24 de marzo de 2023

Homenaje a la memoria

A 47 AÑOS DE UN DIA NEFASTO  QUE  A
TODOS NOS PROVOCA ENORME PESAR
 
   Parece mentira.
   Ya pasaron 47 años, casi medio siglo  desde aquella noche en que un grupo de pretendidos iluminados, con la mortal prepotencia de las armas, interrumpió la legitimidad de un gobierno que, pese a sus carencias y errores, era el resultado de un alicaído proceso democrático.
   Fue el día inaugural de aquellos años de miedo, de terror a dos puntas, como a dos puntas fueron el secuestro, la tortura y la muerte, sin que esto de ninguna manera sea plantear o sustentar la teoría de los dos demonios, sino la honesta y sincera enunciación de aquella realidad.
   Las enormes ventajas aprovechadas por el terrorismo de estado terminaron con una o dos generaciones de argentinos, románticos e ilusos patriotas para unos, y guerrilleros o subversivos para otros.
   La masacre es la masacre.
   Los muertos y asesinados son asesinados y muertos cualquiera haya sido su forma de pensar o distintas sus banderas.
   Fue un precio demasiado elevado, para darnos cuenta que la purificación por la sangre es una irremediable forma de violencia que a nada conduce, salvo a la desintegración social y la destrucción del país.
   Es cierto eso de no perder la memoria, porque es lo que teóricamente impide reiterar los errores del pasado, siempre y cuando sea una memoria total, sin negaciones, escondrijos ni manipulaciones de la historia.
   Hace tiempo se dijo que había llegado la hora de la recuperación nacional, y sin embargo subsisten los viejos odios y aquellas heridas que muchos se empeñan en no dejar que cicatricen.
   Los argentinos que amamos a esta Patria, estamos convencidos que la justicia es necesaria, tan necesaria como inútiles son la revancha o la venganza.
   Nadie pretende el olvido, siempre y cuando aquel ejercicio de la memoria, sirva para unirnos y no para ahondar el odio y el desencuentro.
   A mí no me la contaron.
   Han pasado tantos años, que me parece que merecemos ser felices incluso nosotros, los que hemos vivido el espanto de los años de plomo, aquel espanto que ahora muchos improvisados tocadores de oído, pretenden reflejar sin ponerse colorados.
   Han sido y siguen siendo 47 años en la búsqueda de la verdad, una lucha que se hizo, y aún se hace, con el enorme componente político de las ideologías, tan enfrentadas ahora como en aquellos tiempos.
   No digo que sea necesario aquietar las pasiones, porque sería pretender un arco iris en blanco y negro.
   Pero si, dentro de lo posible y para alcanzar la paz integral que tanto necesitamos, es imperioso recuperar el camino del respeto y de la grandeza de pensamiento, sin mezquindades ni autoritarismos.
   Pero sobre todo, dejando que la justicia haga lo suyo y la memoria no circule en una sola dirección.
   Porque la memoria parcial, bien lo sabemos, es una manera perversa y despreciable de encubrir mentiras.
   Y jamás olvidemos que el terrorismo de estado no se inició en 1976, sino que los argentinos lo empezamos a padecer durante los gobiernos de Perón y de su tercera esposa, en la primera parte de la década del 70.
   Es una porción de nuestro drama.
   Es el ejercicio de la memoria.
   Y la memoria es el lápiz de la historia.
                                                                                               Gonio Ferrari 

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