Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” edición nº 795 del domingo 10/09/23 emitido por la AM580 Radio
Universidad Nacional de Córdoba.
LOS DÍAS VAN ENRIQUECIENDO EL CONVENTILLO
DEL CHUSMERÍO QUE ALIMENTAN LOS POLÍTICOS
Ya sería hora de preguntar cuánto de nuestros escasos ahorros nos demanda esta serie de comicios, las PASO, las otras, los costos de campañas hechos con el dinero del pueblo y otros gastos inútiles en momentos que se agudiza la crisis que nos agobia, pero que no afecta a todos, si tomamos en cuenta el sentido del ahorro que adorna a ciertos funcionarios, como por ejemplo doña Malena Galmarini, potencial candidata a primera dama nacional, quien dispuso la compra directa de muchas camionetas destinadas a la función pública, y en lugar de hacerlo directamente a la fábrica, optó por una concesionaria que le facturó unos 25 mil dólares o más de sobreprecio por cada unidad.
Se trata de un simple detalle histórico como para agitar el chusmerío político precomicial cuyo resultado implica el riesgo que el poder se deposite en manos de muchos históricos fracasados, y me refiero a todas las corrientes del pensamiento ideológico, o de algún delirante apropiado para gobernar a este país de locos.
Pensando con algo de patriotismo y serena objetividad, es hora de terminar con los gobiernos que empobrecen al pueblo, mientras ya sin sorprendernos y sin que ellos se pongan colorados sus malos políticos se enriquecen, al igual que los voraces dirigentes gremiales de alto nivel y los insaciables empresarios.
Lo que llevamos de campaña preelectoral y lo que nos falta para llegar al 22 de octubre, alrededor de 42 días que se pasan volando como dicen las tías, pero son eternos para otros y otras, vemos ya sin estupor que más allá de la clásica oferta demagógica, que hace saltar las agujas de los promesómetros, están las descalificaciones, los insultos y los ataques que entre todos se encargan de multiplicar, dejando así una imagen de insuperable intolerancia y ofensa a los códigos del respeto por la Democracia.
Porque de intercambio de ideas, debatir abiertamente y observar recíprocamente eso que los viejos le llamamos respeto, la clase política ha quedado a distancias siderales.
Porque si mencioné la palabra delirio me asaltó la posibilidad de aplicarla preguntándome ¿no sería mejor, acaso y menos oneroso, contratar por tres meses; sólo por tres meses a Nayib Bukele y paralelamente importar otras necesarias partes del cuerpo humano.
Es probable por no calificarlo como seguro, que sea una locura, pero son tantas ya, las que hemos visto perpetrar sin que después de cada derrape nadie asuma la autoría ni sus consecuencias y aquí estamos, firmes esperando una revolución de la que se viene hablando desde 1810 y aún no se ha instalado entre nosotros…
Porque una de las graves derivaciones de cada frustración es la suposición de inocencia con la que cada fracasado intenta liberarse de culpas, porque la historia nos viene demostrando con numerosos ejemplos que sería pesado y extenso enumerar, esa pertinaz insistencia en desconocer el valor del vocablo “autocrítica”.
Resumiendo, a mi modesto entender y estimo que muchos lo comparten, la autocrítica es una actitud moral en decadencia porque en el escenario de la política, la mayoría de los actores piensa que el mea culpa es la verguenza de orinarse encima…
DESDE EL PODER NO ENCUENTRAN MANERA DE
CONTROLAR EL PROGRESO DE LA INSEGURIDAD
El problema de fondo sigue siendo lo errático de eso que le llaman prevención, porque la realidad nos viene mostrando que no alcanza, están equivocados los rumbos adoptados o prevalece muy a nuestro pesar, esa certeza que la delincuencia tiene mayor inteligencia que quienes deben aplicar la ley y por encima de todo, los mecanismos preventivos que son virtualmente inexistentes, a la luz de lo que diariamente ilustra la crónica policial.
En verdad, nos agobia el cansancio de vivir repitiendo lo mismo desde tiempo atrás; desde aquellos tiempos en que dejábamos nuestro hogar para ir al trabajo con la sensación de estar protegidos y no como ahora, que nos pueden asaltar a plena luz, en pleno centro, arrebatarte una mochila, el celular y otros efectos, o matarte con un balazo por apoderarse de alguna chuchería.
Y si sales indemne de esa aventura de dejar tu casa, a lo mejor cuando regresas te encuentras con que te afanaron el picaporte de la puerta, te rompieron una reja, entraron y durante pocas horas se dedicaron a desvalijarte sin que nadie vea nada y menos un patrullaje inexistente, al menos para las reales necesidades de una población desamparada.
No es aceptable al menos para el ciudadano, que con las primeras sombras del atardecer vuelvan a sus lugares de revista los policías que caminan algunas calles y plazas, especialmente por algunos días, cuando el estruendo mediático les apunta cada omisión y sus evitables consecuencias.
El ladrón no actúa si sabe que puede ser detectado y neutralizado y ese efecto sólo se consigue con presencia policial; con una manifestación de protección a la sociedad y no con la compra onerosa de elementos que aportan tecnología para lucir pero no se aplican a la hora de prevenir el delito.
Lo de nuestra ciudad parece no tener solución, porque más allá de las estadísticas dibujadas, el cordobés siente que no está protegido y es por eso que inquieta la posibilidad que cada vecino haga real su propia protección -que el poder no le brinda- y se arme por su cuenta y riesgo, actitud que viene creciendo y la autoridad bien lo conoce.
Es hora de actuar en serio, sin tretas que muestran movilidad policial que no es real, sino que pensando mal, es como si fuera parte de una campaña proselitista que a todo lo maquilla, embellece y perfecciona.
Lejos estamos de sentirnos seguros ni en nuestro propio hogar, y eso estigmatiza cualquier movimiento demagógico que se encare desde el poder.
El vidrio ya no es parte de la comida de los cordobeses.
ANTES ERA IMPRESIÓN Y AHORA ES CERTEZA AL
NOTAR QUE LA CIUDAD CRECE ALOCADAMENTE
En tal sentido mucho difieren con nuestra Córdoba, que es pasto de cada administración que le toca gobernarla, porque cada cambio supone que debe notarse con trascendencia y es así que Córdoba crece alocadamente, no siempre observando -a mi entender urbano- ciertas premiosas y conveniencias especialmente a la hora de instrumentar cambios, aunque ellos sean necesarios y no tan oportunos, que aparezcan por encima de otras reales prioridades.
Realmente y con sentido práctico es preferible una ciudad dinámica, prolija, atendida en todas sus necesidades, más allá de su embellecimiento, de la intención de transformarla en un jardín pero que a la hora de vivirla, no signifique un padecimiento para su gente, porque por ejemplo el caos vehicular aumenta y se torna incontrolable, lo que le roba buena parte de su tiempo al ciudadano.
El crecimiento de barrios periféricos, si no se concreta con planificación que contemple los impactos ambientales y otros, es algo que se suma a los efectos negativos porque esos avances en la edificación chocan a breve plazo con la falta de servicios como los cloacales, provisión de agua potable, red de gas, sitios para estacionamiento, tendido eléctrico y otros que el habitante necesita contar con ellos.
Y el problema se magnifica cuando se dan estas situaciones en ciudades del interior, ahora de crecimiento exponencial, donde todo indica que los controles previos no son tan exigentes, y es cuando se producen los desastres de superpoblación, sin que se cuente con lo básico para que allí se establezcan quienes piensan que lejos de la capital, la vida es más placentera y organizada.
Entre nosotros viene asomando el drama que se instalará cuando nuestras autoridades, en ese momento crucial, caigan en cuenta que la planificación a largo plazo más que un síntoma de inteligencia política, es una necesidad humana.
Pensar de otra manera o negar una realidad que se nos vino encima, es simple e irremediable necedad.
ESAS CUANTIOSAS HERENCIAS QUE EL PUEBLO
NO GENERÓ NI MERECE SER EL DESTINATARIO
La verdad que no pude terminar el secundario porque todavía estoy debiendo matemáticas, materia que jamás pude superar, pero la ayuda de las modernas calculadoras me salvó al menos en cuanto a la práctica de esa ciencia que aborrezco por ser demasiado exacta, sin la dulce ventaja que suelen aportar las sorpresas.
Así y todo y merced a esa maquinita que al recibir esa cifra de 16 mil millones -hablando de dólares- me ocupó casi toda la pantalla, pude al menos hacer un somero cálculo de lo que nos tocará a cada habitante de este sufrido país, a la hora de pagar esa suma que la justicia norteamericana nos aplicó por el brillante negocio que entre Ex-Ella y el brillante economista que ahora cree que gobierna la provincia de Buenos Aires, generaron con el asunto de la “expropiación” de YPF.
Esos números que tanto odio me indicaron, aunque puedo estar equivocado, que cada uno de nosotros tendría que pagar unos 363 dólares per cápita, pero si restamos a los extranjeros, turistas, ilegales que entraron desde el norte para votar, presos y funcionarios, legisladores, circenses de paso y otras atendibles excepciones, esa suma que parece pequeña aumentaría.
O sea que en una familia tipo argentina, modelo, de matrimonio, novios, pareja, apalomados, concubinos, amigos con derechos al arrugue de sábanas o como fuera sean cuatro personas, cada una de esas familias tendría que oblar 1.440 dólares, lo que equivaldría a varios kilos de asado, tres o cuatro cajas de buen vino, mandarinas para el postre, algunos pocos medicamentos, una que otra ropita y para cierto nivel, el pago de medio año de expensas.
En suma y resumiendo, desde el poder en su momento nos embarcaron a todos, sin preguntarnos al menos por decencia y democracia, si estábamos o no de acuerdo con esa extrema medida que ahora muestra sus desenfrenadas consecuencias.
Alguien, en el Congreso y si para algo sirve, debiera mocionar que todo lo robado, rapiñado, apropiado o hecho suyo por las autoridades políticas, que tuvieron a su responsabilidad y cargo la administración y el uso de los dineros del Estado que somos todos, en los últimos 20 años si es que no prescribe, respondan con una generosa vaquita para superar el trance, incluyendo las operaciones que demande el regreso de esos dineros apoltronados en los ya conocidos paraísos fiscales.
E incluir además en esa juntada de billetes verdes, a los fajos encanutados en conventos, cajas fuertes, sitios mortuorios y otros embutes de los que las mafias internacionales de divisas tanto conocen y utilizan.
Sería una patriótica medida en beneficio de nosotros, los imbéciles, que a la hora de votar muchos dejan de lado la memoria y dicen que esas historias son inventos de los periodistas…
Y no olvidar jamás, porque respetando a Shakespeare -dígalo “Shéspier” que es más elegante, que el perdón es casi siempre el padre de la reincidencia y en lo personal, no quisiera cargar todas las culpas en las personas ya mencionadas porque no me gusta pegarle a nadie en la lona.
Me ha tocado ver morir a mucha gente, por lo que soy fanáticamente respetuoso de las agonías ajenas…
ES PENOSO QUE EN EL ÁMBITO DE LA JUSTICIA
NO EXISTA ESO QUE LLAMAN “FE DE ERRATAS”
El Juez de Control, al momento de confirmar el encierro, había escrito, sin ninguna vergüenza, que no había pruebas contra ellos, ni firmas, ni escrituras de sus puños, ni tampoco testigos que los acusaran, esto es transcripción textual, pero, por su convicción quizás y aunque raye en lo ilegal, decidió mantener la prisión.
Sería esclarecedor preguntar a este juez qué resultado distinto a la absolución esperaba él de un juicio en estas condiciones: ¿se puede pensar entonces que habría un acuerdo de la comisión especial para condenar a todos de cualquier manera? ¿Al antojo, humor o deleite de quién responde todo esto?
Entonces cabe cuestionarse racionalmente, qué controles existen en la esfera judicial sobre este comportamiento de sus magistrados, si es que los hay.
Para las publicaciones gráficas existe la expresión “fe de erratas” que permite aclarar al autor de una noticia o información que haya sido incorrecta, como una especie de disculpa y es que ¿existe alguna fe de erratas para el accionar del Poder Judicial? ¿Será que el Juez se disculpó con los imputados por este error, más bien horror, completamente evitable?
Bueno y necesario sería que existiera algún mecanismo que reparara, aunque fuera en parte, los daños ocasionados por el accionar judicial errado. Y si no está en la ley, debería surgirles como práctica espontánea, si no por profesionalismo o por ética, por elemental respeto a la dignidad humana.
LA VIOLENCIA EN EL ÁMBITO GREMIAL PARECÍA
SER UNA CUESTIÓN DE TIEMPOS SUPERADOS
Cuando la intolerancia está por encima del raciocinio; cuando las dudas carcomen a las instituciones y a sus hombres, es cuando también se adelgaza esa idea y práctica de la consideración hacia quienes piensan distinto, sin temor a que tal actitud despierte la escondida agresividad del oponente, que en muchos aspectos pasa de ser adversario, a enemigo.
Ese es el peligro de las confrontaciones y sus consecuencias, más aún cuando existen antecedentes de situaciones altamente conflictivas, que van mellando la tranquilidad de las asociaciones sindicales, donde es difícil pensar en el acatamiento absoluto a las actitudes de su dirigencia, y al ver el grado de agresividad existente especialmente frente a la inminencia de cambio de autoridades, se instala la sospecha de cuál será el beneficio personal que se logre accediendo a la conducción.
Es una pena; una dolorosa y evitable pena, que haya sucedido otro de aquellos sangrientos episodios en que se pierde una vida, por la intolerancia de quienes se suponen los dueños de la verdad, o son pretendientes del poder que representa la conducción de un gremio.
La Justicia con su majestad deberá establecer, sin concesiones, recomendaciones, amistades o compromisos políticos, de quién o de quienes es la responsabilidad que ello haya sucedido, cuando desde todos los sectores, y en algunos casos con hipocresía, se lucha por la preservación de la paz y el reencuentro de las posiciones antagónicas.
Negar esta realidad que necesita una clara definición virtualmente dinámica, sería caer en la complicidad que suele ser enmarcada por los silencios…
TANTOS TEMAS PENDIENTES ANTE EL DESCUIDO
DEL PODER QUE NO ATIENDE LAS PRIORIDADES
Todo en la vida tiene su precio y en el caso de quienes manejan poder, no todos aplican la obligación cívica de hacer bien las cosas, sino que se desvían por factores externos a la tarea de fortalecer sus pertenencias, de superarse en la escala social y de transformarse con el tiempo y buen desempeño, en candidatos para mejores sitios dentro de la escala dominante.
Hay otros, cortoplacistas les podemos llamar, para quienes lo importante es el hoy, el ahora, el ya lo quiero, que son los que dentro de la historia pasan indefectible y ruidosamente al rincón de las intrascendencias.
Por eso, ahora que transitamos tiempos de obsesiva ocupación del tiempo en descerrajar las baterías de la demagogia en algunos y de las buenas intenciones en los menos, lo que se impone es precisamente lo que hoy, ahora, ya, es imprescindible más que necesario en beneficio de la sociedad.
Ante eso y con ropaje de sugerencia, que las autoridades enfrascadas en las campañas, recuerden que las urnas los ungieron para trabajar todos los días en beneficio de la gente y no para pasear sus proyectos y promesas en aras de la cosecha de sufragios a la que todos aspiran.
En pocas palabras, que dejen de priorizar lo que ansían y más se dediquen a lo que la gente, el pueblo, espera de ellos y si cumplen, será la mejor arma que tendrán a la hora de elegir, que la generosa y sacra democracia nos regala.
MAESTROS: POR SU SACRIFICIO Y COMPROMISO
MERECEN MÁS RESPETO DE LOS GOBERNANTES
Por entonces la maestra, hasta segundo grado, era nuestra segunda mamá, de tercero a quinto quien más sabía de la vida y sobre todo, que no perdonaba los horrores de ortografía, mi desequilibrio matemático o los equivocados tiempos de los verbos.
Ya en sexto, ella con su dulzura dejaba de ser la segunda mamá, la peor de nuestras censoras, la que nos convencía que el Everest es más alto que el Cerro de las Rosas, y que San Martín había cruzado los Andes, para despues transformarse ella mágicamente -frente a nuestra explosión hormonal- en un precoz objeto de deseo.
Debo confesar que también me resulta inolvidable el fervor etílico que lucía un par de maestros que tenía en los salesianos que ahora son parte de mis nostalgias y es cuando valoro más allá del histórico ejemplo sarmientino, la dedicación y el compromiso de aquel fanatismo por enseñar, al menos en aquellos tiempos que la maestra no era “la seño” sino un modelo a seguir, más que compinche para sus alumnos.
Porque nos instruía para el aula y para la vida, a diferencia de la actualidad que son cocineras, confidentes, enfermeras, administradoras y asesoras en materia de sexo.
Antes si el niño tenía malas notas, el culpable era el niño, como nunca debió ser de otra manera pero ahora si el niño no pasa de grado, la culpa es de la maestra, muchas veces obligada a soportar agresiones del grupo familiar de algún descarriado.
Por eso mi homenaje, no solo dedicado desde mi alma a quienes tuvieron la dura tarea de intentar desburrarme, sino a las que me marcaron un camino de decencia, de honestidad, de fanatismo por el trabajo, de respeto y de compromiso con el prójimo.
Aquellas maestras, mis maestras, siguen siendo iguales a las maestras de hoy, con los cambios lógicos que sobrevinieron con el progreso y la abrumadora tecnología.
Porque si hablamos de vocación, cada maestra sabe íntimamente cuál es la cuota de entrega que ha puesto al servicio de sus alumnos porque ellas bien saben que la vida es una larga lección de humildad que ellas imparten.
Y al cantar “Aurora” dudábamos y todavía lo dudo, si “…alta en el cielo un águila guerrera” era la Bandera o nuestra maestra.
Mi admiración, mi respeto y mi cariño por ellas; por las de ahora y por las otras, las que quedaron allá lejos pero muy dentro de mí, atesoradas en un rincón de mi alma de niño.
Mariela Kusik, a Conrado Vicens, a Sabri Bustos, a la
polifuncional Cele Pereyra y a Oji en la posproducción.
Wainberg y Lita Sued. Siga con tan grata compañía…
Gestión (modestamente): Gonio Ferrari ¡y equipazo!
Mil gracias por habernos acompañado y será ¡hasta el
domingo!
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