28 de noviembre de 2024

Una compra que se hace necesaria

 INTERESANTE INICIATIVA ACORDE CON
LOS TIEMPOS QUE ESTAMOS  VIVIENDO

 


   Removiendo antecedentes históricos en la búsqueda de la verdad revelada, me asaltó la curiosidad de consultar en una vieja edición de “Clarín” que a decir de reconocidos y desencantados embusteros “siempre miente” según afirmaban (ellos) antes de su previsible como irremediable debacle. Fue a través del rotativo que me enteré de un artefacto sanitario que fuera creado en Francia destinado a un noble fin, como lo era -y es de suponer que lo sigue siendo- para higienizarse las partes íntimas después del sexo, aunque aquel invento fuera resistido por el catolicismo y los argentinos en nuestro práctico afán por encontrarle utilidad, lo reinventamos y adoptamos.

   ¿Cómo concebir un baño sin bidet? Era la pregunta que llegó a imponerse y los viajeros tuvieron que acostumbrarse, aunque este artefacto fuera cayendo en desuso en la mayoría de los países del mundo y entre nosotros es posible que eso también ocurra ya que el Código de Edificación que ya recibió aprobación inicial, elimina la obligatoriedad de incluirlo en los baños.

   Historiadores y memoriosos coinciden en que fueron los caballeros de las Cruzadas los que inventaron el bidet, cuando regresaron de Jerusalén, y que lo hicieron para lavarse  sus partes pudendas antes y después de las relaciones íntimas, no obstante lo cual la versión más generalizada afirma que el bidet fue creado en Francia, en el siglo XVIII, donde las mujeres de la nobleza lo usaban, también, para higienizar sus encantos corporales. de

f  Para ilustración  general, la palabra "bidet" es de origen francés y significa caballo pequeño, ya que para usarlo hay que montarse sobre el sanitario aunque al artefacto también solían llamarlo "Le confident des dames" o "el confidente de las damas".

  Sobrevino la Revolución Francesa que como ya se supo por entonces rodaron muchas cabezas, pero el bidet sobrevivió, tanto que a fines de la Segunda Guerra Mundial fue considerado un elemento clave para la salud pública y había uno en cada hogar de Francia. "Los parisinos se burlaban de los turistas ingleses que veían un bidet por primera vez y lo usaban para orinar, lavarse los pies o las medias", se comentaba y los expertos en usos y costumbres afirmaban que eran pocos quienes lo utilizaban porque el catolicismo lo desaconsejaba ya que San Francisco de Asís, sostenía que “había que estar sucios para tener  una idea del olor del infierno". Un bidet portátil de 1910, exhibido en el Museo del Agua y de la Historia Sanitaria.

   Los primeros bidets eran móviles: un armazón de madera con respaldo y una tapa que ocultaba una palangana de loza decorada. En 1750 apareció uno con una jeringuilla que lanzaba una lluvia ascendente. El agua estaba en un depósito y, para que saliera, se usaba una bomba manual y más adelante el bidet se perfeccionó con la aparición de las  redes de agua corriente y de desagües cloacales. Una curiosidad que sobrevivió a los tiempos consigna que estos artefactos se ubicaban en los dormitorios, para que estuvieran a mano después de... Es más, en algunos hoteles antiguos de Francia sigue habiendo un bidet dentro de la habitación. Con el tiempo, comenzaron a instalarlos en los baños.

   Pero a los fines de su uso práctico y necesario, pocos se han enterado de un rumor que viene ganando espacio en los ámbitos de la política y especialmente en el mundillo legislativo, en sus pasillos y mentideros, seguramente por no tener tanto trabajo -y cuando lo tienen siempre muchos de sus “practicantes” se disculpan por no asistir- aunque lo mismo cobran sus sueldos con adicionales incluidos inexorablemente a fin de cada mes, generosos hasta para fomentar peligrosamente la indignación popular.

   El hecho que el rumor se haya filtrado superando las barreras del secreto con el que se lo había cubierto y resguardado de indiscreciones, es seguramente una de las mayores preocupaciones de quienes son los responsables legislativos, frente a la curiosidad que sin dudas se instala en la sociedad.

   Sintetizando, ha trascendido que se habría abierto un concurso de precios para la adquisición de más de un centenar de modernos “bidet” en colores celeste o rosado según sea su destinatariX para instalarlos en los coquetos espacios que cada diputadX ocupa en el bello edificio del Congreso Nacional, con prioridad y obligatoriedad de uso, para aquellos que de una manera u otra, justificable o no, por “obediencia debida” o no, hubieran imposibilitado el tratamiento de ley “Ficha limpia” que les cerraba sus puertas a las boletas de sufragios  para quienes cargaran en sus prontuarios condenas por graves delitos.

    Estaría la decorosa alternativa del papel higiénico, pero a todos sus efectos, no es lo mismo…

    Aunque en ese democrático recinto, papeles son los que sobran…

                                                                                                                                     Gonio Ferrari



(Este  material  fue censurado por FB y 

es de esperar que  no suceda lo mismo 

en este blog tan masivamente buscado)

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