Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su
programa “Síganme los buenos” del 11-05-14 emitido por AM580 Radio Universidad
de Córdoba.
JAIME,
FETAP, UTA Y “LA MUNI”
SON
EL VERSO INTERMINABLE
Las tres patas que conforman el sistema del
transporte urbano de pasajeros de Córdoba son más previsibles que ver en Semana
Santa una película de la
Pasión.
Lo de siempre: los tolerantes, educados y
respetuosos dirigentes de la UTA
presionan por mejoras de sueldos dejando a miles de cordobeses sin servicio,
FETAP primero se enoja y luego se baja los lienzos y la Municipalidad para
evitar conflictos, hace tratar el tema en el Concejo Deliberante con tropa
propia, aprueba el incremento en el precio del boleto y complace a los trabajadores
y a los empresarios del rubro que pusieron sus gritos y lamentos en el cielo,
en la calle y en las paradas de los colectivos.
El capítulo siguiente también es penosamente
conocido por lo reiterado: la dirigencia de Fetap acalla su actitud plañidera,
se abraza con la conducción de la
UTA y juntos festejan lo que seguramente será el triunfo de
la angurria en la causa común con miras al futuro aumento.
Empresarios y gremialistas, en una gastada
postura de la peor hipocresía piden disculpas a los usuarios y reiteran lo de
tantos años a esta parte: que el servicio será maravilloso, que renovarán las
unidades, aumentarán las frecuencias y por poco, que ofrecerán gaseosas, café,
medialunas y material de lectura a los sufridos y demasiado tolerantes
pasajeros que al ser rehenes, sostienen con sus padecimientos esos exagerados y
lucrativos caprichos.
¿Es que el poder concedente que es “la Muni” no se ha dado cuenta
que este verso ya está percudido de tan viejo?
¿Piensan los cráneos que manejan la ciudad,
que siempre será la última vez en materia de abusivas demandas e incumplidas
promesas?
Es aceptable que la primera vez lo hayan
pensado así por un pecado de candidez, que pasa a ser ceguera cercana a la
burla o la imbecilidad cuando se repite una, dos o tres veces, como ahora.
Y para colmo en este lacerante y patético
sainete aparece en escena el bueno de Ricardo Jaime, padre putativo del tren
bala y de otros delirios que de tan cómicos, han pasado a formar parte del
folklore cordobés en el rubro de las estupideces prometidas con bombos y
platillos por estos impunes vendedores de humo y grasa de serpiente.
Jaime, al amparo de una Justicia cómplice
por compromiso y en uso de las garantías que la ley le otorga pero le niega a
otros que no son “carteludos”, logró evitar la exposición pública que supone su
presencia en el banquillo de los acusados, aduciendo que no tiene dinero para
solventar un viaje semanal a Buenos Aires.
¡Tranquilos, argentinos!
¡No nos pongamos “nervioshos!
Ha quedado conformada la mesa directiva del
Sardellá.
Con representantes de UTA, FETAP y la secretaría general en manos de Ricardo Jaime,
el Sindicato Argentino de la
Lágrima ya ganó la calle.
Lloriqueo, gemidos y llanto para todos … y
todas.
POLICIAS
ASALTANTES
No veo por qué provocó tanto asombro que
tres policías de civil asaltaran a tres muchachos amenazándolos con sus
credenciales, para quedarse con dinero y efectos ajenos.
Me lo pueden confirmar o desmentir,
especialmente los jóvenes trasnochadores que a la salida de los bailes o de los
boliches, deben soportar la injuria de ese maltrato que se perpetra en nombre
de una ley que los propios malos policías están violando.
No hay que dejarse atropellar y hay que
hacer valer los derechos individuales cuando estos abusadores, al amparo de un
uniforme o de una credencial, los obligan a someterse a la prepotencia y al
despojo.
A estos hechos hay que denunciarlos a todos,
porque callarse es hacerse cómplices de quienes no merecen estar vestidos de
azul, disfrazados de custodios de la seguridad.
Si internamente la fuerza hace las cosas
como se deben hacer, terminarán las andanzas de estos abusadores de poder.
Y así como en los tiempos del servicio
militar patrullaba las calles una policía, también militar que controlaba a los
soldados fuera del cuartel, bueno sería la creación de un cuerpo especial que
nos protegiera de estos excesos.
No es un invento ni un alocado delirio:
ellos, los malos policías, son los que hicieron que esta sugerencia sea
absolutamente lógica y necesaria.
LA
SOCIEDAD COMO REHEN
Por allí se desdibuja la imagen de
gobernabilidad que tienen las autoridades, porque el gobernador anda de campaña
en lugar de atender con su presencia los agudos problemas de los queridos
cordobeses, y en la comuna, a la vista de lo que está ocurriendo, no sabemos si
quien manda es el joven Mestre o Rubén Daniele, el eterno secretario general
del gremio municipal.
El tema es que la comunidad zorrogrisácea
dejó librada a su suerte y durante una quincena, a una ciudad que ya de por sí
es caótica, incontrolable, enquilombada y anárquica.
Un paro rebuscado les hizo colgar el pito y
los talonarios de boletas, dentro de ese perverso sistema que es la
implantación del conflicto permanente instaurado en el ámbito municipal, sin
que nadie haya tenido la voluntad ni la grandeza de asumir el costo político
que supone terminarlo de raíz, con la ley en la mano.
No sé si le toca a la secretaría de Trabajo
de la provincia intervenir en cuestiones como ésta, pero si así lo impone el
marco legal vigente, puede considerarse demasiado grave la omisión de actuar,
en resguardo del respeto a los vecinos y a la ciudad, afectados por este
descalabro que inventaron los conocidos cultores de la vagancia.
Nadie niega, cuando son coherentes, la
legitimidad de los reclamos siempre que se hagan de manera civilizada y no como
ahora, manteniendo de rehenes a los cordobeses que pagan impuestos demasiado
elevados para sostener una estructura con elevado nivel de inoperancia.
La paciencia de la gente poco a poco se va
terminando y sin llegar al delirio de la revocación de mandato, alguien debiera
ocuparse, no tan solo de los que no hacen, sino de los que obstinadamente se
empeñan en no dejar hacer.
Porque esos, bien lo sabemos, son los más
peligrosos.
¿VAMOS A LA DESINDUSTRIALIZACION?
Es penoso recorrer el centro, los shoppings
y las zonas urbanas de gran concentración comercial, y encontrarnos con una
inusual cantidad de carteles que ofrecen el alquiler de locales cerrados en los
últimos días.
Si eso nos molesta, no es menos dramática
nuestra reacción, cuando desde hace un par de semanas empezamos a enterarnos de
suspensiones de personal en varias industrias, especialmente autopartistas o
terminales dedicadas a la fabricación de automóviles.
De las demoras de cuatro meses para acceder
al autito nuevo, pasamos al actual excedente de stock que poco más te lo llevan
hasta tu casa, envuelto para regalo, con moñito y todo, siempre que entres en
una financiación casi salvaje.
No es necesario ser agorero para caer en
cuenta que se trata de un penoso síntoma de desindustrialización, con la
amenaza de algunas fuertes automotrices de levantar sus plantas y llevarlas a
otro país más confiable o previsible.
Tampoco nos empeñemos en buscar culpables,
porque bien sabemos que, entre nosotros los argentinos, las culpas siempre son
de los otros por esa lamentable costumbre de huirle a la autocrítica o de
reconocer fracasos.
Vivimos momentos complicados y lograremos
superarlos en tanto y en cuanto busquemos la recuperación y la grandeza a
través del diálogo, del entendimiento, del respeto entre nosotros y de
abandonar esa soberbia postura gubernamental de hacernos creer que vivimos en
el paraíso de la bonanza, del bienestar general y de la abundancia.
Para superar una crisis, y de esto la
historia universal tiene miles de ejemplos, antes que nada no hay que
esconderla, disfrazarla ni negarla.
Es complicado curar a un enfermo que
sostiene estar sano.
LA
MEGACAUSA
Los alegatos del juicio por la megacausa del
Registro de la Propiedad,
previstos para el martes, se suspendieron por pedido del fiscal, quien solicitó
nueva información que debía valorar.
La Relatoría sobre los Derechos de las Personas
Privadas de Libertad de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos realizó una visita a nuestro país en junio de
2010 y en su informe expresó que la prisión
preventiva prolongada en Argentina constituye una violación al derecho de
presunción de inocencia garantizado por la Convención Americana, agregando
que su duración excesiva origina el riesgo de invertir el sentido de
la presunción de inocencia, sufriendo el castigo severo que la ley reserva a
los que han sido efectivamente condenados.
El organismo internacional sostuvo también
que existe en este tipo de casos
una especie de presión sobre el magistrado que evalúa las pruebas y aplica la
ley, en el sentido de adecuar la sentencia condenatoria a la situación de
privación de la libertad.
Es
decir, que aumenta para el acusado la posibilidad de obtener una pena que
justifique la prolongada duración de la prisión preventiva, aunque los
elementos de convicción no sean contundentes y de esta manera,
se asumiría de manera implícita que el Estado siempre enjuicia a
culpables.
Estas
consideraciones del organismo internacional caben en la causa del Registro porque la prisión preventiva se
convirtió en norma, violando el derecho a la presunción de inocencia, y su
duración excesiva, casi tres años en la mayoría de los casos, se convirtió en
castigo severo como si hubieran sido condenados.
Y más grave aún. los magistrados que evalúan
las pruebas y aplican la ley deben justificar la prisión ya cumplida, aunque
los elementos de convicción no sean suficientes y es por eso que el total de
los imputados que estuvieron en prisión preventiva son condenados en el juicio,
justificando la pena ya cumplida, que en la práctica fue dictada por el fiscal
y durante la investigación. Por esto, siempre interviene la misma Cámara,
reemplazando la falta de pruebas con el convencimiento subjetivo adquirido en
los sucesivos y repetidos juicios.
El Derecho Romano desde su origen estableció
que “nadie puede ser condenado por sospecha, porque es mejor que se deje
impune el delito de un culpable que condenar a un inocente”, así también como
que las pruebas deben ser claras como la luz, como una
manera de preservar la seguridad jurídica”.
MALOS TRATOS EN ESCUELAS
La peligrosa y llamativa repetición de
hechos de violencia en varias escuelas o a la salida de clases, ha sido un
doloroso llamado de atención que no
todos entendieron.
Se pensaba que este tipo de agresiones era
privativa de los barrios marginales al igual que las actitudes de “bullyng”
verbo que viene del inglés bull, o
sea toro, y la acción es el ejercicio de la prepotencia, del matonismo, de la
amenaza.
No tan solo con golpes se amedrenta o se
margina a una persona, porque a veces la presión sicológica consigue doblegarla
y someterla, más aún cuando se trata de niños o adolescentes.
Toman entonces estado público por la
difusión que con las nuevas tecnologías le aportan los protagonistas de algún
episodio de estas características, utilizando las redes sociales.
Son hechos espantosos por sus consecuencias
y me refiero a los que se conocen, pero más sórdidos son aquellos que la propia
escuela los oculta o sus gabinetes sicopedagógicos hacen la vista gorda, en una
mezquina actitud de preservar la imagen del colegio, más si es privado, y que
por lo general deriva injustamente en el alejamiento de la víctima por falta de
contención.
Un incidente de esas ocultas características
ha ocurrido en un colegio no confesional, de enseñanza bilingüe, con sede en
Villa Belgrano de nuestra ciudad, donde una niña tuvo que resignarse a padecer
el bullyng, y como la conducción del establecimiento no se ocupó para nada del
tema, la alumna que había cursado toda la primaria con calificaciones
sobresalientes, tuvo que mudarse de escuela.
¿Qué se demuestra con esto?
Que la violencia no está reservada a los
sectores menos afortunados en recursos, y aparece cuando las autoridades
escolares prefieren el silencio que les preserve la imagen y no el escándalo
que haga resaltar su penosa ineptitud.
Esto sucedió en Córdoba, no en Tahilandia o
en Chipre, sino aquí, muy cerca de nosotros.
AQUÍ SE SUFRE, ALLA SE BAILA
El priorizar su posicionamiento nacional con
miras a una eventual candidatura presidencial, no es de ninguna manera una
exclusividad delasotista, que nos deja a los queridos cordobeses inmersos en
una delicada crisis para veletearse en la liviana y casi putañera farándula
porteña.
Ya lo hicieron Carlos Saul I de Anillaco, el
“zabeca” de Bánfield, los hermanos Rodriguez Saa y varios más.
Mientras tanto nuestro primer mandatario
-comentan los maledicentes que para conquistar a la comunidad gay- se calzó un
saco rosa y estuvo una hora de su tiempo, que de paso sea dicho, un tiempo que
lo pagamos nosotros, dándose manija en la televisión capitalina cuyos
periodistas no saben que aquí pagamos la nafta con un impuesto ridículo, que la
empresa de energía sigue perdiendo plata, tienen sueldos astronómicos y premios
a la eficiencia y que los jubilados deben esperar seis meses para cobrar los
aumentos, recibiendo monedas carcomidas por la inflación.
Los periodistas de allá no tienen por qué
estar enterados que aquí el gobernador habla en los medios amigos, para los
periodistas amigos y no para quienes necesitan preguntar en serio y tener
respuestas a temas acuciantes, y no estén condicionados por su majestad, la
jugosa pauta publicitaria oficial.
No cuestiono que baile, que cuartetee
divulgando que aquí todos lo hacemos o que sugiera, imitando a la ex esposa de
Capitanich, que no le haría asco bailar o cantar en el programa de Tinelli.
Mientras, aquí necesitamos su presencia para
que gestione, para que trabaje, para que no nos abandone como en diciembre
pasado, cuando ocurrió lo que ocurrió.
Los cordobeses eligieron por mayoría a un
gobernador para que nos gobierne, como su signo político lo hace desde hace
doce años y así estamos, y no para que se preocupe más por ascender o quedarse
por otro período.
Es hora que deje de irse y se quede con
nosotros.
Aunque del ridículo, dicen los que saben,
nadie vuelve.
CAPITANICH, EL OCULTADOR
No debe ser simple asumir que todos los
días, un medio masivo aunque mentiroso para los K, como es Clarín, te agarre
para el churrete, apoyado en otro mecanismo más contundente como es la
televisión, en programas que son parte de esa corporación tan cuestionada y
atacada.
Pero cuando la mejor vacuna contra las
maledicencias y los cuestionamientos es la práctica y el uso de la verdad, la
figura más emblemática como blanco de las cargadas, mete los dedos en el
enchufe y asegura que nunca ocultó cifras estadísticas de la pobreza y la
indigencia.
No pudo ni siquiera responder en tal sentido
durante una interpelación legislativa, y pretendió livianamente maquillar la
preocupante realidad con la que convivimos.
Y el super ministro se mantiene firme en esa
absurda postura del escondrijo, que superó con creces a la vieja y gastada
figura de la basura debajo de la alfombra.
Aunque no se necesita ser una lumbrera ni
poseer un elevado cociente intelectual para entender, solamente entender, que
reconocer la realidad de la pobreza argentina es asumir el dolor por el fracaso
de políticas sociales que no alcanzan, por lo visto, con su elocuencia de la
dádiva y el asistencialismo que pretende reemplazar a la generación de trabajo.
Para no malgastar inútiles palabras y menos
aún merodear por conceptos ya perimidos por el uso, tratemos de obtener algún
beneficio de lo negativo.
Capitanich, por abrazarse en una actitud de
obediencia debida, al ocultamiento de una realidad dolorosa, ya es un candidato
presidencial menos.
A lo
mejor, en esta kermesse ideológica, es el resultado que están esperando desde
arriba para que su caída no sea tan estrepitosa ni traumática.
Porque esos golpes, en política, suelen ser
contagiosos.
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