Edición escrita especial de “SÍGANME LOS BUENOS” que desde una década y media
atrás viene produciendo y dirigiendo el periodista “Gonio” Ferrari, como repudio y
rechazo a la censura que a dicho espacio radial de elevada y fiel audiencia dominical
le impusiera sin ninguna intimación ni aviso la conducción de los Servicios de Radio y
Televisión dependiente de la cuatrisecular Universidad Nacional de Córdoba.
TODAVÍA NO MERECEMOS EL
SILENCIO. AÚN HAY QUE GRITARLO
Hugo Mujica
PARA NO
PERDER LA COSTUMBRE, DE VEZ EN
CUANDO
TENDREMOS ALGUNOS TEMAS COMO PARA COMENTAR
TENDREMOS ALGUNOS TEMAS COMO PARA COMENTAR
Antes que
nada, conviene aclarar que la nuestra es una medida que tomamos en legítima
defensa de nuestra libertad de expresarnos, como actitud de respeto a las leyes
y de manera especial a nuestra Constitución Nacional, vulnerados por esa pésima
y repudiable ya instaurada como costumbre, de exigir “urbe et orbi” que todos pensemos según el caprichoso e
infantilizado libreto que parte desde alguna empecinada usina de conducción
política que no escarmienta ni se adecua a la evolución de los tiempos ni de
las consultas populares.
El volumen de información que se genera en estos
escenarios no tan sólo en Córdoba sino en Argentina, el cono Sur y en todo el
universo nos enloquece por agotamiento, que estamos con la cabeza a punto de
estallar y que no vemos la hora de volver a la normalidad para tomarnos
revancha de tantas exigencias que la realidad nos impone, hacer la maleta con
poca ropa, algún buen libro, el pasaporte al día, unos cospeles que hayamos
podido amarrocar y partir con rumbo desconocido en actitud de merecido
descanso.
Dejando de
lado cualquier especulación en tal sentido y seriamente evaluando, suele ser
saludable descansar de tanta ponzoña, desencuentros, rivalidades, enconos y estériles
como inoportunos enfrentamientos para llegar a masticar y deglutir una realidad
que bien puede tratarnos bien o como en la mayoría de los casos, que la
disconformidad sea otro de los sentimientos que nos invada hasta hacernos
perder los estribos, disparar al banco, extraer todos los ahorros que hayamos
acumulado y corramos raudamente para evitar los alevosos recargos por mora que
nos fusilan, poner al día nuestras cuentas por alquiler o cuota del crédito que
solían otorgar para la casa, el pago de la luz, el teléfono fijo, los celulares
de ella y de los chicos, el kiosquero que nos deja el diario, la cuenta del
gas, los impuestos municipales, provinciales y nacionales, las cuotas atrasadas
de los seguros, el colegio de los chicos, el transporte escolar y alguna otra
obligación que, realmente, nos obliga a sentirnos crocantes de secos con la
soga apretándonos el cuello, más algunos
olvidos que el volumen de la morosidad al menos ha servido para dejarlo de lado
hasta el próximo mes o para la cuota del medio aguinaldo a mediados de
diciembre, si no es que se les ocurre a los que mandan que deberán pagarlo en
cuotas, porque… bueno, razonesy pretextos jamás faltan.
Lo tomemos
con calma, porque el mañana puede ser más severo con nosotros, a menos que
seamos empleados públicos de nivel, jubilados de privilegio, legisladores o
ediles, beneficiarios de alguna jugosa herencia o seamos parte de esa pléyade
de sacrificados servidores de la Patria que son aquellos argentinos y
argentinas dedicados a servir desde las conducciones sindicales.
Algo
tenemos para que leamos hoy y podamos comentar mañana en la oficina, en el bar,
durante el viaje en el bondi o mientras cumplimos con el mandato de no
quedarnos quietos, porque los huesos se oxidan.
En
consecuencia, vamos a lo nuestro agradeciendo la actitud de frecuentarlo, lo
que nos hace menos desgraciados y un poquito más felices…
G.F. y su fiel equipo de producción
Estación
más esperada que a los reyes magos
LA PRIMAVERA YA ESTÁ ENTRE NOSOTROS
CON SU CARGA DE
ABRIGOS Y PERFUMES
Ya estamos viendo las hormonas pasearse por
las calles, por los parques y plazas, caminando por la peatonal, en fin… por
toda la ciudad maravillosa que es nuestra Córdoba, cuando a decir del poeta
todo revive y sale de la hierba un ruido que se eleva como un largo murmullo...
La vemos en una juventud única, irrepetible y en mucha medida candorosa ante la
natural carencia -todavía- deexperiencias negativas y por exceso de cariño en el ámbito de su vida
cotidiana, con el cofre del alma lleno de proyectos, deseos y la cercana
esperanza de vivir gratos momentos.
Ricos y pobres, clase media o con vocación
de carencias es lo mismo para cuando se ronda desde los 14 años del acné hasta
la edad de la emancipación en todo sentido, el ansiado picnic con destino o no
de romance que les cambia la vida y les va enseñando el camino para llegar a
los años adultos ya cargados de recuerdos, así sean alegrías, sinsabores o
tempranos y lacrimógenos olvidos.
Todo esto es el anuncio primaveral, que por
una inusual forma de asomarse, nos hace pensar que incluso el Creador, el Dueño
de Todos los Relojes, estuviera apresurado por ver felices a los adolescentes.
La primavera, más que insinuándose y
haciéndose desear, ya llegó y nos llenó el alma de colores, polleras breves,
diluvios hormonales, esperanzas y la felicidad que estuvo amodorrada en la
antipática y abrigada estación con su carcelera obligación de encierros,
fogones, cachetes colorados, poco románticos calzoncillos largos y un pañuelo
en cada bolsillo
Le abramos las puertas tanto los jóvenes
como nosotros que por una ley natural, cada vez más nos encanta ver la
felicidad en nuestro prójimo, como si ya nos aburriera la rutina anual de pasos
apresurados, mullidos acolchados y
espirituosas bebidas. Porque ser feliz, también para el Altísimo como le
quieran llamar, debe ser la mayor de las glorias.
El secreto está en saber compartirlas,
dulcemente y en plenitud…
Gonio
Ferrari
A propósito de un dicho que arrastra mala fama
LA SOMBRA DE UN ARBOL QUE NO ALCANZÓ A
ECLIPSAR CASOS DE
INJUSTICIAS IRREPARABLES
De aquel viejo dicho que
históricamente se juega sosteniendo que se necesita un escándalo público para neutralizar la trascendencia de
otro, no viene dando los resultados apetecidos imprudentemente de antemano por
quienes -“sesudamente”- lo metieron en la consideración ciudadana para alcanzar
escasa trascendencia popular, sin que a la vista les redituara al menos el
consuelo de un escaso y mezquino beneficio.
Aquello tan trillado de la
sombra de un árbol que se necesitaba para silenciar o sacar de su escena al
bosque, alcanzó una notoriedad “al revés” de quienes la llevaron a la práctica
en un vano intento por alcanzar algo parecido a un equilibrio de los números de
audiencia o “rating” que le llaman, tanto en las señales televisivas, como en las varias frecuencias
radiales que tienen su punto de partida en los Servicios de Radio y Televisión
de nuestra cuatrisecular Universidad Nacional de Córdoba.
Es la misma empresa que no muchos años atrás
lograra ser líder en las mediciones y aportante de algunas actuales “estrellas”
del periodismo que emigraron seguramente persiguiendo una estabilidad que no
gozaban, el equipamiento para que el esfuerzo humano no fuera vano y la consecuente repercusión, lo que ligado
especialmente con la llegada de cada final de mes a los números los consolidan
porque aportan eso que le llaman seguridad, una especie de vacuna contra el
descontento, la debilidad del entusiasmo y un “acta de defunción” para las
consabidas medidas de fuerza.
Sus cámaras y micrófonos llegaron a ser
señeras hasta que la aparición de ese flagelo que le llamaron “periodismo
militante” -precariamente disimulado-
los fue rotulando con inclinación y preponderancia hacia el kirchnerismo
y dejando lentamente en el rincón de los olvidos, aquella saludable costumbre del respeto a
ultranza de la libertad de expresión consagrada en nuestra Constitución Nacional
pero con mal disimulado acatamiento en el ámbito periodístico, pese a lo cual y
con pésimos balances “hacia adentro” fueron desprestigiando una imagen otrora
respetada pero doblegada por el fanatismo ideológico.
En los últimos meses o pocos años ha venido
creciendo una situación anormal en el manejo de los SRT al menos dentro de lo
que se conoce y existen pruebas, que obtuvieron como resultado -entre otros- un
cierto deterioro en cuanto a la cantidad de oyentes y televidentes que
acompañan a esas señales. Es en cierta medida por el desplazamiento de algunos
segmentos periodísticos con vigencia superior a una década, al igual que otros
espacios casi “clásicos” que ya habían consolidado posiciones dentro de las
respectivas carteleras, con el agravante de haber lesionado el sacro respeto
que se le debe a la libertad de expresión,
la estabilidad de propuestas muy bien conceptuadas y medidas y la
afrenta que significa “filtrar” por el cedazo de la intolerancia fortaleciendo
las tendencias izquierdosas, desplazando a ciertas expresiones donde la
libertad es realmente “salvaje” porque a nadie se censura, a nadie se le niegan
espacios ni se les exige un acatamiento a la línea periodística ni se los
limita tanto en micrófonos como frente a las cámaras.
Una manera cabal de establecer las
diferencias, es acudiendo al registro del número y textos de los mensajes que
se cursan a una línea telefónica. Allí no se seleccionan y menos se eligen las
opiniones, que tampoco se marginan y menos aún que sean víctimas de la
atrocidad cívica y “zurdoide” que es la censura lisa y llana, sin
explicaciones, lo que ha creado algunas rispideces cuando se leen textualmente
ciertas participaciones de oyentes que lo hacen con escaso respeto por el
pensamiento ajeno.
Y ahora es preciso que retomemos la consideración del tema principal de este
comentario, una alusión a eso tan relativo que es alguna conclusión inteligente
acerca del árbol que impide tener acceso visual hacia el bosque.
Hay veces que los intereses, la angurria, la
impunidad consagrada y las ventajas que aportan los silencios otorgados mueven
a que se fortalezca el cúmulo de primacías que ayuda a quienes buscan
asegurarse la indemnidad y robustecer su imagen de ciudadanos decentes. No
sería novedad que actuaran con sentido familiar, como se sospecha que lo venían haciendo, en lo que lograron un
éxito pasajero hasta que el tema -por ejemplo- de las autobombas “hizo agua”
hacia adentro con abortivo resultado y con la suerte al menos monetaria pero no
eterna ni segura porque aquel embarazo “venía de nalga” y con otras complicaciones, hasta el punto de terminar
en un aborto no deseado ni calculado por sus ”papis” que confiaron demasiado en
”silencios ajenos” que no les permitieron siquiera pedir disculpas a quienes
engatusaron con la promesa y los anuncios -incluida costosa publicidad
callejera- de acceder a un espacio televisivo de la mano de una “estrella en
pleno eclipse” que dejó esta inquietud de lado y para mejor futuro soñando con
vientos favorables guardando para otros venideros tiempos sus maquillajes,
pelucas y atuendos que creíamos eran
todos exclusividad de quienes lucían en los ya superados y antiguos “teatros de
revista”.
Las cosas
se venían complicando aunque en otro terreno de las
anomalías pero con los cuestionados personajes, “arribistas” y ventajeros,
guiados por un líder de pacotilla que resultó ser acosador de compañeras y
frente a todos los testimonios en su contra que venía acumulando, no le quedó
otra salida -ni siquiera decorosa- que abandonar la nave que inexorablemente se
hundiría y buscó refugio en Baires -allá donde se cocinan muchas cosas de aquí-
logrando el amparo, la “protección” y la impunidad que alcanzara una
cuestionada “puntera” ya condenada, en tiempos no tan lejanos dedicada a
gestionar y lograr ayuda financiera para sus productos relacionados con la
defensa de los derechos humanos, pero que se dio el impune lujo de
enriquecerse, “comprar” una radio -o una frecuencia- y asociarse con uno de los fantoches,
criminal convicto, que pelechó saliendo al aire con esa emisora para vender
entre otras mercaderías, “sueños compartidos” que terminaron en verdaderas y
dolorosas pesadillas.
La “estrella” mediática que conduciría ese
espacio televisivo por el canal universitario -que supo ser sin excepciones
orgullo de los cordobeses- se quedó en llanta cuando trascendieron sus andanzas
persiguiendo y acosando a mujeres que fueran sus compañeras y al derrumbarse ese
castillo de naipes marcados, las dos autobombas (¡Siii! dos autobombas) que
fueron adquiridas, o alquiladas, o cedidas por cuarteles de bomberos del
interior provincial que las habían desafectado para la lucha contra el fuego,
pasaron un largo tiempo a la intemperie en el amplio y arbolado parque que
rodea a los S.R.T. y de la frustrada “estrella de la TV” nada más se supo
aunque sus andanzas de cuando en cuando trascienden junto a otro “personaje”
que en la cúspide de su notoriedad, dejó silenciosamente esta Córdoba que no es
tonta y el tipo luce ahora en el canal de televisión por cable más amarillento
que tiene el país.
Con estos datos advertimos con preocupación
y mucho de angustia, que Buenos Aires pasa a sumare a los destinos que eligen o
las circunstancias imponen a no pocos ejemplares de la fauna periodística de
esta Córdoba siempre sorprendente, en la que están sospechados por su
participación en algunas ”travesuras” con las que nuestras leyes no están de
acuerdo y con lo que los SRT de la Universidad Nacional de Córdoba de la que
todos seguimos sintiéndonos orgullosos y ahora en situación o “estado de
sospecha” alcanzado, no merecen ni lo merecen los blasones, el cariño y el
respeto que lucen pese a todo -los SRT- aunque los invasores por la vía
ideológica no merezcan esos sentimientos
cosechados con más de 400 años de vigencia, lucha tenaz contra la ignorancia y
generosa formación de profesionales.
Es momento entonces de volver al árbol y a
su sombra, convencido que esa sombra quebuscara eclipsar situaciones más
graves por lo atentatoria a los consagrados y humanos derechos, no logre el
objetivo de sepultar en el más lacerante de los olvidos situaciones anormales,
como lo son los casos de profesionales del periodismo que resultaron víctimas
de medidas absurdas, que en los casos de la periodista Roxana Menéndez y del
colega Claudio Ferrer tuvieran desenlaces fatales al ser víctimas de esa brutal
manera de castigar opiniones no coincidentes con la conducción empresaria,
aplicando una de las más crueles medidas disciplinarias para
silenciar a un periodista, que es impidiéndole serlo con la aplicación del cumplimiento del horario laboral, pero sin opinar acerca de nada.
silenciar a un periodista, que es impidiéndole serlo con la aplicación del cumplimiento del horario laboral, pero sin opinar acerca de nada.
Saber que ambos descansan en paz no alcanza
ni siquiera para exculparlos, porque la justicia de los hombres suele ser
exageradamente tardía, demasiado leve,
insuperablemente contemplativa y cercana a las amnesias.
No habrá ningún árbol ni la más interminable
y extensa de las sombras, que consigan empujar a Roxana ni a Claudio y a todas
las víctimas de la feroz censura con inhumanas consecuencias, a los oscuros
recovecos del olvido.
Y tampoco habrá manera de convencerme, en mi
condición de periodista libre e independiente, que los responsables e
instigadores de esas partidas sin retorno pueden, cada noche, mirar de frente a
sus familiares y dormir en paz.
GONIO FERRARI
Periodista censurado
NO PERDAMOS LAS ESPERANZAS Y ROGUEMOS
QUE LA JUSTICIA NO SEA OTRO ESCOLLO A SUPERAR
Esperamos para el próximo domingo haber superado los inconvenientes
técnicos –más allá de la inconstitucional aplicación de la censura que
padecimos este día inicial de la Pimavera, jornada de festejos y jolgorio
especialmente para la maravillosa juventud argentina. Seguramente nuestros
seguidores tienen noción de lo que es poner en las redes un espacio radial que
no se escucha, pero al día siguiente es posible leerlo. Ese es momentáneamente
nuestro objetivo hasta recuperar lo que tan injustamente nos birlaran en una
actitud autoritaria y desembozada, para caer a un abismo de mediocridad que se
acentúa con el paso del tiempo y una eventual consagración de la impunidad, en
un acto violatorio de las leyes que nos rigen, incluyendo a la Constitución
Nacional que bueno sería al menos la leyeran antes de apresurarse a tomar una
medida que nos perjudica, aunque sirve para que la opinión pública tenga noción
de un proceder tan vertiginoso, más que injusto y repudiable.
Si todo camina como lo imponen las
leyes, el domingo próximo tendremos la enorme satisfacción cívica y
profesional, de volver a leernos y escucharnos en ejercicio de eso tan sagrado
que se le llama gozar de la salvaje libertad. ¡Mil gracias!
G.F, y
equipo
Cómo se extraña el programa de radio, a pesar de no estar de acuerdo con muchas cosas . Y no me refiero a la opinión del respetado periodista , sino a las formas. Se extraña la verdadera libertad que había con los otros gobiernos . Espero que esa libertad vuelva pronto y pueda volver el programa y el distinguidisimo periodista
ResponderBorrarPerdón no deje mí nombre . Diego ansaldi de barrio pueyrredon
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