20 de marzo de 2023

Travesuras de niños…

¿USTED NUNCA INTENTÓ AL MENOS
SACAR MONEDAS DEL CHANCHITO?
 
   No es momento de intentar definir la importancia y la trascendencia del ahorro, que se practica y se concreta cuando hay algún dinerillo que está sobrando y es bueno seguir consejos sabios como fueron históricamente los de Benjamín Franklin cuando sostenía “Mientras puedas ahorra para la vejez y la necesidad, porque el sol de la mañana no dura todo el día”.
   Proféticos conceptos aplicables a nuestra situación, porque es cierto que de alguna manera algo guardamos en la bonanza, consolidamos un discreto monto de reservas y pensamos que era el sol que duraría las 24 horas de muchos y muchos días, pero la realidad nos hizo entender que  Franklin tenía razón y como estábamos vacunados para todo, menos para la malaria económico-financiera, esa temida malaria nos enfermó a todos desde el poder hasta el último y mal alimentado ciruja de los habitantes de esta ubérrima nación tan pésimamente administrada, salvo en algunos breves y aislados chispazos de nuestra historia.
   A tal afirmación la resumimos en un detalle infantil pero que seguramente a la
mayoría de los argentinos nos tocó vivir: tener la alcancía que si era de lata el ruido de las monedas era música o si se trataba del chanchito, era difícil no ceder a la tentación de meter un alambre en la ranura y hacer que al menos cayeran dos o tres chirolas que nos alcanzaran para las mínimas ansias de engolosinarnos la lengua.
   Y eso nos está pasando en la compleja actualidad porque cuando apareció aquello del “dólar soja” los gringos operaron sus silos y bolsones (salvo aquellos reventados en los campos por una militancia política que jugó al fracaso) y el no tan obeso chanchito de nuestro Banco Central se alimentó moderadamente.
   Lo que sucedió después fue la demostración de lo famélicos que son muchos dirigentes que apegados a la demagogia de siempre prometieron estabilidad, un dominio de la inflación y tiempos de bonanza en materia de salarios y de jubilaciones, aunque de los viejos sólo se acuerdan unos días antes de cada elección con las gastadas promesas que son pura charlatanería en un afán de distraer de las angustias y de paso, por ganar tiempo.
   Y fueron inútiles todos los intentos de controlar precios, bajar la inflación y dignificar aquellos deprimidos salarios que sólo conforman con lo que reciben a los políticos, funcionarios y dirigentes gremiales que tienen cada uno de ellos la vaquita atada sin que le falte pasto ni otros forrajes.
   Al borde de un derrape que puede ser tan fatal como irreversible, no quedó otra alternativa que abrir groseramente la alcancía, sacrificar más del 60 por ciento de lo que habían encanutado con el “dólar soja” y hacer bosta al pobre y leal chanchito, para intentar estabilizar una situación que lleva a la decadencia y al peligro de capotar ahora, cuando más activado se encuentra elpromesómetro con miras comiciales, endeudando a la sociedad con un ridículo y malsano despliegue publicitario que no pagan los partidos políticos sino que solventamos todos  nosotros, a través de los siderales impuestos y tarifas de servicios.
   Pero así son las cosas y así estamos, sobremuriendo en el centro de un escenario de abundancia aprovechada por los vivillos de siempre, acostumbrados a enriquecerse con el esfuerzo ajeno porque esa mayoría privilegiada, en su vida ha transpirado y por eso es bueno llamarlos esquimales.
   Massita quiere ser presidente, “echar a los ñoquis de la Cámpora” para congraciarse con las mayorías decentes y reencauzar la economía hacia la merecida y añorada prosperidad.
   Pero así como lo viene haciendo será difícil que alcancemos tan soñados propósitos, especialmente porque al vaciar de reservas nuestro Banco Central, destrozó todas las alcancías y del chanchito nacional & popular no quedaron ni los añicos.
   Hubo muchas situaciones parecidas, pero todo indica que al quedarnos con las arcas casi vacías, no deja de ser otra chanchada…

Gonio Ferrari

Periodista casi en reposo

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