Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari
en su programa “Síganme los buenos” edición nº 804 del domingo 12/11/23 emitido por la AM580
Radio Universidad Nacional de Córdoba:
NERVIOS Y ANSIEDADES FUERON CRECIENDO A
MEDIDA QUE SE APROXIMAN LAS DEFINICIONES
Si nos ponemos a recapitular lo ocurrido con nuestro pasado, tenemos que reconocer, con certeza, que hemos tenido tiempos de bonanza y abundancia en todo sentido, pero más duros han sido los tiempos de crisis y desencuentros, que muchos políticos buscaron sin conseguirlo, la manera de hacer de esa suerte, un estado permanente en la ciudadanía.
Estamos a una semana de una fecha que puede llegar a ser histórica, como lo es cada comienzo adherido como solución a una crisis, aunque pocas veces hemos venido acumulando tanto sufrimiento y privaciones como en la actualidad, lo que empeora porque tal desgracia separó aún más a los argentinos, que si los dividimos en dos corrientes, está la que lo pasan bien y esa otra reciente mayoría, que es la de los que sufren privaciones y pasan hambre, resultado difícil de entender en un país tan pleno de riquezas como lo es el nuestro.
Lo peor del caso es que se da un absurdo innegable aunque se pretenda, por la perniciosa vía demagógica, sostener que estamos bien, cuando quien masivamente goza de tal estado es la clase dirigente en los campos de la política, del poder, del empresariado y de los otros sectores apegados al ejercicio de la explotación de sus semejantes, más que a la tarea de gobernar para rescatarlos de la ignominiosa pobreza. Y es cierto e indiscutible que el mayor daño que se le puede hacer a la sociedad, es que la gente astuta se empeñe en pasar por inteligente.
Los apretados tiempos que vivimos no se arreglan con dádivas, becas a la vagancia o vanas promesas de las que ya estamos hartos, pese a lo cual no escarmentamos y seguimos comprando fantasías, como si el poder hubiera triunfado en su cometido de convertirnos en rebaño, donde la docilidad emparentada con la resignación, les abre los caminos de su bienestar -el bienestar de ellos y de su descendencia tanto política como familiar- a costa del sufrimiento ajeno.
Al estar muy cerca de una definición que pueda al menos iniciar un camino de la recuperación nacional, es que se agigantan tanto las pasiones como las dudas y es un deber ciudadano no bajar los brazos, seguir peleando y aguzando los sentidos, para dejar de comprar promesas como las tantas que nos vendieron y todavía nos quieren vender desde todas las corrientes del pensamiento.
Debemos coincidir con aquello que es una ilusión creer que los hombres de Estado pondrán en sus actos la energía que manifiestan en sus discursos, razón por la cual estamos obligados a despertar de los sueños que nos imponen y no ceder frente a ningún espejismo, dado que en política los errores se corrigen pero lo que no se devuelven son las oportunidades.
Todos los candidatos están nerviosos, algunos irascibles, otros intratables y no faltan los silenciosos, así obligados por falta de argumentos y no es casual que por tales detalles, los nervios y las ansiedades fueron creciendo a medida que se aproximan las definiciones.
Seamos nosotros, el pueblo, los que sepamos imponerles tranquilidad y cordura, que es una falencia más dañina y perniciosa en ellos que en nosotros.
Ellos, de todos los colores y tendencias lo saben porque tienen sus antecedentes, pero les resulta más provechoso hacernos creer que lo ignoran.
En buen romance, al electorado argentino es como si le hubieran dejado con las recientes PASO, sólo dos opciones: Frankestein o Drácula…
EL “BLUE” MOSTRÓ SU REALIDAD: ESTABA EN
SITUACIÓN CASI PASIVA HASTA QUE DESPERTÓ
Hablan por allí con una vocación cercana al delirio de la intención de dolarizar nuestra economía, sin darse cuenta o a sabiendas que ya está dolarizada, al menos para los altos niveles de la producción y de los negocios, hasta el punto que sólo falta que te cobren en dólares en el almacén, en la verdulería o lo haga el carnicero del que sos cliente.
Porque si es por alquileres o compras inmobiliarias, todo se mueve en función del dólar, lo mismo que el precio de los autos incluyendo los repuestos, gomas, etcétera así sean cero kilómetro o con 10 y más años de antigüedad.
Y si es casi moneda corriente -y más que corriente, es faltante- sinceremos la situación y lo demos por hecho y ya impuesto en la cotidiana realidad a eso de la dolarización, porque es la práctica usual.
El billete llegó a superar los 1.250 debilitados pesos nuestros por unidad, luego bajó un cachito, después se estabilizó cerca de los 1.000 y más recientemente bajó para apolillarse al menos hasta ahora, en los 950 pesos.
¿Tenemos idea de lo que pueden haber embolsado los que compraron muy barato a mediados de año, amarrocaron hasta hace una semana que vendieron y en estos días volvieron a comprar a valor deprimido?
Las subas y bajas, se me ocurre que no están atadas al comercio exterior, a la cosecha de soja, a los sembradíos de trigo y de maíz, al valor del ganado en pié, al precio de los medicamentos ni a los incesantes ajustes en los servicios, sino a esa especie de deporte incorporado a nuestra cultura, de preocuparnos apenas sale el sol, por averiguar a cuánto se cotiza el verde por unidad.
¿Para qué, si la enorme mayoría, coincidiendo con Perón al menos en eso, nunca lo vio?
Si así pensamos y llegamos a incorporarlo a nuestros domésticos análisis, nos lleva a pensar que alguien opera en grande para subirlo y bajarlo a su antojo, para beneficiarse con las diferencias diariamente emergentes.
¿Quién maneja entonces el sube y baja del dólar corriente, el físico, el que se guarda en una lata, en el colchón o en algún otro embute casero? Si eso no se digita desde el poder para acumular beneficios personales, hasta sería posible que volviera a creer en los Reyes Magos…
Y si es verdad eso que se comenta que en Córdoba inventaron el verso del billete verde con cara chica, para despojar de un 10 por ciento o más a quienes intentaban cambiarlos en algunas financieras o agencias de turismo, no creo que hayamos sido tan pícaros los cordobeses para subir y bajar el valor de la moneda norteamericana, que con cara chica o grande, en los Estados Unidos en cualquier negocio aceptan los billetes que no estén dañados ni escritos, como es la sucia costumbre negra, ya entronizada entre nosotros, de faltarle el respeto a nuestro dinero, que no deja de ser un símbolo patrio.
LOS DEBATES FUERON CRECIENDO Y PASARON
A SER ESPACIOS PARA ESCONDIDOS ENCONOS
Cuando los problemas junto a otros temas avanzaron y las situaciones en general tendieron a cobrar mayor gravedad, se dieron los otros debates que si, permitieron ese “espadeo” con la inteligencia obvia de cada participante, dejando entrever la silenciosa y oculta participación de sus equipos especializados en esas lides.
En ningún caso se dieron expresiones de violencia física, más allá de algunas sutiles ofensas o velados reclamos, que tenían su disimulada fuerza conceptual pero que sirvieron para enriquecer las posiciones, y desnudar falencias pero también descubrir insospechados talentos.
Expresiones de anhelos no faltaron, porque en el ejercicio y la práctica de la demagogia ese capítulo es considerado infaltable, pero no tuvo, lo digamos burdamente, ese “piripipí” de la picardía que ni siquiera la solemnidad del escenario puede servir para ocultarla cuando nadie habló, por ejemplo, de la creciente pobreza.
Ionescu sostenía que “ser pobre en nuestro mundo civilizado es un pecado; es inmoral. Los pobres son castigados y los ricos reciben todas las recompensas y privilegios. Y esto es así con independencia de todo lo que predican las filosofías y las doctrinas” y vaya si le asistía la razón.
Y para reforzar conceptos que al parecer no preocupan a cierto nivel dirigencial, habrá que coincidir con Santiago Kovadloff cuando dice que puede aceptar que la pobreza sea eliminada gradualmente. Y como es de esperar, bien vale que el mismo pensador pregonaba “pero que no exista el hambre, porque entonces estaría aceptando la negación del derecho a la transformación y en consecuencia, si la democracia ha naturalizado el hambre, me termino replanteando si debo llamar democracia al sistema en que vivo”.
Conceptos demasiado duros para la realidad que padecemos, siempre y cuando recordemos aquello de que con la democracia se vive, se estudia, se progresa y otros aditamentos que llevan a este sistema a la cúspide de las pretensiones terrenales de cualquiera.
Estamos a una semana de presenciar el último round de un combate que me aventuro a suponer que será, pese al respeto que debiera ser parte esencial de sus contenidos, en alguna medida deje heridos y renovación de viejos y nuevos rencores, que suelen ser los alimentos preferidos de quienes no se acostumbraron al respeto por el pensamiento ajeno; por las posturas adversas a las propias y ganados por el fanatismo cometen la imperdonable imprudencia de transformar el ring de la oposición de ideas y proyectos, en un campo de batalla donde después hay que pasar a recoger víctimas.
O que suceda con algunos fallos de resonantes encuentros boxísticos en que los jueces y para este caso la ciudadanía, dicte su fallo en función del último round dejando de lado todo lo que ocurriera en los anteriores.
No es bueno que de los intercambios de ideas, si son civilizados, no queden como ejemplos de civismo y se trasformen en olvidables sucesos que nada aporten a la solución de los mil problemas que padecemos los argentinos.
No es una simple cuestión de civismo barato ni de emular a brabucones ni patoteros dominados por el fanatismo.
Entonces me voy a permitir recrear parte de un comentario que firmara, allá por el año 2001 en el diario La Nación, don Emilio J. Cárdenas: “Una casi institucionalizada cuota de resentimiento existencial es una de las razones de lo que nos ocurre. Esto es grave porque el resentimiento fluye de la envidia, alimenta odios y construye malicia. Los resentimientos, por enfermos e insaciables, son destructivos. Necesitan permanentemente blancos y víctimas. Se niegan a reconocer los valores y los éxitos de los demás. Rechazan la admiración que transforman en burla. Generalizados, provocan pesimismo, derrotismo y corroen el plexo social, impidiendo la cohesión. Demonizan a los líderes. Atacan a todo aquel que, por algún motivo triunfe. Peor aún, alimentan una y otra vez las utopías igualitarias. Desgraciadamente cuando hay en la sociedad continuos excesos de frivolidad, tendencia a la ostentación de lujos innecesarios, ausencia de sobriedad y hasta una suerte de insensibilidad hacia el prójimo, es difícil combatir el resentimiento”.
No creo que sea necesario agregarle ni una palabra ni otro concepto, siempre y cuando nuestra clase dirigente en la política, termine por comprender, digerir y practicar eso del respeto por el pensamiento del prójimo.
UNA ESPECIE DE PRISA POR AFIRMARSE ANTE
LA INMINENCIA DE PERDER LA MAYORIA PROPIA
Todo venía desarrollándose muy bien, la provincia crece en caminos, puentes y otras obras aunque están en deuda con los temas educación, salud y más especialmente con la cuestión de la creciente inseguridad, para lo que no encuentran soluciones válidas ni siquiera con la sucesión de fracasos que se vienen perpetrando, en esa área tan conflictiva de la sociedad cordobesa, ganada por el miedo a la delincuencia y por la creciente y no atendida desconfianza en quienes debieran combatirla.
Ahora, como si los cordobeses no tuviéramos de qué afligirnos y preocuparnos se suma un detalle que lleva a una situación, llamémosle médicamente, “de pronóstico reservado” y relacionado con el Tribunal de Cuentas de la Provincia, organismo que desde el poder quieren modificar en su estructura y funciones, porque se advierte algo parecido a una intención de esquivarle el traste a la jeringa del control integral de la situación provincial, y uno de sus puntos más calentitos, que es el manejo de sus gastos, designaciones y tengo entendido que asimismo en otros rubros.
Desde la cúpula del cordobesismo se pretende aprobar un nuevo marco normativo, amparándose en la modernización de los controles, mientras que la oposición desde su vereda sostiene que intentan desmantelarlo aportando como explicación que se debe a que el juecismo, desde el 10 de diciembre será mayoría, y eso no sería conveniente para las cifras y otros números de la gestión que se supone se manejan en el ámbito oficialista.
Se han cruzado dardos entre unos y otros: desde las bancas dueñas del poder provincial sostienen que en la normativa nada raro existe y acusan a la oposición de montar un show para transmitirle algo irreal a la comunidad.
Uno de los electos para el reemplazo sostiene que “se quieren llevar puesto el Tribunal de Cuentas. Nos dicen irresponsables por no querer ser cómplices de este proyecto de ley”.
La disputa por ahora se desarrolla mediáticamente y las cosas se pondrán en claro, luego que asuman las autoridades democráticamente elegidas para tomar las riendas de este corcel casi desbocado que es nuestra querida provincia.
Después de todo y para no ser ni siquiera parte espectadora de este sainete que promete pese a todo ser jugoso, y teniendo la paciencia de esperar los resultados de todo lo que estos sectores en pugna están trabajando, he optado por circunscribir el diferendo que dejará su saldo de heridos e ilesos, en una sola pregunta con la intención que sea el poder quien la responda.
Si todo está correctamente hecho; si la decencia no ha sido vulnerada; si todo ha sido realizado honestamente; si no existen fisuras ni dudas acerca de los procedimientos llevados a cabo y si desde arriba tienen la certeza de haber obrado respetando la ley, ¿de qué carajo pueden preocuparse?
Si todo ha sido correcto, debieran rogar que los nuevos integrantes del Tribunal de Cuentas asuman sus cargos y frente a ellos y ante la ciudadanía puedan demostrar la limpieza de su cometido.
Todo lo demás, son espejitos y vidrios de colores…
SIGUE LA LUCHA CON EL CLARO PROPÓSITO DE
DESTERRAR ABUSOS DE PRISIÓN PREVENTIVA
Cabe preguntar entonces ¿tenemos en Córdoba esa doctrina propia, ausente de cuestionamientos o contradicción? ¿Puede permitirse al Poder Judicial la no atención al orden y estructura de los Códigos, esto es, a la ley vigente?. La Corte está diciendo que esto sucede aquí, en Córdoba, pese a que alguien debiera controlar, sin distracciones, ni mirando en otra dirección.
EL “PRESIDENTE VIRTUAL” NO TUVO REPAROS
EN ASIGNAR FONDOS PÚBLICOS A SUS GASTOS
Y lo más notable y notorio es que sin haberse registrado, que se sepa, ninguna ceremonia formal como es el rito y la costumbre republicana, en cuya solemne instancia se transfiere constitucionalmente el poder, el bastón de mando y los otros simbólicos elementos ceremoniales pasan al destinatario o destinataria de los cargos no cubiertos por las razones que se quieran invocar.
El problema a mi entender es otro: que lisa y llanamente, sin pedir permiso, ponerse colorado ni haber pasado por el Congreso, la cúpula del gobierno nacional está en manos, mire vea, de quien ahora quiere asentar sus glúteos en el codiciado sillón de Rivadavia y gozar de la residencia de Olivos, incluyendo algunos paseos en cualquiera de los costosos vehículos que adquiriera su esposa a precios poco acomodados para nuestras existencias monetarias nacionales & populares.
Está visto y a quien quiera le discuto esta certeza, que quien gobierna es la generosidad monetaria de Massita, que enternecido por el sufrimiento de los jubilados, les acercó algunos cospeles que sin dudas serán devorados por la inflación que él esconde y que se viene; aumentó las asignaciones del festival de manchancha, en lugar de procurar la creación y el sostenimiento de demanda laboral digna que contribuya a disminuir el desempleo, y casi me olvido de un detalle que, me extraña no haya despertado reacciones de, entre otros, el movimiento obrero y sus privaciones.
Me refiero a los enormes y multimillonarios gastos que se están haciendo en propaganda preelectoral, solventados con dineros del Estado, ese Estado en estado calamitoso en su economía, que pese a todo, somos todos los argentinos porque el Estado somos todos, redundancia mediante...
Ya pasa a ser escandalosa la repartija de televisores, celulares, heladeras, lavarropas y otros artefactos, de los que son beneficiarios aquellos que prometen asegurar el voto a su benefactor, aunque algunos avivados sostengan que reciben los regalos pero después votan por quien se les canta.
Sea como fuere, alguien de la oposición y casi propongo al hijo del venerado Alfonsín o al indisciplinado Leopoldito Moreau, quien en su momento fue calificado como “uno de sus mejores cuadros” por el mismísimo Raúl Alfonsín, para navegar ahora por el cuestionable cauce de las ideológicas traiciones.
El Dr. Fernández está funcionalmente momificado y en cuanto al protocolo de la transmisión del mando, si le toca ser ungido al dispendioso Massita, al menos tengo la certeza que el licenciado presidente le entregará el bastón, y el reemplazante tendrá alguien que se lo reciba.
DESPEDIDA CON ALUSIONES A LOS ODIOS Y LA
HIPOCRESÍA DE CIERTAS “RECONCILIACIONES”
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