Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” que emiten en dúplex AM580 Radio Universidad de Córdoba y su FM 88.5.
En la edición n° 500 del 28/01/18 estos fueron los temas principales:
POCO ELEGANTE CRUCE DE VEREDA
A lo largo de la historia se
han venido haciendo más frecuentes los cambios de vereda en la actividad política,
incluyendo los casos de panquequismo, traiciones manifiestas, desencantos o
tentaciones de mayores beneficios con el cambio de camiseta.
Todo esto incluyendo al
deporte, pero eso viene desde que se profesionalizaron las actividades del
músculo.
Es así que estamos cansados de ver, a lo lejos y muchos casos demasiado
cercanos, a personajes que militan en una corriente, luego pasan a otra,
después optan por una tercera y finalmente suelen recalar en la que está más
cerca de poder.
Para algunos la explicación es
muy simple, conociendo la idiosincrasia de ciertos especímenes no muy fuertes
en sus convicciones, como para sostener que no son ellos los que cambian, sino
los gobiernos.
Pero existe, digamos que al
margen, una leve sospecha con relación a esas conductas tan poco elegantes, y
es la de suponer que si los cambios son tantos y buscan siempre un destino que
les otorgue poder e impunidad, no quedaría otro lugar para anidar que los
servicios de inteligencia ya sean del estado argentino, o no.
Dejando de lado esas elucubraciones
nacidas probablemente en la desorientación, duele leer algunas declaraciones de
quien fuera miembro de nuestro máximo tribunal de Justicia de la Nación e
integrante de organismos internacionales que dicen defender los derechos
humanos.
Más allá o más cerca, que
Eugenio Zaffarioni -por decirlo de manera diplomática- haya tenido una vida de
quilombo en quilombo, no daba para pensar que de paladín de las leyes, puntal
de las libertades, cayera a ese pozo inmundo donde se revuelcan los enemigos de
la democracia; los que viven pensando en avasallar las elecciones de las
mayorías y las determinaciones de los pueblos soberanos con relación a quiénes
quieren que los gobiernen.
En el anecdotario de este
personaje figuran numerosas perlitas, pero solo basta citar a dos de ellas para
tener una cabal imagen de su personalidad: una, la de suponer que el
narcotráfico se terminaría si se legislara para que en cada esquina, por ejemplo,
cualquiera pudiera vender y comprar cocaína libremente y sin cargos de
conciencia.
Y otra, aquella terrible y
ofensiva aseveración que no podía existir violación si en el lugar del hecho
reinaba la oscuridad.
Argumentos que seguramente y en
su momento fueron utilizados como señuelos, para medir reacciones de la gente y
luego pensar con mayor fundamento acerca de alguna medida o determinación a
tomar desde el poder.
Ahora Zaffaroni, hombre
nominado en el Poder Judicial por el desgobierno militar en tiempos de Videla,
pasó por todos los colores ideológicos y ahora se despachó con ese, su deseo,
que el actual gobierno nacional no termine su mandato y se mande a mudar lo
antes posible.
Muchas cosas pueden haber
sucedido en la mente de una persona culta, jurídicamente letrada, como para
virar de manera tan violenta en lo que se supone eran sus principios innegociables
que afirmaban su conducta.
O frecuentar lupanares le
cambió la concepción de las cosas, o por la vía del escándalo está buscando que
lo tomen por loquito como para no rendir cuentas de todo lo que habrá hecho, en
su momento, para burlarse se su propia madre, si es que se trata de un hijo de
la Justicia.
Es probable que el tiempo
disipe esta y todas las otras dudas que rodearon su vida.
CICLOTIMIA SALARIAL EN LA EPEC
Nadie le puede exigir a un
directivo de nuestra basculante Empresa Provincial de Energía de Córdoba que
deje de cambiar su auto particular cada año, o año de por medio, porque se supone
que es dueño de su dinero.
Pero si parte de ese dinero es
mío, las cosas cambian y no me gusta que malogren con destinos no deseados los
frutos de mi esfuerzo; de mi trabajo, de mis desvelos.
Eso es más o menos lo que
ocurre cuando nos enteramos que en marzo todos los dependientes de la EPEC
salvo algunos casos aislados de manifiestas inconductas, cobrarán un paquete de
plata al hacérseles efectivo eso tan pomposa como injustamente caratulado
“bonificación a la eficiencia”.
Imagino con cuánto pesar se le
atragantará la comida al pobre cordobés que vio de qué injusta manera entraba a
los hediondos campos de la putrefacción un par de asados que tenía guardados en
el freezer, hamburguesas para los chicos y otras mercaderías que perdieron el
resguardo del frío.
Ni hablemos del enorme
perjuicio a los comerciantes afectados.
Lo mismo que aquellos otros que
vienen penando desde hace tiempo intentando que les reconozcan que fueron las
diferencias de voltaje antes o después de un corte del que EPEC culpa al calor
o al frío, los que terminaron con el plasma, el microondas y todas las lamparitas
de su casa.
De todos estos casos se pueden
contar por cientos, pero partamos de la base que la mayoría de las empresas son
insensibles, se miman hacia adentro en lugar de hacerlo con sus clientes que
les fabrican su riqueza y miran con indiferencia la desgracia ajena,
despedazando aquello tan pregonado como hipócrita de la responsabilidad social
empresaria.
Que lo cobren los operarios
aunque para el resto aparezca como premio exagerado, porque lograron introducir
esa obligación en el convenio laboral, es otra cosa. Si los otros envidian, que
luchen para conseguirlo, aunque no todos tienen como rehén a toda una provincia
para apoyar sus demandas y caprichos.
Pero que se pongan en la cola
para cobrar los nombrados en la planta política, es de una llamativa caradurez,
porque la mayoría si de trabajar se trata ha transpirado menos que un esquimal,
pero a la hora del cobro no se lo quieren perder.
Pero uno es tan desconfiado,
que le puedo asegurar que ahora no cobrarán esa pomposa bonificación por
eficiencia, de una empresa con servicios ciclotímicos que se quedó en el tiempo
en materia tecnológica y sigue prometiendo la Central Pilar.
Pero pasado un tiempito, ya lo
verán si son curiosos y hacen luego culto a la memoria, que encontrarán la
manera de no sentirse marginados.
Así es el ser humano: que te
toquen cualquier cosa, incluído el tugges, pero no se metan con la Vieja ni con
mi bolsillo.
NUESTRO LAMENTABLE TRANSPORTE URBANO
Es la realidad lo que nos
obliga a ser temáticamente recurrentes e insistir con dos aspectos que
mantienen en jaque la paciencia del cordobesismo, tanto de la capital como de
todo el resto de su geografía.
Pero ahora nos ocupemos de uno
de ellos que es el transporte y luego hablaremos de la inseguridad.
Parece que no hay manera de
hacerles cumplir a los señores empresarios del servicio de ómnibus y troles de
la ciudad, que existe un diagrama de frecuencias que ellos vaya a saber por
dónde se lo pasan, porque ya es bochornoso su incumplimiento, lo que los haría
pasibles de severas sanciones.
Pero si el poder concedente
mira hacia otro lado, estos señores de las empresas hacen lo que se les canta,
regulan las prestaciones y encienden la indignación de los usuarios, obligados
sostenedores de un sistema perverso que ningún intendente ha logrado domar.
Hace tiempo y lo aseguro como
usuario frecuente de los ómnibus y troles cuando vienen, que no se advierte la
presencia de inspectores que controlen las prestaciones ni se sabe que haya
personal municipal afectado a esa delicada tarea, que es en beneficio del
pasajero.
Por un tiempo habilitaron
paradas que les llamaban “inteligentes” porque avisaban la proximidad del
ómnibus, pero creo que fue un fracaso tan rotundo que no sé si está funcionando
en alguna parada, de las que todavía quedan sobre 27 de Abril, al costado de la
Catedral.
La cuestión es que día a día,
cuando se han terminado las clases y las escuelas están esperando que las
pongan en condiciones -lo que nunca se logra antes del reinicio del ciclo lectivo-
las frecuencias del transporte urbano se van acomodando de mala manera,
alimentando la bronca de la gente.
Y otro detalle: todavía funcionan
esos viejos “saunas móviles” que usaban en la helada Rusia pero que aquí generan
al menos en verano y en algunos días del invierno, verdaderos festivales del
sudor y sus nasales consecuencias.
Antes entre un trolebús y otro
no pasaban más de siete u ocho minutos y ahora esas demoras en muchos casos se
han triplicado, al igual que en los corredores de los ómnibus.
Así están las cosas, si
hablamos del servicio diurno, porque el nocturno es catastrófico, con tardanzas
que -así lo he comprobado- superan una hora y eso en una ciudad como Córdoba no
puede tolerar.
Bahhh… aparte que no puede ser,
las condiciones están dadas para que siga siendo posible esa afrenta a los
usuarios, mientras la autoridad no actúe como tales.
No hay peor enemigo del ciudadano,
que permitir la existencia de la anarquía urbana.
Así como la sentimos y la
padecemos ahora…
LA MEGACAUSA Y CUESTIONES APOLIYADAS
Este jueves 1 de febrero próximo, con el inicio
de las sesiones legislativas, el gobernador de nuestra provincia anunciaría el
ya confirmado cierre del fuero Anticorrupción.
La
expectativa será saber qué va a pasar con las varias decenas de causas que
dormían y sin dudas aún se apoliyan en sus cajones, en especial las que
cuestionan o denuncian a altos funcionarios del gobierno en curso.
La
incógnita, según se comenta, es si serán distribuidas por sorteo entre las
diferentes fiscalías o asignadas a alguna en particular. Existe en nuestros
poderes, una imaginativa y nada sana costumbre de "dedodirigir", y en
el caso de las causas judiciales un ejemplo palpable de ello es la comisión
especial "dedonombrada" para investigar y juzgar la causa del
Registro de la Propiedad, que dictó prisiones preventivas sistemáticas
para la mayoría de los imputados, situación que fue internacionalmente
condenada, y posteriormente legalizó con las condenas esas prisiones ya
cumplidas.
En ese
camino de "dedodirección" son casi predecibles, y
legítimamente cuestionables tanto los resultados, como las masivas
condenas de trabajadores sin ninguna jerarquía en el Registro o la impunidad de
los poderosos en el fuero anticorrupción.
Será el
momento de estar atentos para que los nuevos cambios puedan garantizar la
justicia por encima de la impunidad y la corrupción y también más allá de los
amiguismos políticos y de los compromisos partidarios.
EL MINISTRO MASSEI YA TIENE SU ISLA
Me pareció haber escuchado que
el ministro a cargo entre otras cosas de
la seguridad en la provincia, sostenía que había disminuido el accionar
delictivo como resultado de los operativos policiales que se realizaban.
Así como en su momento el
desaparecido Eduardo César Angeloz proclamaba a Córdoba virtualmente como una
isla en el territorio nacional, lo que despertó inquietud en la oposición de
entonces, ahora con lo de Massei nos gana la desorientación, porque más allá de
las estadísticas dibujadas que maneja la policía está la realidad que
diariamente nos ofrece la cantidad de robos, tiroteos, arrebatos, estafas,
asaltos, salideras, entraderas y toda la gama del delito que se ha hecho fuerte
en Córdoba.
Y si el delincuente se queda
entre nosotros, es porque nadie lo molesta o le impide seguir con sus andanzas
en perjuicio de la sociedad, lo que es un dato alarmante si tomamos en cuenta
que tiempo atrás el hampa debió emigrar para buscar mejores horizontes.
Y ahora si es para caer en lo
mismo de siempre, con la afirmación de que las cosas no cambiarán mientras no
se implante con fuerza una política integral de seguridad, sin remiendos ni
parches, con audacia y compromiso, para tranquilizar a una sociedad que vive en
vilo frente a la impunidad que gozan los ladrones.
Nunca en los últimos tiempos se
dio lo de ahora, con tantos policías infieles trabajando con los delincuentes y
a eso hay que buscarle el motivo que va más allá de lo salarial, sino que se inscribe
en una falta de autoridad interna que imponga orden.
Y hacer las cosas de manera tal
que las leyes ayuden a los decentes y no que protejan a los delincuentes.
Y es para decirlo una vez más:
si la policía no sabe, no puede o no quiere limpiar la mugre interna, será
difícil que pueda encarar con alguna posibilidad de éxito la lucha por limpiar
afuera.
El componente de la droga ha
ensombrecido aún más el panorama, y está visto que pese a los esfuerzos por
dominar su vil comercio, lo dejaron fortalecer durante tanto tiempo que ahora
es mucho más complicado erradicarlo.
Y ese es el motivo por el cual
la iniciación en el delito es cada día más precoz y a la vez más violenta y sangrienta.
Alguna vez nuestros cráneos
gobernantes pensarán sobre el modelo cordobés, sin trasplantar modelos foráneos
que poco tienen que ver con las modalidades delictuales que actúan entre
nosotros.
APROSS MÁS CARA Y CON MENOS PRESTACIONES
Partiendo de la base, la Apross
no es una obra social sino una administradora de servicios de salud, lo que no
es lo mismo y por eso se entiende su estructura más burocrática que humanizada
y sensible a las necesidades de los empleados públicos de Córdoba, tanto
activos como jubilados.
Y como estructura comercial por
sobre todas las cosas, la Apross está más preocupada en recaudar que en servir,
pese a que cuenta con una masa cautiva de afiliados que pagan por adelantado a
veces servicios que nunca reciben.
La maraña administrativa que es
la Apross necesita obviamente una buena cantidad de operadores, muchos de los
cuales son entrenadas como máquinas de decir que no; que no corresponde, que
búsquese otro médico, que eso no es una emergencia ni una urgencia y otras
justificaciones que han pasado a ser frecuentes.
Los servicios de atención de
urgencias han sido tercerizados a una empresa que a veces ha confesado una
demora de ocho horas para cumplir con una consulta a domicilio, a escasas 20
cuadras del centro de la ciudad.
Y ahora, como si no le bastara
las millonadas mensuales que recauda de esa clientela que a la vez es rehén, ha
decidido aumentar los montos en el pago de lo que le llaman coseguro, que
vendría a ser la versión edulcorada del viejo, percudido y odiado plus que
muchos profesionales modificaban a su antojo.
Ahora, blanqueada esa práctica
que era considerada ilegal, habrá que pagar el 30 y pico más por ciento por las
consultas y por ciertas prácticas.
Pero el enorme volumen de
dinero que ingresa a la Apross no le ha servido, por ejemplo, para reconocer y
cubrir muchas dolencias crónicas y libran al enfermo a su buena o mala suerte,
como por ejemplo en casos de severa y crónica hipertensión que transforma a
cada paciente en una bomba de tiempo si le llega a faltar su diaria medicación.
Para la Apross esos no son
enfermos crónicos.
Así están las cosas, en este
cordobesismo que muchas veces se transforma en mecanismo de abandono e indiferencia, especialmente
hacia los jubilados con escaso poder de fuego, salvo que se encadenen a las rejas
en las oficinas de La Cañada e inicien una injusta huelga de hambre.
Porque cuando algunos medios -no
todos, porque por la plata baila el mono- se ocupan de esas desgracias, es
recién que les asoma algún signo de humanidad y respeto por las enfermedades
ajenas.
Ahora, el tema es simple: pague
más o muérase.
LLEGAMOS A 500 Y VAMOS POR MÁS
En
cualquier actividad no es fácil llegar al número 500 sea lo que fuere: quinientos
productos, quinientos socios, quinientos seguidores, quinientos admiradores, quinientos
enemigos, quinientos, quinientos...
Lo importante es que se trata
de medio millar, lo que no es poco cualquiera sea la aplicación que le diéramos.
Pero hablar de 500 programas radiales
supone una elevada cuota de sacrificio y compromiso porque equivalen a 500
domingos sin asados, 500 domingos con la familia y los amigos en otra parte,
500 preocupaciones por armar previamente un producto que resulte digno para la
audiencia pero también a la hora de analizarlo íntimamente.
Llegamos a los 500 programas de
este “Síganme los buenos” que al comienzo fue una aventura que continuaba otras
realizaciones radiales con distintos nombres.
“Síganme los buenos” ha sido
para nosotros una agradable y placentera sorpresa, porque nos dimos cuenta de a
dónde podemos llegar con nuestra mensaje directo, sin maquillajes, con absoluto
y terminante respeto por la libertad de expresión y sin condicionarnos ni
condicionar a nadie, eliminando cualquier maniobra cercana a la censura.
Hemos vivido momentos difíciles
en el país, en la provincia y en nuestra querida ciudad de Córdoba, pero las
desgracias no aquietaron nuestro espíritu abierto, tratando siempre de
satisfacer los requerimientos de los oyentes.
Por ahora son 500, pero vamos
por muchos SLB más.
Nuestro eterno y emocionado
agradecimiento a los SRT de la Universidad Nacional de Córdoba y a sus
autoridades que nos cobijaron desde una década atrás o más, sin preguntarnos
como pensábamos.
Ese es el valor inconmensurable
que aporta el respeto por la libertad, en este maravilloso juego cívico que se
llama democracia.
También es justo reconocer todo
el trabajo casi anónimo y silencioso -curioso en una radio- de los operadores y
los técnicos que nos asisten, así como el cariñoso acompañamiento de locutoras
y locutores, especialmente en la persona de Carola Maldonado, la casadera y
pese a su juventud la más veterana en “Síganme los buenos”.
Párrafo especial para el Dr.
Héctor “Maco” Silvestro, baluarte de la tercera edad y de su problemática y el
cariño de siempre para nuestros anunciantes, que posibilitan que esta aventura
continúe vigente.
El mayor y más merecido de los
agradecimientos, para el equipo de posproducción. Elaborar los contenidos para
el blog con tanto cariño superando cansancios y sueño y a veces enfermedades,
tiene ese agregado impagable
Al llegar a los mil, espero que
todavía estemos juntos abrazándonos, debatiendo o discrepando.
Pero siempre con el respeto que
todos nos merecemos.