20 de enero de 2013

SLB-200113-Boleto 4,10 - Muñecas K - Drogas, etc.



Desgrabación de comentarios del periodista Gonio Ferrari en el programa “Síganme los buenos” emitido el domingo 20/01/13 por AM580 Radio Universidad de Córdoba.


EL CIRCO YA ESTA

   Realmente monumental y glamoroso el éxito alcanzado por los promocionadísimos carnavales cuarteteros.
   Cómo serán de importantes, que la premura por hacerlos y el objetivo promocional/presidencialista que conllevan, obligó a cambiar la fecha original de esta fiesta que el calendario tenía prevista (desde el fondo de la historia) para los días 11 y 12 de febrero.
   Una joya de organización, con un gasto propio de marajáes de Oriente, para un operativo de inexplicable subsidio a las prósperas empresas que son los cuartetos y sus principales exponentes.
   El circo montado en las adyacencias de nuestro emblemático estadio sirvió -es cierto- para alegrar la vida de los cultores del género y de algunos turistas que ligaron de rebote el espectáculo.
   No se vieron ebriedades notorias y si hubieron, como en todos los bailes cuarteteros o no, fueron prolijamente controladas para evitar los escándalos emergentes, lo mismo que las peleas que suelen darse con más frecuencia de la deseable en este tipo de show's musicales.
   El principal atractivo fue La Mona, quien supo coquetear tiempo atrás con Angeloz y Pompas y luego hizo lo propio con Mestre padre y finalmente con De la Sota, y es sin dudas un ídolo de multitudes, amado y odiado; admirado desde los sectores marginales por su evolución "empresaria" y por algunas muestras de generosidad, y despreciado por los estamentos de una alta sociedad hipócrita, que en sus fiestas se divierte con la música de cuartetos después de eructar burbujas junto a Charly García, Piazzolla o Strauss.
   El dineral aportado por la provincia, estamos de acuerdo en que contribuye entre otras cosas a generar algo de atracción turística externa, mano de obra local, ganancias para los artistas, consolidación de utilidades para los sellos grabadores, "rueda de auxilio" a la alicaída temporada veraniega que ya viene perdiendo una quincena, reafirmación de la Agencia Córdoba Turismo… y de su titular, ese muchacho desbordante de optimismo, ex "delfín" de Rubén Martí, adicto a las cámaras y los micrófonos que supo disputarle la interna radical al joven Mestre para la Intendencia y su objetivo principal y ahora nada oculto, de posicionar a nuestro gobernador, a nivel nacional en su caprichoso "afán" de reemplazar al modelo nacional y popular que encarnan las huestes K.
   Es de imaginar la pirotécnica alegría del resto de artistas cordobeses como los músicos de otros géneros, cuerpos estables de los teatros oficiales, callejeros instrumentistas, pintores, dibujantes y escultores, cantantes sin promoción, etc. que ahora pueden reclamar del gobierno provincial el mismo trato promocional que se les obsequia a las enormes y lucrativas empresas -vale repetirlo- que son los cuartetos.
   Tal el panorama del apresurado y ruidoso carnaval cordobés, que con  lo invertido en la campaña mediática para imponerlo (¿tiene idea la gente del valor de UN segundo por TV. un centímetro en gráfica o una palabra radial y la transmisión en vivo por tres canales nacionales?) ya se supera ampliamente el costo total del espectáculo.
   Un párrafo aparte para el percudido sentido de la oportunidad y de las prioridades que luce la mayoría de los funcionarios.
   Porque la oportunidad, a veces tiene mucho que ver con las prioridades.
   Y la prioridad, aquí y ahora, es pasarse por la entrepierna las otras necesidades básicas de la población en materia de salud, de educación, de seguridad y sobre todo de respeto a quienes dieron buena parte de su vida a servir: los jubilados postergados en la actualización de sus haberes, que tras el injusto despojo de que son víctimas al confiscárseles eso que mal le llaman "ganancias", deben asistir resignados y azorados a la injuria del olvido.
   Muchas veces suele ser prudente, más que la autocrítica, un piadoso mea culpa, que no es lo mismo que tomar diuréticos.
   Habría que preguntarles a esos viejos marginados del sistema, si aún se sienten "queridos cordobeses".
   Porque con el circo solo, a ellos no les alcanza.
   Sus tiempos no son los mismos de los jóvenes, porque su reloj es vertiginoso.
   Siguen esperando el pan.

NUEVO BOLETO Y VIEJAS PROMESAS

   En pleno verano, cuando muchos cordobeses por el calor, las vacaciones y otros problemas han perdido parte de su capacidad de reacción, el boleto del transporte urbano se fue a 4 pesos con 10, el más caro del país, para un pésimo y ciclotímico servicio.
   Y como los milagros no existen, a nadie se le vaya a ocurrir pensar que las cosas van a mejorar, que los ómnibus no van a ser tan vetustos, que los choferes pasarán a ser amables u otras fantasías parecidas.
   Este aumento como todos los anteriores, solo será aplicable para una sustancial mejora de dos de los sectores involucrados en la cuestión: los empresarios que como siempre no invertirán un mango y regularán las frecuencias a su antojo, y los empleados que seguramente reclamarán un nuevo aumento de sus sueldos, que no son bajos.
   El único marginado de cualquier mejora, ridículamente, es otra vez el usuario, obligado sostén del sistema y rehén de cuanta demanda se origine en cualquiera de esos dos sectores.
   Y la Municipalidad, que es el poder concedente, mira hacia cualquier parte menos hacia adentro, mientras se concreta una nueva injuria a los cordobeses virtualmente presos frente a los caprichos de empresarios y del gremio.
   Ninguno de ellos hace ni hará nada por mejorar el servicio, pero sí para hacerlo más rentable cada uno defendiendo sus intereses.
   Lo malo del caso es que los intereses de los usuarios siguen siendo huérfanos de protección y de amparo.
   Y un detalle al paso: en los últimos tiempos, jamás he visto subiendo a un ómnibus de nuestro deplorable transporte urbano, a ningún funcionario municipal.

MUÑECAS PARA TODAS … Y TODOS

   Se la tenían guardada para dar la sorpresa emocional y mediática, en el momento justo y en el lugar exacto, que es uno de los emporios mundiales en la fabricación de juguetes.
   En Indonesia, una de las escalas de la gira presidencial en búsqueda de compradores más que de socios, de acuerdo con lo anunciado oficialmente, los jugueteros argentinos le entregaron a la Sra. Presidenta una muñeca a su imagen y semejanza.
   El obsequio tan puntual no pasaría de ser un acto olfa, como decíamos en el secundario, pero por allí es bueno leer abajo del agua o de noche con la luz apagada porque suelen aparecer matices más que interesantes.
   Los jugueteros, si no me equivoco, integran uno de los sectores empresarios más castigado por el contrabando y las imitaciones truchas, con deterioro económico, a lo largo de los últimos años, cuando nuestras fronteras no habían padecido el candado de Moreno.
   Fabricar no era rentable y por eso no fueron pocos los que se embarcaron en la ilegalidad de importar cien, tributando por dos o tres.
   Financieramente no les fue del todo mal hasta que ahora al estar severamente controlados, se verán obligados a fabricar.
   Para ese objetivo necesitarán créditos, excenciones y otras ventajas, que solo se generan cuando vienen desde el más alto nivel.
   Es incierto el futuro de esas muñecas como artículo de producción en serie, en serio y gran demanda.
   ¿Por qué la llevaron desde aquí y se la entregaron tan lejos?
   Muy simple: el tema tuvo impacto mediático mundial y si ese acto olfa se hubiera realizado en nuestro país, no les hubiera alcanzado para caerle simpático a quien van a solicitar una mano.
   Una mano que representa varios millones de dólares.

EL 10 DE LA ZURDA INMORTAL
  Atrás quedaron todas las alegrías que nos brindara, el gol antológico a los ingleses e incluso la picardía del otro gol, el de la mano de Dios.
   Quedaron por un tiempo adormecidos sus problemas con la droga, los impuestos que no pagó en Italia, su costumbre de ir gratis a cualquier parte, la impresentable corte de adulones que lo acompaña a sol y a sombra, su casamiento de película y su divorcio de folletín, el cariño por sus nenas, su devoción por el Papá y por la desaparecida doña Tota, su separación de Coppola, los cuestionables “piquitos” con los que escandalizó a más de uno, en fin, toda una serie de hechos, trascendentes o no, que jalonaron la vida pública de Diego Armando Maradona.
  Es cierto que para la inmensa mayoría fue el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos.
  Es cierto que no siempre cayeron simpáticas, "urbi et orbe" sus amistades políticas como Fidel Castro, Hugo Chávez, el presidente iraní, o sus incursiones en el análisis político del país, o de la política económica de Italia, o de España, o de cualquier parte del mundo.
  La palabra de Diego Maradona llegó a ser una especie de compendio bíblico, indiscutible para sus seguidores, hasta el punto que no faltó el delirante que creara la iglesia maradoniana, que pese a todo tiene su catedral, su altar y sus acólitos.
  Todo esto, que es una pequeñísima parte de su historia, para decir que Maradona me hartó.
  Me hartaron sus desplantes, sus caprichos, sus exigencias, su incontinencia putativa (que es la inveterada costumbre de putear) y en definitiva, su hipocresía.
  Es necesario reconocer, con hidalguía, que seguirán siendo inolvidables los momentos futbolísticos que nos brindó.
  Que nadie tendrá la magia de su habilidad, ni ese eterno romance con la pelota.
  Nadie será, jugando al fútbol, mejor que él.  
  No puedo ser indulgente con un tipo que calificó de mafioso a Julio Grondona, y después aceptó gustoso, y por buen dinero, incorporarse a eso que él rotulaba de maffia.
  No quiero acordarme de quien criticó duramente a Menotti, a Pékerman, a Bielsa, a Bilardo entre otros y después consideraba que quienes lo criticaban a él eran traidores a la Patria.
   No me gusta hablar de un aprovechado que vaya a donde vaya, en lugar de pagar exige cobrar solo por haber ido, y cito un solo caso, como por ejemplo La Posada del Qenti.
  No puedo hablar lindezas de un estafador que supo hacernos llorar de emoción por su virtuosismo deportivo, y al poco tiempo mostrarnos el rostro desencajado de una drogadependencia, que pudo haber evitado o con el tiempo superado, lo que es parte de las dudas nacionales.
  Quiero evitar las palabras que ya se dijeron y como en el caso de los muertos queridos, prefiero llevarme en el último viaje, atesorados en el recuerdo, los momentos gratos que me hiciera vivir.
   Porque todo lo demás, ha pasado a formar aparte de la lástima que inspira; de la pena que provocan sus díscolos comportamientos, aplaudidos por una corte de vividores que lo sigue permanentemente palmeándole la espalda.
   Maradona, alguna vez y creo que durante el reinado de Carlos Saúl I de Anillaco, fue el símbolo en un programa estatal de lucha contra la droga y hasta el presente jamás se llegó a comprender cómo lo ponían a él, un lobo en el corral de los corderos.
   Un tipo que embaraza y se olvida o que es padre y lo niega, no merece respeto.
   Todo esto, para formar una sólida e indiscutible base que justifique su monumental incoherencia.
  Ahora es ferviente K, lo que está en su absoluto derecho y democrática elección, mirando hacia su tierra desde los opulentos confines del mundo, donde seguramente no se conocen, no se viven ni se abruman con la desocupación, la miseria, la inflación, el maltrato y olvido a los jubilados, los cepos, la presión tributaria ni la inseguridad.
   Maradona, el de la gambeta mágica en una baldosa, pontificó allí donde no hay pobres (lo que me consta por ser asiduo visitante de la región) que "los argentinos tenemos que estar orgullosos de nuestro país y de nuestro gobierno", una opinión que respeto aunque no necesariamente deba compartir.
   Y como el respeto no es un atributo que adorne la personalidad del Diego, remató que no quiere volver al fútbol argentino "porque eso es volver a la mierda".
   Una confesión que, hilando fínito, lo ubica como partícipe necesario de un lugar o un ambiente de donde nunca debió haber emigrado.
   Fue Maradona un jugador iluminado, único, magistral, irrepetible, venerado, adulado por presidentes y reyes, aunque como técnico no logró superar la mediocridad.
  Como persona fue al principio el prototipo del humilde villero de Fiorito que conquista a la alta burguesía, a los encumbrados políticos y a los más conspicuos exponentes de nuestro vernáculo y nacional Puerto Madero.
   Su conducta de drogón que nos perjudicó a todos ante el mundo (era el modelo a seguir, el ejemplo para la juventud) fue y sigue siendo imperdonable, porque no existió la redención, reemplazada por una aversión a quienes osaron criticarlo, que incluyó desde insultos, amenazas y descalificaciones hasta un episodio con utilización de un revólver.
   Ni es cuestión de negarle a nadie su libertad de expresarse.
  Pero si, es de buen ciudadano no caer en ofensas que inexorablemente se vuelven en contra de quien las perpetra salvo que, como en este caso, se crea Dios, merecedor de la más absoluta y loca impunidad. 
  El eminente ruso Sacha Guitry estuvo genial cuando sostuvo que la diferencia entre un hombre inteligente y un tonto, radica en que aquél se repone fácilmente de sus fracasos, mientras el tonto nunca consigue reponerse de sus éxitos.
  Diego Armando, mimado por la fama y el dinero que nunca le alcanza, debiera tener la humildad de leer a Guitry.
UNA DOLOROSA Y TRISTE SENSACION

   Por más que se intente disimular el duro impacto en la ciudadanía, la enorme cantidad de hechos delictuosos registrada en los últimos días ha encendido una nueva luz de alarma.
   Es para pensar el por qué de las causas de esta explosión de violencia, tanto en hechos contra la propiedad como en ataques a las personas.
   Cada vez más violentos, estos episodios nos llevan a pensar que el componente de sustancias prohibidas está cada vez más integrado a sus autores.
   No es que la inseguridad se haya ensañado con algunas figuras conocidas y que por eso la trascendencia alcanzada fue mayor: cuantitativamente sigue creciendo y es cada vez más violenta.
   La nueva cúpula policial se encontró casi de golpe con esta escalada que no estaba en sus previsiones.
   Y la delincuencia avanza cuando se encuentra con el regalo de campo libre.
   Ya es una imbecilidad hablar de sensación o de certeza.
   La verdad es una sola: ha crecido exponencialmente el delito porque no se lo ataca lo suficiente y menos aún se lo previene.
   La única manera es poner a la policía en la calle, porque los efectivos acovachados en las comisarías o en la Jefatura, no sirven para nada, salvo para que los marginados de la ley sepan que tienen las puertas abiertas para seguir operando.
   La ciudad es como una casa: si hay un gato, los ratones buscan otros rumbos.

DENUNCIAR LA VENTA DE DROGAS

   Por allí a veces se confunde, para mal, lo que es un ciudadano correcto y comprometido, con un batidor o buchón, como lo califica el hampa.
   Cualquiera en Córdoba conoce donde, quien y a cuanto se vende la droga ya sean porros, ravioles u otras sustancias.
   La policía en esta última quincena ha desbaratado algunos puntos de ventas al menudeo, que es la primera escaña de la pirámide invertida que lleva a los grandes narcotraficantes.
   Es lógico: si decrece la oferta pueden ocurrir dos cosas.
   Una, que se encarezca el producto y la otra que los narcos refuercen su negocio y abran nuevas bocas de expendio.
   Es en esa instancia que los vecinos, tienen la oportunidad de ser útiles a la causa de los ciudadanos correctos, que pretendemos una ciudad y una sociedad sin drogas.
   A quienes venden al menudeo hay que denunciarlos para que actúe la policía que lo está haciendo bien, golpeando en forma simultanea en varios puntos urbanos y del interior.
   Dar aviso a las autoridades no transforma a nadie en soplón.
   Lo enaltece porque con su gesto, está velando  por el futuro de sus hijos; por la eliminación de esta lacra que nos ha invadido.
   Hay que entenderlo: la policía no puede hacer todo y lo mejor es ayudarla.
   No lo haga por usted, que está harto de esta situación, sino por los que vendrán, para que encuentren una Córdoba que como tiempo atrás, sea digna de ser vivida.

LA HISTORIA DE WALLY, PEGADA A MOZART  

  Si tuviera que hacer un retrato de Wally, diría que es un tipo más bien reservado, a veces ciclotímico, que está por encima del medio siglo de vida, una vida con alegrías y penurias; con amores y con adioses.
   Wally, pese a todo, es un adicto al trabajo; un fervoroso laburante que ha ganado cientos de batallas en esta larga guerra que es su vida.
   Sus vecinos lo querían y lo quieren por lo servicial, siempre dispuesto a dar una mano
   En el barrio, más que amores pasajeros o relaciones tipo delivery, no se le conocían a este joven madurado a cascotazos, escritor vocacional, amante de la buena cocina y de las eternas conversaciones políticas.
   Wally se iba a su trabajo y volvía caminando, siempre a horas intempestivas porque los horarios rígidos no eran parte de su personalidad de hombre libre, sin yugos ni ataduras.
   Uno de sus alimentos más deseados era la música y el otro una rareza no tan curiosa: los ojos de las mujeres.
   Los ojos de cualquier color, pero que fueran expresivos, frescos y accesibles a su manía, cercana al delirio, de escuchar las miradas.
   Porque Wally tenía y aún conserva intacta,  una excelsa capacidad perceptiva que le permite oir colores, mirar música y tocar lo inaccesible.
   Y nunca falta quien ponga a prueba tantas virtudes.

LA PENOSA NUEVA TERMINAL

   Días pasados leí o escuché que nuestro mediático titular de la Agencia Córdoba Turismo llenaba de elogios a la nueva terminal de ómnibus, calificándola como una de las mejores del país.
   Seguramente este muchacho, que tanto y tanto viaja, un día se despertó en otra estación y se confundió en la maraña geográfica de su mente.
   Nuestra nueva terminal se presta más para el turismo de aventura que para la llegada o partida de ómnibus.
   Las distancias que se deben recorrer son un abuso, como es otro abuso la falta de señalización, de anuncios por altavoces o de playa para estacionar vehículos particulares.
   Es tragicómico en ese sentido, ver y escuchar a voluntariosos empleados de las empresas de transporte, recorriendo  las plataformas y anunciando la partida de los coches.
   Vez pasada estuve en una terminal para ómnibus de la africana Burundi, y allí tenían un sistema digital de anuncios.
   Buen negocio para los “buscas” sería el alquiler de paraguas para usar en el interior, donde las goteras molestan incluso cuando no llueve.
   Ahora no hay bar ni kiosko de diarios y revistas.
   Y no salió barata, aunque el precio final se conocerá dentro de vaya Dios a saber cuánto tiempo, cuando esté funcionando como corresponde.
   El problema, si se confirma lo que me adelantó un informante bien posicionado en las altas esferas, será el administrador que es probable que sea designado.
   Si fuera para un aeropuerto, de donde salen esas cosas que vuelan, sería más coherente.
   Pero no veo del todo adecuado a Marcelo Falo. a cargo de la nueva terminal.
   Aunque, queridos cordobeses, todo es posible.


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