LA INTRASCENDENCIA DE
ESCONDER EL
AZÚCAR, ANTOLÓGICAMENTE RIDÍCULA
Con la descarnada sinceridad de
ser diabético incipiente que ni siquiera está medicado sino que mantiene su
peso ideal y se cuida en las ingestas, puedo considerar que el tema del azúcar
si o azúcar no a la vista en los bares, es para inscribirlo en el risueño
catálogo de las estupideces argentinas.
Así como sería más importante
ocuparse del descarado, nocivo e impune comercio del alcohol a menores en los
bares y boliches a horas inapropiadas, es hora que nuestros políticos se
preocupen por cuestiones serias, necesarias y prioritarias y se alejen del
riesgo de ser considerados cultores del alpedismo, la falta de imaginación y la
carencia del sentido del compromiso con la sociedad por dedicarse a tonteras
que más sirven para crear nuevos frentes de tormenta como si no tuviéramos ya
demasiados.
Es atinado especular como probable
que Tucumán nos declare la guerra al ver disminuida su producción cañera y la
consecuente caída de la demanda laboral por culpa de la limitación cordobesa al
consumo de azúcar en los bares, confiterías, restaurantes y comederos.
Y que Córdoba en una de esas
reaccionaría impidiendo el ingreso de tucumanos a nuestros hospitales,
universidades y fuentes de trabajo. Hasta suena lógico: la provincia norteña
está gobernada por un remanente “K” y en Córdoba sigue al frente -por ahora-
una corriente política basculante en sus simpatías, porque supo coquetear y
andar de amores con los que se fueron, con paréntesis de ciclotímicos reclamos,
juicios en demanda de cobros y otras diferencias.
Suena ridículo pensar que
bajará el consumo del dulce y refinado producto porque en ciertos negocios se
escondan las azucareras y los sobrecitos fraccionados se entreguen solo por
pedido expreso del cliente. Al que antes tenía a disposición el azúcar, ahora
le bastaría sólo con pedirla.
Entonces entramos al terreno de
las conjeturas, evaluando cuál sería el secreto de una actitud tan
intrascendente tanto de una
como de otra provincia: aquí, que si lo que se
busca es sobreproteger al cordobés complicándole la ingesta, sería una costosa
pérdida de tiempo que no ahorraría ni un kilo de azúcar ni disminuiría el nivel
de diabetes. Y para los tucumanos, ¿en qué nivel descendería la producción
porque aquí, incluso sumando a Mendoza y al resto del país, se condicionara el
consumo?
¡Vamos, señores políticos!
La república, su gente,
necesita medidas de fondo y no remiendos demagógicos, absurdos, cómicos e
ineficaces…
Faltaría sólo que se creara,
por ejemplo, un Ministerio Para la Evaluación de la Tersura del Papel
Higiénico, y cada usuario necesitado, por lo general en circunstancias
incómodas y apremiantes, tuviera que pedir las hojitas de acuerdo con su
trasera sensibilidad.
Es penoso advertir que cuando
más seriedad demanda el pueblo a sus gobernantes en la gestión, tengan que
surgir payasadas de las que ni siquiera se haría cargo Piñón Fijo.
Gonio
Ferrari
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será valorado