Carmona por enésima vez como acusado

ES ILUSORIO SUPONER QUE EL NUEVO JUICIO 
ALGO  APORTE A LA JUSTICIA Y LA SOCIEDAD 

                                                                                “Es,  en  síntesis, el  inevitable  resultante 

                                                                                de un  perverso  sistema que no perdona,

                                                                                en  un  Estado que no reeduca y  de  una 

                                                                                 sociedad que no olvida” *GONIO FERRARI

   Nuevamente es noticia Roberto José Carmona, cuando sobre sus espaldas, suponemos que en el alma y con mayor fuerza en su conciencia pesan ya dos condenas a perpetuidad, algunos otros castigos menores y según se comenta en los círculos allegados a Tribunales, está en primer lugar para llegar a la tercera de esas máximas sanciones. Pasa el tiempo y el condenado sigue siendo un profundo misterio. Este periodista, quien siguió desde muy cerca todas las alternativas de su juicio por el asesinato de la joven Gabriela Seppi por homicidio ya que el agravante de violación que muchos desde la ignorancia le asignan no pudo ser probado, mucho es lo que se comentó, se especuló y se inventó mediáticamente acerca del acusado. En una serie literaria asumida por “La Voz del Interior”, el rotativo encargó la elaboración de una serie de  cuatro libros a los autores de resonantes trabajos -a través de la editorial “Recovecos”- y el primero en ganar la calle con marcado éxito hasta la actualidad, fue “Yo Carmona” de mi autoría, con  comentarios y reseñas alusivas al caso y al personaje.

   Eso no fue el final, porque Carmona reincidió sangrientamente en el delito incluso en el confinamiento carcelario y consideré oportuno reflotar partes breves de aquel libro a través de las redes sociales, con el propósito que la sociedad conozca algunos detalles y antecedentes que servirán para tomar cabal conocimiento del personaje central de estas tragedias, y poder asumir la peligrosidad de los tiempos actuales, las raíces de la inseguridad en la que vivimos angustiados, mensurar la actuación de la Justicia y de quienes deben protegernos, y así poder pensar, opinar, disentir, actuar y colaborar  -o resignarnos- en consecuencia.

   Para comenzar, uno de los primeros párrafos de “Yo Carmona”: “Si es necesaria una rápida definición, es lícito decir que se muestra como seductor pretendiendo encubrir su inseguridad intelectual nacida del aislamiento y sus miedos de toda la vida. Es un ávido lector que en los últimos años has paseado su nada disimulada curiosidad por los grandes pensadores universales, los sociólogos y los novelistas clásicos: La religión por la que optó tranquilizó su ánimo sin llegar a sumergirlo en esos misticismos que son más una pose que una renovada actitud frente a la vida.

   Se inclinó por la relojería a lo mejor siguiendo ese humano atavismo de pretender dominar las horas y los tiempos. Maneja con solvencia los tácitos códigos del encierro y lleva alrededor de medio siglo, desde que era niño, sin gozar la libertad. No sabe andar por la calle, no sabe comprar en un supermercado, no sabe subir a un ómnibus ni tomar un taxi. No sabe manejar dinero ni cuánto cuestan las cosas elementales. No sabe pedir “por favor” pero sabe agradecer. En pocas palabras, ignora lo que es saberse libre,

   Nadie, nunca, buscó explicarle lo que es ni de qué manera puede llegar a liberar interna y externamente el arrepentimiento.

   Es, en síntesis, el inevitable resultante de un perverso sistema que no perdona, en un Estado que no reeduca y de una sociedad que no olvida”.