GRUPOS CORDOBESES DE
IZQUIERDA
YA EN CAMPAÑA PARA EL
MACRISMO
Como bien se sabe, los costos
de las campañas proselitistas son tan elevados que por lo general los partidos
políticos más pudientes reciben buen dinero del Estado, aunque deben afrontar
esos enormes gastos apelando a las cenas “de contribución” para asistir a las
cuales es preciso abonar costosísimos derechos, como por ejemplo que una
tarjeta para un magro “menú ejecutivo” se cotiza a 10 mil pesos y después la
mayoría de los asistentes termina encontrándose frente a un carrito de chori,
en cualquier pizzería o comiendo un tostado en algún bar al paso.
Los partidos más modestos, con
menos número de votantes en el último acto comicial que es lo que determina la
contribución estatal para su campaña, apelan a otros subterfugios tendientes a
conseguir fondos necesarios para cartelería, engrudo, pintura y todo lo
imaginable para publicitar sus plataformas y a sus candidatos. Pero sus miras
financieras no son tan amplias porque el empresariado no mantiene con ellos
buenas relaciones o por cualquier otra causa y se deben contentar con la
clásica “vaquita” o “polla” entre los mismos postulantes y sus más allegados.
Y los que casi no figuran en la
cuenta de sufragios, se limitan a las antiguas “ferias de platos”, ventas de
empanadas caseras, stickers y banderitas partidarias. Y todo hecho a
rigurosísimo pulmón.
Es por eso que seguramente los
macristas de “Cambiemos” y sus concubinos políticos deben haber tomado con
beneplácito y alegría los desmanes que provocaron en el centro de Córdoba
muchos de los participantes en la que fue convocada como una edición más de la
“marcha de la gorra” para protestar contra el excesivo rigor policial y su
pésima costumbre del “gatillo fácil” e identificados con carteles y estandartes
setentistas y de algunos sectores de la izquierda nacional & popular.
Pintarrajearon paredes,
hicieron desfilar a su escuadrón de caras tapadas y garrotes incluyendo a su
rama femenina, ensuciaron muros de iglesias, rompieron el frente y el interior
de una financiera, quemaron contenedores de basura y atacaron a los Mac Donald,
allí donde a veces se los suele ver -a los mismos manifestantes en actitud
sociable- manducándose generosas hamburguesas acompañadas con la más
imperialista de las bebidas gaseosas.
Ni siquiera hubo que esperar la
explicación, porque ya la tenían hecha con papel carbónico desde marchas
anteriores, sosteniendo que los actos de vandalismo eran responsabilidad de los
“infiltrados”, aunque ellos, los organizadores, no se hayan tomado el trabajo
de neutralizarlos para evitar confusiones y acusaciones.
Pasó lo que pasó, y a la hora
de evaluar los efectos de tales actos reñidos con la convivencia y el respeto
por la ciudad, surje con claridad que si existió algún beneficiario de tanto
perjuicio, caos y estropicios que para la gente asumen la forma de “confesión
de intenciones, miras y objetivos”, ese es “Cambiemos” que seguramente de
alguna manera les hará conocer su agradecimiento.
Esos plácemes, a veces, van en
las urnas.
Gonio Ferrari
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Su comentario será valorado