La
dirigencia prefiere no contaminarse con el
sudor
de las bases y chupan las medias de los
gobernantes
que les imponen sus condiciones
Bien se sabe que la participación o no de la UTA en los paros generales es
determinante del éxito rotundo o del más estrepitoso fracaso. Y el gobierno
ayudado por su experiencia, no ignora que es así la realidad argentina.
Ya entrada la noche de este martes que pasó,
la dirigencia nacional del poderoso sindicato hizo saber que su consejo
directivo había resuelto no acompañar la medida de fuerza, porque de nada
serviría a la hora de cosechar buenos resultados en la marcha del país.
En pocas palabras, no paralizan su tarea
porque siguiendo el anunciado criterio oficialista “K”, beneficiarían a los
fondos buitre (¡¿?!) y nada de positivo se lograría.
Curioso y patético caso de caradurismo
dirigencial porque el argumento de beneficiar a los meneados fondos buitre,
colisiona con la actitud que en otras circunstancias suele asumir el mismo
gremio, perjudicando sin misericordia con sus paros sorpresivos y salvajes al
resto de la clase trabajadora.
Cuando es la dirigencia de la UTA, muchas veces asociada a
intereses empresarios la que reclama en apoyo de sus demandas o desmedidos
caprichos, reclaman solidaridad con su protesta, lo que no merecen por su
egoísmo a la hora que impone jugarse por el prójimo.
Sin embargo, una cosa es lo que trenza, urde
y maquina la dirigencia, proclive a la aceptación de costosos obsequios, lo que
no significa que ese sea el pensamiento de las bases que frente a la
capitulación dirigencial, operan por su cuenta.
Vemos ahora, para confirmar que existen
jerarcas gremiales más cercanos al empresariado y al gobierno que a sus
representados, que la claudicación sigue siendo una de sus banderas.
Cuando a las medidas violentas, salvajes o
no, las perpetran ellos en beneficio propio, sostienen que la única solución es
el paro.
Alguna vez alcanzarán eso tan saludable que
es la coherencia.
Gonio
Ferrari
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