20 de junio de 2023

Nuestra Bandera y su padre de bronce

HOY ES EL DÍA QUE MANUEL BELGRANO
MERECE EL HOMENAJE DE LA MEMORIA
   Cuando de símbolos se habla, los argentinos no somos lo que se dice un ejemplo, porque enarbolamos la bandera si la recibimos de regalo, no cantamos el himno sino que hacemos playback y ponernos una escarapela es para muchos insensibles como si les violaran el corazón.
   Muchos argentinos harían un papelón si les pidiéramos, simplemente, que hicieran tan solo una somera descripción de nuestro Escudo Nacional.
   Esto no es un ataque de nacionalismo, sino la enunciación de una realidad, que por lo general tratamos de pasar por alto cuando somos mayores, porque al hacer memoria advertimos cuán poco se ocuparon de que sintiéramos en el alma los colores celeste y blanco.
   Los intentos de la escuela no siempre se ajustan a una normativa, o no alcanzan.
   Es en el hogar donde se deben fortalecer los lazos entre la persona y la Patria en la enseñanza diaria, en lo cotidiano, en lo simple, para no llegar a lo que ahora vemos, que se considera más a la bandera de un partido político o de un equipo de fútbol, que a la enseña nacional.
   Nuestra bandera merece respeto y reverencia.
   Y la mejor manera de respetarla es ser fieles a los principios,  preceptos, derechos y también obligaciones que encierra en sus pliegues ese sagrado trozo de tela.
   Cambiar los días en que se escribió nuestra historia es un insulto a la memoria, como suele suceder, según caigan las fiestas cívicas, con nuestro castigado almanaque.
    La Patria es posiblemente como la familia: solo sentimos su valor cuando la perdemos y tampoco se equivoca el pensador Jaime Barylko al sostener que “El abanderado tiene sentido si se integra a todos los elementos simbólicos. Hoy, las fiestas patrias son para lavar el auto”.
   Es el día ideal para evocar los valores y el patriotismo de uno de los más merecidos bronces de nuestra historia: el homenaje a Manuel Belgrano, aunque eternamente lo reverencie cada ondear de su bandera -de nuestra Bandera- en cualquier mástil del mundo.
   Si a veces, duele ver esa indiferencia, que es la hermana menor de esa otra tortura a la que muchos le llaman olvido.

Gonio Ferrari

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