7 de enero de 2024

S.L.B.: QUE LA INFLACIÓN Y LA IMPACIENCIA NO NOS SIGAN CON SU ACOSO - TRANSPORTE E HIGIENE URBANA, SON TEMAS PENDIENTES CON LA CIUDADANÍA - ¿ACELERAMOS O NOS OBLIGAN A PISAR EL FRENO? - LA MEGACAUSA Y VALIOSAS ALUSIONES A LA MITOLOGÍA GRIEGA – ANTE INSEGURIDAD CRECIENTE URGE ABANDONAR ESA PÉSIMA COSTUMBRE DEL REMIENDO - AFECTA A LOS MÁS VULNERABLES NUEVA INJURIA DESDE EL PODER – DESPEDIDA CON MACEDONIO FERNÁNDEZ, ETC.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” edición del domingo 07/01/24 difundido por la AM580 Radio Universidad Nacional de Córdoba.

 
Enemigos que condicionan el futuro
QUE EL PODER DESTRUCTIVO DE LA INFLACIÓN
Y LA IMPACIENCIA NO NOS VUELVAN A ACOSAR
 
   Si es cierto para nuestra doliente realidad que la inflación de diciembre último rondó el 30 por ciento, será cuestión de producir toneladas de adermicina, promocionado medicamento para que alcance a paliar, aunque sea en parte, la cantidad de casos con quemaduras que sigue sufriendo la sociedad argentina por estar en el horno.
   Es una locura el vaivén alocado, entre otros productos de primera necesidad, como los casos de la carne que en algunos casos al menos se estacionó y no tuvo tantas variaciones hacia arriba, porque los carniceros se encontraron con que sus productos se oscurecían, que dejaban de ser rosaditos apetecibles y caminaban hacia la categoría de cuestionados, o  lo que suena peor, de incomibles y por ende invendibles.
   Entonces, por  instinto de conservación, optaron por volver sus precios a unos días atrás, con tal de no perder la clientela, porque el comprador de un artículo cuando deja su condición de tal, pasa a ser cliente perdido de complicada o nula recuperación.
   Pero hay un rubro en el que, por una estricta cuestión de lógica, necesidad imperiosa y sumado esto a la angurria de los laboratorios tan mal acostumbrados, que han llevado los precios de medicamentos a niveles ya de lujo para una buena parte de la sociedad argentina, hasta el punto de sostener que en este bendito país, riquísimo pero pésimamente administrado, resulta más barato morirse que curarse, especialmente porque  los costos emergentes del óbito son afrontados por la parentela.
   Es inaudito pero viene al caso que lo pongamos como ejemplo:  algunos antibióticos, ya no se cotizan por cajitas de 12 cápsulas, comprimidos o ampollas, sino que el paciente en su desesperación hace números por cada unidad, que obviamente ninguna farmacia le vende, aunque en una de esas, nunca se sabe, es una actitud que puede llegar a prosperar, precisamente por necesidad y urgencia.
   La inflación indómita y brutal se ha ensañado con nosotros y no hubo poder ni gobierno que lograra al menos ponerle un freno, porque desde las cúpulas gubernamentales se hartaron de considerar que por una cuestión de imagen como para alimentar su demagogia, se hacía imperioso dibujar las estadísticas y que la verdad siguiera escondida detrás de las apetencias de quienes nos manejan, y su escaso patriotismo para aportar soluciones.
   Lo que pasa es que muchas veces, esas soluciones si se aplicaran con ecuanimidad, también afectarían a los poderosos que perderían buena parte de sus malhabidas utilidades.
   Y el otro factor determinante de los estados de ánimo es la virtud de tener y practicar la paciencia, porque bien sabemos que todo poder humano se forma de paciencia y de tiempo.
   Kant no se equivocó un ápice cuando sentenció que “la paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte”, conceptos que nos llevan a recomendar que la desesperación, aunque atendible, es la peor consejera al momento de tomar alguna trascendente determinación.
   Rogamos que nuestros gobernantes, que han demostrado históricamente ser impacientes, comulguen con la teoría de Lyn Yutang y se convenzan que “todo prospera a su hora y no hay que apresurarse”, por lo que bueno sería que en homenaje a su impaciencia de siempre por seguir subiendo, se extravíen así como víctimas de sus propias debilidades, como lo son las ansias de poder, por lo que me veo obligado a citar otra genialidad de Lyn Yutang: “El máximo del poder es la iniciación de la decadencia”.
   No son pocos los políticos argentinos que han enriquecido la nómina de esos casos…
  
Al menos desde el ámbito municipal
TRANSPORTE  E  HIGIENE  URBANA SON DOS DE
LOS TEMAS  PENDIENTES  CON  LA  CIUDADANÍA
 
   Antes que nada al abordar un tema tan espinoso como sensible para la ciudadanía cordobesa, vale aclarar que los bondis son hermosos, nuevitos, relucientes pero maltratados por los inadaptados de siempre que rasgan sus tapizados, escriben estupideces en los respaldos de los asientos, se afanan los aparatitos para conectar un cargador de celulares, por ejemplo, o roban los contenedores de aquellos líquidos y gel que se colocaban en tiempos de pandemia pero que todavía son necesarios como una de las maneras de prevenir pestes indeseadas.
   Con los troles la cuestión es distinta porque los modelos venidos de la vieja ex Unión Soviética son una especie de sauna ambulante, insociales por eso de las transpiraciones y sus derivados; queman tobillos con su calefacción inapagable, se les sale el mástil y las chicas deben esforzarse para arreglarlos; ese molesto ruido, cómo se lo explico, ese trac-trac que hace doler hasta los párpados y la mala costumbre de los pasajeros en general que una vez que suben son remisos a pasar al fondo, porque la mayoría se olvida de quienes tienen el mismo derecho por haber esperado tanto, pero ellos no les hacen lugar.
   Son los odiosos de siempre, pero son parte del folklore cordobés.
   El problema con el transporte urbano de Córdoba es la carencia casi absoluta de coherencia a la hora de las frecuencias y el control de su cumplimiento, porque hay veces que se espera media hora por un bondi y después llegan dos seguidos, como si se burlaran de quienes tienen hirviendo los sesos en las paradas.
   Esta queja no es la primera que formulamos, porque los oídos sordos de las autoridades -que nunca suben ni por casualidad a un bondi de línea ni a un trolebús- se transforman en cómplices de esas carencias y a la vez encubridores de las omisiones de control.
  La ciudad ha cambiado su fisonomía más allá del faro sin mar, más allá de la inutilidad práctica de un bonito y costoso puente peatonal a 50 metros de otro por donde también se cruza el río junto al Parque Las Heras y otros gastos que al evaluarlos pensando en las prioridades urbanas, son apresuramientos o ansias de maquillar una realidad que no es tan grata.
   Sea como fuere, todavía hay tiempo de volver al respeto por las prioridades pero las reales, no las generadas por las mismas falencias en las que incurre el poder municipal y no olvidarse de los barrios y sus penumbras, la mugre de  ciertos días en el centro, el caos vehicular y ahora el drama de la Avenida Vélez Sársfield donde era “El Pocito” y actualmente es un posazononón surgido según algunos que saben, por la falta de medulosos estudios de suelo previos a la construcción de un edificio de tal envergadura allí, que es parte según comentan, de los históricos mallines de casi toda Nueva Córdoba.
   Y como si todo esto fuera poco, es hora que la Muni se ponga a la tarea de regularizar el servicio de recolección domiciliaria de residuos, la limpieza que es un servicio librado a una curiosa lotería porque pocos ganan, y tratar de terciar en los conflictos que tienen los gremios de los recolectores.
   Ellos se agarran a balazos y la gente que paga un servicio que no recibe, llegará el momento que reraccionará con alguna medida como por ejemplo, y no estoy incitando a nada, negarse a pagar justamente por lo que no le brindan.
   Allí tienen motivos para demostrar que la autoridad que tienen es legítima y no un préstamo de poder sin garantía que les entregó la gente al votarlos.
 
No son momentos de vacilaciones
EN CUANTO  AL CRECIMIENTO ¿ACELERAMOS O
AHORA NOS OBLIGAMOS A PISAR LOS FRENOS?
 
   No alcanzo a entender si es una impresión personal, una falsa sensación o lisa y llanamente un error conceptual, eso de pensar que pese a todo, con los problemas y dramas de nuestra castigada economía lo mismo crecemos y si así es, en mi mediocridad acerca de los manejos de la economía, se me ocurre que somos tan pero tan ricos que ningún gobierno pese a sus esfuerzos, consiguió colocarnos en una situación de quiebra irreversible.
   Que estuvimos allí a un pasito; a las puertas de la tragedia, al borde del precipicio, descalzos, sin casco ni arneses de seguridad, y aquí estamos todavía firmes “como wing de metegol” luchando y cumpliendo con ese concepto que cuando el hombre comienza a luchar consigo mismo, es señal que algo vale.
   Y claro que lo vale, concepto fortalecido por esa argentina inclinación a lo épico, como lo es cada amanecer  nuestro al enterarnos de lo ocurrido con nuestras autoridades en las últimas horas y además, porque estamos alejados de los maliciosos que sostienen que luchamos con quien no tiene nada que perder, o seas que luchamos con desventaja y eso algo de cierto tiene.
   Lo penoso del caso es que el adversario es nuestro compatriota; es la persona que nos prometió bonanzas y ahora nos claman por nuestro sacrificio y entrega, cuando son ellos quienes debieran ser el ejemplo a imitar y seguir en la lucha con esfuerzo, compromiso y sacrificio.
   Mientras la clase dirigente no tenga la humildad de bajar al llano, ensuciarse los zapatos con el barro, caminar por senderos sinuosos y soportar eso de vivir entre frustraciones, las cosas seguirán siendo desparejas.
   Y es por eso que ahora, frente a tantas declaraciones altisonantes que pronostican grandeza por una parte y afirmación de la miseria por otra, los ciudadanos estamos así entre dos fuegos.
   Estamos frente a la disyuntiva de seguir desangrando nuestra economía que fuera décadas atrás una de las más sólidas del mundo, transformados ahora en mendicantes de préstamos en moneda extranjera por parte de los que mandan, y de subsidios y planes que claman aquellos que optaron por la vagancia rentada, en lugar de imponerse el honroso sacrificio y la recuperación de una perdida dignidad del esfuerzo.
   ¿Qué tenemos como opciones?
   Si aceleramos la marcha en procura de recuperar tanto terreno lamentablemente perdido, o por el miedo de chocar contra los despropósitos de los ambiciosos, optamos por pisar el pedal del freno, estrellarnos la cabeza en el parabrisas del futuro y seguir sufriendo situaciones tan lamentables como inéditas para quienes nos acostumbramos a sostener que pese a todo, vivimos en un Paraíso, y caemos a los terrenos de la resignación.
   Somos un país riquísimo, nos hemos hartado de saberlo y gozarlo algunas veces en otros tiempos no muy lejanos.
   Rindamos entonces homenaje a la historia, nos arremanguemos y busquemos la manera civilizada de recuperar los valores éticos y patrióticos que han sabido ser distintivo de tantas generaciones.
   Que los odios -justificados o no- dejen de ser los principales protagonistas de nuestras vidas y condicionantes del futuro que nos merecemos.
 
El hampa nos sigue desafiando…
INSEGURIDAD CRECIENTE: NECESITA POLÍTICAS
ABANDONANDO  LA COSTUMBRE DE REMENDAR
 
   Es lógico que el fantasma de la inseguridad y su crecimiento imparable sea algo así como una cuestión recurrente para cualquier cordobés, harto de certificar mediáticamente la enorme cantidad de hechos delictivos que se perpetran y el bajo porcentaje de casos resueltos por parte de la policía y su lógica derivación a los estrados judiciales.
   Otro de los aspectos que en los últimos días adquiriera inusitada aunque sospechada trascendencia fue el descubrimiento de otro maligno foco de corrupción interna que posibilitó el enriquecimiento de algunos personajes que supieron integrar cuadros superiores de la institución azul, lo que hizo crecer la repulsa de la gente a medida que se iban descubriendo casos internos de enriquecimientos injustificables, maniobras delictiva o por cifras apabullantes y otras severas faltas a la confianza que la gente le regala y reconoce a quienes están para proteger a la comunidad.
   Otra formación más, organizada, impecables los uniformes, perfectamente alineada la tropa para rendir honores y la ya repetida ceremonia de hacer cambios, aunque en las últimas ocasiones que se apeló a esa acción distractiva, el delito recrudeció tanto afuera como en el interior de la policía.
   No merecen ser metidos en la misma bolsa del desprecio aquellos sacrificados hombres y mujeres que rinden honores a lo que es su vocación, casos distintos a los de aquellos beneficiarios de la bolsa de trabajo, que ha sido la policía para albergar a la militancia política de turno en el poder.
   Esos no son otro argumento que los remiendos; los parches donde algo se ha roto adentro y es necesario que no se muestre, con lo que queda acreditado que en la mayoría de los casos, los reemplazos y las purgas son meros laxantes, sin la severidad que requiere cada situación anormal detectada dentro de la fuerza.
   Y ya me resulta odioso repetir por enésima vez que mientras no se diseñe, se debata, se legisle, se aplique y se controle una auténtica e integral política de seguridad, nada cambiará en la fuerza azul porque la consecuencia está cantada: si la policía no puede, no sabe o no la dejan limpiar la mugre interior, nada podrá hacer con la mugre externa.
   El drama es que esa mugre y las otras mugres externas asociadas han provocado demasiados sacrificios de vidas, apropiación de valores, ofensas a la fé pública y han servido para que parte de la sociedad por desesperación equipare por ser de la fuerza azul, a honestos y sacrificados servidores con delincuentes y otros seres despreciables.
   Los hampones conocen visceralmente el interior de quienes están para combatirlos y cuentan con un apoyo invalorable que es entre otros aportes, la extraña aunque no sorprendente impunidad de la que gozan los artífices del narcotráfico, que es de donde surgen muchos de los delitos que a diario se perpetran en Córdoba.
   Una provincia que supo ser ejemplo con su policía hasta que ciertos ejemplares del quehacer político, maldita fue la hora que descubrieron la utilidad que podía prestar como institución, a sus oscuros intereses.
   Y así estamos, a consecuencia entre otros factores, de la reiteración en la aplicación de remiendos y parches en lugar de obrar sin amiguismos, sin compromisos partidarios ni con nada que no fuera la protección ciudadana, porque de poco sirven los patrulleros nuevos si no hay presupuesto para combustible, las armas si virtualmente el policía no las puede usar, si los policías deben matarse haciendo adicionales para llegar a un sueldo digno, o la aplicación de ciertas leyes que hacen al Palacio de Justicia como una gigantesca puerta giratoria.
 
Vigente Megacausa del Registro
VALIOSAS ALUSIONES A LA MITOLOGÍA GRIEGA
SON  NECESARIAS  PARA PODER COMPRENDER
 
   Nuestro diccionario define la palabra verdad, esta verdad todavía reclamada en la causa Registro de la Propiedad de Córdoba, como la coincidencia entre una afirmación y los hechos o realidad a la que esa afirmación se refiere.
   La palabra se remonta a la mitología donde Veritas era la diosa de la verdad para los romanos y Alétheia para los griegos, esta última encargada de quitar los velos y hacer evidente o desnudar lo que está oculto.
   Distintas situaciones ocurridas en la causa como investigadores que aportan testimonios de personas anónimas que no pueden ser citadas a la sala de audiencias, testigos de la acusación que sufren amnesia absoluta ante la mirada del Juez, negocios millonarios atribuidos a personas que trabajan diariamente para poder sobrevivir, complicidades y amistades endilgadas a personas que no se conocen y hasta el colmo de hijos asignados a personas que no pudieron tenerlos, parecen rendir poco culto a la verdad.
   Y aunque existen muchas otras, debo destacar la frase textual de un Juez, puede leerse en su Resolución, diciendo que “es verdad” que nadie ha visto a los imputados organizando la estratagema, ni existen firmas de su parte, ni testigos acusándolos, pero igual decide el encierro en prisión preventiva.  
   ¿Qué concepto de la palabra verdad tendrá ese Juez?  
   ¿Será que no lee el diccionario, o quizás silencia o silencian sus sentidos para quitar los velos y hacer evidente o mostrar lo que está oculto?  Si a nuestro Poder Judicial le cuesta llegar a la verdad, habría que invocar a estas diosas, o a nuestros esperados Reyes Magos,  para tratar de lograrlo.
   El problema es que los Reyes Magos ya pasaron y habrá que esperar un año más, sumado a los tantos que se han ideo perdiendo en la bruma de los tiempos y en la caprichosa interpretación de las leyes…
 
¿Era sólo por la campaña electoral?
LA NUEVA Y SILENCIOSA INJURIA QUE AFECTA
A LOS  MÁS  VULNERABLES  DE  LA  SOCIEDAD
 
   Cuando la limosna es grande, lo consigna un dicho popular, hasta el santo desconfía pero no fue un caso de esa índole cuando se resolvió desde el poder del cordobesismo -provincial, municipal o ambos- subsidiar la tarjeta de Red Bus a los mayores de 70 años, con un cupo de viajes urbanos que tengo entendido eran 20 o 30, lo que se consideró por una parte una medida de alto contenido social, teniendo en cuenta que los beneficiarios bien sabemos que integran esa legión de los menos afortunados con las jubilaciones nacionales y los más vulnerables, con escaso “poder de fuego” para protestar.
   Mensualmente, el primer día del mes siguiente, automáticamente estaban recargadas las tarjetas y no era necesario ningún otro trámite o molestia, especialmente para gente de esa edad.
   Y cuando todo parecía normal, hace pocos días esas tarjetas perdieron su valor, lo que sumado a una cierta antipatía de los y las choferes, no todos ni todas por suerte, algunos viejitos debían bajarse del bondi o del trole.
   ¿A ninguno de esos pícaros funcionarios que tenemos, se le cruzó por la cabeza que a lo mejor no iban a sentarse en un banco de la plaza, sino a una consulta o un tratamiento médico?
   Hemos intentado comunicarnos con Red Bus y su número 0-800 que aporta Internet no atiende y lo mismo ocurre con dependencias municipales para que expliquen dos cosas: por qué no avisaron que eso ocurriría, aportaron soluciones, o alguien que dé la caripela para que al menos los viejitos tengan alguna orientación frente a ese despropósito de haberlos desheredado sin avisarles.
   Una versión comenzó lógicamente a correr y es como darle algún viso de seriedad, porque esto ocurre sin que nadie de la Muni o del gigantesco Panal hubiera tenido el patriotismo y el sentido mínimo de sensibilidad para hacer un aviso así, chiquito, de mínimo tamaño en los diarios y una plaquita en la TV como para anoticiar acerca de la situación.
   O una gacetilla que los medios no cobran por publicarlas, pese a las tonteras de las que suelen informar.
   Pero esas dudas tienen una respuesta que para los tiempos que vivimos, era lógica y esperable: los electos asumieron el 10 de diciembre y cuando terminó ese mes, se olvidaron de los sub-70 y es claro: lo que se dice publicidad, pero publicidad varias veces escandalosamente millonaria que pagamos todos incluyendo a esos viejitos, ya se la gastaron en la campaña proselitista, con lo que llegaron al poder.
   Después, parece que optaron por el silencio.
   Un silencio oprobioso que debiera avergonzarlos.

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