20 de junio de 2019

Día de la Bandera

LA INDIFERENCIA, ESA HERMANA
MENOR  DE  TODOS LOS OLVIDOS
               
   Cuando de símbolos se habla, los argentinos no somos lo que se dice un ejemplo, porque enarbolamos nuestra Bandera si la recibimos de regalo en alguna promoción, no cantamos el himno sino que hacemos playback para lo cual Los Pumas y la Selección nacional de Fútbol son modelos de lo correcto y lo absurdo -respectivamente- y ponernos una escarapela es para los insensibles como si les violaran el corazón.
   No pocos argentinos harían un papelón si les pidiéramos, simplemente, que hicieran tan solo una somera descripción de nuestro Escudo Nacional.
   Esto no es un ataque de nacionalismo, sino la enunciación de una realidad, que por lo general tratamos de pasar por alto cuando somos mayores, porque al hacer memoria advertimos cuán pocos se ocuparon de que sintiéramos en el alma los colores celeste y blanco.
   Los intentos de la escuela no siempre se ajustan a una normativa, o no alcanzan.
   Es en el hogar donde se deben fortalecer los lazos entre la persona y la Patria en la enseñanza diaria, en lo cotidiano, en lo simple, para no llegar a lo que ahora vemos, que se considera más a la bandera de un partido político o al “trapo” de un equipo de fútbol que a nuestra Enseña Nacional que merece respeto y reverencia, junto al homenaje a su artífice Manuel Belgrano.
   Y la mejor manera de venerarla es ser fieles a los principios,  preceptos, derechos y también obligaciones que encierra en sus pliegues ese sagrado trozo de tela.
   Suena ofensivo cambiar los días en que se escribió nuestra historia porque es un insulto a la memoria, como suele suceder, según caigan las fiestas cívicas, con nuestro ciclotímico almanaque.
   Y por lo que se dice, para estimular el turismo interno.
   La Patria es para muchos como la familia o la amistad: solo sentimos su valor cuando las perdemos.
   Tampoco se equivoca el pensador Jaime Barylko al sostener que “El abanderado tiene sentido si se integra a todos los elementos simbólicos. Hoy, las fiestas patrias son para lavar el auto”.
   Si a veces, duele ver tal indiferencia, que es la hermana menor de esa otra imperdonable tortura a la que muchos le llaman olvido.
   ¡Qué hermoso es sentir lo que se siente al verla flamear!

Gonio Ferrari

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