7 de diciembre de 2014

S.L.B. – Domingo 7/12/14 - ARBOLITO NAVIDEÑO, ÓMNIBUS INCENDIADOS, PULSEADA POR GANANCIAS, SOBRE "COUCHING" O SECTAS, LA MEGACAUSA, KOLEKTOR Y LA TRAMA, PIROTECNIA ¿SI O NO?, ¡ARRIBA DANIELE!, etc.



Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del domingo 7-12-14, emitido por AM580 Radio Universidad de Córdoba.

ARBOLITO NAVIDEÑO

  
   Mañana es el día que la liturgia impone el armado del clásico arbolito de Navidad a la espera del Niño Dios y no de Papá Noel, como anunciara un colega por Canal 12 días atrás.
   Será también el día que se enciendan todas las luces del clásico árbol gigante sostenido por la antena de esa televisora, y el enorme arbolazo que el cordobesismo instaló en la Plaza España, mientras barrios enteros carecen de alumbrado, Epec corta el servicio cuando se ve agobiada por la demanda y en una de esas, encuentran la manera que los cordobeses paguemos el consumo de tantas horas-luz en el portal de entrada al Parque Sarmiento.
   En muchos hogares se repetirá el rito con arbolitos de todos los tamaños, curiosamente, se me ocurre, más grandes mientras menores sean los recursos.
   Pero en todos los especímenes verdes, plateados, dorados, rojos, de plumas o de cualquier otro material, el único componente infaltable, sin dudas, será la esperanza.
   Esperanza en un mundo mejor; esperanza en alcanzar un destino que venimos persiguiendo -o nos persigue- desde muchos años atrás; esperanza en poder crecer lejos de los sobresaltos, de la corrupción, del maltrato cívico, de la ofensa gratuita, de la mentira, de la indiferencia y de la barata demagogia.
   Los regalos que se colocan al pie del árbol, aparte de las golosinas, las remeras, los celulares, las blusas, los juguetes, los perfumes o los sobres con efectivo, que alguna vez se complementen con augurios positivos que tiendan a la unión y no a la fragmentación de la sociedad.
   Porque precisamente son los tiempos de crisis, en todo sentido, lo que nos alejan del prójimo cuando más nos necesitamos.
   Que al armar el arbolito, recordemos que la solidaridad merece transformarse, más que en sentimiento, en una maravillosa manera de vivir.

OMNIBUS INCENDIADOS


   Fue demasiado apresurada la actitud del actual titular de la UTA quien se está despidiendo para entregar el mando a su oposición sindical, cuando exigió que el intendente les pidiera disculpas por sospechar que la quema de ocho ómnibus del transporte urbano podía haber sido intencional.
   Mientras esa sospecha era compartida por la gran mayoría de la sociedad, y confirmada luego por las pericias técnicas, el saliente sindicalista buscó dejar en su tropa una imagen de dureza después de su derrota, porque seguramente como oposición, necesitará fortalecerse como carteludo e intransigente, con miras a recuperar la conducción el día de mañana.
   Una muestra cabal del divorcio existente en la relación entre servidores y usuarios, con absoluto desprecio por los daños y las pérdidas ocasionadas, no tan solo por un incendio que alguien generó, sino por el salvajismo de los paros sorpresivos que hicieron naufragar conquistas de otros trabajadores, tan trabajadores como los choferes aunque con sueldos sensiblemente inferiores.
   Se supone que será imposible, pese al empeño que se ponga en la investigación, conocer la identidad de los autores materiales e intelectuales del incendio de los colectivos, pero de algo la sociedad puede estar segura: que existen mafias ligadas a la actividad, que buscan el beneficio propio a expensas de sus rivales y de lo que es más grave, de la sociedad que los tiene como responsables de un servicio caro y con permanentes desajustes.
   Cuando la prepotencia se enquista en un gremio poderoso, de nada sirven las hipocresías posteriores al daño que recibe la sociedad.
   El tema está en manos de la justicia y es desde allí que debe surgir la verdad de lo acontecido, aunque los responsables de las llamas sigan siendo anónimos, y a la vez conocidos por todos.
  
PULSEADA POR GANANCIAS

   Moyano el camionero ya estaba con el cuchillo entre los dientes, listo para ir a la pelea mediante un paro, en apoyo de la demanda sindical por la eliminación de eso que le llaman impuesto a las ganancias, cuando en realidad es un desvergonzado despojo, sobre un dinero que no es ganancia sino mensualidad.
   Ahora, con el anuncio presidencial de eliminar ese descuento al menos en el medio aguinaldo, las cosas se han calmado, los ánimos están sosegados y sin dudas existen negociaciones en el más alto nivel tanto del poder como del sindicalismo, para que la situación de conflicto pueda superarse.
   Hasta allí lo que dicen los diarios y comentan quienes dicen conocer la intimidad de esa relación ciclotímica que une a la dirigencia de los trabajadores con el gobierno.
   Ahora un detalle: más allá de lo que resuelvan por su cuenta, riesgo y conveniencia los dirigentes, ¿las bases estarán conformes?
   Se me hace que estamos muy cerca de ciertas definiciones en cuanto a los liderazgos gremiales, siempre más emparentados con los arreglos que con la combatividad.
   Arreglos que los fortalecen en sus apetencias políticas por seguir utilizando al gremio y a sus bases, como trampolines para el ascenso a las ligas mayores de la conducción nacional.
   En suma, los dirigentes pueden opinar, resolver y acordar, pero que no olviden que se deben a sus bases, que son quienes mandan en las calles.
   Y la calle, como bien lo sabemos, cada día está más dura.

SOBRE “COUCHING” O SECTAS



   Tuvo alguna repercusión un comentario del domingo pasado, cuando me referí al peligro de confundir esa nueva moda que le llaman “couching ontológico” con las sectas.
   Me llamó una señora algo alterada, confesando que ella es una de las guías de esas prácticas y que era una gran autodidacta, sosteniendo que no siempre es necesario pasar por la universidad para dedicarse a esa actividad, que en muchos casos han contratado algunas empresas medianas y chicas, seducidas por el canto de sirenas que les asegura que la gente rendirá más y que las ganancias, lógicamente serán espectaculares.
   No dijo que en muchos casos es un factor de envidias e intrigas; de peleas irreconciliables entre quienes aceptan la ilegal imposición de prestarse a esas prácticas y aquellos que desconfían de su nivel científico y de sus milagrosos resultados.
   Me dijo entre otras cosas, a lo largo de 20 interminables minutos, que estaba equivocado el ejemplo que aporté, de la rata en el laberinto que nunca va hacia atrás, sino que encara a lo desconocido.
   Le comenté que me parecía, eso de integrar grupos misteriosos, una propuesta más cercana al Maestro Amor, el abusador condenado en Catamarca, que algo con rigor científico para aplicar en grupos humanos con un cierto nivel intelectual.
   No entendió razones, me dijo que había estudiado esa materia, no sé si en Academia Pitman o un curso por correspondencia o leído mucho del tema en Google, pero de estudios serios prefirió no hablar.
   La invité a este espacio y se escandalizó, diciéndome que no se quería someter al escarnio público y que la acusaran de chanta.
   Hice todo lo que pude, y quiero dejar a salvo el respeto que personalmente me inspiran quienes han estudiado en serio esta cuestión y me tranquiliza saber que al menos para los charlatanes, este espacio no es apetecible.

LA MEGACAUSA

   Asociación de Pensamiento Penal  es una organización no gubernamental integrada por personas que forman parte, precisamente, del sistema penal: jueces, fiscales, defensores, estudiantes, profesores e investigadores de universidades de todo el país ocupados en mantener la vigencia de los derechos humanos en el sistema penal.
   En su página web se sostiene que un inocente preso es el más estrepitoso fracaso de la razón y nos ubica ante una extraña situación donde la atrocidad y la apatía se confunden lastimosamente. No podemos quedarnos inmóviles ante el dolor gratuito causado por el Estado de manera racional y metódica bajo el manto de la aparente justicia.
   La persona señalada como autora de un delito, de repente se ve atrapada en una liturgia de lo irracional, frente a un sistema burocrático con innumerables ritualismos que lo abraza con fuerza y lo arrebata de la sociedad, de su familia y de sus amigos; lo aprisiona y lo somete a un descenso continuo en un abismo absurdo donde no queda más remedio que mendigar justicia. 
   El principio de inocencia no es más que una infantil quimera, los sospechados son señalados por la prensa, la gente y la justicia como delincuentes. En nuestro sistema existe un verdadero divorcio entre la lógica y el uso de la prisión preventiva. Basta con que alguien nos crea culpables de un delito para que se nos prive de la libertad cautelarmente.
   Este excelente alegato se ajusta con perfección a lo ocurrido en la causa del Registro de la Propiedad.
   Cientos de personas, en su mayoría trabajadores y sin antecedentes, arrebatadas de la sociedad, de sus familias y amigos y encarceladas durante años para ser investigadas; condenadas mediáticamente mucho antes de ser juzgadas y obligadas a transitar lentas sendas burocráticas, mendigando una justicia que sólo encontraron fuera de Córdoba y del país. Y todo esto, realizado de manera racional y metódica bajo el casi solemne manto de la aparente justicia.
   El divorcio entre la lógica y el uso de la prisión preventiva continúa y a eso lo vemos a diario.
   Es necesario remarcarlo asumiendo un compromiso con la libertad y porque en estas circunstancias, cualquiera de nosotros y porque a cualquiera se le ocurra, puede transformarse caprichosamente en otro inocente preso.

KOLEKTOR Y LA TRAMA



   Pocas veces se ha dado un escandalete tan notorio que colocara en la picota de la desconfianza a varios exponentes del periodismo cordobés.
   Uno de ellos, centro de la cuestión por su manía profesional de investigar, tuvo conceptos poco amigables con algunos colegas, desacreditándolos bajo la acusación de recibir dineros de la publicidad oficial.
   Siempre se ha sabido de casos ocultos por la propia vergüenza o el sentido de culpa, pero ahora las cosas han llegado muy cerca de los abismos sin retorno, a las buenas relaciones que siempre hemos cultivado entre los trabajadores mediáticos.
   El tema Kolektor, empresa que en su tiempo fuera sinónimo de responsabilidad social empresaria, se instaló ahora en Tribunales, donde debió estar desde su comienzo para evitar inútiles e inconducentes manoseos de prestigios, famas o notoriedades que siempre se fortalecen en el terreno de las dudas.
   Quien grabó a quién, quien se beneficia o se perjudica con las cámaras ocultas y para qué se hicieron, son cuestiones a dirimir en Tribunales antes de erigirse, desde ninguno de los sectores, en jueces, fiscales, defensores o verdugos.
   El tema es demasiado complicado y serio como para terminar en la liviandad de un sainete.
   Es cierta una verdad pregonada: la mayoría de los programas de la televisión por cable y muchos del sistema abierto, subsisten por la vigencia de la publicidad oficial ya sea municipal, provincial o nacional, pese a que todos conocemos que por lo general, es un sistema de premios y castigos, por la creencia del poder en que con esos recursos no se compran espacios, sino que se pagan aplausos o silencios.
   Al margen, mucha de la culpa que esto suceda se lo debemos a la hipocresía empresaria, que pregona su apoyo a los esfuerzos de producción local y después le manda la plata a Tinelli, por citar un caso.
  Y con esto, en lo personal, no predico para que dejen de poner plata en la TV de Buenos Aires, sino para que esos empresarios tengan el decoro de callarse la boca.
   Volviendo al tema Kolektor y perdón por haberme ido por las ramas, al intentar desentrañar la maraña de acusaciones cruzadas, inevitablemente debemos caer a la sospecha de una mejicaneada.
   Alguien se quedó con pesos de otro, o el otro con pesos de alguien.
   Lo mejor, que esté donde está, aunque debamos agregarle otra sospecha, en cuanto a la utilización no tan solo política, sino partidista del estrépito mediático y del alboroto en la sociedad.
   Por las dudas, debo confesar que me mantengo hace algún tiempo, en una postura que considero inteligente aunque económicamente desastrosa: sigo sin aceptar publicidad oficial.
   La tuve de Kolektor hasta hace más de un año, pero me la levantaron cuando reiteré mis críticas al gobierno de la provincia y al inventor del ahora conmovido cordobesismo.
   ¡Ahh! Y también me levantó su auspicio publicitario Aguas Cordobesas, desde que por razones y papelones obvios comencé a cuestionar la calidad de su producto y llamarla Algas Cordobesas, un par de años atrás.
   En periodismo, buscar el liderazgo a costa del respeto hacia los colegas, abandonando la mesura en los planteos temáticos, no lleva las cosas hacia el olvido.
   Ni siquiera deja heridas ni cicatrices.
   Solo genera odios y suele convertirse en un implacable boomerang que lógicamente, no perdona.

PIROTECNIA, ¿SI O NO?

   Es el dilema de todos los años: por una parte es necesario preservar la integridad de vidas y bienes, prevenir accidentes y alejar aquellos fantasmas de las salas de primeros auxilios de los hospitales con los quemados esperando ser atendidos el 25 de diciembre o el 1 de enero.
   Y en otro extremo del problema, la prohibición de la venta de pirotecnia afecta a muchas personas que al no conseguir trabajo, intentan en 15 días hacerse de algún dinero instalando puestos callejeros aprovechando la falta de controles.
   Es en consecuencia un doble problema social que hay que atender y esa es la función del Estado.
   Existe legislación al respecto y solo hay que respetarla y hacerla respetar, por encima de los altos intereses que movilizan a empresas dedicadas a la venta de pirotecnia.
   La prevención, en este sentido, debe tener énfasis en el control de la calidad de los productos y en los márgenes de seguridad que ofrecen para su manipulación.
   Prohibiéndolos pensando en los humanos y en las mascotas y dejando lugar solo a las luces, transforma este negocio en marginal, y bien sabemos de la fascinación que provoca todo lo prohibido.
   Se reclama, si, la mayor prudencia y responsabilidad sobre todo de los padres desaprensivos, que después lloran en el Instituto del Quemado, frente a episodios que pudieron evitar.

¡ARRIBA DANIELE!



   Sin siquiera despeinarse, el furibundo y combativo dirigente máximo de los municipales de Córdoba logró un aumento de salarios por encima de las propias apetencias.
   El eterno Ruben Daniele, que es contador y nada improvisado en materia de números, a lo mejor derrumbó las previsiones del porcentaje del presupuesto destinado a la masa salarial, que es exagerado porque supera el 60 por ciento, dejando poco dinero para la atención de servicios y ejecución de obras.
   Y seguramente desde el poder, piensan que se acabaron los problemas, que no habrá más asambleas que son paros encubiertos, o retención de servicios, que son paros abiertos, por haber alcanzado algo que los afiliados ni siquiera pedían porque están conformes con sus sueldazos.
   Error.
   Por ahora pasa, todos se aman, todos se respetan, muchos trabajan y otros como siempre haciendo lo que se llama “la gran Meolans”: nada.
   Pero ya verán que el estado de conflicto permanente no se ha superado y reaparecerá en cualquier  momento, con un reclamo aquí que se soluciona, y salta otro allá que lleva su tiempo, la cuestión es que nunca los municipales en su totalidad están conformes.
   Salvo con su secretario general, que todo lo consigue.
   Esta cuestión de ninguna manera es casual.
   ¿Por qué, por ejemplo, los gastronómicos, o los empleados de comercio, o los trabajadores de la sanidad no tienen éxito en sus planteos por mejoras salariales?
   Es tan simple como lógico.
   Ninguno de ellos, ni por cerca como los municipales, los de Luz y Fuerza o los de la UTA tiene esa enorme cantidad de rehenes: un millón y medio en la capital y casi tres millones y medio en toda la provincia.
   Ese es el mejor argumento a la hora de imponer demandas y caprichos.
  



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