1 de mayo de 2024

Efectos y consecuencias del trabajo

ABURRIMIENTO, VICIO Y NECESIDAD SON LAS
TRES  CALAMIDADES DE  LAS QUE NOS LIBRA
 
   Más que sabia, oportuna y eterna es la sentencia de un tipo como Voltaire, que algo conocía de la vida y sus avatares, razón por la cual bueno es tomarla como símbolo y brújula que nos ayude a sobrellevar el esfuerzo, el sacrificio, la dedicación y el compromiso que cada laburante asume por su mera condición de tal.
   Aunque el gran pensador toma a la tarea diaria y sostenida como insufrible, el hecho de asumirla deja de lado su condición de necesaria actitud frente a la vida y a todo lo que demanda la subsistencia, elementos que sumados a la dignidad conforman esa agradable y placentera certeza de sentirnos útiles; de bregar por sacrificarnos en aras del bienestar propio y de la familia, en la mayoría de los casos, sacralizando en consecuencia aquel dicho, que creo se atribuyó a Perón, en el sentido que “no hay dignidad más alta que el trabajo” lo que configura una gran verdad.
   Hoy es el día en que los laburantes -porque muchos trabajamos pese al feriado- rendiremos culto a ese esfuerzo; a esa sana costumbre de considerar más que una obligación, la profesión o la costumbre de tomarla como un vicio saludable, placentero, con la certeza de sentirnos útiles a la sociedad con la que convivimos.
   Porque más allá del obligado locro, del festejo, de la amical reunión con los colegas, reivindicaremos el sacrificio y el compromiso de aquellos que por imperio de circunstancias, con resignación y mucho de impotencia se someten a malos tratos, postergaciones e injusticias en los lugares donde trabajan, injuriados por salarios manipulados al capricho de los que mandan, y sujetos a quitas tan ilegales como inoportunas, demagógicas y delictivas.
   Rindamos pues un homenaje hacia el alma, allí donde anida ese íntimo orgullo del laburante que se esfuerza por progresar, sostener a su familia y contribuir al merecido engrandecimiento de nuestra amada Argentina celeste y blanca…
   ¿Qué merecemos estar mejor? Por supuesto que es así, aunque los mercaderes del fracaso, de la miseria y de las privaciones nos miren desde la cúpula de su opulencia y se olviden que alguna vez fueron aprendices y luego pelecharon, hasta transformarse en ricachones patrones de cartón, en gran medida y por angurria y vocación de eternidad, responsables de los padecimientos de todos aquellos que sufren la injusticia de la explotación.
   Ellos, bien lo sabemos, al menos hoy no merecen siquiera ser partícipes de ningún festejo.
   Para aquellos que en el culto del trabajo, el sudor es su agua bendita…   ¡Feliz día!
Gonio Ferrari

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