ES DE OBTUSOS REDUCIR LA POLÉMICA
A UNA SIMPLE CUESTIÓN CUANTITATIVA
¿Cuántas personas en realidad
fueron respondiendo abierta y entusiastamente a la convocatoria masiva que a
través de las redes sociales y con otros mecanismos, propiciaran las tribus
kirchneristas a lo largo y a lo ancho del país?.
Cada uno de los “analistas”
tanto leales al pasado modelo como sus detractores de antes y de ahora
fluctuaron desde la miseria del cálculo hasta el delirio de la exageración,
porque los números iban desde mezquinos 10 mil hasta un hiperbolizado medio
millón.
Seguramente todos los autores
de tales estimaciones no estuvieron o nadie les comentó acerca de las
inolvidables concentraciones que acompañaron en 1983 los cierres de campaña, en
aquella recuperación de la democracia que nos escamotearan a fuerza de
bayoneta, capucha, secuestro, tortura y muerte siete años atrás de esa no
lejana fecha emblemática.
No sería abultar
cifras si recordáramos que tanto Ítalo Luder como Raúl Alfonsín cada uno a su
turno, contaron con el apoyo fervoroso y ordenado de más de un millón de
personas, con imágenes aún erizantes que por entonces recorrieron el mundo y
ahora reposan en la memoria implacable de los archivos.
Lo de la Sra. Cristina en los tribunales, que era una formal instancia
dentro de un proceso, devino en acto politico partidista preparado desde más de
un mes atrás, con el virtual copamiento -aunque ahora se lo niegue- de las
dependencias por parte de militantes que usurparon incluso los puestos de
acceso para dedicarse a impedir la entrada a medios periodísticos que no
consideraban “amigos”.
Que maltrataron y
golpearon a una colega ya es anécdota, una más en la espiral de violencia
contra ciertos medios que instaurara el modelo nacional & popular,
fortaleciendo su propia hegemonía dependiente de la pauta publicitaria, que
pretendía acallar a la otra concentración mediática encarnada por Clarín y Cia.
Por todo esto, resulta casi bobo discutir cifras de asistentes a la
arenga de la Sra. después que diera su clase de historia ante el Juez,
formulara curiosas admoniciones y pretendiera humillar su actuación menoscabándolo.
Y aunque después faltara el pan, ya estaba montado el
circo.
Que fueron diez mil, que superaron
el medio millón, que se trató de presencias espontaneas, mientras veíamos los
ómnibus que los traían desde diversos puntos y recordábamos que en una facultad
universitaria platense, su decana cerró las aulas para que los alumnos -adeptos
o no- fueran a aplaudir a la Sra.
Al margen estos pueriles enfoques,
hay un detalle simple, casi tonto pero a la vez contundente en forma de dos
preguntas, como para terminar con este conflicto matemático de simplísima
resolución, tal como lo muestra la fotografía que acompaña este comentario.
¿Por qué la dirigencia “K” tanto
se preocupa y se desvela por el número de los que fueron?
¿No es acaso más positivo evaluar
las causas y los motivos que justifiquen a los que NO fueron?
La política, también se hace
sumando.
Y cuando se impone restar, es
fundamental saber por qué.
Gonio
Ferrari
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