23 de agosto de 2015

23-08-15 - S.L.B.: EL SUPERMERCADO Y LOS PRECIOS - SABOTAJES Y VANDALISMO - EL CRIMEN DE JUJUY - ESQUINAS DE ALTO RIESGO - LA MEGACAUSA, PETRONE Y LA PRISION PREVENTIVA - CARLOS TÉVEZ, UN EJEMPLO - BIENVENIDO EL PAYAMÉDICO - EL GIGOLÓ DEL SUBDESARROLLO, etc.

 Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” emitido el 23/08/2015 por AM580 Radio Universidad de Córdoba

SUPERMERCADOS Y PRECIOS
   La gente que en general ha eliminado el vidrio de su dieta cotidiana, ya pasa por alto las sesudas y técnicas discusiones que enfrentan a economistas, políticos y funcionarios especialmente los que algo tienen que ver con el poder.
   Tema de siempre es la escasa estabilidad de los precios en los artículos de primera necesidad; en los de uso común, de todos los días y para toda la familia, más allá de las elucubraciones por el crecimiento del dólar blue y de otros indicadores que a la mayoría de la gente no le interesan.
   Los números que informa el Indec son  menos creíbles que el aporte de las cigüeñas a la demografía mundial.
   El mejor referente para esas miles de ministras de economía que son las amas de casa es uno solo: el supermercado y las semanales visitas que le hacen tanto para comprar, chusmear o socializar, los muchachos con las cajeras y las jóvenes con los repositores.
   Dejando de lado la poca seriedad, vamos a la verdad que se revela en las góndolas.
   Todo aumenta de precio, o vale lo mismo pero los pícaros fabricantes en lugar de envasar medio kilo ahora llenan la caja o la bolsita con 400 gramos.
   Otra maniobra es con el papel higiénico, que antes era de 74 metros y ahora cada rollo es de mucho menos y ni siquiera se consigna la calidad en el envase.
   Se ha perdido nivel en la presentación de muchos productos que en la actualidad tienen una imagen de precariedad que asusta, pero cuestan lo mismo o más que antes.
   Está visto que los argentinos, más que acostumbrarnos a la inflación de cada día, debemos aprender que hay una actitud que nos atenúa el estrés aunque aumente la bronca: ésta es la resignación.

¡BASTA DE SABOTAJES Y VANDALISMO!
    Cuando con alarmante frecuencia se juntan el sabotaje, el daño solapado y el vandalismo por carencia de vigilancia, es porque no se puede esconder la propia mugre de quienes son artífices de esas enfermizas prácticas antisociales.
   En nombre del conflicto cero hace demasiado tiempo que no se actúa penalmente contra los responsables y lo único que se consigue es aumentar esos hechos delictivos y consagrar la impunidad frente al contribuyente, que no merece que el propio Estado se transforme en encubridor y virtual cómplice de los atentados al no denunciarlos.
   Haciendo pintar los dedos y procesando a cinco o seis autores materiales se podrá desenmascarar y desactivar a los responsables intelectuales e instigadores de esta práctica aberrante que deteriora la prestación de muchos servicios e instaura el terror en la sociedad, cuya paciencia pareciera no llegar a su límite.
   Quienes se benefician con estas despreciables maniobras son los malos dirigentes que
alientan esta modalidad para “vender” combatividad, dureza e intransigencia a sus bases.
   Y mientras no se apele a la intervención de la Justicia, los artífices del vandalismo no seguirán siendo solamente los anónimos encapuchados que se mofan de las leyes agrediendo a la sociedad con su peligrosa pirotecnia en las manifestaciones callejeras, sino los que desde la tribuna manejan los mecanismos de la violencia organizada y sostenida desde ciertas, conocidas y evidentes arcas dirigenciales.
   Al amparo de la ley y sin vulnerar el respeto existen muchas expresiones de protesta para hacerse escuchar en un marco civilizado, lejos del daño y de la agresividad, por lo que marginarse de esa saludable costumbre es caer burdamente al terreno donde rigen los designios de la brutalidad y la prepotencia.
   No tenemos por qué seguir siendo víctimas de los miedos que acosan a los gobernantes pusilánimes, que creen superarlos transformándose en cómplices por silencio, mal disimulada indiferencia u omisión.
La rapiña de insumos también es una extendida manera de debilitar a cualquier administración estatal, lo mismo que el colapso intencional de sistemas informáticos, obstrucciones cloacales, destrucción del alumbrado público, vandalismo en unidades del transporte público de pasajeros, anegamiento de desagües, interferencias en las comunicaciones, estragos en la red de semáforos, rotura y sustracción de espejos en las esquinas, obstáculos en las vías férreas y otros estropicios que, en definitiva, debilitan a los gobiernos y menoscaban la calidad de vida de la comunidad.
   Alguna vez, y rogamos que sea pronto, la dirigencia política dejará de lado sus temores de cuestionamientos internos y presiones de cualquier tipo, para ponerse del lado de la gente.
   En definitiva y después de todo es la gente que vota y no los dañinos impunes, quienes tienen las armas para llevarlos al poder, dejarlos permanecer allí, o correrlos a patadones.

EL CRIMEN DE JUJUY
   Todo apunta a evaluar que la mayor preocupación del poder central, es quitarle al crimen del militante jujeño, cualquier detalle que lo transforme en un hecho político, porque de llegarse a esa conclusión sería ponerle la cabeza a la guillotina.
   El super ministro Anibal Fernández, quien tiene la costumbre de sostener  posturas contra el viento  no es muy defendible que digamos, porque se apresuró a descalificar toda versión así aportara serios indicios en tal sentido.
   El crimen del militante, la verdad sea dicha, ha sido politizada tanto desde la oposición por rotularla así como por el gobierno en un desesperado intento por cubrirle la espalda a Milagro Sala, una de sus principales y mejor rentada de sus referentes en el norte del país.
   Si hasta el “Perro” Santillán, empedernido luchador por las causas sociales ha dicho que esa mujer ejerce un gobierno paralelo, el párroco de La Quiaca la cuestionó por sus procederes y la juventud radical jujeña sostuvo que el joven muerto era un activo militante de sus filas, lo que fue corroborado documentalmente por su familia.
   Más aún, se habló de afiliaciones compulsivas al movimiento Tupac Amaru, como condición excluyente para poder asistir a la escuela, maniobra refrendada por numerosos casos similares que ahora están apareciendo, al superarse el miedo que se imponía a quienes no adhirieran a los postulados y acciones de la señora Sala.
   El tema ya está hace días en la justicia, una justicia lenta y perezosa que pese a tener a tres detenidos vinculados con el caso, según dijo la fiscal, aún no se sabe con certeza cuáles fueron los móviles del asesinato aunque se presume -y posiblemente sea por obediencia debida- que en la muerte de un muchacho militante radical afiliado de prepo a Tupac Amaru, nada tiene que ver la política.
   Estamos casi en el umbral de los comicios presidenciales y es por eso que todo, absolutamente todo, algo tiene que ver con la política, más aún cuando en la cúpula del oficialismo se han advertido señales de nerviosismo con un elevado incremento de la intolerancia.
   A eso contribuyen la inflación negada, las demandas sociales, la desocupación que se compensa con planes, las sospechas de corrupción, la hotelería “K”, los desquicios en Aerolíneas Argentinas, los precios de los combustibles, el dólar blue, el narcotráfico incontrolable y descontrolado, los ocultos índices reales de pobreza y otros detalles de la actualidad nacional, aunque se busque maquillarlos con anuncios de relativa trascendencia pero intensiva difusión publicitaria en lo que se invierten millones de pesos diarios.
   Después de todo, por una simple cuestión de respeto a una persona muerta, al dolor de su familia y a la consternación de la sociedad en su conjunto, bueno sería que lo antes posible, dejaran que el alma de Jorge Ariel Velázquez de 22 años, asesinado de un balazo por la espalda, pueda descansar en paz.
   Ni Macri, ni Fernández ni la señora tienen ningún derecho a violarla.  

PELIGROSAS ESQUINAS CÉNTRICAS
   No es cuestión de cargar las culpas a los inspectores municipales, sino más bien asignar la responsabilidad de lo que ocurre y pueda ocurrir, a los cerebros que diagraman la presencia de los “zorros verdes” en la ciudad, especialmente en ciertas intersecciones de comprobado riesgo para los peatones.
   Es cuestión, si, de pararse en la esquina de San Jerónimo y Buenos Aires o una cuadra más adelante, junto a la Iglesia Catedral, para presenciar el paso a veces demencial de automóviles, taxis, ómnibus y otros vehículos de gran porte que se asemejan a participantes de un rally serrano.
   Justo enfrente está emplazado el Banco Nación, a donde concurren diariamente cientos de jubilados y gente de la tercera edad para hacer efectivos sus haberes y es penoso ver los malabares y las piruetas a las que deben apelar para esquivar, como decadentes toreros, las embestidas de esas moles lanzadas a velocidades absurdas con total desaprensión de sus conductores.
   Allí nunca hay un inspector que ordene el tránsito ni que lo interrumpa en intervalos regulares para facilitar el cruce, pero siempre uno, dos o tres están a 50 metros de allí en la ímproba y arriesgada tarea de impedir el estacionamiento frente al Teatro Real, de los vehículos no autorizados.
   Este último viernes la tragedia puso una reiterada voz de alarma, cuando un ómnibus embistió a una señora que cruzaba y por suerte la víctima resultó sólo con golpes y magullones, salvando providencialmente su vida.
   ¿Qué esperan? ¿Qué se produzca una desgracia mayor por imprevisión e indiferencia?
   Está visto que poco ha cambiado en cuanto a conductas de los funcionarios, que siguen firmemente apegados al estilo de las “soluciones pos mortem”: es imprescindible algún desenlace fatal para que les haga ver que estaban obrando mal o no haciendo nada.
   No colocar semáforos en la esquina del Banco Nación y la Catedral, es un pecado que en cualquier momento nos hace lamentar algo irreparable, como casi sucede a pocos metros de allí.
   Desafío a las autoridades, a que por gusto ubiquen allí un radar detector de velocidad, para que se lleven una sorpresa.
   ¡Bahh! Sorpresa es un decir, porque bien conocen lo que allí sucede, pero es más cómoda la oficina, el aire acondicionado, el cafecito o el mate y una buena provisión de criollitos.



LA MEGACAUSA                                                                            

   La causa del Registro ha vuelto a ser noticia, pese a que lo sucedido no es nuevo ni original y si bien el Tribunal Superior de Justicia rechazó el recurso extraordinario presentado por Jorge Petrone, lo que la Cámara Décima ha hecho es dictar otra vez una prisión preventiva.
   Y así lo informa La Voz del Interior que textualmente dice: “La prisión preventiva que dispuso el tribunal que lo condenó tiene sus fundamentos basándose en la peligrosidad que adquiere el condenado, que ahora reúne dos sentencias en igual sentido, sosteniendo que existe mayúsculo riesgo procesal de que Petrone tratará de eludir la acción de la Justicia".
   Continúa el matutino diciendo: “Petrone debe completar cinco años y medio de prisión, lo que podría interrumpirse sólo si tiene éxito el recurso de queja ante la Corte Suprema que sus abogados anunciaron que presentarán en breve”.
   Sin defender en absoluto a Petrone, cuya causa no conozco en detalle como para opinar, lo objetivo es que estamos lisa y llanamente ante una nueva prisión preventiva y si un dictamen de la Corte Suprema de Justicia de la Nación es una opción posible, tarde llegaría si de antemano se ha cumplido la condena “por si acaso”.
   La prisión preventiva sistemática y las decisiones tomadas por una única comisión especial formada para la causa, así como los cambios de jurisdicción de algunos procesos, como en los casos Loyo-Fraire o Fraga, que fueron sacados de sus jueces naturales, con el mediático objetivo de “engordar” los números de la causa, y más grave aún, el sobreseimiento express de algunos imputados pertenecientes a la parentela del Poder Judicial o a la elite política, se enmarcan dentro de una serie de irregularidades ya descriptas en el proceso y que muy poco se publican en los medios.
   Y resulta una verdadera pena, porque cuando el Poder Judicial mismo se aparta de las normas establecidas, esas que jura defender, la idoneidad, objetividad e imparcialidad de sus decisiones pueden ser legítimamente cuestionadas. 

EL EJEMPLO DE TÉVEZ 

   Carlitos Tévez, oriundo de Fuerte Apache que es un sector donde a veces se puede entrar pero es complicado salir invicto, despertó mayores simpatías en la gente por su ausencia de la selección mayor de fútbol que por su obstinadamente negada presencia.
   La cuestión es que el tipo no comulga con los protocolos de antipatía a los que se rinden los jugadores famosos, tan creídos de si que eluden a la hinchada que los alienta, se niegan a integrarse y menos que les saquen fotos con ellos, salvo que sea con alguna circunstancial botinera.
   En pocas palabras, se aíslan en su mundo de fama y billetes.
   Tévez rompió ese antipático esquema y habló, después de haber visitado Formosa, de la pobreza de parte del pueblo y de la hipocresía de algunos funcionarios que buscaban sacarse una foto junto al ídolo para obtener réditos políticos.
   Y como Formosa es muy parecida a territorio feudal como en cierta medida también lo son Jujuy, Tucumán y alguna otra provincia mal gobernada y saqueada, la reacción de algunos fue nerviosa y desmedida, como de aquellos a los que descubren orinando en la plaza.
   Uno de los mandamases formoseño se la agarró con la Mamá del exitoso futbolista utilizando para ello el Facebook y de puro cagón cuando vio la repercusión, se apresuró a borrarla y desaparecer de la red.
   Pero era tarde, porque no fueron pocos los que capturaron las ofensas de un tipo descerebrado que trató a Tévez de “negrito villero europeizado”, acusándolo de ser empleado de Macri.
   Y yendo más allá en la ofensa, le pidió a la estrella de Boca y de tantos otros equipos, que no pisara más Formosa, porque tenía que lavarse la boca antes de hablar así de ellos.
  
Tonto es el hombre cuando el fanatismo y el sentimiento de íntima culpa lo invaden, como si solamente siendo empleado de Macri se pudiera comentar la pobreza y la postergación de tantos formoseños.
   Como si a Carlitos Tévez, amigo de la “Mona” Gimenez, le hubiera sido necesario ocupar los titulares de los principales diarios del mundo, para caer en la torpeza de la indiferencia o de la amnesia.
   A Jorge Manuel Santander, de la jefatura del gabinete ministerial de Formosa, ya le han ofrecido buen trabajo cuando seguramente tenga la inteligencia de renunciar.
   Será abanderado -rentado, por supuesto- en el próximo desfile patrio que haga el SADECHUME, Sindicato Argentino de Chupamedias.

BIENVENIDOS LOS PAYAMÉDICOS 

   Si hubo al menos en mi memoria un precursor de los payamédicos, se me aparece la graciosa figura de Robin Williams personificando al médico Patch Adams, introductor de la buena onda y el humor en los hospitales, especialmente en los sectores afectados a los enfermos terminales.
   La película es graciosa, entretenida, aleccionadora y simpática con un final tan impactante que valió todo el filme por lo estrepitosamente divertido, pese a que en el desarrollo hay situaciones humanamente lastimosas.
   Ahora, la tarea del "payaso de hospital" se incorporó al sistema de salud bonaerense como medicina complementaria con el fin de llevar alegría a niños enfermos, sus familias y al personal médico y no médico, según una ley oportunamente publicada.
   Determina la ley sancionada por la Legislatura bonaerense, que "se entenderá por payaso de hospital aquella persona especialista en el arte de clown que reúna las condiciones y requisitos para el desarrollo de su tarea en los hospitales públicos de la esfera estatal.
   Cada servicio de terapia pediátrica deberá contar con un servicio de especialistas en el arte de clown o payasos hospitalario", explicó el autor de la norma, el diputado del Frente para la Victoria, Darío Golía, quien elaboró su proyecto basándose en la experiencia, precisamente del médico estadounidense de risa terapia Hunter Patch Adams, después llevada al cine, en 1998.
   “La capacidad de la risa mejora el acto médico y esto ha sido científicamente demostrado cuando se descubre que el cortex cerebral libera impulsos eléctricos negativos un segundo después de comenzar a reír, porque cuando nos reímos el cerebro emite información necesaria para activar la secreción de encefalinas, que poseen propiedades similares a la morfina con capacidad de aliviar el dolor", explicó Golía al fundamentar la ley.
   Una ley inteligente, humana y absolutamente aplicable, por una parte para ayudar a los enfermos y por la otra, quizás la más importante, para humanizar una profesión que para la mayoría es un sacerdocio, pero donde aparecen a veces los que hacen prevalecer el bolsillo por encima del sufrimiento ajeno. 
   Bienvenida sea, y que Córdoba la imite, en lugar de seguir imitando errores e imposiciones.

GIGOLÓ DE MEDIO PELO 

   A mucha gente le causó gracia ver a ese esperpento autotitulado “gigoló” tratando de desplegar sus mecanismos de seducción, inexplicablemente exitosos en algunos casos pero determinantes de su prisión en el último de ellos.
   Es cuando se plantea el dilema de asignar la culpa al chancho o a quien le da de comer.
   Es difícil que gente vinculada con la farándula, las bambalinas o el circo mediático haya sucumbido a los delirios de grandeza de un impresentable que se les metía en la casa -con la aceptación de ellas- para aprovecharse de su hospitalidad, su cuerpo, su dinero y hasta de las tarjetas de crédito.
   Todo indica que hacerse pasar por polista, meterse un apellido vinculado con ese deporte y prometer grandezas, es la comida que muchas ricachonas y no tanto sueñan despiertas, ya no esperando al príncipe azul sino de cualquier color y aunque no sea ni siquiera bufón de algún reino imaginario.
   El cruce que hizo ese monigote con un notorio personaje como por mérito propio es Flavio Mendoza, ha ingresado a la antología del más percudido mal gusto, porque si el acuático bailarín quería arreglar las diferencias como lo hacen los hombres, hubiera prescindido de las cámaras y optado por los puños o por las uñas.
   Está bien que defienda a su hermana ultrajada, pero tendría que haber buscado promoción de otra manera menos cómica, con miras a la temporada teatral que se avecina y donde con seguridad, tendrá algún cuadro ridiculizando al malogrado gigoló de cartón.
   Es una desgracia social.
   Ya ni siquiera esos personajes grotescos, lamentables y olvidables son de pura cepa y origen.
   Hasta gigolós truchos tenemos los argentinos.

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