13 de junio de 2025

“Síganme los buenos” en el exilio

LA SEMANA EN GRAGEAS DE RIGUROSA ACTUALIDAD

Megacausa Registro de la Propiedad
CURIOSAS SITUACIONES QUE SE PRESENTAN
EN LAS AUDIENCIAS, MUEVEN  A  SOSPECHAS 

 

    Para esta causa como para cualquiera de los otros asuntos que abordamos radialmente durante varios años en SLB, el hecho que “selectivamente” nos censuren no acallará la continuidad del tema que abordamos desde tanto tiempo atrás.
   Se dice que algo transparente es claro, evidente y se comprende sin duda o ambigüedad, y que un cuerpo transparente permite ver los objetos con nitidez a través de él. En la causa del Registro de la Propiedad de Córdoba se pueden enumerar situaciones bastante curiosas en las audiencias, como los casos en que testigos convocados por la misma fiscalía declaren no conocer los hechos motivo del juicio o no haber estado en el lugar, que no recuerden lo que habían declarado previamente, o que su testimonio se base en cosas que escucharon decir.    
   Resulta llamativo que a lo largo del proceso no se cite ni tampoco interrogue a ningún alto funcionario o responsable de la repartición y
quizás inédito, el hecho transformado en orden,   de apagar las cámaras de filmación televisiva en un juicio, lo que casualmente es para pensar, al mencionarse ciertos nombres. 
   Todo esto sumado al sello particular de la prisión preventiva sistemática, la condena anticipada y la comisión especial que la confirma, un tríptico convertido ya en su marca registrada. 
   La Fundación para el Debido Proceso Legal, organización con sede en Washington, destaca que la transparencia es condición fundamental para la independencia judicial que garantiza la justicia. Y analizando la definición, resulta poco claro, nada evidente, y con muchas dudas y ambigüedades el accionar judicial en esta causa.
   Muy poco nítido puede verse a su través.
   Podría pensarse entonces que algo empaña la transparencia judicial en este proceso y hasta tanto no se limpie, será difícil y poco convincente hablar de justicia.
 
Injuria al bolsillo y fin al caos cèntrico
MUNICIPALES, PIQUETES Y EL BOLETO
DEL TRANSPORTE URBANO, CARÍSIMO

    Bien sabemos que la permanente realidad cordobesa está siempre más identificada con los conflictos que con la conformidad de su ciudadanía con relación a las obligaciones que el poder debe cumplir para cumplir con las promesas preelectorales y para asegurarse la continuidad del mandato, si los resultados con un beneficio y no tan sólo una carga tributaria para la gente.
   Es demasiado estresante eso de convivir la cotidianeidad del conflicto callejero, de las limitaciones a la libertad individual que se consagran en base a violencia y de los magros y lentos resultados que se logran mediante tales procederes y las negativas derivaciones que se originan cuando las protestas, por encima de lo que estatuyen las leyes, ordenanzas, decretos o lo que fuere, no se aplican cuando el poder tiene la equívoca certeza que es la única manera de neutralizar esas acciones perniciosas y devolverle la paz a la ciudadanía.
   De golpe y sin intervalos que suavicen la gravedad de la situación se están dando el aumento del precio en el transporte urbano de pasajeros, coincidentemente  con el “quilombazo” que concretaran las huestes del agresivo Rubén Daniele y los “chicos malos” de su sindicato, que aunque puedan tener razón, la ciudadanía no tiene por qué pagar tales desplantes y daños, especialmente porque es la que solventa esos gastos y los reales y corrientes por intermedio del pago de impuestos, cargas que cada día que pasa son más onerosas.
   Dicen, anuncian y prometen desde las cúpulas gubernamentales, que el precio del boleto en el transporte urbano sería menos costosos si las empresas prestatarias recibieran los subsidios que gozan servicios similares en otras importantes ciudades argentinas, y exhiben como ejemplo la injusticia de la que se benefician en la capital del país con la ayuda económica que con algunas demoras garantizan la prosperidad del empresariado de tales servicios, sin que mejoren las prestaciones, consecuencia que también padecemos los usuarios cordobeses.
 
El pibe Kiciloff no llegaría a evitarlo
ELECCIONES EN BUENOS AIRES Y UN
‘POSIBLE ACUERDO’ DE LLA Y EL PRO


   Ha pasado a ser cuestión de “horas que se pasan volando” las elecciones, al menos en el caso de la provincia de Buenos Aires, donde entre el pibe Kicillof y su experimentado adversario en una eventual interna, ya desde hace tiempo se conocen las cosquillas, los caprichos, los errores y alguno que otro acierto.
   No son tiempos -la verdad- de andarse  definiendo por cualquiera de las dos principales alternativas., sino que lo acertado e indiscutible sería una suma de los electores de ambos o de lo contrario cualquier otro candidato, tanto de la LLA o de algún otro segmento, se adjudicarán una dudosa victoria con el único argumento de haber sido los únicos en oponerse y que dejaron al adversario en terapia intensiva, cerca de la extremaunción y mordiendo la bronca del fracaso.
   Simplemente, basta con decir que la única salida para entrar en la batalla de las urnas, sería la unión de ambos sectores sin egoísmos, argumentos poco sustentables o simples deseos de mantener el poder de la manera –cualquiera de ellas- que los lleve a ceñirse la corona victoriosa.
   Así que, muchachos, es la hora de la unión tapándose ambos las narices frente a efluvios que les resultarían inaceptables y sólo justificables, si a través de ellos se llega al cubo superior de los más votados.
   En este caso como en tantos otros, es de simple y básica inteligencia obrar lealmente con honestidad porque es de suponer que salgan como salgan, si resultan ganadores, podrán abrazarse lejos de la hipocresía y unidos por haber logrado un objetivo, que si hubieran obrado individualmente, ya era inalcanzable antes de la pelea.
  Y serviría, de paso, para refirmar aquello tan viejo aunque eterna e históricamente vigente, que sostiene -pese al transcurrir de los años- que “la unión hace la fuerza”.

Estadísticas realmente inquietantes
EN  MATERIA  DE  INSEGURIDAD, LAS
CIFRAS GOLPEAN AL CORDOBESISMO

   Obrar de manera honesta con una policía profesionalizada es una obligación que cada gobierno asumió en su momento y que se fue desdibujando con el paso del tiempo y de los penosos como frecuentes casos de infidelidades que perpetraban los malos exponentes de la fuerza, hijos de la improvisación.
   Las urgencias de medidas para terminar o al menos atenuar que todos prometieron e incumplieron se llaman asaltos domiciliarios y callejeros, “motochoros”, entraderas y salideras, arrebatos, robos a mansalva, aumento notable de la utilización de armas para consumar los delitos y terminar de una buena vez, más allá de las promesas incumplidas y de los procedimientos “agrandados” por el periodismo publicitario, hijo de la pauta oficial, con uno de los más importantes “laboratorios” de la delincuencia que se llama narcotráfico, porque no es posible que siga creciendo en intensidad cuando cualquier cordobés sabe, conoce y se asombra por la inacción policial, de la impune y enorme existencia de “kioskos minoristas” donde se vende droga, de los “delivery” existentes y de las fiestas clandestinas que desafían a la ley promocionándolas por las redes sociales, que derriban la tranquilidad que antes gozaban algunos barrios de la extendida ciudad y con creciente proyección al interior de la provincia.
   La ley debe endurecerse frente a los hechos de agresiones a efectivos policiales durante procedimientos o en los controles de alcoholemia, velocidad, luces apagadas o verificaciones de papeles del automotor que se practican especialmente en las circunvalaciones, cuando tales acciones debieran ser parte de intensos patrullajes que reemplacen a la tarea meramente recaudatoria, con puestos fijos en las estaciones de peaje en lugar de recorrer los trazados en gestión preventiva por presencia.
   La ciudadanía volverá a respetar a su policía cuando desde el poder se esmeren en desalojar definitivamente tanto a los malos exponentes como a las instaladas costumbres de corrupción que lamentablemente y con penosa frecuencia, se vienen develando en los últimos tiempos.
   Será la única manera de recuperar el respeto que tiempo atrás la ciudadanía profesaba a la policía, cuando la fuerza azul era auténtica servidora pública y no el botín que se transformaba en bolsa de trabajo para la militancia de una determinada corriente política.
   Resumiendo, la cuestión no radica en que desde afuera y con estadísticas, pretendan enseñarnos a los cordobeses lo que es vivir en un estado de permanente e incontrolada zozobra, que viene a ser la inseguridad maliciosamente disfrazada de sensación.