Desgrabación
de los comentarios del periodista Gonio Ferrari en su programa “Síganme los
buenos” del 30-08-15 emitido por AM580 Radio Universidad de Córdoba
FREUD SE HARIA UN PIC-NIC
Por eso de hurgar en las mentes ajenas,
Freud llegó a impensadas conclusiones que incluso cambiaron el curso de la
historia por sus implicancias.
Lo que hubiera dado Freud en vida,
seguramente un elevado precio, por evaluar el contenido y el significado de
ciertos actos fallidos cometidos por muchos de nuestros funcionarios, que por
ser encumbrados es que más trascienden y se transforman en comidilla de
pasillos políticos y mentideros.
Confundir dentro de un contexto los vocablos
“soja” y “droga” puede que desnude ocultas preferencias alimentarias o
viciosas, diría algún experto en consultas de diván.
Y equivocarse en la relación de una heroína
como Macacha y no Machaca Güemes evocándola como hermana del libertador del
Norte nacional y popular, es navegar por mares cercanos a lo incestuoso, según
concluiría algún sicólogo avezado.
De todas maneras los papelones perpetrados
por el ultra mega ministro Anibal Fernández y por nuestro cordobés genuino,
ahora aquerenciado sureño y candidato del modelo a la vicepresidencia de la Nación , son insalvables
gracias a la insobornable vigencia de los archivos.
Con toda certeza que algún sicólogo alejado
de los postulados “K”, tiene derecho a pensar en el poco respeto que se siente
por los interlocutores de ambos jerarcas, o por el auditorio presto a
escucharlos.
Sería prudente que alguno de los cientos que
conforman esos parasitarios cuerpos de asesoramiento en actuación, vestuario,
manejo de pausas y silencios y creación espontánea de dichos ocurrentes, tenga
la patriótica bondad de por lo menos hacerlos estudiar algo del tema al que se
habrán de referir en sus discursos o contactos mediáticos.
No sería otra cosa que un simple homenaje a
la seriedad.
SIGAMOS PERDIENDO EL
TIEMPO
Como en una posta olímpica, entre De la Sota y Juan Schiaretti se
vienen prestando el poder alternándose en su ejercicio y será la historia la
que determine si esa manera de gobernar resulta positiva o no.
Supongamos que es una brillante manera de
asegurarse dos aspectos salientes: la continuidad de los planes, proyectos y
realizaciones que pueden haber quedado pendientes y por otra, la certeza que
nadie en los próximos cuatro años podrá importunarlos con preguntas capciosas o
complicadas.
En el caso que tomemos tal modalidad -esa de
sucederse- como positiva, sería lo ideal que sus directos protagonistas
hicieran lo mismo abreviando los períodos de transición y mejorando en
consecuencia la calidad de vida de quienes integran el sector de los
gobernados.
¿De la Sota confiscó por seis meses los aumentos a los
jubilados, obligándolos a cobrar monedas ya envilecidas por la inflación?
¿Aplicó un impuesto trucho sobre los combustibles que se comercian en Córdoba?
¿Se olvidó de luchar contra el narcotráfico que es dueño y señor de la
provincia?
Pues bien… el bueno de Juan tiene hasta
diciembre, ya que De la Sota
es del mismo palo, para arreglar las cosas de manera tal que le aseguren
cumplir con las promesas que fueron eje de su campaña que lo llevó a gobernador
electo otra vez.
Que se olvide del faro sin mar, del
castigado camino de El Cuadrado, de la presión impositiva, del descontrol en
las filas policiales por falta de conducción, del estado de latente conflicto
entre los de uniforme azul y de otras situaciones comprometidas.
Ya que va a suceder a su amigo, que
Schiaretti se preocupe, en estos meses que nos separan de diciembre, de unir a
los cordobeses en un marco de escenarios positivos dejando de lado todo aquello
que desde años vienen prometiendo los dos, nunca hicieron y ahora tienen la
oportunidad de obrar con grandeza.
Y dejarse de
amagar con lo que piensan
hacer, porque está visto que en ese aspecto, ambos padecen agudas desmemorias.
Los tiempos políticos son importantes para
ellos.
Los avasallados tiempos del pueblo son
irrecuperables.
TUCUMAN NOS DUELE A TODOS
No es
la primera vez que desde el poder se instaura directa o indirectamente esa
disyuntiva de hierro que es “nosotros o el caos”, por lo general como casi
postrer recurso de asegurarse la continuidad incluso en el marco de la ley y
con respeto al democrático mecanismo de la elección por la vía del sufragio.
Por aquello tan viejo que es preferible malo
conocido que bueno por conocer, no son pocos los que sucumben al espejismo del
demagógico paraíso, especialmente para aquellos elegidos que optaron por aceptar
la dádiva disfrazada de inclusión social que reemplaza a la más alta de las
dignidades que es el trabajo.
Y adhiriendo a una modalidad que en los
últimos años de la historia argentina no ha sido privativa de algún gobierno
sino un distintivo de casi todas las expresiones del populismo, la industria de
la vagancia es la que muestra -en las estadísticas serias- un crecimiento que
es paralelo al descenso en la calidad de vida de la que fuera tiempo atrás una
lozana clase media.
La decadencia de la educación que ahora nos
coloca lejos del liderazgo sudamericano que solíamos lucir con orgullo, es para
los entendidos una acabada demostración de la inconsistencia en los cimientos
sobre los que se edifica la grandeza de un país y el bienestar de sus habitantes.
Otro de los alarmantes índices de la
decadencia es la penosa fragmentación de la sociedad, allí donde la
intolerancia y el autoritarismo han conseguido quebrar fraternas amistades,
desuniendo a núcleos familiares otrora férreamente consolidados en las buenas y
en las malas.
La imposición de la duda y del miedo han
sido políticas a las que apelaron tanto el fascismo como el comunismo desde su
variado abanico del pensamiento, como mecanismo para garantizar fidelidades
hacia adentro y prepotencia hacia fuera: se coincide con ellos o se pasa a ser
el más despreciable de los enemigos como parte de un sistema perverso sostenido
por el terror y la dependencia que inspira.
El clientelismo es un alimento infaltable
que no requiere otro esfuerzo que la sumisión incondicional, y la tácita
imposición de multiplicar esa especie de ideología del ocio rentado, lejos de
la transpiración y del sacrificio.
Tal el panorama que globalmente se advierte
y se concentra ahora en Tucumán, probablemente a la sombra de uno de los tantos
carteles vistos en las manifestaciones que tuvieron como agitado escenario a la
plaza principal del jardín de la república: “Cuna de la independencia, tumba de
la democracia”.
Desde cualquiera de las dos veredas que se
analice lo ocurrido allí en los últimos días, da lugar a una interpretación
desapasionada, para concluir que las exageraciones no tuvieron excepciones en
cuanto a su origen: el poder abusó de la represión y la oposición tuvo una
desmedida actitud de victimización.
Cada
uno de los sectores buscó capitalizar las anormalidades que se observaron en el
acto comicial y sus escandalosas derivaciones, llamando la atención que la
justicia lugareña ni la federal hayan intervenido en salvaguarda del respeto a
las leyes: quemar urnas no es fraude, maltratar y lastimar a ciudadanos,
repartir bolsones casi junto a los centros de votación, falsear cómputos o
amasijar a un camarógrafo parece que tampoco.
Actas que no coinciden ni por asomo con lo
expresado por los sufragantes pasaron a ser un hecho común, lo mismo que las
urnas vacías o previamente colmadas, la histeria y la soberbia de la cúpula
gobernante y de la primera dama provincial que solo revalidó títulos anteriores
en tal sentido, o el intento de “colar” 3000 votos al recinto donde se hacía el
escrutinio.
Un escándalo tan diverso como brutal “se
arregló” con un par de sanciones.
A todos nos duele Tucumán y no es sólo una
frase porque desde el poder se revitalizó la vigencia del miedo esgrimido por
el feudalismo allí imperante, nacido en la impunidad, el sobresalto y el
silencio.
No es bueno el clima que se pretende
instaurar a menos de dos meses de la elección presidencial.
Porque en esa instancia más que la
continuidad o no de un modelo, se jugará la libertad o no de muchos personajes
-de una vereda y de la otra- que han prostituido y ultrajado el republicano
estilo de ejercer la democracia.
Sabiamente, años atrás Hugo Wast supo decir
“Que nadie se vaya a dormir teniéndote miedo, pues se despertará teniéndote
odio. Si quieres que te quieran no te hagas temer”.
Torturas no son solamente los vejámenes
físicos, la capucha y el secuestro.
Ahora y para muchos en Tucumán, es como si
Bussi aún desgobernara.
EL MISTERIO DE LA
URNA VACÍA
Sobre que éramos pocos, la
nona tuvo un atraso.
El panorama posterior a los comicios
tucumanos se enrareció de tal manera que desde todos los sectores se
visualizaban probables fraudes en contra, con mil maniobras imaginables.
Así fueron pasando las urnas quemadas, los
bolsones que se repartían a la vuelta de las escuelas donde se votaba, las
urnas ya repletas de votos que llegaron a las mesas, las conductas de algunos
fiscalizadores, la tardanza en dar a conocer los números y otras modalidades de
la trampa, inéditas o conocidas.
Pero faltaban dos, al menos hasta ahora.
Una, la urna vacía que apareció en el
recinto donde se realiza el tedioso escrutinio y la otra, esa encendida
sospecha que cae sobre quienes procesaron
las comunicaciones desde el correo hasta el centro de cómputos.
Y aquí entran a jugar las versiones que
descalifican o santifican al sector adversario, más que nada en un intento por
quitarse la molesta opresión que provoca la soga alrededor del cuello.
Las malas lenguas -esas que nunca faltan con
su origen y destino de conventillo- aseguran que se perpetraron innumerables
travesuras con muchos de los telegramas
que procesaba el personal de Correo Argentino, lo que contribuía especialmente
en puntos del interior, que a veces el oficialismo obtenía tantos votos a cero
de sus adversarios, dando a entender que ni siquiera el fiscal de mesa había
votado por su partido.
Algún viso de seriedad tuvo entonces esa
rareza, cuando se supo que los encargados de esa operación en el correo, estaba
a cargo de militantes de La
Cámpora.
Hay veces que contra argumentos tan sólidos,
es inútil siquiera seguir preguntando.
MÁS DE LA
MEGACAUSA
Continuando con la bibliografía de las
Naciones Unidas, organismo que se ocupa arduamente del tema prisión preventiva,
éste cuestiona entre otras cosas: ¿Cuál es la política de la Fiscalía en materia de
prisión preventiva? ¿Solicita la prisión en todos los casos en que sea posible
o existen protocolos que permiten valorar el riesgo potencial de fuga del
acusado y el peligro que éste entraña? ¿Se utiliza la prisión preventiva
prolongada para conseguir declaraciones de culpabilidad?
Las preguntas son textuales y parecen haber
sido escritas para la causa del Registro, en la que la prisión preventiva fue
seriada, sistemática y prolongada, convirtiéndose en herramienta extorsiva para
forzar culpables.
Se plantea, además, que la responsabilidad
no se agota en la Fiscalía ,
ya que corresponde a un Tribunal decidir si el acusado deberá permanecer o no
en prisión preventiva y evaluar su duración.
Por eso pregunta: ¿Establece la legislación
el plazo máximo de prisión preventiva? ¿Cuál es? ¿Se pueden ampliar los plazos?
¿Quién toma la decisión y en función de qué criterios lo hace?
El documento recuerda que Las Reglas
de las Naciones Unidas prevén que “sólo se recurrirá a la prisión
preventiva como último recurso”.
También a medida...en esta causa los
imputados superaron el máximo de prisión establecido por la ley, y, agravando
el hecho de ya haber convertido en regla lo que debe ser excepcional, el máximo
tribunal cordobés autorizó más cárcel aún, alegando una cuestionada "causa
compleja".
Concluye el organismo internacional que el
uso o el abuso de la detención es un indicador de la calidad de Justicia que el
sistema dispensa y el rigor con que los jueces apliquen las normas y reglas
internacionales es un reflejo de su integridad, así como de la de los
Tribunales y del sistema judicial.
Como el abuso de la prisión preventiva y el
distanciamiento de la normativa internacional son objetivos y verificables,
la más elemental comprensión de texto permite inferir la
"calidad" de Justicia y la "integridad" judicial
dispensados en la causa.
CHINA Y SU SALTO ADELANTE
Según sostienen los historiadores que algo
conocen, Mao
Zedong fue responsable
de la muerte de más de 70 millones de personas en tiempos de paz, más que
ningún otro líder del siglo XX.
Más allá de lo que haya cambiado China en
el último cuarto de siglo, con sus rascacielos imponentes en Shanghai y los nuevos ricos
estrenando mansiones en las afueras de Beijing, los años no han pasado.
El pequeño “Libro rojo” en el que Mao
plasmó sus teorías se vende en tiendas de recuerdos y su imagen paternal
adorna los billetes de 100 yuanes.
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El Gran Salto Adelante fue una serie de
medidas económicas, sociales y políticas implantadas en la República Popular
China por el gobierno del Partido Comunista de China a finales de la década de
1950 y principios de la del ‘60 para aprovechar el enorme capital humano del
país para la industrialización.
El fracaso de estas medidas, unido a una
serie de catástrofes naturales, produjo una hambruna que, según la mayoría de
las estimaciones, provocó la muerte de entre 20 y 30 millones de personas.
El Gran Salto Adelante
tomó diferentes elementos de la historia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas para
combinarlos en una única y original fórmula china. La idea era la de
colectivizar y crear comunas como unidades económicas autosuficientes, que
incorporaban la industria ligera junto a proyectos de infraestructuras.
Influyó asimismo la herencia histórica de
China, en la que la lealtad de las autoridades locales al centro del poder se
demostraba obteniendo buenos resultados en la implantación de las políticas
impulsadas por éste, al igual que hacía la pequeña nobleza en los tiempos
imperiales.
La docilidad del campesinado chino y el
culto a la personalidad en la figura de Mao y la confianza que el pueblo sentía
hacia él, llevó a estos campesinos a un paroxismo colectivo de trabajo.
Durante un tiempo, explotando el recurso
natural más importante de China, pareció que el gran salto funcionaba y en
1958, las cosechas fueron enormes y el gobierno requisó una cantidad récord de
cultivos.
El año siguiente fue desastroso para la
agricultura a causa del mal tiempo y de la diversificación del trabajo en las
granjas, pero los requisitos del gobierno no disminuyeron, de modo que los
campesinos, sin comida, empezaron a morir de hambre (entre 1959 y 1962 murieron
veinte millones).
Mao reconoció el desastre, pero se negó a
disculparse. Explicó a sus partidarios que Confucio, Lenin y Marx también
habían cometido errores.
Es para rogar que trasladado este modelo o
parte de él a los tiempos actuales y a nuestra tierra, no tengamos que padecer
sus penosas consecuencias finales, aunque los pasos intermedios se vengan dando
con alto grado de similitud.
Se me ocurre pensar que los argentinos
merecemos un destino mejor que el de tantos millones de desafortunados allá, en
las antípodas geográficas, culturales, ideológicas y políticas.
HOMENAJE EN VIDA
La intendenta
de Laguna Blanca, en la provincia del Chaco, aceptó chocha y gustosa que los
vecinos le pusieran su nombre a una escuela inaugurada días atrás en esa
población siguiendo los postulados históricos del peronismo de antaño, cuando
todo lo que se inauguraba, se descubría o trascendía, llevaba el nombre del
general gobernante o de su segunda esposa.
Como la situación de la intendenta chaqueña
va más allá de su óptima relación con el ex lenguaraz nacional y popular Coki
Capitanich, gobernador asimismo de esa provincia donde cientos de nativos pasan
necesidades, es para ganar tiempo y contarles una pequeña historia que el
gorilismo del siglo pasado hacía correr.
Le explicaron que eso podía darse sólo en
casos excepcionales, a la vez que le pidieron refiriese el suyo.
Mire, jefe, dijo el ciudadano. Me llamo Juan
Barrionuevo, pero quiero llamarme Juan Perón.
¡Usted está loquito” le gritó el funcionario
del registro civil, a la vez que le requería fundamentos.
Le cuento jefe. Se lo pido, porque a todos
los barrios nuevos le pusieron Perón.
Es solo un cuentito, pero alguien tendría
que hacérselo conocer a Claudia Lorena Panzardi, intendenta de Laguna Blanca,
Chaco, quien ha comenzado a transitar por la senda de donde no se regresa.
¡BASTA DE MONARQUÍA!
En el país existe más de un centenar de
fiestas populares que incluyen concursos de belleza y elección de reinas,
princesas y miss simpatía y de otros rubros y en su mayoría, estos certámenes
son impulsados por organismos nacionales, provinciales o municipales, con el
fin de fomentar el turismo local o de promocionar la producción regional.
Ahora ese festivo panorama corre el riesgo
de sufrir notables cambios, porque un proyecto de ley de la diputada nacional
Gloria Bidegain, del Frente para la
Victoria busca regular estos concursos para terminar con los
estereotipos de género.
La comisión de cultura de la Cámara de Diputados
discutió la iniciativa de la legisladora y la aprobó con dictamen favorable y ahora
tiene que tratarse en la comisión de familia y, de aceptarse, pasará al
recinto.
“La violencia no empieza con el crimen que
es la forma más extrema, sino que comienza con la cosificación y la violencia
simbólica. La movilización “Ni Una Menos” demostró que estamos en un momento
terrible y esta es una de las formas para propiciar cambios culturales”,
comentó la legisladora Bidegain.
La diputada contó que la idea del proyecto
surgió cuando la invitaron a ella y a sus pares, Luis Basterra y Juliana Di
Tullio, a una fiesta popular en una provincia.
“Quedamos shockeados viendo que a las chicas
se las trataba como en un remate de ganado. Ahí dijimos ´tenemos que hacer
algo´ y comenzamos a trabajar en la propuesta”, relató.
De aprobarse la norma, las miss, princesas y
reinas serán reemplazadas por la figura de “representantes”. No es el fin de
los concursos pero sí de las coronas, los cetros y las bandas de las
reinas. “Se acaba con todo ese lenguaje monárquico”, dijo la diputada del
Frente para la Victoria
y detalló: “No queremos prohibir esas celebraciones sino regularlas”.
Maravillosa la iniciativa de estas damas
legisladoras, aunque hayan pasado por alto un detalle fundamental: el respeto
por las prioridades.
Porque antes que eso, debieran fijarse en la
marginación femenina en distintos ámbitos, en la desatención de las madres jóvenes
en provincias pobres; en los ataques contra mujeres para los que el botón antipánico
no alcanza a evitar muertes; en la desnutrición de ciertas comunidades
aborígenes y vecinas de las grandes urbes y en otros casos que son absolutamente
más trascendentes.
Todo esto, siempre y cuando no se descubra
que la intención oculta de las autoras de ese proyecto inútil, busquen
notoriedad por intermedio de las mujeres.
Y eso si, sería cosificarlas políticamente.
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