5 de abril de 2015

S.L.B. – Domingo 05/04/15 - FELICIDAD DE PASCUA - BRITÁNICOS EN ALERTA - SE LES ESCAPÓ LA TORTUGA - LA BASURA, SIN SOLUCIÓN - MEGACAUSA DEL REGISTRO - DOÑA HEBE PROMOTORA DE CANDIDATOS - BANCAS O FUEROS, etc.

Desgrabación de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los buenos” del 5/4/15 emitido por AM580 Radio Universidad de Córdoba.


FELICES PASCUAS

   Si a la festividad pascual de hoy la despojáramos de sus connotaciones religiosas, quedaría solo el marco de la reunión familiar, ampliamente convocante, bulliciosa y por lo general dentro de un tentador escenario gastronómico donde el lucimiento es para el ácido úrico y el colesterol.
   Es por eso que al enfocarlo desde el mirador de la fe, es el reencuentro con la vida; es la resurrección de los valores y es, en suma, un anhelo de reconciliación universal.
   Roguemos que al menos sirva para eso.
   En el seno de la familia, que es la base de la sociedad, las rencillas y las diferencias terminan cuando prevalece el atávico y fraternal concepto de unión que la consolida; el amor, la tolerancia y el sentido solidario.
   Se me hace que comparándola con la ciudad ocurre lo mismo, pero en escala mayor, porque la ciudad es la casa grande, de la gran familia, donde convivimos.
   Ni que hablar entonces de la situación en la provincia y en el país, que nos demandan siempre mayor indulgencia, para combatir la propia y cerrada incomprensión que por lo general  se ha enquistado en muchos de quienes nos gobiernan.
   Que esta Pascua, fiesta religiosa para la mayoría, y sin distinción de creencias, sirva también a la hora de plantearnos la reconciliación nacional, en momentos críticos para los argentinos postergados y marginados, pese al maquillaje de frescura y lozanía que se busca imponer.
   Porque para convivir en un espejismo, los que hemos llegado a cierta edad ya no soportamos la cosmética.
   Y menos aún, como mágica solución a los problemas.
   Enrique Otero Pizarro, nació en Córdoba allá por 1915, fue un atildado sonetista, parafraseó a Lope de Vega y abordó temas tan delicados y hondos como el de ciertos pasajes bíblicos que se refieren a Jesucristo.
    Para nada irreverente resulta su desacralización, aunque sí grotesca por la conjunción de gracia y patetismo que alcanza especialmente con la utilización del lunfardo.
   El drama del Gólgota en la visión de Otero Pizarro y en el argot rioplatense, es una magnífica creación que llamó

DOS LADRONES

Hay tres cruces y tres crucificados.
En la más alta, al diome, el Nazareno.
En la de un güin lloraba el chorro bueno
mangándole el perdón de sus pecados.

Escracho torvo, dientes apretados
mascaba el otro lunfa el duro freno
del odio y destilaba su veneno
con el rechifle de los rejugados.

¿No sos hijo de Dios? ¡¡Dale!! ¡¡Bajate!!
¿Sos el rey de los moishes? ¡¡Arranyate!!
¿Por qué no te bajás? ¡¡Dale, che guiso!!

Jesus ni se mosquió. ¡Minga de bola!
Y le dijo al buen chorro estate piola
que hoy zarparás conmigo al Paraiso.

BRITÁNICOS EN ALERTA

   Suena a exabrupto, exageración o cuanto menos a sobreactuación, sostener que todos los medios que critican al modelo sean algo así como bombarderos que sin piedad, se ensañan contra el gobierno nacional.
   De la misma manera se puede calificar al temor británico que pudiéramos intentar una nueva ocupación de nuestras irredentas Islas Malvinas, porque tenemos menos armas que la Madre Teresa y fuerzas armadas limitadas a tareas de limpieza de cuarteles y lustrado de los pocos aviones que todavía vuelan.
   El Vaticano tiene más soldados que nosotros y con solo un batallón de inspectores municipales, los ingleses podrían repeler cualquier trasnochada tentativa al estilo galteriano, y para colmo que está bastante limitada la entrada de auténtico scotch al país, como para aportarle valor a una etílica aventura como la del 82.
   Nos podemos quedar tranquilos, porque más allá del terror que puede haber provocado, por ejemplo en la Cámara de los Lores, la advertencia de no poner ni una mísera libra más en armamento, los británicos como buenos, eternos e insuperables piratas no se molestarán en hacernos conocer el destino de sus dineros.
   Y si quieren poner una torreta cada cincuenta metros, minas terrestres, más radares, trincheras y toda la parafernalia bélica que se les ocurra lo harán porque no hay nada ni nadie que se los impida, ni siquiera las Naciones Unidas cuyas recomendaciones de diálogo se han cansado de ignorar.
   Roguemos que prospere la vía diplomática sin regalarles peluches a los kelpers o saludarlos para el Día de la Reina u otros festejos que tienen los británicos en su calendario.
  Cualquier cosa, menos sucumbir a la tentación de reiterar aquello de “que venga el principito” apoyada en la vocación de permanencia o eternidad que es un distintivo de los iluminados.
   Aquel capricho nos salió demasiado caro y doloroso.

SE ESCAPÓ LA TORTUGA

   El tipo había cometido un atraco, se tiroteó con la policía y al final resultó herido de bala por lo que debió ser internado en el Hospital de Urgencias, celosamente custodiado por un centinela policial a la vista, como se dice.
   No estaba en tarlipes pero es de suponer que al menos tenía puesta la mínima ropa interior.
   Para colmo, al lado de su cama debieron ubicar esa delgada columna metálica que sostiene la bolsa con el suero y algún otro medicamento que se les administra a los enfermos.
   Con todas esas incomodidades, especies de anclas para la libertad, el asaltante se las tomó de su cama así como estaba, agarró la bolsa del suero y desapareció de la escena.
   Por supuesto que lo buscaron dentro del hospital y en las inmediaciones, pero es de suponer que no se iba a quedar esperando que lo recapturaran.
  Comenzaron a tejerse especulaciones, que había contado con ayuda exterior y todas esas hipótesis que la desesperación incorpora al escenario de una fuga con características tan inusuales como risueñas.
   El policía encargado de la custodia fue colocado en situación pasiva, el tema pasó a la órbita de asuntos internos de Jefatura y seguramente se hará pasible a una severa sanción, nada más ni nada menos que por haberse quedado dormido en lugar de estar atento al más mínimo movimiento del asaltante a su cuidado.
   Sin embargo, se me ocurre que hay un detalle que puede acudir en defensa de ese policía ahora sujeto a castigo.
   Preguntarse cuántas horas llevaba sin dormir, porque con toda certeza estaba allí, en ese puesto, después de haber cumplido con algún servicio adicional o recargo de funciones ordenado por la superioridad.
   Es lo que siempre hemos sostenido, que el policía necesita dignificar su sueldo para evitar el embrutecimiento que significa eso de los adicionales, sobre la tarea habitual.
   De esa manera el efectivo no sirve en su horario  normal ni en el adicional, porque está doblegado por el cansancio tanto en uno como en el otro.
   Alguna vez eso de los adicionales, será solo un mal recuerdo y lo cumplirán, si es necesario, sacrificando algún franco, pero nunca más pegándolo a sus obligaciones diarias.
   Así se dignifica al policía, se respeta la vida y se evita que ocurran patéticos episodios como el que nos ocupa, que se les escapa la tortuga.

BASURA SIN SOLUCIÓN

   La cuestión de la basura en esta ciudad de Córdoba ha pasado a ser un tema tragicómico, especialmente en este último fin de semana largo en que la porquería embolsada invadió el centro y muchos barrios.
   Pero si uno se ocupa de hurgar en las páginas de diarios, escuchar radio y mirar televisión, es sorprendente encontrarse con publicidad institucional de Lusa y Cotreco y más aún, enterarse del esquema para la recolección domiciliaria de basura que por lo general no se cumple.
   Días pasados se anunció desde la Municipalidad que se había logrado un acuerdo, que había indemnizaciones de por medio, que la prestación se normalizaría y otros anuncios que murieron en su condición de tales, porque la basura, las bolsas negras y el olor a mierda siguen reinando en las calles de esta docta y mugrienta ciudad.
   Es como si el poder concedente, que es la comuna, interviniera en la interna sindical de los recolectores que han tomado de rehenes a los vecinos y nada les importa haberse transformado en multiplicadores de pestes.
   Alguien tiene que hacer algo para que esta situación se normalice, ya sea cancelando la concesión para un servicio que es lamentable pese a lo oneroso que nos resulta, o aplicando multas por incumplimiento, que luego no se negocien con la empresa en los despachos oficiales.
   Se nos prometió un servicio de excelencia, a un  costo realmente excesivo y solo se cumple con el pago, mientras los vecinos siguen esperando algo de coherencia que les garantice terminar con eso de vivir rodeados de porquerías.
   El que se atrasa en el pago de impuestos, debe hacerlo después con recargos, que jamás se aplican a la hora de sancionar a los charlatanes que nos aseguraron que tendríamos una ciudad limpia.
   Mientras tanto, seguimos siendo víctimas de la desidia, el abuso y la improvisación.

LA MEGACAUSA

   Con relación a la marcha de la megacausa del Registro de la Propiedad considero oportuna una reflexión en este día de júbilo pascual, y el comentario está relacionado con historias de muchos personajes que conocieron el rigor de la prisión tales como Jesús, Gandhi, Mandela, Luther King y muchos otros.
   Esto permite comprender que el encarcelamiento es una situación que muchas veces acontece, selectivamente, en beneficio de quienes ostentan el poder 
   El abolicionismo penal es una doctrina que predica la hipótesis de un mundo donde hombres y mujeres pudieran resolver sus problemáticas cotidianas, sin necesidad de recurrir al sistema penal. 
   Según sus autores la autoridad dominante coloca sobre determinadas conductas la etiqueta “delito" a los fines de tener el control. 
   Lo que es “delito” hoy, puede dejar de serlo mañana. 
   Lo que es “delito” en España, puede no serlo en Argentina y viceversa. Todo dependerá del ánimo de los poderosos de turno. 
   De ahí, concluyen, la categoría “delincuente” representa una construcción política estatuida con el propósito de generar enemigos sociales, que justifiquen la vigencia del aparato represivo del Estado. 
   Algunos van más allá y hablan del brutal crecimiento de la industria carcelaria y del negocio de los presos. 
   Reflexionan que en muchos casos los directamente involucrados pasan a tener un protagonismo secundario, para convertirse en objetos que permiten que la maquinaria estatal en movimiento no sea interrumpida. 
   Hace ya tres años que nos ocupamos del fenómeno del encarcelamiento masivo como prisión preventiva ocurrido en la causa del Registro, en la que también resultan curiosos otros hechos como el considerar prácticamente un "delito" hablar por teléfono o tener anotado en una agenda a otro imputado, el escrache pomposo y mediático de los "delincuentes" presos, aún antes de haber sido juzgados, la paradójica figura del Juzgador como víctima y la repetida comisión especial que mantiene la maquinaria revolviendo los mismos imputados.
   Bueno sería, ya que estamos, reflexionar si esto también ocurre "en beneficio de alguien".
   A ese “alguien” tenemos que llegar alguna vez. 

DOÑA HEBE PROMOTORA

   Doña Hebe, acostumbrada a caerle simpática a la mayoría de los argentinos al menos unos años atrás y antes de tantos sueños compartidos, mantiene su estilo diplomático a la hora de hacer política manejando nombres a futuro.
   Mal no le ha ido en la vida porque los subsidios que recibió y aún percibe tanto del tesoro nacional que es de todos, como de organismos extranjeros por su lucha tesonera en defensa de los derechos humanos, le permiten un buen pasar, conocer el mundo y ahorrar algunos cospeles que, según me comentaron, invierte en operaciones inmobiliarias.
   Profunda y espiritual en sus conceptos sentenció que la oposición está aterrada con solo sospechar el nombre de cualquier candidato oficialista a nivel nacional, en una especie de intencional instauración del temor al cambio que puede llegar a darse.
   Más allá de hacerle saber que el cuco no existe y que el viejo de la bolsa es una fantasía para hacerles tomar la sopa a los niños, alguien de su palo debiera decirle que esos son los argumentos que utilizaba la maquinaria nazi para la instalación del miedo en la sociedad, antes de promediar el siglo pasado.
   La izquierda stalinista y la cubana hicieron lo propio al igual que el chavismo en Venezuela y el maoísmo chino o albanés haciendo correr mucha sangre en escenarios de crudo autoritarismo.
   Que alguien por favor le diga a esta dama de cartón corrugado que los argentinos aprendimos pagando elevado costo, a no tener miedos cívicos ni dejarnos dominar por la imposición de silencios; que gritamos en la calle, en el trabajo y en las urnas.
   Que las bravatas y las amenazas eran los argumentos y las prácticas de López Rega, de Videla, de Massera, de Viola, de Menéndez, de los malos dirigentes sindicales que devinieron en prósperos empresarios y de sus rentados acólitos.
   Después de todo, pronosticar que nos iremos a la mierda si no gana las elecciones este nuevo peronismo que nos gobierna, no es otra cosa que confesar una alarmante debilidad de conceptos, programas y argumentos y es ofender a la mayoría de los argentinos.
   No vaya a ser que con el tiempo, esta distinguida dama, incurable diarréica verbal, deba clamar por una pelela para depositar allí todos sus arrepentimientos.
   Igual que le ocurrió con nuestro Papa Francisco, por si no lo recuerda.

¿BANCAS O FUEROS?

   El empecinamiento menemista por volver a ocupar la gobernación riojana mueve a especulaciones no tan angustiantes como las que seguramente se ha venido planteando Carlos Saul I de Anillaco, a quien se le termina el mandato legislativo que resultó funcional al kirchnerismo en varias reñidas votaciones.
   Por eso tan cierto que la política es el arte de lo posible, el ciudadano se pregunta si tales pretensiones se fundamentan en la vocación de servicio -que es una forma de patriotismo- o en el miedo a esa señora de balanza y ojos vendados que a veces administra justicia.
   El tema en muchos casos, es que la duda domina al ciudadano, que no sabe si el candidato busca acceder a una banca con legítimas aspiraciones de servir al prójimo, o se ilusiona en alcanzar el escaño que le asegure que nadie mirará su desempeño hacia atrás.
   La falta de alternancia de los colores políticos en el poder es lo que a veces mueve a suspicacias por eso de la garantía implícita de no investigar el pasado de nadie, si se trata de personajes de la misma corriente de pensamiento.
   Todos se han lanzado en campaña a una pileta sin agua y no pueden desconocer que han violado la ley electoral que estipula plazos y tiempos para hacerlo.
   En las paredes ya abruman con las pegatinas y las pintadas, mientras que por teléfono nos acosan con pretendidas encuestas que no son tales, sino descaradas maniobras proselitistas.
   ¿Qué pasará?
   Nada, porque les impondrán una sanción más efectista que merecida, pagarán la multa, pero la travesura ya está hecha y es imposible dar marcha atrás al promesómetro que todos pusieron en acción.
   Lo que se llama tener la sartén por el mango, y el mango también.

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