo decir que la pelota no se mancha.
   Pese a haberse constituido en su momento en uno de los mayores ensuciadores del fútbol, más allá de su sublime manera de jugarlo, derrapó en la droga, sembró hijos, no reconoció ni reconocerá a todos y le entregó su conducta a los perros.
   Pero en algo tuvo razón: la pelota no se mancha, pero estamos viendo cuántas porquerías de personas, aunque luzcan trajes, estuvieron inmersos en la mugre y jugando con esa pelota.
   Si es para llorar de dolor en cualquier tribuna…
   Y en todos los potreros…

VICTOR HUGO NO QUEDA EN LA CALLE

   Debo dar fe por experiencias propias, que el hecho de ser despedido de un trabajo no es nada grato más allá de las implicancias en la economía del hogar, en la preocupación por la familia, en el eventual incumplimiento de compromisos financieros y por otras razones demasiado extensas para enumerar pero fáciles de comprender.
   No han sido pocas las voces que se alzaron para protestar por el reciente despido de Victor Hugo Morales de un canal de la TV porteña, propiedad según se sabe de Cristóbal Lopez, o de alguien que se lo hubiera comprado.
   En síntesis, la determinación de la desvinculación estuvo a cargo de una empresa privada y no de un organismo del Estado, como pudieran ser la TV pública, la agencia Télam, Radio Nacional o algún otro.
   El empresario privado está facultado a despedir, en el caso de los periodistas, de dos maneras.
   Una, por causa debidamente comprobada mediante sumario interno o esas instancias que se deben respetar y siempre que se compruebe una culpabilidad del afectado.
   Pero lo que más se aplica es la compra de la renuncia negociación mediante o el despido sin causa, para el cual la ley 12908, Estatuto del Periodista Profesional aplica a las empresas severas condiciones en lo económico a la hora de la indemnización, que suele llegar en no pocos casos a los siete dígitos, de no mediar juicio laboral que supieron tener una duración de más de 7 años, con la consiguiente acumulación de intereses.
   O sea que el patrón te puede echar, te manda telegrama, te notifica mediante un acta notarial o te hace firmar la comunicación del despido.
   Y si no le gusta tu cara, tu pelo, tu barba, tu manera de pensar o tu elección sexual, o piensa que hay demasiados empleados, cuenta con la ley para echarte y no hay pataleo.
   A Victor Hugo Morales lo prescindió una empresa privada cuyo propietario lo incorporó en su momento por ser del palo y coincidir ideológicamente.
   Entonces no es bueno ni correcto victimizarlo por dos cuestiones: puede llegar a cobrar cinco o seis palos de indemnización, que podrá agregar a su nutrido colchón que tuviera momentos de gloria con el dinero nuestro, de los argentinos, cuando era vocero extrafronterizo nacional y popular, beneficiario de jugosa pauta publicitaria estatal.
   O cuando formó esa dupla con el inefable,  verborrágico y ahora entrecortado comentarista que llegó a ser Dieguito Armando en su patria chavista.
   Victor Hugo  no queda en la calle.
   Se supone que un profesional de su valía consigue laburo en cuestión de horas, siempre y cuando prefiera el sacrificio y el compromiso del trabajo por encima de sus veleidades de aplaudidor serial al mejor postor.

   PACTO PARA QUE TODO CAMBIE
   Lástima que el bueno de Rodriguez Saa se estaba tostando en el extranjero y no pudo concurrir a la reunión con Mauricio Macri para suscribir, como lo hicieron todos los otros gobernadores, el pacto que aseguraba un cierto grado de gobernabilidad y la subsistencia del sistema jubilatorio junto a otros importantes aspectos.
   Las jubilaciones provinciales están a salvo y especialmente la de Córdoba, maltratada con legalidad y cinismo, transformada en caja recaudadora para afectar sus dineros a otros destinos que no son exclusivamente los aportantes de un alto porcentaje mayor que en el resto del país, pero engañados legalmente por una curiosa alquimia matemática que les paga alrededor del 58 por ciento de los activos pero desde el gobierno le hacen creer a la gente que se respeta ese idílico porcentual del 82.
   Y es momento de reproducir parte de un comentario que hiciera por este mismo espacio en enero del 2015 cuando decía: “Días pasados un informe de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Provincia señalaba con bombos y platillos que se había duplicado la cantidad de beneficiarios que ganan más de 24.000 pesos mensuales.
   Lo que no explica ni aclara el informe es que esos pasivos durante 30 años, y más en muchos casos, dejaron religiosamente para la Caja el 18 por ciento de su salario y que ahora las mensualidades se ajustan a la inflación oficial.
   Así las cosas en esta campaña presidencialista del inventor del cordobesismo, que pretende mostrar el paraíso mediterráneo, al igual que tiempo atrás lo fuera la isla del Pocho Angeloz, se olvidó quien elaboró ese informe pleno de optimismo, que los jubilados y pensionados cordobeses ya padecieron los recortes del mestrismo en su momento, los descuentos y títulos virtuales implementados en la emergencia previsional por Schiaretti, y la frutilla del postre, el despojo delasotista de seis meses para cobrar los reajustes”.
   Hoy las cosas poco han cambiado: la Caja de Jubilaciones sigue despojando a los jubilados provinciales del 82 por ciento móvil y no cumple con su obligación de devolver el ilegal descuento que les hace con el Impuesto a las Ganancias, tema ya resuelto en el máximo nivel judicial.
   No escarmienta Schiaretti con la resonante derrota electoral en la que mucho tuvieron que ver los pasivos que votaron indignados y De la Sota, otro de los artífices del desmanejo con los fondos de los pasivos, que zorro viejo en las lides políticas hizo un paso al costado dejando la derrota para otros, y que no le salpicaran sus intenciones de ser presidencialista dentro de un par de años.
   Por ahora en lugar de reconciliarse con los jubilados que lo volverán a repudiar en las urnas, ha buscado refugio en la moda aunque por las imágenes divulgadas, no se sabe si promociona trajes de fiesta o peinados.
   La reunión para la firma del pacto con las provincias, un interesante paso en la búsqueda de soluciones definitivas, sirvió de paso para que se ventilaran otras cuestiones, como fue la comidilla de la actitud del mentor del “cordobesismo” que mandó al frente al Gringo para que perdiera, salvando De la Sota su propia ropa, su ropa política.

   La que solía vestir, y la que ahora promociona…