LA IMPACTANTE
DESPEDIDA DE RICARDO
BALBÍN A LOS RESTOS DE JUAN D. PERÓN
Es para atesorar en los recuerdos y en la
memoria, las sentidas palabras de hace
hoy medio siglo con las que el por entonces presidente de la U.C.R. Dr.
Ricardo Balbín despidió los restos del Gral. Juan Domingo Perón, por entonces Presidente
de la Nación: “Llego a este importante y trascendente lugar trayendo la palabra
de la Unión Cívica Radical y la representación de los partidos políticos que,
en estos tiempos, conjugaron un
importante esfuerzo al servicio de la unidad nacional: el esfuerzo de recuperar
las instituciones argentinas y que, en estos últimos días, definieron con
fuerza y con vigor su decisión de mantener el sistema institucional de los
argentinos.
En nombre de todo ello, vengo a despedir los
restos del señor presidente de la República de los argentinos, que
también con su presencia puso el
sello a esta ambición nacional del encuentro definitivo, en una
conciencia nueva, que nos pusiera a todos en la tarea desinteresada de servir la
causa común de los argentinos. No sería leal si no dijera también que vengo en nombre de mis viejas
luchas, que por haber sido claras, sinceras y evidentes, permitieron en
estos últimos tiempos la comprensión final, y por haber sido leal en la causa
de la vieja lucha, fui recibido con confianza en la escena oficial que presidía
el presidente muerto. "Nunca tomes una decisión sin consultarlo a
Balbín". Isabel y el radical en Olivos con el canciller Juan A. Vignes “Ahí nace una relación nueva, inesperada,
pero para mí fundamental, porque fue posible comprender, él su lucha, nosotros nuestra
lucha y, a través del tiempo y las distancias andadas, conjugar los verbos
comunes de la comprensión de los argentinos.
Pero guardé yo, en lo íntimo de mi ser, un secreto que tengo la obligación de exhibirlo frente al muerto. Ese diálogo amable que me honró, me permitió saber que él sabía que venía a morir a la Argentina, y antes de hacerlo me dijo: ´Quiero dejar por sobre todo el pasado, este nuevo símbolo integral de decir definitivamente, para los tiempos que vienen, que quedaron atrás las divergencias para comprender el mensaje nuevo de la paz de los argentinos, del encuentro en las realizaciones, de la convivencia en la discrepancia útil, pero todos enarbolando con fuerza y con vigor el sentido profundo de una Argentina postergada´.“Por sobre los matices distintos de las comprensiones, tenemos, todos hoy aquí en este recinto que tiene el acento profundo de los grandes compromisos, que decirle al país que sufre, al pueblo que ha llenado las calles de esta ciudad sin distinción de banderías, cada uno saludando al muerto de acuerdo a sus íntimas convicciones -los que lo siguieron, con dolor; los que lo habían combatido, con compresión-, que todos hemos recogido su último mensaje: “He venido a morir en la Argentina, pero a dejar para los tiempos el signo de paz entre los argentinos”.“Frente a los grandes muertos tenemos que olvidar todo lo que fue el error, todo cuanto en otras épocas pudo ponernos en las divergencias; pero cuando están los argentinos frente a un muerto ilustre, tienen que estar alejadas la hipocresía y la especulación para decir en profundidad lo que sentimos y lo que tenemos. Los grandes muertos dejan siempre el mensaje”.“Sabrán disculparme que recuerde, en esta instancia de la historia de los argentinos, que precisamente en estos días de julio, hace cuarenta y un años el país enterraba a otro gran presidente: el doctor Hipólito Yrigoyen”.“Lo acompañó su pueblo con fuerza y con vigor, pero las importantes divergencias de entonces colocaron al país en largas y tremendas discrepancias, y como un símbolo de la historia, como un ejemplo de los tiempos, como una lección para el futuro, a los cuarenta y un años, el país entierra a otro gran presidente. Pero la Fuerza de la República, la comprensión del país, pone una escena distinta, todos sumados acompañándolo y todos sumados en el esfuerzo común de salvar para todos los tiempos la paz de los argentinos”. Este viejo adversario despide a un amigo. Y ahora, frente a los compromisos que tienen que contraerse para el futuro, porque quería el futuro, porque vino a morir para el futuro, yo le digo señora presidente de la República: los partidos políticos argentinos estarán a su lado en nombre de su esposo muerto, para servir a la permanencia de las instituciones argentinas, que usted simboliza en esta hora”.
Este es un cabal y auténtico ejemplo de grandeza política, de sentido
patriótico sin fanatismos y de ponderable riqueza cívica, donde debieran
abrevar aquellos descarriados convencidos que con la violencia lograrán imponer
los que fueron sus fracasos, pero maquillados de grandilocuencia.
No están equivocados aquellos ciudadanos que
sin temor a equivocarse, siguen sosteniendo con firmeza que en verdad,
políticos eran los de antes…
BALBÍN A LOS RESTOS DE JUAN D. PERÓN
Pero guardé yo, en lo íntimo de mi ser, un secreto que tengo la obligación de exhibirlo frente al muerto. Ese diálogo amable que me honró, me permitió saber que él sabía que venía a morir a la Argentina, y antes de hacerlo me dijo: ´Quiero dejar por sobre todo el pasado, este nuevo símbolo integral de decir definitivamente, para los tiempos que vienen, que quedaron atrás las divergencias para comprender el mensaje nuevo de la paz de los argentinos, del encuentro en las realizaciones, de la convivencia en la discrepancia útil, pero todos enarbolando con fuerza y con vigor el sentido profundo de una Argentina postergada´.“Por sobre los matices distintos de las comprensiones, tenemos, todos hoy aquí en este recinto que tiene el acento profundo de los grandes compromisos, que decirle al país que sufre, al pueblo que ha llenado las calles de esta ciudad sin distinción de banderías, cada uno saludando al muerto de acuerdo a sus íntimas convicciones -los que lo siguieron, con dolor; los que lo habían combatido, con compresión-, que todos hemos recogido su último mensaje: “He venido a morir en la Argentina, pero a dejar para los tiempos el signo de paz entre los argentinos”.“Frente a los grandes muertos tenemos que olvidar todo lo que fue el error, todo cuanto en otras épocas pudo ponernos en las divergencias; pero cuando están los argentinos frente a un muerto ilustre, tienen que estar alejadas la hipocresía y la especulación para decir en profundidad lo que sentimos y lo que tenemos. Los grandes muertos dejan siempre el mensaje”.“Sabrán disculparme que recuerde, en esta instancia de la historia de los argentinos, que precisamente en estos días de julio, hace cuarenta y un años el país enterraba a otro gran presidente: el doctor Hipólito Yrigoyen”.“Lo acompañó su pueblo con fuerza y con vigor, pero las importantes divergencias de entonces colocaron al país en largas y tremendas discrepancias, y como un símbolo de la historia, como un ejemplo de los tiempos, como una lección para el futuro, a los cuarenta y un años, el país entierra a otro gran presidente. Pero la Fuerza de la República, la comprensión del país, pone una escena distinta, todos sumados acompañándolo y todos sumados en el esfuerzo común de salvar para todos los tiempos la paz de los argentinos”. Este viejo adversario despide a un amigo. Y ahora, frente a los compromisos que tienen que contraerse para el futuro, porque quería el futuro, porque vino a morir para el futuro, yo le digo señora presidente de la República: los partidos políticos argentinos estarán a su lado en nombre de su esposo muerto, para servir a la permanencia de las instituciones argentinas, que usted simboliza en esta hora”.
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