23 de enero de 2019

Desde el Taravella al menoscabo


LATAM 487,EL VUELO DE LA
INDIFERENTE DISPLICENCIA
   Es cierto el dicho popular cuando sentencia que el avión es el medio de transporte más rápido para llegar tarde y a eso lo están sufriendo decenas de pasajeros que ayer martes aproximadamente a las 18,30 hicieron el preembarque desde Córdoba hacia Santiago de Chile, sin imaginar que les  tocaría vivir esperas impensadas, pérdida de conexiones y otros manoseos evitables.
   Ya acomodados en sus butacas, se aprestaban a gozar el viaje que incluye la vista magnífica de la Cordillera de los Andes porque el horario de salida era a las 19,50 con fulgurante luz diurna, pero allí sobrevino la primera frustración porque cada 20 minutos les anunciaban que ya salían… pero el Airbus permanecía quieto y así dos o tres veces, mientras los pasajeros advertían movimientos de mecánicos junto a la aeronave.
   Llegaron las 22 de la noche y se produjo la partida, aunque parezca fantasía, demorada por la pinchadura de una rueda, detalle que seguramente se advirtió cuando la aeronave tocó tierra en el Taravella, pero aunque  se asemeje a broma, no había un repuesto de cubierta, lo que equivale a que un automovilista salga de viaje sin llevar la rueda de auxilio, lo que es imperdonable.
   Al arribo a Santiago de Chile -aún no era medianoche- todos los pasajeros en tránsito buscaron raudamente los mostradores para las distintas conexiones a otros destinos como por ejemplo Los Angeles, con el detalle que el vuelo respectivo -de la misma línea aérea- aún estaba en la plataforma, pero lacónicamente les hicieron saber que el vuelo “estaba despachado” y era imposible abordarlo.
   Abreviando, muchos perdieron ese vuelo y a la vez el operativo receptivo en la ciudad norteamericana, el hotel, automóvil alquilado, etc. pero eso nada les importó a las “caras de poker” que decían atender a los frustrados viajeros que debieron realizar los trámites aduaneros y de migraciones y luego  acomodarse como pudieron, porque ¡para las 5 de esta madrugada de miércoles! (nunca mejor ni más acertada la coincidencia) los llevarían a un lejano hotel mientras les reprogramaban el viaje, aunque muchos optaron por dormir sentados en el Aeropuerto chileno de Pudahuel.
   En verdad, una odisea demasiado onerosa como para tomarla siquiera como “aventura”, porque la displicencia con la que fueron tratados los frustrados pasajeros no condice con elementales normas de respeto ni con la tradicional (aunque siempre fue dudosa) hospitalidad trasandina con los argentinos.
   Es probable que las decenas de nuestros compatriotas que se vieron perjudicados por esa actitud apática e indolente de Latam y su personal santiaguino, guarden dentro de sus peores recuerdos cuando continuaron el viaje esta mañana, temperamento que por lo general prevalece dejando atrás los sinsabores y los costos que debieron asumir de los que Latam demostró no tomar conciencia empresaria ni hacerse cargo.
   Alguien debiera explicar, porque algunas razones deben existir, para que episodios de esta naturaleza se puedan evitar con la simpleza de la previsión, pero advertimos que la política del remiendo y la desconsideración hacia quienes utilizan sus servicios, no es exclusividad como muchos piensan, de nuestra vapuleada línea de bandera.
   Queda demostrado, por si hace falta, que no todo lo foráneo es mejor que lo nuestro.
   Y Latam, mientras tanto, sigue “vendiendo” una imagen de puntualidad y correcta atención, que no son tan ciertas.
Gonio Ferrari

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