Pasaron 31 años desde el día que el
Dr.
Alfonsín pronunciara su vibrante
discurso
inaugural ante el Congreso de la Nación,
en la recuperación de la Democracia. Es
bueno recordar como homenaje, algunos
de sus conceptos y básicas
definiciones:
“El método violento de las élites de derecha o de izquierda se justifica a sí mismo con el triunfo definitivo y final, absoluto, de una ideología sobre otra y de una clase sobre otra”.
“La democracia aspira a la coexistencia de las diversas clases y actores sociales, de las diversas ideologías y de diferentes concepciones de la vida. Es pluralista, lo que presupone la aceptación de un sistema que deja cierto espacio a cada uno de los factores y hace posible así la renovación de los partidos y la transformación progresiva de la sociedad”.
“El país está enfermo de soberbia y no está
ausente del recuerdo colectivo la existencia de falsos diálogos, que, aun con
la buena fe de muchos protagonistas, no sirvieron para recibir ideas ajenas y
modificar las propias. El diálogo no es nunca la sumatoria de diversos monólogos
sino que presupone una actitud creadora e imaginativa por parte de cada uno de
los interlocutores”.
“Sin la conciencia de la unión nacional será
imposible la consolidación de la democracia; sin solidaridad, la democracia
perderá sus verdaderos contenidos. Esta llama debe prender en el corazón de
cada ciudadano, que debe sentirse llamado antes a los actos de amor que al
ejercicio de los resentimientos”.
“Habrá libertad en la Argentina, y habrá también orden. El orden presupone el rechazo de las violencias particulares, pero no solamente de la violencia terrorista sino también de la violencia que se perpetra sobre el alma de los argentinos para tratar de empujarlos hacia las ideas autocomplacientes y decadentes”.
“Habrá libertad en la Argentina, y habrá también orden. El orden presupone el rechazo de las violencias particulares, pero no solamente de la violencia terrorista sino también de la violencia que se perpetra sobre el alma de los argentinos para tratar de empujarlos hacia las ideas autocomplacientes y decadentes”.
“Todos los habitantes de esta República
podrán saber lo que ocurre, sin que la información vuelva a ser jamás
reemplazada por una guerra psicológica que se perpetró contra el pueblo
argentino, generando una verdadera muralla de incomunicación entre los
gobernantes y los gobernados e impidieron así la realimentación de un circuito
que sirve a la gente común, con derecho para juzgar y opinar, pero que también
sirve a las mismas autoridades”.
“En la administración de los medios transitoria o defi nitivamente en manos del Estado, así como en la administración de la agencia oficial de noticias, existirá juego limpio; los instrumentos del Estado no son propiedad privada de los gobernantes ni de un partido, sino de todos los argentinos”.
“A través de esos medios, así, se expresará la natural pluralidad de la república democrática, a través de todos sus matices”.
“Terminó la confusión entre organismos oficiales, o momentáneamente intervenidos por el gobierno y organismos oficialistas. A través de todas las vías en que pueda influir, el gobierno transmitirá la natural diversidad de opiniones de los ciudadanos, sin cesuras ideológicas y sin discriminaciones”.
“En la administración de los medios transitoria o defi nitivamente en manos del Estado, así como en la administración de la agencia oficial de noticias, existirá juego limpio; los instrumentos del Estado no son propiedad privada de los gobernantes ni de un partido, sino de todos los argentinos”.
“A través de esos medios, así, se expresará la natural pluralidad de la república democrática, a través de todos sus matices”.
“Terminó la confusión entre organismos oficiales, o momentáneamente intervenidos por el gobierno y organismos oficialistas. A través de todas las vías en que pueda influir, el gobierno transmitirá la natural diversidad de opiniones de los ciudadanos, sin cesuras ideológicas y sin discriminaciones”.
Eran tiempos duros.
Y vale reiterarlo, porque alguien debiera decirles a los jóvenes de hoy cuál era el
escenario
en el que le tocó actuar a Raúl Alfonsín cuando enjuició a los
genocidas, que todavía tenían poderío
bélico y apoyatura financiera como para sostener
sus nostálgicos y autoritarios caprichos.
Ya en la lona cualquiera podía mojarles las
orejas, descolgar sus retratos y abrumarlos en los tribunales de la democracia
con justas y merecidas perpetuas.
Si hay algo que sintetice todo lo que hizo
Alfonsín por la democracia, se lo digo en pocas palabras, que me cambiaron la
vida.
Hizo que perdiéramos el miedo a ser libres.
Eso solo de por si, ya
fue y sigue siendo una enormidad.
Y se agranda su estatura política cuando
evocamos que gobernó sin
franelear la Constitución,
porque le bastó solo con el Preámbulo para hacernos rezar la oración cívica más
conmovedora que pueda recordar.
No hizo falta que corriera tanto tiempo y fue
que alcancé a valorar y comprender, por haber vivido esos años y no tocar de
oído, lo que más allá de las banderas políticas, es la inmortalidad de los
héroes.
Gonio Ferrari
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarMuy buena nota evocativa y una envidiable foto de la entrevista.
ResponderBorrarAlfonsín fue un estadista, un hombre honesto víctima de un entorno de mediocres y de las mafias crónicas peronistas, socias eternas del gremialismo -enriquecidos estafadores de obreros y apoyados grandes empresarios que dieron el golpe económico-. Estos grupos continúan hasta hoy y fueron los causantes intencionales de la llegada del delincuente de Ménem y sus laderos al poder.
Reitero mi elogio por la nota.