SI ANTES DEL 5 DE JULIO VAMOS A
LAVAR LA MUGRE PENDIENTE, ES
MOMENTO DE IR LIMPIANDO TODO
No es nuevo porque las campañas proselitistas violando
la ley electoral ya se iniciaron con mayor anticipación,
aunque los candidatos sonrían cancheros y nieguen que
la han transgredido. Hasta el hecho casi intrascendente
de promocionar un libro, es un canto a la instalación de
la imagen del autor en la atención de la gente. A veces
la memoria no se inclina a favor de algunos candidatos.
Los argentinos en los últimos tiempos por imposición de realidades y como parte indiscutible de la historia, nos hemos transformado en expertos receptores y acopiadores de promesas, proyectos utópicos y metas que ni siquiera el más trasnochado y empastillado de los delirios las puede transformar en posibles de alcanzar.
Ejemplos al voleo hay para acumular en el desván de las desesperanzas y las desilusiones, allí donde van a parar tantas piedras fundamentales, costosos actos de lanzamiento, inauguraciones de caminos cada dos kilómetros y los mil y un modelos de promesómetros que los malos políticos -¡bah! algunos buenos también- pusieron en funcionamiento cuando la situación precomicial así lo demandaba.
Por eso no viajamos en el tren bala y si en modernas y confortables unidades que nos llevan a Buenos Aires en 20 horas, no gozamos de la tolerancia cero sino que vivimos en una subversión de roles porque los honestos estamos entre rejas y los delincuentes andan sueltos, es más barato morirse que hacerse atender, cambiamos el asado de antaño por las milanesas de soja en el país de las vacas, el ahorro ha sido derrotado por el consumo porque ya no se guarda la plata abajo del colchón ni en el más seguro de los bancos, pagamos una barbaridad los combustibles cuando el precio del crudo baja en los mercados internacionales y dicen que estamos autoabastecidos de petróleo y se lo compramos a Venezuela y el gas a Bolivia y si antes teníamos pesadillas por la falta de viviendas ahora tenemos “sueños compartidos” …
Dejando de lado esas nimiedades cuya enorme trascendencia en su momento las gastó hasta hacerlas intrascendentes superadas por otras de mayor gravedad, llegó la hora de mirar la situación y la actualidad con vocación de cabotaje porque es mejor entender la geografía cuando pisamos el suelo y en este caso puntual, el maravilloso suelo cordobés.
Que los políticos refuerzan sus promesas a medida que se aproximan las elecciones, es una verdad más vieja que la espalda y por ende no merece ni siquiera señalarlo.
Lo que también luce tanto o más viejo que la misma espalda, es que los incumplimientos se notan menos cuando el responsable de la promesa llega al poder, donde tiene la virtud de tapar aquella promesa con una nueva, más costosa y más impactante.
¿Qué nos prometerá ahora, aquél que años atrás nos juró el wi fi en toda la provincia, para lo cual se gastó una millonada?
¿Cómo manejará el que dice “que vuelve” aquel despojo a los jubilados del que fue espectador y silencioso cómplice por complacencia y política obediencia debida? ¿Estaba fuera de la provincia, acaso en el exterior, en una embajada? ¿O en su condición de legislador nacional vivía en Buenos Aires y ni siquiera por Internet leía los diarios de su tierra?
Más de una década para sufrir un exponencial aumento de la inseguridad.
¿De qué manera se ocupó, estando a tan alto nivel, de hacer algo para frenar el creciente y deliberadamente oculto narcotráfico que todo lo emputece? ¿Fue displicente su actitud frente a la desesperada instauración de impuestos confiscatorios y ofensivos como el del fuego y la tasa vial?
En los años que lleva la misma bandera partidaria en el poder, no han sido capaces -por omisión de inversiones que ahora se mienten, pero frecuentes aumentos en los sueldos y “premios por eficiencia” que sí se cobran- de superar el agudo problema del devaluado suministro de energía eléctrica, que tanto daño ha causado en invierno y en verano tanto en los hogares como en los comercios e industrias afectados por tan reiterada desidia.
Ahora, con la necesidad imperiosa de asegurarse la prolongación peronista se apresuran a lanzar créditos “para la vivienda” con tasa nominal subsidiada anual del 20 por ciento, sin incluir el costo financiero, que calculando “a mano alzada” generarán cuotas mensuales cercanas a los 5.000 pesos solo para los materiales, sin contar el alto costo de la mano de obra, planos, gastos administrativos, etc.
Aquello de culpar a la Nación por sumas pendientes de la coparticipación ya pasó de moda y no la creen incluso desde adentro del gobierno provincial, al advertir el enorme y casi inmanejable endeudamiento del que han dado precisiones encumbrados técnicos en el análisis de la economía.
La enormidad de dinero que se distrae desde meses atrás en una lisa y llana campaña proselitista disfrazada de difusión de las obras y proyectos de gobierno, es otra indisimulable señal que fortalece las ansias de continuismo partidario con los fines que el menos avisado de los cordobeses tiene derecho a sospechar: la consagración de la tranquilidad judicial a futuro.
El radicalismo debe desempolvar la íntima escoba de su olvidada autocrítica y mirar hacia adentro, despojándose de su característica y atávica soberbia. Es cierto que recibió una ciudad muy alejada de un óptimo estado, pero fue imprudente asegurar a los cuatro vientos que la transformarían en una Córdoba vivible, limpia, ordenada, cuidadosa, iluminada, segura y sin la persistencia de elementos que tradicionalmente han condicionado su jerarquía urbana y su crecimiento como lo son el gremio municipal y los choferes del transporte urbano por citar solo dos malos ejemplos.
La campaña seguramente irá ganando en virulencia porque el argumento de la promesa ya no convence a nadie, eso dará lugar a sutiles y proverbiales agresiones y todo otro método aplicable a la descalificación del adversario más que a la confrontación de ideas, creatividad y proyectos.
En esta puja los debutantes como “agregados” -juecistas y macristas- no han tenido tiempo de mostrar sus cartas. Cuando lo hagan, veremos …
Por eso no llamó la atención que el postulante villamariense haya dicho que votar al que quiere volver tras su deslucido paso por el Congreso sería como hacerlo por el que ahora dejó recuerdos en Corrientes. Falta que le respondan que votar por él -el de Villa María- sería igual que hacerlo por De Vido.
Gonio Ferrari
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