“CARLI” SALINAS PARTIÓ DE GIRA
CUANDO SE LE OCURRIÓ HACERLO
CUANDO SE LE OCURRIÓ HACERLO
El “Carli” Salinas, buen médico, excelente arquero o mediocampista que solía lucir en el “Olímpico” de La Voz del Interior, profesionalmente generoso, dispuesto y solidario amigo “de fierro” más en las malas porque en las buenas todos dicen serlo; periodista no tan sólo de relevantes hechos científicos pero por sobre todos esos atributos, ya era buena persona en vida terrenal y no necesitó apelar a la ausencia sin regreso para recibir ese honroso y apetecible título que por lo general, en los escenarios de la hipocresía y de las amnesias, la sociedad suele otorgarlo “pos mortem”.
No quiero resaltar sus condiciones, tampoco méritos médicos ni considerarlo -allá cuando el siglo XX empezaba a despedirse- como una versión anticipada de la actual Adermicina que todo lo cura o alivia, porque en la mayoría de los casos el “Carli” abajo de la sigla R.P. y casi para todos los males garabateaba u ordenaba el inapelable medicamento como lo era ese inyectable o comprimido cercano a lo indescifrable: Pantomicina 500.
De su culto al compañerismo deja recuerdos imborrables que se agigantan con una natural humildad, certeros consejos y cariñosas recomendaciones que formaban parte de su estilo tan particular de no alarmar al paciente y restarle parte de su importancia a las situaciones cercanas al dramatismo.
Porque en tiempos en que la medicina comenzaba a recorrer el tortuoso camino de la deshumanización que lleva al mercantilismo, “Carli” Salinas opto por la corrección, el sacrificio y el compromiso profesional con quienes acudían a su bonhomía en la búsqueda de la salud deteriorada.
Sin dudas el querido y apreciado Dr. Salinas, donde esté, seguirá pregonando entre los males que nos afectan, su siempre risueño y simple mensaje de esperanza, ánimo y optimismo que regalaba sin garabatear recetas, porque entregaba la muestra gratis o aconsejaba volver a su casa a los tantos hipocondríacos que se le cruzaron en la vida.
Tanto admiraba el “Carli” a René Favaloro, que partió cuando lo consideró oportuno e inevitable, tomando el mismo tren en el que viajara al infinito aquel prócer de la medicina mundial y ahora, seguramente, estarán compartiendo esa mágica coincidencia de salvar vidas, mitigar dolores o insistir con la Pantomicina 500 como milagrosa redentora de la Humanidad.
Un buen tipo como él, ampliamente merece descansar en paz.
Esto no es una despedida, porque “Carli” Salinas simplemente se adelantó en el camino…
Gonio Ferrari
Así era todas y cada una de las palabras expresadas... también tenía esa manera afable de decir, "en tiempos de guerra hay que para y pensar"....vaya que te hacía pensar....hoy sólo podemos desear que esté junto al Sol que cobija a quiénes con el corazón supieron recibir pero también entregar con verdadero amor, lo mejor que tenía, su 💜.
ResponderBorrarGraaaciiiassseternasqueridoamigodelalma☀️♾️☮️🤍
Hola Goño querido como puedo comunicarme con vos. 3541385083 soy Sol Martínez
ResponderBorrarPuedes llamar a mi movil que es 3515084873 desde dentro de 20 minutos que teminaré de instalar el blog en las redes...
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