HITLER YA LO HIZO: MANEJABA
A LOS NIÑOS DESDE EL JARDÍN
Para qué vamos a gastar espacio
en refrescar algunas adormecidas y archiconocidas historias, si con solo
ejercitar un poquito la memoria recordaremos -o muchos lo leyeron- que una de
las mayores preocupaciones de Adolf Hitler en su delirio de la unificación del
pensamiento ario era captar las mentes inocentes de los niños.
La contaminación ideológica
comenzaba antes de la primaria, si es que por entonces -seguramente que sí-
existían los jardines de infantes; después se llegaba a la incorporación a las
“juventudes hitlerianas” y poco a poco se iba consolidando el fanatismo con el
triste y pavoroso resultado que ya conocemos, con criaturas disfrazadas de
soldados, fusil en mano, casco de acero y una patética expresión de terror en
la mirada: fueron la última “carne de cañón” utilizada en los días previos a la
derrota final del Eje.
Salvando las distancias y para
no caer en tremendismos, la utilización de los niños en esta anticipada campaña
proselitista encarada por el remanente kirchnerista, alentado por su legítima
victoria en Buenos Aires en esa competencia entre un Mercedez Benz y un Citroen
3CV, es repudiable la utilización que desde la conducción sindical docente se
hace de dos elementos que debieran ser respetados: la niñez y el drama que
representa el incierto destino o paradero de Santiago Maldonado.
No es el gremio docente el que
unilateralmente establece la currícula porque al hacerlo, está avasallando
entre otros, los derechos de los padres a ser partícipes de la educación y la
formación de sus hijos.
Todos los otros análisis y
evaluaciones que se puedan hacer con el apuro de quienes perdieron el poder,
por recuperar a cualquier precio el terreno perdido en una especie de carrera
contra los tiempos que maneja la Justicia y los telones que se van corriendo
con relación a la “década ganada”, serán las actitudes que en defensa propia,
adopte la sociedad en su conjunto.
Es absolutamente comprensible
la inquietud sumada a todas las sospechas que genera el caso Maldonado, pero la
realidad permite advertir que como en todos los enfrentamientos, represiones,
ataques, etc. no consiguieron el muerto necesario para enarbolar como bandera,
Maldonado les viene de regalo.
Pero utilizar en esta campaña a
los niños, es de una bajeza imperdonable.
Gonio
Ferrari
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