SALUDO PARA UN TITÀN QUE
SE ADELANTÒ EN EL CAMINO
Ya
pasó el vendaval mediático, ya pasò la sorpresa, ya vimos a qué nivel puede
llegar la miserabilidad de muchos, ya entendimos por eso de la proximidad
presencial lo que significa no estar más, pudimos apreciar el mayoritario amor,
admiración y respeto por un ciudadano sin regreso y en lo personal, dejé de
lado por unos días referirme al impacto que provocara en la sociedad y fiel a
mi costumbre he preferido no invadir esos mágicos y no deseados momentos de
adioses reservados a la intimidad familiar; de los màs allegados, de quienes
compartieron sus proyectos, realizaciones, frustraciones, alegrìas y
sinsabores.
Fue un peleador, batallador en cualquier ring, de convicciones firmes y pensamiento apasionado así se refiriera a un problema vecinal como a los grandes conflictos políticos o sociales, de esos que nuestra realidad puede contar de a miles. Firmeza de presente y amplia visión de futuro, lo que le permitió instaurar un nuevo estilo de comunicación, ese que se hace casi de piel a piel, de la mente al corazón, de la orientación para disipar dudas; de la sensibilidad propia a la desesperanza ajena. Es cierto que a muchos no les resulta simpático el mensaje vocinglero porque prefieren la sordina de lo profundo, de lo confesional pero su estilo era ese, merecedor de culto para muchos.
Algunos delirantes o frustrados “románticos setentistas” cuestionaron su trayectoria, varias de sus entrevistas a personajes siniestros o posturas antagónicas al pensamiento autoritario de quienes desde la violencia pensaron que cambiarían la historia. Fueron precisamente los que para la memoria honesta y colectiva son tan repudiables como los mentores del terrorismo de estado que no comenzó en el ’76 sino durante un gobierno democrático en el ’73 de la mano de Isabel y de López Rega.
Dejando de lado ciertas necesarias consideraciones históricas, es de necedad innegable pretender minimizar la trascendencia del Sr. Mario Pereyra en la consolidación de la radio como vehículo de entretenimiento, divulgación y estrecha colaboradora de la sociedad tantas veces como fuera necesario, derrumbando el mito -que aún subsiste- que la avanzada tecnología la relegaría al rincón de los olvidos. Imposible porque la radio es magia y la magia es tan invisible como misteriosa e inescrutable.
Se fue un gran hacedor, sanjuanino peleador, solidario y generoso, impermeable a la traiciòn, un titán que asomaba tímido y reservado, dueño de una fuerza enorme y avasallante, plena de certezas actuales y proyectos que si bien la desgracia lo apartó de su condición de protagonista, dejó descendencia en lo profesional y empresario que con el alimento de la admiración continuará sin dudas por la senda que lleva a las realizaciones.
Compartimos, si, el mismo e ilimitado fervor por la noticia; por aliviar aquella intención de los déspotas de silenciar a todo aquel que pensara distinto; por adherir sin mordazas ni condicionamientos a la libertad salvaje; a esgrimir las armas del respeto por encima del insulto y la descalificación. No se autotitulaba periodista sino comunicador.
No fuimos amigos, salvo un par de encuentros casuales que nos permitieron el intercambio de obviedades, hablar del estado del tiempo y de los recíprocos augurios de buena suerte.
Me hubiera gustado ser su amigo por eso que las coincidencias unen y consolidan vínculos y sirven para perfeccionarlas, moderarlas o hacerlas más entendibles, aplicables e imitables.
No fuimos amigos pese a que anide en mi interior la íntima certeza de haberlo sido.
Aunque se adelantara en el camino, no es imposible que podamos llegar a serlo.
Serìa inútil y utópico augurarle descanso.
Nunca lo tuvo.
Gonio Ferrari
SE ADELANTÒ EN EL CAMINO
Fue un peleador, batallador en cualquier ring, de convicciones firmes y pensamiento apasionado así se refiriera a un problema vecinal como a los grandes conflictos políticos o sociales, de esos que nuestra realidad puede contar de a miles. Firmeza de presente y amplia visión de futuro, lo que le permitió instaurar un nuevo estilo de comunicación, ese que se hace casi de piel a piel, de la mente al corazón, de la orientación para disipar dudas; de la sensibilidad propia a la desesperanza ajena. Es cierto que a muchos no les resulta simpático el mensaje vocinglero porque prefieren la sordina de lo profundo, de lo confesional pero su estilo era ese, merecedor de culto para muchos.
Algunos delirantes o frustrados “románticos setentistas” cuestionaron su trayectoria, varias de sus entrevistas a personajes siniestros o posturas antagónicas al pensamiento autoritario de quienes desde la violencia pensaron que cambiarían la historia. Fueron precisamente los que para la memoria honesta y colectiva son tan repudiables como los mentores del terrorismo de estado que no comenzó en el ’76 sino durante un gobierno democrático en el ’73 de la mano de Isabel y de López Rega.
Dejando de lado ciertas necesarias consideraciones históricas, es de necedad innegable pretender minimizar la trascendencia del Sr. Mario Pereyra en la consolidación de la radio como vehículo de entretenimiento, divulgación y estrecha colaboradora de la sociedad tantas veces como fuera necesario, derrumbando el mito -que aún subsiste- que la avanzada tecnología la relegaría al rincón de los olvidos. Imposible porque la radio es magia y la magia es tan invisible como misteriosa e inescrutable.
Se fue un gran hacedor, sanjuanino peleador, solidario y generoso, impermeable a la traiciòn, un titán que asomaba tímido y reservado, dueño de una fuerza enorme y avasallante, plena de certezas actuales y proyectos que si bien la desgracia lo apartó de su condición de protagonista, dejó descendencia en lo profesional y empresario que con el alimento de la admiración continuará sin dudas por la senda que lleva a las realizaciones.
Compartimos, si, el mismo e ilimitado fervor por la noticia; por aliviar aquella intención de los déspotas de silenciar a todo aquel que pensara distinto; por adherir sin mordazas ni condicionamientos a la libertad salvaje; a esgrimir las armas del respeto por encima del insulto y la descalificación. No se autotitulaba periodista sino comunicador.
No fuimos amigos, salvo un par de encuentros casuales que nos permitieron el intercambio de obviedades, hablar del estado del tiempo y de los recíprocos augurios de buena suerte.
Me hubiera gustado ser su amigo por eso que las coincidencias unen y consolidan vínculos y sirven para perfeccionarlas, moderarlas o hacerlas más entendibles, aplicables e imitables.
No fuimos amigos pese a que anide en mi interior la íntima certeza de haberlo sido.
Aunque se adelantara en el camino, no es imposible que podamos llegar a serlo.
Serìa inútil y utópico augurarle descanso.
Nunca lo tuvo.
Gonio Ferrari
El único comentario cierto, preciso,y verdadero,sin demagogia,Carlos
ResponderBorrarMuchas gracias. En estas cuestiones de adioses no es limitarse a pensar lo que se escribe sino a sentirlo honesta e íntimamente.
BorrarFelicitaciones Gonio de lo mejor que he leído. Sí, nunca tuvo descanso y siempre fue sincero.
ResponderBorrarUna personalidad fuerte como la de Mario Pereyra despierta curiosas reacciones como en este caso. Amante como soy de los destacados pensadores, es para aplicar el sentir de un notable como Oscar Wilde a quien se le ocurriò sostener que un poco de sinceridad es cosa peligrosa y mucha sinceridad es absolutamente fatal.
BorrarCertero como siempre Gonio ! Se leyó tanto odio y reclamos que al mismisimo VHM no le hacen 😉
ResponderBorrarLa verdad he contestado tantos mensajes que por allì me desubico, como en este caso, porque a lo mejor ya lo respondì. De todas maneras debo coincidir con Lord Chesterfield: la gente odia a quienes le hacen sentir su propia inferioridad.
BorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
BorrarEl medir con diferentes varas según me convenga es típico del mediocre que le falta gónodas
ResponderBorrarEl medir con diferentes varas según me convenga es típico del mediocre que le falta gónodas
ResponderBorrarEl medir con diferentes varas según me convenga es típico del mediocre que le falta gónodas
ResponderBorrarPido disculpas por mi falta de actualizaciòn en cuanto al diccionario pero lo màs cercano que encontrè fue el tèrmino "gónada" que vendrìa a ser un testìculo o un ovario elegantemente vestidos. A partir de allì le ruego a quien enviara este mensaje -repetido tres veces- que me aclare un poquito esos conceptos para que a mi edad pueda entenderlos. Gracias de antemano...
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