Edición escrita de “Síganme los buenos”
¿Mi homenaje a los 452 años de Córdoba?
DESDE MI CONDICIÓN DE CASI NONAGENARIO AHORA ME
ASISTE EL DERECHO
A EXIGIRLE QUE CESE DE MENTIRME
Es absolutamente cierto e inexcusable eso
que estamos hechos de la materia de los sueños, primero porque hasta ahora es
gratis y muy importante, que los seres humanos tenemos dentro de los placeres
terrenos, despertarnos en medio de un caos impensado o retomar el placentero
sabor de encerrarnos en nosotros mismos; en nuestra inviolable intimidad.
Suele ser un dilema, cuando nos
convocan al festejo, què será lo que llevemos a quien tiene su
calidad de anfitrión y dueño de sus opciones de bolsillo, de tarjeta, de fiado
o del consabido “me tomaste de sorpresa y apenas cobre me ocupo del tema”.
Para quienes lo ignoren, cumplo en hacerles
saber que nací en 27 de Abril al 1200 el 17 de agosto del lejano1939, o sea que
ya ingresé casi al segmento etario de los noventosos al alcance de la mano pero
con sobradas expectativas de no detener la marcha, lejos de pretender la
eternidad porque eso es sólo uno de los afanes -léase bien: afanes- que
distingue a la enorme mayoría de los
políticos de todo color, banderas y pretensiones; marginada, maltratada,
ofendida y a la vez envidiada y deseada Córdoba, hasta el punto que del mismo
origen andaluz que la nuestra, tengo entendido y pude comprobarlo “in situ” que
hay varias “Córdoba” inclusive en la lejana Kuwait, donde existe una ciudadela
con nuestro nombre aunque por una cuestión de idioma se escribe “Cortoba”.
Dejando de lado la cuestión geográfica,
suele ser grato recordar conceptos de anteriores cumpleaños de esta Córdoba
vital, creciente, alocada y deseada, porque desde que me acuerdo, y que no
son pocos años, lo digo desde el alma y con orgullo, porque así lo siento:
Argentina es mi país, pero Córdoba es mi Patria. Y para adornar estos conceptos
recuerdo haber sostenido que crecemos amando a la ciudad como es: anárquica y
sensual; desordenada y doctoral, con humor de sobra para exportar y malhumor social para atender.
Tiempo atrás se me dio por casi pontificar
que aquí en Córdoba anidan el orgullo de
las raíces, la histórica arrogancia de sus luchas, la humildad mediterránea y
las industrias del humor, del apodo y de los yuyos y porque la amamos y a veces
hasta el delirio porque somos sus hijos que la sentimos y gozamos magnética,
romántica, mágica y soberbia, aunque impunemente y sin ponerse colorados
la
arruinen los que debieran cuidarla, mimarla y hermosearla.
Córdoba tiene la protectora calidez de una
mamá.
También asume su condición de genuina madre
sustituta.
Ciudad símbolo, ruidosa, altiva, insegura y
sorprendente, quiero abrazar ese improlijo laberinto de tus barrios, los
rumorosos bares de cada esquina, la estridencia de tus avenidas, los colores de
tus clubes, el malo y caro transporte urbano, los candados de tus conventos, la
pasión de tus políticos, la dañina insolencia de tu río cuando crece, la
intemperie de tus villas, la sonoridad de tus campanas, el catálogo de tus
baches, la penosa sorpresa de los cortes de luz, la casi permanente asamblea de
los municipales, la siestera pachorra de tu Justicia, la inimitable
contundencia de tu tonada, la frescura de tus estudiantes, la mentirosa
solemnidad de tus doctores, la columna vertebral de tu Cañada, la mugre
sabatina de tu invadida peatonal, la añosa certidumbre de tus templos, tu
maravillosa lozanía en el otoño, el silencioso abrigo del invierno…
Quiero más que nada, confesarte cuánto te
amo.
Por la generosa hospitalidad de tu tierra.
Por el linaje de esas cadenas que me atan a
tu historia, a tus días y a tu gente…
Y con el paso del tiempo, fui acumulando mi
democrático e innegociable derecho al pataleo de la protesta; a criticarte para
que te mejoren, a puntualizar errores para que los corrijan y no los reiteren,
a plantear inquietudes que beneficien a la gente y dejen de esquilmarla en
nombre de un poder que “está a préstamo” y cae repetidamente, sin escarmentar
ni corregirse, al error de la onerosa demagogia; a evitar que sigan el sangrado
y el auto-aplauso creyendo que así la gente se contagia de un mentiroso estado
de euforia basado en la exageración publicitaria del que emergen “con el agua
al cuello” porque los impuestos crecen y los problemas urbanos se magnifican,
en un marco de mal disimulada preocupación…
¿Se conocen, aunque fuera por casualidad,
casos de funcionarios que se retiraran con una merma en sus patrimonios?
No hay presupuesto que alcance para cumplir
con el pago de los servicios que no siempre cumple la comuna cordobesa,
especialmente en rubros tales como orden urbano, limpieza de baldíos, atención
de problemas callejeros, caos del transporte urbano aunque sea el más caro del
país, problemas con la recolección de residuos, “guerras” entre taxistas,
remisseros, Uber, “truchos” y otros especímenes, desastres en cuanto al control
de edificaciones, espectáculos públicos, instalación de comercios…
Los cordobeses nos venimos resignando -no
todos- a disimular las falencias, como resultado de una estudiada hipnosis
popular enmarcada por jardines, plazas con juegos, calles angostadas, pinturas
por todas partes y en fin, un exceso alocado de maquillaje como si con eso
fuéramos superando carencias, promesas y omisiones insalvables…
Somos una ciudad -así me lo comentaron “los
que saben”- que en los últimos años ha visto crecer como pocas su parque
automotor pero en una absurda contradicción con esa realidad cada vez hay menos
superficie de calles para circular, se cierran numerosas playas de
estacionamiento y queda al desnudo esa curiosa pretención de desalentar el uso
de vehículos particulares, lo que sería positivo si no tuviéramos un servicio
de transporte público moderado en el precio y comprometido en su correcto
funcionamiento, sin los fantasmas de paros y de otras medidas que lo limitan,
porque no debe ser simple “un matrimonio de tres” como lo son el sector
empresario, el gremio UTA y el poder concedente que es de las Municipalidad de
Córdoba.
Por último -seguramente queda demasiada
tinta en el tintero y como no es mi intención aguarles el festejo- bueno
sería porque con las nuevas tecnologías
no sería tan caro ni inaccesible, para los “curiosos gastos” por así
rotularlos, que se hacen como si luciéramos cartel de ”nuevos ricos”, se
decidiera la reapertura de la que fuera LV17 Radio Municipal, de décadas atrás
y que marcara un verdadero suceso en cuanto a la comunicación institucional de
la Municipalidad con sus vecinos, sin las incómodas presencias comerciales.
Sintetizando y como si fuera una cartita a
los Reyes Magos, quiero encarecerles a las autoridades actuales y a las
venideras, que no mientan, fabulen ni deliren con promesas casi mágicas para
que puedan sorprendernos, alguna vez, con realizaciones,
Pese a todos estos detalles y sin dudas me
olvido de muchos otros temas, que ruego sean tomados como la buena intención de
un ciudadano que te ama, y aspira a no tomar “el bondi sin retorno” sin haber
aportado inquietudes y preocupaciones, en este cumpleaños, ¡salud, mi ciudad!...
¡Patria de siempre!
Con mi amor infinito
Gonio Ferrari
Periodista
censurado
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